1. Atanasio (Αθανάσιος) fue obispo de Alejandría, nacido
alrededor del año 296 y fallecido el 2 de mayo del año
373. Se considera santo en la Iglesia Copta, en la
Iglesia Católica, en la Iglesia Ortodoxa y en la Iglesia
Anglicana, además de doctor de la Iglesia Católica y
padre de la Iglesia Oriental.
2. Atanasio (Αθανάσιος)
fue obispo de Alejandría,
nacido alrededor del año
296 y fallecido el 2 de
mayo del año 373. Se
considera santo en la
Iglesia Copta, en la
Iglesia Católica, en la
Iglesia Ortodoxa y en la
Iglesia Anglicana,
además de doctor de la
Iglesia Católica y padre
de la Iglesia Oriental.
3. San Hilario de Poitiers fue un
Obispo y escritor, santo,
Padre y Doctor de la Iglesia
nacido a principios de siglo IV,
hacia 315, en Poitiers
(Francia) y fallecido en esta
misma ciudad en 367.
4. Efrén (o Efraín) de Siria, también conocido como Efraín de Nísibe o Nisibi,
fue un diácono y escritor, santo, Padre de la Iglesia y Doctor de la Iglesia
sirio nacido en Nusaybin (Turquía) —entonces en la provincia romana de
Mesopotamia— en 306 ca.1 y muerto en Edesa en 373. Ya en su tiempo
fue conocido como «el Místico», con el apelativo de «El arpa del Espíritu».
Desde joven quedó marcado por la vida intolerante de su padre, que era
un tenaz pagano. Efrén, hostigado por su padre porque había abrazado el
cristianismo, huyó de casa para evitar malos tratos y acudió a su obispo,
quien lo acogió. El obispo Jacobo de Nisibe logró su plena formación y
conversión (324). Más tarde, le ordenó diácono y, a pesar de la insistencia
del obispo para que se ordenara como presbítero, él siempre renunció
porque no se veía digno.
Fundó una escuela de teología en Nesaybin que se distinguió por su alto
grado de preparación y por el esplendor de sus alumnos. Cuando la
escuela estaba en su apogeo, llegó una invasión persa y los sasánidas se
apoderaron de su región natal. Efrén cruzó la frontera y fundó la escuela
en Edesa dentro del Imperio romano. Aquí se convirtió en el gran defensor
de la doctrina cristológica y trinitaria en la Iglesia siria de Antioquía.
Escribió mucho: hizo el comentario de toda la Biblia, compuso poemas que
sustituyeron a los cantos empleados en las fiestas populares de los
paganos. La Iglesia antioquena se unió a él y sus himnos fueron el inicio de
la práctica del canto en la liturgia cristiana.
Es uno de los poetas más grandes en lengua siria. Vivía con absoluta
austeridad.1
Fue proclamado Doctor de la Iglesia por Benedicto XV en 1920.
5. San Cirilo de Jerusalén (en
griego: Κύριλλος Α΄
Ἱεροσολύμων) (315 - 386)
Obispo griego y miembro
destacado de la patrística. Es
venerado como santo tanto
por la Iglesia Católica como
por la Iglesia Ortodoxa. En
1883 fue declarado doctor de
la Iglesia.
6. San Basilio de Cesarea (ca. 330 -1 de enero,
379), llamado Basilio el Magno (griego: Μέγας
Βασίλειος), fue obispo de Cesarea, y
preeminente clérigo del siglo IV. Es santo de la
Iglesia Ortodoxa y uno de los cuatro Padres de
la Iglesia Griega, junto con San Atanasio, San
Gregorio Nacianceno y San Juan Crisóstomo.
Basilio, Gregorio Nacianceno, y Gregorio de Nisa
(hermano de Basilio) son denominados Padres
Capadocios. Es santo y doctor de la Iglesia
Católica.
San Basilio es el nombre que en la tradición
griega lleva Papá Noel. Es él quien se cree que
visita a los niños el primero de enero (cuando
tiene Basilio su festividad). Se corresponde con
San Nicolás que aparece el día de Navidad, o
con los Reyes Magos, que llegan el 6 de enero.
7. Gregorio Nacianceno (nacido en Nacianzo, Capadocia del
Imperio romano, 329 y fallecido en el mismo lugar en el 25 de
enero de 389), también conocido como Gregorio de Nacianzo o
Gregorio el Teólogo, fue un arzobispo cristiano de
Constantinopla del siglo IV.1 Está ampliamente considerado
como el más completo estilista retórico de la patrística.2 Como
orador y filósofo formado en la tradición clásica, introdujo
elementos helenísticos en la iglesia primitiva, estableciendo el
paradigma de los teólogos y eclesiásticos bizantinos.3
Gregorio influyó significativamente en la forma de la teología
trinitaria tanto en los padres griegos como latinos, y es
recordado como el «teólogo trinitario». Gran parte de su obra
teológica sigue influyendo en los tratados modernos,
especialmente en relación con las tres personas de la Trinidad.
Junto con Basilio el Grande y Gregorio de Nisa, es conocido
como uno de los Padres Capadocios.
Gregorio es un santo tanto para la iglesia católica como para la
ortodoxa. La iglesia católica lo incluye entre los Doctores de la
Iglesia; entre los ortodoxos orientales y las iglesias orientales
católicas es reverenciado como uno de los Tres Santos Jerarcas
junto con Basilio el Grande y Juan Crisóstomo.
8. San Ambrosio de Milán
(Tréveris, c. 340 - Milán, 4 de
abril de 397) fue un destacado
obispo de Milán, y un
importante teólogo y orador.
Hermano de santa Marcelina,
es uno de los cuatro Padres
de la Iglesia Latina y uno de
los 33 doctores de la Iglesia
católica.
9. Eusebio Hierónimo de Estridón1 o Jerónimo de Estridón
(Estridón, Dalmacia, c. 340 – Belén, 30 de septiembre de 420),
San Jerónimo para los cristianos (en latín: Eusebius Sophronius
Hieronymus; en griego: Εὐσέβιος Σωφρόνιος Ἱερώνυμος),
tradujo la Biblia del griego y el hebreo al latín. Es considerado
Padre de la Iglesia, uno de los cuatro grandes Padres Latinos. La
traducción al latín de la Biblia hecha por San Jerónimo, llamada
la Vulgata (de vulgata editio, 'edición para el pueblo'), ha sido,
hasta la promulgación de la Neovulgata, en 1979, el texto bíblico
oficial de la Iglesia católica romana.
San Jerónimo fue un célebre estudioso del latín en una época en
la que eso implicaba dominar el griego. Sabía algo de hebreo
cuando comenzó su proyecto de traducción, pero se mudó a
Belén para perfeccionar sus conocimientos del idioma. Comenzó
la traducción en el año 382 corrigiendo la versión latina
existente del Nuevo Testamento. Aproximadamente en el año
390 pasó al Antiguo Testamento en hebreo. Completó su obra
en el año 405. Si Agustín de Hipona merece ser llamado el padre
de la teología latina, Jerónimo de Estridón lo es de la exégesis
bíblica. Con sus obras, resultantes de su notable erudición,
ejerció un influjo duradero en la forma de traducción e
interpretación de las Sagradas Escrituras y en el uso del latín
como medio de comunicación en la historia de la Iglesia.