Este documento proporciona una descripción detallada de la anatomía y fisiología del aparato urinario, incluyendo los riñones, uréteres, vejiga y uretra. Explica cómo los riñones filtran la sangre para formar orina a través de unidades funcionales llamadas nefronas, y los procesos de filtración, reabsorción y secreción que tienen lugar a lo largo del túbulo renal. También describe las hormonas involucradas en la regulación del volumen y composición de la orina, como la AD
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Aula Virtual Fuden
Enfermería Médico-Quirúrgica
Revisora
Sara Monge Martín
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1. INTRODUCCION. RECUERDO ANATOMO-FISIOLOGICO
El aparato urinario, cumple un papel fundamental en el mantenimiento de la homeostasis,
ya que es el principal encargado de la eliminación de los productos tóxicos consecuencias
del metabolismo celular. Igualmente mediante la regulación de los líquidos y la retención o
eliminación de electrolitos, el aparato urinario consigue gran parte del equilibrio ácido-base.
El aparato urinario comprende los riñones, uréteres, vejiga y uretra.
RIÑONES
Los riñones tienen una forma similar a la de una judía, de superficie lisa y de color rojo
oscuro. Sus dimensiones medias son de 12 cm de longitud, 6 cm de anchura y 3 cm de
espesor; su peso es de 140-150 gr en el hombre y de 125 a 130 gr en la mujer. Se hallan
localizados en una posición retroperitoneal, es decir, son posteriores al peritoneo parietal
y están contra la pared posterior del abdomen. Están dispuestos a cada lado de la
columna vertebral y se extienden desde la duodécima vértebra dorsal (D12) hasta la
tercera vértebra lumbar (L3). Por lo general, el riñón derecho está un poco más bajo que
el izquierdo, por el espacio que ocupa el hígado. El derecho limita por arriba con el
diafragma y el hígado, y el izquierdo con el diafragma. Por delante se encuentran las
vísceras abdominales.
En el riñón podemos distinguir dos bordes, uno exterior convexo y uno interior cóncavo.
En su borde interior se forma el hilio renal, en el que se localizan la arteria y la vena
renales (que irrigan todo el órgano), y la pelvis renal, por donde se comunican con los
uréteres. También podemos distinguir dos polos. El polo superior está cubierto por un
órgano de forma de cojinete aplastado, que es la cápsula suprarrenal, glándula de
secreción interna.
Cada riñón está cubierto por una cápsula de tejido fibroso. La parte más externa o corteza
renal se adentra hacia la médula formando las columnas renales o de Bertin. En la
médula se diferencian de 8 a 11 estructuras de forma piramidal, con la base hacia la
corteza y la punta hacia el hilio, que se denominan pirámides renales o de Malpighi. En la
punta se forma la papila renal. La unión de dos o tres papilas da lugar a los cálices
renales, los cuales se unen para formar la pelvis renal, que abandona el hilio renal para
unirse al uréter.
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Los riñones son órganos muy vascularizados. Cada minuto fluyen a través de ellos
alrededor de 1200 ml de sangre; es decir, un 25% del gasto cardíaco.
La arteria renal, procedente de la aorta abdominal, lleva la sangre a cada riñón. Entre las
pirámides de la médula renal, las ramas de la arteria renal forman las arterias
interlobares, que se extienden hacia la corteza. Dichas ramas forman unos arcos por
encima de las bases de las pirámides, que son las arterias arciformes. De ellas parten
las arterias interlobulillares que penetran en la corteza. Las ramas de las arterias
interlobulillares forman las arteriolas aferentes, que se ramifican en redes capilares
denominadas glomérulos. La sangre que abandona los capilares glomerulares fluye
hacia las arteriolas eferentes, y desde ahí hacia los capilares peritubulares (alrededor
de los túbulos), de donde salen los vasos rectos que penetran en la médula siguiendo al
asa de Henle. La sangre retorna finalmente por las vénulas y las venas arciformes, que
se continúan con la vena renal en su camino hacia la cava inferior.
Así, la sangre discurre a través de los riñones siguiendo este esquema:
Arteria interlobulillar
↓
Arteriola aferente
↓
Glomérulo
↓
Arteriola eferente
↓
Capilares peritubulares (y vasos rectos)
↓
Vénulas
↓
Vena interlobulillar
La unidad funcional del riñón es la NEFRONA, encargada de filtrar el plasma sanguíneo y
formar orina. Existen alrededor de 1,25 millones de nefronas en cada riñón, y el conjunto
de todas las nefronas comprende la corteza cortical.
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Cada nefrona contiene las siguientes estructuras:
• Corpúsculo renal, se localiza en la corteza renal, y está formado por la cápsula
de Bowman y el glomérulo que se encuentra en su interior.
• La cápsula de Bowman es una estructura de células endoteliales que se
disponen en dos capas que rodean al glomérulo. Éste es en realidad una red
capilar con una arteriola aferente y otra eferente, formando un ovillo en el
interior de la cápsula de Bowman.
• De la cápsula de Bowman salen los túbulos contorneados proximales,
formados por células epiteliales. Estos túbulos rodean el corpúsculo y ocupan la
zona de la corteza de las pirámides de Malpighi. Se continúa con el Asa de
Henle, constituida por unos túbulos rectos que descienden y se introducen en la
zona medular de las pirámides para luego volver a ascender hasta alcanzar de
nuevo la corteza. A continuación se forman los túbulos contorneados
distales, que vuelven a enrollarse para acabar desembocando en los túbulos
colectores, donde también desembocan otros túbulos contorneados distales de
diferentes nefronas.
• En el punto donde la arteriola eferente contacta con el túbulo contorneado distal
se encuentra el sistema yuxtaglomerular. Esta estructura es muy importante
para mantener la homeostasis del flujo sanguíneo, ya que secreta de manera
refleja renina cuando desciende la presión sanguínea en la arteriola aferente.
La formación de orina comienza a medida que fluye sangre en el glomérulo, y tiene lugar
mediante los procesos de filtración, reabsorción y secreción. En el interior del túbulo y de
los conductos colectores, algunas de estas sustancias son reabsorbidas selectivamente
hacía la sangre y otras pasan a formar parte de la orina a medida que se desplazan a lo
largo del túbulo. Algunas sustancias como la glucosa, los cuerpos cetónicos, los cilindros
o los cálculos son resorbidas por completo y no deben estar presentes en la orina normal.
En condiciones normales, alrededor del 20% del plasma que pasa a través del glomérulo
es filtrado (180 l. de filtrado/día).
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La orina presenta un color amarillento transparente, ámbar o pajizo; y un ligero olor
amoniacal. Su densidad es de 1010 a 1030 y tiene un pH ácido (4´7 a 8). Se compone en
un 95% de agua, en la que están disueltos varios tipos de sustancias:
- Desechos nitrogenados del catabolismo proteico (urea, ácido úrico, amoniaco y
creatinina).
- Electrolitos (sodio, potasio, amonio, cloro, bicarbonato, fosfato y sulfato).
- Toxinas (p.ej, toxinas bacterianas).
- Pigmentos. Derivados de los productos de la rotura de viejos hematíes, o diversos
alimentos y fármacos que pueden contener o convertirse en pigmentos.
- Hormonas.
Los procesos que favorecen la concentración o dilución de la orina se inician con la
reabsorción, desempeñando un papel fundamental las siguientes hormonas:
- Antidiurética (ADH), secretada por la neurohipófisis. Reduce la pérdida de agua del
organismo.
- Aldosterona, secretada por la corteza adrenal, también tiende a disminuir el
volumen urinario y a conservar el agua.
- Hormona atrial natriurética (ANH), secretada por fibras musculares especializadas
de la pared auricular del corazón, que influye en la reabsorción de agua en el riñón.
Actúa indirectamente como antagonista de la aldosterona, inhibe la secreción de la
aldosterona y se opone al mecanismo de aldosterona ADH para reabsorber menos
agua y producir así más orina. De hecho, la ANH inhibe el mecanismo de la ADH
inhibiendo la conservación de agua por el organismo e incrementando el volumen
de orina.
La pelvis o bacinete renal está formada por la confluencia de los cálices renales (túbulos
de salida del glomérulo), tiene la forma de embudo y constituye el lugar de la recolección
de la orina que fluye desde la zona cortical. Una parte de la pelvis se sitúa fuera del riñón
que confluye en la parte superior del uréter.
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URETER
Es el conducto excretor de la orina hacía la vejiga. Se constituye desde el riñón hacía la
parte anterior de la vejiga hasta desembocar en la misma. Tiene una longitud media de 25
a 30 cm y un diámetro de 6 a 10 mm.
La pared ureteral se compone de tres capas: una capa interna mucosa que contiene gran
cantidad de terminaciones nerviosas libres y se encuentra en contacto con la orina; una
capa media formada por músculo liso con una trama de fibras en sentido circular y
longitudinal que permiten movimientos peristálticos; y una capa externa fibrosa.
La entrada a la vejiga está formada por una región estrecha con forma de válvula que
previene el reflujo desde la misma hacia los riñones.
VEJIGA
La vejiga es una especie de bolsa colapsable que sirve como depósito de la orina antes
de ser excretada al exterior del organismo. Es un órgano muscular cóncavo que se
encuentra situado en el abdomen, en la cavidad pélvica, formada por la pelvis.
En cuanto a la situación anatómica; en la mujer la pared posterior de la vejiga está en
contacto con el útero mientras que en los hombres está en contacto con el recto. La
superficie superior y posterior de la vejiga está recubierta por el peritoneo, que
inclinándose hacía atrás sale por encima del recto, formando entre éste y la vejiga una
bolsa llamada cavidad recto-vejigal. En las mujeres existen dos cavidades similares
debido a la situación intermedia del útero (la fosa útero-vejigal) y la (fosa útero-rectal),
ésta última es el llamado espacio de Douglas.
La vejiga urinaria de las mujeres es más pequeña y de menor capacidad que la del varón,
ya que en la pelvis el espacio está compartido con el útero.
En ambos sexos la vejiga se divide en cuerpo y fondo. El fondo es la parte inferior de la
vejiga. El cuerpo lo forma la parte superior y está recubierto por una capa mucosa que
está en contacto con la orina y formada por la continuación de la del uréter, es muy
rugosa cuando la vejiga está vacía, y se vuelve lisa cuando está llena. Por encima de la
mucosa hay tres capas de músculo liso que forman el músculo detrusor; en su parte
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interior las fibras se entrecruzan de manera variada en todas direcciones, en su capa
intermedia las fibras corren en sentido circular, y en su parte más externa lo hacen
longitudinalmente. Esta disposición de las fibras musculares confiere un gran poder de
distensión y elasticidad a la vejiga urinaria.
En su pared posterior la mucosa carece de rugosidades, tiene forma triangular (trígono
vesical) y está limitada por los dos orificios de entrada de los uréteres y el orificio de
salida de la uretra. El trígono tiene la característica de ser casi inextensible, al contrario
que el resto de la vejiga.
Los uréteres, desembocan oblicuamente en la pared posterior de la vejiga hecho que
hace que la presión ejercida por la orina sobre la pared de ésta se haga sentir también
sobre los uréteres, impidiendo que la orina pueda retroceder hacia los riñones cuando
existe un alto contenido.
Alrededor del orificio de la uretra se encuentra un anillo muscular; el esfínter interno de la
vejiga, al contraerse este músculo impide el flujo continuo de la orina hacia el exterior; al
contrario, cuando se relaja, permite el paso de la orina durante la micción. La emisión de
orina además está controlada por el esfínter uretral externo, por control voluntario, que
está inervado por fibras nerviosas del sistema nervioso somático del área sacra de la
médula.
La sensación de micción se produce cuando existen unos 200 a 300 ml. de orina, y
cuando se ha superado los 400 se siente una intensa sensación de plenitud que puede
incluso ser molesta y producir el llamado globo vesical si el contenido es superior a 500
ml. Cuando se produce retención urinaria, la vejiga es capaz de retener hasta 1000 ml. de
orina, pero esto es muy peligroso ya que debido a la hiperpresión que se produce puede
originar retracción de ésta hacía los uréteres y el riñón, y en los casos muy graves hasta
estallamiento de vejiga.
URETRA
Es el canal que conduce la orina desde la vejiga al exterior. En la mujer es mucho más
corta (3-4 cm.) que en el hombre (aproximadamente 20 cm.).
En la mujer, se abre al exterior en la parte superior del vestíbulo de la vagina.
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En el hombre se distinguen tres porciones: La uretra prostática es la porción que
atraviesa la próstata y en ella desembocan los conductos prostáticos y los eyaculadores.
La uretra membranosa es la más corta y atraviesa tejido fibroso y llega a la entrada del
pene, en ella desembocan las glándulas bulboureterales. La uretra cavernosa o
esponjosa es la porción más larga y se encuentra en el interior del pene envuelta por el
cuerpo cavernoso, lo recorre en toda su longitud y desemboca al exterior por el ápice del
glande, después de haberse dilatado en una pequeña cavidad, denominada fosa
navicular.
También la uretra esta revestida internamente por una capa mucosa y por una capa
muscular; que es en parte la continuación de los músculos de la vejiga. Por el exterior de
la capa muscular se evidencia no obstante otro músculo, el esfínter exterior o el esfínter
estriado de la uretra. En efecto, mientras los músculos de la vejiga y la capa muscular
interior de la uretra están constituidos por fibras lisas, el músculo esfínter externo está
constituido por fibras estriadas de control voluntario, éste músculo colabora con el esfínter
de la vejiga para evitar la salida involuntaria de la orina y se relaja solamente en el
momento en que el individuo quiere evacuarla, como ya se ha explicado anteriormente.
FUNCION HOMEOSTATICA DEL RIÑON
El riñón juega un papel fundamental en la regulación del medio interno contribuyendo al
equilibrio ácido-base, a la excreción de agua y electrolitos.
a) Regulación del equilibrio ácido - base
La homeostasis tiene entre sus diversas funciones la de mantener el pH de la sangre en
sus valores fisiológicos. Las situaciones o enfermedades que alteran el equilibrio
acidobásico, desviando el pH en sangre por debajo de 7 o por encima de 7`8 deben ser
corregidas de forma rápida y eficaz ya que ponen en peligro la vida.
El mantenimiento del equilibrio ácido-base se consigue por medio de tres mecanismos:
amortiguadores fisiológicos presentes en la sangre y en el citoplasma de las células, los
pulmones a través de la respiración eliminando más o menos CO2 , y los riñones
reteniendo o eliminando sustancias ácidas o alcalinas según convenga.
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El metabolismo de las proteínas tiene como consecuencia un aporte orgánico de
sustancias ácidas como el ácido fosfórico y sulfúrico. A diferencia del CO2 estos ácidos
no son volátiles y no pueden ser eliminados a través de la respiración, hecho que supone
la excreción a través del aparato urinario para evitar una acidez metabólica que dificultaría
la función celular. Una persona normal debe excretar más o menos 70 mEq de ácido cada
día; sin embargo el riñón es capaz de excretar este ácido directamente en la orina incluso
para descender su pH hasta 4.5, esto es, unas 1.000 veces más ácida que la sangre,
aunque si existe aún excedente de ácido plasmático es eliminado por el riñón pero no
como ácido libre sino unido a otras sustancias químicas.
El ácido (H+) es excretado por las células tubulares renales en el filtrado donde es
amortiguado principalmente por iones fosfato y amoniaco (NH5). Existe fosfato en el
filtrado glomerular y el amoniaco es producido por las células renales y secretado en el
líquido tubular. Este proceso permite al riñón excretar grandes cantidades de ácido
conjugado sin descenso adicional del pH de la orina.
b) Regulación de la excreción de electrolitos.
El volumen de electrólitos y agua excretados va a depender principalmente del agua que
se ha ingerido. En condiciones normales son excretados diariamente en la orina unos 2
litros de agua y unos 6-8 g de cloruro sódico. El sodio es filtrado y reabsorbido
prácticamente en su totalidad, y está relacionado así mismo con la cantidad de agua
reabsorbida, equilibrando la presión osmótica mediante regulación iónica, de esta manera
el riñón puede regular el volumen de los líquidos corporales.
* Cuanto más sodio se excreta, más agua arrastra con él y el paciente puede
deshidratarse; sin embargo si existe una retención de sodio por encima de las cifras
normales, se producirá una acumulación de líquido en el organismo.
La regulación de la cantidad de sodio excretado depende de la hormona aldosterona,
hormona mineralcorticoide, la cual es sintetizada y liberada por la glándula suprarrenal.
Un incremento de aldosterona en la sangre, disminuye la filtración de sodio y permite una
mayor permeabilidad tubular para la reabsorción de agua que equilibre la osmolaridad
plasmática. La liberación de aldosterona por la glándula suprarrenal es controlada en gran
parte por angiotensina, hormona peptídica elaborada en el hígado y activada en el
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pulmón; los niveles de angiotensina son a su vez controlados por la hormona renina,
liberada por las células renales. Este complejo sistema es activado cuando disminuye la
presión en las arteriolas renales por debajo del nivel normal, como ocurre en presencia de
choque y deshidratación. El efecto de la activación de este sistema se manifiesta por
incremento de la retención de agua y por expansión del volumen de líquido intravascular.
El Potasio (K+), el ión intracelular más abundante, es otro electrolito cuya concentración
en el cuerpo es regulada por el riñón. La excreción de potasio aumenta cuando se elevan
los niveles de aldosterona en contraste con los efectos de esta hormona sobre la
excreción de sodio.
* La retención de potasio es el efecto que más directamente amenaza la vida en la
insuficiencia renal, principalmente por complicación cardiaca, que en niveles por encima
de 7mEq puede indicar diálisis si hay clínica de fallo cardiaco.
c) Regulación de la excreción de agua
El riñón controla la cantidad de volumen de líquido del medio interno, regulando la
cantidad de agua que debe ser excretada o retenida, según las demandas para la
conservación de la homeostasis, lo que va a determinar el grado relativo de dilución o
concentración de la orina que puede ser medido en términos de su osmolalidad, (la
cantidad de electrólitos y otras moléculas disueltas en la orina). El filtrado en el capilar
glomerular tiene normalmente la misma osmolalidad que la sangre, con un valor
aproximado de 300 mOsm/litro. Ahora bien, a medida que el filtrado pasa a los túbulos y
conductos colectores, la osmolalidad puede variar desde 50 mOsm/litro a 1.200
mOsm/litro, es decir, la capacidad de concentración y dilución máxima del riñón.
Generalmente el grado de concentración o dilución de la orina se mide con la densidad,
es decir el peso de un volumen dado de líquido. El agua pura tiene una densidad de
1g/ml, mientras que la orina, tiene una densidad de 1.000 – 1.030 dependiendo si
contiene electrolitos u otras sustancias en suspensión. El filtrado glomerular tiene
esencialmente la misma composición en electrolitos que el plasma sanguíneo sin las
proteínas. Por tanto, la regulación de la concentración de la orina se lleva a cabo en el
túbulo por variaciones en la cantidad de agua resorbida en relación con la resorción de
electrolitos, y dicha cantidad de agua se halla bajo el control de la hormona antidiurética
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(ADH ó vasopresina), regulada en el sistema hipotalámico – hipofisiario; según se detecte
más o menos osmolalidad sanguínea; es decir cuando se ha producido una menor ingesta
de líquidos o pérdida de agua, se activa la liberación de la ADH, que produce a su vez
una mayor absorción del agua en los túbulos, es decir una menor diuresis, por el contrario
una disminución de la osmolalidad en la sangre va a provocar una menor reabsorción de
agua aumentando la pérdida de ésta por la orina.
Cualquier alteración en el normal funcionamiento de la función renal, deriva en un
desequilibrio del medio interno, bien en cuanto al volumen de agua, bien por un
desequilibrio en la concentración de electrolitos.
2. VALORACION DE ENFERMERIA DE LA FUNCION RENAL
La historia clínica y de enfermería, la exploración física y las pruebas analíticas y
radiológicas complementarias, nos van a dar una idea de cómo se encuentra la función
renal del paciente.
Uno de los principales signos de fallo renal puede ser la hipertensión arterial, historia de
infecciones urinarias, retención de líquidos, oliguria, poliuria, etc., por ello es
imprescindible una buena toma de datos y una adecuada interpretación de los mismos.
En la toma de datos se anotará:
1. Historial personal y familiar relacionado con alteraciones urinarias.
2. Alteraciones de la micción y del volumen de orina excretado en relación con la ingesta.
3. Nivel de concentración de la orina en relación con la ingesta y la actividad realizada.
4. Presencia de disuria o dolor en fosas renales, color de la orina, olor.
Exploración física
La exploración física es un procedimiento complementario a la historia clínica,
indispensable para la evaluación de cualquier patología. Para realizar la valoración
específica del aparato urinario, deben utilizarse las técnicas básicas de inspección,
auscultación, palpación y percusión.
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En la inspección se procederá a la observación general del paciente, valorando la
existencia de edemas, el aspecto de piel y mucosas, así como de su coloración, dado que
la enfermedad renal da un color pálido-terroso. Se observará la existencia de lesiones de
rascado, petequias y hematomas. Se valorará también el grado de nutrición, ya que la
uremia conduce a la desnutrición.
La auscultación de la zona renal se practica para valorar la presencia de ruidos en la
arteria renal, que nos pueda dar indicios de obstrucción arterial.
La palpación del riñón se realiza colocando una mano en la fosa lumbar y otra en el
abdomen, por debajo del reborde costal, se hace presión con ambas manos y al mismo
tiempo se le pide al paciente que respire profundamente, con lo cual los riñones
descienden y pueden llegar a palparse (en un adulto normal, no se palpan los riñones), su
palpación puede indicar que está aumentado de tamaño. Es importante, también, la
palpación abdominal e inguinal en busca de masas, ganglios hipertrofiados, hernia
inguinal o femoral, varicocele, globo vesical…En la mujer se examina la vulva, uretra y
vagina; y en los hombres es aconsejado realizar tacto rectal, en el estudio de la próstata,
ya que cualquier inflamación o tumefacción de la misma puede producir estenosis de la
uretra por su situación anatómica.
Habitualmente el síntoma más característico de alteración renal es la presencia de dolor.
Para ello se realiza la puñopercusión en la zona lumbar, si es dolorosa, sugiere
obstrucción o infección del riñón o de la vía urinaria.
Datos analíticos
Los análisis de orina proporcionan la información clínica necesaria para determinar el
normal funcionamiento de la función renal y deben ser considerados como parte
indispensable de todo estudio clínico.
En la valoración de la orina es importante la observación del aspecto:
1. Color y transparencia.
2. Medición de la acidez y densidad.
3. Olor.
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El análisis químico microscópico de la orina es necesario en la detección de alteraciones
de la función renal o lesiones estructurales del sistema urinario.
Lo ideal es que todas las pruebas de orina se realicen con muestras recién obtenidas, de
preferencia en la primera orina de la mañana ya que esta muestra es la más concentrada
y es en la que hay mayor probabilidad de que se manifiesten las anomalías. Si la analítica
no se realiza inmediatamente no debe dejarse la muestra a temperatura ambiente, (la
conservación debe hacerse a 4·C), pues puede alcalinizarse por la contaminación de
bacterias ambientales que degradan la urea.
La orina en condiciones normales, es estéril, por lo que la toma de la muestra precisa que
se haga en condiciones totalmente asépticas, es decir previa higiene y desinfección de los
genitales y se recoge la orina de la porción media de la micción del chorro. Cuando
interesa asegurar la esterilidad, la toma de muestra se extrae con una sonda uretral y en
condiciones de máxima asepsia.
Existen diferentes métodos de análisis de la orina:
• Las tiras reactivas por colorimetría tienen una fiabilidad muy alta, en la medición de
diferentes componentes y parámetros: densidad urinaria, pH, eritrocitos, leucocitos,
glucosa, cuerpos cetónicos, nitritos, proteínas, urobilinógeno, bilirrubina y sangre.
• El sedimento urinario o sistemático de orina además aporta información sobre la
presencia de cristales y cilindros, osmolaridad, nitritos, sodio y potasio.
• Ante sospecha de infección urinaria es necesario recoger muestra de orina para cultivo
de orina o urocultivo. Nos informa del microorganismo aislado, número de colonias y
antibiograma. El resultado se da en unidades formadoras de colonias (UFC) y su
interpretación debe tener en cuenta la presentación clínica del paciente. Un recuento
colonial inferior a 10.000 unidades bacterianas por ml de orina no es significativo; un
recuento entre 10.000 y 100.000 no resulta concluyente y se considera muestra dudosa;
y un recuento superior a 100.000 UFC indica infección del tracto urinario.
• Muestra de orina de 24 horas. Se utiliza para medir o analizar componentes
específicos, como electrolitos, creatinina, catecolaminas, etc… Se recoge la orina de
24 horas, en un recipiente previamente esterilizado de aproximadamente 2000 ml,
desechando la primera orina de la mañana.
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El aclaramiento de creatinina es una buena medida para conocer la intensidad de la
filtración glomerular (GFR) y, por tanto, la función renal.
Aclaramiento = [(concentración de la sustancia en orina ) x (ml de orina) /
(concentración de la sustancia en plasma)]
Pruebas de radiodiagnóstico
El estudio radiográfico es primordial para la detección de alteraciones renales en las vías
urinarias, especialmente en la búsqueda de calcificaciones, tumores, desplazamiento
renal etc. Existen diferentes pruebas:
- Radiografía simple de abdomen: Es una técnica no invasiva que permiten
determinar el tamaño y situación de los riñones, uréteres y vejiga; revela cualquier
anormalidad como cálculos, quistes, tumores, etc. No requiere ninguna preparación
especial. Esta prueba está contraindicada durante el embarazo.
- Ecografía: Complementa a la radiografía simple, en la detección de anormalidades
anatómicas ya que es un método que permite una mejor visualización física. Es una
técnica no invasiva y no radioactiva, que como única preparación precisa un llenado
de la vejiga de aproximadamente unos 250 a 300 ml. ya que se realiza por ultrasonido
por lo que el paciente debe beber agua como 1 hora antes de la realización de la
prueba sin que se produzca micción. En ocasiones si la vejiga está excesivamente
llena dificulta la prueba por lo que el llenado de vejiga debe estar dentro de los límites
marcados. Se utiliza como técnica de elección en la detección de pielonefritis y en
pacientes embarazadas.
La ecografía renal es muy útil para diferenciar los quistes renales de los tumores
sólidos, detectar cálculos renales e identificar obstrucciones. Puede realizarse sin
riesgos en pacientes con insuficiencia renal, ya que no necesita ninguna preparación
especial. Se coloca un transductor especial en la espalda del paciente y se emiten
ondas sonoras hacia las estructuras corporales, registrando las imágenes al volver las
ondas. Dichas ondas son interpretadas por un ordenador, que las presenta en forma
de imágenes. Puede ser necesario que el paciente tenga que respirar profundamente
durante la prueba.
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- Tomografía Axial Computerizada e Imagen con Resonancia Magnética. Ambas
son técnicas no invasivas que proporcionan una vista seccional transversal de la
anatomía de los riñones y del tracto urinario.
En el TAC se puede administrar contraste intravenoso para diferenciar el córtex renal
de la zona medular y habitualmente identificar los vasos renales. La utilización del TC
helicoidal permite la realización de exploraciones mucho más rápidas (evaluación de
todo el abdomen y la pelvis en menos de dos minutos), siendo su principal ventaja la
eliminación de la distorsión originada por los movimientos respiratorios, lo que permite
una mejor evaluación de las pequeñas masas renales y suprarrenales, facilitando la
exploración de enfermos críticos o poco colaboradores. Permite reconstrucciones
tridimensionales de suficiente calidad, como para ser útiles en la práctica clínica. La
principal indicación de la TC es el estudio de las masas renales y suprarrenales, no
claramente definidas por la ecografía.
La resonancia magnética (RM) además proporciona imágenes con un gran detalle
anatómico, tanto en el plano transversal, como en el coronal y sagital; y tiene una gran
capacidad para diferenciar tejidos blandos, sin necesidad de administración de
contraste.
- La Urografía intravenosa además de valorar la forma y el tamaño renal, permite
determinar la función y visualizar adecuadamente el sistema pielocalicial, los uréteres
y la vejiga. La exploración se realiza habitualmente con una inyección de 50-100 ml de
contraste intravenoso (en la actualidad se utilizan preparados no iónicos de baja
osmolaridad), obteniéndose una radiografía nada más terminar su administración, lo
que permite visualizar el parénquima renal. Posteriormente, se obtienen radiografías a
los 5, 15 y 30 minutos para observar el sistema pielocalicial, los uréteres y la vejiga,
antes y después de la micción.
Permite detectar alteraciones en la secreción urinaria, desde el parénquima renal hasta
la vejiga, siendo muy útil en la uropatía obstructiva para valorar el nivel de obstrucción; y
para descubrir malformaciones congénitas.
Es una técnica agresiva, especialmente en pacientes sensibles a la acción
farmacológica del contraste; es conveniente que el paciente se encuentre en ayunas
antes de la prueba y requiere un control hemodinámico durante la misma.
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- La Pielografía retrógrada consiste en la inserción de catéteres y material radiopaco
(contraste) desde los uréteres a la pelvis renal por manipulación citoscópica. Se utiliza
cuando existe sospecha de alteración de la función renal o cuando existe historial de
alergia al contraste renal.
- En la Cistografía se inserta un catéter por vía uretral y se administra contraste con la
intención de visualizar la anatomía vesical. Permite delimitar la pared vesical y valorar
el reflujo vesicoureteral (flujo retrógrado de orina de la vejiga a uno o ambos uréteres.)
- La Cistouretrografía perminte la visualización de la vejiga y uretra durante la
excreción miccional del material radiopaco mediante la realización de radiografías
seriadas en la zona pélvica. Es necesaria la inserción previa de contraste bien por vía
intravenosa como complemento a la urografía o en la fase excretora del cistograma.
Se utiliza en los estudios de vías urinarias bajas para la detección de anormalidades
congénitas de la porción inferior y también cuando se sospecha de problemas en el
vaciado vesical e incontinencia urinaria.
- El objetivo de la Angiografía renal es la visualización del riego arterial renal, mediante
la inserción de un catéter intravenoso a través de la arteria femoral, hacía la aorta y se
administra inmediatamente material de contraste a fin de opacificar la dinámica del
flujo sanguíneo renal. Valora la existencia de estenosis, obstrucción (trombosis) o
dilatación (aneurismas). Es una prueba altamente agresiva, y se realiza en estricto
control hemodinámico durante la misma. El paciente debe estar en ayunas.
En todas las pruebas mencionadas se aconseja un vaciado previo de intestinos a fin de
permitir una mejor visualización renal, por ello se aplicará un enema antes de las pruebas
mencionadas.
Pruebas complementarias invasivas
- La Cistoscopia es un método de observación directa de vejiga, uréteres y riñón a
través de un citoscopio (sistema óptico de lentes) que se introduce a través de uretra.
Permite la observación de imágenes amplificadas e iluminadas y la toma de muestras,
fotografías y extracción de cálculos renales. Es interesante porque el citoscopio
además hace posible la obtención de muestras de orina de cada riñón para evaluar la
función de los riñones por separado. Se utiliza para diagnosticar las causas de los
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síntomas originados en las vías urinarias inferiores, o bien, como parte del tratamiento
de una determinada enfermedad, como pudiera ser un tumor o cálculos vesicales.
Existen dos tipos de cistoscopios: el estándar rígido y el flexible. El método para
introducirlo varía, pero el examen es el mismo. La elección del tipo de cistoscopio que
se va a emplear depende del propósito del examen. El cistoscopio rígido se suele utilizar
bajo anestesia local, pero debido a las molestias que produce por razones anatómicas,
se puede recurrir a la sedación del paciente o incluso a la anestesia general o regional.
El cistoscopio flexible es más fácil de introducir porque su punta puede doblarse y, por lo
tanto, puede realizarse sin ningún tipo de anestésico. La duración del procedimiento
oscila entre los 5 y 20 minutos. Debemos mantener al paciente en dieta absoluta en el
caso de realizar una cistoscopia superior. Antes de comenzar debemos lavar la uretra y
aplicar el anestésico local. A continuación se introducirá el cistoscopio por la uretra
hasta llegar a la vejiga y a través de él, se introducirá agua o solución salina. Según se
va llenando la vejiga, las paredes se estiran, permitiendo una mejor observación de la
zona. Si en la exploración se observa algún tejido anormal, se puede tomar una
pequeña muestra (biopsia) a través del cistoscopio para analizarla.
- La Biopsia renal consiste en la extracción de una muestra de tejido renal para el
análisis anatomofisiológico, especialmente en los estudios oncológicos o nefrológicos.
Es la única exploración que permite establecer un diagnóstico morfológico de las
lesiones del parénquima renal.
La biopsia se realiza por punción percutánea bajo control ecográfico. Se coloca al
paciente en decúbito prono, sobre una superficie plana. Para inmovilizar los riñones es
conveniente colocar un saco de arena o una almohada bajo el abdomen. Si el paciente
está trasplantado de riñón se coloca en posición decúbito supino.
Se inyecta el anestésico local y posteriormente se introduce la aguja y se toma la
muestra para biopsia. Una vez obtenida, se retira la aguja y se aplica presión durante
unos minutos para favorecer la hemostasia.
Cuando existe un riesgo elevado de sangrado en pacientes con trastornos de
coagulación la biopsia se realiza por vía yugular (biopsia renal transvenosa). Se
introduce un catéter que llega al riñón por la vena renal, donde penetra en el
parénquima y extrae un cilindro de tejido.
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Es importante, tomar las constantes vitales antes de la realización, controlando las
cifras de tensión arterial a lo largo de la ejecución. Una vez extraída la muestra de
tejido se debe comprimir fuertemente sobre la zona de punción durante 10 ó 15
minutos, posteriormente se coloca un apósito estéril y un vendaje compresivo.
Se debe tomar la tensión arterial y la frecuencia cardiaca cada 30 minutos durante las 2
primeras horas y cada hora las 4 horas siguientes, vigilando síntomas como dolor
lumbar, mareo, sudoración y observando el apósito para detectar posibles pérdidas
hemáticas. Vigilancia de la primera micción ante posible hematuria macro o
microscópica (recogida de las primeras tres micciones por separado en botes
dispuestos a tal fin), ingesta abundante de líquidos, realizando balance hídrico estricto y
colocando sondaje vesical en caso de obstrucción de vías urinarias por coágulos, previa
prescripción médica. El paciente permanecerá en reposo absoluto durante 24 horas.
- El Cistometrograma es el registro gráfico de la presión intravesical en diversas fases
del llenado y vaciado de la vejiga, para evaluar la función de ésta. El paciente orina
mientras se observan el tamaño, fuerza, continuidad del chorro, grado de esfuerzo,
intermitencia de la micción y presencia de goteo terminal; posteriormente se inserta un
catéter o sonda conectada a un manómetro, y se introduce agua estéril a una
velocidad determinada. El paciente debe informar cuando siente el primer deseo de
orinar y de nuevo cuando percibe que la vejiga está llena. Las presiones y volúmenes
en el interior de la vejiga se representan gráficamente y se registran.
3. CUIDADOS GENERALES DE ENFERMERIA EN EL PACIENTE
CON ALTERACIONES UROLOGICAS
Los diagnósticos de enfermería más frecuentes en el paciente con trastornos urológicos
se centran en:
1. Ansiedad.
2. Exceso de volumen de líquidos.
3. Riesgo de infección.
4. Deterioro de la eliminación urinaria.
5. Dolor.
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El paciente con derivación urinaria requiere un tratamiento específico encaminado al
autocuidado de su propio estoma y a la reinserción a la vida cotidiana. En ocasiones en
este tipo de paciente se diagnostica conocimientos deficientes, afrontamiento inefectivo,
déficit de autoestima y duelo.
En los pacientes con insuficiencia renal sometidos a diálisis se diagnostica, además de
todos los anteriores, Desequilibrio nutricional por defecto, Fatiga, Deterioro de la
integridad cutánea, Riesgo de lesión e Intolerancia a la actividad. Por ello, la educación
sanitaria es fundamental así como el autocontrol dietético y las actividades diarias.
En los pacientes sometidos a litotricia, se realizará un adiestramiento previo para
disminuir las consecuencias de la misma con técnicas de relajación y control del dolor,
aumento de la ingesta de líquidos y una adecuada dietética.
Es importante que las intervenciones enfermeras se basen en la valoración de las
características específicas de cada paciente, teniendo como objetivo la detección precoz
de la disfunción renal y la disminución de las secuelas y complicaciones de la terapéutica
en cada caso. Las técnicas de enfermería más habituales se centran en la cateterización
uretral, en la administración de medicamentos y los cuidados perioperatorios en la cirugía
urológica. Es fundamental un control de la dieta del paciente, así como de los parámetros
de control como los datos nutricionales analíticos, tensión arterial y peso; la disminución
de los signos gastrointestinales y el control del dolor. El apoyo psicológico y la educación
sanitaria son el complemento del cuidado de enfermería.
Las actividades de educación sanitaria van encaminadas a:
1. Dietética
2. Hábitos higiénicos adecuados
3. Control médico para la detección precoz de alteraciones ante la presencia de
hematuria, HTA, infecciones de repetición, alteraciones analíticas, litiasis.
4. Ingesta de líquidos
5. Disminución de hábitos sociales inadecuados.
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4. CATETERISMO VESICAL ATENCION DE ENFERMERIA
El cateterismo vesical consiste en la introducción de una sonda vesical en la vejiga
urinaria a través de la uretra. Es una técnica de uso restringido debido a los riesgos que
conlleva, por lo que su utilización sólo se realizará en casos estrictamente necesarios. Las
complicaciones más importantes son los riesgos traumáticos y las infecciones.
Indicaciones
- Determinar orina residual.
- Evacuar la orina en la retención urinaria o como prevención en la misma.
- Controlar hemodinánicamente al paciente crítico mediante control estricto de la
diuresis (diuresis horaria).
- Controlar las consecuencias de la incontinencia urinaria.
- Evitar la infección de heridas quirúrgicas en la zona.
- Preparar al paciente para intervenciones quirúrgicas o pruebas diagnósticas.
- Obtener muestras estériles de orina.
- Permitir la cicatrización de las vías urinarias tras la cirugía y prevenir la tensión sobre
la herida pélvica o abdominal.
- Realizar lavados vesicales en caso de hematuria.
- Administrar medicación.
- Tratamiento de algunos pacientes con vejiga neurógena.
Contraindicaciones
- Prostatitis aguda.
- Lesiones ureterales (estenosis, fístulas…).
- Traumatismos uretrales (doble vía) o pélvicos.
- Incontinencia urinaria: el sondaje vesical no está indicado como primera opción de
tratamiento, sino que antes se intentará una reeducación vesical o uso de colectores o
pañales.
- Alergia conocida al látex o a los anestésicos locales.
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Tipos de Sondas
Las sondas son tubos de plástico, caucho o silicona, de consistencia rígida o blanda.
El tamaño está calibrado en unidades Charriere (Ch) o French (Fr), que miden su
circunferencia externa, siendo siempre una numeración par. Las más utilizadas son las
del calibre 14, 16 y 18 Ch o Fr, aunque las medidas oscilan del 8 al 30 Ch o Fr, siendo
ésta última la de mayor calibre. El tamaño de las sondas para adultos es de 14 a 22 Fr; en
las mujeres, suelen utilizarse sondas de 14-18 Fr y en hombres de 16-20 Fr; en pediatría
de 6-10 Fr.
Es fundamental escoger la sonda del calibre correcto, una que sea un poco menor que el
meato. Una sonda demasiado pequeña puede obstruirse por coágulos o tapones de
moco, y una demasiado grande puede lesionar o erosionar el tejido como consecuencia
de la presión.
Las sondas pueden ser de:
- Látex: De uso muy frecuente. Son blandas y maleables, de punta roma y
multiperforada. Poseen un balón para su fijación vesical. Pueden ser de 2 ó 3 vías.
Provocan con mayor frecuencia irritación de la mucosa uretral e incustraciones. Deben
cambiarse al menos cada 20 días. Pueden provocar alergia en las personas alérgicas
al látex. Para evitarlo existen sondas de látex recubierto por una capa de silicona.
- Silicona: Son semirrígidas y transparentes. Pueden llevar estrías dispuestas en
sentido longitudinal a lo largo de toda la sonda, cuya misión es facilitar la eliminación
de exudados uretrales que se forman cuando la sonda se mantiene mucho tiempo en
la uretra. Tienen la ventaja que son más hipoalergénicas y que irritan menos la vejiga,
por lo que se pueden mantener sin cambiar durante más tiempo (90 días). Pueden ser
de 2 ó 3 vías.
- Cloruro de polivinilo (PVC): Es un material rígido y permite proporciones diámetro
externo/interno óptimas para un drenaje adecuado. Es mejor tolerado que el látex y
más barato que la silicona, aunque no es apto para el uso a largo plazo por la rápida
incrustación en el meato uretral que presenta.
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Existen numerosos tipos de sonda y pudiéndose clasificar según material, calibre,
longitud, y consistencia:
- Sonda Foley: son las más utilizadas, de látex o de silicona, con balón hinchable y
punta redondeada o acodada. Contiene un segundo tubo más pequeño que se
encuentra a todo lo largo de la longitud de la sonda. Puede tener 2 ó 3 luces y estar
reforzada con una espiral de nylon. En el extremo externo tiene dos aberturas, una
para inflar el globo y la otra para el drenaje de la orina.
- Sonda Couvelaire o recta en pico de flauta: es semirrígida de silicona, punta recta y
con 3 luces.
- Sonda Dufour: Sonda semirrígida de silicona, punta acodada y con 3 luces. Se utiliza
en casos de difícil sondaje o en lavado vesical continuo.
- Sonda Tiemann: Sonda semirrígida de silicona, punta acodada y con 2 luces, que se
utiliza en sondajes dificultosos.
- Sonda de Robinson: Sonda corta y temporal, con una sola luz, que presenta una
abertura cerca de la punta. Se utiliza en el autosondaje.
- Sonda de Pezzer, también llamada sonda en seta o champiñón, tiene una sola luz y la
punta presenta una forma de seta.
- Sonda de Malecot, tiene una sola luz, y presenta dos o cuatro aletas en la punta.
Material necesario
- Guantes desechables, batea, agua y jabón, antiséptico.
- Empapadores.
- Guantes estériles.
- Gasas estériles.
- Paños estériles y uno fenestrado estéril.
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- Lubricante urológico anestésico.
- Jeringa de 10 ml.
- Agua bidestilada.
- Bolsa de orina simple o de diuresis horaria.
- Catéter vesical de tipo y calibre adecuado.
- Recipiente para obtención de muestra de orina.
Técnica en la Mujer
- Preparar el material adecuado.
- Tranquilizar y explicar a la paciente la técnica a realizar.
- Colocar en decúbito supino con rodillas flexionadas, piernas en abducción y los pies a
una distancia aproximada de 60 cm. Si por su patología no pudiera adoptar la posición,
se la coloca decúbito natural, con la pierna superior levantada y la rodilla flexionada
hacia el pecho.
- Colocarse los guantes desechables y poner los empapadores bajo la paciente; lavar el
perineo con agua y jabón, secándolo con toques suaves pero sin frotar.
- Crear un campo estéril para preparar todo el material. Colocarse los guantes estériles
y comprobar la integridad del balón.
- Crear un campo estéril en la zona genital con paños estériles.
- Aplicar la solución antiséptica en el meato.
- Lubricar la sonda 10 cm.
- Con gasas estériles, separar los labios mayores con el primer y segundo dedo de la
mano no dominante, para exponer el meato. Si no puede verse, presionar ligeramente
hacia abajo para abrirlo.
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- Limpiar con una gasa estéril y antiséptico los labios menores, con movimientos
descendentes.
- Coger la sonda con la mano dominante, como si fuera un lápiz, por la zona distal,
enrollando la parte proximal entre los dedos cuarto y quinto.
- Insertarla por el orificio uretral, con suavidad. Si la paciente tiene molestias,
tranquilizarla y hacerla respirar profundamente. Durante la inspiración avanzar la
sonda, pues en ese momento se relaja el músculo externo del esfínter.
- Cuando la orina empieza a salir, soltar los labios y pinzar la sonda. Progresar con ésta
5 cm. más, para asegurarse que está en vejiga y no en uretra.
- Hinchar el balón despacio con agua bidestilada. Tirar de la sonda con suavidad hasta
encontrar resistencia.
- Conectar la sonda a la bolsa de la orina.
- Fijar la sonda {no la bolsa) a la cara interna del muslo. Sujetar la bolsa colectara a un
soporte a la cama.
- Anotar en la gráfica.
o Hora del sondaje.
o Tipo y número de sonda.
o Cantidad de suero con la que se ha inflado el balón.
o Problemas surgidos durante el sondaje.
o Cantidad y color de la orina.
- Para quitar la sonda, pinzarla, desinflar el balón y retirarla suavemente.
Técnica en el Hombre
- Preparar el material adecuado.
- Tranquilizar y explicar al paciente la técnica a emplear.
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- Colocar al paciente en decúbito supino con piernas estiradas. Si no tolera esta
situación, colocarle en decúbito lateral o sentado en un extremo de la cama o de pie.
- Ponerse guantes desechables, colocar un empapador y lavar el pene y el área
perineal con agua y jabón, secándolo bien.
- Crear un campo estéril para abrir el material, ponerse guantes estériles y comprobar el
balón.
- Delimitar la zona genital con paños estériles. Sacar el pene por el orificio del paño
fenestrado.
- Coger el pene con el primer y segundo dedo de la mano no dominante. Tirar hacia
atrás del prepucio, si el enfermo no está circuncidado. Limpiar con gasa y antiséptico
la zona que rodea el meato con movimientos circulares hasta la corona del glande.
- Lubricar la sonda entre 18 y 25 cm. abundantemente. Inyectar 10 ml de lubricante
anestésico dentro del meato.
- Sostener el pene en ángulo de 90°. Coger la sonda con el primer y el segundo dedo de
la mano dominante e insertarla despacio por el meato.
- Bajar el pene hasta un ángulo de 60°, facilitando así el paso de la sonda por la uretra.
- Progresar la sonda 20-25 cm., hasta la bifurcación en "Y" para asegurar que está en la
vejiga. Si existiera resistencia, hacerla avanzar durante la inspiración.
- Inflar el balón cuando salga la orina. Retirar despacio hasta encontrar resistencia. No
vaciar más de 200-250 ml.
- Fijar la sonda a la parte superior del muslo o a la inferior del abdomen para reducir el
ángulo peneoescrotal y aminorar el riesgo de ulceración uretral como consecuencia de
la presión de la sonda. Fijar la bolsa a la cama.
- Volver a colocar el prepucio en su posición original. Si no se hace se formarán edemas
e inflamación.
- Anotar todo en la gráfica.
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Atención Enfermera
- Lavarse las manos antes y después de la manipulación.
- Manipular la sonda siempre con guantes estériles.
- Fomentar siempre que sea posible la micción voluntaria.
- Informarse de posibles antecedentes nefro y urológicos, así como partos o
intervenciones ginecológicas.
- Mantener siempre cerrado el sistema.
- Comprobar cantidad, color y sedimentación de la orina según sea necesario.
- Evitar acodos en el sistema.
- Mantener la bolsa siempre por debajo de la vejiga. Si el paciente puede deambular,
explicárselo.
- Vigilar que el tubo del sistema colector no esté acodado.
- Vaciar la bolsa de orina cada ocho horas y siempre que sea necesario.
- Limpiar la zona periuretral al menos dos voces al día y siempre que sea necesario
(p.ej. se contamine por defecación). Durante la higiene de la zona perineal, se debe
manipular lo menos posible el catéter vesical, evitando introducir y sacar la sonda del
meato urinario.
- Cambiar la sonda cuando sea conveniente.
- Cambiarla si aparecen opacidades o depósitos de calcio (se descubren si al enrollar la
sonda entre los dedos existe sensación de arena).
- Mantener el balance hídrico adecuado.
- Acidificar la orina con ácido ascórbico para inhibir el crecimiento bacteriano.
- Vigilar signos y síntomas de infección urinaria.
- Vigilar la aparición de posibles complicaciones.
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Complicaciones
- Infección de vía urinarias, riñones o sistémico.
- Traumatismos por rotura de uretra.
- Hemorragias.
- Abcesos periuretrales.
- Traumatismos vesicales por vaciamiento rápido de la vejiga.
- Incontinencia urinaria tras sondajes prolongados.
Educación del paciente y la familia
La educación tanto del paciente como de la familia es fundamental para los tratamientos
prolongados que requieren los autocuidados del paciente y la colaboración de la familia
en los mismos.
Es importante la educación sobre el funcionamiento fisiológico de las vías urinarias, así
como el objetivo que se pretende con el sondaje vesical, y explicación adecuada de los
riesgos y complicaciones que conlleva.
Se debe informar y educar:
- Lavarse las manos antes y después de manipular la sonda
- Es necesario mantener limpios tanto la bolsa como los conductos, teniendo cuidado en
no romper la bolsa en el proceso de la limpieza de la misma
- Es importante incidir en la importancia de beber unos tres litros de agua al día para
lograr una diuresis adecuada.
- Se indicará al paciente y a la familia sobre el color y concentración de la orina, si ésta
fuera oscura y concentrada hay que aumentar la ingesta de agua.
- Hay que evitar la formación de dobleces en los conductos, para facilitar el drenaje.
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- En todo momento hay que mantener la bolsa en un nivel más bajo que la vejiga, para
evitar el rebosamiento, y evitar las infecciones urinarias.
- La bolsa se debe cambiar en el plazo establecido, excepto que esté obstruida o exista
un mal funcionamiento.
- Es importante que la bolsa se mantenga en posición horizontal, y que no esté inclinada
hacia un lado para evitar rebosamientos.
- En el caso de aparición de fiebre, orina turbia, fétida o sanguinolenta se comunicará al
paciente y familia que deben de comunicarlo inmediatamente a enfermería.
- Evitar fijar fuertemente la sonda con una cinta adhesiva para evitar la tracción sobre el
meato urinario.
- Adiestrar al paciente para que no aplaste los conductos y obstruya el drenaje.
- Adiestrar en la higiene local en la zona perineal, de la sonda y del meato urinario,
utilizando jabón y agua caliente.
- Adiestrar al paciente y familia para que anoten la cantidad de orina, el color y
características.
5. BIBLIOGRAFÍA
- Gary A.Thibodeau, Kevin T. Patton. Anatomía y Fisiología. 6ªed. Barcelona: Harcourt;
2007.
- Aparato urinario. En: Escudero B, Sánchez J.M, Borrás F.X, Serrat J. Estructura y
función del cuerpo humano. 2ª ed. Madrid: McGraw-Hill; 2002.p.300-310.
- Funciones renal y urinaria. En: S.C.Smeltzer y B.G.Bare. Enfermería medicoquirúrgica.
8ªed. México: McGraw-Hill interamericana; 1998. p.1135-1238.
- Sistemas renal y urinario. En: P.G.Beare y J.L.Myers. Enfermería médico quirúrgica.
3ªed. Madrid: Harcourt Brace; 1999. p.768-868.
- Biblioteca Enfermería profesional. Medico-quirúrgica. Long – Phipps. Volumen 9. Edit.
Interamericana McGraw-Hill; 1994.
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Cuidados enfermeros en los problemas renales
ENFERMERÍA MÉDICO-QUIRÚRGICA AULA VIRTUAL FUDEN 29
- Biblioteca Enfermería profesional. Enfermería fundamental. Kozier. Volumen 2. Edit.
Interamericana McGraw-Hill; 1994.
- Manual de medicoquirúrgica. L.S.Brunner,D.S.Suddarth.Vol.I Edit.Interamericana.1984
- Terapia intensiva. Procedimientos de la AACCN.Boggs, King. 3ª ed ición.Edit.
Panamericana. 1995
- Manual de medicoquirúrgica. Pamela L.Sweringen. 3ª edición. Edit. Harcourt Brace.
Enero 1998.
- Terapia Intensiva. Peter Lawin. 3ªEdición.Edit. Salvat. 1986
- Manual Medicina Intensiva. J.C. Montejo, A.Garcia de Lorenzo, et cols. Edit.
Mosby/Doyma libros.1996
- Diagnóstico de enfermería. Taxonomia NANDA. M.Ugalde Apalategui, A.Rigol y
Cuadra. Edit. Mason 1995
- Medicina Interna. Farreras-Rozman. Editorial Marín S.A. 1986
- Oxford. Tratado de Medicina Interna. Weatherall- Ledingham-Warrell. 2ªEdición. Edit.
Airtel.1991.
- Equipo editorial de Fisterra. Las sondas vesicales y sus tipos. Fisterra Salud.
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Disponible en: http://www.fisterra.com/ayuda-en-consulta/tecnicas-atencion-
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http://www.enfuro.es/images/Revistas%20ENFURO/Enfuro%2090.pdf
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