1. UNCION DE LOS ENFERMOS: la enfermedad y el silencio de Dios. Notas
Los sacramentos : acontecimiento real versus simbolismo vacío o magia oculta
Andrés Torres queiruga
El cambio cultural en nuestra sociedad ha sido tan profundo, que gran parte de las expresiones tradicionales sobre los
sacramentos resultan hoy sencillamente incomprensibles y reclaman una remodelación significativa.
Debería, pues, aclararse “cómo” se realiza la Presencia salvadora, de modo que refleje tanto la gratuidad de Dios como
la libre responsabilidad humana, rechazando toda sombra de intervencionismo cuasi milagroso incompatible con la
trascendencia divina y con la legítima autonomía humana.
De la antropología a la teología
Tal como han llegado desde su sistematización (tardo) medieval, los sacramentos parecen lastrados por un fuerte
objetivismo, como “cosas”, que “contienen” la gracia y son instrumentos físicos que, en una especie de “milagro
invisible”, producen efectos “invisibles”, por su propio dinamismo (ex opere operato).
A esose une un juridicismoque frecuentementeconvierte enobligaciónloque poresenciaesdonyregalo:“obligación”
de confesarse para recibir el perdón infinitamente gratuito, “precepto” dominical para gozar de la Cena del Señor.
Se comprende entoncesque el problemanoconsiste soloenafirmar el hecho de la Presencia salvadora, sino en aclarar
cómo se realiza,de modoque refleje tantolainfinitagratuidaddel Dios-de- Jesúscomolalibre responsabilidadhumana.
La acción divina en la nueva cultura
La teología sacramental se forjó en una cosmovisión que daba por supuesta una continua intervención divina.
Realidades naturales, como el agua bendita, o diversas fórmulas y ceremonias eran vistas causando efectos tanto
espiritualescomoempíricos: aumentarlagracia,curar el cuerpoo propiciarla lluvia. Esa cosmovisión ya ha pasado y no
hay vuelta posible.
Afortunadamente, hemos avanzado; pero el imaginario persiste: la unción perdona los pecados, pero puede también
causar la “salud corporal”; Cristo nos acompaña siempre, pero en la consagración “baja” a la eucaristía. Lo mismo
sucede conciertasprácticas como absolveroungira una personainconsciente e inclusomuerta;o con interpretaciones
muyextendidasdel bautismode losniños.Lo más grave es que esa visión moldea los “esquemas” imaginarios, viendo
los sacramentos como “instrumentos” de una acción categorial divina, que se inicia con su celebración.
Retomar la tradición y comprender “desde abajo”
La creación continua yDios como amorya siempreentregado.Desde ellasse posibilitaunacomprensiónque, sin perder
la riqueza tradicional, se muestra capaz de una limpia y fecunda actualización.
Si Dios es acto puro e iniciativa absoluta, si es amor “siempre trabajando” (Jn 5,17) por nuestra salvación, en lucha
amorosacontra nuestraresistenciaypasividad,entonces el cambiono está en Dios, sino en nosotros; somos nosotros y
no Él quien necesita comenzar y cambiar. Su iniciativa es permanente y segura; insegura es solo nuestra respuesta:
“estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre, entraré…” (Ap 3,20).
Es justamente enlaacogidahumanadonde laacción trascendente se hace acontecimiento de graciay novedad histórica.
Hacia una comprensión actualizada
En primer lugar, se comprende bien el hecho de los sacramentos.
Por unlado,apareceninsertosen lasimbolicidad humana, evitando cualquier impresión de una construcción ad hoc o
de intrusión sobrenaturalista que rompa la legítima autonomía del mundo o la libertad. Por otro, refleja la dinámica
2. encarnatoria,presentándoloscomocasosparticularesde unasacramentalidadgeneral, que tiene en la corporalidad de
Cristo y en la comunidad de la Iglesia sus núcleos fundantes.
La presencia salvadora de Dios está siempre actuante en todas las situaciones. Pero la vida humana es variable: por
necesidad, el modo de la presencia divina se diversifica.
Los sacramentos atienden a las “situaciones límite”, donde necesitamos más agudamente su presencia.
Ellas especifican cada sacramento: nacimiento, muerte, cambio de vida…y, envolviéndolos todos, la eucaristía como
celebración central donde “en el misterio del verbo encarnado” se desvela el sentido global de la existencia siempre
frágil y amenazada (GS 22).
EL NUEVO PARADIGMA DE LA LITURGIA Y LOS SACRAMENTOS
KLEMENS RICHTER
De lo estático a lo dinámico
La visiónestáticase orientabaexclusivamente al cumplimientoprescritode un acto (la materia, por ejemplo, el vertido
del agua en el bautismo) y de una fórmula (la forma, «yo te bautizo...»). La visión dinámica, en cambio, destaca la
importancia de la comunidad cristiana que celebra las diversas maneras cómo Cristo se hace presente en la asamblea
reunida en su nombre.
Así, «lacelebraciónde laEucaristíano quedaexclusivamente representadaapartirdel doneucarístico, entendido como
una presencia estática del Señor en las especies del pan y del vino, sino como un proceso. El Señor está presente en
quienesse reúnenensunombre (Mt18,20), en el serviciode quienlespreside,enlapalabrade Dios proclamada y, sólo
al final de este proceso y de esta celebración, también está presente en la eucaristía, con una presencia permanente.
DIOS PRÓXIMO Y ACTIVO EN LOS SACRAMENTOS
COR TRAETS
La manera de entender y vivir los sacramentos es representativa de la manera de concebir la relación de Dios con las
personas y de las personas con Dios. Toda concepción del sacramento y toda experiencia sacramental dependen de un
determinado concepto deDiosy son expresionesdel mismo (como dependen también deuna determinada cosmovisión y
de un concepto del hombre y son expresiones de los mismos).
Según su idea de Dios, un individuo tendrá un concepto casi mágico -de los sacramentos: la fórmula exactamente
pronunciada,laaccióncorrectamente realizada,seráncausade que Dios comience suactividadsalvífica.Otrose atendrá
a 'la estricta representación de un ritual establecido previamente por Cristo de una vez por todas. Otro considerará el
sacramentocomo uncanal por cuyomedioDiosnostransmite su gracia, o como un instrumento con el cual produce su
gracia ennosotros(a su manera,algunosde estos modelos teológicos de los sacramentos han expresado, con mayor o
menor éxito, aspectos esenciales de la realidad sacramental). En nuestra forma de explicar los sacramentos como
comunicación entre el Dios Salvador y nosotros los hombres, también viene implicado un determinado concepto de
Dios.
LO DIVINO Y LO HUMANO UNIDOS EN LA ACCIÓN SIMBÓLICA
Cristose nos da a conocer y se nosaproximacon su gracia eny a travésde lacelebracióneclesial.Ciertamente,estoes
parte de latradición(formuladayvividade manerasmuydistintas).Pero recientemente se prestaunaatenciónespecial
a otro aspecto:esen nuestrafe y a travésde nuestra fe (del grado de nuestrafe) -fe que tomaforma,a suvez,en la
celebracióneclesial- que Cristollevaacabosu salvaciónennosotroslibre y gratuitamente.
EL ENFERMO EN LA ANTROPOLOGÍA CRISTIANA
3. FRANÇOISH.LEPARGNEUR, O.P.
LA ENFERMEDAD COMO PARTICIPACIÓNDE VIDA
Fronteras inciertasde la enfermedad
El serhumanodesde sumismaconcepciónse ve abocadohacia la muerte,peroal mismotiemposiente en si mismola
necesidadde continuarviviendo.Ensuinteriory enel ambiente que le rodeadescubre dosfuerzasantagónicasque le
sitúanenun estadio intermedioentre lavidaplenae ideal ylarealidadde lamuerte.Establecerfronterasnítidasque
nos hagandistinguirlasaludde laenfermedadesdesconocerladialéctica humanavida-muerte.
El enfermoesunserviviente que se encuentraante larealidadde unasituacióndada:su enfermedad.Eneste nuevo
ambiente debe ejercersu libertadparaque tambiénél se autorrealice yconsigaasísu destinopersonal.Se ofrecenal
enfermodosposibilidades. Porunlado,el mal que sufre puede sercausade un desarrollode susfacultades psíquicasy
moralescapazde convertirle enserabiertoa losdemás;pero,porotro lado, laenfermedadle puedesituarmuypor
debajodel nivel normal de laexistenciahumana.
La amargura,la envidia,laagresividad,el inconformismosonlatriste secuelaque muchasvecesacompañaal dolor.No
parece,pues,justoafirmarque laenfermedadseasiempre ensímismaunmedioaptopara acrecentarla espiritualidad
del enfermo.
Hay un lazomisteriosoennuestravidaque une el valorconel dolor.Sóloconla enfermedadnosdamoscuentadel bien
perdidoyentoncessurgende nuestrointeriorunasfuerzasque proporcionalmentesonsuperioresalasque
necesitaríamospararestablecernuestroprimitivoequilibrio.Porel dolor noshacemosconscientesde que estavida
temporal nosviene demasiadopequeña,de que aspiramosaunatrascendencia.
Lo más propiodel valoresel obligarnosadefendernuestravidacontratodaslas fuerzas que amenazandestruirla.Sólo
eneste contextoaceptaremoslamuerte ylapreferiremos alavidatemporal,pueslamuerte enel fondonosaparecerá
entoncescomoel únicomodode afirmarque la vidano tiene sentido,si noespor el valorque debe encarnar:la
trascendencia.
La muerte y la enfermedad
La Muerte es sacramento desalvación, si porellanosunimosa la muerte de Cristo, verdaderosacramentoyfuentede
toda eficaciasacramental.Unamuerte cristianaesun signoque realizaloque significa:unamuerte al mundo del
pecado,que nosincorporaa unavidaeternacon Dios.
La enfermedadesunacontecimientohumano.Ensuaspectonegativonoshace experimentar unadisminuciónde las
fuerzas biológicasque nosrecuerdalacaducidadde estavida.Porel contrario,su elemento positivonospone de relieve
la importanciade este momentoparalaconstruccióny autorrealizaciónde lapersona.Pablo:"enlaexperienciade mi
debilidadencuentromi fortaleza".
El enfermonopuede taxativamente aceptarorechazarla enfermedad,sinoque suactuaciónesel frutode una síntesis.
Es un aceptar rechazando.Sinaceptaciónnohaypaz interior, ysinrebeliónno hayprogreso. Lapacienciale hace
aceptar laactual situación,yeneste sentidole defiende contratodoposibledesánimoyle convierteen unserhumildey
atento;y a la vezle confiere lasuficiente valentíaparaempleartodas susfuerzasenlaluchapor la vida. La pacienciase
basa enuna realidadtrascendente,que paraunos serápurofatalismoypara los creyentesesperanzateologal.
LA ENFERMEDAD Y EL SILENCIODE DIOS
GREGORY BAUM
¿Qué sentidotiene el mensajede Dioscuandounose encuentramuyenfermo?
El problemadel sufrimiento
4. Una corriente de espiritualidadcatólicaacentúalasumisiónaDios.Cuandoel sufrimientonosatenazaoperdemosa
seresqueridos,hemosde pensarenlos sufrimientosde Jesús,identificarnosconellosysometernos,comoél,ala
voluntaddel Padre. Enmediode laenfermedadesasumisiónincondicional es arduaydifícil.
Me di cuentade que la voluntadde Dioserami curación,"entendida espiritualmente".Diosnoquiere la enfermedad.Él
esel principiode lavida,lafuente de lasenergíasespiritualesyfísicasque nospermitentrascendersituaciones
lacerantesy vivirunavidaprofunda.En este contextome resultófácil someterme alavoluntadde Dios.
Dios como presenciavivificadora
No ayuda,pues,nadael pensamientode un Diosque rige el mundodesde loaltoyda permisopara que se produzcael
sufrimientoyel mal. La omnipotenciade Dioshayque concebirlade otromodo.Se refiere al poderilimitadode Dios
para crear, sanar, restituiryreconciliar.El proporcionafundamentoysoporte alatotalidadde lavida,a la totalidaddel
ser.
Al redescubrirel sentidode ladoctrinatomistade DioscomoActo puro y Motorinmóvil.La fui entendiendo.Segúnla
metafísicaaristotélicotomista,todoslosserescreadoso"contingentes"se componende acto y potencia. El acto esel
principiode laacción,de la realización.La potencia, encambio,se refiere alas posibilidadestodavíanorealizadasde un
ser. Todos losseresson combinacionesde potenciayacto.
Todo loque se mueve esmovidoporotro.Por lo tanto,el pasode lapotenciaal acto se realizagraciasa otro ser más
rico enactualidad. De ahí que no podamosrealizarlavida,el desarrolloy larealizaciónde losseressin afirmarla
existenciade unSer,que es Acto puro yque explicaentodoslosseresel paso de lapotenciaal acto.
Tenemosyalosdos términostécnicos:Dioscomo Acto puro ycomo Motorinmóvil.De no tenerencuentalaexplicación
que hemosdado, estosonaría a cosa abstracta e inhumana,comosi Dios estuvieseimpasible,ensuempíreo,sin
preocuparse ni poconi mucho por lasuerte de lossereshumanos.Enrealidad,estodolocontrario.Cuandodecimos
que Dioses Actopuro, entendemosque Diosnoesunser de tantos,sinoque se diferenciade todoslosdemásseres,
porque se hallaplenamenteactivadoylibre de toda potencialidad.Así,Diosamaplenamente.Suamorno puede
acrecentarse.Porque Diosesamor.Y lo que más importa:Diosse relacionaconlossereshumanosnocomo soberano
celestial,sino comopresenciacreadora,vivificadora,actualizadoraenlomáshondode esosseres.
Afirmarque Diosesel motor,equivale adecirque Diosesla presenciaclemente y vivificadoraenlavidade esosseres,
haciéndolescapacesparaque ellosactúensu potencia:paraque crezcan,se desarrollenyamen.Diosesel motorque
impulsaalos sereshumanosa sermás plenamente humanos.Yhoy podemosañadirque esel motor que da energíaa
laspersonasensu luchapor la dignidadylajusticia.
la sumisiónaDiosesuna afirmaciónde todaslasluchas humanasenfavor de la saludy el bienestar,enlas que Diosse
hallaamorosamente presente enlomásíntimode lossereshumanos.
Dioses Acto puro,entoncesal volvernoshaciaEl,nonos separamos de lomás profundode nuestroserni nos
distanciamosde lasotraspersonas.Entoncesla actitudde sumisiónyentreganopuede amedrentarnos, porque es
sumisiónyentregaala viday a la liberaciónde todos.
LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS: ¿CURACIÓN FÍSICA O SALVACIÓN ESPIRITUAL?
GISBERT GRESHAKE
A lo largo de los siglos el significado del quinto, en el orden septenario, de los sacramentos ha experimentado un
movimiento pendularqueva desdeser considerado como signo de la curación física, al estilo de las sanaciones de Jesús,
a ser tenido como signo de la fe del que -como Jesús- muere para resucitar.
las dos alternativas no constituyen una disyuntiva, sino dos aspecto de la misma realidad simbólica que se
complementan mutuamente.
La unción de los enfermos: el movimiento oscilatorio de la Iglesia entre la curación física ya la curación espiritual,
Concilium nº 278 (1998) 759-771..
5. La historia del "quinto sacramento" nos muestra que éste oscila entre dos polos: la "unción de los enfermos" (para la
curaciónfísica o la mejoradel estadode salud) y la "extremaunción" (para la curación espiritual, es decir, el perdón de
los pecados y la preparación para el encuentro con Dios).Ambos polos recurren al texto fundamental de St 5, 1416,
dándole obviamente una interpretación diferente.
El polo de la "unción de los enfermos"
Este polo enlaza con la actividad sanadora de Jesús y de sus discípulos (cf. Mc 6,13) y, por tanto, la unción y la oración
pronunciadaennombre de Jesús(cf.St5, 14) son entendidascomounsigno eficazdel podersanadorde Diospor medio
del Kyrios.De ahí la tradiciónlitúrgicade unabendicióndelóleoporel obispo.Las oraciones pronunciadasexpresanque
la bendición confiere al óleo el poder sanador, lo hace "portador" de la gracia: el óleo es considerado como signo
sacramental (en sentido amplio).
La unción no era aplicada únicamente por los ministros de la Iglesia, sino por todos los fieles (incluido el mismo
enfermo);laocasiónyel objetode launciónpodíaserlo "todo",desde cualquier malestar hasta las enfermedades má s
graves.El óleo bendecido se empleaba también para lavados y como bebida. Se conservó así la función que el óleo (o
aceite) teníaenel mundoantiguo(remediouniversal, alimento,dispensadorde luzy signoapotropaico),añadiéndole el
nuevosentidode serportadorde labendiciónde Cristo.Así,se le utilizaba para prácticas exorcistas, como alternativa a
la magia pagana.
Por laconsideraciónque teníasupoderde curación,ayuda y protección,contratodos losperjuiciosimaginablessufridos
enel curso de la vida, se le puede asimilar a lo que hoy entendemos por agua bendita y a lo que practicamos con ella.
El polo de la "extremaunción"
Este segundopolorecurre al mismotextobíblico con fuerza aún mayor, ya que entiende la enfermedad como un estar
enpecado,y la accióndel presbíterocomoel perdónde lospecados.Poreso,enlas Iglesiasde Oriente la reconciliación
de los penitentes a menudo se asociaba con un rito de unción. Esto marcó la comprensión que en ellas se tuvo de la
unción de los enfermos. Hasta hoy la unción es, por un lado, un medio curativo en la enfermedad y, por otro, la
consumaciónde lapenitencia, tanto para los enfermos como para las personas sanas. A partir de los siglos IV/V se fue
retrasandolapenitenciasacramental hastalahorade lamuerte,paraevitar las gravísimas penitencias que implicaba la
concesión de la reconciliación y, por tanto, la unción penitencial se aplicaba preferentemente cuando el enfermo se
hallaba in extremis.
Esta práctica podría haber influido también en Occidente. En efecto, desde la época carolingia, la unción se halla
presidida cada vez más por la idea de la penitencia y de la preparación para la muerte. Asimismo, a causa de las
muchísimascondicionesexigidas parasuadministración -reservadadesde entoncesparalosministrosde la Iglesia- y de
las gravosas consecuencias en el caso de recobrarse la salud (obligación para la persona "consagrada a Dios" por la
unciónde llevarunavidamuyaustera),se fue aplazandola unción hasta el último instante, practicándola cada vez más
sólo con los enfermos gravísimos y con los moribundos. La teología específica de los sacramentos, elaborada en los
siglos XI-XII, incluyó sin dificultad la unción entre los "siete sacramentos", atribuyéndole una especial dignidad.
Una de lascríticas másfrecuentesal polode la"extremaunción",presentadocomo superado e insuficiente, afirma que
la comprensión medieval (curación y salvación espirituales) es una consecuencia tanto de la práctica "pervertida" de
entoncescomodel deficienteconocimientohistóricosobre el sentidooriginario (médico y terapéutico) de la unción de
los enfermos. Contrariamente a esto, hay que decir que la comprensión escolástica es el resultado (1) de una visión
profunda de la sacramentalidad y (2) de la "lógica teológica" interna de un "mundo sacramental" marcado por la
existencia de "siete" sacramentos.
Respectoa (1) hay que decir: La escolástica llegó a una comprensión profunda de lo que es un sacramento, que desde
entoncesfue contempladoenoposiciónalos sacramentales.Es el "lugar" donde, por medio de la palabra y el signo, se
recibe la incondicional promesa de Dios de hallarse presente y actuar con su gracia en una determinada situación
humana. A este propósito W. Simonis observa que, aunque "la curación de una enfermedad pueda designarse como
gracia, no es esta gracia el "contenido" de la unción de los enfermos, sino la gracia ... sobrenatural de la "vida eterna"
6. junto a Dios... Si el sentido de este sacramento fuera la curación terrena, ésta no sería "un signo visible de una gracia
invisible", sino un signo visible de una realidad visible". Además, la promesa no sería incondicional, ya que, al no
producirse la curación o la mejora del enfermo (como en la mayoría de los casos), la unción no sería un signo eficaz.
Respecto a (2) hay que decir: Para la escolástica los siete sacramentos no son unos signos santos y santificantes
"cualesquiera",sinopromesasde salvaciónvinculados strictissimecondecisivosmomentosde lavidaindividual y social.
Uno de estos momentos,especialmente decisivo,eslasituación del hombre "ante la muerte", en la que el sacramento
prepara para la recepción de la gloria divina. Podría decirse que, si no existiera tal sacramento, quedaría "vacía"
sacramentalmente una situación decisiva para el ser humano.
La teología escolástica niega rotundamente que la finalidad de la unción de los enfermos sea la curación terapéutica.
La teologíaescolástica-laprimerayfundamental teologíasobre lossiete sacramentos-,asignó decididamente al quinto
sacramentola funciónde curaciónysalvaciónespiritual, sinporesodesatender su función médica y terapéutica. Santo
Tomás de Aquinoafirmaéstaúltima,peroenel marcode la interpretaciónprimariamente fundamental delsacramento:
Dios"no proporcionael efectosecundario(lacuraciónfísica),amenosque éste favorezcatambiénal efectoprimario (la
salvaciónespiritual) (...).El sacramento proporcionasiempreaquella(curaciónfísica), acondiciónde que el que lorecibe
no pongaimpedimento". Esta visión integradora pasó también a los textos del Concilio de Trento. Por tanto, la Iglesia
integró secundariamente el aspecto médico-terapéutico en el sacramento, pero sin desplazar a un segundo lugar el
encargo dado por Jesús de curar a los enfermos.
El ulterior desarrollo y su problemática
Contrariamente al planteamientode lateologíatradicional ydel magisterio,que quería laintegraciónde la terapia física
y de la espiritual, algunosteólogosdel siglo XIX interpretaron unipolarmente el quinto sacramento como "sacramento
de la bendición paralamuerte".Desde entonces,se le entendió y se le practicó ya únicamente como el sacramento de
losmoribundos,llegandoalaposiciónextremade afirmarsuvalidez sóloencasode peligrode muerte. Pero el Concilio
VaticanoIIexpresóunaactitud claramente contraria:"La "extremaunción" -omejoraúnla"unciónde losenfermos"-, no
esun sacramentosólopara aquéllosque están a punto de morir. Por eso, se considera tiempo oportuno para recibirlo
cuandoel enfermoempiezaaestaren peligrode muerte porenfermedadovejez"(SC73).En la Constitución Apostólica
posconciliarde Pablo VI(1972) se acentúa estatendencia,evitandoladenominaciónde "extremaunción"yla referencia
a que la enfermedad sea un peligro para la vida.
El nuevoritual resaltael carácterde celebraciónde launción de los enfermos ya que prevé la celebración comunitaria,
incluso para aquellas personas que sólo "de algún modo" hayan llegado a la ancianidad. Un paso más viene dado por
una serie de rituales nacionales, los cuales -influidos por una visión unilateral y carente de reflexión hermenéutica-,
acentúan el carácter "medicinal" del sacramento y lo relacionan con cualquier clase de enfermedad, desligándolo
totalmente de la dimensión "a la vista de la muerte". Se consuma así el movimiento pendular que se opone por
completoala comprensióndel quintosacramentocomo"sacramentode la bendición para la muerte", entendie ndo la
curación esperada por el sacramento como curación física o mejora del estado de salud, sin excluir obviamente la
salvación espiritual. ¿Qué podemos decir sobre la tendencia actual?
La enfermedad,el pecadoylamuerte constituyenenlaSagradaEscritura un único síndrome: en la enfermedad grave o
en la edad avanzada aparece la sombra de la muerte, y en ambas situaciones se experimenta muy íntimamente la
desintegración de la creación por el pecado. Esto provoca una profunda conmoción a nivel existencial: ansiedad,
desesperanzaydesesperación,oimpaciencia. Enestasituación,larecepción delquintosacramento (como de cualquier
otro) significa una materialización de la promesa de salvación y de la presencia salvadora de Cristo.
Lo específico de este sacramento es el encuentro con "el Señor sanador", pero también con "el Señor sufriente y
glorificado",aquien"todalaIglesiaencomiendaalos enfermosparaque losalivie ylossalve",yloespecíficoestambién
la invitacióny capacitaciónpara"unirse librementealapasióny muerte de Cristo...ycontribuirasíal biendel pueblo de
Dios" (LG 11).
Vemos, pues, que este sacramento es en cierto modo la "renovación del bautismo" en una situación que confronta al
hombre con el límite de suvida,al que él ya no es capaz de sobreponerse porsímismo.Ental perspectiva,la alternativa
7. "unciónde losenfermos oextremaunción"quedafundamentalmente superada,ya que en el encuentro con Cristo, que
actualiza la realidad del bautismo, se produce una renovación de la fe, de la esperanza y del amor. Pero ahora la
esperanza creyente y amante no se refiere a lo "último y definitivo", sino a lo "penúltimo y provisional". La salvación
prometida por Dios se hace ya eficaz ahora en pequeños fragmentos, el futuro supremo de Dios se proyecta
anticipadamentepormediode signos.Poreso,laesperanzacristiananoessólo"lagran esperanza",sinoque estáhecha
tambiénde lasmuchaspequeñas"esperanzas"=signos,loscualesmuestrananticipadamente lo definitivo y motivan la
gran esperanza.
CUANDO MUERE LA EXTREMA-UNCION
HENRI DENIS
Ensayo sobre la renovación de la unción de los enfermos
El Vaticano II quiso una reforma de la extrema-unción devolviéndole su sentido de unción de los enfermos. Una
verdadera renovación dela unción de los enfermos suponeun afrontarrealmentela muerte,un cuidado porponersignos
de esperanza, una auténtica presencia de la comunidad cristiana junto a los enfermos, en fin una renovación del
simbolismo.
1. El cuidado de los enfermos, fuera del sacramento
Más que nunca en una sociedad a presión e inquieta por su rendimiento, los enfermos arriesgan ser los grandes
olvidados(contodoslos"improductivos").Lascomunidades cristianasnopuedenesperaraque llegue el acontecimiento
de una sociedad perfecta, sin enfermedad ni sufrimiento. En todo tiempo, una de las tareas de la asamblea de los
cristianoshasidoel cuidadode los ausentes, de los "cautivos", de los que tienen que depender de otros a causa de su
inmovilidad relativa. Nuestro siglo no invalida esta exigencia. Incluso puede uno preguntarse si tal cuidado de los
enfermos no es uno de los tests evangélicos del estado de salud de las comunidades: ¿sufre un miembro? ¡todos los
miembros sufren con él!
2. La celebración de la unción de los enfermos
La unciónde losenfermoses el sacramento de la esperanza ofrecida, una esperanza que se atreve a apoyarse sobre el
precio de la vida.Puesbien,he aquíla paradoja:enel momentoenel que esprecisoafrontarla eventualidaddel "paso",
laspalabrasdel Evangelioestánllenasde curaciónyde vitalidad.NuestroDiosnoesde muertos,sino de vivos.Y cuando
se trata de imaginarel Reino,se oye hablarde festínde carnesy del frutode la viña.Si verdaderamente la unción de los
enfermosnose da enel último extremo,entoncesnodebe temerlaspalabrasde lavitalidad,únicossoportesde nuestra
esperanza. Al curar a los enfermos, Jesús nos ha dado a entender que él también amaba la vida, tierna.
La unción de los enfermos no puede encontrar su sentido y su eficacia más que si revela la presencia de una Iglesia.
Ciertamente se muere uno solo, pero nadie querría morir sin la presencia de otros. De este modo ya no se trataría de
una furtiva unción de aceite, sino de una comunidad de intercambio. Intercambiaríamos la gracia de Cristo, al mismo
tiempoque intercambiábamosalgode nuestrasvidas: lasaludde losvivosparecería trasladarse al que está menos vivo.
El rito es apaciguador, tiene una función catártica. Este aspecto no debería ser descuidado entre nuestros
contemporáneos. En efecto somos muy sensibles a la eficacia técnica o incluso ideológica. Nuestros proyectos de
sociedad permiten pensar que se podría llegar al extremo de todo. Y henos ahí, al mismo tiempo, bastante
desamparados ante lo inevitable. No sabemos qué hacer, sino es apartarnos de ello. El rito de la imposición de las
manos,¿ no esentoncessímbolode una fecundidad espiritual que se nos escapa? El Espíritu os cubrirá con su sombra,
para hacer llegar lo que escapa al poder del hombre.
En cuanto al aceite,se podríamirar suhuellasobre lasmanoso el rostro comoel resplandormisterioso que atraviesa el
sudor del sufrimiento y del absurdo.
IV. CONSECUENCIAS PASTORALES
La unción, sacramento de la enfermedad grave y no de la muerte
8. En la Iglesia cristiana no hay "sacramento de muerte". La muerte no es sacralizada, porque no es sacramentalizable
como tal (algunoscristianosafricanospiensan,sin embargo,que,entre ellos,losfuneralesdeberíanser un sacramento).
Todo sacramento es digno de una Alianza con un Vivo: el sacramento de la unción de los enfermos es el signo de la
Alianzaentre Cristoyel que sufre,paraliberarlodel pesodel pecado yparahacer atravesarla ambigüedadtemiblede la
situación de enfermedad.
El mensaje de esperanza de la palabra de Dios
El nuevoritual puede permitirliberarlaPalabra de Dios,comomensaje de paz y esperanza, en el corazón de un mundo
siempre encorvadobajoel sufrimiento.Laintroduccióndel ritual(n.1) no justificade ningúnmodoel sufrimiento; ve en
él un mal,pues"nohay sufrimientobueno".Se notaráque laselecciónde lostextos –muy numerosos- vamásbienenel
sentido de una creación liberada por Jesús, en los dolores del parto, bajo el poder del Espíritu (n. 5). El hombre de
nuestrotiempotan legítimamente orgullosode susdescubrimientosencuentrade algúnmodosu impotenciaenel seno
de su potencia. Dios le ofrece un apoyo, en su miseria, a partir de los signos de esperanza tomados del mundo y de la
comunidad cristiana.
Sacramento de los enfermos y esfuerzo médico
Será igualmente necesario encontrar una sana colaboración con el esfuerzo médico. No se trataría de que hubiera
competencia, ni mucho menos sustitución. La introducción del ritual (n. 3) afirma: "Las iniciativas de la ciencia y de la
técnica al servicio de la vida, los esfuerzos y la competencia desplegados en beneficio de los enfermos, la Iglesia los
considera como una cierta participación en el ministerio de Cristo que alivia a los enfermos, sean o no sean estos
esfuerzos hechos por cristianos". Tal anotación debe permitir también críticas lúcidas de cara al "consumo" médico e
invitar a los hombres a sentirse capaces de asumir su enfermedad.
El servicio pastoral de los enfermos
El concilionosinvitaapensarque este ministerio seamplíe. Poruna parte sabemosque una tradición consagrada por el
conciliode Trentoconfíaal sacerdote (al presbíterode lacarta de Santiago5,14) el ministeriode launción.Parece difícil
no tenerencuentaestadimensióndel ministerio.El testimoniosobre este puntode ciertos capellanes de hospitales es
interesante:el encuentro con el sacerdote tiene una dimensión espiritual y eclesial que desborda el simple poder de
hacer launción. Por otra parte se puede hacervalerotro aspectodel ministerio,el de la comunidad. Es de prever en los
años que vienen un desarrolla de la acción de los cristianos entre los enfermos.