1. RELACIONES
ENTRE CHINA Y
LATINO AMÉRICA
“En realidad, en este momento,
ningún país de Latino América
puede convertirse en líder para
llevar las negociaciones con
China […]” – Davide Caocci
2. MI – ¿Cuáles cree que son las
características que debe poseer un país en
América Latina para convertirse en líder
regional y llevar adelante las negociaciones
con China y que estas sean beneficiosas
para toda la región?
DC – En realidad, en este momento, ningún
país de Latino América puede convertirse
en líder para llevar las negociaciones con
China: China es un gigante y busca
relaciones solo con conjuntos que puedan
sostener su tamaño y sus exigencias
económicas, políticas, estratégicas.
Siempre hay un doble plan de relaciones:
multi-bilateral, con la región y con cada
país.
MI – ¿Considera que Argentina está a la
altura de un liderazgo regional? ¿Ve un
horizonte de paridad en la relación de
negociación comercial con China?
DC – En las relaciones de Latino América
con China, no se puede pensar en el
liderazgo de un solo país: ninguno tiene la
fuerza ad intra y ad extra para esta tarea.
Distinto sería un tándem, por ejemplo
Argentina-México, construido desde una
distinta concepción de las relaciones
internacionales. Con China es imposible
tener paridad: ni EE.UU. pueden. Y China
subraya la verticalidad en todas sus
relaciones con otros países.
MI – ¿Existe, aparte del canal interoceánico
en Nicaragua, prueba alguna de que el
interés Chino vaya más allá de la materia
prima de la región?
DC – El canal interoceánico en Nicaragua
es solo uno de los elementos que marcan
los intereses de China en Latino América: y
las materias primas no son el más grande.
Tenemos que leer todos los papeles de la
primera cumbre CELAC-China del enero
2015 para percibir la amplitud: tierra,
materias primas, trigo, soya, consumidores,
clientes empresariales, inversiones, know-
how, infraestructuras, penetración cultural.
3. MI – ¿El interés en la región corresponde
principalmente al sector energético? ¿Ya
sea relacionado con países como México y
Venezuela (sin descartar a Brasil, claro)?
DC – Los intereses en la región son a los
360°. El sector energético es uno de estos y
no es el principal.
MI – ¿Es Latinoamérica la solución
comercial para fortalecer la presencia de
productos "made in China"?
DC – China tiene una producción que
abarca todos los niveles de calidad y de
precio y por eso necesita mercados
diferenciados y los países de Latino América
representan mercados abiertos y
multifacéticos.
MI – ¿Cree usted Dr. Caocci que la
cooperación internacional sur-sur que lleva
a cabo China (en los casos en los que se dé)
con los países de América Latina tiene
matices diferentes y/o apunta a temáticas
distintas que de una u otra manera
benefician a ésta nueva potencia mundial?
¿En caso tal de que así sea, cuáles serían
esos matices?
DC – La cooperación de China con Latino
América y con África solo en apariencia es
de tipo Sur-Sur. Mejor dicho, así se
presenta para diferenciarse de las
históricas relaciones con los países de
Europa y los EE.UU., pero el peso relativo
de las partes muestra a cada paso la
desigualdad y la verticalidad de las
relaciones. China es la nueva potencia
global y sus herramientas de control pasan
por la penetración comercial de sus
productos, por la radicación de sus
ciudadanos pequeños emprendedores, por
la realización de obras para los gobiernos.
Estilo ganador-ganador, por lo menos
superficialmente.
MI – Es evidente que una potencia, ahora
mundial, como China, tiene intereses
cualesquiera que éstos sean, en todos o
algunos países de América Latina, sí ésto es
así ¿Cuáles cree usted que son los intereses
que perfila China como los principales? y
¿en qué se diferencian de los intereses que
puedan tener las otras potencias en
nuestros países latinoamericanos?
DC – El interés de China en los países de
Latino América es de posicionamiento
económico hegemónico: ser el primer socio
en el intercambio. Comprar y vender
cualquier producto y servicio a las mejores
condiciones. Tener proveedores de todos y
clientes de todos. Sin preocupaciones de los
trastornos políticos y sociales dejados a los
gobiernos nacionales. Para China solo los
negocios importan.
MI – El ingreso de China a la OMC (2001)
implicaba la oportunidad hacia una gran
apertura al mercado mundial. Los países de
América Latina aprovecharon dicho desafío
socio-económico al vincularse con esa
fuerza económica. América Latina y China
han experimentado una gran expansión, 15
años después, teniendo en cuenta tanto
cantidad como calidad, ¿aún se puede
afirmar que la participación de los países
latinoamericanos en el comercio externo
chino es baja? ¿Por qué? ¿Cómo se podría
achicar la brecha de la relación asimétrica,
entre la región asiática y América Latina?
¿Podríamos hablar además de una
competencia desleal? ¿Qué debilidades
estructurales muestra el comercio entre
América Latina y China? ¿Hay países
latinoamericanos que se encuentren a la
altura del avance chino hoy en día?
Davide Caocci
Profesor de la
Universidad
Austral
Consultor en
Estrategias de
Desarrollo ,
Relaciones
Internacionales y
Asuntos
Europeos
4. DC – Empezamos del fondo, hoy en día
ningún país de Latino América puede ser a la
altura de China y más, ningún país del mundo
podría. Entonces, no se puede hablar de
competencia desleal: cada socio sabe que
China es un gigante y por esa razón nadie se
pone solo a tratar con Pekín. Y China
igualmente prefiere relacionarse con
organizaciones regionales y adentro de estas
tener contactos distintos con cada uno de los
participantes. La sola manera de equilibrar las
relaciones sería fortalecer la integración
regional y presentarse mas unidos. El
problema crucial es que la región tiene
demasiados órganos regionales pero ninguno
de estos verdaderamente representativo.
Tenemos otros dos años, hasta el 2018 y la
segunda cumbre con China, para armar algo
de nuevo: vamos a ver.
MI – China necesita satisfacer su industria
con la adquisición de materia prima a bajo
costo. Más allá del atraso tecnológico, ¿qué
otra clase de problemas considera que debe
enfrentar el gobierno chino con respecto a la
industria latinoamericana?
DC – El tema de la industria china es doble:
proveer de las materias primas y encontrar
mercados por los productos terminados, y los
países de Latino América ofrecen las dos
cosas. Hasta este momento, China no busca
en la región alianzas estratégicas a nivel
empresarial y productivo.
MI – ¿Es recomendable que América Latina
continúe vinculándose con China de manera
unilateral o sería mejor se estrechen vínculos
con distintas plataformas regionales, como
MERCOSUR, CARICOM, etc.? ¿Qué hace falta
para que dichas plataformas regionales
comiencen a evaluar una estrategia de
coordinación mediante acuerdos regionales?
¿Cuál considera que podría ser un acuerdo de
urgencia con respecto a la oscilación del
comercio?
DC – China convoca el nivel regional y
después trata con cada uno de los países
según el lema latino «divide et impera»
(“divide y domina”): sabe muy bien que la
región de Latino América es grande y dividida
en sí, con profundas diferencias y dificultades
políticas, económicas, sociales. Y obviamente
Pekín aprovecha de estos hechos. Mercosur,
Celac, Unasur, o cualquiera alianza regional
tendría que fortalecer las relaciones ad intra
ante de proponerse como interlocutor ad
extra en el escenario global. Con China no se
pueden hacer “acuerdos de urgencia”:
necesita una estrategia precisa de medio y
largo plazo.
MI – ¿Qué proyección haría sobre las
relaciones entre China y América Latina
dentro de 20 años? ¿Sería un escenario
favorable o desfavorable?
DC – Difícil hacer proyecciones sobre las
relaciones entre China y Latino América
dentro de los próximos 20 años sin tener la
bola de cristal. En los últimos 20 China pasó
de ser un gigante dormido encerrado en su
mundo revolucionario a ganar los primeros
lugares de los mercados internacionales con
su “capitalismo socialista”. Para China,
seguro, el escenario será de continuo
desarrollo; para sus socios depende de cómo
cada uno aprovechará las relaciones multi-
bilaterales. ¡El desafío está abierto!
Entrevista realizada por Omar
Terrazas, Luisa Fernanda Herrera y
Gabriela Camani.