Pronunciamiento de Mujeres en defensa de la Ley 348
Discurso en el zócalo al terminar la marcha contra el maíz transgénico
1. Discurso en el Zócalo al terminar la marcha contra el maíz
transgénico, 31 enero 2013. Olegario Carrillo, Coordinador
Nacional de la UNORCA (Vía Campesina)
¡No al maíz transgénico! ¡Fuera Monsanto!
Venimos de distintos estados de la República, somos campesinas y
campesinos que dedicamos nuestro trabajo a producir los alimentos
para la población y para nuestras familias. Nuestras cosechas de maíz
aportan más de dos tercios de la producción nacional. Durante los
últimos 30 años, los sucesivos gobiernos se han esforzado en
desaparecernos, alentando el despojo de nuestras tierras, agua,
semillas, variedades de plantas y animales, conocimientos, mercados,
subsidios, crédito, a favor de las agroindustrias transnacionales y los
grandes empresarios. Pero los campesinos nos negamos a
desaparecer. Somos sobrevivientes y hemos venido a decirle al
pueblo de México que nosotros, los herederos de quienes crearon el
maíz hace más de 7 mil años, quienes conservamos las más de 60
razas de maíz nativas y miles de variedades, podemos garantizarle
una alimentación sana, de calidad y en cantidad suficiente –sin
transgénicos– de acuerdo a nuestras preferencias culturales, y
además cuidar el ambiente y la diversidad biológica.
Venimos a decirle al presidente Enrique Peña Nieto, que no es a partir
de urbanizar a los campesinos y darnos programas de asistencia para
comprar alimentos chatarra a las transnacionales, como se resolverá
el hambre y la pobreza. Su solución y el de la dependencia
alimentaria del país está en fomentar y proteger la agricultura
campesina familiar como un pilar de la soberanía alimentaria.
Las corporaciones que producen semillas transgénicas y qude
actualmente presionan para abrir la siembra comercial de maíz
transgénico en México, Monsanto, Pioneer-Dupont y Dow, arguyen
que los cultivos transgénicos son una pieza clave para enfrentar el
2. hambre en el país. Nosotros les oponemos los resultados obtenidos
en Estados Unidos después de 16 años de siembra: los transgénicos
cuestan más y no han aumentado los rendimientos, pero sí son
responsables del aumento en el uso de agrotóxicos.
Somos pueblos de maíz, los mexicanos consumimos de forma directa
mayor cantidad de maíz que ningún otro pueblo. Distintos estudios
científicos en ratas han demostrado que alimentarse con maíz
transgénico puede provocar daños a la salud, y no queremos
convertirnos en esas ratas de laboratorio.
Para los campesinos los transgénicos significan despojo y control. Nos
pretenden despojar de nuestros saberes cristalizados en las semillas:
años de trabajo y experimentación colectiva que hemos puesto al
servicio de la humanidad, de las que las corporaciones se han
apropiado y ahora exigen patentes y regalías. Si el gobierno permite
la siembra comercial de maíz transgénico, nuestras semillas nativas
se contaminarán. Ni los agricultores, ni los consumidores podremos
decidir no cultivarlas o no producirlas. Por lo tanto le exigimos al
gobierno actuar bajo el principio de precaución y evitar un daño
irreversible a las razas y variedades nativas de maíz; velar por la
salud y bienestar de la población impidiendo que la base de su
alimentación sea maíz transgénico; frenar el control de la producción
agrícola y el sistema alimentario nacional por las corporaciones
agroindustriales.
Le pedimos a las mujeres y hombres aquí reunidos y a todo el pueblo
de México su solidaridad para luchar y defender nuestra identidad
como pueblos y civilización del maíz.
No al maíz transgénico
Fuera Monsanto