1. El libro del Apocalipsis
Los escritos que fueron apareciendo en las dos últimas décadas del siglo I
muestran a las comunidades cristianas en un proceso de diferenciación
respecto al judaísmo que les dio origen, paralelamente a una adaptación
creciente a la cultura romana. En ese contexto encontramos no sólo la
recomendación de los códigos domésticos en que se apoya el orden social, sino
incluso el mandato de «honrar al soberano» (1 Pe 2,17).
No todos los cristianos estarían de acuerdo con esta estrategia de encarnación
de los valores establecidos. Hubo quien pensó que esta adaptación al sistema
romano era detestable y lo expresó con firmeza utilizando la tradición
apocalíptica anterior.
Nacimiento La literatura apocalíptica está formada y una efebía, así como la de inscribir a los
por un conjunto de obras judías y cristianas, Antioquenos en Jerusalén» (2 Mac 4,9). Obli-
de la en su mayoría redactadas entre el 200 aEC y gado por las imposiciones romanas a renun-
el 100 EC, una época en que tanto los judíos ciar a nuevas conquistas, Antíoco se concen-
literatura como los cristianos primitivos eran objeto de tró entonces en el afianzamiento de su impe-
apocalíptica persecuciones o habían debido exiliarse. rio a través de la helenización sistemática de
Un momento clave de su surgimiento ha todos sus territorios.
sido la «crisis macabea», resultante de la pro- En términos concretos, esto significó
hibición del ejercicio de la religión judía de- para Jerusalén y Judá la supresión de los sa-
cretada en 168 aEC por el rey sirio Antíoco IV crificios en el santuario, la construcción de
Epífanes en los territorios de su reino. altares paganos en todas las ciudades, la pro-
El legado romano Popilio Lemas había hibición de la circuncisión y la abolición del
presionado a Antíoco a dejar el territorio que descanso sabático. Para vigilar que tal dis-
en 169 aEC había conquistado a Egipto (1 posición se cumpliera fueron designados ins-
Mac 1,16-19), pues éste era un aliado de pectores, y se persiguió y castigó duramente
Roma. Por otra lado Siria aún no había ter- a quienes se negaron a acatar las nuevas dis-
minado de pagar la indemnización acorda- posiciones. Y se llevó todo lo decretado a su
da con los romanos tras su derrota en 188, y culminación cuando se introdujo un nuevo
Antíoco estaba muy lejos de poder enfrentar altar en el Templo de Jerusalén y se realiza-
una nueva guerra con Roma. ron sobre el mismo los sacrificios en honor
Su intención de reafirmar su autoridad del «Señor del cielo», es decir, al Baal Sha-
en esa región fronteriza con el reino de Ptolo- main siro-fenicio, equivalente al Zeus Olym-
meo VII quedó expresada en la construcción pios (1 Mac 1,41-61).
de una ciudadela como residencia de una La intención principal de Antíoco fue
guarnición siria en Jerusalén (1 Mac 1,33-36). terminar con todo particularismo dentro de
También en la constitución de la ciudad como su imperio, a fin de fortalecer su unidad: «que
polis helenística, permitiendo al judío Jasón todos formaran un único pueblo y abando-
«instalar por su propia cuenta un gimnasio nara cada uno sus peculiares costumbres»
Antíoco III de Siria intentó ocupar tierras de Asia
Menor e incluso parte de la Grecia continental. Pero
los romanos intervinieron en esa región que había
comenzado a beneficiar económicamente a muchos
comerciantes romanos e itálicos. Los romanos
destruyeron al ejército Sirio en las Termópilas en
191 aEC, y luego en Magnesia, ya en suelo asiático.
Antíoco III debio abandonar los territorios al oeste
del Taurus, entregar sus temibles elefantes, reducir
su flota y entregar a su hijo Antíoco como rehén. Lo
más duro fue la imposición del pago de 15.000
talentos como indemnización. Esto lo llevó a él y a
sus sucesores a cambiar notablemente de actitud
hacia sus vasallos, pues se vio obligado a
procurarse dinero por cualquier medio.
Su hijo Antíoco IV conquistó Egipto en 169 sin poder
ocupar Alejandría (1 Mac 1,20-24) y de regreso a
Moneda de Antíoco IV Siria se apoderó del tesoro del Templo de Jerusalén.
39
2. pertaba. Sólo valía la pena renunciar a la vida
Antíoco IV profana el presente si existía una esperanza cierta de
alcanzar una salvación definitiva como re-
Templo compensa a la fidelidad. La salvación de los
mártires se manifestaría al final de los tiem-
«El día quince del mes de Kisléu del año pos con la intervención de Dios. Recién en-
145 levantó el rey sobre el altar de los
tonces serían recompensados los justos y
holocaustos la Abominación de la deso-
destruidos para siempre los impíos. Así este
lación. También construyeron altares en
las ciudades de alrededor de Judá. A las mundo, enemigo de Dios y de sus servidores
puertas de las casas y en las plazas que- en el presente, sólo estaría destinado a ser
maban incienso. Rompían y echaban al aniquilado. Y al final de la historia Dios crea-
fuego los libros de la Ley que podían ría definitivamente un mundo nuevo y dis-
hallar. Al que encontraban con un ejem- tinto para los que perseveraran hasta el fin
Jasón -que había plar de la Alianza en su poder, o bien des- en su fe.
comprado el cargo de cubrían que observaba los preceptos de Las actitudes propuestas por este modo
Sumo Sacerdote con la Ley, la decisión del rey le condenaba a
mucho dinero (2 Mac de pensamiento fueron, por tanto, la espera
muerte. Actuaban violentamente contra
4,7-9)- fundó en pasiva de esa intervención de Dios y la nega-
los israelitas que sorprendían un mes y
Jerusalén una ción de todo compromiso con este mundo,
comunidad de otro en las ciudades; el día veinticinco de
cada mes ofrecían sacrificios en el ara porque estaba totalmente corrompido y sin
ciudadanos
antioquenos mediante el que se alzaba sobre el altar de los holo- remedio. Teniendo una visión tan determi-
visto bueno del rey. caustos. nista de la historia, el tiempo final venía a ser
Mandó construir un A las mujeres que hacían circuncidar a lo único importante, y el presente sólo llega-
gimnasio donde hacían sus hijos las llevaban a la muerte, con- ba a ser importante si era contemplado sobre
deporte los jóvenes forme al edicto, con sus criaturas colga-
judíos de la alta ese juicio final como si éste fuese su telón de
das al cuello. La misma suerte corrían
sociedad desnudos, al fondo. Sobre un escenario así dispuesto, el
modo griego, sus familiares y los que habían efectua-
drama de la historia, con todos sus protago-
disimulando su do la circuncisión».
1 Mac 1,54-61 nistas, podría ser contemplado en su feliz
circuncisión mediante
una operación estética desenlace: los vencedores del presente serían
(1 Mac 1,14-15). los derrotados de mañana, y vencidos de hoy
Igualmente envió a Tiro los triunfadores del futuro.
un donativo para las (1 Mac 1,41). Eso significaba concretamente Los que así se animaban a mirar la his-
competencias suprimir los principales signos distintivos
deportivas celebradas toria eran realmente visionarios. Sabían ver
del pueblo judío. más allá de la crisis y animar a otros con la
en dedicación a
Heracles (2 Mac 4,18- Esta situación resultaba inédita, porque recompensa de Dios, que llegaría a pesar del
20). los períodos sangrientos de la historia judía fracaso aparente de los justos. Para poder
Por eso se le reprocha nunca habían sido persecuciones religiosas,
que «cambió las expresar esta interpretación de la historia
sino como invasiones y saqueos. En la pre- varios pensadores pusieron por escrito su
costumbres de sus
compatriotas conforme sente circunstancia cada judío se veía obli- visión en forma escenificada, eligiendo como
al estilo griego» (4,10), gado a optar entre la negación de sus creen- protagonista a algún personaje famoso del
y promovió «el auge del cias o la muerte. Muchos fueron los que se
helenismo y el pasado. Ya en su tiempo el protagonista ha-
decidieron por la muerte, haciendo de ella bría recibido una revelación (gr. apokalypsis)
progreso de la moda
extranjera» (4,13). Así un testimonio de su fe (gr. martyría). de parte de Dios respecto de los sucesos futu-
se considera que el Muchos se preguntarían entonces: ¿dón- ros, que no son sino los acontecimientos de
programa de la de están las promesas de Dios? Cuando tan-
helenización es una la época del autor. De esta manera el autor
tos se sentían tentados a dejar de lado su fe podía describir el pasado histórico y el pre-
amenaza grave para la
supervivencia de la para salvarse de la muerte, se repensó la no- sente como si al protagonista del drama se
tradición y de la religión ción de salvación y la esperanza que ella des- les anticipara en una visión. Pero también
judía.
40
3. En el Apocalipsis de autor presentía desde su fe y desde su cono-
Baruc, se describe la cimiento de la fidelidad y justicia de Dios,
venida del Mesías Un futuro mejor
después de un largo era anunciado así por un personaje presti-
tiempo de tribulaciones. «Bajo el golpe de su tremendo pánico gioso que ya habría vaticinado con exactitud
Entonces se inaugurará
llegarán a pensar: «El Omnipotente no otros acontecimientos ya sucedidos.
una era de fecundidad Entre los escritos apocalípticos encon-
asombrosa, con
se acuerda ya de la tierra». Entonces,
abundancia de vino y cuando pierdan la esperanza, el tiempo tramos algunos libros de la Biblia o alguna
pan. será inminente» (Ap. Baruc 24,4). parte de los mismos. Entre los canónicos, los
más difundidos y más merecedores de esta
«Cuando se cumpla lo que está previsto calificación son los de Daniel y el Apocalip-
empezará a manifestarse el Mesías. La
sis (y fragmentos como Isaías 24-27; Zaca-
tierra dará su fruto, diez mil por uno. Cada
rías 1-8; Ezequiel 37-39; Marcos 13; Mateo
cepa tendrá mil sarmientos, cada sar-
miento dará mil racimos, cada racimo 24-25; Lucas 21). Entre los apócrifos, los más
contará mil uvas y cada uva producirá conocidos son Enoc, Baruc y IV Esdras.
3000 litros de vino. Y todos los que ten- En el caso de Daniel el protagonista se-
gan hambre se alegrarán y serán cada ría uno de los deportados a Babilonia por
día espectadores de prodigios. En aquel Nabucodonosor. Sin embargo lo experimen-
tiempo el maná guardado en reserva tado por este joven y por otros tres jóvenes
caerá de nuevo y comerán esos años, judíos era, evidentemente, lo que en realidad
porque habrán llegado al fin de los tiem-
vivían los hombres piadosos en tiempos de
pos» (Ap. Baruc 29,3.5-6.8).
Antíoco IV.
Baruc y Esdras eran contemporáneos de
la caida de Jerusalén y del destierro Babiló-
podía, a partir de este impulso, poner en boca nico. Por eso se prestaban a ser los mejores
de su vidente lo que todavía no había sucedi- protagonistas de visiones sucedidas tras la
do. El desenlace final de la historia, que el segunda destrucción de Jerusalén.
La Madre sufriente
«Sión, la madre de todos nosotros, está sumergida en la tristeza y fue profundamente
humillada. ¡Laméntense muchísimo! Tú ves, en efecto, cómo nuestro lugar santo ha sido
convertido en un lugar desierto, nuestro altar demolido y nuestro Templo destruido; nuestro
Esdras contempla en salterio fue humillado, nuestros himnos silenciados y nuestra alegría fue disuelta; la luz de
una visión a una mujer nuestros candelabros fue extinguida, nuestra arca de la alianza despedazada, nuestros
que sale al campo a objetos sagrados contaminados y el Nombre que es pronunciado sobre nosotros fue poco
llorar la pérdida de su menos que profanado; nuestros (hombres) libres han sufrido el ultraje, nuestros sacerdo-
único hijo cuando éste
tes quemados y nuestros levitas fueron a la cautividad; nuestras vírgenes fueron mancha-
estaba a punto de
casarse. Pero él le das, nuestras mujeres violadas, nuestros (hombres) justos raptados, nuestros niños aban-
recrimina ese llanto por donados, nuestros jóvenes hechos esclavos y nuestros (hombres) fuertes reducidos a la
un único hijo, cuando invalidez. Y lo peor de todo: el sello de Sión, ya que ahora le fue quitada su gloria y fue
Jerusalén y la tierra entregada en manos de aquellos que nos odiaron».
misma han perdido a
tantos. IV Esdras 10,8.21-23
Pero cuando está
tratando de consolar a
la mujer con la
esperanza de la
resurrección, ésta se
transforma en una
ciudad gloriosa. Un
ángel le interpreta
entonces la visión: la
mujer es Jerusalén, el
hijo muerto es el Templo
destruido y la ciudad es
la nueva Jerusalén en
su esplendor futuro.
Moneda de Vespasiano, que
muestra a Judea vencida bajo la
imagen de una mujer afligida.
41
4. También las comunidades cristianas de Y a causa de su fe de origen israelita, los
Oriente debieron pasar graves dificultades paganos no siempre sabían distinguir entre
durante la guerra judía de los años 66-70 EC. cristianos y judíos. Por otro lado, por ser in-
Sabemos de enfrentamientos entre judíos y circuncisos, los judíos consideraban a los
paganos en las ciudades de población mix- cristianos como paganos, por más que ellos
ta, de matanzas generalizadas, de denuncia refirieran su fe al Dios de Israel. Un peque-
ante tribunales de familiares que no pensa- ños apocalipsis contenido en el Evangelio de
ban igual: Marcos refleja esta situación dramática:
«Entre los que incitaban a la guerra y los «los entregarán a los tribunales, serán
que reclamaban la paz, se produjo un azotados en las sinagogas y comparece-
duro enfrentamiento. La pelea arreció pri- rán ante gobernadores y reyes por mi
mero en las familias, entre personas que causa» (13,9); «se levantarán hijos con-
habían vivido en armonía; luego los me- tra padres y los matarán. Y serán odia-
jores amigos se lanzaron unos contra dos de todos por causa de mi nombre;
otros» (Josefo, Guerra judía IV,132). pero el que persevere hasta el fin, ése se
salvará» (13,12-13).
Apocalipsis En los antiguos manuscritos griegos se lén, con el nombre de Babilonia. En el Nuevo
le puso el título tradicional de «El Apocalip- Testamento y en los escritos cristianos pri-
de Juan. sis de Juan». Probablemente, las palabras mitivos, sólo 1 Pe y Ap utilizan este símbolo,
iniciales del texto nos dan su título original: que podría indicar la existencia de una cier-
Autor, fecha ta tensión entre ambos (Cf. 1 Pe 5,13; Ap 14,8;
y contexto «La revelación de Jesucristo que Dios le 16,19; 17,5; 18,2.10.20).
concedió para mostrar a sus siervos lo En los primeros siglos, el libro del Apo-
que ha de suceder pronto; y envió a su calipsis fue objeto de una intensa controver-
ángel para dársela a conocer a su siervo sia y no todos lo consideraban como Escritu-
Juan» (1,1). ra inspirada. No fue acogido en el canon oc-
cidental hasta los años 394-395 EC, y sólo
Además, el autor dice que recibió la re- después de que una lectura simbólica se con-
velación en forma de visión mientras se en- virtiera en su interpretación autorizada gra-
contraba en la isla de Patmos (1,9-10). Por cias a Agustín. No se le consideró canónica
consiguiente, por su género y cariz, la obra en la Iglesia ortodoxa griega hasta el siglo
se encuentra en la tradición de la apocalípti- XII y aún no se encuentra en el canon orto-
ca judía. doxo siríaco.
A partir del contexto literario de apoca- Antes de esta fecha, en la Iglesia anti-
lipsis de la época posterior a la revuelta ju- gua se debatía si el autor denominado «Juan»
día se afianzó el modo simbólico de denomi- era el apóstol u otra persona. Ireneo, obispo
nar a Roma, la nueva destructora de Jerusa- de Lyon (ca. 180 EC), pensaba que era el após-
tol Juan, el mismo que había escrito el evan-
gelio (Contra las herejias V.30.3). Pero Gayo,
obispo de Roma, y Dionisio, obispo de Ale-
jandría (los dos de principios del siglo III), lo
denunciaron como obra del hereje Cerinto,
un importante adversario de Juan en las le-
yendas posteriores (cf. Eusebio, Historia Ecle-
siástica III.28). Por último, Eusebio, siguien-
do una tradición de Papías (ca. 130), lo atri-
buyó a Juan «el anciano o presbítero» (natu-
ral de Éfeso), pero negó su canonicidad.
En gran medida, estos antiguos debates
sobre el autor manifiestan la preocupación
por el carácter canónico del libro y la inter-
pretación de sus imágenes apocalípticas tan
radicales. Varios importantes escritores cris-
tianos del siglo II (entre quienes se incluyen
Papías y Taciano, un discípulo de Justino
El vidente de Mártir) lo interpretaron como una predicción
Apocalipsis según un al pie de la letra de que durante su existencia
manuscrito medieval advendría un reino de mil años (Cf. Justino
42
5. Mártir, Diálogo con Trifón 81; cf. Ireneo, Con- Sin embargo, a partir del estilo, el voca-
tra las herejias 5.28-36; y Tertuliano, Contra bulario y el tono, es altamente improbable que
Marción 3.13.24). su autor fuera el que escribió el evangelio de
Conforme pasaba el tiempo, iba quedan- Juan. No obstante, es posible que pretendie-
do claro que estas predicciones no contenían ra poseer una autoridad apostólica utilizan-
afirmaciones sobre el futuro con precisión do para ello el nombre de Juan, pues se trata
histórica. de algo común en la literatura apocalíptica.
Ubicación Algunos indicios en el texto del Apoca- Pero bien conocida es también la situa-
lipsis nos remiten hacia algunas situaciones ción de persecución de los cristianos en Roma
histórica críticas conocidas en el siglo I, y que justifi- bajo Nerón algunos años antes. En 13,18 apa-
caban la redacción de una obra apocalípti- rece una cifra simbólica
ca. Una de esas situaciones es la planteada para referirse a la Bestia
por la guerra judía. El vidente en Ap 12,6 perseguidora: «666».
dice que Puesto que, tanto en he-
breo como en griego,
La mujer que entre dolores dio a luz al cada letra tiene un valor
Hijo que fue arrebatado hasta Dios y has- numérico correspon-
Saqueo de Jerusalén. ta su trono, «huyó al desierto, donde tie- diente a su posición en
Arco de Tito. Roma.
El paralelo entre la toma
ne un lugar preparado por Dios para ser el alfabeto, el nombre
de Jerusalén y la allí alimentada 1260 días». descifrado es el resulta-
destrucción del primer do de la suma de sus le-
Templo en el año 587 Si bien este tiempo de tres años y medio tras. En este caso, un
aEC y la nueva
destrucción en el año
(la mitad de siete) es un tiempo indetermina- nombre probable es
70 EC por el ejército do y se trataría de un número simbólico, co- «Nerón César»:
romano , permitió a la incide con la duración de la guerra judía.
literatura apocalíptica Epifanio (PG 43,261) dice que, pasado ese Pero por otro lado, el término griego
transmitir la esperanza
de un cambio semejante
tiempo, los cristianos regresaron a Jerusalem, Domitia Kais suma también un total de 666.
al libro de Daniel. «habiendo sido destruida la ciudad» y fina- Ésta era la abreviatura de «Domiciano Cé-
Tomando los nombres lizada la guerra. sar», que se podía encontrar en el texto de
de personas Podría ser también una alusión a la des- una moneda o en una inscripción pública.
contemporáneas del
destierro babilónico y
trucción del Templo la referencia de Ap 11,2: En una moneda de Domiciano en Roma (73
del resurgimiento EC) se lee este tipo de leyenda, pero en latín:
siguiente, se «El patio exterior del Santuario, déjalo
escribieron entonces aparte, no lo midas, porque ha sido en-
las obras que
tregado a los gentiles, que pisotearán la
conocemos como
Apocalipsis siríaco de Ciudad Santa 42 meses». Persecuciones contra los
Baruc y IV Libro de cristianos en tiempos de
Esdras.
Nerón (hacia el 64 dC)
«Fueron, pues, castigados al principio
los que profesaban públicamente esta
religión, y después, por indicios de aqué-
llos, una multitud infinita, no tanto por el
delito del incendio que se les imputaba,
como por haberles convencido de gene-
ral aborrecimiento a la humana genera-
ción. Añadióse a la justicia que se hizo
de éstos, la burla y escarnio con que se
les daba la muerte. A unos vestían de
pellejos de fieras, para que de esta ma-
nera los despedazasen los perros; a
otros ponían en cruces; a otros echaban
sobre grandes rimeros de leña, a quie-
nes, faltando la luz del día, pegaban fue-
go, para que ardiendo con ellos sirvie-
sen de alumbrar en las tinieblas de la
noche»
Tácito, Anales XV,44
43
6. Persecuciones contra los
cristianos en tiempos de
Domiciano (c. 95 EC)
«De ellos, unos murieron; a otros se les
confiscaron los bienes; en cuanto a Domiti-
la, fue desterrada a la isla Pandataria».
Dión Casio, Historia Romana 67,14
Cristianos en el Circo Máximo de Roma. Escena del film
Quo Vadis (2001).
CAES. AVG. F. DOMIT. COS. II («César Au- En algún tiempo era bastante habitual
gusto Flavio Domiciano, cónsul por segun- fechar el Apocalipsis durante el período de
da vez»). Nerón y, por tanto, antes de la destrucción
Esta es una variente importante, ya qu de Jerusalén. Pero la fecha atribuida por Ire-
hacia final del siglo I los cristianos sufrirían neo a la muerte del apóstol Juan se sitúa en
una nueva persecución que les hacía recor- los años 95-96 EC, casi al final del reinado de
dar a la padecida en tiempos de Nerón. Dión Domiciano, y es la más admitida por los es-
Casio atestigua esta persecución del empe- pecialistas.
rador Domiciano. Además de citar algunos La diversidad de fechas no es excluyen-
cristianos miembros de la familia imperial, te, porque en el texto hay indicios de ruptura
dice que otros muchos fueron acusados por que permiten suponer una redacción sucesi-
ateísmo y por costumbres judaicas (Historia va. Podría tratarse de actualizaciones con
Romana 67,14). El libro del Apocalipsis guar- motivo de nuevas crisis. ësta es la opinión de
daría entonces referencias de esta persecu- M.-E. Boismard, que sostiene que el mismo
ción, ahora más ligada al conflicto con el cul- autor compuso dos apocalipsis, uno en el
to al emperador, al que se llamaba DOMINUS tiempo de Nerón, y luego otro en el tiempo de
ET DEUS NOSTER DOMITIANUS (Señor y Dios Vespasiano o de Domiciano. Según esto el
nuestro Domiciano): «eran exterminados cuan- Apocalipsis constaría de dos grandes par-
tos no adoraran la imagen de la bestia» (Ap tes, divididas en torno a 12,1.
13,17).
El culto El contexto de Apocalipsis se nos clari- La reciente investigación sobre el culto
fica mejor cuando afirma que está destinado imperial realizado en Éfeso nos indica que
imperíal a las «siete iglesias de Asia» (1,4). El autor es inaceptable fecharla durante el reinado de
también dice que recibió la revelación mien- Nerón y confirma que lo más probable es que
flaviano tras se encontraba en la isla de Patmos, junto se escribiera casi al final del reinado de
a la costa de Asia (1,9-10). Una leyenda pos- Domiciano (81-96).
terior sostenía que Juan (el Apóstol) había Aunque Éfeso era la capital de la pro-
sido exiliado a Patmos «a causa de la Pala- vincia romana de Asia, anteriormente había
bra de Dios yel testimonio de Jesús» (1,9), tenido una accidentada relación con Roma.
pero no resulta clara la situación. Podría for- Durante la guerra civil entre Marco Antonio
mar parte de la ficción literaria de la obra, y Octavio, Éfeso se había puesto de parte de
que es totalmente coherente con el género Antonio. La ciudad de Pérgamo, que era su
apocalíptico. rival apoyó a Octavio. Después de derrotar a
Existen dos elementos internos que cer- Antonio en la batalla de Accio (31 aEC) y una
tifican que fue escrita para cristianos de la vez adoptado el título de Augusto (28 aEC)
provincia de Asia: Octaviano permitió que algunas ciudades
erigieran templos consagrados al culto im-
primero, las siete iglesias, enumeradas perial en su honor, tal como Herodes hizo en
en 1,11 30, que se corresponden con las ciu- Cesarea Marítima. Lógicamente, el honor de
dades importantes de la región albergar el temylo para el culto imperial en
segundo, su polémica contra la «pros- Asia le fue otorgado, a Pérgamo no a Efeso.
tituta de Babilonia» (17,7-18) presupone el Augusto mantuvo un cierto rencor contra
culto imperial romano de Éfeso. Efeso durante toda su vida.
44
7. Pérgamo siguió ostentando, durante un rio (14-37 EC).
siglo, el honor de ser la sede principal del La suerte de Éfeso con respecto al culto
culto imperial en la provincia de Asia con el imperial cambió finalmente en el año 89 EC.,
título de neokoros («guardiana del templo»), cuando el emperador Domiciano autorizó la
que expresaba su singular distinción. creación de un nuevo culto imperial. Llama-
Pérgamo es una de las siete ciudades do el templo de los Sebastoi Flavianos, en ho-
mencionadas en Ap 1,11. La carta dirigida a nor de la dinastía de los flavios, es decir, de
ella (2,12-17) la denomina «el lugar donde Vespasiano (69-79), Tito (79-81) y Domiciano
está el trono de Satán» (2,13). Podría tratarse (81-96), el nuevo templo llegó casi a duplicar
de una referencia al templo dedicado al culto las medidas del ágora romana. Finalmente,
imperial o, tal vez, a su famoso Altar de Zeus. Efeso podía ostentar el título honorífico de
A las otras grandes ciudades de Asia, neokoros.
incluida Efeso, solo se les permitía partici- A Asia se le concedió un lugar relevante
par como anfitrionas de ciertos cultos y fies- y prestigioso en el conjunto del Imperio, pues
tas locales y otros importantes acontecimien- ninguna otra provincia podía decir que con-
tos para la asamblea provincial. De hecho, taba con tres templos consagrados al culto
las siete ciudades mencionadas en el Apoca- imperial. La colosal escultura de Domiciano
lipsis eran centros de algún tipo de culto im- que se encontró en Éfeso era la imagen que se
perial. A Esmirna (Ap 2,8-11), otra ciudad veneraba en este nuevo templo. A esta escul-
rival de Efeso, se le había otorgado un centro tura se refiere Ap 13,14-17 como la «imagen
de culto imperial durante el reinado de Tibe- de la bestia» que la gente tenía que adorar.
Imagen Colosal de
Domiciano encontrada
en Efeso
45
8. Las bestias La identificación de Roma con «Babilo- Los cinco reyes que «han caído» (es de-
nia» no resulta difícil de ver a partir de la cir, que han muerto) son los emperadores de
y los descripción de Ap 17. Comienza con la «se- la dinastía julio-claudia:
ñal» o visión de una mujer sentada sobre una
emperadores bestia de color escarlata con siete cabezas, Augusto (28 aEC -14 EC)
flavios cuyo significado explica uno de los ángeles Tiberio (14 - 37)
(17,3.7-9). Cayo o Calígula (37 - 41)
La descripción deja claro que se trata de Claudio (41 - 54)
la misma bestia con siete cabezas de Ap 13,1- Nerón (54 - 68)
4, a quien el dragón, Satán, le ha dado su
poder, trono y autoridad. El ángel dice que Los dos siguientes -el «que vive» y aquel
que surgirá pero «durará poco tiempo»- son
las siete cabezas de la bestia son las «sie-
te colinas sobre las que se sienta la mu- Vespasiano (69-79)
jer» (17,9) Tito, su hijo, que reinó solamente
dos años (79 - 81)
que es una antiquísima alusión a Roma. Lue-
go dice que Ap 17,10 dice explícitamente que los
primeros cinco reyes han «caído» y que aún
las cabezas son también «siete reyes» no ha «surgido» el de corta duración; por tan-
(17,10). to, la afirmación «el que aún vive» se refiere
ostensiblemente al «ahora» del texto. Con
Este complejo conjunto de equivalencias otras palabras, el contexto ficticio en el que
simbólicas constituye una de las claves más se ubica la visión de Juan corresponde al rei-
importantes del libro, puesto que se trata de nado de Vespasiano, probablemente a sus
una referencia a la descripción de 13,1-18, comienzos, justo después de la destrucción
coronada con la «enigmática marca de la bes- del Templo. El culto imperial no se establece-
tia», es decir, 666. Los siete reyes se descri- rá el hasta la época de Domiciano, en el año
ben del siguiente modo: 89. Nos encontramos con un recurso tempo-
ral típico de la literatura apocalíptica, que
«Aquí es donde se requiere inteligencia, consiste en que las imágenes desplegadas
tener sabiduría. Las siete cabezas son sie- «predicen» los acontecimientos futuros has-
te colinas sobre las que se asienta la mu- ta el momento en que se escribe el texto. Des-
jer: Son también siete reyes, de los que de la perspectiva de los destinatarios, sin
cinco han caldo, uno vive y el otro no ha embargo, los referentes históricos son total-
llegado aún. y cuando llegue, durará mente evidentes.
poco tiempo. Y la bestia, que era y ya no La primera revuelta judía suministra, en
es, hace el octavo, pero es uno de los sie- gran parte, el telón de fondo de las dramáti-
te, y camina hacia su destrucción» (Ap cas imágenes que encontramos en el Apoca-
17.9-11). lipsis. Ha de recordarse que la guerra comen-
«Y vi surgir del mar zó en el afto 66 EC, bajo el reinado de Nerón.
una Bestia que tenía Nerón había elegido con sumo cuidado al
diez cuernos y siete general Vespasiano para que comenzara la
cabezas, y en sus guerra. Al morir Nerón, Vespasiano tuvo que
cuernos diez
suspender temporalmente el cerco a Jerusa-
diademas, y en sus
cabezas títulos lén y regresar a Roma para convertirse en el
blasfemos. La Bestia nuevo emperador. Su hijo Tito puso fin al
que vi se parecía a cerco, destruyó Jerusalén y, finalmente, suce-
un leopardo, con las dió a su padre. Por consiguiente, los mismos
patas como de oso, y emperadores flavianos que habían destrui-
las fauces como do Jerusalén unos pocos años antes, ahora
fauces de león: y el eran venerados como dioses en el nuevo cul-
Dragón le dio su to imperial de Éfeso y de las ciudades de Asia.
poder y su trono y
La «octava» bestia se convierte ahora en
gran poderío. Una de
sus cabezas parecía la más importante de todas, pues es «uno de
herida de muerte, los siete». Se refiere al emperador Domicia-
pero su llaga mortal no, el hijo menor de Vespasiano, que reinaría
se le curó; entonces desde el 81 hasta el 96. La enigmática afir-
la tierra entera siguió mación de que «era y ya no es» alude a un
maravillada a la comentario anterior sobre la misma bestia de
Bestia» (Ap 13,1). siete cabezas en donde se dice:
46
9. «Una de sus cabezas parecía tener una en vida contradecía la costumbre de que la
herida mortal, pero fue curada, y toda la proclamación de la divinidad del emperador
tierra le siguió maravillada» (Ap 13,3). se realizara después de su muerte.
Al final, Domiciano fue asesinado en el
En Asia circulaba el rumor de que el año 96. Sus imágenes y símbolos fueron con-
emperador Domiciano era en realidad Ne- denados a «damnatio memoriae» o elimina-
rón, que había regresado a la vida. En efecto, dos de la actividad pública. Por consiguien-
Domiciano, al igual que Nerón, tenía una te, la bestia procedente del mar (Ap 13,1), que
pésima fama por su crueldad y megaloma- tiene el poder de Satán y que lleva «un nom-
nía. El hecho de que el Senado le otorgara el bre blasfemo sobre sus cabezas», es Domi-
título de DOMINUS ET DEUS («Señor y Dios») ciano, que se proclamó dios y del que se pen-
saba que era Nerón redivivo.
La bestia que surge de la tierra (Ap 13,11)
puede referirse al gobernador de Asia o al
Estructura del Libro sumo sacerdote del culto imperial flaviano,
que tendrían su sede en Éfeso. Presidirían las
Esquemáticamente, esta es la estructura del Apoc.
fiestas locales del culto imperial y llevarían a
la gente a adorar la «imagen de la bestia»
Presentaciones (13,14-15). Por tanto, con toda probabilidad,
Prefacio (1,1-3) y Carta de explicación de Juan (1,4-11) la cifra 666 es un símbolo numérico del nom-
La primera visión (1,12-20) bre y el título de Domiciano como emperador
Siete cartas: cap.2-3: examen de la Iglesia, luces y sombras.
(en griego, Kaisar o Sebastos), tal como aparece
en las monedas o inscripciones.
Segunda Visión El Apocalipsis sostenía, por consiguien-
ler. ciclo: 7 sellos (cap. 4-7): te, que honrar la imagen de Domiciano, la
La visión del Trono (cap. 4) bestia, era lo mismo que adorar a Satán, pues-
El rollo y el Cordero (cap. 5) to que se trataba de los mismos que hicieron
la guerra a los santos y destruyeron la ciu-
6 sellos abiertos por el Cordero (cap. 6)
dad santa de Jerusalén (ct Ap 13,5-7; 11,1-3).
interludio triunfal (cap. 7) A su vez, Dios castigará a cuantos veneran a
la bestia (14,9-11), cuando finalmente caiga
2do. ciclo: 7to. sello (8,1-11,19) = 7 trompetas: la misma Babilonia (14,8; 18,1).
-6 trompetas se tocan (8,7-9,2 1)
-digresión anticipatoria del tercer ciclo (10,1-11,14)
7ta. trompeta = celebración de triunfo (11,15-19)
Tercera Visión
3er. ciclo: Grandes signos en el cielo (cap. 12 - 16)
1er signo: La mujer embarazada (12,1-2)
2do signo: El gran dragón rojo (12,3-4)
Guerra en el cielo (12,5-17)
La guerra baja a la tierra: Las bestias se enfrentan al ejér-
cito del Cordero (12,18-14,20)
Comienza la guerra: 7 ángeles, 7 plagas y 7 copas de ira
(15,1-16,21)
Cuarta Visión
La gran prostituta, Babilonia (=Roma) 17,1-22,5
La alegoriía y su explicación (17,1-18)
La caída de Babilonia (18,1-8)
Lamentación por Babilonia (18,9-19,10)
Se abren los cielos y revelan el fin (19,11-21,8)
La nueva Jerusalén (21,9-22,5)
Epilogo: 22,6-21.
47
10. Introducción Con forma de proemio epistolar, la se-
gunda introducción (1,4-6) le habría dado a La manifestación del Hijo
(1,4-20) todo el Apoc la forma de carta De hecho
elúltimo versículo del Apoc, «La gracia del de Dios
Señor Jesús (sea) con todos» (22,21), cierra
la forma de carta. Los primeros versículos «Dado que has visto un hombre ascen-
diendo del corazón del mar; ese mismo
habrían sido añadidos como título, dando
es Aquel a quien el Altísimo reserva des-
al escrito la forma de «revelación» o «apoca-
pués de mucho tiempo; por medio del cual
lipsis». él mismo liberará a su criatura y él mis-
Si se pasa de la introducción en forma mo dispondrá aquellos que fueron aban-
epistolar (1,4-6), directamente a 1,9, que está donados. Dado que has visto salir de su
en la primera persona, entramos en la mate- boca como un soplo, fuego y una tem-
ria que llevó a escribir la «carta». Se trata de pestad; y aunque no tenía ni lanza ni ins-
la visión-base, que presenta a Jesucristo ma- trumento alguno de guerra, él destruía a
jestuoso, cual juez severo, «semejante a hijo la multitud que viniera a combatirlo, esta
es la interpretación: he aquí que vienen
de hombre» (el juez daniélico), de cuya boca
días, cuando el Altísimo comience a libe-
salía «una aguda espada de dos filos» (1,16).
rar a los que están sobre la tierra. Vendrá
Es una visión estrechamente relaciona- una confusión de la mente sobre aque-
da con las siete cartas, que empiezan cada llos que habitan la tierra; planearán hacer
una con una presentación de Jesucristo bajo la guerra unos contra otros, ciudades con-
uno de sus aspectos expuestos en la visión tra ciudades, región contra región, pue-
inaugural del cap. 1 (cf. 2,1.8.12. etc.), para blo contra pueblo y reino contra reino. Y
acto seguido emitir su juicio sobre la con- ocurrirá que mientras pasen estas cosas
ducta de la comunidad en cuestión. y ocurran los signos que te he mostrado
antes, entonces será revelado mi Hijo:
aquel hombre que viste ascendiendo»
Resulta llamativo que haya una visión
sobre Jesucristo (cap. 1) antes de la visión IV Libro de Esdras 13,25-32
más general del trono en el cielo (cap. 4-5),
donde Jesucristo volverá a ser presentado y
será esa imagen, la del Cordero, la que do- El libro del Apocalipsis comienza con una visión de
mine el resto de la obra. Si ahora tenemos Jesús, en la que se presenta la obra de salvación
dos presentaciones, es porque eventualmen- como la venida del Hijo del hombre: «Yo soy el
te se le antepuso aquella en el cap. 1. Ésta Primero y el Último, el que vive; estuve muerto, pero
ahora estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo
habría sido redactada teniendo presente un las llaves de la Muerte y del Hades» (1,17-18). Se
apocalipsis que ya habría sido escrito y que trata de una esperanza compartida por otros
constiuye la Segunda Visión (4,1-11,19). escritos apocalípticos de la época.
Las siete Tras el epílogo y la primera visión, se tró en un texto ya escrito, que sería el cuerpo
presentan las cartas a cada una de las igle- principal del Apoc. (4,1-11,19).
cartas sias mencionadas en 1,11. Es la primera se- La cifra de «siete» cartas es simbólica, ya
rie de «siete», que funcionará como princi- que en la indicación al final de cada una se
pio de organización del texto. dice que el juicio vale para todas «las igle-
En las cartas encontramos frases y te- sias» (2,7.11.17. etc.). Pero el resto de Apoc.,
mas enunciados en el cuerpo del Apoc: en cambio, es genérico en los cuadros que pre-
senta, sin dirigirse a ninguna comunidad en
«quien tenga oídos, oiga» (2,7 = 13,9), particular.
«el árbol de la vida» (2,7 = 22,2), Desde el punto de vista de su contenido,
la segunda muerte (2,11 = 20,6.14), en las cartas la mirada se dirige al interior de
regirá «con vara de hierro» (2,27 = la Iglesia. El resto de Apoc., en cambio, mira
12,5; 19,15), hacia afuera, al resto del mundo en su rela-
vestidos de blanco (3,4s.18 = ción con la Iglesia.
4,4;7,9.13.14), Las cartas son juicios sobre las comuni-
el «libro de la vida» (3,5 = 13,8; 17,8; dades con sus consecuentes llamadas a la con-
20,12.15; 21,27), versión y a la fidelidad. Son claramente mora-
la nueva Jerusalén que baja del cielo lizantes, a diferencia del resto de Apoc., que
(3,12 = 21,2ss). está centrado en la escatología.
Es probable que las cartas hayan sido
El autor debía estar familiarizado con compuestas teniendo en cuenta la visión
esas expresiones y temas, ya sea porque eran inaugural, que ya estaría escrita, al igual que
parte de su vocabulario, o porque las encon- el cuerpo de Apoc.
48
11. Según E. Schüssler
Fiorenza las cartas son
solemnes Estructura de las siete cartas
proclamaciones
proféticas. La «Cada mensaje se ciñe a un modelo retórico compuesto de los siguientes elementos:
expresión repetida «así
dice...» aparece tanto Orden de escribir;
en los profetas hebreos Fórmula profética del mensajero (tade legei: «así dice») y caracterización del portavoz,
como en los oráculos
en este caso Jesucristo;
helenísticos, y también
en los edictos de la
Elementos y secuencia de la sección «Conozco»:
corte persa y entre los a. descripción de la situación («Conozco que...»),
magistrados romanos. b. censura («pero he de echarte en cara...»),
Se trataría de oráculos c. orden de arrepentirse,
divinos dirigidos a la d. dicho profético-revelatorio («mira...»),
Iglesia. e. promesa de pronta venida de Cristo,
f. exhortación (mantenerse firmes);
La llamada a la escucha va dirigida a todos los miembros de las iglesias, no a una
iglesia determinada;
La promesa escatológica a quienes consigan mantenerse firmes va dirigida una vez más
a una amplia audiencia, no sólo a la comunidad destinataria del mensaje.
Elisabeth Schüssler Fiorenza, Apocalipsis. Visión de un mundo justo, Estella 1997, p.72.
Segunda En la segunda visión (4,1-11,19) se le Según M.-E. Boismard esta parte de
muestra a Juan el trono celestial y al Rey de Apoc. estaría inspirada en los apocalipsis
Visión los Cielos sentado allí, que sostiene un rollo judíos, particularmente en el de Daniel. Las
con siete sellos. La apertura de cada uno de Tercera y Cuarta visiones se inspirarían más
los sellos (6,1-8,1) provee la ocasión para co- bien en Ezequiel.
Los 7 sellos municar cada segmento de la visión relativo La Segunda visión, de sabor netamente
a las destrucciones que se han hecho caer judío, según algunas opiniones, podría ser un
sobre la tierra. La apertura del séptimo sello apocalipsis judío adoptado por el autor. Su
origina, a su vez, una serie de siete trompetas mensaje central es la liberación del pueblo
(8,1-11,18). oprimido, con el Éxodo como trasfondo, que
El entrelazamiento de estas secuencias concluye con el canto de Moisés en 11,15-18.
permite describir otras imágenes mediante las Las otras visiones se centran en las figu-
que, cada vez más profundamente, se va in- ras del dragón y la bestia, al acecho del Cor-
troduciendo al lector en el mundo simbólico dero. Su mensaje principal es la certeza del
del texto. A continuación se producen siete juicio divino y la reivindicación de los que
truenos cuando un ángel trae consigo otro «ro- permanecen fieles al Cordero. De aquí que se
llo pequeño» (10,1-4), tras lo cual se le mues- exhorte constantemente a la fidelidad a todo
tra a Juan la ciudad de Jerusalén (11,1-8). precio. Su tema predominante es la situación
Ésta es la primera pista de que la visión de la Iglesia frente al totalitarismo romano.
que se revela es, de hecho, una referencia a la
guerra y la destrucción de Jerusalén, que aho- En la descripción de quién se sienta en
ra se relaciona con la crucifixión de Jesús y la el TRONO CELESTIAL el autor utiliza el valor
persecución de dos profetas. A todo esta tri- simbólico de los elementos que componen el
bulación se la denomina los «ayes» (11,9-13). cuadro para describir la gloria de Dios:
Finalmente, el séptimo ángel toca su
trompeta y estalla un cántico triunfal al abrir- «Vi veinticuatro tronos alrededor del tro-
se a la visión de Juan todo el panorama celes- no, y sentados en los tronos, a veinticua-
tial (11,19). tro Ancianos con vestiduras blancas y
Parece que el objetivo de esta segunda coronas de oro sobre sus cabezas. Del tro-
visión es describir las tribulaciones y los jui- no salen relámpagos y fragor y truenos;
cios sufridos como consecuencia de la gue- delante del trono arden siete antorchas
rra. También quedan otras cuestiones pen- de fuego, que son los siete Espíritus de
dientes: ¿por qué se han producido estas des- Dios. Delante del trono como un mar
gracias? ¿Cómo liberará Dios al elegido y transparente semejante al cristal» (4,4-6).
cuándo? El toque triunfal de la séptima trom-
peta y la apertura del nuevo escenario del Los 24 ancianos suelen ser identifica-
cielo señalan ahora a la visión siguiente que dos con los Patriarcas y los Apóstoles. El blan-
las responderá. co de sus vestidos expresa gloria o victoria;
las coronas el poder de regir.
49
12. Mientras que los
relámpagos y el fragor
y truenos del trono de Los siete Espíritus de Dios
Dios en Ap 4,5 evoca
las teofanías, como en 1. Uriel, «Fuego de Dios». Está sobre el mundo y sobre el infierno.
el caso del Sinaí, los
siete Espíritus podrían 2. Rafael, «Medicina de Dios». Preside sobre el espíritu de los hombres.
ser los arcángeles que
tradicionalmente se
3. Ragüel, «Amigo de Dios». Vengador del mundo de la Ley.
consideraba los
servidores más
cercanos de Dios. Sus 4. Mikael, «¡Quién como Dios!». Preside a la mejor parte de los hombres: el pueblo de
nombres los Israel.
conocemos por el libro I
Enoc (20,1-8). 5. Sariel, «Príncipe de Dios». Vigila a los espíritus que inducen al pecado.
6. Gabriel, «Dios es mi fuerza». Preside a los querubines y serafines en el paraíso.
7. Reniel, «Trueno de Dios». Preside a los que van a resucitar.
El mar transparente es aquel mismo que llado. Esto significa que permanece secreto
ve Moisés cuando sube al Sinaí: mientras no sea abierto. Eso no lo puede ha-
cer ningún ser: ángel, hombre o demonio, ya
«Bajo sus pies había como un pavimento que todos carecen de la dignidad suficiente.
de zafiro tan puro como el mismo cielo» Sin embargo
(Ex 24,10).
«el León de la tribu de Judá, el Retoño de
Se trata del cielo visto desde arriba, conside- David; él podrá abrir el libro y sus siete
rado como una cúpula de cristal. sellos» (5,5).
Los Vivientes son descritos según el mo-
delo de Ez 1,10: La imagen del León está tomada de la
bendición de Jacob a sus hijos:
«En cuanto a la forma de sus caras, era
una cara de hombre, y los cuatro tenían «Cachorro de león es Judá; de la presa,
cara de león a la derecha, los cuatro te- hijo mío, has vuelto; se recuesta, se echa
nían cara de toro a la izquierda, y los cual león, o cual leona, ¿quién le hará
cuatro tenían cara de águila». alzar?» (Gn 49,9).
Estar llenos de ojos significa estar llenos de Sin embargo, su apariencia no es la de un
conocimiento. animal depredador:
Los destinos del universo son entrega-
dos al Cordero bajo la forma de un libro se- «Vi, de pie, en medio del trono y de los
cuatro Vivientes y de los Ancianos, un
Cordero, como degollado; tenía siete cuer-
nos y siete ojos, que son los siete Espíritus
de Dios, enviados a toda la tierra» (5,6).
En este caso la imagen está tomada del
ritual de la pascua en Ex 12,21-27. Degolla-
do, pero de pie, es la referencia a la muerte y
resurrección de Jesús. A él se le canta:
«Eres digno de tomar el libro y abrir sus
sellos porque fuiste degollado y compras-
te para Dios con tu sangre hombres de
toda raza, lengua, pueblo y nación; y has
hecho de ellos para nuestro Dios un Rei-
no de Sacerdotes, y reinan sobre la tie-
rra» (5,9-10).
Se evoca así la consagración de Israel
como pueblo de la Alianza en virtud de la
liberación de Egipto:
50
13. «Ya habéis visto lo que he hecho con los rismo romano. A ese poder humano se con-
egipcios, y cómo a vosotros os he llevado trapone el recibido por el Cordero, como la
sobre alas de águila y os he traído a mí. multitud de los Angeles alrededor del trono,
Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz de los Vivientes y de los Ancianos dicen con
y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi fuerte voz:
propiedad personal entre todos los pue-
blos, porque mía es toda la tierra; seréis «Digno es el Cordero degollado de recibir
para mí un reino de sacerdotes y una na- el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuer-
ción santa» (Ex 19,4-6). za, el honor, la gloria y la alabanza» (5,12).
Pero la visión de Apoc es universal, más allá La alabanza se hace compartida sin hacer
del pueblo israelita. diferencia entre el Cordero y Dios sentado
La realeza es un desafío ante el totalita- en su trono (5,13).
Segunda A medida que el Cordero va abriendo «se les dijo que esperasen todavía un
los sellos del Libro que sólo él es digno de poco, hasta que se completara el número
Visión abrir, y que comiencen a sonar trompetas (8,2- de sus consiervos y hermanos que iban a
9), se desarrollará la visión de los aconteci- ser muertos como ellos» (6,11).
mientos que anuncian y preparan el desas-
Las 7 trompetas tre del imperio romano, prototipo de los ene- Las señales cósmicas que se describen a
migos de Dios. continuación acompañan, en los profetas, al
El Cordero no se limita en su apertura a Día de Yahveh (del Juicio):
una simple lectura del Libro, sino que a me-
dida que procede se van realizando lo que «Sucederá aquel día -oráculo del Señor
está anunciado en él. Como en la teología YHWH- que yo haré ponerse el sol a me-
profética, aquí también el anuncio es eficaz diodía, y en plena luz del día cubriré la
y, por tanto, temido como lo eran los anti- tierra de tinieblas» (Am 8,9).
guos oráculos. Pero en este caso no se puede
impedir, como antes se intentaba acallar al La reacción de los perseguidores es la
profeta. desaparición de su seguridad y arrogancia.
Los caballos que van apareciendo están La escena del sellado y los sellados (7,3-
inspirados en Zac 1,8-10 y 6,1-3. Sus colores 8) representa la predestinación de los justos,
son simbólicos: y remite al profeta Ezequiel:
Blanco: Victoria. «Pasa por la ciudad, por Jerusalén, y
Rojo: Guerras sangrientas; son su precio. marca una cruz en la frente de los hom-
Negro: la muerte por el hambre. bres que gimen y lloran por todas las
Verdoso: la putrefacción. abominaciones que se cometen en medio
de ella». Y a los otros oí que les dijo: «Re-
Se trata de una progresión. Se está des- corred la ciudad detrás de él y herid. No
cribiendo una invasión y sus secuelas, que tengáis una mirada de piedad, no perdo-
acontece no en todo el mundo, sino sobre «la
cuarta parte de la tierra» (6,8). Al abrir el quin-
to sello, los mártires piden que se haga justi- Los cuatro jinetes
cia. Pero se les da un vestido blanco y
«He tenido una visión esta noche. Era un
hombre que montaba un caballo rojo;
estaba de pie entre los mirtos que hay en
la hondonada; detrás de él, caballos ro-
jos, alazanes y blancos. Yo dije: «Quié-
nes son éstos, señor mío?» El ángel que
hablaba conmigo me dijo: «Yo te enseña-
ré quiénes son éstos». Y el hombre que
estaba entre los mirtos intervino y dijo:
«Estos son los que ha enviado Yahveh a
recorrer la tierra». Entonces ellos se diri-
gieron al ángel de Yahveh que estaba en-
tre los mirtos y dijeron: «Hemos recorrido
la tierra y hemos visto que toda la tierra
vive en paz» (Zac 1,8-11).
51
14. néis; a viejos, jóvenes, doncellas, niños y aparece una gran multitud de todas las na-
mujeres matadlos hasta que no quede ciones que comparten este triunfo:
uno. Pero al que lleve la cruz en la frente,
no le toquéis. Empezad a partir de mi san- «Son los que vienen de la gran tribulación;
tuario» (9,4-6). han lavado sus vestiduras y las han blan-
queado con la sangre del Cordero» (7,14).
Los sellados no son de todo el mundo,
sino de las doce tribus de Israel. Pero en 7,9 La tribulación es la que se va a tratar en
el resto del libro, y que precede al fin. Toda la
apocalíptica tiende a mostrar las tribulacio-
La fiesta de las Tiendas y Apocalipsis nes como precursoras del adveniminto
mesiánico, como «dolores de parto» de un
La fiesta judía de las Chozas (Sukkot), celebrada el 15 de tishrí alumbramiento.
(final de setiembre o comienzos de octubre) permite vislumbrar Las trompetas son un fenómeno que co-
en sus lecturas el porvenir definitivo al que serán invitadas las incide con las plagas de Egipto (Ex 7-10). Pero
naciones junto con Israel. Zac 14 habla de aguas vivas que mana- solo recaen sobre una tercera parte de la tie-
rán de Jerusalén y de luz que no se apaga con la noche, elemen-
rra. Lo que sucede con los sellos y las trom-
tos de importancia central dentro de la fiesta. Ez 38 narra el com-
bate final en que serán vencidos los enemigos del pueblo de petas no es otra cosa que la historia del pue-
Dios. Estos textos tienen un claro sentido escatológico y contribu- blo de Israel. Interesa la plaga correspondien-
yen a crear un clima de renovada esperanza en la intervención de te al sexto Angel que tenía la trompeta:
Dios como creador de un mundo nuevo.
Si bien la prescripción de habitar en una choza quiere recordar la «Suelta a los cuatro Angeles atados jun-
relatividad y provisoriedad de la vida humana frente al absoluto de to al gran río Eufrates». Y fueron solta-
Dios, también quiere adelantar en el presente la vida definitiva a dos los cuatro Angeles que estaban pre-
través de la protección de Dios que cubre a sus hijos con su parados para la hora, el día, el mes y el
bendición. Así lo implora la oración que se reza todas las tardes
año, para matar a la tercera parte de los
durante los días de la fiesta:
hombres. El número de su tropa de caba-
«Haznos descansar en paz, Señor Dios nuestro. Y haz que llería era de 200.000.000; pude oír su
nos volvamos a levantar, oh Rey nuestro, vivos y en paz. Extien- número. Así vi en la visión los caballos y
de sobre nosotros la Sukká de tu paz y afiánzanos en buenas a los que los montaban: tenían corazas
disposiciones en tu presencia. Sálvanos pronto por causa de de color de fuego, de jacinto y de azufre;
tu Nombre. Defiéndenos y aleja de nosotros a Satanás; apár- las cabezas de los caballos como cabe-
talo de todas partes y ocúltanos bajo la sombra de tus alas, zas de león y de sus bocas salía fuego y
porque tú eres un rey bueno y misericordioso. Así pues, guar- humo y azufre» (9,14-17).
da nuestra entrada y nuestra salida con vistas a la vida y a la
paz, desde ahora y para siempre. Bendito seas, Señor, que
guarda a su pueblo Israel para siempre». Se trataría de una invasión de los par-
tos, temida por los romanos y esperada por
Un elemento importante lo constituye el lulav, la rama de palmera los cristianos.
que, unida en un ramo con ramas de mirto y sauce, se agita du- En el capítulo 10 pasan las trompetas y
rante la recitación del Hallel (salmos 113-118). El Apocalipsis nos ahora se consuma el misterio de Dios. Apa-
muestra la liturgia del cielo, donde hay «una muchedumbre in- rece un ángel que uno podría identificar con
mensa... con palmas en sus manos» (7,9-10). A estos fieles testi- el mismo Cristo (baja del cielo envuelto en
gos de la fe «el Cordero que está en medio del trono los apacen-
tará y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida» (7,17),
como se celebra en Sukkot. También se dice que «el que está
sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos» (7,15), como
pide la oración mencionada.
Cuando el emperador Valeriano quiso lograr la
unidad del imperio contra los partos, los cristianos
se le presentaban como un cuerpo extranjero. Por
eso en el año 257 prohibió el culto, muriendo entre
otros el obispo de Roma, Sixto, y su diácono
Lorenzo. También le toca la misma suerte a Cipriano.
La captura y muerte de Valeriano a manos de los
persas fue visto por los cristianos como un castigo
del cielo.
Algo semejante sucedería cuando Juliano llamado el
Apóstata, trate de restaurar el paganismo en contra
de los cristianos. Al morir en 363 luchando contra
los partos, habría pronunciado como últimas
palabras «¡Venciste Galileo!».
52
15. gua difícil, sino a la casa de Israel» (Ez 3,5),
Juan sí: «Tienes que profetizar otra vez con-
tra muchos pueblos, naciones, lenguas y re-
yes» (Ap 10,11).
Cuando el séptimo ángel toca su trom-
Jinetes partos peta (11,15) suenan en el cielo fuertes voces
una nube, con el rostro como el sol). Trae un que dicen: «Ha llegado el reinado sobre el
libro abierto en su mano. Ya todo ha termina- mundo de nuestro Señor y de su Cristo; y rei-
do, no habrá dilación (10,6). El Misterio de nará por los siglos de los siglos», y los ancia-
Dios anunciado a los profetas como buena nos vuelven a aparecer en escena (11,17) pos-
nueva se ha consumado. trándose y adorando a Dios diciendo «Te
Juan toma el libro de la mano del ángel y damos gracias, Señor Dios Todopoderoso,
lo come (10,9-10). El libro ya no está sellado, «Aquel que es y que era» porque has asumi-
sino que está abierto. Toda esta escena se ins- do tu inmenso poder para establecer tu rei-
pira en la vocación profética de Ezequiel (2,8- nado». Ya no se dice más «el que vendrá»,
3,3). Pero mientras que Ezequiel no es «en- pues ya ha llegado. Y a continuación empie-
viado a un pueblo de habla oscura y de len- zan una serie de signos.
Tercera La parte más importante del Apocalip- La imagen femenina vuelve a aparecer
sis es la visión de los capítulos 12-16, donde como en IV Esdras, y lo más probable es que
Visión se explica cómo un conflicto cósmico aconte- simbolice al pueblo de Dios, ya que evoca el
cido en los cielos entre los arcángeles de Dios sueño de José, donde el sol representa a su
y Satán, el gran dragón rojo, se ha desborda- padre Israel, la luna a su madre Raquel y las
do en los tiempos últimos hasta alcanzar la estrellas a él y a sus once hermanos (cf. Gén
tierra (12,13-17). Es un motivo clásico de la 37,9-10).
apocalíptica, pero aquí se pudo haber El hecho de que «está encinta, y grita
reelaborado para expresar los acontecimien- con los dolores del parto y con el tormento de
tos sucedidos en la revuelta judía y sus con- dar a luz» (Ap 12,2) confirmaría la atribu-
secuencias. Más concretamente, el texto dice ción, puesto que Jerusalén ha sido descrita
que el antiguo dragón, Satán, había encarga- por los profetas como una parturienta:
do a dos bestias, una del mar (13,1-10) y otra
de la tierra (13,11-18), que supervisaran su «Antes de tener dolores dio a luz, antes
reinado en la tierra. Como ya hemos visto, la de llegarle el parto dio a luz varón. ¿Quién
bestia de siete cabezas que surge del mar se oyó tal? ¿Quién vio cosa semejante? ¿Es
refiere a Roma y sus emperadores, como deja dado a luz un país en un solo día? ¿O
claro la posterior interpretación realizada por nace un pueblo todo de una vez? Pues
el ángel (17,7-14). Esta bestia es el agente de bien: Tuvo dolores y dio a luz Sión a sus
Satán que sometió a los judíos y destruyó Je- hijos» (Is 66,7-9).
rusalén.
El texto dice: Continúa el texto:
«Una gran señal apareció en el cielo: una «La mujer dio a luz un Hijo varón, el que
Mujer, vestida del sol, con la luna bajo ha de regir a todas las naciones con cetro
sus pies, y una corona de doce estrellas de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta
sobre su cabeza» (12,1). Dios y hasta su trono» (12,5).
53
16. y con él desaparecerá la tristeza» (Ascención
de Moisés 10,1).
Jesús mismo habría intuido que el mal
había sido ya vencido mediante el Reino de
Dios que se hacía presente mediante sus
exorcismos y curaciones: «He visto a Sata-
nás caer del cielo como un rayo» (Lc 10,18).
Pero los creyentes saben que, a pesar de
este triunfo, la lucha se traslada a la tierra y
los involucra a ellos:
«Entonces despechado contra la Mujer,
se fue a hacer la guerra al resto de sus
hijos, los que guardan los mandamien-
tos de Dios y mantienen el testimonio de
Jesús» (Ap 12,17).
A ellos les toca enfrentar el culto al em-
perador (cf. 13,15), y padecer entonces la mis-
ma persecución que en otro tiempo Antíoco
IV emprendiera contra los judíos fieles a la
Ley. La visión de la Bestia a la que el Dragón
le transmite su poder, se inspira en Dn 7 (per-
secución de Antíoco Epífanes), en donde se
En el lenguaje de los salmos el que rige habla de cuatro bestias que salen del mar. En
con cetro de hierro es el rey mesiánico. Ap, la Bestia del mar (Mediterráneo) es el
¿Quién es ese hijo? Tratándose de un apoca- imperio romano o su emperador, que se
lipsis cristiano no hay duda de que es Jesús, arroga títulos divinos. Y este es el motivo de
que ha sido exaltado a la presencia de Dios la persecución: ni judíos, ni cristianos admi-
como Mesías y que debe retornar para ejercer tieron las pretensiones del emperador de lle-
su realeza. var títulos divinos y que llegará a ser un cier-
El arrebato de Jesús hasta Dios es segui- to culto. Se trata de una lucha contra la divi-
do del triunfo sobre las fuerzas del mal: nización del poder.
«Y fue arrojado el gran Dragón, la Ser- Pero la batalla cósmica no ha terminado
piente antigua, el llamado Diablo y Sata- todavía. Los ejércitos de la bestia están listos
nás, el seductor del mundo entero; fue para luchar contra el ejército del Cordero en
arrojado a la tierra y sus Ángeles fueron Sión una serie final de batallas (14,1-16,21).
arrojados con él» (12,9). Mientras que en el capítulo 14 los ángeles
venían anunciando que se realiza el juicio,
Esta imagen era muy común en las ex- en el capitulo 15 los que triunfaron cantan
pectativas mesiánicas de la época: un cántico nuevo de pie junto al mar de cris-
tal, así como Moisés había cantado con todo
«se manifestará el reinado de Dios so- el pueblo, a orillas del mar Rojo, la liberación
bre toda la creación, y no existirá ya Satanás, de Egipto (Ex 15,1-21).
Cuarta La cuarta visión (Ap 17,1-22,5) prosigue «La mujer estaba vestida de púrpura y
el relato retornando a la escena celestial an- escarlata, resplandecía de oro, piedras
visión terior (11,19-12,1) para mostrar cuál será el preciosas y perlas» (17,4).
resultado de su drama cósmico. Uno de los
siete ángeles, que había supervisado los por- Es la responsable de la muerte de los mártires
tentos de las últimas batallas (14,16), presen- (17,6) y se identifica con la Roma imperial:
ta ahora una serie de visiones en las que pre-
dice la caída de Babilonia, es decir, Roma, «La mujer que has visto es la Gran Ciu-
otra apertura de los cielos y la visión del des- dad, la que tiene la soberanía sobre los
censo de una nueva Jerusalén (21,9-22,5). reyes de la tierra» (17,18).
Como opuesta a la Mujer vestida de sol
el vidente observa otra figura femenina: Su destino final es la ruina, que será ce-
54