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El libro del Apocalipsis
                       Los escritos que fueron apareciendo en las dos últimas décadas del siglo I
                       muestran a las comunidades cristianas en un proceso de diferenciación
                       respecto al judaísmo que les dio origen, paralelamente a una adaptación
                       creciente a la cultura romana. En ese contexto encontramos no sólo la
                       recomendación de los códigos domésticos en que se apoya el orden social, sino
                       incluso el mandato de «honrar al soberano» (1 Pe 2,17).
                       No todos los cristianos estarían de acuerdo con esta estrategia de encarnación
                       de los valores establecidos. Hubo quien pensó que esta adaptación al sistema
                       romano era detestable y lo expresó con firmeza utilizando la tradición
                       apocalíptica anterior.



Nacimiento                  La literatura apocalíptica está formada      y una efebía, así como la de inscribir a los
                       por un conjunto de obras judías y cristianas,     Antioquenos en Jerusalén» (2 Mac 4,9). Obli-
de la                  en su mayoría redactadas entre el 200 aEC y       gado por las imposiciones romanas a renun-
                       el 100 EC, una época en que tanto los judíos      ciar a nuevas conquistas, Antíoco se concen-
literatura             como los cristianos primitivos eran objeto de     tró entonces en el afianzamiento de su impe-
apocalíptica           persecuciones o habían debido exiliarse.          rio a través de la helenización sistemática de
                            Un momento clave de su surgimiento ha        todos sus territorios.
                       sido la «crisis macabea», resultante de la pro-         En términos concretos, esto significó
                       hibición del ejercicio de la religión judía de-   para Jerusalén y Judá la supresión de los sa-
                       cretada en 168 aEC por el rey sirio Antíoco IV    crificios en el santuario, la construcción de
                       Epífanes en los territorios de su reino.          altares paganos en todas las ciudades, la pro-
                            El legado romano Popilio Lemas había         hibición de la circuncisión y la abolición del
                       presionado a Antíoco a dejar el territorio que    descanso sabático. Para vigilar que tal dis-
                       en 169 aEC había conquistado a Egipto (1          posición se cumpliera fueron designados ins-
                       Mac 1,16-19), pues éste era un aliado de          pectores, y se persiguió y castigó duramente
                       Roma. Por otra lado Siria aún no había ter-       a quienes se negaron a acatar las nuevas dis-
                       minado de pagar la indemnización acorda-          posiciones. Y se llevó todo lo decretado a su
                       da con los romanos tras su derrota en 188, y      culminación cuando se introdujo un nuevo
                       Antíoco estaba muy lejos de poder enfrentar       altar en el Templo de Jerusalén y se realiza-
                       una nueva guerra con Roma.                        ron sobre el mismo los sacrificios en honor
                            Su intención de reafirmar su autoridad       del «Señor del cielo», es decir, al Baal Sha-
                       en esa región fronteriza con el reino de Ptolo-   main siro-fenicio, equivalente al Zeus Olym-
                       meo VII quedó expresada en la construcción        pios (1 Mac 1,41-61).
                       de una ciudadela como residencia de una                 La intención principal de Antíoco fue
                       guarnición siria en Jerusalén (1 Mac 1,33-36).    terminar con todo particularismo dentro de
                       También en la constitución de la ciudad como      su imperio, a fin de fortalecer su unidad: «que
                       polis helenística, permitiendo al judío Jasón     todos formaran un único pueblo y abando-
                       «instalar por su propia cuenta un gimnasio        nara cada uno sus peculiares costumbres»

                                                                         Antíoco III de Siria intentó ocupar tierras de Asia
                                                                         Menor e incluso parte de la Grecia continental. Pero
                                                                         los romanos intervinieron en esa región que había
                                                                         comenzado a beneficiar económicamente a muchos
                                                                         comerciantes romanos e itálicos. Los romanos
                                                                         destruyeron al ejército Sirio en las Termópilas en
                                                                         191 aEC, y luego en Magnesia, ya en suelo asiático.
                                                                         Antíoco III debio abandonar los territorios al oeste
                                                                         del Taurus, entregar sus temibles elefantes, reducir
                                                                         su flota y entregar a su hijo Antíoco como rehén. Lo
                                                                         más duro fue la imposición del pago de 15.000
                                                                         talentos como indemnización. Esto lo llevó a él y a
                                                                         sus sucesores a cambiar notablemente de actitud
                                                                         hacia sus vasallos, pues se vio obligado a
                                                                         procurarse dinero por cualquier medio.
                                                                         Su hijo Antíoco IV conquistó Egipto en 169 sin poder
                                                                         ocupar Alejandría (1 Mac 1,20-24) y de regreso a
Moneda de Antíoco IV                                                     Siria se apoderó del tesoro del Templo de Jerusalén.



                                                                                                                          39
pertaba. Sólo valía la pena renunciar a la vida
                                Antíoco IV profana el                         presente si existía una esperanza cierta de
                                                                              alcanzar una salvación definitiva como re-
                                Templo                                        compensa a la fidelidad. La salvación de los
                                                                              mártires se manifestaría al final de los tiem-
                                «El día quince del mes de Kisléu del año      pos con la intervención de Dios. Recién en-
                                145 levantó el rey sobre el altar de los
                                                                              tonces serían recompensados los justos y
                                holocaustos la Abominación de la deso-
                                                                              destruidos para siempre los impíos. Así este
                                lación. También construyeron altares en
                                las ciudades de alrededor de Judá. A las      mundo, enemigo de Dios y de sus servidores
                                puertas de las casas y en las plazas que-     en el presente, sólo estaría destinado a ser
                                maban incienso. Rompían y echaban al          aniquilado. Y al final de la historia Dios crea-
                                fuego los libros de la Ley que podían         ría definitivamente un mundo nuevo y dis-
                                hallar. Al que encontraban con un ejem-       tinto para los que perseveraran hasta el fin
Jasón -que había                plar de la Alianza en su poder, o bien des-   en su fe.
comprado el cargo de            cubrían que observaba los preceptos de              Las actitudes propuestas por este modo
Sumo Sacerdote con              la Ley, la decisión del rey le condenaba a
mucho dinero (2 Mac                                                           de pensamiento fueron, por tanto, la espera
                                muerte. Actuaban violentamente contra
4,7-9)- fundó en                                                              pasiva de esa intervención de Dios y la nega-
                                los israelitas que sorprendían un mes y
Jerusalén una                                                                 ción de todo compromiso con este mundo,
comunidad de                    otro en las ciudades; el día veinticinco de
                                cada mes ofrecían sacrificios en el ara       porque estaba totalmente corrompido y sin
ciudadanos
antioquenos mediante el         que se alzaba sobre el altar de los holo-     remedio. Teniendo una visión tan determi-
visto bueno del rey.            caustos.                                      nista de la historia, el tiempo final venía a ser
Mandó construir un              A las mujeres que hacían circuncidar a        lo único importante, y el presente sólo llega-
gimnasio donde hacían           sus hijos las llevaban a la muerte, con-      ba a ser importante si era contemplado sobre
deporte los jóvenes             forme al edicto, con sus criaturas colga-
judíos de la alta                                                             ese juicio final como si éste fuese su telón de
                                das al cuello. La misma suerte corrían
sociedad desnudos, al                                                         fondo. Sobre un escenario así dispuesto, el
modo griego,                    sus familiares y los que habían efectua-
                                                                              drama de la historia, con todos sus protago-
disimulando su                  do la circuncisión».
                                                             1 Mac 1,54-61    nistas, podría ser contemplado en su feliz
circuncisión mediante
una operación estética                                                        desenlace: los vencedores del presente serían
(1 Mac 1,14-15).                                                              los derrotados de mañana, y vencidos de hoy
Igualmente envió a Tiro                                                       los triunfadores del futuro.
un donativo para las         (1 Mac 1,41). Eso significaba concretamente            Los que así se animaban a mirar la his-
competencias                 suprimir los principales signos distintivos
deportivas celebradas                                                         toria eran realmente visionarios. Sabían ver
                             del pueblo judío.                                más allá de la crisis y animar a otros con la
en dedicación a
Heracles (2 Mac 4,18-             Esta situación resultaba inédita, porque    recompensa de Dios, que llegaría a pesar del
20).                         los períodos sangrientos de la historia judía    fracaso aparente de los justos. Para poder
Por eso se le reprocha       nunca habían sido persecuciones religiosas,
que «cambió las                                                               expresar esta interpretación de la historia
                             sino como invasiones y saqueos. En la pre-       varios pensadores pusieron por escrito su
costumbres de sus
compatriotas conforme        sente circunstancia cada judío se veía obli-     visión en forma escenificada, eligiendo como
al estilo griego» (4,10),    gado a optar entre la negación de sus creen-     protagonista a algún personaje famoso del
y promovió «el auge del      cias o la muerte. Muchos fueron los que se
helenismo y el                                                                pasado. Ya en su tiempo el protagonista ha-
                             decidieron por la muerte, haciendo de ella       bría recibido una revelación (gr. apokalypsis)
progreso de la moda
extranjera» (4,13). Así      un testimonio de su fe (gr. martyría).           de parte de Dios respecto de los sucesos futu-
se considera que el               Muchos se preguntarían entonces: ¿dón-      ros, que no son sino los acontecimientos de
programa de la               de están las promesas de Dios? Cuando tan-
helenización es una                                                           la época del autor. De esta manera el autor
                             tos se sentían tentados a dejar de lado su fe    podía describir el pasado histórico y el pre-
amenaza grave para la
supervivencia de la          para salvarse de la muerte, se repensó la no-    sente como si al protagonista del drama se
tradición y de la religión   ción de salvación y la esperanza que ella des-   les anticipara en una visión. Pero también
judía.




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En el Apocalipsis de                                                          autor presentía desde su fe y desde su cono-
Baruc, se describe la                                                         cimiento de la fidelidad y justicia de Dios,
venida del Mesías             Un futuro mejor
después de un largo                                                           era anunciado así por un personaje presti-
tiempo de tribulaciones.      «Bajo el golpe de su tremendo pánico            gioso que ya habría vaticinado con exactitud
Entonces se inaugurará
                              llegarán a pensar: «El Omnipotente no           otros acontecimientos ya sucedidos.
una era de fecundidad                                                              Entre los escritos apocalípticos encon-
asombrosa, con
                              se acuerda ya de la tierra». Entonces,
abundancia de vino y          cuando pierdan la esperanza, el tiempo          tramos algunos libros de la Biblia o alguna
pan.                          será inminente» (Ap. Baruc 24,4).               parte de los mismos. Entre los canónicos, los
                                                                              más difundidos y más merecedores de esta
                              «Cuando se cumpla lo que está previsto          calificación son los de Daniel y el Apocalip-
                              empezará a manifestarse el Mesías. La
                                                                              sis (y fragmentos como Isaías 24-27; Zaca-
                              tierra dará su fruto, diez mil por uno. Cada
                                                                              rías 1-8; Ezequiel 37-39; Marcos 13; Mateo
                              cepa tendrá mil sarmientos, cada sar-
                              miento dará mil racimos, cada racimo            24-25; Lucas 21). Entre los apócrifos, los más
                              contará mil uvas y cada uva producirá           conocidos son Enoc, Baruc y IV Esdras.
                              3000 litros de vino. Y todos los que ten-            En el caso de Daniel el protagonista se-
                              gan hambre se alegrarán y serán cada            ría uno de los deportados a Babilonia por
                              día espectadores de prodigios. En aquel         Nabucodonosor. Sin embargo lo experimen-
                              tiempo el maná guardado en reserva              tado por este joven y por otros tres jóvenes
                              caerá de nuevo y comerán esos años,             judíos era, evidentemente, lo que en realidad
                              porque habrán llegado al fin de los tiem-
                                                                              vivían los hombres piadosos en tiempos de
                              pos» (Ap. Baruc 29,3.5-6.8).
                                                                              Antíoco IV.
                                                                                   Baruc y Esdras eran contemporáneos de
                                                                              la caida de Jerusalén y del destierro Babiló-
                           podía, a partir de este impulso, poner en boca     nico. Por eso se prestaban a ser los mejores
                           de su vidente lo que todavía no había sucedi-      protagonistas de visiones sucedidas tras la
                           do. El desenlace final de la historia, que el      segunda destrucción de Jerusalén.



                              La Madre sufriente
                              «Sión, la madre de todos nosotros, está sumergida en la tristeza y fue profundamente
                              humillada. ¡Laméntense muchísimo! Tú ves, en efecto, cómo nuestro lugar santo ha sido
                              convertido en un lugar desierto, nuestro altar demolido y nuestro Templo destruido; nuestro
Esdras contempla en           salterio fue humillado, nuestros himnos silenciados y nuestra alegría fue disuelta; la luz de
una visión a una mujer        nuestros candelabros fue extinguida, nuestra arca de la alianza despedazada, nuestros
que sale al campo a           objetos sagrados contaminados y el Nombre que es pronunciado sobre nosotros fue poco
llorar la pérdida de su       menos que profanado; nuestros (hombres) libres han sufrido el ultraje, nuestros sacerdo-
único hijo cuando éste
                              tes quemados y nuestros levitas fueron a la cautividad; nuestras vírgenes fueron mancha-
estaba a punto de
casarse. Pero él le           das, nuestras mujeres violadas, nuestros (hombres) justos raptados, nuestros niños aban-
recrimina ese llanto por      donados, nuestros jóvenes hechos esclavos y nuestros (hombres) fuertes reducidos a la
un único hijo, cuando         invalidez. Y lo peor de todo: el sello de Sión, ya que ahora le fue quitada su gloria y fue
Jerusalén y la tierra         entregada en manos de aquellos que nos odiaron».
misma han perdido a
tantos.                                                                                              IV Esdras 10,8.21-23
Pero cuando está
tratando de consolar a
la mujer con la
esperanza de la
resurrección, ésta se
transforma en una
ciudad gloriosa. Un
ángel le interpreta
entonces la visión: la
mujer es Jerusalén, el
hijo muerto es el Templo
destruido y la ciudad es
la nueva Jerusalén en
su esplendor futuro.




Moneda de Vespasiano, que
muestra a Judea vencida bajo la
imagen de una mujer afligida.



                                                                                                                              41
También las comunidades cristianas de             Y a causa de su fe de origen israelita, los
                       Oriente debieron pasar graves dificultades        paganos no siempre sabían distinguir entre
                       durante la guerra judía de los años 66-70 EC.     cristianos y judíos. Por otro lado, por ser in-
                       Sabemos de enfrentamientos entre judíos y         circuncisos, los judíos consideraban a los
                       paganos en las ciudades de población mix-         cristianos como paganos, por más que ellos
                       ta, de matanzas generalizadas, de denuncia        refirieran su fe al Dios de Israel. Un peque-
                       ante tribunales de familiares que no pensa-       ños apocalipsis contenido en el Evangelio de
                       ban igual:                                        Marcos refleja esta situación dramática:

                         «Entre los que incitaban a la guerra y los        «los entregarán a los tribunales, serán
                         que reclamaban la paz, se produjo un              azotados en las sinagogas y comparece-
                         duro enfrentamiento. La pelea arreció pri-        rán ante gobernadores y reyes por mi
                         mero en las familias, entre personas que          causa» (13,9); «se levantarán hijos con-
                         habían vivido en armonía; luego los me-           tra padres y los matarán. Y serán odia-
                         jores amigos se lanzaron unos contra              dos de todos por causa de mi nombre;
                         otros» (Josefo, Guerra judía IV,132).             pero el que persevere hasta el fin, ése se
                                                                           salvará» (13,12-13).



Apocalipsis                 En los antiguos manuscritos griegos se       lén, con el nombre de Babilonia. En el Nuevo
                       le puso el título tradicional de «El Apocalip-    Testamento y en los escritos cristianos pri-
de Juan.               sis de Juan». Probablemente, las palabras         mitivos, sólo 1 Pe y Ap utilizan este símbolo,
                       iniciales del texto nos dan su título original:   que podría indicar la existencia de una cier-
Autor, fecha                                                             ta tensión entre ambos (Cf. 1 Pe 5,13; Ap 14,8;
y contexto               «La revelación de Jesucristo que Dios le        16,19; 17,5; 18,2.10.20).
                         concedió para mostrar a sus siervos lo                En los primeros siglos, el libro del Apo-
                         que ha de suceder pronto; y envió a su          calipsis fue objeto de una intensa controver-
                         ángel para dársela a conocer a su siervo        sia y no todos lo consideraban como Escritu-
                         Juan» (1,1).                                    ra inspirada. No fue acogido en el canon oc-
                                                                         cidental hasta los años 394-395 EC, y sólo
                            Además, el autor dice que recibió la re-     después de que una lectura simbólica se con-
                       velación en forma de visión mientras se en-       virtiera en su interpretación autorizada gra-
                       contraba en la isla de Patmos (1,9-10). Por       cias a Agustín. No se le consideró canónica
                       consiguiente, por su género y cariz, la obra      en la Iglesia ortodoxa griega hasta el siglo
                       se encuentra en la tradición de la apocalípti-    XII y aún no se encuentra en el canon orto-
                       ca judía.                                         doxo siríaco.
                            A partir del contexto literario de apoca-          Antes de esta fecha, en la Iglesia anti-
                       lipsis de la época posterior a la revuelta ju-    gua se debatía si el autor denominado «Juan»
                       día se afianzó el modo simbólico de denomi-       era el apóstol u otra persona. Ireneo, obispo
                       nar a Roma, la nueva destructora de Jerusa-       de Lyon (ca. 180 EC), pensaba que era el após-
                                                                         tol Juan, el mismo que había escrito el evan-
                                                                         gelio (Contra las herejias V.30.3). Pero Gayo,
                                                                         obispo de Roma, y Dionisio, obispo de Ale-
                                                                         jandría (los dos de principios del siglo III), lo
                                                                         denunciaron como obra del hereje Cerinto,
                                                                         un importante adversario de Juan en las le-
                                                                         yendas posteriores (cf. Eusebio, Historia Ecle-
                                                                         siástica III.28). Por último, Eusebio, siguien-
                                                                         do una tradición de Papías (ca. 130), lo atri-
                                                                         buyó a Juan «el anciano o presbítero» (natu-
                                                                         ral de Éfeso), pero negó su canonicidad.
                                                                               En gran medida, estos antiguos debates
                                                                         sobre el autor manifiestan la preocupación
                                                                         por el carácter canónico del libro y la inter-
                                                                         pretación de sus imágenes apocalípticas tan
                                                                         radicales. Varios importantes escritores cris-
                                                                         tianos del siglo II (entre quienes se incluyen
                                                                         Papías y Taciano, un discípulo de Justino
El vidente de                                                            Mártir) lo interpretaron como una predicción
Apocalipsis según un                                                     al pie de la letra de que durante su existencia
manuscrito medieval                                                      advendría un reino de mil años (Cf. Justino

42
Mártir, Diálogo con Trifón 81; cf. Ireneo, Con-         Sin embargo, a partir del estilo, el voca-
                            tra las herejias 5.28-36; y Tertuliano, Contra     bulario y el tono, es altamente improbable que
                            Marción 3.13.24).                                  su autor fuera el que escribió el evangelio de
                                 Conforme pasaba el tiempo, iba quedan-        Juan. No obstante, es posible que pretendie-
                            do claro que estas predicciones no contenían       ra poseer una autoridad apostólica utilizan-
                            afirmaciones sobre el futuro con precisión         do para ello el nombre de Juan, pues se trata
                            histórica.                                         de algo común en la literatura apocalíptica.



Ubicación                         Algunos indicios en el texto del Apoca-           Pero bien conocida es también la situa-
                            lipsis nos remiten hacia algunas situaciones       ción de persecución de los cristianos en Roma
histórica                   críticas conocidas en el siglo I, y que justifi-   bajo Nerón algunos años antes. En 13,18 apa-
                            caban la redacción de una obra apocalípti-         rece una cifra simbólica
                            ca. Una de esas situaciones es la planteada        para referirse a la Bestia
                            por la guerra judía. El vidente en Ap 12,6         perseguidora: «666».
                            dice que                                           Puesto que, tanto en he-
                                                                               breo como en griego,
                              La mujer que entre dolores dio a luz al          cada letra tiene un valor
                              Hijo que fue arrebatado hasta Dios y has-        numérico correspon-
Saqueo de Jerusalén.          ta su trono, «huyó al desierto, donde tie-       diente a su posición en
Arco de Tito. Roma.
El paralelo entre la toma
                              ne un lugar preparado por Dios para ser          el alfabeto, el nombre
de Jerusalén y la             allí alimentada 1260 días».                      descifrado es el resulta-
destrucción del primer                                                         do de la suma de sus le-
Templo en el año 587             Si bien este tiempo de tres años y medio      tras. En este caso, un
aEC y la nueva
destrucción en el año
                            (la mitad de siete) es un tiempo indetermina-      nombre probable es
70 EC por el ejército       do y se trataría de un número simbólico, co-       «Nerón César»:
romano , permitió a la      incide con la duración de la guerra judía.
literatura apocalíptica     Epifanio (PG 43,261) dice que, pasado ese               Pero por otro lado, el término griego
transmitir la esperanza
de un cambio semejante
                            tiempo, los cristianos regresaron a Jerusalem,     Domitia Kais suma también un total de 666.
al libro de Daniel.         «habiendo sido destruida la ciudad» y fina-        Ésta era la abreviatura de «Domiciano Cé-
Tomando los nombres         lizada la guerra.                                  sar», que se podía encontrar en el texto de
de personas                      Podría ser también una alusión a la des-      una moneda o en una inscripción pública.
contemporáneas del
destierro babilónico y
                            trucción del Templo la referencia de Ap 11,2:      En una moneda de Domiciano en Roma (73
del resurgimiento                                                              EC) se lee este tipo de leyenda, pero en latín:
siguiente, se                 «El patio exterior del Santuario, déjalo
escribieron entonces          aparte, no lo midas, porque ha sido en-
las obras que
                              tregado a los gentiles, que pisotearán la
conocemos como
Apocalipsis siríaco de        Ciudad Santa 42 meses».                             Persecuciones contra los
Baruc y IV Libro de                                                               cristianos en tiempos de
Esdras.
                                                                                  Nerón (hacia el 64 dC)
                                                                                  «Fueron, pues, castigados al principio
                                                                                  los que profesaban públicamente esta
                                                                                  religión, y después, por indicios de aqué-
                                                                                  llos, una multitud infinita, no tanto por el
                                                                                  delito del incendio que se les imputaba,
                                                                                  como por haberles convencido de gene-
                                                                                  ral aborrecimiento a la humana genera-
                                                                                  ción. Añadióse a la justicia que se hizo
                                                                                  de éstos, la burla y escarnio con que se
                                                                                  les daba la muerte. A unos vestían de
                                                                                  pellejos de fieras, para que de esta ma-
                                                                                  nera los despedazasen los perros; a
                                                                                  otros ponían en cruces; a otros echaban
                                                                                  sobre grandes rimeros de leña, a quie-
                                                                                  nes, faltando la luz del día, pegaban fue-
                                                                                  go, para que ardiendo con ellos sirvie-
                                                                                  sen de alumbrar en las tinieblas de la
                                                                                  noche»

                                                                                                       Tácito, Anales XV,44




                                                                                                                                 43
Persecuciones contra los
                                                              cristianos en tiempos de
                                                              Domiciano (c. 95 EC)
                                                               «De ellos, unos murieron; a otros se les
                                                              confiscaron los bienes; en cuanto a Domiti-
                                                              la, fue desterrada a la isla Pandataria».

                                                                     Dión Casio, Historia Romana 67,14



                                                          Cristianos en el Circo Máximo de Roma. Escena del film
                                                          Quo Vadis (2001).


           CAES. AVG. F. DOMIT. COS. II («César Au-                En algún tiempo era bastante habitual
           gusto Flavio Domiciano, cónsul por segun-          fechar el Apocalipsis durante el período de
           da vez»).                                          Nerón y, por tanto, antes de la destrucción
                 Esta es una variente importante, ya qu       de Jerusalén. Pero la fecha atribuida por Ire-
           hacia final del siglo I los cristianos sufrirían   neo a la muerte del apóstol Juan se sitúa en
           una nueva persecución que les hacía recor-         los años 95-96 EC, casi al final del reinado de
           dar a la padecida en tiempos de Nerón. Dión        Domiciano, y es la más admitida por los es-
           Casio atestigua esta persecución del empe-         pecialistas.
           rador Domiciano. Además de citar algunos                La diversidad de fechas no es excluyen-
           cristianos miembros de la familia imperial,        te, porque en el texto hay indicios de ruptura
           dice que otros muchos fueron acusados por          que permiten suponer una redacción sucesi-
           ateísmo y por costumbres judaicas (Historia        va. Podría tratarse de actualizaciones con
           Romana 67,14). El libro del Apocalipsis guar-      motivo de nuevas crisis. ësta es la opinión de
           daría entonces referencias de esta persecu-        M.-E. Boismard, que sostiene que el mismo
           ción, ahora más ligada al conflicto con el cul-    autor compuso dos apocalipsis, uno en el
           to al emperador, al que se llamaba DOMINUS         tiempo de Nerón, y luego otro en el tiempo de
           ET DEUS NOSTER DOMITIANUS (Señor y Dios            Vespasiano o de Domiciano. Según esto el
           nuestro Domiciano): «eran exterminados cuan-       Apocalipsis constaría de dos grandes par-
           tos no adoraran la imagen de la bestia» (Ap        tes, divididas en torno a 12,1.
           13,17).


El culto         El contexto de Apocalipsis se nos clari-          La reciente investigación sobre el culto
           fica mejor cuando afirma que está destinado        imperial realizado en Éfeso nos indica que
imperíal   a las «siete iglesias de Asia» (1,4). El autor     es inaceptable fecharla durante el reinado de
           también dice que recibió la revelación mien-       Nerón y confirma que lo más probable es que
flaviano   tras se encontraba en la isla de Patmos, junto     se escribiera casi al final del reinado de
           a la costa de Asia (1,9-10). Una leyenda pos-      Domiciano (81-96).
           terior sostenía que Juan (el Apóstol) había             Aunque Éfeso era la capital de la pro-
           sido exiliado a Patmos «a causa de la Pala-        vincia romana de Asia, anteriormente había
           bra de Dios yel testimonio de Jesús» (1,9),        tenido una accidentada relación con Roma.
           pero no resulta clara la situación. Podría for-    Durante la guerra civil entre Marco Antonio
           mar parte de la ficción literaria de la obra,      y Octavio, Éfeso se había puesto de parte de
           que es totalmente coherente con el género          Antonio. La ciudad de Pérgamo, que era su
           apocalíptico.                                      rival apoyó a Octavio. Después de derrotar a
                 Existen dos elementos internos que cer-      Antonio en la batalla de Accio (31 aEC) y una
           tifican que fue escrita para cristianos de la      vez adoptado el título de Augusto (28 aEC)
           provincia de Asia:                                 Octaviano permitió que algunas ciudades
                                                              erigieran templos consagrados al culto im-
                  primero, las siete iglesias, enumeradas     perial en su honor, tal como Herodes hizo en
             en 1,11 30, que se corresponden con las ciu-     Cesarea Marítima. Lógicamente, el honor de
             dades importantes de la región                   albergar el temylo para el culto imperial en
                  segundo, su polémica contra la «pros-       Asia le fue otorgado, a Pérgamo no a Efeso.
             tituta de Babilonia» (17,7-18) presupone el      Augusto mantuvo un cierto rencor contra
             culto imperial romano de Éfeso.                  Efeso durante toda su vida.


44
Pérgamo siguió ostentando, durante un       rio (14-37 EC).
                       siglo, el honor de ser la sede principal del           La suerte de Éfeso con respecto al culto
                       culto imperial en la provincia de Asia con el     imperial cambió finalmente en el año 89 EC.,
                       título de neokoros («guardiana del templo»),      cuando el emperador Domiciano autorizó la
                       que expresaba su singular distinción.             creación de un nuevo culto imperial. Llama-
                             Pérgamo es una de las siete ciudades        do el templo de los Sebastoi Flavianos, en ho-
                       mencionadas en Ap 1,11. La carta dirigida a       nor de la dinastía de los flavios, es decir, de
                       ella (2,12-17) la denomina «el lugar donde        Vespasiano (69-79), Tito (79-81) y Domiciano
                       está el trono de Satán» (2,13). Podría tratarse   (81-96), el nuevo templo llegó casi a duplicar
                       de una referencia al templo dedicado al culto     las medidas del ágora romana. Finalmente,
                       imperial o, tal vez, a su famoso Altar de Zeus.   Efeso podía ostentar el título honorífico de
                             A las otras grandes ciudades de Asia,       neokoros.
                       incluida Efeso, solo se les permitía partici-          A Asia se le concedió un lugar relevante
                       par como anfitrionas de ciertos cultos y fies-    y prestigioso en el conjunto del Imperio, pues
                       tas locales y otros importantes acontecimien-     ninguna otra provincia podía decir que con-
                       tos para la asamblea provincial. De hecho,        taba con tres templos consagrados al culto
                       las siete ciudades mencionadas en el Apoca-       imperial. La colosal escultura de Domiciano
                       lipsis eran centros de algún tipo de culto im-    que se encontró en Éfeso era la imagen que se
                       perial. A Esmirna (Ap 2,8-11), otra ciudad        veneraba en este nuevo templo. A esta escul-
                       rival de Efeso, se le había otorgado un centro    tura se refiere Ap 13,14-17 como la «imagen
                       de culto imperial durante el reinado de Tibe-     de la bestia» que la gente tenía que adorar.




Imagen Colosal de
Domiciano encontrada
en Efeso


                                                                                                                     45
Las bestias                    La identificación de Roma con «Babilo-             Los cinco reyes que «han caído» (es de-
                          nia» no resulta difícil de ver a partir de la     cir, que han muerto) son los emperadores de
y los                     descripción de Ap 17. Comienza con la «se-        la dinastía julio-claudia:
                          ñal» o visión de una mujer sentada sobre una
emperadores               bestia de color escarlata con siete cabezas,          Augusto (28 aEC -14 EC)
flavios                   cuyo significado explica uno de los ángeles           Tiberio (14 - 37)
                          (17,3.7-9).                                           Cayo o Calígula (37 - 41)
                               La descripción deja claro que se trata de        Claudio (41 - 54)
                          la misma bestia con siete cabezas de Ap 13,1-         Nerón (54 - 68)
                          4, a quien el dragón, Satán, le ha dado su
                          poder, trono y autoridad. El ángel dice que           Los dos siguientes -el «que vive» y aquel
                                                                            que surgirá pero «durará poco tiempo»- son
                            las siete cabezas de la bestia son las «sie-
                            te colinas sobre las que se sienta la mu-           Vespasiano (69-79)
                            jer» (17,9)                                         Tito, su hijo, que reinó solamente
                                                                                dos años (79 - 81)
                          que es una antiquísima alusión a Roma. Lue-
                          go dice que                                             Ap 17,10 dice explícitamente que los
                                                                            primeros cinco reyes han «caído» y que aún
                            las cabezas son también «siete reyes»           no ha «surgido» el de corta duración; por tan-
                            (17,10).                                        to, la afirmación «el que aún vive» se refiere
                                                                            ostensiblemente al «ahora» del texto. Con
                               Este complejo conjunto de equivalencias      otras palabras, el contexto ficticio en el que
                          simbólicas constituye una de las claves más       se ubica la visión de Juan corresponde al rei-
                          importantes del libro, puesto que se trata de     nado de Vespasiano, probablemente a sus
                          una referencia a la descripción de 13,1-18,       comienzos, justo después de la destrucción
                          coronada con la «enigmática marca de la bes-      del Templo. El culto imperial no se establece-
                          tia», es decir, 666. Los siete reyes se descri-   rá el hasta la época de Domiciano, en el año
                          ben del siguiente modo:                           89. Nos encontramos con un recurso tempo-
                                                                            ral típico de la literatura apocalíptica, que
                            «Aquí es donde se requiere inteligencia,        consiste en que las imágenes desplegadas
                            tener sabiduría. Las siete cabezas son sie-     «predicen» los acontecimientos futuros has-
                            te colinas sobre las que se asienta la mu-      ta el momento en que se escribe el texto. Des-
                            jer: Son también siete reyes, de los que        de la perspectiva de los destinatarios, sin
                            cinco han caldo, uno vive y el otro no ha       embargo, los referentes históricos son total-
                            llegado aún. y cuando llegue, durará            mente evidentes.
                            poco tiempo. Y la bestia, que era y ya no             La primera revuelta judía suministra, en
                            es, hace el octavo, pero es uno de los sie-     gran parte, el telón de fondo de las dramáti-
                            te, y camina hacia su destrucción» (Ap          cas imágenes que encontramos en el Apoca-
                            17.9-11).                                       lipsis. Ha de recordarse que la guerra comen-
«Y vi surgir del mar                                                        zó en el afto 66 EC, bajo el reinado de Nerón.
una Bestia que tenía                                                        Nerón había elegido con sumo cuidado al
diez cuernos y siete                                                        general Vespasiano para que comenzara la
cabezas, y en sus                                                           guerra. Al morir Nerón, Vespasiano tuvo que
cuernos diez
                                                                            suspender temporalmente el cerco a Jerusa-
diademas, y en sus
cabezas títulos                                                             lén y regresar a Roma para convertirse en el
blasfemos. La Bestia                                                        nuevo emperador. Su hijo Tito puso fin al
que vi se parecía a                                                         cerco, destruyó Jerusalén y, finalmente, suce-
un leopardo, con las                                                        dió a su padre. Por consiguiente, los mismos
patas como de oso, y                                                        emperadores flavianos que habían destrui-
las fauces como                                                             do Jerusalén unos pocos años antes, ahora
fauces de león: y el                                                        eran venerados como dioses en el nuevo cul-
Dragón le dio su                                                            to imperial de Éfeso y de las ciudades de Asia.
poder y su trono y
                                                                                  La «octava» bestia se convierte ahora en
gran poderío. Una de
sus cabezas parecía                                                         la más importante de todas, pues es «uno de
herida de muerte,                                                           los siete». Se refiere al emperador Domicia-
pero su llaga mortal                                                        no, el hijo menor de Vespasiano, que reinaría
se le curó; entonces                                                        desde el 81 hasta el 96. La enigmática afir-
la tierra entera siguió                                                     mación de que «era y ya no es» alude a un
maravillada a la                                                            comentario anterior sobre la misma bestia de
Bestia» (Ap 13,1).                                                          siete cabezas en donde se dice:


46
«Una de sus cabezas parecía tener una              en vida contradecía la costumbre de que la
                            herida mortal, pero fue curada, y toda la          proclamación de la divinidad del emperador
                            tierra le siguió maravillada» (Ap 13,3).           se realizara después de su muerte.
                                                                                     Al final, Domiciano fue asesinado en el
                               En Asia circulaba el rumor de que el            año 96. Sus imágenes y símbolos fueron con-
                          emperador Domiciano era en realidad Ne-              denados a «damnatio memoriae» o elimina-
                          rón, que había regresado a la vida. En efecto,       dos de la actividad pública. Por consiguien-
                          Domiciano, al igual que Nerón, tenía una             te, la bestia procedente del mar (Ap 13,1), que
                          pésima fama por su crueldad y megaloma-              tiene el poder de Satán y que lleva «un nom-
                          nía. El hecho de que el Senado le otorgara el        bre blasfemo sobre sus cabezas», es Domi-
                          título de DOMINUS ET DEUS («Señor y Dios»)           ciano, que se proclamó dios y del que se pen-
                                                                               saba que era Nerón redivivo.
                                                                                     La bestia que surge de la tierra (Ap 13,11)
                                                                               puede referirse al gobernador de Asia o al
Estructura del Libro                                                           sumo sacerdote del culto imperial flaviano,
                                                                               que tendrían su sede en Éfeso. Presidirían las
Esquemáticamente, esta es la estructura del Apoc.
                                                                               fiestas locales del culto imperial y llevarían a
                                                                               la gente a adorar la «imagen de la bestia»
Presentaciones                                                                 (13,14-15). Por tanto, con toda probabilidad,
               Prefacio (1,1-3) y Carta de explicación de Juan (1,4-11)        la cifra 666 es un símbolo numérico del nom-
               La primera visión (1,12-20)                                     bre y el título de Domiciano como emperador
             Siete cartas: cap.2-3: examen de la Iglesia, luces y sombras.
                                                                               (en griego, Kaisar o Sebastos), tal como aparece
                                                                               en las monedas o inscripciones.
Segunda Visión                                                                      El Apocalipsis sostenía, por consiguien-
       ler. ciclo: 7 sellos (cap. 4-7):                                        te, que honrar la imagen de Domiciano, la
               La visión del Trono (cap. 4)                                    bestia, era lo mismo que adorar a Satán, pues-
               El rollo y el Cordero (cap. 5)                                  to que se trataba de los mismos que hicieron
                                                                               la guerra a los santos y destruyeron la ciu-
               6 sellos abiertos por el Cordero (cap. 6)
                                                                               dad santa de Jerusalén (ct Ap 13,5-7; 11,1-3).
               interludio triunfal (cap. 7)                                    A su vez, Dios castigará a cuantos veneran a
                                                                               la bestia (14,9-11), cuando finalmente caiga
       2do. ciclo: 7to. sello (8,1-11,19) = 7 trompetas:                       la misma Babilonia (14,8; 18,1).
               -6 trompetas se tocan (8,7-9,2 1)
               -digresión anticipatoria del tercer ciclo (10,1-11,14)
               7ta. trompeta = celebración de triunfo (11,15-19)


Tercera Visión
       3er. ciclo: Grandes signos en el cielo (cap. 12 - 16)
               1er signo: La mujer embarazada (12,1-2)
               2do signo: El gran dragón rojo (12,3-4)
               Guerra en el cielo (12,5-17)
               La guerra baja a la tierra: Las bestias se enfrentan al ejér-
           cito del Cordero (12,18-14,20)
               Comienza la guerra: 7 ángeles, 7 plagas y 7 copas de ira
           (15,1-16,21)


Cuarta Visión
       La gran prostituta, Babilonia (=Roma) 17,1-22,5
               La alegoriía y su explicación (17,1-18)
               La caída de Babilonia (18,1-8)
               Lamentación por Babilonia (18,9-19,10)
               Se abren los cielos y revelan el fin (19,11-21,8)
               La nueva Jerusalén (21,9-22,5)

Epilogo: 22,6-21.

                                                                                                                             47
Introducción        Con forma de proemio epistolar, la se-
               gunda introducción (1,4-6) le habría dado a           La manifestación del Hijo
(1,4-20)       todo el Apoc la forma de carta De hecho
               elúltimo versículo del Apoc, «La gracia del           de Dios
               Señor Jesús (sea) con todos» (22,21), cierra
               la forma de carta. Los primeros versículos            «Dado que has visto un hombre ascen-
                                                                     diendo del corazón del mar; ese mismo
               habrían sido añadidos como título, dando
                                                                     es Aquel a quien el Altísimo reserva des-
               al escrito la forma de «revelación» o «apoca-
                                                                     pués de mucho tiempo; por medio del cual
               lipsis».                                              él mismo liberará a su criatura y él mis-
                    Si se pasa de la introducción en forma           mo dispondrá aquellos que fueron aban-
               epistolar (1,4-6), directamente a 1,9, que está       donados. Dado que has visto salir de su
               en la primera persona, entramos en la mate-           boca como un soplo, fuego y una tem-
               ria que llevó a escribir la «carta». Se trata de      pestad; y aunque no tenía ni lanza ni ins-
               la visión-base, que presenta a Jesucristo ma-         trumento alguno de guerra, él destruía a
               jestuoso, cual juez severo, «semejante a hijo         la multitud que viniera a combatirlo, esta
                                                                     es la interpretación: he aquí que vienen
               de hombre» (el juez daniélico), de cuya boca
                                                                     días, cuando el Altísimo comience a libe-
               salía «una aguda espada de dos filos» (1,16).
                                                                     rar a los que están sobre la tierra. Vendrá
                    Es una visión estrechamente relaciona-           una confusión de la mente sobre aque-
               da con las siete cartas, que empiezan cada            llos que habitan la tierra; planearán hacer
               una con una presentación de Jesucristo bajo           la guerra unos contra otros, ciudades con-
               uno de sus aspectos expuestos en la visión            tra ciudades, región contra región, pue-
               inaugural del cap. 1 (cf. 2,1.8.12. etc.), para       blo contra pueblo y reino contra reino. Y
               acto seguido emitir su juicio sobre la con-           ocurrirá que mientras pasen estas cosas
               ducta de la comunidad en cuestión.                    y ocurran los signos que te he mostrado
                                                                     antes, entonces será revelado mi Hijo:
                                                                     aquel hombre que viste ascendiendo»
                    Resulta llamativo que haya una visión
               sobre Jesucristo (cap. 1) antes de la visión                         IV Libro de Esdras 13,25-32
               más general del trono en el cielo (cap. 4-5),
               donde Jesucristo volverá a ser presentado y
               será esa imagen, la del Cordero, la que do-        El libro del Apocalipsis comienza con una visión de
               mine el resto de la obra. Si ahora tenemos         Jesús, en la que se presenta la obra de salvación
               dos presentaciones, es porque eventualmen-         como la venida del Hijo del hombre: «Yo soy el
               te se le antepuso aquella en el cap. 1. Ésta       Primero y el Último, el que vive; estuve muerto, pero
                                                                  ahora estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo
               habría sido redactada teniendo presente un         las llaves de la Muerte y del Hades» (1,17-18). Se
               apocalipsis que ya habría sido escrito y que       trata de una esperanza compartida por otros
               constiuye la Segunda Visión (4,1-11,19).           escritos apocalípticos de la época.




Las siete           Tras el epílogo y la primera visión, se       tró en un texto ya escrito, que sería el cuerpo
               presentan las cartas a cada una de las igle-       principal del Apoc. (4,1-11,19).
cartas         sias mencionadas en 1,11. Es la primera se-             La cifra de «siete» cartas es simbólica, ya
               rie de «siete», que funcionará como princi-        que en la indicación al final de cada una se
               pio de organización del texto.                     dice que el juicio vale para todas «las igle-
                    En las cartas encontramos frases y te-        sias» (2,7.11.17. etc.). Pero el resto de Apoc.,
               mas enunciados en el cuerpo del Apoc:              en cambio, es genérico en los cuadros que pre-
                                                                  senta, sin dirigirse a ninguna comunidad en
                      «quien tenga oídos, oiga» (2,7 = 13,9),     particular.
                      «el árbol de la vida» (2,7 = 22,2),              Desde el punto de vista de su contenido,
                      la segunda muerte (2,11 = 20,6.14),         en las cartas la mirada se dirige al interior de
                      regirá «con vara de hierro» (2,27 =         la Iglesia. El resto de Apoc., en cambio, mira
                  12,5; 19,15),                                   hacia afuera, al resto del mundo en su rela-
                      vestidos de blanco (3,4s.18 =               ción con la Iglesia.
                  4,4;7,9.13.14),                                      Las cartas son juicios sobre las comuni-
                      el «libro de la vida» (3,5 = 13,8; 17,8;    dades con sus consecuentes llamadas a la con-
                  20,12.15; 21,27),                               versión y a la fidelidad. Son claramente mora-
                      la nueva Jerusalén que baja del cielo       lizantes, a diferencia del resto de Apoc., que
                  (3,12 = 21,2ss).                                está centrado en la escatología.
                                                                       Es probable que las cartas hayan sido
                    El autor debía estar familiarizado con        compuestas teniendo en cuenta la visión
               esas expresiones y temas, ya sea porque eran       inaugural, que ya estaría escrita, al igual que
               parte de su vocabulario, o porque las encon-       el cuerpo de Apoc.


48
Según E. Schüssler
Fiorenza las cartas son
solemnes                     Estructura de las siete cartas
proclamaciones
proféticas. La               «Cada mensaje se ciñe a un modelo retórico compuesto de los siguientes elementos:
expresión repetida «así
dice...» aparece tanto            Orden de escribir;
en los profetas hebreos           Fórmula profética del mensajero (tade legei: «así dice») y caracterización del portavoz,
como en los oráculos
                             en este caso Jesucristo;
helenísticos, y también
en los edictos de la
                                  Elementos y secuencia de la sección «Conozco»:
corte persa y entre los              a. descripción de la situación («Conozco que...»),
magistrados romanos.                 b. censura («pero he de echarte en cara...»),
Se trataría de oráculos              c. orden de arrepentirse,
divinos dirigidos a la               d. dicho profético-revelatorio («mira...»),
Iglesia.                             e. promesa de pronta venida de Cristo,
                                     f. exhortación (mantenerse firmes);
                                   La llamada a la escucha va dirigida a todos los miembros de las iglesias, no a una
                             iglesia determinada;
                             La promesa escatológica a quienes consigan mantenerse firmes va dirigida una vez más
                             a una amplia audiencia, no sólo a la comunidad destinataria del mensaje.

                              Elisabeth Schüssler Fiorenza, Apocalipsis. Visión de un mundo justo, Estella 1997, p.72.




Segunda                         En la segunda visión (4,1-11,19) se le            Según M.-E. Boismard esta parte de
                          muestra a Juan el trono celestial y al Rey de      Apoc. estaría inspirada en los apocalipsis
Visión                    los Cielos sentado allí, que sostiene un rollo     judíos, particularmente en el de Daniel. Las
                          con siete sellos. La apertura de cada uno de       Tercera y Cuarta visiones se inspirarían más
                          los sellos (6,1-8,1) provee la ocasión para co-    bien en Ezequiel.
Los 7 sellos              municar cada segmento de la visión relativo             La Segunda visión, de sabor netamente
                          a las destrucciones que se han hecho caer          judío, según algunas opiniones, podría ser un
                          sobre la tierra. La apertura del séptimo sello     apocalipsis judío adoptado por el autor. Su
                          origina, a su vez, una serie de siete trompetas    mensaje central es la liberación del pueblo
                          (8,1-11,18).                                       oprimido, con el Éxodo como trasfondo, que
                                El entrelazamiento de estas secuencias       concluye con el canto de Moisés en 11,15-18.
                          permite describir otras imágenes mediante las           Las otras visiones se centran en las figu-
                          que, cada vez más profundamente, se va in-         ras del dragón y la bestia, al acecho del Cor-
                          troduciendo al lector en el mundo simbólico        dero. Su mensaje principal es la certeza del
                          del texto. A continuación se producen siete        juicio divino y la reivindicación de los que
                          truenos cuando un ángel trae consigo otro «ro-     permanecen fieles al Cordero. De aquí que se
                          llo pequeño» (10,1-4), tras lo cual se le mues-    exhorte constantemente a la fidelidad a todo
                          tra a Juan la ciudad de Jerusalén (11,1-8).        precio. Su tema predominante es la situación
                                Ésta es la primera pista de que la visión    de la Iglesia frente al totalitarismo romano.
                          que se revela es, de hecho, una referencia a la
                          guerra y la destrucción de Jerusalén, que aho-          En la descripción de quién se sienta en
                          ra se relaciona con la crucifixión de Jesús y la   el TRONO CELESTIAL el autor utiliza el valor
                          persecución de dos profetas. A todo esta tri-      simbólico de los elementos que componen el
                          bulación se la denomina los «ayes» (11,9-13).      cuadro para describir la gloria de Dios:
                                Finalmente, el séptimo ángel toca su
                          trompeta y estalla un cántico triunfal al abrir-     «Vi veinticuatro tronos alrededor del tro-
                          se a la visión de Juan todo el panorama celes-       no, y sentados en los tronos, a veinticua-
                          tial (11,19).                                        tro Ancianos con vestiduras blancas y
                                Parece que el objetivo de esta segunda         coronas de oro sobre sus cabezas. Del tro-
                          visión es describir las tribulaciones y los jui-     no salen relámpagos y fragor y truenos;
                          cios sufridos como consecuencia de la gue-           delante del trono arden siete antorchas
                          rra. También quedan otras cuestiones pen-            de fuego, que son los siete Espíritus de
                          dientes: ¿por qué se han producido estas des-        Dios. Delante del trono como un mar
                          gracias? ¿Cómo liberará Dios al elegido y            transparente semejante al cristal» (4,4-6).
                          cuándo? El toque triunfal de la séptima trom-
                          peta y la apertura del nuevo escenario del              Los 24 ancianos suelen ser identifica-
                          cielo señalan ahora a la visión siguiente que      dos con los Patriarcas y los Apóstoles. El blan-
                          las responderá.                                    co de sus vestidos expresa gloria o victoria;
                                                                             las coronas el poder de regir.

                                                                                                                             49
Mientras que los
relámpagos y el fragor
y truenos del trono de        Los siete Espíritus de Dios
Dios en Ap 4,5 evoca
las teofanías, como en        1. Uriel, «Fuego de Dios». Está sobre el mundo y sobre el infierno.
el caso del Sinaí, los
siete Espíritus podrían       2. Rafael, «Medicina de Dios». Preside sobre el espíritu de los hombres.
ser los arcángeles que
tradicionalmente se
                              3. Ragüel, «Amigo de Dios». Vengador del mundo de la Ley.
consideraba los
servidores más
cercanos de Dios. Sus         4. Mikael, «¡Quién como Dios!». Preside a la mejor parte de los hombres: el pueblo de
nombres los                   Israel.
conocemos por el libro I
Enoc (20,1-8).                5. Sariel, «Príncipe de Dios». Vigila a los espíritus que inducen al pecado.

                              6. Gabriel, «Dios es mi fuerza». Preside a los querubines y serafines en el paraíso.

                              7. Reniel, «Trueno de Dios». Preside a los que van a resucitar.



                               El mar transparente es aquel mismo que        llado. Esto significa que permanece secreto
                           ve Moisés cuando sube al Sinaí:                   mientras no sea abierto. Eso no lo puede ha-
                                                                             cer ningún ser: ángel, hombre o demonio, ya
                             «Bajo sus pies había como un pavimento          que todos carecen de la dignidad suficiente.
                             de zafiro tan puro como el mismo cielo»         Sin embargo
                             (Ex 24,10).
                                                                                «el León de la tribu de Judá, el Retoño de
                           Se trata del cielo visto desde arriba, conside-      David; él podrá abrir el libro y sus siete
                           rado como una cúpula de cristal.                     sellos» (5,5).
                                Los Vivientes son descritos según el mo-
                           delo de Ez 1,10:                                      La imagen del León está tomada de la
                                                                             bendición de Jacob a sus hijos:
                             «En cuanto a la forma de sus caras, era
                             una cara de hombre, y los cuatro tenían            «Cachorro de león es Judá; de la presa,
                             cara de león a la derecha, los cuatro te-          hijo mío, has vuelto; se recuesta, se echa
                             nían cara de toro a la izquierda, y los            cual león, o cual leona, ¿quién le hará
                             cuatro tenían cara de águila».                     alzar?» (Gn 49,9).

                           Estar llenos de ojos significa estar llenos de    Sin embargo, su apariencia no es la de un
                           conocimiento.                                     animal depredador:
                               Los destinos del universo son entrega-
                           dos al Cordero bajo la forma de un libro se-         «Vi, de pie, en medio del trono y de los
                                                                                cuatro Vivientes y de los Ancianos, un
                                                                                Cordero, como degollado; tenía siete cuer-
                                                                                nos y siete ojos, que son los siete Espíritus
                                                                                de Dios, enviados a toda la tierra» (5,6).

                                                                                  En este caso la imagen está tomada del
                                                                             ritual de la pascua en Ex 12,21-27. Degolla-
                                                                             do, pero de pie, es la referencia a la muerte y
                                                                             resurrección de Jesús. A él se le canta:

                                                                                «Eres digno de tomar el libro y abrir sus
                                                                                sellos porque fuiste degollado y compras-
                                                                                te para Dios con tu sangre hombres de
                                                                                toda raza, lengua, pueblo y nación; y has
                                                                                hecho de ellos para nuestro Dios un Rei-
                                                                                no de Sacerdotes, y reinan sobre la tie-
                                                                                rra» (5,9-10).

                                                                                  Se evoca así la consagración de Israel
                                                                             como pueblo de la Alianza en virtud de la
                                                                             liberación de Egipto:

50
«Ya habéis visto lo que he hecho con los            rismo romano. A ese poder humano se con-
                    egipcios, y cómo a vosotros os he llevado           trapone el recibido por el Cordero, como la
                    sobre alas de águila y os he traído a mí.           multitud de los Angeles alrededor del trono,
                    Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz           de los Vivientes y de los Ancianos dicen con
                    y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi           fuerte voz:
                    propiedad personal entre todos los pue-
                    blos, porque mía es toda la tierra; seréis            «Digno es el Cordero degollado de recibir
                    para mí un reino de sacerdotes y una na-              el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuer-
                    ción santa» (Ex 19,4-6).                              za, el honor, la gloria y la alabanza» (5,12).

                  Pero la visión de Apoc es universal, más allá         La alabanza se hace compartida sin hacer
                  del pueblo israelita.                                 diferencia entre el Cordero y Dios sentado
                       La realeza es un desafío ante el totalita-       en su trono (5,13).



Segunda                A medida que el Cordero va abriendo                «se les dijo que esperasen todavía un
                  los sellos del Libro que sólo él es digno de            poco, hasta que se completara el número
Visión            abrir, y que comiencen a sonar trompetas (8,2-          de sus consiervos y hermanos que iban a
                  9), se desarrollará la visión de los aconteci-          ser muertos como ellos» (6,11).
                  mientos que anuncian y preparan el desas-
Las 7 trompetas   tre del imperio romano, prototipo de los ene-             Las señales cósmicas que se describen a
                  migos de Dios.                                        continuación acompañan, en los profetas, al
                       El Cordero no se limita en su apertura a         Día de Yahveh (del Juicio):
                  una simple lectura del Libro, sino que a me-
                  dida que procede se van realizando lo que               «Sucederá aquel día -oráculo del Señor
                  está anunciado en él. Como en la teología               YHWH- que yo haré ponerse el sol a me-
                  profética, aquí también el anuncio es eficaz            diodía, y en plena luz del día cubriré la
                  y, por tanto, temido como lo eran los anti-             tierra de tinieblas» (Am 8,9).
                  guos oráculos. Pero en este caso no se puede
                  impedir, como antes se intentaba acallar al                La reacción de los perseguidores es la
                  profeta.                                              desaparición de su seguridad y arrogancia.
                       Los caballos que van apareciendo están                La escena del sellado y los sellados (7,3-
                  inspirados en Zac 1,8-10 y 6,1-3. Sus colores         8) representa la predestinación de los justos,
                  son simbólicos:                                       y remite al profeta Ezequiel:

                    Blanco: Victoria.                                     «Pasa por la ciudad, por Jerusalén, y
                    Rojo: Guerras sangrientas; son su precio.             marca una cruz en la frente de los hom-
                    Negro: la muerte por el hambre.                       bres que gimen y lloran por todas las
                    Verdoso: la putrefacción.                             abominaciones que se cometen en medio
                                                                          de ella». Y a los otros oí que les dijo: «Re-
                       Se trata de una progresión. Se está des-           corred la ciudad detrás de él y herid. No
                  cribiendo una invasión y sus secuelas, que              tengáis una mirada de piedad, no perdo-
                  acontece no en todo el mundo, sino sobre «la
                  cuarta parte de la tierra» (6,8). Al abrir el quin-
                  to sello, los mártires piden que se haga justi-          Los cuatro jinetes
                  cia. Pero se les da un vestido blanco y
                                                                           «He tenido una visión esta noche. Era un
                                                                           hombre que montaba un caballo rojo;
                                                                           estaba de pie entre los mirtos que hay en
                                                                           la hondonada; detrás de él, caballos ro-
                                                                           jos, alazanes y blancos. Yo dije: «Quié-
                                                                           nes son éstos, señor mío?» El ángel que
                                                                           hablaba conmigo me dijo: «Yo te enseña-
                                                                           ré quiénes son éstos». Y el hombre que
                                                                           estaba entre los mirtos intervino y dijo:
                                                                           «Estos son los que ha enviado Yahveh a
                                                                           recorrer la tierra». Entonces ellos se diri-
                                                                           gieron al ángel de Yahveh que estaba en-
                                                                           tre los mirtos y dijeron: «Hemos recorrido
                                                                           la tierra y hemos visto que toda la tierra
                                                                           vive en paz» (Zac 1,8-11).




                                                                                                                          51
néis; a viejos, jóvenes, doncellas, niños y    aparece una gran multitud de todas las na-
                              mujeres matadlos hasta que no quede            ciones que comparten este triunfo:
                              uno. Pero al que lleve la cruz en la frente,
                              no le toquéis. Empezad a partir de mi san-       «Son los que vienen de la gran tribulación;
                              tuario» (9,4-6).                                 han lavado sus vestiduras y las han blan-
                                                                               queado con la sangre del Cordero» (7,14).
                                 Los sellados no son de todo el mundo,
                            sino de las doce tribus de Israel. Pero en 7,9         La tribulación es la que se va a tratar en
                                                                             el resto del libro, y que precede al fin. Toda la
                                                                             apocalíptica tiende a mostrar las tribulacio-
     La fiesta de las Tiendas y Apocalipsis                                  nes como precursoras del adveniminto
                                                                             mesiánico, como «dolores de parto» de un
     La fiesta judía de las Chozas (Sukkot), celebrada el 15 de tishrí       alumbramiento.
     (final de setiembre o comienzos de octubre) permite vislumbrar                Las trompetas son un fenómeno que co-
     en sus lecturas el porvenir definitivo al que serán invitadas las       incide con las plagas de Egipto (Ex 7-10). Pero
     naciones junto con Israel. Zac 14 habla de aguas vivas que mana-        solo recaen sobre una tercera parte de la tie-
     rán de Jerusalén y de luz que no se apaga con la noche, elemen-
                                                                             rra. Lo que sucede con los sellos y las trom-
     tos de importancia central dentro de la fiesta. Ez 38 narra el com-
     bate final en que serán vencidos los enemigos del pueblo de             petas no es otra cosa que la historia del pue-
     Dios. Estos textos tienen un claro sentido escatológico y contribu-     blo de Israel. Interesa la plaga correspondien-
     yen a crear un clima de renovada esperanza en la intervención de        te al sexto Angel que tenía la trompeta:
     Dios como creador de un mundo nuevo.
     Si bien la prescripción de habitar en una choza quiere recordar la        «Suelta a los cuatro Angeles atados jun-
     relatividad y provisoriedad de la vida humana frente al absoluto de       to al gran río Eufrates». Y fueron solta-
     Dios, también quiere adelantar en el presente la vida definitiva a        dos los cuatro Angeles que estaban pre-
     través de la protección de Dios que cubre a sus hijos con su              parados para la hora, el día, el mes y el
     bendición. Así lo implora la oración que se reza todas las tardes
                                                                               año, para matar a la tercera parte de los
     durante los días de la fiesta:
                                                                               hombres. El número de su tropa de caba-
       «Haznos descansar en paz, Señor Dios nuestro. Y haz que                 llería era de 200.000.000; pude oír su
       nos volvamos a levantar, oh Rey nuestro, vivos y en paz. Extien-        número. Así vi en la visión los caballos y
       de sobre nosotros la Sukká de tu paz y afiánzanos en buenas             a los que los montaban: tenían corazas
       disposiciones en tu presencia. Sálvanos pronto por causa de             de color de fuego, de jacinto y de azufre;
       tu Nombre. Defiéndenos y aleja de nosotros a Satanás; apár-             las cabezas de los caballos como cabe-
       talo de todas partes y ocúltanos bajo la sombra de tus alas,            zas de león y de sus bocas salía fuego y
       porque tú eres un rey bueno y misericordioso. Así pues, guar-           humo y azufre» (9,14-17).
       da nuestra entrada y nuestra salida con vistas a la vida y a la
       paz, desde ahora y para siempre. Bendito seas, Señor, que
       guarda a su pueblo Israel para siempre».                                    Se trataría de una invasión de los par-
                                                                             tos, temida por los romanos y esperada por
     Un elemento importante lo constituye el lulav, la rama de palmera       los cristianos.
     que, unida en un ramo con ramas de mirto y sauce, se agita du-                En el capítulo 10 pasan las trompetas y
     rante la recitación del Hallel (salmos 113-118). El Apocalipsis nos     ahora se consuma el misterio de Dios. Apa-
     muestra la liturgia del cielo, donde hay «una muchedumbre in-           rece un ángel que uno podría identificar con
     mensa... con palmas en sus manos» (7,9-10). A estos fieles testi-       el mismo Cristo (baja del cielo envuelto en
     gos de la fe «el Cordero que está en medio del trono los apacen-
     tará y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida» (7,17),
     como se celebra en Sukkot. También se dice que «el que está
     sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos» (7,15), como
     pide la oración mencionada.




Cuando el emperador Valeriano quiso lograr la
unidad del imperio contra los partos, los cristianos
se le presentaban como un cuerpo extranjero. Por
eso en el año 257 prohibió el culto, muriendo entre
otros el obispo de Roma, Sixto, y su diácono
Lorenzo. También le toca la misma suerte a Cipriano.
La captura y muerte de Valeriano a manos de los
persas fue visto por los cristianos como un castigo
del cielo.
Algo semejante sucedería cuando Juliano llamado el
Apóstata, trate de restaurar el paganismo en contra
de los cristianos. Al morir en 363 luchando contra
los partos, habría pronunciado como últimas
palabras «¡Venciste Galileo!».



52
gua difícil, sino a la casa de Israel» (Ez 3,5),
                                                                   Juan sí: «Tienes que profetizar otra vez con-
                                                                   tra muchos pueblos, naciones, lenguas y re-
                                                                   yes» (Ap 10,11).
                                                                        Cuando el séptimo ángel toca su trom-
Jinetes partos                                                     peta (11,15) suenan en el cielo fuertes voces
                 una nube, con el rostro como el sol). Trae un     que dicen: «Ha llegado el reinado sobre el
                 libro abierto en su mano. Ya todo ha termina-     mundo de nuestro Señor y de su Cristo; y rei-
                 do, no habrá dilación (10,6). El Misterio de      nará por los siglos de los siglos», y los ancia-
                 Dios anunciado a los profetas como buena          nos vuelven a aparecer en escena (11,17) pos-
                 nueva se ha consumado.                            trándose y adorando a Dios diciendo «Te
                       Juan toma el libro de la mano del ángel y   damos gracias, Señor Dios Todopoderoso,
                 lo come (10,9-10). El libro ya no está sellado,   «Aquel que es y que era» porque has asumi-
                 sino que está abierto. Toda esta escena se ins-   do tu inmenso poder para establecer tu rei-
                 pira en la vocación profética de Ezequiel (2,8-   nado». Ya no se dice más «el que vendrá»,
                 3,3). Pero mientras que Ezequiel no es «en-       pues ya ha llegado. Y a continuación empie-
                 viado a un pueblo de habla oscura y de len-       zan una serie de signos.




Tercera               La parte más importante del Apocalip-             La imagen femenina vuelve a aparecer
                 sis es la visión de los capítulos 12-16, donde    como en IV Esdras, y lo más probable es que
Visión           se explica cómo un conflicto cósmico aconte-      simbolice al pueblo de Dios, ya que evoca el
                 cido en los cielos entre los arcángeles de Dios   sueño de José, donde el sol representa a su
                 y Satán, el gran dragón rojo, se ha desborda-     padre Israel, la luna a su madre Raquel y las
                 do en los tiempos últimos hasta alcanzar la       estrellas a él y a sus once hermanos (cf. Gén
                 tierra (12,13-17). Es un motivo clásico de la     37,9-10).
                 apocalíptica, pero aquí se pudo haber                  El hecho de que «está encinta, y grita
                 reelaborado para expresar los acontecimien-       con los dolores del parto y con el tormento de
                 tos sucedidos en la revuelta judía y sus con-     dar a luz» (Ap 12,2) confirmaría la atribu-
                 secuencias. Más concretamente, el texto dice      ción, puesto que Jerusalén ha sido descrita
                 que el antiguo dragón, Satán, había encarga-      por los profetas como una parturienta:
                 do a dos bestias, una del mar (13,1-10) y otra
                 de la tierra (13,11-18), que supervisaran su        «Antes de tener dolores dio a luz, antes
                 reinado en la tierra. Como ya hemos visto, la       de llegarle el parto dio a luz varón. ¿Quién
                 bestia de siete cabezas que surge del mar se        oyó tal? ¿Quién vio cosa semejante? ¿Es
                 refiere a Roma y sus emperadores, como deja         dado a luz un país en un solo día? ¿O
                 claro la posterior interpretación realizada por     nace un pueblo todo de una vez? Pues
                 el ángel (17,7-14). Esta bestia es el agente de     bien: Tuvo dolores y dio a luz Sión a sus
                 Satán que sometió a los judíos y destruyó Je-       hijos» (Is 66,7-9).
                 rusalén.
                      El texto dice:                                    Continúa el texto:

                   «Una gran señal apareció en el cielo: una         «La mujer dio a luz un Hijo varón, el que
                   Mujer, vestida del sol, con la luna bajo          ha de regir a todas las naciones con cetro
                   sus pies, y una corona de doce estrellas          de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta
                   sobre su cabeza» (12,1).                          Dios y hasta su trono» (12,5).


                                                                                                                53
y con él desaparecerá la tristeza» (Ascención
                                                            de Moisés 10,1).

                                                                 Jesús mismo habría intuido que el mal
                                                            había sido ya vencido mediante el Reino de
                                                            Dios que se hacía presente mediante sus
                                                            exorcismos y curaciones: «He visto a Sata-
                                                            nás caer del cielo como un rayo» (Lc 10,18).
                                                                 Pero los creyentes saben que, a pesar de
                                                            este triunfo, la lucha se traslada a la tierra y
                                                            los involucra a ellos:

                                                              «Entonces despechado contra la Mujer,
                                                              se fue a hacer la guerra al resto de sus
                                                              hijos, los que guardan los mandamien-
                                                              tos de Dios y mantienen el testimonio de
                                                              Jesús» (Ap 12,17).

                                                                  A ellos les toca enfrentar el culto al em-
                                                            perador (cf. 13,15), y padecer entonces la mis-
                                                            ma persecución que en otro tiempo Antíoco
                                                            IV emprendiera contra los judíos fieles a la
                                                            Ley. La visión de la Bestia a la que el Dragón
                                                            le transmite su poder, se inspira en Dn 7 (per-
                                                            secución de Antíoco Epífanes), en donde se
              En el lenguaje de los salmos el que rige      habla de cuatro bestias que salen del mar. En
         con cetro de hierro es el rey mesiánico.           Ap, la Bestia del mar (Mediterráneo) es el
         ¿Quién es ese hijo? Tratándose de un apoca-        imperio romano o su emperador, que se
         lipsis cristiano no hay duda de que es Jesús,      arroga títulos divinos. Y este es el motivo de
         que ha sido exaltado a la presencia de Dios        la persecución: ni judíos, ni cristianos admi-
         como Mesías y que debe retornar para ejercer       tieron las pretensiones del emperador de lle-
         su realeza.                                        var títulos divinos y que llegará a ser un cier-
              El arrebato de Jesús hasta Dios es segui-     to culto. Se trata de una lucha contra la divi-
         do del triunfo sobre las fuerzas del mal:          nización del poder.

           «Y fue arrojado el gran Dragón, la Ser-                Pero la batalla cósmica no ha terminado
           piente antigua, el llamado Diablo y Sata-        todavía. Los ejércitos de la bestia están listos
           nás, el seductor del mundo entero; fue           para luchar contra el ejército del Cordero en
           arrojado a la tierra y sus Ángeles fueron        Sión una serie final de batallas (14,1-16,21).
           arrojados con él» (12,9).                        Mientras que en el capítulo 14 los ángeles
                                                            venían anunciando que se realiza el juicio,
             Esta imagen era muy común en las ex-           en el capitulo 15 los que triunfaron cantan
         pectativas mesiánicas de la época:                 un cántico nuevo de pie junto al mar de cris-
                                                            tal, así como Moisés había cantado con todo
              «se manifestará el reinado de Dios so-        el pueblo, a orillas del mar Rojo, la liberación
         bre toda la creación, y no existirá ya Satanás,    de Egipto (Ex 15,1-21).




Cuarta        La cuarta visión (Ap 17,1-22,5) prosigue        «La mujer estaba vestida de púrpura y
         el relato retornando a la escena celestial an-       escarlata, resplandecía de oro, piedras
visión   terior (11,19-12,1) para mostrar cuál será el        preciosas y perlas» (17,4).
         resultado de su drama cósmico. Uno de los
         siete ángeles, que había supervisado los por-      Es la responsable de la muerte de los mártires
         tentos de las últimas batallas (14,16), presen-    (17,6) y se identifica con la Roma imperial:
         ta ahora una serie de visiones en las que pre-
         dice la caída de Babilonia, es decir, Roma,          «La mujer que has visto es la Gran Ciu-
         otra apertura de los cielos y la visión del des-     dad, la que tiene la soberanía sobre los
         censo de una nueva Jerusalén (21,9-22,5).            reyes de la tierra» (17,18).
              Como opuesta a la Mujer vestida de sol
         el vidente observa otra figura femenina:                Su destino final es la ruina, que será ce-


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El libro del Apocalipsis

  • 1. El libro del Apocalipsis Los escritos que fueron apareciendo en las dos últimas décadas del siglo I muestran a las comunidades cristianas en un proceso de diferenciación respecto al judaísmo que les dio origen, paralelamente a una adaptación creciente a la cultura romana. En ese contexto encontramos no sólo la recomendación de los códigos domésticos en que se apoya el orden social, sino incluso el mandato de «honrar al soberano» (1 Pe 2,17). No todos los cristianos estarían de acuerdo con esta estrategia de encarnación de los valores establecidos. Hubo quien pensó que esta adaptación al sistema romano era detestable y lo expresó con firmeza utilizando la tradición apocalíptica anterior. Nacimiento La literatura apocalíptica está formada y una efebía, así como la de inscribir a los por un conjunto de obras judías y cristianas, Antioquenos en Jerusalén» (2 Mac 4,9). Obli- de la en su mayoría redactadas entre el 200 aEC y gado por las imposiciones romanas a renun- el 100 EC, una época en que tanto los judíos ciar a nuevas conquistas, Antíoco se concen- literatura como los cristianos primitivos eran objeto de tró entonces en el afianzamiento de su impe- apocalíptica persecuciones o habían debido exiliarse. rio a través de la helenización sistemática de Un momento clave de su surgimiento ha todos sus territorios. sido la «crisis macabea», resultante de la pro- En términos concretos, esto significó hibición del ejercicio de la religión judía de- para Jerusalén y Judá la supresión de los sa- cretada en 168 aEC por el rey sirio Antíoco IV crificios en el santuario, la construcción de Epífanes en los territorios de su reino. altares paganos en todas las ciudades, la pro- El legado romano Popilio Lemas había hibición de la circuncisión y la abolición del presionado a Antíoco a dejar el territorio que descanso sabático. Para vigilar que tal dis- en 169 aEC había conquistado a Egipto (1 posición se cumpliera fueron designados ins- Mac 1,16-19), pues éste era un aliado de pectores, y se persiguió y castigó duramente Roma. Por otra lado Siria aún no había ter- a quienes se negaron a acatar las nuevas dis- minado de pagar la indemnización acorda- posiciones. Y se llevó todo lo decretado a su da con los romanos tras su derrota en 188, y culminación cuando se introdujo un nuevo Antíoco estaba muy lejos de poder enfrentar altar en el Templo de Jerusalén y se realiza- una nueva guerra con Roma. ron sobre el mismo los sacrificios en honor Su intención de reafirmar su autoridad del «Señor del cielo», es decir, al Baal Sha- en esa región fronteriza con el reino de Ptolo- main siro-fenicio, equivalente al Zeus Olym- meo VII quedó expresada en la construcción pios (1 Mac 1,41-61). de una ciudadela como residencia de una La intención principal de Antíoco fue guarnición siria en Jerusalén (1 Mac 1,33-36). terminar con todo particularismo dentro de También en la constitución de la ciudad como su imperio, a fin de fortalecer su unidad: «que polis helenística, permitiendo al judío Jasón todos formaran un único pueblo y abando- «instalar por su propia cuenta un gimnasio nara cada uno sus peculiares costumbres» Antíoco III de Siria intentó ocupar tierras de Asia Menor e incluso parte de la Grecia continental. Pero los romanos intervinieron en esa región que había comenzado a beneficiar económicamente a muchos comerciantes romanos e itálicos. Los romanos destruyeron al ejército Sirio en las Termópilas en 191 aEC, y luego en Magnesia, ya en suelo asiático. Antíoco III debio abandonar los territorios al oeste del Taurus, entregar sus temibles elefantes, reducir su flota y entregar a su hijo Antíoco como rehén. Lo más duro fue la imposición del pago de 15.000 talentos como indemnización. Esto lo llevó a él y a sus sucesores a cambiar notablemente de actitud hacia sus vasallos, pues se vio obligado a procurarse dinero por cualquier medio. Su hijo Antíoco IV conquistó Egipto en 169 sin poder ocupar Alejandría (1 Mac 1,20-24) y de regreso a Moneda de Antíoco IV Siria se apoderó del tesoro del Templo de Jerusalén. 39
  • 2. pertaba. Sólo valía la pena renunciar a la vida Antíoco IV profana el presente si existía una esperanza cierta de alcanzar una salvación definitiva como re- Templo compensa a la fidelidad. La salvación de los mártires se manifestaría al final de los tiem- «El día quince del mes de Kisléu del año pos con la intervención de Dios. Recién en- 145 levantó el rey sobre el altar de los tonces serían recompensados los justos y holocaustos la Abominación de la deso- destruidos para siempre los impíos. Así este lación. También construyeron altares en las ciudades de alrededor de Judá. A las mundo, enemigo de Dios y de sus servidores puertas de las casas y en las plazas que- en el presente, sólo estaría destinado a ser maban incienso. Rompían y echaban al aniquilado. Y al final de la historia Dios crea- fuego los libros de la Ley que podían ría definitivamente un mundo nuevo y dis- hallar. Al que encontraban con un ejem- tinto para los que perseveraran hasta el fin Jasón -que había plar de la Alianza en su poder, o bien des- en su fe. comprado el cargo de cubrían que observaba los preceptos de Las actitudes propuestas por este modo Sumo Sacerdote con la Ley, la decisión del rey le condenaba a mucho dinero (2 Mac de pensamiento fueron, por tanto, la espera muerte. Actuaban violentamente contra 4,7-9)- fundó en pasiva de esa intervención de Dios y la nega- los israelitas que sorprendían un mes y Jerusalén una ción de todo compromiso con este mundo, comunidad de otro en las ciudades; el día veinticinco de cada mes ofrecían sacrificios en el ara porque estaba totalmente corrompido y sin ciudadanos antioquenos mediante el que se alzaba sobre el altar de los holo- remedio. Teniendo una visión tan determi- visto bueno del rey. caustos. nista de la historia, el tiempo final venía a ser Mandó construir un A las mujeres que hacían circuncidar a lo único importante, y el presente sólo llega- gimnasio donde hacían sus hijos las llevaban a la muerte, con- ba a ser importante si era contemplado sobre deporte los jóvenes forme al edicto, con sus criaturas colga- judíos de la alta ese juicio final como si éste fuese su telón de das al cuello. La misma suerte corrían sociedad desnudos, al fondo. Sobre un escenario así dispuesto, el modo griego, sus familiares y los que habían efectua- drama de la historia, con todos sus protago- disimulando su do la circuncisión». 1 Mac 1,54-61 nistas, podría ser contemplado en su feliz circuncisión mediante una operación estética desenlace: los vencedores del presente serían (1 Mac 1,14-15). los derrotados de mañana, y vencidos de hoy Igualmente envió a Tiro los triunfadores del futuro. un donativo para las (1 Mac 1,41). Eso significaba concretamente Los que así se animaban a mirar la his- competencias suprimir los principales signos distintivos deportivas celebradas toria eran realmente visionarios. Sabían ver del pueblo judío. más allá de la crisis y animar a otros con la en dedicación a Heracles (2 Mac 4,18- Esta situación resultaba inédita, porque recompensa de Dios, que llegaría a pesar del 20). los períodos sangrientos de la historia judía fracaso aparente de los justos. Para poder Por eso se le reprocha nunca habían sido persecuciones religiosas, que «cambió las expresar esta interpretación de la historia sino como invasiones y saqueos. En la pre- varios pensadores pusieron por escrito su costumbres de sus compatriotas conforme sente circunstancia cada judío se veía obli- visión en forma escenificada, eligiendo como al estilo griego» (4,10), gado a optar entre la negación de sus creen- protagonista a algún personaje famoso del y promovió «el auge del cias o la muerte. Muchos fueron los que se helenismo y el pasado. Ya en su tiempo el protagonista ha- decidieron por la muerte, haciendo de ella bría recibido una revelación (gr. apokalypsis) progreso de la moda extranjera» (4,13). Así un testimonio de su fe (gr. martyría). de parte de Dios respecto de los sucesos futu- se considera que el Muchos se preguntarían entonces: ¿dón- ros, que no son sino los acontecimientos de programa de la de están las promesas de Dios? Cuando tan- helenización es una la época del autor. De esta manera el autor tos se sentían tentados a dejar de lado su fe podía describir el pasado histórico y el pre- amenaza grave para la supervivencia de la para salvarse de la muerte, se repensó la no- sente como si al protagonista del drama se tradición y de la religión ción de salvación y la esperanza que ella des- les anticipara en una visión. Pero también judía. 40
  • 3. En el Apocalipsis de autor presentía desde su fe y desde su cono- Baruc, se describe la cimiento de la fidelidad y justicia de Dios, venida del Mesías Un futuro mejor después de un largo era anunciado así por un personaje presti- tiempo de tribulaciones. «Bajo el golpe de su tremendo pánico gioso que ya habría vaticinado con exactitud Entonces se inaugurará llegarán a pensar: «El Omnipotente no otros acontecimientos ya sucedidos. una era de fecundidad Entre los escritos apocalípticos encon- asombrosa, con se acuerda ya de la tierra». Entonces, abundancia de vino y cuando pierdan la esperanza, el tiempo tramos algunos libros de la Biblia o alguna pan. será inminente» (Ap. Baruc 24,4). parte de los mismos. Entre los canónicos, los más difundidos y más merecedores de esta «Cuando se cumpla lo que está previsto calificación son los de Daniel y el Apocalip- empezará a manifestarse el Mesías. La sis (y fragmentos como Isaías 24-27; Zaca- tierra dará su fruto, diez mil por uno. Cada rías 1-8; Ezequiel 37-39; Marcos 13; Mateo cepa tendrá mil sarmientos, cada sar- miento dará mil racimos, cada racimo 24-25; Lucas 21). Entre los apócrifos, los más contará mil uvas y cada uva producirá conocidos son Enoc, Baruc y IV Esdras. 3000 litros de vino. Y todos los que ten- En el caso de Daniel el protagonista se- gan hambre se alegrarán y serán cada ría uno de los deportados a Babilonia por día espectadores de prodigios. En aquel Nabucodonosor. Sin embargo lo experimen- tiempo el maná guardado en reserva tado por este joven y por otros tres jóvenes caerá de nuevo y comerán esos años, judíos era, evidentemente, lo que en realidad porque habrán llegado al fin de los tiem- vivían los hombres piadosos en tiempos de pos» (Ap. Baruc 29,3.5-6.8). Antíoco IV. Baruc y Esdras eran contemporáneos de la caida de Jerusalén y del destierro Babiló- podía, a partir de este impulso, poner en boca nico. Por eso se prestaban a ser los mejores de su vidente lo que todavía no había sucedi- protagonistas de visiones sucedidas tras la do. El desenlace final de la historia, que el segunda destrucción de Jerusalén. La Madre sufriente «Sión, la madre de todos nosotros, está sumergida en la tristeza y fue profundamente humillada. ¡Laméntense muchísimo! Tú ves, en efecto, cómo nuestro lugar santo ha sido convertido en un lugar desierto, nuestro altar demolido y nuestro Templo destruido; nuestro Esdras contempla en salterio fue humillado, nuestros himnos silenciados y nuestra alegría fue disuelta; la luz de una visión a una mujer nuestros candelabros fue extinguida, nuestra arca de la alianza despedazada, nuestros que sale al campo a objetos sagrados contaminados y el Nombre que es pronunciado sobre nosotros fue poco llorar la pérdida de su menos que profanado; nuestros (hombres) libres han sufrido el ultraje, nuestros sacerdo- único hijo cuando éste tes quemados y nuestros levitas fueron a la cautividad; nuestras vírgenes fueron mancha- estaba a punto de casarse. Pero él le das, nuestras mujeres violadas, nuestros (hombres) justos raptados, nuestros niños aban- recrimina ese llanto por donados, nuestros jóvenes hechos esclavos y nuestros (hombres) fuertes reducidos a la un único hijo, cuando invalidez. Y lo peor de todo: el sello de Sión, ya que ahora le fue quitada su gloria y fue Jerusalén y la tierra entregada en manos de aquellos que nos odiaron». misma han perdido a tantos. IV Esdras 10,8.21-23 Pero cuando está tratando de consolar a la mujer con la esperanza de la resurrección, ésta se transforma en una ciudad gloriosa. Un ángel le interpreta entonces la visión: la mujer es Jerusalén, el hijo muerto es el Templo destruido y la ciudad es la nueva Jerusalén en su esplendor futuro. Moneda de Vespasiano, que muestra a Judea vencida bajo la imagen de una mujer afligida. 41
  • 4. También las comunidades cristianas de Y a causa de su fe de origen israelita, los Oriente debieron pasar graves dificultades paganos no siempre sabían distinguir entre durante la guerra judía de los años 66-70 EC. cristianos y judíos. Por otro lado, por ser in- Sabemos de enfrentamientos entre judíos y circuncisos, los judíos consideraban a los paganos en las ciudades de población mix- cristianos como paganos, por más que ellos ta, de matanzas generalizadas, de denuncia refirieran su fe al Dios de Israel. Un peque- ante tribunales de familiares que no pensa- ños apocalipsis contenido en el Evangelio de ban igual: Marcos refleja esta situación dramática: «Entre los que incitaban a la guerra y los «los entregarán a los tribunales, serán que reclamaban la paz, se produjo un azotados en las sinagogas y comparece- duro enfrentamiento. La pelea arreció pri- rán ante gobernadores y reyes por mi mero en las familias, entre personas que causa» (13,9); «se levantarán hijos con- habían vivido en armonía; luego los me- tra padres y los matarán. Y serán odia- jores amigos se lanzaron unos contra dos de todos por causa de mi nombre; otros» (Josefo, Guerra judía IV,132). pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará» (13,12-13). Apocalipsis En los antiguos manuscritos griegos se lén, con el nombre de Babilonia. En el Nuevo le puso el título tradicional de «El Apocalip- Testamento y en los escritos cristianos pri- de Juan. sis de Juan». Probablemente, las palabras mitivos, sólo 1 Pe y Ap utilizan este símbolo, iniciales del texto nos dan su título original: que podría indicar la existencia de una cier- Autor, fecha ta tensión entre ambos (Cf. 1 Pe 5,13; Ap 14,8; y contexto «La revelación de Jesucristo que Dios le 16,19; 17,5; 18,2.10.20). concedió para mostrar a sus siervos lo En los primeros siglos, el libro del Apo- que ha de suceder pronto; y envió a su calipsis fue objeto de una intensa controver- ángel para dársela a conocer a su siervo sia y no todos lo consideraban como Escritu- Juan» (1,1). ra inspirada. No fue acogido en el canon oc- cidental hasta los años 394-395 EC, y sólo Además, el autor dice que recibió la re- después de que una lectura simbólica se con- velación en forma de visión mientras se en- virtiera en su interpretación autorizada gra- contraba en la isla de Patmos (1,9-10). Por cias a Agustín. No se le consideró canónica consiguiente, por su género y cariz, la obra en la Iglesia ortodoxa griega hasta el siglo se encuentra en la tradición de la apocalípti- XII y aún no se encuentra en el canon orto- ca judía. doxo siríaco. A partir del contexto literario de apoca- Antes de esta fecha, en la Iglesia anti- lipsis de la época posterior a la revuelta ju- gua se debatía si el autor denominado «Juan» día se afianzó el modo simbólico de denomi- era el apóstol u otra persona. Ireneo, obispo nar a Roma, la nueva destructora de Jerusa- de Lyon (ca. 180 EC), pensaba que era el após- tol Juan, el mismo que había escrito el evan- gelio (Contra las herejias V.30.3). Pero Gayo, obispo de Roma, y Dionisio, obispo de Ale- jandría (los dos de principios del siglo III), lo denunciaron como obra del hereje Cerinto, un importante adversario de Juan en las le- yendas posteriores (cf. Eusebio, Historia Ecle- siástica III.28). Por último, Eusebio, siguien- do una tradición de Papías (ca. 130), lo atri- buyó a Juan «el anciano o presbítero» (natu- ral de Éfeso), pero negó su canonicidad. En gran medida, estos antiguos debates sobre el autor manifiestan la preocupación por el carácter canónico del libro y la inter- pretación de sus imágenes apocalípticas tan radicales. Varios importantes escritores cris- tianos del siglo II (entre quienes se incluyen Papías y Taciano, un discípulo de Justino El vidente de Mártir) lo interpretaron como una predicción Apocalipsis según un al pie de la letra de que durante su existencia manuscrito medieval advendría un reino de mil años (Cf. Justino 42
  • 5. Mártir, Diálogo con Trifón 81; cf. Ireneo, Con- Sin embargo, a partir del estilo, el voca- tra las herejias 5.28-36; y Tertuliano, Contra bulario y el tono, es altamente improbable que Marción 3.13.24). su autor fuera el que escribió el evangelio de Conforme pasaba el tiempo, iba quedan- Juan. No obstante, es posible que pretendie- do claro que estas predicciones no contenían ra poseer una autoridad apostólica utilizan- afirmaciones sobre el futuro con precisión do para ello el nombre de Juan, pues se trata histórica. de algo común en la literatura apocalíptica. Ubicación Algunos indicios en el texto del Apoca- Pero bien conocida es también la situa- lipsis nos remiten hacia algunas situaciones ción de persecución de los cristianos en Roma histórica críticas conocidas en el siglo I, y que justifi- bajo Nerón algunos años antes. En 13,18 apa- caban la redacción de una obra apocalípti- rece una cifra simbólica ca. Una de esas situaciones es la planteada para referirse a la Bestia por la guerra judía. El vidente en Ap 12,6 perseguidora: «666». dice que Puesto que, tanto en he- breo como en griego, La mujer que entre dolores dio a luz al cada letra tiene un valor Hijo que fue arrebatado hasta Dios y has- numérico correspon- Saqueo de Jerusalén. ta su trono, «huyó al desierto, donde tie- diente a su posición en Arco de Tito. Roma. El paralelo entre la toma ne un lugar preparado por Dios para ser el alfabeto, el nombre de Jerusalén y la allí alimentada 1260 días». descifrado es el resulta- destrucción del primer do de la suma de sus le- Templo en el año 587 Si bien este tiempo de tres años y medio tras. En este caso, un aEC y la nueva destrucción en el año (la mitad de siete) es un tiempo indetermina- nombre probable es 70 EC por el ejército do y se trataría de un número simbólico, co- «Nerón César»: romano , permitió a la incide con la duración de la guerra judía. literatura apocalíptica Epifanio (PG 43,261) dice que, pasado ese Pero por otro lado, el término griego transmitir la esperanza de un cambio semejante tiempo, los cristianos regresaron a Jerusalem, Domitia Kais suma también un total de 666. al libro de Daniel. «habiendo sido destruida la ciudad» y fina- Ésta era la abreviatura de «Domiciano Cé- Tomando los nombres lizada la guerra. sar», que se podía encontrar en el texto de de personas Podría ser también una alusión a la des- una moneda o en una inscripción pública. contemporáneas del destierro babilónico y trucción del Templo la referencia de Ap 11,2: En una moneda de Domiciano en Roma (73 del resurgimiento EC) se lee este tipo de leyenda, pero en latín: siguiente, se «El patio exterior del Santuario, déjalo escribieron entonces aparte, no lo midas, porque ha sido en- las obras que tregado a los gentiles, que pisotearán la conocemos como Apocalipsis siríaco de Ciudad Santa 42 meses». Persecuciones contra los Baruc y IV Libro de cristianos en tiempos de Esdras. Nerón (hacia el 64 dC) «Fueron, pues, castigados al principio los que profesaban públicamente esta religión, y después, por indicios de aqué- llos, una multitud infinita, no tanto por el delito del incendio que se les imputaba, como por haberles convencido de gene- ral aborrecimiento a la humana genera- ción. Añadióse a la justicia que se hizo de éstos, la burla y escarnio con que se les daba la muerte. A unos vestían de pellejos de fieras, para que de esta ma- nera los despedazasen los perros; a otros ponían en cruces; a otros echaban sobre grandes rimeros de leña, a quie- nes, faltando la luz del día, pegaban fue- go, para que ardiendo con ellos sirvie- sen de alumbrar en las tinieblas de la noche» Tácito, Anales XV,44 43
  • 6. Persecuciones contra los cristianos en tiempos de Domiciano (c. 95 EC) «De ellos, unos murieron; a otros se les confiscaron los bienes; en cuanto a Domiti- la, fue desterrada a la isla Pandataria». Dión Casio, Historia Romana 67,14 Cristianos en el Circo Máximo de Roma. Escena del film Quo Vadis (2001). CAES. AVG. F. DOMIT. COS. II («César Au- En algún tiempo era bastante habitual gusto Flavio Domiciano, cónsul por segun- fechar el Apocalipsis durante el período de da vez»). Nerón y, por tanto, antes de la destrucción Esta es una variente importante, ya qu de Jerusalén. Pero la fecha atribuida por Ire- hacia final del siglo I los cristianos sufrirían neo a la muerte del apóstol Juan se sitúa en una nueva persecución que les hacía recor- los años 95-96 EC, casi al final del reinado de dar a la padecida en tiempos de Nerón. Dión Domiciano, y es la más admitida por los es- Casio atestigua esta persecución del empe- pecialistas. rador Domiciano. Además de citar algunos La diversidad de fechas no es excluyen- cristianos miembros de la familia imperial, te, porque en el texto hay indicios de ruptura dice que otros muchos fueron acusados por que permiten suponer una redacción sucesi- ateísmo y por costumbres judaicas (Historia va. Podría tratarse de actualizaciones con Romana 67,14). El libro del Apocalipsis guar- motivo de nuevas crisis. ësta es la opinión de daría entonces referencias de esta persecu- M.-E. Boismard, que sostiene que el mismo ción, ahora más ligada al conflicto con el cul- autor compuso dos apocalipsis, uno en el to al emperador, al que se llamaba DOMINUS tiempo de Nerón, y luego otro en el tiempo de ET DEUS NOSTER DOMITIANUS (Señor y Dios Vespasiano o de Domiciano. Según esto el nuestro Domiciano): «eran exterminados cuan- Apocalipsis constaría de dos grandes par- tos no adoraran la imagen de la bestia» (Ap tes, divididas en torno a 12,1. 13,17). El culto El contexto de Apocalipsis se nos clari- La reciente investigación sobre el culto fica mejor cuando afirma que está destinado imperial realizado en Éfeso nos indica que imperíal a las «siete iglesias de Asia» (1,4). El autor es inaceptable fecharla durante el reinado de también dice que recibió la revelación mien- Nerón y confirma que lo más probable es que flaviano tras se encontraba en la isla de Patmos, junto se escribiera casi al final del reinado de a la costa de Asia (1,9-10). Una leyenda pos- Domiciano (81-96). terior sostenía que Juan (el Apóstol) había Aunque Éfeso era la capital de la pro- sido exiliado a Patmos «a causa de la Pala- vincia romana de Asia, anteriormente había bra de Dios yel testimonio de Jesús» (1,9), tenido una accidentada relación con Roma. pero no resulta clara la situación. Podría for- Durante la guerra civil entre Marco Antonio mar parte de la ficción literaria de la obra, y Octavio, Éfeso se había puesto de parte de que es totalmente coherente con el género Antonio. La ciudad de Pérgamo, que era su apocalíptico. rival apoyó a Octavio. Después de derrotar a Existen dos elementos internos que cer- Antonio en la batalla de Accio (31 aEC) y una tifican que fue escrita para cristianos de la vez adoptado el título de Augusto (28 aEC) provincia de Asia: Octaviano permitió que algunas ciudades erigieran templos consagrados al culto im- primero, las siete iglesias, enumeradas perial en su honor, tal como Herodes hizo en en 1,11 30, que se corresponden con las ciu- Cesarea Marítima. Lógicamente, el honor de dades importantes de la región albergar el temylo para el culto imperial en segundo, su polémica contra la «pros- Asia le fue otorgado, a Pérgamo no a Efeso. tituta de Babilonia» (17,7-18) presupone el Augusto mantuvo un cierto rencor contra culto imperial romano de Éfeso. Efeso durante toda su vida. 44
  • 7. Pérgamo siguió ostentando, durante un rio (14-37 EC). siglo, el honor de ser la sede principal del La suerte de Éfeso con respecto al culto culto imperial en la provincia de Asia con el imperial cambió finalmente en el año 89 EC., título de neokoros («guardiana del templo»), cuando el emperador Domiciano autorizó la que expresaba su singular distinción. creación de un nuevo culto imperial. Llama- Pérgamo es una de las siete ciudades do el templo de los Sebastoi Flavianos, en ho- mencionadas en Ap 1,11. La carta dirigida a nor de la dinastía de los flavios, es decir, de ella (2,12-17) la denomina «el lugar donde Vespasiano (69-79), Tito (79-81) y Domiciano está el trono de Satán» (2,13). Podría tratarse (81-96), el nuevo templo llegó casi a duplicar de una referencia al templo dedicado al culto las medidas del ágora romana. Finalmente, imperial o, tal vez, a su famoso Altar de Zeus. Efeso podía ostentar el título honorífico de A las otras grandes ciudades de Asia, neokoros. incluida Efeso, solo se les permitía partici- A Asia se le concedió un lugar relevante par como anfitrionas de ciertos cultos y fies- y prestigioso en el conjunto del Imperio, pues tas locales y otros importantes acontecimien- ninguna otra provincia podía decir que con- tos para la asamblea provincial. De hecho, taba con tres templos consagrados al culto las siete ciudades mencionadas en el Apoca- imperial. La colosal escultura de Domiciano lipsis eran centros de algún tipo de culto im- que se encontró en Éfeso era la imagen que se perial. A Esmirna (Ap 2,8-11), otra ciudad veneraba en este nuevo templo. A esta escul- rival de Efeso, se le había otorgado un centro tura se refiere Ap 13,14-17 como la «imagen de culto imperial durante el reinado de Tibe- de la bestia» que la gente tenía que adorar. Imagen Colosal de Domiciano encontrada en Efeso 45
  • 8. Las bestias La identificación de Roma con «Babilo- Los cinco reyes que «han caído» (es de- nia» no resulta difícil de ver a partir de la cir, que han muerto) son los emperadores de y los descripción de Ap 17. Comienza con la «se- la dinastía julio-claudia: ñal» o visión de una mujer sentada sobre una emperadores bestia de color escarlata con siete cabezas, Augusto (28 aEC -14 EC) flavios cuyo significado explica uno de los ángeles Tiberio (14 - 37) (17,3.7-9). Cayo o Calígula (37 - 41) La descripción deja claro que se trata de Claudio (41 - 54) la misma bestia con siete cabezas de Ap 13,1- Nerón (54 - 68) 4, a quien el dragón, Satán, le ha dado su poder, trono y autoridad. El ángel dice que Los dos siguientes -el «que vive» y aquel que surgirá pero «durará poco tiempo»- son las siete cabezas de la bestia son las «sie- te colinas sobre las que se sienta la mu- Vespasiano (69-79) jer» (17,9) Tito, su hijo, que reinó solamente dos años (79 - 81) que es una antiquísima alusión a Roma. Lue- go dice que Ap 17,10 dice explícitamente que los primeros cinco reyes han «caído» y que aún las cabezas son también «siete reyes» no ha «surgido» el de corta duración; por tan- (17,10). to, la afirmación «el que aún vive» se refiere ostensiblemente al «ahora» del texto. Con Este complejo conjunto de equivalencias otras palabras, el contexto ficticio en el que simbólicas constituye una de las claves más se ubica la visión de Juan corresponde al rei- importantes del libro, puesto que se trata de nado de Vespasiano, probablemente a sus una referencia a la descripción de 13,1-18, comienzos, justo después de la destrucción coronada con la «enigmática marca de la bes- del Templo. El culto imperial no se establece- tia», es decir, 666. Los siete reyes se descri- rá el hasta la época de Domiciano, en el año ben del siguiente modo: 89. Nos encontramos con un recurso tempo- ral típico de la literatura apocalíptica, que «Aquí es donde se requiere inteligencia, consiste en que las imágenes desplegadas tener sabiduría. Las siete cabezas son sie- «predicen» los acontecimientos futuros has- te colinas sobre las que se asienta la mu- ta el momento en que se escribe el texto. Des- jer: Son también siete reyes, de los que de la perspectiva de los destinatarios, sin cinco han caldo, uno vive y el otro no ha embargo, los referentes históricos son total- llegado aún. y cuando llegue, durará mente evidentes. poco tiempo. Y la bestia, que era y ya no La primera revuelta judía suministra, en es, hace el octavo, pero es uno de los sie- gran parte, el telón de fondo de las dramáti- te, y camina hacia su destrucción» (Ap cas imágenes que encontramos en el Apoca- 17.9-11). lipsis. Ha de recordarse que la guerra comen- «Y vi surgir del mar zó en el afto 66 EC, bajo el reinado de Nerón. una Bestia que tenía Nerón había elegido con sumo cuidado al diez cuernos y siete general Vespasiano para que comenzara la cabezas, y en sus guerra. Al morir Nerón, Vespasiano tuvo que cuernos diez suspender temporalmente el cerco a Jerusa- diademas, y en sus cabezas títulos lén y regresar a Roma para convertirse en el blasfemos. La Bestia nuevo emperador. Su hijo Tito puso fin al que vi se parecía a cerco, destruyó Jerusalén y, finalmente, suce- un leopardo, con las dió a su padre. Por consiguiente, los mismos patas como de oso, y emperadores flavianos que habían destrui- las fauces como do Jerusalén unos pocos años antes, ahora fauces de león: y el eran venerados como dioses en el nuevo cul- Dragón le dio su to imperial de Éfeso y de las ciudades de Asia. poder y su trono y La «octava» bestia se convierte ahora en gran poderío. Una de sus cabezas parecía la más importante de todas, pues es «uno de herida de muerte, los siete». Se refiere al emperador Domicia- pero su llaga mortal no, el hijo menor de Vespasiano, que reinaría se le curó; entonces desde el 81 hasta el 96. La enigmática afir- la tierra entera siguió mación de que «era y ya no es» alude a un maravillada a la comentario anterior sobre la misma bestia de Bestia» (Ap 13,1). siete cabezas en donde se dice: 46
  • 9. «Una de sus cabezas parecía tener una en vida contradecía la costumbre de que la herida mortal, pero fue curada, y toda la proclamación de la divinidad del emperador tierra le siguió maravillada» (Ap 13,3). se realizara después de su muerte. Al final, Domiciano fue asesinado en el En Asia circulaba el rumor de que el año 96. Sus imágenes y símbolos fueron con- emperador Domiciano era en realidad Ne- denados a «damnatio memoriae» o elimina- rón, que había regresado a la vida. En efecto, dos de la actividad pública. Por consiguien- Domiciano, al igual que Nerón, tenía una te, la bestia procedente del mar (Ap 13,1), que pésima fama por su crueldad y megaloma- tiene el poder de Satán y que lleva «un nom- nía. El hecho de que el Senado le otorgara el bre blasfemo sobre sus cabezas», es Domi- título de DOMINUS ET DEUS («Señor y Dios») ciano, que se proclamó dios y del que se pen- saba que era Nerón redivivo. La bestia que surge de la tierra (Ap 13,11) puede referirse al gobernador de Asia o al Estructura del Libro sumo sacerdote del culto imperial flaviano, que tendrían su sede en Éfeso. Presidirían las Esquemáticamente, esta es la estructura del Apoc. fiestas locales del culto imperial y llevarían a la gente a adorar la «imagen de la bestia» Presentaciones (13,14-15). Por tanto, con toda probabilidad, Prefacio (1,1-3) y Carta de explicación de Juan (1,4-11) la cifra 666 es un símbolo numérico del nom- La primera visión (1,12-20) bre y el título de Domiciano como emperador Siete cartas: cap.2-3: examen de la Iglesia, luces y sombras. (en griego, Kaisar o Sebastos), tal como aparece en las monedas o inscripciones. Segunda Visión El Apocalipsis sostenía, por consiguien- ler. ciclo: 7 sellos (cap. 4-7): te, que honrar la imagen de Domiciano, la La visión del Trono (cap. 4) bestia, era lo mismo que adorar a Satán, pues- El rollo y el Cordero (cap. 5) to que se trataba de los mismos que hicieron la guerra a los santos y destruyeron la ciu- 6 sellos abiertos por el Cordero (cap. 6) dad santa de Jerusalén (ct Ap 13,5-7; 11,1-3). interludio triunfal (cap. 7) A su vez, Dios castigará a cuantos veneran a la bestia (14,9-11), cuando finalmente caiga 2do. ciclo: 7to. sello (8,1-11,19) = 7 trompetas: la misma Babilonia (14,8; 18,1). -6 trompetas se tocan (8,7-9,2 1) -digresión anticipatoria del tercer ciclo (10,1-11,14) 7ta. trompeta = celebración de triunfo (11,15-19) Tercera Visión 3er. ciclo: Grandes signos en el cielo (cap. 12 - 16) 1er signo: La mujer embarazada (12,1-2) 2do signo: El gran dragón rojo (12,3-4) Guerra en el cielo (12,5-17) La guerra baja a la tierra: Las bestias se enfrentan al ejér- cito del Cordero (12,18-14,20) Comienza la guerra: 7 ángeles, 7 plagas y 7 copas de ira (15,1-16,21) Cuarta Visión La gran prostituta, Babilonia (=Roma) 17,1-22,5 La alegoriía y su explicación (17,1-18) La caída de Babilonia (18,1-8) Lamentación por Babilonia (18,9-19,10) Se abren los cielos y revelan el fin (19,11-21,8) La nueva Jerusalén (21,9-22,5) Epilogo: 22,6-21. 47
  • 10. Introducción Con forma de proemio epistolar, la se- gunda introducción (1,4-6) le habría dado a La manifestación del Hijo (1,4-20) todo el Apoc la forma de carta De hecho elúltimo versículo del Apoc, «La gracia del de Dios Señor Jesús (sea) con todos» (22,21), cierra la forma de carta. Los primeros versículos «Dado que has visto un hombre ascen- diendo del corazón del mar; ese mismo habrían sido añadidos como título, dando es Aquel a quien el Altísimo reserva des- al escrito la forma de «revelación» o «apoca- pués de mucho tiempo; por medio del cual lipsis». él mismo liberará a su criatura y él mis- Si se pasa de la introducción en forma mo dispondrá aquellos que fueron aban- epistolar (1,4-6), directamente a 1,9, que está donados. Dado que has visto salir de su en la primera persona, entramos en la mate- boca como un soplo, fuego y una tem- ria que llevó a escribir la «carta». Se trata de pestad; y aunque no tenía ni lanza ni ins- la visión-base, que presenta a Jesucristo ma- trumento alguno de guerra, él destruía a jestuoso, cual juez severo, «semejante a hijo la multitud que viniera a combatirlo, esta es la interpretación: he aquí que vienen de hombre» (el juez daniélico), de cuya boca días, cuando el Altísimo comience a libe- salía «una aguda espada de dos filos» (1,16). rar a los que están sobre la tierra. Vendrá Es una visión estrechamente relaciona- una confusión de la mente sobre aque- da con las siete cartas, que empiezan cada llos que habitan la tierra; planearán hacer una con una presentación de Jesucristo bajo la guerra unos contra otros, ciudades con- uno de sus aspectos expuestos en la visión tra ciudades, región contra región, pue- inaugural del cap. 1 (cf. 2,1.8.12. etc.), para blo contra pueblo y reino contra reino. Y acto seguido emitir su juicio sobre la con- ocurrirá que mientras pasen estas cosas ducta de la comunidad en cuestión. y ocurran los signos que te he mostrado antes, entonces será revelado mi Hijo: aquel hombre que viste ascendiendo» Resulta llamativo que haya una visión sobre Jesucristo (cap. 1) antes de la visión IV Libro de Esdras 13,25-32 más general del trono en el cielo (cap. 4-5), donde Jesucristo volverá a ser presentado y será esa imagen, la del Cordero, la que do- El libro del Apocalipsis comienza con una visión de mine el resto de la obra. Si ahora tenemos Jesús, en la que se presenta la obra de salvación dos presentaciones, es porque eventualmen- como la venida del Hijo del hombre: «Yo soy el te se le antepuso aquella en el cap. 1. Ésta Primero y el Último, el que vive; estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo habría sido redactada teniendo presente un las llaves de la Muerte y del Hades» (1,17-18). Se apocalipsis que ya habría sido escrito y que trata de una esperanza compartida por otros constiuye la Segunda Visión (4,1-11,19). escritos apocalípticos de la época. Las siete Tras el epílogo y la primera visión, se tró en un texto ya escrito, que sería el cuerpo presentan las cartas a cada una de las igle- principal del Apoc. (4,1-11,19). cartas sias mencionadas en 1,11. Es la primera se- La cifra de «siete» cartas es simbólica, ya rie de «siete», que funcionará como princi- que en la indicación al final de cada una se pio de organización del texto. dice que el juicio vale para todas «las igle- En las cartas encontramos frases y te- sias» (2,7.11.17. etc.). Pero el resto de Apoc., mas enunciados en el cuerpo del Apoc: en cambio, es genérico en los cuadros que pre- senta, sin dirigirse a ninguna comunidad en «quien tenga oídos, oiga» (2,7 = 13,9), particular. «el árbol de la vida» (2,7 = 22,2), Desde el punto de vista de su contenido, la segunda muerte (2,11 = 20,6.14), en las cartas la mirada se dirige al interior de regirá «con vara de hierro» (2,27 = la Iglesia. El resto de Apoc., en cambio, mira 12,5; 19,15), hacia afuera, al resto del mundo en su rela- vestidos de blanco (3,4s.18 = ción con la Iglesia. 4,4;7,9.13.14), Las cartas son juicios sobre las comuni- el «libro de la vida» (3,5 = 13,8; 17,8; dades con sus consecuentes llamadas a la con- 20,12.15; 21,27), versión y a la fidelidad. Son claramente mora- la nueva Jerusalén que baja del cielo lizantes, a diferencia del resto de Apoc., que (3,12 = 21,2ss). está centrado en la escatología. Es probable que las cartas hayan sido El autor debía estar familiarizado con compuestas teniendo en cuenta la visión esas expresiones y temas, ya sea porque eran inaugural, que ya estaría escrita, al igual que parte de su vocabulario, o porque las encon- el cuerpo de Apoc. 48
  • 11. Según E. Schüssler Fiorenza las cartas son solemnes Estructura de las siete cartas proclamaciones proféticas. La «Cada mensaje se ciñe a un modelo retórico compuesto de los siguientes elementos: expresión repetida «así dice...» aparece tanto Orden de escribir; en los profetas hebreos Fórmula profética del mensajero (tade legei: «así dice») y caracterización del portavoz, como en los oráculos en este caso Jesucristo; helenísticos, y también en los edictos de la Elementos y secuencia de la sección «Conozco»: corte persa y entre los a. descripción de la situación («Conozco que...»), magistrados romanos. b. censura («pero he de echarte en cara...»), Se trataría de oráculos c. orden de arrepentirse, divinos dirigidos a la d. dicho profético-revelatorio («mira...»), Iglesia. e. promesa de pronta venida de Cristo, f. exhortación (mantenerse firmes); La llamada a la escucha va dirigida a todos los miembros de las iglesias, no a una iglesia determinada; La promesa escatológica a quienes consigan mantenerse firmes va dirigida una vez más a una amplia audiencia, no sólo a la comunidad destinataria del mensaje. Elisabeth Schüssler Fiorenza, Apocalipsis. Visión de un mundo justo, Estella 1997, p.72. Segunda En la segunda visión (4,1-11,19) se le Según M.-E. Boismard esta parte de muestra a Juan el trono celestial y al Rey de Apoc. estaría inspirada en los apocalipsis Visión los Cielos sentado allí, que sostiene un rollo judíos, particularmente en el de Daniel. Las con siete sellos. La apertura de cada uno de Tercera y Cuarta visiones se inspirarían más los sellos (6,1-8,1) provee la ocasión para co- bien en Ezequiel. Los 7 sellos municar cada segmento de la visión relativo La Segunda visión, de sabor netamente a las destrucciones que se han hecho caer judío, según algunas opiniones, podría ser un sobre la tierra. La apertura del séptimo sello apocalipsis judío adoptado por el autor. Su origina, a su vez, una serie de siete trompetas mensaje central es la liberación del pueblo (8,1-11,18). oprimido, con el Éxodo como trasfondo, que El entrelazamiento de estas secuencias concluye con el canto de Moisés en 11,15-18. permite describir otras imágenes mediante las Las otras visiones se centran en las figu- que, cada vez más profundamente, se va in- ras del dragón y la bestia, al acecho del Cor- troduciendo al lector en el mundo simbólico dero. Su mensaje principal es la certeza del del texto. A continuación se producen siete juicio divino y la reivindicación de los que truenos cuando un ángel trae consigo otro «ro- permanecen fieles al Cordero. De aquí que se llo pequeño» (10,1-4), tras lo cual se le mues- exhorte constantemente a la fidelidad a todo tra a Juan la ciudad de Jerusalén (11,1-8). precio. Su tema predominante es la situación Ésta es la primera pista de que la visión de la Iglesia frente al totalitarismo romano. que se revela es, de hecho, una referencia a la guerra y la destrucción de Jerusalén, que aho- En la descripción de quién se sienta en ra se relaciona con la crucifixión de Jesús y la el TRONO CELESTIAL el autor utiliza el valor persecución de dos profetas. A todo esta tri- simbólico de los elementos que componen el bulación se la denomina los «ayes» (11,9-13). cuadro para describir la gloria de Dios: Finalmente, el séptimo ángel toca su trompeta y estalla un cántico triunfal al abrir- «Vi veinticuatro tronos alrededor del tro- se a la visión de Juan todo el panorama celes- no, y sentados en los tronos, a veinticua- tial (11,19). tro Ancianos con vestiduras blancas y Parece que el objetivo de esta segunda coronas de oro sobre sus cabezas. Del tro- visión es describir las tribulaciones y los jui- no salen relámpagos y fragor y truenos; cios sufridos como consecuencia de la gue- delante del trono arden siete antorchas rra. También quedan otras cuestiones pen- de fuego, que son los siete Espíritus de dientes: ¿por qué se han producido estas des- Dios. Delante del trono como un mar gracias? ¿Cómo liberará Dios al elegido y transparente semejante al cristal» (4,4-6). cuándo? El toque triunfal de la séptima trom- peta y la apertura del nuevo escenario del Los 24 ancianos suelen ser identifica- cielo señalan ahora a la visión siguiente que dos con los Patriarcas y los Apóstoles. El blan- las responderá. co de sus vestidos expresa gloria o victoria; las coronas el poder de regir. 49
  • 12. Mientras que los relámpagos y el fragor y truenos del trono de Los siete Espíritus de Dios Dios en Ap 4,5 evoca las teofanías, como en 1. Uriel, «Fuego de Dios». Está sobre el mundo y sobre el infierno. el caso del Sinaí, los siete Espíritus podrían 2. Rafael, «Medicina de Dios». Preside sobre el espíritu de los hombres. ser los arcángeles que tradicionalmente se 3. Ragüel, «Amigo de Dios». Vengador del mundo de la Ley. consideraba los servidores más cercanos de Dios. Sus 4. Mikael, «¡Quién como Dios!». Preside a la mejor parte de los hombres: el pueblo de nombres los Israel. conocemos por el libro I Enoc (20,1-8). 5. Sariel, «Príncipe de Dios». Vigila a los espíritus que inducen al pecado. 6. Gabriel, «Dios es mi fuerza». Preside a los querubines y serafines en el paraíso. 7. Reniel, «Trueno de Dios». Preside a los que van a resucitar. El mar transparente es aquel mismo que llado. Esto significa que permanece secreto ve Moisés cuando sube al Sinaí: mientras no sea abierto. Eso no lo puede ha- cer ningún ser: ángel, hombre o demonio, ya «Bajo sus pies había como un pavimento que todos carecen de la dignidad suficiente. de zafiro tan puro como el mismo cielo» Sin embargo (Ex 24,10). «el León de la tribu de Judá, el Retoño de Se trata del cielo visto desde arriba, conside- David; él podrá abrir el libro y sus siete rado como una cúpula de cristal. sellos» (5,5). Los Vivientes son descritos según el mo- delo de Ez 1,10: La imagen del León está tomada de la bendición de Jacob a sus hijos: «En cuanto a la forma de sus caras, era una cara de hombre, y los cuatro tenían «Cachorro de león es Judá; de la presa, cara de león a la derecha, los cuatro te- hijo mío, has vuelto; se recuesta, se echa nían cara de toro a la izquierda, y los cual león, o cual leona, ¿quién le hará cuatro tenían cara de águila». alzar?» (Gn 49,9). Estar llenos de ojos significa estar llenos de Sin embargo, su apariencia no es la de un conocimiento. animal depredador: Los destinos del universo son entrega- dos al Cordero bajo la forma de un libro se- «Vi, de pie, en medio del trono y de los cuatro Vivientes y de los Ancianos, un Cordero, como degollado; tenía siete cuer- nos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios, enviados a toda la tierra» (5,6). En este caso la imagen está tomada del ritual de la pascua en Ex 12,21-27. Degolla- do, pero de pie, es la referencia a la muerte y resurrección de Jesús. A él se le canta: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos porque fuiste degollado y compras- te para Dios con tu sangre hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un Rei- no de Sacerdotes, y reinan sobre la tie- rra» (5,9-10). Se evoca así la consagración de Israel como pueblo de la Alianza en virtud de la liberación de Egipto: 50
  • 13. «Ya habéis visto lo que he hecho con los rismo romano. A ese poder humano se con- egipcios, y cómo a vosotros os he llevado trapone el recibido por el Cordero, como la sobre alas de águila y os he traído a mí. multitud de los Angeles alrededor del trono, Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz de los Vivientes y de los Ancianos dicen con y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi fuerte voz: propiedad personal entre todos los pue- blos, porque mía es toda la tierra; seréis «Digno es el Cordero degollado de recibir para mí un reino de sacerdotes y una na- el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuer- ción santa» (Ex 19,4-6). za, el honor, la gloria y la alabanza» (5,12). Pero la visión de Apoc es universal, más allá La alabanza se hace compartida sin hacer del pueblo israelita. diferencia entre el Cordero y Dios sentado La realeza es un desafío ante el totalita- en su trono (5,13). Segunda A medida que el Cordero va abriendo «se les dijo que esperasen todavía un los sellos del Libro que sólo él es digno de poco, hasta que se completara el número Visión abrir, y que comiencen a sonar trompetas (8,2- de sus consiervos y hermanos que iban a 9), se desarrollará la visión de los aconteci- ser muertos como ellos» (6,11). mientos que anuncian y preparan el desas- Las 7 trompetas tre del imperio romano, prototipo de los ene- Las señales cósmicas que se describen a migos de Dios. continuación acompañan, en los profetas, al El Cordero no se limita en su apertura a Día de Yahveh (del Juicio): una simple lectura del Libro, sino que a me- dida que procede se van realizando lo que «Sucederá aquel día -oráculo del Señor está anunciado en él. Como en la teología YHWH- que yo haré ponerse el sol a me- profética, aquí también el anuncio es eficaz diodía, y en plena luz del día cubriré la y, por tanto, temido como lo eran los anti- tierra de tinieblas» (Am 8,9). guos oráculos. Pero en este caso no se puede impedir, como antes se intentaba acallar al La reacción de los perseguidores es la profeta. desaparición de su seguridad y arrogancia. Los caballos que van apareciendo están La escena del sellado y los sellados (7,3- inspirados en Zac 1,8-10 y 6,1-3. Sus colores 8) representa la predestinación de los justos, son simbólicos: y remite al profeta Ezequiel: Blanco: Victoria. «Pasa por la ciudad, por Jerusalén, y Rojo: Guerras sangrientas; son su precio. marca una cruz en la frente de los hom- Negro: la muerte por el hambre. bres que gimen y lloran por todas las Verdoso: la putrefacción. abominaciones que se cometen en medio de ella». Y a los otros oí que les dijo: «Re- Se trata de una progresión. Se está des- corred la ciudad detrás de él y herid. No cribiendo una invasión y sus secuelas, que tengáis una mirada de piedad, no perdo- acontece no en todo el mundo, sino sobre «la cuarta parte de la tierra» (6,8). Al abrir el quin- to sello, los mártires piden que se haga justi- Los cuatro jinetes cia. Pero se les da un vestido blanco y «He tenido una visión esta noche. Era un hombre que montaba un caballo rojo; estaba de pie entre los mirtos que hay en la hondonada; detrás de él, caballos ro- jos, alazanes y blancos. Yo dije: «Quié- nes son éstos, señor mío?» El ángel que hablaba conmigo me dijo: «Yo te enseña- ré quiénes son éstos». Y el hombre que estaba entre los mirtos intervino y dijo: «Estos son los que ha enviado Yahveh a recorrer la tierra». Entonces ellos se diri- gieron al ángel de Yahveh que estaba en- tre los mirtos y dijeron: «Hemos recorrido la tierra y hemos visto que toda la tierra vive en paz» (Zac 1,8-11). 51
  • 14. néis; a viejos, jóvenes, doncellas, niños y aparece una gran multitud de todas las na- mujeres matadlos hasta que no quede ciones que comparten este triunfo: uno. Pero al que lleve la cruz en la frente, no le toquéis. Empezad a partir de mi san- «Son los que vienen de la gran tribulación; tuario» (9,4-6). han lavado sus vestiduras y las han blan- queado con la sangre del Cordero» (7,14). Los sellados no son de todo el mundo, sino de las doce tribus de Israel. Pero en 7,9 La tribulación es la que se va a tratar en el resto del libro, y que precede al fin. Toda la apocalíptica tiende a mostrar las tribulacio- La fiesta de las Tiendas y Apocalipsis nes como precursoras del adveniminto mesiánico, como «dolores de parto» de un La fiesta judía de las Chozas (Sukkot), celebrada el 15 de tishrí alumbramiento. (final de setiembre o comienzos de octubre) permite vislumbrar Las trompetas son un fenómeno que co- en sus lecturas el porvenir definitivo al que serán invitadas las incide con las plagas de Egipto (Ex 7-10). Pero naciones junto con Israel. Zac 14 habla de aguas vivas que mana- solo recaen sobre una tercera parte de la tie- rán de Jerusalén y de luz que no se apaga con la noche, elemen- rra. Lo que sucede con los sellos y las trom- tos de importancia central dentro de la fiesta. Ez 38 narra el com- bate final en que serán vencidos los enemigos del pueblo de petas no es otra cosa que la historia del pue- Dios. Estos textos tienen un claro sentido escatológico y contribu- blo de Israel. Interesa la plaga correspondien- yen a crear un clima de renovada esperanza en la intervención de te al sexto Angel que tenía la trompeta: Dios como creador de un mundo nuevo. Si bien la prescripción de habitar en una choza quiere recordar la «Suelta a los cuatro Angeles atados jun- relatividad y provisoriedad de la vida humana frente al absoluto de to al gran río Eufrates». Y fueron solta- Dios, también quiere adelantar en el presente la vida definitiva a dos los cuatro Angeles que estaban pre- través de la protección de Dios que cubre a sus hijos con su parados para la hora, el día, el mes y el bendición. Así lo implora la oración que se reza todas las tardes año, para matar a la tercera parte de los durante los días de la fiesta: hombres. El número de su tropa de caba- «Haznos descansar en paz, Señor Dios nuestro. Y haz que llería era de 200.000.000; pude oír su nos volvamos a levantar, oh Rey nuestro, vivos y en paz. Extien- número. Así vi en la visión los caballos y de sobre nosotros la Sukká de tu paz y afiánzanos en buenas a los que los montaban: tenían corazas disposiciones en tu presencia. Sálvanos pronto por causa de de color de fuego, de jacinto y de azufre; tu Nombre. Defiéndenos y aleja de nosotros a Satanás; apár- las cabezas de los caballos como cabe- talo de todas partes y ocúltanos bajo la sombra de tus alas, zas de león y de sus bocas salía fuego y porque tú eres un rey bueno y misericordioso. Así pues, guar- humo y azufre» (9,14-17). da nuestra entrada y nuestra salida con vistas a la vida y a la paz, desde ahora y para siempre. Bendito seas, Señor, que guarda a su pueblo Israel para siempre». Se trataría de una invasión de los par- tos, temida por los romanos y esperada por Un elemento importante lo constituye el lulav, la rama de palmera los cristianos. que, unida en un ramo con ramas de mirto y sauce, se agita du- En el capítulo 10 pasan las trompetas y rante la recitación del Hallel (salmos 113-118). El Apocalipsis nos ahora se consuma el misterio de Dios. Apa- muestra la liturgia del cielo, donde hay «una muchedumbre in- rece un ángel que uno podría identificar con mensa... con palmas en sus manos» (7,9-10). A estos fieles testi- el mismo Cristo (baja del cielo envuelto en gos de la fe «el Cordero que está en medio del trono los apacen- tará y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida» (7,17), como se celebra en Sukkot. También se dice que «el que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos» (7,15), como pide la oración mencionada. Cuando el emperador Valeriano quiso lograr la unidad del imperio contra los partos, los cristianos se le presentaban como un cuerpo extranjero. Por eso en el año 257 prohibió el culto, muriendo entre otros el obispo de Roma, Sixto, y su diácono Lorenzo. También le toca la misma suerte a Cipriano. La captura y muerte de Valeriano a manos de los persas fue visto por los cristianos como un castigo del cielo. Algo semejante sucedería cuando Juliano llamado el Apóstata, trate de restaurar el paganismo en contra de los cristianos. Al morir en 363 luchando contra los partos, habría pronunciado como últimas palabras «¡Venciste Galileo!». 52
  • 15. gua difícil, sino a la casa de Israel» (Ez 3,5), Juan sí: «Tienes que profetizar otra vez con- tra muchos pueblos, naciones, lenguas y re- yes» (Ap 10,11). Cuando el séptimo ángel toca su trom- Jinetes partos peta (11,15) suenan en el cielo fuertes voces una nube, con el rostro como el sol). Trae un que dicen: «Ha llegado el reinado sobre el libro abierto en su mano. Ya todo ha termina- mundo de nuestro Señor y de su Cristo; y rei- do, no habrá dilación (10,6). El Misterio de nará por los siglos de los siglos», y los ancia- Dios anunciado a los profetas como buena nos vuelven a aparecer en escena (11,17) pos- nueva se ha consumado. trándose y adorando a Dios diciendo «Te Juan toma el libro de la mano del ángel y damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, lo come (10,9-10). El libro ya no está sellado, «Aquel que es y que era» porque has asumi- sino que está abierto. Toda esta escena se ins- do tu inmenso poder para establecer tu rei- pira en la vocación profética de Ezequiel (2,8- nado». Ya no se dice más «el que vendrá», 3,3). Pero mientras que Ezequiel no es «en- pues ya ha llegado. Y a continuación empie- viado a un pueblo de habla oscura y de len- zan una serie de signos. Tercera La parte más importante del Apocalip- La imagen femenina vuelve a aparecer sis es la visión de los capítulos 12-16, donde como en IV Esdras, y lo más probable es que Visión se explica cómo un conflicto cósmico aconte- simbolice al pueblo de Dios, ya que evoca el cido en los cielos entre los arcángeles de Dios sueño de José, donde el sol representa a su y Satán, el gran dragón rojo, se ha desborda- padre Israel, la luna a su madre Raquel y las do en los tiempos últimos hasta alcanzar la estrellas a él y a sus once hermanos (cf. Gén tierra (12,13-17). Es un motivo clásico de la 37,9-10). apocalíptica, pero aquí se pudo haber El hecho de que «está encinta, y grita reelaborado para expresar los acontecimien- con los dolores del parto y con el tormento de tos sucedidos en la revuelta judía y sus con- dar a luz» (Ap 12,2) confirmaría la atribu- secuencias. Más concretamente, el texto dice ción, puesto que Jerusalén ha sido descrita que el antiguo dragón, Satán, había encarga- por los profetas como una parturienta: do a dos bestias, una del mar (13,1-10) y otra de la tierra (13,11-18), que supervisaran su «Antes de tener dolores dio a luz, antes reinado en la tierra. Como ya hemos visto, la de llegarle el parto dio a luz varón. ¿Quién bestia de siete cabezas que surge del mar se oyó tal? ¿Quién vio cosa semejante? ¿Es refiere a Roma y sus emperadores, como deja dado a luz un país en un solo día? ¿O claro la posterior interpretación realizada por nace un pueblo todo de una vez? Pues el ángel (17,7-14). Esta bestia es el agente de bien: Tuvo dolores y dio a luz Sión a sus Satán que sometió a los judíos y destruyó Je- hijos» (Is 66,7-9). rusalén. El texto dice: Continúa el texto: «Una gran señal apareció en el cielo: una «La mujer dio a luz un Hijo varón, el que Mujer, vestida del sol, con la luna bajo ha de regir a todas las naciones con cetro sus pies, y una corona de doce estrellas de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta sobre su cabeza» (12,1). Dios y hasta su trono» (12,5). 53
  • 16. y con él desaparecerá la tristeza» (Ascención de Moisés 10,1). Jesús mismo habría intuido que el mal había sido ya vencido mediante el Reino de Dios que se hacía presente mediante sus exorcismos y curaciones: «He visto a Sata- nás caer del cielo como un rayo» (Lc 10,18). Pero los creyentes saben que, a pesar de este triunfo, la lucha se traslada a la tierra y los involucra a ellos: «Entonces despechado contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, los que guardan los mandamien- tos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús» (Ap 12,17). A ellos les toca enfrentar el culto al em- perador (cf. 13,15), y padecer entonces la mis- ma persecución que en otro tiempo Antíoco IV emprendiera contra los judíos fieles a la Ley. La visión de la Bestia a la que el Dragón le transmite su poder, se inspira en Dn 7 (per- secución de Antíoco Epífanes), en donde se En el lenguaje de los salmos el que rige habla de cuatro bestias que salen del mar. En con cetro de hierro es el rey mesiánico. Ap, la Bestia del mar (Mediterráneo) es el ¿Quién es ese hijo? Tratándose de un apoca- imperio romano o su emperador, que se lipsis cristiano no hay duda de que es Jesús, arroga títulos divinos. Y este es el motivo de que ha sido exaltado a la presencia de Dios la persecución: ni judíos, ni cristianos admi- como Mesías y que debe retornar para ejercer tieron las pretensiones del emperador de lle- su realeza. var títulos divinos y que llegará a ser un cier- El arrebato de Jesús hasta Dios es segui- to culto. Se trata de una lucha contra la divi- do del triunfo sobre las fuerzas del mal: nización del poder. «Y fue arrojado el gran Dragón, la Ser- Pero la batalla cósmica no ha terminado piente antigua, el llamado Diablo y Sata- todavía. Los ejércitos de la bestia están listos nás, el seductor del mundo entero; fue para luchar contra el ejército del Cordero en arrojado a la tierra y sus Ángeles fueron Sión una serie final de batallas (14,1-16,21). arrojados con él» (12,9). Mientras que en el capítulo 14 los ángeles venían anunciando que se realiza el juicio, Esta imagen era muy común en las ex- en el capitulo 15 los que triunfaron cantan pectativas mesiánicas de la época: un cántico nuevo de pie junto al mar de cris- tal, así como Moisés había cantado con todo «se manifestará el reinado de Dios so- el pueblo, a orillas del mar Rojo, la liberación bre toda la creación, y no existirá ya Satanás, de Egipto (Ex 15,1-21). Cuarta La cuarta visión (Ap 17,1-22,5) prosigue «La mujer estaba vestida de púrpura y el relato retornando a la escena celestial an- escarlata, resplandecía de oro, piedras visión terior (11,19-12,1) para mostrar cuál será el preciosas y perlas» (17,4). resultado de su drama cósmico. Uno de los siete ángeles, que había supervisado los por- Es la responsable de la muerte de los mártires tentos de las últimas batallas (14,16), presen- (17,6) y se identifica con la Roma imperial: ta ahora una serie de visiones en las que pre- dice la caída de Babilonia, es decir, Roma, «La mujer que has visto es la Gran Ciu- otra apertura de los cielos y la visión del des- dad, la que tiene la soberanía sobre los censo de una nueva Jerusalén (21,9-22,5). reyes de la tierra» (17,18). Como opuesta a la Mujer vestida de sol el vidente observa otra figura femenina: Su destino final es la ruina, que será ce- 54