El cuento habla de un zumbador que se obsesiona con una flor de cactus y la visita diariamente sin darse cuenta de que está rodeada de espinas. Un día la flor desaparece y el zumbador queda atrapado entre las espinas, perdiendo la vida. La historia se utiliza como metáfora de la codependencia, donde las personas se apegan demasiado a otras que solo les causan daño como las espinas, arriesgando su propio bienestar.
1. El pequeño zumbador y la flor de cactus Había una vez un pequeño zumbador que quedó apegado una hermosa flor. Todas las mañanas él la visitaba para cantarle y revolotear sobre sus pétalos coloridos. Nunca se atrevió a preguntar (por no herir) por que esta flor estaba adherida a un enorme cactus en medio del desierto.
2. El zumbador estaba tan apegado a la flor que pensó que no podría vivir sin día a día ver su flor, cantarle y rosearla con gotas de lluvia que traía desde lejos en sus alas. La flor no protestaba por tanta atención pero nunca tampoco lo agradecía y menos le correspondía.
3. Una tarde el pequeño zumbador no encontró su flor, sólo observaba enormes espinas salir del lugar donde una ves le vio. Se llenó de desesperación y zumbó su mejor canto, revoloteó lanzando todo el rocío que había conseguido para humedecer la flor.
4. Pero ésta no aparecía; enormes espinas comenzaron a crecer en su lugar. Entonces el zumbador cegado en su apego quedó ensartado entre las puntiagudas espinas perdiendo la vida. Luego de un tiempo, la flor volvió a renacer según la época de la naturaleza en que los cactus reverdecen. Moraleja, no te zumbes a lo ciego por una flor de cactus, tiene espinas que matan.
5. El codependiente es como el personaje del zumbador, cae en un patrón o ciclo de querer rescatar, perseguir apegadamente y teminar siendo la víctima de la decepción. Tienen tanto cuidado de no herir a nadie; salvo a ellos mismos.
6. Los codependiente pecamos de rescatadores no rescatados. El cactus en ningún momento reaccionó a las atenciones del zumbador, de hecho este nunca le preguntó sobre la flor que le pertenecía. Se apropió de algo ajeno y pretendió cuidarlo descuidando su propia vida. Y lamentablemente la perdió. Nunca debemos apegarnos a la ciega de personas que tienen espinas en su personalidad de cactus. Que no se oponen a que tú los mimes, pero luego no te corresponde mas que con sus “espinas asesinas de afectos”.
7. El zumbador pudo volar y zafarse de las espinas del cactus, pero los codependiente son “permitidores” esto significa “consentidores del maltrato o ayudadores en forma destructiva de personas emocionalmente enfermas”. Se esclavizan hasta ellos también enfermarse, con tal de mantener una relación dañina.
8. Muchas veces jugamos a la ilusión de cuán hermosa flor hemos hallado y entramos en negación al no querer reconocer las espinas de cactus que la rodean. Y es aquí donde los codependiente nos arriesgamos a quedar arrastrados por un desierto afectivo donde el único que corresponde en amor eres tú y nadie mas. Persistiendo con la tonta esperanza de que tu afecto los cambiará. Pero los cactus siempre tendrán espinas.
9. Romper con este patrón o ciclo de zumbador apegado (codependencia) es trabajoso pero no imposible. Es cuestión de reconocer cuando hemos vuelto a buscar la flor de cactus y es tiempo de salir huyendo de su falso encanto. Porque los codependiente mientras no seamos sanos repetiremos el mismo error una y otra vez.
10. El zumbador debió encontrar otro zumbador idóneo que en verdadera y sana relación afectiva se nutrieran mutuamente, con respeto, dignidad, igualdad y consideración recíproca. La cura está, en aprender a darte cuenta y no dejarte atrapar en una relación que no funciona. Pero si tu mente no esta sana y tus afectos tampoco; ¿cómo sabrás reconocer que la relación de “zumbador y flor de cactus” no funcionará nunca?
11. El zumbador debió encontrar otro zumbador idóneo que en verdadera y sana relación afectiva se nutrieran mutuamente, con respeto, dignidad, igualdad y consideración recíproca. La cura está, en aprender a darte cuenta y no dejarte atrapar en una relación que no funciona. Pero si tu mente no esta sana y tus afectos tampoco; ¿cómo sabrás reconocer que la relación de “zumbador y flor de cactus” no funcionará nunca? Los codependiente tendemos a engañarnos ante los defectos y conducta disfuncional del ser que nos cautiva. No mantenemos fronteras definidas saludablemente que protejan nuestra vida emocional y dignidad humana. Tendemos a mendigar afectos que luego nos matan de hambre.
12. El zumbador debió encontrar otro zumbador idóneo que en verdadera y sana relación afectiva se nutrieran mutuamente, con respeto, dignidad, igualdad y consideración recíproca. La cura está, en aprender a darte cuenta y no dejarte atrapar en una relación que no funciona. Pero si tu mente no esta sana y tus afectos tampoco; ¿cómo sabrás reconocer que la relación de “zumbador y flor de cactus” no funcionará nunca? Se nos olvida que uno permite como te han de tratar los demás. Que no podrá amar a otro quien así mismo no se sabe amarse. No seamos suicidas emocionales, porque lo que tú escoges a ti también te escoge y a veces hasta te atrapa como le paso al pequeño zumbador quitándote la vida. por Edgar Colón Pagán