El documento describe la historia del descubrimiento del campo magnético producido por corrientes eléctricas. En 1819, Hans Oersted descubrió que una aguja de brújula se desviaba en presencia de un conductor con corriente. En 1820, Biot y Savart realizaron experimentos cuantitativos y desarrollaron la ley de Biot-Savart, la cual establece que el campo magnético generado por un elemento de corriente depende de parámetros como la corriente, la distancia y la orientación relativa.