ELADIO DELOS SANTOS GARCÍA EXPOUNDS ON BRAVO´S WORK,

Su obra/His work
Juan Bravo
EELLAADDIIOO DDEE LLOOSS SSAANNTTOOSS GGAARRCCÍÍAA Edición bilingûe
Bilingual edition
Libro Estilo de Juan BRAVO:Maquetación 2 6/11/2014 1:49 PM Page 1

Su obra/His work
JUAN BRAVO
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Su obra/His work
JUAN BRAVO
POR
ELADIO DELOS SANTOS GARCÍA
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La obra de
JUAN BRAVO
D. R. Eladio de los Santos García, 2010
Primera edición 2014
Impresión y encuadernación:
EditoraWEB
Diseño y diagramación:
Eladio de los Santos García
Ilustración de portada:
Gran Premio Paleta de Níquel
2da. Bienal Museo Cándido Bidó, 2005
Textos críticos y poéticos:
Fotografías:
Andy Castillo
Editorial Sonrisol
Impreso en República Dominicana
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, en
ninguna forma ni por ningún medio, sin el permiso previo y por escrito del autor.
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DEDICATORIA de JUAN BRAVO
A mi madre Negrita,
A Bienvenido Mejía Sánchez,
A Doña RuthVassallo,
A Don Marcos Báez
DEDICATORIA
DE ELADIO DE LOS SANTOS GARCÍA
A
Felicia del Carmen García
y Pablo de los Santos,
A
Elaydi y Nida Eladís

ÍNDICE
1 INTRODUCCIÓN
2 DEL ESTILOY BRAVO
3 OTREDAD COMO MEDIO DE CREACIÓN
4 LA ABSTRACCION EN JUAN BRAVO
5 EROTISMOY PRESENCIA FEMENINA EN BRAVO
6 EL IDEAL ESTÉTICO
7 ELVALOR DE LA OBRA BRAVIANA
8 LA MUSICA EN LA OBRA BRAVIANA
9 MÁS QUE UN EXPRESIONISTA ABSTRACTO
10 UN ARTE PRO-ARTEY PRO-VIDA
11 ETAPAS
12 EL FLUIR DE LO INCESANTE
13 TEMA EN LA OBRA BRAVIANA
14 COSMOCENTRISMO
15 LOS GRANDES FORMATOS
16 TRANSPICTORIDAD DEL ESTILO BRAVO
17 LA CALIDAD UNIVERSAL
19 RECUENTOVIDA ARTÍSTICA
20 EPÍLOGO
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11.. IInnttrroodduucccciióónn
Este libro se divide en dos partes: la primera trata de los diferentes aspectos que han configu-
rado el estilo de Juan Bravo. Aquí se refieren las ideas artísticas y filosóficas que determinaron el ideal
estético y, por consiguiente, la obra de este gran artista, en el contexto de la llamada generación ar-
tística dominicana de los años ochenta. Así nos hallamos frente a fenómenos, más que conceptos,
como la otredad, etc.
En él tomamos en cuenta que si hay una literariedad y una musicalidad, de seguro que debe
haber una pictoridad. Por eso, hemos tomado la concepción analítica de Gérard Genette, teórico fran-
cés de literatura y poética, para adentrarnos en la obra de Bravo. La hemos neologizado, más bien. Ge-
nette emplea la palabra transtextualidad, como literato al fin y al cabo; nosotros utilizaremos el vocablo
transpictoridad.
En la segunda parte se realiza un despliegue pictográfico de la vida profesional del artista.
Con relación a los textos poéticos, son poemas escritos a los cuadros de Bravo, siempre en el
sentido de obra-autor.
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22.. DDeell eessttiilloo yy BBrraavvoo
Para hacer un análisis serio y no tan sim-
ple sobre la obra de Juan Bravo es me-
nester ir más allá de las características
más fáciles y generales de reconocer en
ella: la factura expresionista-abstracta.
Cuando situamos a un artista en un de-
terminado estilo histórico, no podemos
despojarlo de su carácter particular, de su
personalidad, lo cual permite su diferen-
ciación respecto de ese estilo, de un
grupo o de una generación.
Soy de creencia que el estilo de un artista
está fundamentalmente determinado por
su existencia, por el modo de vida, así
como por el contenido de ella misma.
Dice Lionello Venturi, italiano del siglo
pasado, que “Un crítico que juzga una
obra de arte sin hacer su historia, es un
crítico que juzga sin comprender”.Y esto
implica, suponemos, conocer del artista
los aspectos fundamentales de su vida y
que pudieron determinar su arte, su con-
texto existencial, histórico y artístico. Por
esa razón, para valorar la obra de Bravo,
no en su totalidad, sino lo más abarca-
doramente que se pueda (ya que consi-
deramos imposible que se pueda analizar
la obra de alguien totalmente) pretende-
mos tomar en cuenta la historia de su
obra, la trayectoria de su vida artística,
pero también los aspectos que determi-
nan su vida, lo cual repercute ineludible-
mente en su obra. En fin, el contexto de su vida y su arte. La forma y el contenido de una obra, en un
artista genuino, sería la forma y el contenido de su existencia respecto a su ejercicio artístico, ya como
afirmación, ya como negación de su propia condición existencial (o ambas).
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datos de la obra

Una obra, sobre todo si es genial, resulta imposible poder ser analizada en su totalidad en un solo
tiempo y por un solo crítico, ya que ella, en el tiempo, va a suscitar nuevas emociones y nuevas rutas
interpretativas, a pesar de estar enmarcadas en un contexto equis.
Si el estilo posee un origen biológico, como plantea Roland Barthes, con lo cual parece tender un
puente entre la afirmación de Couffon de que “el estilo es el propio hombre” y la de Henry Mes-
chonnic de que “la obra es el estilo”, tendríamos, para estudiar la obra de Bravo, que partir del indi-
viduo y su existencia hasta llegar a la obra. Esto así debido a que la obra de Bravo, pese a su profusión
abstracta, delata en su trazo la psicología del autor. Pues de ninguna manera podemos dejar al mar-
gen los aspectos formales y de contenido que constituyen la “personalidad” del artista y lo cual se da
siempre en un contexto histórico, económico y social en el cual vive.
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El movimiento,
en su fuga irremediable,
ha enseñado todas las vísceras existenciales
en un solo acto de entrega.
30 x 40,
mixta, 1994,
Colección
Ceballos Estrella
Sin embargo, toda
la eternidad puede advertirse
en su abismo de pasión y angustia.
Y el instinto, furor escindido,
habla de la colectiva soledad humana
en la aún más huérfana noche del tiempo.

Ahora bien, tampoco cabe dudas de
que en la obra misma hay aspectos es-
téticos que no responden al carácter
personal del artista. De manera que
tanto lo uno como lo otro pueden
converger en la obra. “El estilo es el
hombre”en tanto “posee un origen
biológico”, en tanto es punto de par-
tida de la obra (de quien la realiza), y
es la obra misma en tanto punto de lle-
gada (el objeto estético realizado).
Pues no hay obra sin autor ni autor sin
obra.
Para estudiar la obra de Juan Bravo, re-
curriremos a ambas concepciones, las
cuales, a nuestro juicio, no se contra-
dicen, sino, más bien, se complemen-
tan.
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30 x 40,
mixta, 1994,
Colección
Ceballos Estrella
30 x 40,
mixta, 1994,
Colección
Ceballos Estrella

Los estilos estéticos no nacen por antojo de nadie.
Nacen por necesidad. Consciente o inconscientemente.
Por la necesidad del espíritu, del ser expresar su estado
existencial, ya sea de alegría, de agonía, o de buscar nue-
vos horizontes a su vida particular, o a la social, de rea-
firmar o confrontar una condición o situación, etc. Una
necesidad perentoria del espíritu, traducida en radical
rechacho hacia lo viejo o tradicional, caracterizó a la
aventura expresionista; similar sentir alentó a expresio-
nistas y surrealistas, a dadaístas y abstraccionistas, pese
a la diferencia de resultados estéticos. Un estilo parti-
cular, por la razón que sea, no se convierte en fórmula
estética para ningún grupo generacional, pero sí para
quien lo ejecuta. El estilo colectivo puede nacer de un
solo individuo pero obligatoriamente su praxis y su te-
oría debe encontrar eco en un conjunto de artistas que
lo ejerzan y lo preconicen. En principio el arte puede
ser lúdico, casi siempre, pero luego la existencia lo va
cargando, potenciando de posiciones y decisiones ante la
opresión de las complejidades humanas que se vierten
hacia él. El estilo particular se puede dar como búsque-
dad o respuesta estética a la situacion del mismo artista;
se puede dar también como búsqueda o respuesta me-
taestética frente a una escuela, grupo o corriente. Pero
siempre será una aventura única e instransferible.
El estilo de Bravo es su obra. Nadie lo duda. Pero esta
obra está determinada por su vida, una vida proyectada
y abocada hacia el arte, pero también con un plantea-
miento ético de los principales problemas socio-cultu-
rales. Lo primero Bravo lo asume, con cierta conciencia,
tal vez como la rememoración de la filosofía esteticista
e igualmente a todas las corrientes cuya ideología pri-
maria ha sido el arte mismo o el placer estético, lo cual
aprehende en la historia del arte. De manera que el es-
tilo es él en tanto nadie más que él puede ser el autor de
su propio estilo. Como éste se cuaja, cual instancia úl-
tima y definitiva en la obra misma, material y concreta,
busquemos en la pintura de este artista los elementos
estéticos que la definen.
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24 x 78, mixta,
Colección particular estadounidense

33.. OOttrreeddaadd
ccoommoo mmeeddiioo ddee ccrreeaacciióónn
Juan Bravo es un pintor cuyo imaginario o ideal estético se sitúa en la llamada Generación del 80. Para
esta generación, la otredad, como vía de creación, era y es el ámbito por excelencia. La otredad fue abor-
dada por diferentes pensadores, entre ellos Octavio Paz, quien fuera, quizás, el poeta que más influ-
yera en dicha generación. Pero la otredad es, más que todo, una herencia surrealista, por ser el espacio
donde se articula un arte hecho por otro dentro de uno mismo, por el artista que aflora y que en la
ejecución se hace “independiente” de nosotros mismos y que hasta nos sorprende con los logros que
lleva a cabo en el poema, el cuadro o la pieza musical. El llamado automatismo. La pintura automá-
tica. En la pintura de Bravo, esta otredad se revela de forma radical. Este ejercicio de autoterapia en
que ese otro nos revela, desde el inconsciente o el subconsciente, los verdaderos anhelos espirituales
del artista. Por eso Juan Bravo deja fluir su otredad, la cual en cada obra le devuelve un placer único,
estético, pero siempre inacabable en el sentido en que Mauricio Blanchot dice que nos remite la cre-
ación.
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El furor del artífice ha puesto en jaque
a la máscara del tiempo.Todas las formas
se aferran inútilmente al equilibrio.
Todos los entes se desdoblan, se quiebran
las vértebras del aliento y se funden hacia
el inexorable destino que ha marcado
el (re) creador.
Muerte del equilibrio, 30 x 40, mixta, 1995
Colección Ceballos Estrella,

Octavio Paz considera que “la otredad es diálogo con los demás”. ¿Pero con cuáles demás?Talvez Paz
no se refiere exactamente a la otredad artística, pero esta, como siempre, ha sido una interacción entre
el sujeto-artífice (ser) y el yo estético (proser) cuya resultante inmediata es la obra de arte, como ob-
jeto, y el receptor de esta, gourmet visual, degustador estético o catador de arte. Si acaso un artista
puede dialogar con otros, esos otros son escasísimos y, regularmente, muy distantes artistas o degus-
tadores estéticos tanto en el tiempo y en la geografía, donde la obra del primero es el vaso comuni-
cante de las sensibilidades y afinidades existenciales. Por tal razón a Bravo lo podrán entender mejor
quienes estén más cerca de la dimensión espiritual de su otredad. De la misma forma en que Schu-
bert pudo entender mejor el ideal, el sueño y ejercicio artísticos de Beethoven.
La práctica y la emancipación de la otredad en el arte vanguardista y contemporáneo parece ser una
negación de la mismidad o el individualismo que históricamente consolidó la modernidad, el Rena-
cimiento. Ante esta avasallante cultura que nos mantiene en una selva social más cruel que la natural,
Juan Bravo ha preferido articular su proser en el lienzo para fijar ante la muy probable insensibilidad
de los demás el discurso incontenible de su otredad interior. Es, por ejemplo, lo que hicieron artistas
como El Bosco, DaVinci, Monet, Goya, Picasso y tantos otros.
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30 x 40, mixta, 1994,
Colección Ceballos Estrella

La otredad fue un descubrimiento de hace poco, pero es fenómeno de siempre. Es pluralidad de pro-
ser. En ese ámbito se da la contradicción artística (cuyo resultado en un gran artista es siempre fruc-
tífero). Al respecto decíaWaltWhitman: “¿Que me contradigo, dicen? Es que contengo multitudes”.
Estas multitudes son favorables al arte, aunque se diga lo contrario por esos lares (voces reacias a los
cambios radicales o a la vastedad o multiplicidad estilística en un artista) por quienes menos exhu-
berancia de otredad poseen. Son esos que alaban hoy la hazaña de Picasso, pero reprueban lo diferente
en un coetáneo). Otro ejemplo es el poeta portugués Fernando Pessoa, quien contenía en su otredad
interior una riqueza de posibilidades estilísticas que fueron perfiladas en sus conocidísimos heteró-
nimos. Eso sucede con Juan Bravo, a quien le encajaría llamarlo un Cosmos, como diríaWhitman. Sólo
basta con hacer una mirada retrospectiva a su obra para darse cuenta, pero con la seguridad de que
esa mirada será un simple grano de arena ante el hambre voraz de tiempo y espacio que ella nos hace
soñar o sentir.
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30 x 40, mixta, 1994, Colección Ceballos Estrella

Juan Bravo desarticula la mismidad histórica a través de su pintura y apuntala en ella lo diferente en
la historia del arte: el estilo Bravo, el cual resulta distintivo, no sólo por sus características formales,
sino por las particularidades que revelan su condición, sus anhelos, su filosofía (estética, etc.), su ser,
su proser, su existencia. Esto también lo podemos constatar en la vida personal del artista, cuyos he-
chos atestiguan la calidad humana que posee.
La historia da cuenta de que el discurso de la inquisición estética ha sido la mismidad. La otredad ha
sido revolucionaria, porque se encarna en el espíritu distintivo de los grandes y visionarios artistas. A
esa estirpe pertenece Juan Bravo.
La obra de Juan Bravo es pluralidad abierta al infinito. En ese sentido dice el poeta y escritor Julio Ada-
mes que “para leer pluralmente la pintura de Juan Bravo debemos apartar un par de veladuras”. Ada-
mes se refiere a la técnica de aplicación de capas, texturas y riqueza de matices que le dan gran
consistencia plástica. Pero también, al mirar la obra de Bravo es menester despojarnos de las veladu-
ras prejuiciales del academicismo y del arquetipo de una belleza que atrofia singularidades, que re-
emplaza ideales estéticos, otredades.Veladuras estéticas con que nos han enseñado torpemente a mirar
este arte los gendarmes del conservadurismo.Veladuras, bozales del academicismo que, hace tiempo,
Bravo rompió. Por eso el pintor sin fronteras y de vuelo cósmico que es.
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30 x 40, mixta, 1994,

44.. LLaa aabbssttrraacccciióónn eenn JJuuaann BBrraavvoo
La grandeza de un artista de la abstracción es justamente hacernos ver lo que siempre se ha tenido por
invisible. No una distorsión de la integridad física, visual del objeto. Más bien una reformulación del
objeto a la luz de la sombra y la luz, de las tonalidades cromáticas. La abstracción de Bravo hace alu-
sión al estado de desintegración de la materia y a la transformación dialéctica del espacio-tiempo, o
sea, de los cambios de des y re-composición de la materia a través del movimiento, proponiendo un
discurso altamente filosófico. Pero la abstracción braviana se afinca más en lo psicológico y mantiene
la política de la ocultación aparente que se revela en la conflictividad o lucha de contrarios que plan-
tean las formas. En tal sentido dice el crítico y pintor Alberto Bass que “Juan Bravo, al concentrar su
pasión en la estructura natural de sus impulsos, nos plasma un mundo imaginario que revela, al mismo
tiempo, las condiciones represivas de violencia, el fetichismo, la fecundidad y los síntomas del azar”.
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Una columna
que casi fue hueso
sostiene el peso
de la rabia del mundo.
Todo se alza para
volar más alto
en la embriaguez del fuego.
Y las llamas corren
arrebatando el sentido
hacia las nebulosas del sueño.
30 x 40, mixta, 1994,

En Bravo esta representación consigue alto grado simbólico, y constituye un punto primario (si no eje),
ya que el objeto representado se encuentra a medio camino entre el olvido y la memoria, ofreciéndo-
nos una reelaboración de la concepción humana sobre la dialéctica del tiempo y el espacio de nues-
tra existencia, de la conflictividad de esa dialéctica volcada y volcanizada desde el campo de las
emociones, las sensaciones, el instinto. Así vemos el retrato de su propia emoción, la vibración de su
otredad, de su proser, un universo de sensaciones inéditas erigidas por el trazo e iluminadas por los
colores. O tal vez estos sean iluminados por la emoción del artista.
La abstracción de
Bravo es particular-
mente fecunda por
la pluralidad y la
concepción de tota-
lidad que plantea
junto a la franqueza
del sentir de su alma
revelado en el trazo.
En ella las imágenes
parten de la proxi-
midad inmediata
para erigirse en leja-
nía interior del ser
en donde el signifi-
cado cobra un sen-
tido distinto, nuevo.
Realidad y sueño
transfiguran hacia
otra realidad: la obra
como discurso grá-
fico propio. El estilo
Bravo. (Claro, no
hablamos de un es-
tilo Bravo porque en
su pintura la furia
del trazo sea carac-
terística).
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30 x 40, mixta, 1994,

Laura Gil, a principio de los años 90, acertó con claridad meridiana al definir a Bravo como “uno de
nuestros jóvenes talentos más ágiles, audaces y sorprendentes”, y precisamente porque en sus abs-
tracciones, “a diferencia de la mayoría de los artistas, que a través del estilo se limitan a consignar unas
formas, unos objetos percibidos de determinada manera, Bravo indaga, a través de una investigación
de las formas y de su génesis, por los mecanismos que hacen posible la percepción misma”. Sin lugar
a dudas, Juan Bravo no defraudó la opinión que esa gran crítico de arte sostuviera hace dos décadas.
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55.. EErroottiissmmoo yy pprreesseenncciiaa
ffeemmeenniinnaa eenn llaa oobbrraa bbrraavviiaannaa
El aspecto erótico en Bravo toma sentido en el contexto dionisíaco y sagrado con que él concibe a la
mujer. ¿Acaso Bravo, como el Dios Dionisos en su antro creacional, irrumpe en el lienzo, nocturno
o diurno, y con el esperma de colores del pincel, acentuado por un furor de anhelo, perfila y esboza
su musa? Con la figura fémina el artista también fija su inquietud, su asombro ante el misterio de lo
telúrico, lo cósmico y lo temporal, en que sólo es posible sobrevivir gracias a ese acto primario del ins-
tinto que iniciaran Eva y Adán, pero que es imposible, con ello tan sólo, desvelar.
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30 x 40, mixta, 1994,

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30 x 40, mixta,
Colección Ceballos EstrellaEl apellido del (re) creador
baja por el brazo y las manos.
El pulso afila de furor y ansiedad
al pincel, y, sobre la tela,
el tinte persigue a la forma del amor de arte,
y juntos crean el muro de la sombra y luego
esparcen la luz y la luz babea
todo su instinto consumado...
Página anterior: 30 x 40, mixta,

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30 x 40, mixta, 1994,
30 x 40, mixta, 1992,

66.. LLaa bbúússqquueeddaa eessttééttiiccaa
Un artista genial, revolucionario, nunca abandona la búsqueda de novedad. Este está en continua y dia-
léctica transformación y búsqueda de superación, o por decirlo de otra manera, de perfección, una per-
fección que, de lograrse, tiende a desaparecer con la misma obra en que se realiza, para volver a erigirse
en búsqueda. Lo antes dicho es propio de Juan Bravo, de quien dijera en 1988 la crítico de arte Ma-
rianne deTolentino, a propósito de su segunda exposición individual en el Centro de Arte Nouveau,
que no corría el riesgo de repetirse o no hallar una vía de evolución, porque “egresado de la Escuela
Nacional de Bellas Artes, él posee conocimientos necesarios para encontrar nuevas imágenes, mensa-
jes y soluciones plásticas”. El ejercicio de renovación de Bravo ha cumplido tales palabras.
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Fluye y fluye la historia en el pulso bravíamente.
Nada se detiene. La forma danza desde su fijación,
porque su quietud es simulacro, estrategia para alcanzar
la plenitud del vuelo hacia la eternidad.
Fluye la historia braviamente,
y tras el descanso del pulso, siguen las formas fluyendo,
soñando el propio infinito perfilado.
Fluye el tiempo más allá del pulso, fluye...
30 x 40, mixta,

Bravo ha tenido la actitud y la aptitud de superarse a sí mismo, lo cual ha resultado en una constante
de resultados inequívocos. Para él, la obra creada, si bien le satisface, al propio tiempo le influye de
un ánimo terrible por rebasarla con creces. A esta empresa ha servido mucho el pasado, la memoria,
recreación del presente volcada hacia el futuro, como ruta hacia el infinito de posibilidades que puede
transitar su imaginación. Como artista, Bravo es un Quijote de la fantasía. Nunca desmaya en su
sueño. Acaso haga posada y tome reposo, pero sólo para renovar los bríos de su aventura estética.
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30 x 40, mixta,

77.. EEll vvaalloorr ddee llaa oobbrraa bbrraavviiaannaa
El valor del arte está por encima de todo juicio y problematización que se levante contra él. El arte
es ajeno a los problemas del arte. El arte es ajeno y sordo a los problemas que sobre él crean los crí-
ticos. Porque tales problemas sólo están en los humanos, en su subjetivismo o conciencia, puesto que
se da como fenómeno desde el ámbito único del mismo ser humano. El arte es libre de todo problema
que sobre él se plantee. O al menos constituye la concreción de la libertad a que aspira su artífice.Tales
problemas los creamos nosotros mismos a causa de la divergencia de criterio que cada uno posee res-
pecto a otro, lo cual nos hace disentir (disgusto) o asentir (gusto) las características de un determi-
nada corriente o estilo. El arte se da, simple y llanamente, como dice Schlegel, y como hecho, como
entidad ya independiente de su creador, ejerce su valor por encima de todo juicio. El arte es ajeno a
los problemas del arte y, sin embargo, será siempre el arte mismo la fórmula por excelencia para re-
solver todos los problemas que sobre él se planteen.
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La obra de Juan Bravo, como la de cualquier otro gran artista, está por encima de cualquier juicio sobre
ella. En su complejidad propone un infinito de sensaciones. En su carácter contradictorio sólo halla-
mos verdades estéticas. Es la búsqueda de resolución a una dialéctica que sueña la utopía y queda au-
tografiada en el lienzo como documento de lo irrenunciable. Todos los problemas que podamos
establacer a partir de la pintura braviana quedan resueltos por la vía de la inmortalidad estética que
ella ha conseguido. La de Bravo es una obra hecha con el espíritu de un verdadero creador, con la en-
trega total de su existencia. He ahí donde radica su inmortalidad artística, histórica y social. El ha asu-
mido su arte como existencia. El valor de su obra no puede ser dado sino por la calidad de ella misma.
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30 x 40, mixta,

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Una lucha de ángeles
creó la vida,
pero su nudo de instinto
no quedó disuelto
sino hasta aparecer
el sinsentido, la muerte.
Desde entonces
nadie ha podido escapar
de este antro de conciencia
hacia la morada de lo que pudo
haber tenido otro sentido,
otra dirección de ser,
de lo que nunca podrá.
Ya estamos ganados
para siempre en esta suerte.
Nuestra felicidad
es la reinvención de ella misma.
Sigamos saboreando
esta manzana de tantos
y tantos colores...
30 x40, mixta

88.. LLaa mmúússiiccaa eenn
llaa oobbrraa bbrraavviiaannaa
La música constituye un elemento esencial en la pintura de Juan Bravo. En esto Bravo no imita al su-
rrealismo ortodoxo, para el cual, en boca de André Breton, aquella manifestación no era muy saluda-
ble. En sus diversas variaciones (jazz, clásica, andina, flamenca, africana, etc.) ha influido en este pintor
(que ejecuta algún instrumento) para enriquecer su propuesta-apuesta.
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30 x 40, mixta,

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“Mujer de música”,
en donde la batuta del furor
dirige los miembros enloquecidos
y la razón perdida, embriagándose
en las hendijas de gloria. Y luego una orquesta
de instrumentos y duendes
gloriosos hacen el coro
a las últimas pinceladas penervias
y lenguales del instinto
Mujer de música,
30 x 40, mixta,
Allí donde el pincel del artífice
derrama su sangre
con cuyo tono de plasma erige
la protuberancia de luna pezonal.

Así como la música
se nutre de la litera-
tura y de otras artes,
la pintura de Bravo se
nutre de la música, a
tal punto que muchas
veces sus cuadros son
retratos de obras mu-
sicales de grandes
maestros y artistas
del canto. Bravo es un
Mozart de matices,
un Beethoven del
color, un Toscanini
del pincel, un verda-
dero poeta de la
forma y el ritmo, un
Wagner de la armo-
nía, un Stravinski del
pájaro que aletea en
su trazo, un Debussy
de la politonía impre-
sionista, un Ravel de
la evocación, del re-
cuerdo y la abstrac-
ción..
Lo anterior no lo decimos por mero deseo de poetizar. Dado el influjo de la música en el ejercicio ar-
tístico de Bravo (pues de continuo él pinta fluyendo con la música) no resulta difícil para nosotros
situar la similitud de la fecundidad de Mozart con lo fructífero de Bravo, el dramatismo y furia de Be-
thoveen con la furia y lo controvertido de Bravo, la alta fidelidad interpretativa deToscanini y la leal-
tad del pincel de Bravo a sus emociones, a su instinto. Igualmente podemos ver que, lo mismo que
Wagner, Bravo logra la armonía de manera distinta a la tradicion (estado encontrado, no de paz y
calma), presenta un exacerbado cromatismo y utiliza su leivmotiv en desarrollo evolutivo de mayor
complejidad (como se ve en el tema de la memoria desde la década del 80 hasta ahora). La semejanza
de la fuerza y libertad creadoras de Stravisnki, y, sobre todo, la capacidad para evolucionar, las halla-
mos también en Bravo. Asimismo podemos encontrar similitud entre la fuerza expresiva e impresiva
y el carácter experimental tras nuevas ideas y técnicas de Debussy y la abstracción ensoñante y la bús-
queda incesante de Bravo. Debussy fue un excelente compositor que convertía en música cuadros de
los impresionistas; Bravo es un excelente retratista de obras musicales. Pero Bravo, al igual que Ravel,
aún siendo impresionista, tiende más a la abstracción y recurre a la memoria, a la evocación que cual
sustancia abstracta resulta la esencia que da forma a la obra.
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30 x 40, mixta,

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30 x 40, mixta,

99.. MMááss qquuee eexxpprreessiioonniissttaa aabbssttrraaccttoo
Uno de los errores capitales de la crítica tradicional ha sido valorar la obra de los artistas por encasi-
llamientos (realista, surrelista, expresionista y demás istas), midiéndolos con una visión homogenei-
zante del estilo . Este etiquetamiento enfermizo, sin dudas, ha marginado muchas veces lo más
importante: la novedad estilística, lo nuevo que aporta un artista desde su particularidad.
Juan Bravo no debe ser catalogado sólo como un pintor expresionista abstracto. Igual pudiéramos
decir que su factura pictórica es impresionista abstracta, y no yerraríamos. Pero la pintura braviana re-
sulta mucho más que ambas. Su estilo posee las dos características propias de la obra más fuerte: la
zurrapa de lo que fue tradición y el sello de lo novedoso, siempre mediado por el cuño diferenciable,
por la expresión personalísima. En cada nuevo estilo o movimiento de la historia del arte vemos el sus-
trato de aquel que fue liquidado.Vanguardia y tradición coexisten. En la vitalidad hegemónica del es-
tilo que se impone, subyace la zurrapa del desplazado. Así, ningún estilo deja de ser lo anterior
totalmente; son como los genes recesivos en la genética.
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30 x 40, mixta,

Un estilo (particular) se da cuando las ca-
racterísticas del autor se imponen decisiva-
mente a una corriente haciéndola cambiar,
dándole nuevo sentido. Como bien estable-
ció Morelli, médico anatomista y gran co-
nocedor del arte del siglo XIX, italiano por
más señas, lo que determina el estilo de un
pintor, sobre todo, no son las características
generales de su pintura, sino las particulares.
Las primeras se aprenden y se aprehenden,
en academia o escuela; las otras no, son parte
de la identidad y por tanto intranferibles. En
la obra braviana las generales serían las ca-
racterísticas impresionistas, expresionistas y
abstractas, además del sustrato de todas las
corrientes que implican el influjo. Pero más
allá de ellas hay caracteres estilísticos muy
propios, producto de las búsquedas y trans-
figuraciones procesadas en el artista que nos
ocupa.
40
30 x 40, mixta, 1994,
30 x 40, mixta, 1994,

En cuanto al sustrato en el ejercicio pictórico de Bravo, podemos ver la presencia del surrealismo. A
simple vista no se ve, pero en esencia, sí. En este pintor se nota la práctica de la pintura automática.
Los trazos, la libertad de la imaginación, del sueño y del inconsciente, responden a ese ámbito. La pin-
tura automática, descendiente directa de la escritura automática, es producto de la práctica y la filo-
sofía surrealistas. Así, tal práctica constituye un legado surrealista en este pintor y nos dice que el
estilo Bravo, en esencia, no deja de ser surrealista, lo cual confirma la afirmación de André Bretón de
que “pasará mucho tiempo y el arte seguirá siendo surrealista”. Quizás algún arte producto de esa línea
genética pretenda negar el surrealismo, algo así como lo hizo Beethoven con Haydn, pero tal negación
será siempre inútil, ya que la huella de lo anterior evidencia lo irrefutable.
(El trazo braviano, de una furia bethoveniana, es propio del surrealismo, más dadaísta en los trabajos
más épicos de Bravo, y más informalista en las obras líricas). La pintura automática resulta posible para
Bravo, a través de la otredad, la cual, como dijimos, constituye la piedra angular de la creación artís-
tica de la generación del 80, a cuyos postulados se abandera este artista. (Se abandera no tanto de una
manera teórica como de una forma generacional y práctica).
41
30 x 40, mixta,

42

Del romanticismo podemos decir que, desde muy joven, Bravo nunca ha dejado de llevarlo consigo.
Desde la juventud, pasando por el aliento trascendentalista y místico manifiestos en su pintura. El arte
romántico persigue un ideal, lo cual se mantiene en la obra braviana. Pero sobre todo, la aproxima-
ción imaginativa y subjetiva, la intensidad emocional y el carácter visionario u onírico de la pintura
romántica, son aspectos que hallamos en este pintor.
De igual manera, podríamos reconocer el misticismo. El escritor Julio Adames dice que se “atrevería
a afirmar que en la pintura de Bravo existe la mística como principal filosofía estética”. Nosotros lo
aseguramos. En Juan Bravo el ánimo para la elaboración de su obra, lo intuye a través de una revela-
ción tan cercana al panteísmo como al esoterismo. Así, su credo espiritual, desde Jesucristo hasta los
grandes maestros modernos de la espiritualidad, se traslada al lienzo y discurre metafísicamente como
médula del armazón de muchas de sus composiciones. A esta mística se debe la fuerza expresiva de
su arte y lo sitúa en el grupo de pintores en cuya obra esa misma fuerza espiritual ha mediado: Da
Vinci, Michelangelo, etc. Por eso la fuerza expresiva de la pintura de Bravo es tan robusta que, pres-
cindiendo de la figuración, nos comunica más que cualquier figura convencional.
43
30 x 40, mixta,

Pero más allá de los distintos movimientos o tendencias que pudieran converger en la pintura de Bravo,
lo más importante es el conjunto de elementos particulares que lo distinguen entre todos los demás
expresionistas, abstraccionistas, surrealistas, etc., que constituye la verdadera conquista de su estilo.
Toda la herencia hace mucho más vigorosa, fuerte la obra braviana. Pero fue esa herencia (académica
o no), que si bien le sirvió, debió abandonar para lograr hallazgos propios. Por lo antes dicho, no po-
dría encasillarse, o lo igual, limitarse una pintura cuyo vuelo traspasa las fronteras estilísticas de la his-
toria emigrando hacia una entidad muy particular: el estilo Juan Bravo.
Aceptemos oír decir que Juan Bravo es pintor expresionista abstracto (o impresionista abstracto), pero
sólo como convencionalismo, no por definición cabal. Así como se decía de Picasso que era surrea-
lista, sin pensar en su vastedad de maser que no se nombró, o no se ha nombrado aún. En Juan Bravo,
esta vastedad muchos la han reconocido en el altísimo vuelo de su pincelada, en su potencia creativa,
en los destellos de genialidad que hay en su obra, cuya semejanza de la representación con el espacio
cósmico revela la dialéctica de expansión, de continuo desarrollo transitado por este artista.
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30 x 40, mixta,

Vale traer aquí las palabras que sobre este aspecto dijimos hace un tiempo: “A este gran artista se ha
encasillado en el llamado expresionismo abstracto, de lo cual puede que tenga mucho su obra. Pero la
pintura de Bravo va más allá de esa corriente. Encasillar la obra de Juan Bravo en un determinado es-
tilo o corriente sería pretender ponerle frontera al vuelo de Salvador Gaviota que posee su pincelada.
Encasillar la obra de Juan Bravo es pretender, fallidamente, limitarla, y obtener como resultado el dis-
paro errado de la opinión que tal absurdo sostenga. Ella desborda los encasillamientos, en su vuelo
de infinito se niega a que la etiqueten o la asocien por el camino más fácil y cercano. La obra de Juan
Bravo es otredad, inmismidad del sueño, espejo emancipado de la memoria que le persigue”.
45
La cintura de la noche
se abre paso entre las hojas de luz
que aletean su camino cotidiano.
El sol y los labios
de la oscuridad copulan y derraman
su néctar para hacer más fecundo
el orbe de la creación.
30 x 40, mixta,

En definitiva lo que importa no son las corrientes. Lo verdaderamente importante es la obra misma,
su contundencia estética, que es lo que le da su valor y permanencia. Por eso lo que hace fuerte la pin-
tura de Bravo no es que sea expresionista abstracto ni vanguardista, porque ¿cuántos mediocres no
pertenecieron a estos movimientos?
En el caso de las co-
rrientes de vanguar-
dia, estas ya son
viejas. Son historia.
Y bien se puede
crear algo nuevo a
partir de un “estilo
viejo” (las comillas
son porque todo lo
bien hecho siempre
tendrá la novedad de
la permanencia).
Muchos estilos han
sido la cristalización
del deseo de expan-
sión cultural de los
imperios, para lo
cual el llamado van-
guardismo ha ser-
vido muchas veces.
Por eso hoy día
vemos perfectos dis-
parates tenidos
como grandes obras
sólo porque ostentan
el nombre de una persona que la propaganda oficial impuso como “un artista genial”. Son aquellos
mal llamados así cuya obra desnudan, desmienten la farsa que la publicidad les ha ayudado a montar.
Igualmente ocurre que la propaganda oficialista o imperialista ha condenado a la sensura, al ostracismo
y a la muerte a verdaderos genios del arte porque no afinan con sus caprichos nefastos.Tal es el caso
de la destrucción de grandes obras y grandes artistas hecho por el nazismo.
Reitero, no importan los movimientos. Lo importante es la obra, ya que como bien dijo James
McNeill Whistler “El arte: ninguna casucha está a salvo de él, ningún príncipe puede confiar en él,
la más vasta inteligencia no puede producirlo”. Por eso la obra de Bravo vale por fortaleza estética y
nos hace dignos de poder contemplarla.
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30 x 40, mixta,

47
30 x 40, mixta,

48
Vibración de la Naturaleza,
Mixta, 78x195”,
Propiedad del artista

1100.. UUnn aarrttee pprroo--aarrttee
yy pprroo--vviiddaa
La idea de que existen elementos extra-es-
téticos en una obra es una idea obtusa del
arte, la cual impide hacer una buena valo-
ración de la obra. Decimos esto porque
todos los elementos de una obra son esté-
ticos, todos son propios de la propuesta es-
tética que un artista hace en un contexto
determinado. A estas alturas del desarrollo
del arte, tal concepción es más que un ana-
cronismo. No hay tema anti-arte. (Incluso
el dadaísmo, que pretendió ser un anti-arte,
fue un arte). Sin tomar en cuenta todos los
elementos de una obra, esta no puede va-
lorarse íntegramente. La dimensión cós-
mica del arte de Bravo, naturalmente,
contiene una crítica o denuncia social. El
estilo Bravo no sólo está conformado por
las filosofías y las estéticas a que hemos alu-
dido ya. También hallamos su postura
frente a problemas capitales de la humani-
dad como la depredación ecológica del pla-
neta, el genocidio y otros.
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30 x 40, mixta, 1994,
Madrépora de la vida,
árbol de carne, osamenta vegetal,
fruticarnal lámpara de los matices del sueño,
eres el templo de la vida,
en ti habita el juego materno y verde de la creación,
de ti alza sus alas el delirio hasta el cielo
y vuelve como lluvia a derretir
la sed de vuelo que padecen las olas de sal.

Rehuir la responsabilidad crítica frente a un problema social de tan vital importancia como el am-
biental, no es propio de un artista de la dimensión humana y sensibilidad de Juan Bravo. Así como
vemos, a través de la historia, que la Matanza del 8 de mayo en España hecha por las fuerzas napole-
ónicas no fueron ajenas al arte de Goya, o que los bombardeos de los nazis a la comunidad de Guer-
nica taladraron el corazón de Picasso, o que el dolor de la secular barbarie del Encubrimiento de
América chorrea en los trazos y colores de los lienzos de Guayasamín, así vemos cómo el atropello a
la fauna y la flora, el calentamiento global, la contaminación del planeta y demás perjuicios se hacen
patentes en los lienzos de Juan Bravo, a tal punto que su pintura sobre este tema se puede considerar
un conjunto de episodios apocalípticos en los cuales se le anuncia al mundo el destino catastrófico
inminente que le espera por su terquedad en desconsiderar el hábitat terrestre.
50
30 x 40, mixta,

1111.. EEttaappaass
La obra de Bravo, como en los grandes
pintores, denota la consagración del oficio,
el cual, bien dominado, no determina pal-
mariamente la calidad homogénea de
todos los lienzos de un artista, pero sí de
que a menudo se logren obras maestras,
fuertes, cimeras. Por eso cabe decir, con
Max-Pol Fouchet que “el oficio resulta útil
para el arte, pero el arte no es el oficio”.
A treinta años, la expansión del cosmos
que constituye el mundo plástico de Juan
Bravo es más vigorosa, más rotunda. El
desarrollo de su pintura, su estilo, pode-
mos, hasta ahora, dividirlo en tres etapas o
décadas: La década de los 80, la de los 90
y la de 2000 -10, en las cuales podemos
ver claro una trayectoria dialéctica de gran
provecho en la que se ha dotado de ele-
mentos plásticamente más consistentes.
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30 x 40, mixta,

En esta cronología se da un proceso simultáneo en que la interioridad del autor se explaya hacia la ex-
pansión cósmica, mediando siempre el ser vivo, el Cosmos y su inherente temática. Así observamos
que los cuadros de los 80 transparentan la realidad personal, íntima, sobre todo. En los 90 el pintor
se recrea en cierto compartimiento con su entorno cotidiano más próximo. En la década actual ya el
vuelo de su pintura es definitivo, rotundo y sueña y busca el infinito…
En la primera la colografía era monocromática. Es la etapa de blanco y negro. En la segunda el color
estalla uniéndose al blanco y negro y anunciando el afluente infinito de posibilidades que se abría
con la hermanación de los colores junto a la fuerza expresiva de Bravo. En la tercera el estilo se orienta
más hacia lo figurativo y se puebla de una complejidad de matices, colores, capas y texturas, en fin, de
una riqueza plástica exhuberante.
En la etapa de los años 80, Bravo demuestra ser uno de los mejores dibujantes de su generación. Tal
condición la destacan muchos otros críticos y artistas: Para su exposición individual de 1987, Al-
berto Bass dijo: “Juan Bravo... hace uso de un vehículo eficaz: el dibujo”. Laura Gil lo califica como
“excepcional dibujante”.
52
30 x 40, mixta,

En esta etapa del blanco y negro, la
pintura de Bravo tiende a ser más
abstracta que en las posteriores, y re-
vela su predilección por la experi-
mentación. En este sentido
Marianne de Tolentino afirma:
“Juan Bravo posee la vena experi-
mental, y la dirige correctamente
con cierta inventiva...”.
Otra de las características de este
tiempo es la ocupación total del es-
pacio pictórico por parte de los ele-
mentos, lo cual empieza a cambiar
hacia a principios de la década de
los 90.
Propio de este tiempo es la fijación de la otre-
dad del artista hacia su propio interior. Esto
último lo capta con percepción certera, la
misma DeTolentino: “Aquí, la nueva imagen,
aún cuando emplea elementos ambientales
(recortes de prensa, desechos, trozo de raíz)
obedece esencialmente a la instrospección”.
Como dijimos al principio de este apartado,
los cuadros de entonces responden al estado
emocional que vivía el artista en ese tiempo,
lo cual se descifra al mirar esas obras.
53
30 x 40, mixta,
30 x 40, mixta,

En su segunda etapa, en la década de los 90,
específicamente a partir de su exposición in-
dividual de ese mismo año, PRESENCIA
DE LATIERRA, aparecen ya colores, con
una gama escueta que se irá ampliando y la
cual será característica de ese período. Sin
embargo, continúa la tendencia a la abs-
tracción.
En la tercera, los elementos se hacen más fi-
gurativos, a la par de una complejidad labe-
ríntica de los propios tonos y colores.
En esta etapa, Bravo parece haber concen-
trado toda la aventura estética de su trayec-
toria.
54
En el principio fue la noche
desnuda del alma en cuyo tierra
no se conocía la sonrisa de flor.
Las espinas fueron
los guardianes del sueño,
y en aquella tierra
una savia de formas soñaba
los matices de la aurora.
Y se hizo la luz
en las mejillas del cielo,
y fue la danza de la luz
en la tierra de los sentidos,
y fue la música del viento
y el canto de los ríos,
y fue el areíto de los árboles
y los más alegres colores del pálpito.
30 x 40, mixta,
30 x 40, mixta,

1122.. EEll fflluuiirr ddee lloo iinncceessaannttee
En la obra de Bravo hay síntesis, mas no en procura de reducir los elementos plásticos, como otrora,
sino en describir un horizonte estético vasto de imaginería a fuerza de la propia intensidad de la luz
y el color, de la riqueza de tonos. Es síntesis continua porque queda inconclusa en cada lienzo para
perpetuarse en el siguiente. No es síntesis cerrada, sino abierta hacia la vastedad del cielo y el hori-
zonte, abierta hacia el tiempo y el espacio, hacia el infinito. Es una síntesis que aspira a abarcar, o al
menos intuir, la totalidad. Pero una totalidad temporal, relativa; no absoluta ni estática.
La fuga constituye el epicentro de la obra braviana. En sus lienzos se advierte la huida, la expresión
del ser que busca la libertad de ataduras profundas, más allá de lo físico. Por eso, la idea de lo fugaz,
lo efímero, la búsqueda de mayor libertad parte de un estado psíquico o actitud psíquica y no filosó-
fica aunque luego pueda convertirse en tal. Si bien pueden aparecer elementos que planteen lo está-
55
30 x 40, mixta,

tico, acaso como interludios de reposo, la fugacidad, de la materia cual reflejo del estado de ánimo,
ya de la continua fuga del tiempo y de los fenómenos, resulta una constante en Bravo. Este criterio ha
normado el desarrollo de su estilo.
La pintura braviana propone la recreación incesante de las formas como fenomenología en que la ma-
teria adquiera una radical libertad de su estado, y lo cual, a la vez, es retrato de la propia interioridad
del ser, de su otredad, de su proser. En eso consiste la odisea que ha acometido Juan Bravo: pintar la
historia intuida del Cosmos, su perpetuo fluir de creación, su eterno movimiento. (Esto, por supuesto,
implica la historia de la tierra) desde una perspectiva esencialmente ontológica. El retrato de eterni-
dad con perfil no sólo antropomorfo como históricamente lo ha trazado el ego humano a su imagen
y semejanza. La pintura de Bravo es la síntesis continua del cosmos de su otredad interior en resuelto
diálogo con la naturaleza y su fluencia de infinito. Es decir, el estilo Bravo.
56
Hay un río que ha trazado el mapa de su fe,
de una quijotura a imagen y semejanza de sí mismo.
Ese río fluye desde mucho antes
de la mano que sostiene al pincel.
Hay un río que ha trazado
el mapa de su sed
y ha llenado con su propia agua
el cauce mayor de su proser.
Hay un río que ha trazado
el mapa de su ser
y ese río fluye y fluye con más fe,
y fluye y fluye bravíamente hacia el maser.

En esa especie de continuidad que observamos, cuadro tras cuadro y año tras año, en la obra de Bravo,
hay algo del concepto de Charles Baudelaire respecto al acabado, para quien “una obra maestra se haya
bien realizada cuando lo está suficientemente”. En un lienzo de Bravo, notamos la maestría en un aca-
bado que sabemos como tal, pero que al mismo tiempo parece ser la continuidad de lo incesante, de
lo que nunca habrá de terminar. Muy probablemente la búsqueda o la añoranza de la inmortalidad
que de tantas formas se ha pretendido históricamente, o la idea dialéctica de que nada de lo existente
concluye definitivamente aunque así lo parezca, sino que fluye y muta hacia otros estados, formas, di-
mensiones que a su vez son temporales. Esto responde a una filosofía que parece ser dirigida con
mucha conciencia por parte del artista. En términos técnicos, Bravo acoge el criterio baudelairiano,
sin embargo, plantea en cada obra la infinitud de la misma, a la cual da continuidad en el siguiente
lienzo. Esto parece ser una estrategia de su estética, cuyo objetivo ideal sería la realización del retrato
del infinito, o del universo en su estado progresivo de eternidad.
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30 x 40, mixta,

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30 x 40, mixta,

1133..TTeemmaa eenn llaa oobbrraa bbrraavviiaannaa
Dice Miquel Molins que “si el tema de una obra es indiferente desde el punto de vista artístico, la
experiencia estética tendrá que depender enteramente entonces del estilo, el cual debe alcanzar por sí
mismo una belleza abstracta independiente”. Esta afirmación nos remite nuevamente a preguntarnos
qué es el estilo y qué tanto este se desvincula de la temática de la obra, y nos hace preguntar qué es
eso de “belleza abstracta independiente”. Primeramente, el estilo es toda la obra, el conjunto de sus
aspectos formales y temáticos. El estilo es unidad total. La belleza de una obra de arte nunca se des-
vincula del tema. En el caso de Bravo, la belleza pictórica es su estilo, y éste su experiencia estética. Su
estilo es toda su obra, el conjunto de todas sus partes formales y de fondo. Porque no hay tema indi-
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30 x 40, mixta,

ferente al arte que lo contiene. La forma moldea al contenido, y en tanto lo hace el tema es puro es-
tilo. Esto pasa en la medida de la fuerza creativa, expresiva del artista, que viene a ser la fuerza con que
se vuelca la existencia del ser en la realización de la obra. Esto sucede siempre en los grandes artistas.
Sucede en Juan Bravo.
La belleza que Bravo consigue con sus abstracciones nunca margina al tema ni se independiza de él,
más bien hace lo propio de un gran artista: lo sugiere, lo reviste del rebozo de la polisemia y lo dota
de la multiplicidad de sentidos y riqueza de sensaciones en cada trazo, en cada matiz. El tema de la
abstracción braviana está en la disposición de las formas, del trazo y los colores, indicando el nivel de
sus pulsaciones y el estado de estas, ya encontradas o hermanadas. El tema de las abstracciones de Bravo
muchas veces se intuye más por la volcanidad del trazo que por el reconocimiento de las figuras.
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30 x 40, mixta,

61
Aquí, en este orbe de formas en que los ojos
crecen, el pincel es lengua del fuego
y el fuego babea su fermento paletario.
Danza el pincel su embriaguez de verbo,
pujado por un alquimista de sueños y utopías.
El arrebato ilumina lo oscuro y se erige
en espada de luz, en río boreal. Pero lo oscuro
se resiste y sostiene su identidad de trinchera cavernaria.
Los ojos están ante el retrato prehistórico
de la fauna del Caos que el verbo agarró por los cuernos.
La lucha de los tonos -su perfil y lo agudo de su colmillo-
todavía es la gloria cruficicada del tiempo.
30 x 40, mixta,

Por último, el tema podrá pretender ser indiferente desde el punto de vista artístico, pero siempre nos
informará mucho sobre el estilo del pintor. En la obra braviana eso resulta fundamental, pues él se
constituye en un sujeto que asume posición, ideología ante la problemática mundial de este tiempo,
del tiempo que le ha tocado vivir. El estilo de Bravo no es el del artista que sólo se interesa por un
arte ajeno al dolor de sus semejantes y de la problemática del mundo actual. De ahí la doble condi-
ción crítica de su pintura: ruptura irreconciliable con la ortodoxia académica y denuncia contra la
muerte del ser que se erige cotidianamente ante la mirada indiferente de un mundo que ve advenir hacia
sí la guillotina del aire que respira, y sobre todo, con la complicidad de las autoridades más podero-
sas del planeta. Así, junto al tema de la problemática ecológica, se hallan el de la mujer, el místico, el
ontológico, la música, y el de la pintura misma como una práctica metaestética (en donde sobre todo
importan los trazos, colores, tonos…) que a la vez se constituye en el discurso teórico de Bravo sobre
la pintura (pues en la obra de un gran artista se encuentra, paralela a esta, su discurso metaestético),
desde donde fija su posición estética sobre el arte del tiempo que le ha tocado vivir.
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30 x 40, mixta,

La preocupación de este pintor por el deterioro del medio ambiente, ha hecho que a partir de dicha
temática la relación vegetación-animales-ser humano propongan una unidad, antítesis de la aparente
dispersión a que alude el movimiento en el lienzo. Así la pintura de Bravo contiene esa ley de los con-
trarios que hace posible el desarrollo dialéctico de todo lo existente. Lo primero es la búsqueda de la
unidad y armonía existenciales; lo segundo constituye la libertad, el vuelo de la vida en total expan-
sión en el tiempo y el espacio…
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30 x 40, mixta,

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1144.. CCoossmmoocceennttrriissmmoo
La obra de Bravo, como la de otros gran-
des pintores (Guayasamín, Oviedo, Bidó,
Picasso, Rivera,Tamayo,Tovar…) es an-
tropocéntrica, pero sobre todo, cosmo-
céntrica, porque en ella hallamos a los
otros seres de la naturaleza envueltos en
armonía o no con el ser humano y arro-
jados a las nebulosas del tiempo y el es-
pacio, en la suerte inexorable de un
destino ineludible: quedar tragados por
el propio Cosmos. Tal obra elabora un
contexto amplio de la existencia. Bravo
desborda los límites planetarios, en que
vemos cómo la materia celular y atómica
se desplaza hacia esferas cósmicas por el
camino del infinito.
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El universo fluye y refluye
hacia la nada y hacia el todo.
Cuando el todo se dispersa se
niega a sí mismo y afirma la nada,
con respecto de sí mismo, una
nada que es el principio de otro
todo.Y viceversa, cuando la nada
se dispersa...
Si el universo, jinete sobre la
grupa del tiempo, mira hacia
atrás, ve un espejo vacío donde
nunca se encuentra a sí mismo ni
a su propio rastro.
Y si mira hacia adelante, ve un es-
pejismo: la eternidad, el infinito,
al cual trata de alcanzar, pero que
en el instante del acercamiento, se
le diluye irremediablemente.
30 x 40, mixta,
30 x 40, mixta,

De ahí que la concepción antropomórfica que plantea al sujeto como céntrico protagonista en el arte
(o en la conciencia humana) no es la única en este artista; acaso sea tal vez el punto de partida de la
obra braviana hacia el universo y su infinición, pero no el de llegada. La totalidad existencial, todos
los seres, los estados de la materia, el tiempo, el espacio en movimiento, en fin, la naturaleza cósmica,
el todo en busca de sí mismo constituye el centro de la pintura braviana. Esto puede decirnos que la
obra de Bravo es mirada visionaria desde su condición humana, pero a la vez el retrato de la historia
de esa percepción y conciencia nuestras.
Sin embargo, sería bueno decir que la representación cósmica de la pintura de Bravo es el reflejo de la
vastedad espiritual de su ser, la concreción de sus ideales, utopías . Porque como artista Bravo es un
Cosmos (con el permiso deWhitman).
66
Una galaxia taurina acosa la conciencia, y el asombro se erige cual paño de toreo. El rostro de nadie está vendado por la suerte del anoni-
mato de la soledad antropomorfa. El cuadrúpedo galáctico babea la apetencia de edad de hueso. Es el rodeo implacable del tiempo.
El paño se levanta y baña al aire de sangre. Los cuernos, divorciados de la mollera, describen la órbita del nunca más. El de cuatro pies
sobrevive y, con dos ríos rojos llorados muy antes de los ojos, rumia el sabor de la muerte, mugido inexorable de su curso.
30 x 40, mixta,

1155.. LLooss ggrraannddeess ffoorrmmaattooss
67

Durante toda su carrera artística, Bravo ha tenido predilección por los grandes y gigantes formatos.
Con relación a ello, habíamos apuntado, en ocasión de su exposición “Espejos de la memoria”, reali-
zada en el Museo Escuela Maestro Cándido Bidó de Bonao, en 2007, lo siguiente:
“De este pintor se ha referido el gusto por los grandes formatos, sin embargo, sería más propio decir
por grandes obras. Porque sus lienzos gigantes son grandes obras, pues si bien es cierto que no nece-
sariamente una obra grande debe ser de formato grande (ya tenemos ejemplo en Persistencia de la me-
moria de Dalí), no menos cierto resulta que muchas obras grandes son de formato mayor como
indicador de que se persigue una mayúscula empresa.
La estética de Juan Bravo pertenece a la estirpe de los grandes pintores (Miguel Ángel, Louis David,
Delacroix, Velásquez, Picasso, etc.). De hecho, la fortaleza del Guernica no responde sólo a su com-
posición, tantas veces realizada en miniaturas, sino a la dimensión del cuadro mismo en donde se
narra la magnitud de la tragedia a que alude. Lo mismo con Las Meninas. Igualmente con La Liber-
tad guiando al Pueblo. El formato gigante exige mayor laboriosidad y demuestra el linaje de gladia-
68
30 x 40, mixta,

dor del artista y su enemistad total con el facilismo y la haraganería. Juan Bravo es uno de estos gla-
diadores del pincel en cuya arena ha conseguido configurar, no una mimesis del universo, sino la re-
creación de la percepción humana del universo. Así Bravo se constituye en el dios verdadero de un
mundo plástico que trasciende los límites de pertenecer a un estilo histórico y al cual no resulta sen-
cillo ponderar ni tampoco resumir en pocas páginas”.
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30 x 40, mixta,

La existencia del formato grande y gigante en la pictografía de Bravo obedece a una necesidad de ex-
presión de su propio proser artístico. En 1990 el artista afirma: “Trato de dejar espacios libres para
que el espectador los recorra y entre a esos espacios fragmentados de la obra”. Aquí notamos el ca-
rácter expansivo de su pintura. Pero tales espacios libres no son más que la expresión de libertad, de
expansión y amplitud que persigue su autor, en un vuelo mayor de su pincel. Por eso lo calificó el pe-
riodista Ignacio Nova, en reseña que hiciera en 2003 a propósito de una exposición de grandes for-
matos, con acertados y rotundos epítetos: “Juan Bravo, amplio y totalizante, como ha sido siempre”.
70
Mucho más allá del cielo la edad de este arte escribe su sueño.
Mucho más allá escribe la biografía de su vuelo,
escribe la historia fecunda de su quijotura inclaudicable.
Las nubes, los baobabs, el viento persiguen el rastro de este arte.
Otros cometas y asteroides persiguen la fe de este arte.
Pero este arte ha trazado una órbita a imagen y semejanza de Dios.
Mucho más allá de nuestro cielo, rumiará el tiempo la gloria de este arte.
30 x 40, mixta,

1166..TTrraannssppiiccttoorriiddaadd ddeell eessttiilloo BBrraavvoo
Toda obra, de cualquier tipo, guarda relación directa o indirecta con las distintas manifestaciones de
la existencia, y sobre todo con las preferencias y gustos de su autor. En la obra de Juan Bravo, la tras-
pictoridad adquiere una modalidad particular que es lo que determina su estilo, dado que, hace tiempo,
tras haber dejado atrás la elaboración del collage, el artista remontó una especie de búsqueda formal,
más bien de enriquecimiento de los valores propios de su obra que se fueron reforzando, reformulando
y potenciando en la maduración de su ejercicio plástico. De esta manera, su pintura tendió a nutrirse
desde y hacia el propio ámbito interior del artista. Si bien hallaba motivaciones e informaciones vá-
lidas en los libros y en su entorno artístico, no menos cierto es que esto se transfiguraba en la otre-
dad interior de Bravo y se agregaba como atributo o elemento adicional de su estilo.
71
30 x 40, mixta,

72

Así, vemos cómo la intrapictoridad o relación de la obra de Bravo con los cuadros realizados ante-
riormente por él mismo, es tan estrecha que a primera vista se les reconoce la familiaridad. Muchos
cuadros suyos son recreaciones de pasajes y escenas de otros lienzos anteriores de su propia autoría,
en donde la memoria actúa cual modo operante, y hasta catártica, y alumbra una nueva obra con un
sentido distinto y una forma casi en tanto guarda una relación de tiempo en la evolución del propio
estilo.
En el carácter intrapictórico Bravo asemeja al Cosmos, quien se alimenta, mediando el tiempo y el es-
pacio, de su propia materia fermentada por las reacciones de sus propios elementos. Lo inagotable del
estilo Bravo reside en la propia fuerza espiritual y estetizante de él. Como la creación de Dios, el es-
tilo Bravo bebe en su historia para recrear, en cada cuadro, un nuevo capítulo de esa historia, sin per-
der nunca el perfil de identidad.
La extrapictoridad o relación de la obra braviana respecto a otras de otros autores, está reducida, ani-
quilada al nivel que lo hace un mago: sin dejar huella de su acto truculento. Esto se debe, como diji-
mos, a que su personalidad artística se impuso de forma dominante en su ejercicio pictórico.
73
30 x 40, mixta,

La interdiscursividad pictórica, al
igual que la intrapictoridad, es uno de
los campos más vastos y significativos
de la obra de Juan Bravo. La relación
de esta con la música, el cine, la can-
ción, el teatro, la ópera… es digno de
atención. Muchas veces nos pregunta-
mos que por qué el vuelo de la pince-
lada de Bravo es tan alto. Aquí hay
gran parte de la respuesta. Mientras
otros abrevan su sed en la vena del te-
rruño, Bravo, para cuya sed “toda la
lluvia no basta”, atraviesa los mares,
surca galaxias, y como “El Princi-
pito”, llega a cada planeta (es decir, a
cada lienzo en blanco) babeante de
aliento cósmico y creacional.
La metapictoridad (relación crítica
con otra u otras obras) es una carac-
terística fuerte en la pintura de Bravo,
ya que este pintor ha asumido, en sus
cuadros, una posición crítica respecto
al arte, la cual muchas veces ha dela-
tado en sus palabras, pero que están
escritas en el lienzo a la espera de que
los buenos lectores plásticos la lean y
si no, la historia reivindique su dis-
curso.
Para tener una idea de la relación pa-
rapictórica que hay en los lienzos de
Juan Bravo, podríamos hablar de los
títulos y temas de ellos: memoria, orí-
genes, indios, negritud, danza, natu-
raleza, flora, fauna, agua, música,
mujer, cielo, presencia, madre,
tiempo… esto da una idea de la plu-
ralidad y el abrazo de horizonte que
ejecuta su pasión.
74

La hiperpictoridad (relación de un cua-
dro B (hiperpintura) con un cuadro A
(hipopintura) y la hipopictoridad (lo in-
verso) es, también, una práctica que ha
ayudado a reforzar el estilo de Bravo.
Bien sabemos que no es exclusiva de él,
ya que históricamente los pintores ela-
boran bocetos o grandes lienzos que
vuelven a recrear en otras obras poste-
riores. Pero a Bravo esto le ha servido
para retroalimentar su estilo y para de-
mostrar, sobradas veces, que una misma
obra no se pinta nunca dos veces, por
mucho que se parezcan. Nunca.
75
El fuego y la noche
hacen el amor.
Es rito-danza
al cual asisten los vientos
furibundos del placer.
El pubis es luna herida
de ansiedad por un rayo de sol.
El blanco golpea allí
donde es más lúcido el instinto.
Es el naufragio
de las apetencias insalvables.
La acrobansia
reinventa la anatomía.
El fuego y la noche
copulan hasta la belleza,
recreando el sueño del infinito.
30 x 40, mixta,

AArrcchhiippiiccttoorriiddaadd ((CCllaassiiffiiccaacciióónn ggeennéérriiccaa))
Dentro de la pintura de Bravo hay dos géneros
o tipos de obras, paralelas, a las cuales el propio
artista ha catalogado de lírica (suave) y épica
(fuerte). La lírica es aquella cuyo tema es ar-
mónico, ligero y de tendencia a la paz y al so-
siego, y en la cual la pincelada, aunque cargada
de cierto furor, está normada por este criterio.
La épica es aquella en que no sólo la pincelada
es de guerra, sino, y sobre todo, en que los va-
lores plásticos y el sentido de la composición
son radicales y están contrapuestos ya en pugna,
ya en glorificación con tono apoteósico.
Esta clasificación de lírica y épica encuentra su si-
militud musical en la sonata y la sinfonía. Ya sa-
bemos que Bravo ha convertido composiciones
musicales en piezas pictóricas. Pero sin atender a
esta clasificación, la iconografía braviana la po-
demos situar entre lo lírico y lo épico, ya que en
muchos de sus cuadros de más vigor hallamos la
conjunción de esos dos elementos y cuando no
una lírica de lo épico y-o una épica de lo lírico.
76
30 x 40, mixta,
30 x 40, mixta,

1177.. LLaa mmeemmoorriiaa ccoommoo rreeccuurrssoo eessttééttiiccoo eenn BBrraavvoo
77
30 x 40, mixta,

La memoria como recurso en la elaboración estética es una constante en los artistas. Se da en un pre-
sente continuo y se aboca hacia el futuro cual intento de eternidad. En la historia de las exposiciones
de Bravo no es casual la alusión a esa memoria, al recuerdo o a los recuerdos existenciales. La pintura
braviana tiende a la evocación del pasado, acusando una deuda y un pago, con una moneda de dos caras,
al parecer totalmente irreconciliables, pero que por naturaleza yacen juntas indisolublemente en una
sola entidad y creando una verdadera y fructífera dialexis en el río heracliteano de su oficio. Este es
uno de los aspectos más interesantes de la obra de Bravo y sobre el cual habrá muchas opiniones en-
contradas.
En 1991 el escritor Rafael García Romero calificó a Bravo como un pintor memorista, quizás par-
tiendo del título de esa exposición de entonces, Cifras de la memoria. Sin embargo, Juan Bravo es pin-
tor de la memoria en el sentido mas amplio de la palabra. Hay dos tipos de pinturas memoristas: la
aque alude a historia social de la humanidad y la que alude a la historia o memoria personal, íntima
del propio artista. Ambas han sido practicadas por los más representativos pintores del mundo. La sen-
sibilidad de Bravo se ha perfilado desde estas dos dimensiones, logrando reformular episodios para-
digmáticos de la existencia, sociales y personales, y convertirlos en verdaderas hazañas artísticas.
78
30 x 40, mixta,

En Bravo, la práctica de buscar y hallar
en su propia pintura, en la historia y me-
moria de ésta, motivos para desarrollar
otros trabajos e incluso series, le con-
fiere, como dijimos, la característica de
auto-creación del Cosmos. Pero esto es
sólo parte de la fórmula general con que
consigue la calidad de sus obras de siem-
pre, en cuyo tránsito media un derro-
tero impredecible, inédito y diferente.
La obra de Bravo no queda a merced del
olvido entre las telarañas del tiempo. La
memoria de que están hechas sus lienzos
se revitaliza constantemente en la nove-
dad y fuerza expresivas que le aseguran
el trofeo del futuro, de la permanencia.
El tiempo se ha nutrido de esta memo-
ria, y sin ella la historia del tiempo no
podrá ser contada por completo.
79
Allí donde la memoria
es fiel a un hombre,
a semejanza de la sombra
enraizada al árbol,
un pincel escarba el tiempo.
Lengua de pincel
que rumia el recuerdo irredento!
Soledad póstuma que persigue
los colores de la fe quebrantada!
Busca el amor en la noche
del tiempo y el cielo se desnuda
en politonal explosión de júbilo.
30 x 60, mixta,
Colección Freddy Aguasvivas

80
30 x 40, mixta,

1188.. LLaa ccaalliiddaadd uunniivveerrssaall
El cliché histórico de que una obra resulta universal por el prestigio, el aval o la canonización que le
prodigue una potencia o una academia ha constituido un adefesio que ha impedido que muchos pin-
tores, en su tiempo, sean valorados en su justa medida. Ejemplos: Manet, Monet e impresionistas,
etc. Esa práctica conservadora ha sido tradicional e histórica. Es propia de la filosofía de la mismi-
dad, de quienes pretenden eri-
gir el prestigio de la obra a
partir de un canon de una cul-
tura imperial, oficial y domi-
nante. En el caso particular de
Juan Bravo, su obra tiene valía
de universalidad por lo que la
han conseguido otros grandes
pintores: por su originalidad,
es decir, su otredad interior
configurada a través del des-
arrollo dialéctico de esa otre-
dad frente a las demás
otredades (los otros pintores a
los cuales esta se enfrenta). Es
decir, por su calidad estética,
por la fortaleza de su plastici-
dad, por la amplitud y plurali-
dad de su discurso y su
significado.
Si un pintor es particular, ori-
ginal frente a los universales, él
también es universal, ya que no
se trata de publicidad, sino de
calidad. Cuando un pintor se
alza junto a otros grandes,
como es el caso de Bravo, se le-
vanta como una conquista, dis-
tintiva, identitaria.
81
30 x 40, mixta,

82
El río nada como náufrago desesperado
y se mantiene a flote sobre el abismo del tiempo.
Se arremolina el furor, el deseo
alrededor de la rosa que va abriendo sus pétalos
analfabetos en materia del dulce atropello de las formas.
El deseo crea las formas del sueño
y la flor alumbra la sed de la apetencia.
La rosa se abre,
y deja caer sus pétalos en la boca del sueño,
más oscura de ansiedad que la noche sin luna.
30 x 40, mixta,

Ante la obra de Juan Bravo a otros
artistas nos queda hacer reverencia,
ya que lo que él logra más a fuerza
de fantasía e imaginación, nunca lo
alcanzamos por vía de la razón, la
meticulosidad y el rumiante pre-
cepto académico. Pero no porque
él no domine esto (pues realizó los
estudios de Bellas Artes), sino por-
que él sabe que lo primero es el
triunfo mayor del arte.
Dice el escritor y crítico nortea-
mericano H. L. Mencken que “La
esencia de un estilo sólido es que
no puede ser reducido a reglas…”.
Y nada más cierto. Un estilo só-
lido, como el de Bravo, tiende, más
bien, a crear sus propias reglas sin
que ello sea el objetivo primario de
su arte, sino una estrategia que sa-
biamente se constituye nuevamente
en táctica para enriquecer de posi-
bilidades el tránsito por nuevos ca-
minos. La universalidad de la obra
de Bravo se puede reconocer en el
respeto que ella impone al ojo que
reconoce la fortaleza estética de un
artista genial.
83
30 x 40, mixta,

84
30 x 40, mixta,

1199.. EEppííllooggoo
85
De la noche y el día,
y con su mano aferrada
a la ilusión del color,
alguien creó un pájaro para el cielo,
el mar y el horizonte de su imaginación.
Este pájaro fue alzando el vuelo
frente al semblante absorto de la luna.
Su aleteo de fuego,
porque de fuego sus alas,
y su rastro río, fuga, trazo
de llama que reverdece la otredad.
Es el Fénix que emerge del tiempo
para volar por el sueño del Cosmos.
30 x 40, mixta,

Tengo plena conciencia de que, con el tiempo, mi opinión sobre la obra de Bravo pueda plantear un
problema historiográfico a los críticos. Sin embargo, al mismo tiempo, estas opiniones podrían ayu-
dar mucho a su entendimiento, ya que la posteridad podría volver a mirar a la obra de este artista con
la autoridad que da la cercanía de tenerlo frente a los ojos de esta cotidianidad que nos arropa en una
misma placenta generacional. Es allí, quizás, donde más valía tengan estas palabras, valía siempre otor-
gada por la calidad de la obra de este genuino pintor.
Juan Bravo es todavía un pintor joven. Pero a la vez con una madurez extraordinaria. Con menos de
ciencuenta años, su recorrido, que ha sido vasto, podría recorrer mucho más.Tanto o igual como hasta
ahora. Quizás más.
Hemos intentado valernos de las palabras para definir el estilo de Juan Bravo; sin embargo estas son
insuficientes para tal hazaña. La obra de Bravo transita la inefabilidad. La obra de Bravo resulta mejor
definible cuando estamos frente a la desnudez de toda su potencia expresiva, cuando la podemos con-
templar y aprehender en su multiplicidad de código, de sentidos y sugerencias, que es cual ponernos
frente al retrato dialéctico del Cosmos, del infinito. O, al menos, una idea de la creación y recreación
incesante del universo.
86
30 x 40, mixta,
Colección
Ceballos Estrella

BBIIOOGGRRAAFFÍÍAA AARRTTÍÍSSTTIICCAA
87

JJUUAANN BBRRAAVVOO
Nació en 1961en Cotuí, República Dominicana.
En 1979, junto a Bienvenido Mejía, funda el Mopvimiento Cultural “La Zafra”, uno de
los más trascendentales proyectos artísticos del país. Hace los estudios en la Escuela Na-
cional de Bellas Artes de Santo Domingo. En 1985 funge como Miembro Directivo del
Colectivo “Generación del 80”. En 2005 funda y dirige el Movimiento Artístico y Eco-
lógico “Doña RuthVassallo”. En la actualidad residente en Jarabacoa.
88
“Soy de Cotuí,
donde los ríos cantan
con voces de oro.
Vivo en Jarabacoa,
donde la brisa es mujer transparente
que entra por la ventana;
fluyo con ella en danza y música,
y luego la devuelvo a los árboles
con olor a trementina”.
J. B.

EEXXPPOOSSIICCIIOONNEESS IINNDDIIVVIIDDUUAALLEESS
89

1980
“Retrato a las Madres”, Movimiento Cultural
“La Zafra”, Cotuí, Rep. Dom.
1987
“Visión desde La Biblia”, Centro de Arte
Nouveau, Sto. Dgo., Rep. Dom.
1988
“Homenaje a Bienvenido Mejía”, Centro de
Arte Nouveau, Sto. Dgo., Rep. Dom.
90
En esta exposición participaron pinto-
res integrantes de este movimiento, cuyo ideó-
logo principal fue Bienvenido Mejía Sánchez, a
quien Bravo dedica este libro.
Para esta exposición escriben sobre las
obras presentadas por Bravo en Nouveau: Mari-
anne de Tolentino, Listín Diario, Laura Gil, El
Caribe. La crítica del catálogo fue hecha por
María Kurcbart.
En esta ocasión disertan sobre la obra de
Bravo: Alberto Bass, suplemento cultural de La
Noticia, Marianne deTolentino, periódico Listín
Diario.

1990
“Presencia de laTierra”,Voluntariado de
las Casas Reales, Casa de Bastidas, Sto.
Dgo., Rep. Dom.
1991
“Cifras de la Memoria”, Centro de Arte
Nouveau, Sto. Dgo., Rep.Dom.
1993
“Dioses de la Luz”,Voluntariado de las Casas Reales, Casa de Bastidas, Sto.
Dgo., Rep. Dom.
91
En este año las reseñas críticas sobre
la pintura que Bravo expone, en Las Casas
Reales, son de la firma de Rafael Peralta
Romero (periódico El Siglo), Agustín
Martín, periódico Hoy, entrevista a Bravo),
Marianne deTolentino (periódico Listín Di-
ario), César Zapata (La Noticia).
Agustín Martín, periódico Hoy, reseña.
Crítica del portorriqueño José Pérez Ruiz
(para el catálogo), reseña de Laura Gil, El Caribe,
crítica para el catálogo a cargo de Amable López
Meléndez, y luego publicada en el periódico
Listín Diario.

1995
“Exposición Grandes Formatos”, Calle Las
Damas Zona Colonial, Sto. Dgo., Rep.
Dom.
1996, Muestra itinerante,
exhibida en galerías de México, Puerto
Rico, San Diego, California y Alemania;
reseña deVirginia Goris.
1998
“Danza de la Luz”, en memoria de Bue-
naventura Báez,Voluntariado de la Casas
Reales.
92
Reseña de José Bautista, periódico
El Siglo

2001
“Danza de la Música. Homenaje a
Buenaventura Báez”, Centro de Arte
Olimpo, Jarabacoa.
2002
“Presencia de la Memoria”, Puerto
Rico, Bellas Artes de Guaynabo.
2003
“Ecología Itinerante”.
93
Reseña de Ignacio Nova,
Listín Diario.

2004
“TiempoTranscurrido”, Puerto Rico,
Bellas Artes de Guaynabo.
2007
“Espejos de La Memoria”, Museo Cán-
dido Bidó, Bonao, Rep. Dom.
2008
“Fluyendo con la Música”,Virgin
Megastore, Manhattan, NewYork.
94
Reseña deVirginia Goris,
Listín Diario; reseña de Eladio de
los Santos García, Crónica digital.
Reseña de Eladio DELOS
Santos García, Crónica digital.

PPRREEMMIIOOSS
Primer Premio de Dibujo, Galería de Arte
Arawak, Sto. Dgo. 1983.
Primer Premio de Dibujo, XII Concurso de
Arte E. León Jimenes C. x A., Centro de la
Cultura, Santiago de los Caballeros, Rep.
Dom. 1989.
95

Primer Premio en la Categoría de Dibujo
en el “XV Concurso de Arte E. León Jime-
nes”, Santiago, Rep. Dom.
Gran Premio Nacional Paleta de Níquel,
en la categoría Pintura, Museo Cándido
Bidó y Falconbridge Dominicana, 2005.
96
Reseña de José Madera.
Reseña en El Caribe, sin firma, re-
seña de Virginia Goris en el Listín Diario;
reseña de la periodista Emelyn Baldera, Lis-
tín Diario; reseña sin firma en el Hoy; re-
seña de Marianne de Tolentino, en el Hoy;
reseña en el Hoy por la periodista Nelly Ra-
mírez.

EEXXPPOOSSIICCIIOONNEESS CCOOLLEECCTTIIVVAASS
97

1979
“Hombre e Imagen”, Movimiento Cultural “La Zafra”, Cotuí, RD.
1982
“Juegos Nacionales”, Centro Universitario Regional del Nordeste, “Curne”,
San Francisco de Macorís, R.D.
Conjunción Artística “Café poco Loco”, Sto. Dgo. Rep. Dom.
“Juegos Nacionales”, San Francisco de Macorís, Rep. Dom.
1984
Aniversario “Generación del 80”, Museo de Arte Moderno, Sto. Dgo, R. D.
1986
Colectiva en el Centro de Arte “PROPUESTA”, Sto. Dgo., R. D
1987
“XIX Festival de la Pintura de Cagnes Sur-Mer”, Francia.
1988
“Paisajes”, Colectivo Generación del 80, Museo de Arte, Sto. Dgo. R. D.
“Cien Años de Pintura Dominicana”,Voluntariado de las Casas Reales, Sto.
Dgo., R. D.
“Últimos diez años de la Pintura Contemporánea de República Domini-
cana”, Centro de Arte y Cultura de Point a Pitre, Guadalupe.
“10 en Papel”, Museo Omar Rayo, Roldadillo, Colombia.
“Primer Festival de las ArtesVisuales Dominicanas”, Museo de Arte Mo-
derno, Sto. Dgo. R. D.
“ArtistasVisuales Dominicanos”, Centro de la Cultura, Santiago de los Ca-
balleros, R. D.
“Salón Nacional de Arte Joven”, Galería de Arte Moderno, Sto. Dgo., R. D.
“Expo 33”, Ayuntamiento de San Francisco de Macorís, Rep. Dom.
98

1989
“XII Concurso de Arte E. León Jimenes, C. x A., Centro de la Cultura, San-
tiago de los Caballeros, R. D.
“ArtistasVisuales Dominicanos”, Centro de Arte Moderno, Sto. Dgo., R. D.
“Salón Nacional de Arte Joven”, Galería de Arte Moderno, Sto. Dgo., R. D.
“Expo 33”, Ayuntamiento de San Francisco de Macorís, R. D.
1990
“Tercera Bienal de Arquitectura de Santo Domingo. Primera Bienal de Arqui-
tectura de El Caribe”, Galería de Arte Moderno, Sto. Dgo., R. D.
“Arte Erótico”. Galería de Arte Moderno, Sto. Dgo., R. D.
“Colectiva Pro-Fondos del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos”, Sto.
Dgo. R. D.
“XVII Bienal de ArtesVisuales”, Galería de Arte Moderno, Sto. Dgo., R. D.
Seleccionado para la Bienal del Caribe Museo de Arte Moderno.
“Obras de Arte de República Dominicana”, Banco Central, Sto. Dgo., R. D.
“Primera Jornada Artistas por laTierra y el Medio Ambiente”, Colegio Do-
minicano de Artistas Plásticos, Sto. Dgo., R. D.
“Generación del 80”,Voluntariado de las Casa Reales, Casa Bastidas, Sto.
Dgo., R. D.
“Expo Colectiva por la Educación Agrícola”, Colegio Dominicano de Artis-
tas Plásticos, Sto. Dgo., R. D.
1991
“Arte Abstracto”, Puerto Plata, R. D.
“Abstracción Manifiesta”, Centro de la Cultura, Santiago de los Caballeros,
R. D.
“Homenaje a Duarte, Martí, Hostos”,Voluntariado de las Casas Reales, Casa
de Bastidas, Sto. Dgo., R. D.
“Exposición Colectiva Casa de la Cultura”, LaVega, R. D.
99

1992
“XVIII Bienal de ArtesVisuales”, Museo de Arte Moderno, Sto. Dgo., R. D.
1993
“Sobre la Huella de un Paso Más”.
1994
Invitado a la “Segunda Bienal de Pintura del Caribe y Centroamérica”,
Museo de Arte Moderno”, Sto. Dgo., R. D.
“Colectiva Galería Moscoso”,Washington, D. C., Estados Unidos.
1996
Profesor de Dibujo, Escuela de Bellas Artes, Eugenio María de Hostos, Jara-
bacoa, R. D.
2005
Colectiva “Danza de la Naturaleza” en el “Movimiento Artístico y Ecoló-
gico Doña RuthVassallo”. R. D.
2006
“Danza de la Luna”. Instituto de Arte de NewYork, 11 Beach Ave, N.Y.
Exposición Conjunta “Danza de la Naturaleza”. Museo Cándido Bidó,
Bonao, R. D.
2007
Exposición “Danza de la Naturaleza”, Inauguración Nuevo Local del Movi-
miento Artístico y Ecológico “Doña RuthVassallo”, Jarabacoa, R. D.
2007
Colectiva “Arte para la Salud”, dedicada a la Dra. Carmen Hernández, Clí-
nica La Concepción, LaVega, R. D.
100

2008
Exposición Itinerante Colectiva “Danza de la Naturaleza”, San Germán,
Puerto Rico.
Exposición Colectiva Itinerante “Danza de la Naturaleza” Homenaje a las
Hermanas Mirabal, Provincia Hermanas Mirabal, R. D.
Exposición Colectiva Itinerante “Danza de la Naturaleza” Homenaje a Bien-
venido Mejía, Parque Duarte, Provincia Sánchez Ramírez, R. D.
Exposición Colectiva Itinerante “Danza de la Naturaleza”, Rio Galleries I y
II, Manhattan, NewYork, EEUU.
2009
Exposición Colectiva Itinerante “Danza de la Naturaleza”, Rotunda Gallery,
Jersey City, New Jersey, EE.UU.
101

BBIIBBLLIIOOGGRRAAFFÍÍAA
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