3. La sociedad moderna está caracterizada por una configuración de
relaciones entre los sexos signada por la desigualdad y, en tanto
institución social, la educación formal es escenario y está atravesada
por diferentes expresiones de esa desigualdad.
Todas las mujeres y varones de todas las
clases sociales, etnias, edades, etc., son
presionadas por ciertos ideales del
«SER MUJER» y del «SER VARÓN».
El conjunto de las expectativas y valores
sociales establecidas para lo «FEMENINO»
lo «MASCULINO» constituye el sistema de
«RELACIONES DE GÉNERO»
4. Comprender a la igualdad
como valor implica tener
una meta en un sentido
estructural: no son los
«individuos» los iguales,
sino los grupos sociales
que integran. Se trata de
igualdad social, de
derechos y posibilidades y
no de «identidad», es decir
que uno se transforme en
la otra».
5. Las relaciones de género son productos sociales: esto implica que
han ido formándose a lo largo del tiempo y del espacio.
Pensar al género no tanto como dos polos sino como un conjunto
de relaciones en las que hay imágenes predominantes e
imágenes silenciadas.
6. Sentirse «FEMENINA» o
«MASCULINO» se produce por un
proceso de identificación que se
inicia desde el nacimiento y que es
complejo ya que por diferentes
motivos individuales, familiares y
sociales, no siempre la dotación
biologica externa se continua en
una identidad de género del mismo
signo.
7. La educación formal, aún gozando de una
autonomía relativa, es uno de los dispositivos
centrales en la reproducción o la transformación
de las relaciones de género.
La construcción social de lo
femenino a que tiende la
educación se relaciona con la
domesticidad, la reproducción
Lo masculino está connotado
como lo público, el mercado, el
poder tradicional. En las
escuelas se omite el proyecto
de la paternidad, evitando lo
femenino, doméstico o lo
emocional.
8. A las NIÑAS se las suele identificar con tonos rosas, muñecas, belleza y
labores del hogar y a los NIÑOS con tonos azules, vehículos, superhéroes y
muñecos de acción.
Sin embargo, cada vez más padres y organismos reivindican la igualdad de
ambos sexos.
Tanto NIÑAS como NIÑOS no entienden de roles y programación de
géneros, pero sí de la diversión, el entretenimiento y la creatividad.
Psicólogos y pedagogos coinciden en que los juguetes que compremos a
nuestros hijos deben favorecer roles respetuosos con los géneros y
estimular la cooperación igualitaria.
Asimismo, no deben encerrar al niño o a la niña en un determinado papel,
supuestamente concordante con su sexo.
9. Las
MUJERES
votan, las que
pueden
estudian,
sostienen un
hogar y
toman
decisiones
sobre su vida
afectiva
Hoy más VARONES se
comprometen de manera
más directa en la crianza
de sus hijos o hijas.
Empieza a surgir una
nueva «generación de
padres» que intentan ser
más cercanos y
afectuosos, no sólo sostén
económico del hogar"