1. BLANQUEAMIENTO
¿COMO FUNCIONA EL BLANQUEAMIENTO DENTAL?
Esta técnica no consiste un “blanqueamiento” del diente propiamente dicho, sino en un
aclaramiento, ya que no se altera el color propio del diente.
El color de un diente viene determinado, desde que nacemos, por la tonalidad del núcleo del
diente (dentina) y por la transparencia y capacidad de refracción de la luz por el esmalte. El
color del núcleo no se altera, sin embargo, con el tiempo el esmalte se va tiñendo a base de
sustancias colorantes como pueden ser el tabaco, los pintalabios, el café, el té, el tomate,
pigmentos químicos, bebidas de cola, uso de determinados medicamentos, etc.
En consecuencia, el blanqueamiento dental consiste en eliminar del esmalte, por medio de
sustancias químicas, todas aquellas partículas que alteran su color original.
¿QUÉ TIPOS DE BLANQUEADORES EXISTEN?
Básicamente los blanqueadores utilizados son 2: el peróxido de hidrógeno y el peróxido de
carbamida, ambos en concentración variable. El peróxido de hidrógeno es más potente y eficaz,
pero resulta a veces en un exceso de sensibilidad en los dientes tras el tratamiento.
El primero de ellos suele emplearse a concentraciones entre 35 y 38% para realizar
blanqueamientos de 1 ó 2 sesiones en la clínica dental. Al ser un agente tan potente, el
tratamiento ha de llevarse a cabo en la clínica para controlar su efecto y evitar riesgos; el
segundo se emplea a concentraciones entre un 2 y un 10% para un tratamiento ambulatorio
(en casa).
El tratamiento en la clínica es eficaz a priori, pero su efecto es poco duradero, ya que la
primera sensación de aclaramiento se produce debido a una deshidratación del tiente, a los
pocos días, el diente se vuelve a hidratar y recupera casi por completo su estado original.
Por el contrario, el tratamiento consigue el efecto más paulatinamente, sin embargo su acción
puede prolongarse en el tiempo durante años.
Lo más efectivo es combinar ambos tratamientos y aplicar dosis de refuerzo cada 2 o 3 años
para mantener el resultado.
2. ¿FUNCIONA? ¿VALE PARA TODO EL MUNDO?
La eficacia del tratamiento es proporcional al grado de oscurecimiento de los dientes que han
sido oscurecidos a lo largo de los años por sustancias colorantes.
El tratamiento resulta menos eficaz, e incluso inútil, en dientes oscurecidos por alteraciones
intrínsecas, como ingesta de tetraciclinas durante la infancia, hipoplasias congénitas de
esmalte, etc.
¿TIENE ALGÚN RIESGO?
La American Dental Asociation (ADA), tras un riguroso seguimiento de varios años, señalaba
que no existen efectos perjudiciales ni para los dientes ni para la salud por el uso, incluso
prolongado, de estos geles blanqueadores.
Según los expertos, la única desventaja que puede presentarse es sensibilidad en las encías
durante los primeros días
¿CUANTO DURA?¿TENGO QUE HACER ALGÚN TIPO DE MANTENIMIENTO?
En cuanto a la duración del efecto blanqueador, depende en gran medida del tipo de
alimentación que siga el paciente tras el tratamiento. Así, en una persona fumadora, que bebe
vino y toma café regularmente, el efecto del blanqueamiento se perderá con más rapidez.
De acuerdo con la Asociación Dental Americana (ADA), al cabo de 5 años, sólo un 20 por ciento
de los casos estudiados habían perdido ligeramente la tonalidad conseguida.
No obstante, los primeros días tras el tratamiento, hay que seguir una “dieta blanca”, que
consiste en tomar alimentos sin colorantes, como leche, yogures naturales, arroz, pasta,
pescado... y eliminar radicalmente todos los que “tiñen” (café, bebidas de cola, remolacha,
chocolate, tomate, zanahoria...). Una vez al año conviene hacer un tratamiento de recuerdo
para mantener el resultado, es decir, volver a aplicar el gel en el molde durante 2 ó 3 días.