Existen distitnas patologias vasculares de la extremidad inferior como lo es la enfermedad arterial periférica (EAP) se produce debido a un estrechamiento y endurecimiento de las arterias, lo que provoca una disminución del flujo sanguíneo. Las zonas del cuerpo que se suelen afectar con más frecuencia son los miembros inferiores. Entre los factores de riesgo para padecerla se encuentran el sexo, la raza, la edad, el tabaco, la diabetes o la HTA entre otros. Otra de las enfermedades es la enfermedad venosa crónica (EVC) es la incapacidad del sistema venoso de la extremidad inferior para mantener el retorno venoso produciendo reflujo y acúmulo de sangre en las venas (hipertensión venosa). Puede ser por incompetencia de las válvulas venosas o trombosis venosa. También encontramos el edema pro insuficiencia cardiaca con los siguientes factores de riesgo: hipertensión arterial, infarto agudo de miocardio, cardiopatía, hipertensión pulmonar y el tabaco.
1. PATOLOGÍA VASCULAR EN EXTREMIDAD INFERIOR
Alicia Polo. R2 Enfermería Familiar y Comunitaria.
En consulta encontramos diversas patologías de origen vascular que afectan a la
extremidad inferior y para poder ofrecer el tratamiento adecuado a nuestros pacientes,
debemos saber identificar ciertos signos y síntomas y así hacer un correcto diagnóstico.
1. Enfermedad arterial periférica (EAP)
La enfermedad arterial periférica (EAP) se produce debido a un estrechamiento y
endurecimiento de las arterias, lo que provoca una disminución del flujo sanguíneo. Las
zonas del cuerpo que se suelen afectar con más frecuencia son los miembros inferiores.
Se trata de una enfermedad degenerativa de las capas elásticas y musculares de las
arterias, caracterizada por la formación de placas de ateroma que consisten en la
proliferación de células musculares lisas e inflamatorias, fibras de tejido conectivo, calcio y
acumulación de lípidos en la capa íntima, con el resultado de una progresiva disminución de
la luz arterial con alteración del flujo y posible trombosis asociada, hemorragia intraplaca,
ulceración del endotelio con embolización distal o degeneración aneurismática de la pared
arterial con posible ruptura de la misma.
FACTORES DE RIESGO
- Sexo: Los varones presentan mayor prevalencia de EAP, tanto sintomática como
asintomática, sobre todo en la población más joven, diferencia que se va diluyendo
con el paso de los años, ya que en edades más avanzadas las diferencias entre
ambos grupos prácticamente desaparecen
- Raza: La incidencia de EAP en la raza negra duplica a la de la población caucásica y
es independiente de los clásicos factores de riesgo cardiovasculares.
- Edad: La incidencia y prevalencia aumentan de manera alarmante con el aumento
de edad de la población. La prevalencia de claudicación intermitente en el grupo de
60-65 años puede estimarse en un 35%.
- Tabaco: Es el factor de riesgo modificable más importante para el desarrollo de la
EAP y sus complicaciones. Más del 80% de los pacientes han sido o son fumadores,
presentando una mayor tasa de amputación y de mortalidad.
- Diabetes: La diabetes, clasificada como un factor de riesgo mayor, se relaciona con
la EAP de modo cuantitativo y cualitativo, ya que por cada aumento de cada 1% de
la hemoglobina glicosilada se produce un incremento del 25% en el riesgo de EAP.
- Hipertensión arterial
- Dislipemia
- Insuficiencia renal crónica
2. CLASIFICACIÓN de Leriche-Fontaine:
Grado Síntoma ITB
No clasificable Calcificación arterial >1,3
Grado 0 Asintomático 0,9-1,3
Grado I Claudicación a >500m 0,6-0,9
Grado II Claudicación a <500m 0,4-0,6
Grado III/IV Dolor en reposo, lesiones tróficas, isquemia crítica <0,4
SÍNTOMAS:
La EAP da lugar a 2 tipos característicos de dolor: la claudicación intermitente y el dolor
isquémico en reposo. La claudicación intermitente consiste en una molestia o incapacidad
asociada al ejercicio. Dependiendo del nivel y extensión de la enfermedad arterial oclusiva,
el paciente puede presentar claudicación en el pie, pantorrilla, muslo y nalga, bien por
separado o en zonas contiguas. La presentación más común (claudicación en la pantorrilla)
se reconoce fácilmente como un dolor tipo “calambre” en la pantorrilla que puede
reproducirse siempre con el mismo nivel de ejercicio y que el reposo alivia rápida y
completamente.
El dolor isquémico en reposo suele ser un dolor nocturno, de gran intensidad, que afecta de
forma difusa al pie en la zona distal a los huesos del tarso, aunque el dolor puede estar muy
localizado en la vecindad de una úlcera isquémica o dedo gangrenoso. Los pacientes que
duermen con la pierna afectada en una posición horizontal, debido a la disminución de la
presión de la perfusión tisular que se produce, suelen experimentar un dolor intenso que les
despierta y les fuerza a sacar la pierna de la cama y ponerla hacia el suelo, a levantarse e
incluso a deambular para calmar el dolor. Esta presión aumenta con el acto de levantarse, al
incrementarse el efecto de la gravedad sobre la columna de sangre. Aunque los pacientes
intentan encontrar el alivio frotando el pie, intentando caminar o incluso mediante el uso de
un analgésico, finalmente optan por dormir con el pie en declive o incluso sentados en un
sillón.
Presencia de lesiones tróficas. El grado más grave de EAP viene definido por la
presentación de lesiones tróficas asociadas que consisten en úlceras de larga evolución que
no cicatrizan o áreas de necrosis distal, siendo denominada esta situación como isquemia
crítica (que incluye dolor en reposo con o sin ulceración)
DIAGNÓSTICO
● Pulsos
● Maniobra de Samuels (isquemia plantar): Se elevan las piernas a 45 grados y se
realizan movimientos de dorsiflexión plantar y rotación durante 30 segundos. Hay
alteración si aparece palidez plantar o dolor en pantorrillas
● Repleción venosa capilar (+>4seg)
3. ● ITB: La técnica consiste en obtener la presión sistólica braquial bilateral.
Posteriormente se coloca el manguito a nivel supramaleolar y se obtiene la presión
sistólica a nivel del tobillo en la arteria pedia y tibial posterior. El ITB se calcula
dividiendo la presión sistólica medida en el tobillo entre la mayor presión sistólica
braquial obtenida. La interpretación es la siguiente:
● Eco-doppler
● Angiografía
TRATAMIENTO
Consiste en la revascularización.
2. Enfermedad venosa crónica
La enfermedad venosa crónica (EVC) es la incapacidad del sistema venoso de la
extremidad inferior para mantener el retorno venoso produciendo reflujo y acúmulo de
sangre en las venas (hipertensión venosa). Puede ser por incompetencia de las válvulas
venosas o trombosis venosa.
Entre los síntomas encontramos manifestaciones subjetivas que pueden incluir hormigueo,
dolor, ardor, calambres musculares, hinchazón, sensación de pesadez o sensación pulsátil,
picazón en la piel, piernas inquietas, pierna-cansancio y/o fatiga. Aunque no es
patognomónica estos pueden ser sugestivos de la enfermedad venosa crónica sobre todo si
se ven agravados por el calor o la dependencia en el curso del día y alivia con el reposo de
la pierna y/o su elevación.
Aparecen signos como venas dilatadas (telangiectasias, venas reticulares, varices, edema
de la pierna), cambios en la piel, úlceras.
4. CLASIFICACIÓN CEAP:
La clasificación CEAP, aceptada y revisada por consensos internacionales permite facilitar
la descripción de todas las alteraciones que acompañan a esta patología. CEAP es el
acrónimo de Clínica, Etiología, Anatomía y Patofisiología. Cada apartado de la clasificación
se subdivide en subclases que podemos apreciar en el cuadro.
DIAGNÓSTICO:
● ITB
● Eco-doppler
● Flebografía
TRATAMIENTO: Compresión preventiva y terapéutica.
3. Edema por insuficiencia cardiaca
La insuficiencia cardiaca es la incapacidad del corazón de mantener el gasto cardiaco
debido a anomalías funcionales o estructurales. Se caracteriza por síntomas típicos como
son la disnea, inflamación de tobillos (edema) y fatiga. Conforme avanza la enfermedad, el
edema puede afectar a toda la extremidad inferior.
Los factores de riesgo son los siguientes: hipertensión arterial, infarto agudo de miocardio,
cardiopatía, hipertensión pulmonar y el tabaco.
En la exploración encontramos un edema de extremidad inferior bilateral, simétrico,
inicialmente en maleolos y con Signo de Fóvea positivo. Empeora durante el día y
disminuye al elevar la extremidad. Puede tener vesículas y ampollas y estará ssociado a
disnea, taquicardia y aumento de peso rápido.
5. Esto requerirá un abordaje multidisciplinar (medidas higienico-dietéticas, farmacológicas,
etc.)