Talleres de fomento de iniciativas empresariales
Caso práctico diseñado para el Centro de Emprego del Concello de A Coruña para estudiantes de Formación Profesional.
Curso 2008-2009
2. ... Empieza la historia
Ana está preocupada. A punto de inaugurar sus nuevas instalaciones se siente
extrañamente nerviosa y asustada. Es una inversión importante… ¿y si se están equivocando?
Tampoco ve que Luis se muestre tan eufórico como cuando empezaron a diseñar este nuevo
proyecto, “está raro últimamente, habla poco y siempre anda enfurruñado garabateando
papeles”. Claro que ella tampoco luce un humor lo que se dice excelente. Aún ayer le chilló
cuando vio que el mobiliario nuevo no había llegado. “Siempre igual, tengo que vigilarlo
todo… parece mentira, como cuando empezamos” ¡Claro, que tonta! Eso era lo que tenía que
hacer… ¡Como cuando empezamos!
Diez años después, de nuevo en la playa de Caión, los dos socios mayoritarios de la
flamante Camisetas, S.A., volvían a ser los amigos de antaño reviviendo sus miedos y dudas de
entonces.
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3. Y todo empezó cuando ...
… Se conocieron en el autobús que les llevaba al Polígono de Pocomaco, donde ambos
les había tocado hacer las prácticas de sus estudios de FP. Poco tenía en común el aire
guerrillero de Ana con la indolencia de Luis, pero entre acelerones y codazos terminaron por
compartir las desesperanzas del incierto futuro que les esperaba.
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4. Ana no había querido hacer el bachiller y, tras algunas discusiones con sus padres,
consiguió que la dejaran matricularse en el ciclo medio de “gestión administrativa”. Era la
oveja negra de una modélica familia de clase media: su madre funcionaria, su hermano mayor
a punto de licenciarse en una ingeniería y su padre responsable de producción de una conocida
empresa textil. Pero a Ana no le gustaba estudiar. Prefería escaparse a la mercería que su
abuela tenía en el centro de Caión y ayudarla con los clientes. Allí se pasaba también la mayor
parte de las vacaciones.
Lo cierto es que, a pesar del disgusto inicial, tan solo la habían sermoneado un poco con
el rollito de la responsabilidad y de las decisiones, y tampoco se habían opuesto cuando les
contó lo de compartir piso durante el curso con otras dos chicas de la zona que trabajaban en
Coruña.
Lo de Luis, en cambio, era un poco más caótico. Su hermana mayor había terminado su
carrera con honores y acababa de empezar como “pasante” en un prestigioso bufete de
abogados. “Mira tu hermana, dentro de unos años estará ganando mucho dinero, mientras que
tú…”
Es era la cantinela de los últimos dos años. Una hermana mayor perfecta y un hermano
pequeño que llegó a destiempo y se había convertido en el juguete de la casa. A pesar de su
apariencia pasota, sentía que era un desastre. Su padre haciendo horas extra en el taller de
reparaciones para que no les faltara de nada y su madre… siempre pendiente de todos, de la
casa, sin quejarse nunca por haber tenido que abandonar su prometedora carrera laboral desde
que él nació.
No le dijeron nada cuando tuvo que repetir el último curso de bachiller y tampoco le
hicieron reproches cuando suspendió la selectividad, pero su padre fue inflexible. Tras pasar el
verano de “chico de los recados” en el taller, no le quedó más remedio que matricularse en FP
en la rama de “automoción”.
Y encima ahora tenía que compartir la habitación con su mimado hermano, así que ya…
¡ni escuchar música! El futuro se le planteaba muy negro mientras se dedicaba a garabatear
dibujos sin sentido.
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5. (VISUALIZACIÓN DE LA PRIMERA SECUENCIA DEL VÍDEO EN LA QUE SE
PRESENTA LA ACTITUD DE LOS PERSONAJES AL ACABAR SUS ESTUDIOS
Al fin un día, se decidió a aceptar la invitación de Ana a pasear por su dichosa playa de
Caión. Aquel día se deprimieron juntos, discutieron, se animaron mutuamente y… empezaron
a soñar lo que con el tiempo se convertiría en… Camisetas, S.A.
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6. Aquel día no llegaron a imaginar a dónde les llevaría. Solo estaban pasando el rato. Ana
pronto cumpliría 18 años y se les ocurrió que podían preparar algo divertido. Se pasaron varios
días revisando dibujos de Luis y, con el dinero que Ana había ahorrado trabajando con su
abuela, compraron algunas camisetas que llevaron a una copistería que hacía camisetas para
fiestas. ¡Fue un éxito!
Pero del dicho al hecho ...
Amigos, familia, vecinos, conocidos de sus conocidos… Aquel invierno que se planteaba
tan gris, se convirtió en una lucrativa diversión. La abuela de Ana les cedió una parte del
almacén y su padre les puso en contacto con proveedores de camisetas, tintes y pinturas. Hasta
el padre de Luis terminó hablando de su trabajo a la imprenta con la que trabajaban en el taller
de reparaciones. Hacían todo lo que les pedían poniendo los precios “sobre la marcha”, pero
empezaban a estar desbordados. Ana “no quería decir no” a ningún pedido y Luis se sentía
acosado. No le gustaba que le impusieran lo que tenía que dibujar y encima los envíos, llevar
cuenta de los cobros, comprar los materiales…
Las cosas ya no eran tan simples, ni divertidas, y los dos amigos se estaban distanciando.
Tras una fuerte discusión, se dieron cuenta de que tenían diferentes visiones sobre muchas
cosas. Ana estaba lanzada con las enormes posibilidades y él solo quería hacer lo que mas le
gustaba: ¡Dibujar!
Había llegado el momento de tomar algunas decisiones. En los módulos de FP habían
estudiado algo de creación de empresas y recordaban los talleres de “iniciativas
empresariales” impartidos por el Concello de A Coruña. Sabían que tenían que hacer algo
así pidieron cita para asesorarse y empezar a dar sus primeros pasos.
(VISUALIZACIÓN DE LA SEGUNDA PARTE DEL VÍDEO E INICIO DEL
EJERCICIO EN GRUPO)
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