San Benito nació en Italia en el siglo V y fundó varios monasterios basados en su Regla, que enfatizaba la oración, el trabajo manual y la obediencia. Vivió una vida de gran austeridad y humildad, curando a los enfermos y alimentando a los pobres. Antes de morir, predijo su muerte y fue enterrado junto a su hermana en Monte Cassino. La medalla de San Benito es reconocida por la Iglesia por su poder de exorcismo.