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Mi visión de los procesos electorales que se avecinan
Enrique Posada
7 de marzo de 2022
Siempre es importante participar en la política contribuyendo a elegir buenos representantes y
senadores y un gran presidente. Hay que escoger gente preparada, que tenga conocimiento, que
sea realista, que haga propuesta razonables y responsables. Personas que sean conscientes de
la realidad del país.
Es muy importante trabajar por el desarrollo y estabilidad de nuestro sistema democrático y de
libertades. Evitar que lo destruyan los distintos demagogos que quieren copiar e imponer
sistemas fracasados como los de Venezuela, Cuba, Nicaragua, a base de promesas imposibles
de cumplir y de nombres bonitos. Ya se sabe que una vez en el poder se van a eternizar en el
mismo, a convertirse en tiranos, a enriquecerse y a direccionar los recursos nacionales hacia
sus propios intereses y a dejar que las entidades sean manejadas de forma mediocre hasta acabar
con ellas o convertirlas en nidos de arbitraria, inoperante e ignorante burocracia.
Creo que debemos participar en las elecciones de manera informada, responsable y consciente.
Hay que confiar en nuestros procesos, que son perfeccionables naturalmente, siempre en la
continua búsqueda de la gobernabilidad, de la representatividad y de las reglas justas. No es
una frase de cajón insistir en que, así como hay derechos, también hay deberes que se deben
considerar, siempre buscando en desarrollo integral y el humanismo. Y también hay valores, y
para mí es muy importante la espiritualidad y la visión cristiana.
Propongo que elijamos personas que piensen en fortalecer la unión del país, de encontrar puntos
de unidad nacional, evitando estimular luchas de clases y divisiones. Es evidente que muchos
de los candidatos quieren dividir, crear conflictos, inestabilizar, generar caos. Por ello, sobre
todo en el caso de la presidencia hay que conocer por sus frutos a los candidatos y evitar que
sean elegidos unos que dividen, que destruyen, que han sido pésimos o mediocres
administradores y cuyo mayor valor es el lenguaje promesero, no respaldado por proyectos
reales, ni por buenos hechos, ni por experiencia constructiva.
Propongo que pensemos en personas que tengan visión de largo plazo, que sepan que gobernar
es una tarea continua, en la cual se aprovecha lo mucho que se ha hecho, dando continuidad a
los programas que se han desarrollado durante años en administraciones anteriores, a la vez
que poniendo en marcha nuevos y propios proyectos que sean importantes.
Creo que vale la pena señalar algunos aspectos a tener en cuenta para examinar los candidatos,
especialmente a la presidencia. Me apoyo en mis propias ideas como persona, hombre de
familia, empresario, asesor e ingeniero y en algunas conversaciones en grupos con los cuales
tengo conversaciones y discusiones.
Protección a la vida del indefenso en gestación
En forma que no se entiende, pues no recuerdo que haya ninguna instancia en que las mayorías
nacionales se hayan pronunciado permitiendo el aborto, y menos el aborto de criaturas de 6
meses de gestación, la corte constitucional se atreve a decir que es constitucional permitir el
aborto simplemente por decisión libre de la madre que no quiere tener el hijo llegando hasta
los 6 meses de gestación. Luego de observar a los candidatos a la presidencia, evitaré
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seleccionar a alguno de los muchos de tendencia “progre” que se han presentado a consultas,
que creen que es de avanzada permitir la terminación de la vida que viene. Seguramente la
mayoría de ellos piensa que hay que evitar que nazcan muchos niños en este planeta que ya no
puede con más gente, que está a punto de perecer por efectos del cambio climático y que las
mujeres son libres de tomar la decisión, cerrando sus ojos al hecho de que es una hermosa e
indefensa vida humana la que se termina inesperadamente, la vida de alguien que puede liderar
y resolver tantos problemas y ser feliz y contribuir a la felicidad colectiva.
Trataré de elegir candidatos que buscan alternativas al aborto (que hay muchas) para
resolver los problemas que se presentan cuando una mujer no quiere o no puede tener su
hijo en estado de gestación, para que no se vea tentada u obligada a terminar la vida del
niño.
La educación, la ciencia y la tecnología. La formalidad y el empleo.
Creo que estos son pilares del desarrollo apropiado. El país debe invertir mucho más en
investigación y desarrollo, en ciencia y tecnología, incentivando y buscando objetivos claros
de reinversión de excedentes en estos sectores por cuenta de los sectores productivos y
oficiales. Hay que apostarle a la educación en ciencia, tecnología y matemáticas, con una
formación básica que le de fortaleza al trabajo y al empleo de las personas y logrando la
formación de recursos de tecnología suficientes y aplicadas a las necesidades del país.
Propongo que no sea el objetivo que todas las personas tengan formación universitaria, y
menos que todas tengan formación avanzada, ya que hay muchas oportunidades y
necesidades en sectores de formación artesanal, técnica, tecnológica, experimental, práctica,
operativa, de oficios varios, de servicios comunitarios, de atención a las personas, la
vigilancia y la seguridad, en los sectores del transporte, el turismo, la conservación y el
cuidado del medio ambiente. El desempleo y la informalidad son angustiosos problemas del
país y hay que impulsar la formación de las personas y el establecimiento y el crecimiento
empresarial.
Atención a las fronteras y las regiones.
Las fronteras siempre son críticas. Nuestro país es en extremo centralista. A mí me preocupa
mucho la falta de adecuada integración con el Pacífico, con Panamá, con la Amazonia, la
Orinoquia, todos los países vecinos y a la unión entre nuestros dos océanos. Pienso que la
presidencia tiene el poder para gestionar el fortalecimiento de los territorios de fronteras,
impulsando los proyectos que permitan mejorar las comunicaciones (carreteras,
ferrocarriles, puertos, aeropuertos, instrumentos logísticos, en los mares y los ríos), con
tecnología avanzada y con colaboración con los vecinos y con el mundo.
Sobre el cambio climático.
Este es un asunto que se presta para manipulación y demagogia, dado que está de moda y
se considera prioritario a nivel internacional y es aprovechado con fines ideológicos.
Colombia ha entrado en esta corriente y se ha comprometido con unas promesas muy
extremas y difíciles de cumplir en cuanto a rebajas del 50 % en los gases de efecto
invernadero. Esto a pesar de que el país tiene una muy buena situación de bajas emisiones
de gases de efecto invernadero. Pienso que hay que elegir candidatos que sean equilibrados
y que caigan en cuenta de que Colombia puede contribuir a la solución de los problemas del
cambio climático global, fortaleciendo sus programas de eficiencia energética y de energías
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renovables, estimulando la conservación de suelos, bosques y la reforestación, sin que deba
renunciar a sus fortalezas como productor de petróleo, carbón y gas natural y al
mantenimiento y desarrollo de sus plantas de energía eléctrica de tipo térmico.
La realización de los proyectos de energía, de industrialización y de minería.
En esto se pueden encontrarse claras diferencias entre los candidatos. Varios de ellos, quizás
muchos, se oponen a los proyectos de desarrollo; alguno plantea acabar con el petróleo, con
la hidroelectricidad y expropiar o asfixiar a las empresas con restricciones e impuestos
excesivos. Propongo que elijamos candidatos que entiendan los principios de la tecnología
sostenible, regenerativa, moderna y sabia; aquellos que se atrevan a impulsar todo tipo de
proyectos, incluyendo los grandes que implican tecnología avanzada e inversiones
sustanciales del exterior, de manera que se desarrollen los recursos naturales, la capacidad
de trabajo de las personas, y las riquezas del subsuelo, de las aguas y del país para beneficio
del futuro. Pienso que hay que elegir gobernantes que sean capaces de administrar y
estimular los procesos de aprobación y de ejecución de los proyectos. En la actualidad los
proyectos se ven sujetos a muchos frenos y demoras, inclusive a su cancelación, bajo los
excesos y la rigidez de las entidades de control y las acciones de saboteo de los diversos
grupos de interés extremista que se buscan bloquear el desarrollo. Un buen presidente debe
velar porque se puedan realizar los proyectos dentro de los muy necesarios límites de
sostenibilidad social, ambiental y económica, algo que es perfectamente factible dentro de
plazos razonables si hay voluntad política del gobernante y capacidad para superar los
laberintos de las regulaciones, que deben ser racionalizadas.
Sobre los patrimonios, la historia y las tradiciones.
Pienso que hay una fuerte tendencia al cambio y al progreso y atender las necesidades
inmediatas con desarrollos, construcciones, reformas. Al mismo tiempo, es importante
conservar y cuidar los patrimonios arquitectónicos y culturales, cuya conservación y
cuidado deben ser prioritarios. Hay que apoyar las tradiciones y las bases históricas y los
aportes del pasado a nuestra rica cultura. Hay candidatos que menosprecian la historia y
consideran que casi nada bueno se ha hecho en el país. Hay otros que dan poco valor a la
familia, a las tradiciones y los valores cristianos.
Trabajo ordenado, basado en proyectos.
Como ingeniero pienso que hay que trabajar siempre con base en proyectos, entendiendo la
importancia de las etapas, de los procesos, de la disciplina, del compromiso y de la
planeación, evitando la improvisación, las promesas imposibles de cumplir y la demagogia
como estilo de trabajo. Estas serán las claves para dar continuidad y alcanzar un equilibrio
económico, social y cultural. El mismo estilo de los candidatos permite entender sus
métodos.
La construcción de valores y propósitos comunes.
Pienso que es importante construir un clima de unión, impulsando la democracia y la
libertad, y los valores del respeto, la confianza y la credibilidad. El presidente, como gran
líder nacional debe impulsar y llevar a cabo campañas de valores de largo aliento, como
tarea constante, para contribuir a que se construya una ética cívica que tenga como objetivo
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principal el desarrollo de la autoestima, el crecimiento personal y el crecimiento
comunitario.
Entonces, ¿qué concluyo?
Son tres coaliciones las que se presentan a consulta en estos días, buscando que cada una
elija un candidato para las elecciones primarias.
Los del pacto histórico los veo extremistas, llenos de promesas, pobres en ejecutorias y
experiencias, amigos de la violencia en las calles, siguiendo las tradiciones antiguas y
renovadas del comunismo y su patrocinio de todas las formas de lucha. Por ellos no votaré.
A los de la Coalición Centro Esperanza los veo relacionados con las ideas del anterior
presidente Juan Manuel Santos (luego de que descubrió su velo simpatizante con las Farc y
de que impuso al país el acuerdo de paz a pesar del resultado del plebiscito). Les parece bien
a estos candidatos lo de permitir el aborto. No veo claro su compromiso con los proyectos
y con el desarrollo del país, al cual me temo que llevarían por las sendas de Argentina a
través de manejos pobres de la economía. En general son políticos centralistas. Tienden a
las promesas y a la demagogia basada en frases pegajosas. Como grupo han estado
desunidos.
Luego de examinar los criterios anteriores, claramente me apunto a la del EQUIPO POR
COLOMBIA, ya que sus candidatos apoyan el sistema democrático, la visión ordenada y de
largo plazo, el impulso a los valores, al desarrollo, al crecimiento, al trabajo colaborativo
con el sector empresarial, a la racionalidad en los proyectos, el respeto y la confianza. Se
han respetado entre ellos, exponen sus ideas en forma tranquila, bien explicada. Casi todos
ellos tienen experiencias qué mostrar, especialmente los alcaldes Enrique Peñalosa,
Alejandro Char y Federico Gutiérrez, todos ellos muy buenos administradores.
Entonces voy a escoger a uno de ellos. Luego examinaré si voto por él, en caso de que gane
la consulta, o por Oscar Iván Zuluaga en las primarias.
Luego de las primarias, votaré por el candidato alterno a Gustavo Petro, ya que creo que
este candidato es el que menos le conviene al país a pesar de que, al mejor estilo chavista,
endulce sus propuestas. Confío que no llegue a la presidencia.
Para senado y cámara, voy a votar por el Centro Democrático.
Obviamente respeto a los lectores que tengan distintas opiniones. Ese es el juego de la
democracia.