Zuriñe Gaintza, Aitor Martxueta y Arkaitz Lareki Pedagogos-psicopedagogos y docentes del ámbito educativo de la UPV/EHUAdaptación del artículo de opinión publicado en euskeraen el periódico Berria Enlace: https://www.berria.eus/paperekoa/1879/022/001/2020-05-21/irakaskuntzaren-garrantzia-unibertsitatean.htm
SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdf
La importancia de la docencia en la universidad
1. La importancia de la docencia en la Universidad
En tiempos de crisis, nuestras vidas, hábitos y prioridades peligran y cambian, y la
realidad actual generada por el COVID-19 no es una excepción. Con esta pandemia,
hemos aprendido, por ejemplo, lo importante que es estar cerca de las personas que
queremos, la falta de valor de lo material ante el calor de un abrazo o la importancia de
algunas profesiones (limpiadores, comerciantes, cuidadores, etc.) tradicionalmente poco
valoradas. Esperemos que este nuevo orden de valores llegue al mayor número de
ámbitos sociales, incluso al universitario.
Para comprender la idea central de este artículo, es esencial explicar el camino a seguir
para llegar a ser docente estable en la universidad. Hoy por hoy, la ruta más común es
obtener un título universitario de 4 años; después, realizar un máster de al menos un
año, y completar estos estudios con un doctorado de entre 3 y 5 años de duración.
Durante este tiempo, solo unos pocos gozarán de una beca mientras que la mayoría
compaginará la tesis doctoral con el trabajo. Quizá, alguno de ellos comience a hacer
sustituciones esporádicas en la universidad, por lo general a tiempo parcial a cambio de
unos 500-700 euros. Una vez completada la tesis, tendrán que competir por una plaza de
profesorado en formación (ayudante doctor) y en ella permanecerán alrededor de unos 5
años hasta obtener una plaza estable como profesor contratado doctor a través de un
concurso público. En suma, todo este proceso puede rondar los 10 o 15 años.
Hay que señalar que en todo este camino las agencias de acreditación de calidad
(ANECA, Unibasq, etc.) juegan un papel muy importante, pues de su evaluación
depende parte del avance. Así, para optar a una plaza de ayudante doctor o a una de
profesorado contratado doctor, previamente se necesita ser acreditado con una
evaluación positiva que otorgan dichas agencias. Esta acreditación se rige por un
baremo en el que la investigación suele adquirir una importancia superior a la de la
docencia, valorándose especialmente la participación en grupos de investigación, la
realización de estancias en universidades extranjeras y la publicación de artículos en
revistas científicas de impacto. Suelen quedar en un segundo plano aspectos como los
años de experiencia impartiendo clases, la evaluación positiva de la docencia, la
formación o la innovación docente. Con un sistema tan inclinado hacia la investigación,
experimentados y bien valorados profesores y profesoras –sobre todo de determinadas
áreas de conocimiento– están teniendo serias dificultades a la hora de obtener la
correspondiente acreditación que les permita avanzar en su carrera profesional.
Dicho esto, ha sido curioso observar cómo durante este tiempo de pandemia, estos
méritos de investigación que resultan tan importantes para obtener las acreditaciones del
profesorado universitario han vuelto a su valor real. En este estado de alarma, desde las
instituciones públicas y, sobre todo desde la propia universidad, se ha priorizado la
formación del alumnado con la modalidad de docencia on-line. Para ello, la
administración ha establecido un sistema de control que ha repercutido en el aumento de
tareas administrativas (documentar las adaptaciones de las guías docentes, registrar los
sistemas de evaluación alternativos, etc.) que no han hecho sino aumentar, más si cabe,
la ya complicada situación a la que se enfrentaba el profesorado.
2. Ni que decir tiene que la mayoría del profesorado desde el primer día ha sido consciente
de la importancia de afrontar el reto que supone seguir formando a futuros
profesionales, y para ello, con premura e interés se ha formado tanto en el uso de nuevas
aplicaciones informáticas como en la utilización de sistemas de evaluación on-line.
Igualmente, el profesorado universitario ha pasado días de labor y festivos ocupados en
su docencia y en las tareas que de esta se derivan, utilizado para ello sus propios
recursos y siguiendo horarios interminables para continuar impartiendo las asignaturas
dentro de la “nueva normalidad”. Aunque la situación es aún compleja, salvo
excepciones, gracias al esfuerzo de la mayoría del profesorado y la actitud positiva del
alumnado se está cerrando de forma satisfactoria este complicado curso académico.
Un día, esperemos que cercano, el estado de alarma desaparecerá, pero
desafortunadamente, el procedimiento para estabilizar la carrera profesional del
profesorado universitario seguirá siendo el mismo. Se seguirán valorando sobremanera
los méritos en investigación mientras que, la docencia en la que tanto ímpetu se ha
puesto en tiempos de pandemia volverá a adquirir un valor secundario. Esta situación
perdurará, mientras que la sociedad, y especialmente quienes definen los sistemas de
acreditación, no comprendan la verdadera importancia que tiene la docencia en el
trabajo diario del profesorado universitario.
Zuriñe Gaintza, Aitor Martxueta y Arkaitz Lareki
Pedagogos-psicopedagogos y docentes del ámbito educativo de la UPV/EHU
Adaptación del artículo de opinión publicado en euskera en el periódico Berria
Enlace: https://www.berria.eus/paperekoa/1879/022/001/2020-05-21/irakaskuntzaren-
garrantzia-unibertsitatean.htm