El documento contrasta el conocimiento científico y el conocimiento vulgar, señalando que el conocimiento científico requiere de la ciencia para obtener información, mientras que el conocimiento vulgar se basa en opiniones, creencias y testimonios. Luego define un problema filosófico como un interrogante significativo para los seres humanos sobre el que aún no hay una respuesta satisfactoria. Por último, discute la importancia de hacer preguntas, señalando que casi toda la vida depende de saber preguntar y que las preguntas abiertas invitan a