1. PARA LEER TRANQUILAMENTE
Manos a la obra
Con verdadero pesimismo se puede escribir contra la educación, pero el
optimismo es imprescindible para estudiarla.
(Fernando Savater)
E estos tiempos de confinamiento, para paliar el aburrimiento, de vez en
cuando, me “doy una vuelta” por el Diccionario (les recuerdo que también es
importante recomendárselo a nuestros hijos o alumnos).
En medio de la redacción de estas páginas, se me ha ocurrido, dar un
paseo por las palabras pesimismo y optimismo. Y, no puedo negar, que me han
sorprendido las definiciones de ambos términos.
Para el primero, nos dice que es “la propensión a ver y juzgar las cosas en
su aspecto más desfavorable” y, para el segundo –el optimismo- nos da una
idéntica a la anterior, salvo la última palabra, que ahora se torna en “favorable”.
Me ha gustado eso de “aspectos” favorables y desfavorables.
Entrando de lleno en lo que quiero compartir con vosotros y vosotras, (no
pretendo, en absoluto, una disertación sobre léxico), me gustaría que, ahora en
estos momentos, reflexionáramos un poco. Las cosas –y también la educación-
tienen aspectos favorables y desfavorables. Las circunstancias, muchas veces,
hacen que ciertos aspectos desfavorables sobresalgan sobre los favorables; nos
empujan, por así decirlo, a tener una visión más pesimista que optimista de la
realidad.
Es lógico; y llevamos razón cuando las circunstancias nos hacen ver la
peor cara de la realidad, estamos cansados o, incluso, con los recursos agotados.
En estos momentos nuestros análisis sobre la educación son –
inevitablemente- pesimistas. No sabemos qué hacer ya, los nervios están a flor
de piel, la desmotivación se ha asentado en nuestros hijos y en nosotros, los
conflictos crecen… Podríamos seguir hablando –y nos faltaría espacio- de
carencias, de necesidades, de imposibilidades, de costos y de contradicciones....
1
EEdduuccaarr eess aayyuuddaarr
2. Y ahora, volvamos al diccionario. ¿Podríamos encontrar- aunque sólo
fuera para sobrevivir- algún aspecto favorable? ¿Es posible hoy –y ante este
panorama- algo de optimismo?
Se me ocurre hacer un ejercicio de “imaginación y voluntad” para buscar
aspectos favorables de la educación en estas circunstancias; dicho de otro
modo, tenemos que esforzarnos por encontrar razones positivas y efectivas para
seguir educando. Se me ocurren algunas:
- Elijamos una “parcela”, aunque sea muy reducida, de nuestro ámbito
educativo o un aspecto de la educación de nuestro hijo o alumno (que aprenda
a escuchar, que seamos capaces de saludarnos en el pasillo, que ordene sus
libros, etc.) y lancémonos con todas nuestras fuerzas a trabajarla con todos los
medios a nuestro alcance y de forma lo más positiva posible. Y trabajemos sólo
esa durante cada jornada
- Propongámonos, al menos una vez al día, hacer una experiencia positiva de
relación interpersonal con nuestro hijo: una sonrisa, un saludo, una pregunta
sobre un tema aparentemente intrascendente, pero que sirva para “crear lazos”
con el chico o la chica.
- Cada vez que nos venga a la mente alguno de esos típicos reproches (¡”Ya
vamos a empezar como otras veces!”, o “a ver qué haces esta tarde…!.)
sustituyámoslo por una propuesta de mejora que sirva para alentar al otro: “Hoy
estoy seguro de que vas a mejorar”, o “este año confío en ti y en tu capacidad
de organización”, etc. Nos harán sentirnos bien y nuestros hijos se sentirán
mejor, también.
- Entretejamos nuestra labor educativa de momentos solidarios; impulsemos en
nosotros y en nuestros hijos el altruismo y la solidaridad. “Perdamos” tiempo
por y con ellos, comuniquemos (como un don) nuestras experiencias positivas o
negativas, pidámosles ayuda (aunque sea para ayudarlos), e, incluso,
propongámosles que ayuden a otros (que hagan una llamada a alguien…). Que
se note que somos educadores que vivimos “por los demás”
- Finalmente a otro nivel, y esto lo repetiremos hasta la saciedad, tendremos
una visión más “optimista” si, en lugar de querer ser padres o madres perfectos,
aspiramos a ser padres madres que queremos mejorar
Decían los estoicos que "si lo que nos duele o preocupa tiene remedio,
debemos ponernos manos a la obra, y si no le es, resulta inútil quejarse". La
educación en estos tiempo puede presentar muchos aspectos desfavorables y,
quizás, muchos favorables…Ambos están ahí.
Personalmente, elijo la primera parte... y me pongo manos a la obra. Les
invito a hacerlo también.
Jesús García
3. REFLEXIONANDO SOBRE LA EDUCACIÓN
- Son muchos los matices que tiene la relación entre unos padres y unos hijos;
son muchos los matices a considerar en la dimensión práctica de esa relación;
resumiendo excesivamente, podemos decir que la relación educativa es una
relación DE AYUDA.
Y, en analogía, podemos decir que educar es AYUDAR: lo que NO AYUDA NO
EDUCA, y también al contrario
Resumiendo, una vez más, excesivamente, podemos señalar algunos
“indicadores” que nos pueden guiar en nuestra intención de ayudar
adecuadamente; o lo que es lo mismo, esta relación de ayuda requiere de unas
características que impregnen nuestra forma de actuar con nuestros hijos.
a) NUESTRA EFICACIA EN LA AYUDA:
La eficacia significa QUE LE DAMOS (DECIMOS) no sólo LO QUE DEBE HACER sino
CÓMO HACERLO. Significa que:
• Le ofrecemos PROPUESTAS CONCRETAS
• Le damos la posibilidad de cambiar
Además, la eficacia, significa que los proyectos hay que evaluarlos, revisarlos,
corregirlos, etc.
SI ALGO NO SIRVE ES MEJOR NO REPETIRLO (y también al contrario).
Plantémonos de qué sirven la queja, el reproche, los gritos, las amenazas, la
culpa, la agresividad, incluso el castigo…si no llevan a un proyecto
b) CRECEMOS MÁS CUANDO SE NOS IMPULSA QUE CUANDO SE NOS FRENA.
- Un “EMPUJE” es todo aquello que CONSTRUYE AL OTRO (o sea, que no lo
destruye), aquello que lo SOSTIENE. Algunos ejemplos:
- “Recompensar” aciertos en lugar de “castigar” errores
- Corregir errores con estrategias no con críticas
- CONFIRMAR la persona de nuestro hijo y ATACAR actitudes.
c) SI NO RESPETAMOS A NUESTROS HIJOS NO LOS ESTAMOS EDUCANDO Sin el
respeto, la eficacia educativa se PIERDE.
- Este “respeto” no es sumisión ni “dejación” de nuestras obligaciones. EL
respeto educativo es SITUARNOS ANTE NUESTROS HIJOS COMO LO QUE
SOMOS: EDUCADORES.
- EL respeto “educativo” se manifiesta en que actuamos con FORMAS que
ATACAN las actitudes y DEJAN EN PIE a la persona POTENCIANDO su
CRECIMIENTO.
2
4. PARA EJERCITARNOS UN POCO
RReevviisseemmooss nnuueessttrraa ccaappaacciiddaadd ddee aayyuuddaa:
¿Usamos reproches del tipo “¡Vaya asco de cuarto!”, “¡A ver
cuándo cambias de una vez!” y otros similares?
¿Sabemos transformar esos reproches inútiles en PROPUESTAS
CONCRETAS? ¿Qué dudas o dificultades nos plantea esto?
¿Cómo les presentamos a los hijos la posibilidad de cambiar?
¿Qué MEDIOS ponemos a su disposición PARA que CAMBIEN?
¿Somos conscientes de cuándo les perdemos el respeto? ¿Dónde
situamos la frontera entre falta de respeto y admonición o
advertencia educativa?
PPPrrrooobbbeeemmmooosss aaa """tttrrraaannnsssfffooorrrmmmaaarrr""" ccciiieeerrrtttooosss mmmeeennnsssaaajjjeeesss
iiinnnúúútttiiillleeesss pppooorrr oootttrrrooosss qqquuueee pppuuueeedddaaannn aaayyyuuudddaaarrr aaa nnnuuueeessstttrrrooo
hhhiiijjjooo ooo hhhiiijjjaaa...
¡Otra vez sentado sin hacer nada...!
Creo que tenías que ordenar el armario de tu habitación.
a) ¿Cuándo vas a dejar de molestar a tus hermanos?
EJEMPLO
AHORA OS TOCA VOSOTROS
3
5. .................................................................................................................
b) ¡Como sigas así, no vas a llegar a ninguna parte!
.................................................................................................................
c) Eres un irresponsable...No piensas más que en jugar y divertirte
.................................................................................................................
d) Nunca ayudas en casa...Eres un perezoso. !
.................................................................................................................
DDEETTEENNGGÁÁMMOONNOOSS SSOOBBRREE EESSTTEE TTEEXXTTOO:: ¿¿QQUUÉÉ
NNOOSS SSUUGGIIEERREE PPAARRAA NNUUEESSTTRRAA LLAABBOORR
EEDDUUCCAATTIIVVAA
Conforme nuestros hijos van creciendo, van diferenciándose
cada vez más de nosotros y esto genera lo que denominamos
“problemas”. Y estas circunstancias nos ponen a prueba en
relación con los factores que hemos visto más arriba.
La mayoría de las cuestiones educativas (sobre todo las
problemáticas) nos ponen a prueba y, sobre todo, ponen a
prueba –en el fondo- el concepto que tenemos de nosotros
mismos; esto se puede evitar (cosa muy dañina) o, se puede
afrontar (cosa saludable).
Dicho de otra manera, la educación de nuestros hijos puede
ser una oportunidad de crecimiento, o una oportunidad de
empobrecimiento. Educar nos hace reconocer-nos de nuevo