Esbozo: cada familia en donde existe el TDAH es única, incomparable e
irrepetible; cada una posee recursos familiares diferentes, personalidades
diversas, historias, valores, creencias, normas, expectativas, relaciones que
nunca son iguales a otras familias; sin embargo, siempre están presentes
aquellos recursos que aportan para la estabilidad y el crecimiento personal.
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Cómo le explico a mis hijos que su hermano tiene TDAH.
1. Cómo le explico a mis hijos que su hermano tiene TDAH
Aída Frola Angulo
Esbozo: cada familia en donde existe el TDAH es única, incomparable e
irrepetible; cada una posee recursos familiares diferentes, personalidades
diversas, historias, valores, creencias, normas, expectativas, relaciones que
nunca son iguales a otras familias; sin embargo, siempre están presentes
aquellos recursos que aportan para la estabilidad y el crecimiento personal.
El primer paso incluye que cada integrante de la familia (padres, hijos,
abuelos, tíos, etc.) tenga la información necesaria y suficiente sobre el TDAH.
Por un lado, evitar las creencias, parciales y distorsionadas, que sobre el
trastorno se tiene; por otro lado, asumir el compromiso que como familiar se
adquiere de apoyar adecuadamente al integrante que lo necesita.
Por lo tanto, es importante contar con la información necesaria y suficiente
sobre el trastorno para comprender qué le sucede a la persona, cómo le
afecta, qué ayuda puede recibir, qué tiene que hacer cada integrante de la
familia y qué se espera que suceda.
Al poseer la información necesaria y suficiente sobre el TDAH, tanto la familia
como quien lo padece, puede valorar de forma diferente las situaciones
cotidianas que experimentan día con día:
a) No existe nada bueno ni malo en cada familia; simple y
sencillamente se trata de un trastorno, como muchos, que suele
existir en diferentes sistemas, bajo diversas condiciones y en
variadas situaciones.
b) El TDAH, como trastorno, tiene como característica el inadecuado
desarrollo del autocontrol de la atención voluntaria, la impulsividad
y la hiperactividad en quien lo padece. Siempre hay que recordar
que todo depende de las características propias de cada persona.
c) Es factible el aprendizaje a través del adecuado apoyo que reciba el
afectado; por cierto, existe un mejor pronostico entre más
temprana edad se tenga; sin embargo, durante la adolescencia y la
etapa adulta, también es viable recibir el apoyo necesario y
suficiente.
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2. d) Al mismo tiempo y no menos importante, hay que observar y tener
presente tanto los recursos personales como familiares que existen
en cualquier sistema, por ejemplo: la madre que suele escuchar y
platicar, la excelente memoria que puede existir, el buen manejo de
la atención involuntaria, las habilidades para la pintura, el baile, la
música o los deportes, la creatividad en cualquiera de los
integrantes, la simpatía y ocurrencia, etc.
Las familias en donde existe TDAH son frecuentemente rechazadas, se evita
invitarlas a reuniones y fiestas, y suelen ser poco apoyadas por la escuela y
la sociedad Por lo tanto, será la propia familia quien, a través de un color de
cristal diferente, transmita a los demás la necesidad de ser vistos con
respeto y dignidad, evitando la agresión, la lastima, el rechazo y procurar el
trato adecuado que se merece como cualquier otra familia.
Lo anterior facilita que los padres eviten sentir la sobrecarga y la culpa con
relación a la educación de los hijos y que éstos manejen el sentimiento de
vergüenza, pena y lástima que tan frecuentemente se vive en esas familias.
Como forma de proteger a los hijos y a sí mismos, se suelen aislar de los
grupos sociales, sintiendo gran enojo, frustración, culpa, dolor, lo cual facilita
que la relación familiar fluctú e te“ l mo ye o i”
e nr e a r l do .
Si bien, tales sentimientos se hallan presentes en cualquier familia, éstos se
acentúan en los sistemas donde existe TDAH, al verse, a sí mismos y como
familia, diferentes, carentes de oportunidad, sin habilidades y con pobres
fortalezas.
Sin embargo, siempre tenga presente que existen recursos familiares y que
todo depende del color del cristal con que se mire; puede considerar su
situación como desafortunada, o bien, como condiciones y retos que existen
en toda familia y momento y ante los cuales se puede aprender y lograr
madurez.
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3. Para lograr lo anterior, es conveniente que los integrantes de la familia
compartan sus experiencias, fortalezas y carencias con grupos de familias que
viven situaciones similares al contar con miembros con TDAH, debido a que,
al escuchar a otras personas, es posible identificarse, pertenecer, resignificar
y abordar el trastorno familiar de manera diferente y más funcional.
Dentro de cada familia, dependiendo el número de integrantes, la edad, el
género y las situaciones específicas, suele ser frecuente que los hijos
desconozcan qué le sucede al integrante con TDAH; por lo tanto, perciben las
relaciones padres-hijos como injustas, carentes de amor y con preferencias
para quien tiene el trastorno. Al igual, suelen sentir vergüenza de su propia
familia y niegan la existencia de que exista un problema.
De igual manera que a cada integrante de la familia se le informa sobre las
vacaciones o cambios de casa y, en ocasiones, se solicita la opinión a cada
uno para la toma de diversos tipos de decisiones, es conveniente trasmitirles
a los hijos en qué consiste el trastorno y qué se espera que haga cada uno de
ellos para apoyar. Lo anterior con el fin de que todos los miembros de la
familia comprendan el trastorno con el mismo color de cristal y, en este
sentido, se fortalezcan ante la presión social y escolar, e inviten a los demás a
verlo de la misma manera.
Considerar la comunicación como el recurso más importante que existe en las
familias, sobre todo cuando de TDAH se trata, tiene su razón de ser con base
en los siguientes aspectos:
a) Es a través de la comunicación que se enseña y se aprende. Por lo
tanto, los hábitos, actitudes, creencias, valores, normas, estrategias,
etc., necesitan de una comunicación adecuada para tener éxito en su
enseñanza y aprendizaje.
b) Es a través de la comunicación familiar que los padres conocen,
comprenden y saben qué les sucede a los hijos; a la vez, los hijos en-
tienden la situación y las condiciones en que los padres se encuentran.
c) Es el lenguaje como medio de comunicación el que orienta a las
personas y permite seleccionar aquella información relevante para la
actividad a realizar (atención). Esto es, por medio del lenguaje se
facilita la atención voluntaria, a través de su primer eslabón, la
orientación. Por ejemplo, decir: ¡Es hora de hacer la tarea!; o ¡trae tu
mochila a la mesa!
d) Por lo tanto, también a través del lenguaje del padre, los hijos se
orientan y seleccionan aquello que hay que observar de sí mismos y
los demás. Por ejemplo: ¡Tú hermano es caso perdido nunca va a
aprender y tú sigues el mismo camino!
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4. e) Al mismo tiempo, es importante interpretar y dar significado a las
situaciones y condiciones cotidianas. Por ejemplo: ¡Si no te invitaron a
la fiesta es porque no les importas, ni modo!
f) La comunicación de los padres, a través del lenguaje, es el camino que
enseña el lenguaje interno a los hijos, esto es, el diálogo interno, lo
que se dicen a sí mismos. Por ejemplo: ¡Soy como mi hermano, un
caso perdido!
Por lo tanto, la comunicación adecuada es el recurso más necesario y
elemental para establecer cualquier tipo de aprendizaje, enseñanza, habi-
lidad, y para establecer cualquier tipo de norma familiar y estrategia que se
quiera utilizar, sin importar la edad de los hijos, el número de miembros de la
familia, las condiciones específicas de pareja o las relaciones particulares que
se establecen en cada sistema.
Resulta frecuente que, en las familias donde existe el TDAH, se suelen filtrar,
eliminar o polarizar todas aquellas conductas adecuadas que realiza la per-
sona con el trastorno, de tal manera que se suele ver a cada instante sólo las
acciones o actitudes inadecuadas o negativas que realizan.
Lo anterior no resultaría un problema si no fuera porque los hijos se ven a sí
mismos y se valoran a partir de cómo los ven los padres, esto es, si usted
sólo observa en sus hijos los errores, fracasos, inhabilidades, fallas, etc., ellos
aprenderán a percibirse de la misma forma y percibir a los demás de igual
manera; por lo tanto, a tener un concepto de sí mismo carente de fortalezas,
habilidades, recursos y con pobre autoestima y percibirán al resto de los
integrantes con la misma regla.
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5. Lo anterior, de ninguna manera quiere decir que sólo hay que señalar los
triunfos y elogiarlos a cada instante y momento. Por el contrario, se afirma la
n c s a d q e s uic a e u d me t e rc ro fmia d “ó
e e i d e u e ti
d l e d c a a ne l e u s a l r e c mo t
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a
a los hijos con aquellos recursos, habilidades, actitudes que se encuentran
presente en ellos, de igual manera que observar aquellas conductas o hábitos
que tienen que modificarse para lograr una mejor adaptación.
Recuerde que cada familia tiene siempre sus propios recursos (que
indudablemente existen) y que, de una u otra forma, han beneficiado a cada
uno de sus integrantes; cada uno de esos recursos únicos, incomparables e
irrepetibles se pueden utilizar en forma consciente para beneficio del
integrante o integrantes con TDAH.
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