A diferencia del Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), el Trastorno Negativista Desafiante (TND), el Trastorno de la Personalidad Antisocial y/o el Trastorno de Conducta (TC), éste se caracteriza por un patrón aleatorio de reactividad conductual agresiva y desproporcionada sin un motivo ni objetivo concreto, ocasionando alteraciones o perjuicios graves en el entorno físico y social y el propio individuo.
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2. El manual de diagnóstico de la Asociación Americana de
Psiquiatría (APA) en su nueva edición (DSM-5) recoge un nuevo
trastorno dentro de los "Trastornos disruptivos, del control de los
impulsos y de la conducta", el Trastorno Explosivo Intermitente (TEI).
A diferencia del Trastorno por déficit de atención e hiperactividad
(TDAH), el Trastorno Negativista Desafiante (TND), el Trastorno de la
Personalidad Antisocial y/o el Trastorno de Conducta (TC), éste se
caracteriza por un patrón aleatorio de reactividad conductual
agresiva y desproporcionada sin un motivo ni objetivo concreto,
ocasionando alteraciones o perjuicios graves en el entorno físico y
social y el propio individuo.
El inicio del comportamiento agresivo impulsivo, problemático y
recurrente es más frecuente en la infancia tardía o la adolescencia,
por lo que TEI se da de forma más frecuente en los individuos
jóvenes (<35-40 años), y en los individuos con estudios de
secundaria o inferiores (DSM-5).
3. Arrebatos recurrentes en el comportamiento que reflejan una falta de
control de los impulsos de agresividad, manifestada por un de los
aspectos:
a) Agresión verbal (berrinches, pataletas, disputas verbales, peleas…)
o agresión física contra la propiedad (pública o privada), animales u otra
personas, en promedio de 2/semana, durante un periodo de 3 meses.
b) 3 arrebatos en el comportamiento que provoquen daños o
destrucción de la propiedad o agresión física con lesiones a animales u
personas, sucedidos en los últimos 12 meses.
Sin previo aviso: Los arrebatos propios del TEI presentan un inicio rápido y
sin avisar.
Magnitud desproporcionada: la agresividad expresada durante los
arrebatos recurrentes es bastante desproporcionada con respecto la
provocación o cualquier factor estresante psicosocial desencadenante.
4. NO existe intencionalidad: Los arrebatos agresivos recurrentes no son
premeditados (es decir, son impulsivos o provocados por la ira), ni
persiguen ningún objetivo tangible (por ejemplo: dinero, poder,
intimidación...).
Impacto negativo: Los arrebatos agresivos recurrentes provocan un gran
malestar en la persona que los padece, alteran su rendimiento laboral-
académico y/o sus relaciones personales (pareja, familia, amigos...) o
consecuencias económica o legales (detección, multas, retirada de
permisos…).
El individuo debe ser mayor de 6 años o un grado de desarrollo
equivalente.
5. Los arrebatos recurrentes NO se explican mejor por otro trastorno
mental (por ejemplo: trastorno depresivo mayor, trastorno bipolar,
trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo, trastorno de la
personalidad antisocial, trastorno de la personalidad límite), ni se puede
atribuir a otra patología médica (ejemplo: traumatismo, Alzheimer), ni a
efectos fisiológicos de alguna sustancia (por ejemplo: drogadicción,
medicación, etc.).
Sobre el diagnóstico diferencial del TEI, no se debe confundir los
arrebatos impulsivos propios del Trastorno por Déficit de Atención e
Hiperactividad (TDAH), Trastorno de Conducta (TC), Trastorno del Espectro
autista (TEA), aunque éstos sean puntualmente desproporcionados.
Los individuos con TEI a menudo presentan episodios menos graves de
agresión verbal o física que no provoca daños, destrucción, ni prejuicios
entre los episodios agresivos/disruptivos más graves.
En los niños en edades comprendidas entre los 6 y los 18 años que
padezcan un trastorno de adaptación, NO se le debe asignar el
diagnostico de TEI ante un comportamiento agresivo.
6. Entre los factores de riesgo del TEI nos encontramos por un lado, factores
ambientales destacando antecedentes de trauma emocional y físico duarte
la etapa infanto-juvenil y por otra, parte factores genéticos y fisiológicos
(cociente de heredabilidad padres-hijos, alteraciones neurobiológicas
especialmente en los circuitos serotoninérgicos en el sistema límbico, el
córtex orbito-frontal y la amígdala).
No hay estudios concluyentes en cuanto a diferencias de género con
respecto al TEI.
Con respecto a la comorbilidad, los trastornos depresivos, de ansiedad y el
trastorno por consumo de sustancias son los trastornos más
frecuentemente asociados al Trastorno Explosivo Intermitente (TEI).
Por otra parte, los individuos que padecen trastornos del comportamiento
disruptivo (TDAH, Trastorno de la Personalidad Antisocial, Trastorno
de Conducta, TND) tiene un riesgo mayor de presentar un Trastorno
explosivo intermitente (TEI).
7. American Psychiatric Association (2002). Manual Diagnóstico y Estadístico
de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR), 1ª Ed. Barcelona: Editoral
MASSON.
American Psychiatric Association (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico
de los Trastornos Mentales (DSM-5), 5ª Ed. Madrid: Editoral Médica
Panamericana.