El documento describe el arte bizantino, caracterizado por la influencia del emperador en la iglesia, el arte simbólico y anónimo, y la iconografía fija. El mosaico era el medio principal, con fondos dorados y figuras frontales. Hubo crisis iconoclastas contra las imágenes, pero luego renació con modelos como el Pantocrátor y la Hodegetria. La escultura mantuvo el estilo tardorromano y también hubo artes suntuarias.
2. Artes Figurativas
El Imperio tenía una monarquía de carácter
oriental donde el emperador tenía poder
absoluto político y eclesiástico
(Cesaropapismo).
Sociedad jerarquizada y gran poder de la
Iglesia. El arte tenía un carácter místico y
simbólico y había temor a la idolatría de la
imagen.
Los artistas eran artesanos anónimos.
3.
Arte con distintas influencias: helenístico
(mantener proporciones clásicas), paleocristiano
(desarrollo de la iconografía) y oriente
(tendencia a la riqueza y ostentosa decoración).
Isocefalia (cabezas a igual altura)
Encuadre escénico
Arte cortesano “áulico” pagado y destinado a la
nobleza. Las iglesias más ricas decoraban con
mosaicos y las demás, con pinturas.
Desde la 2ª edad de oro hay modelos fijos y
espacios donde se deben ubicar.
4.
Fondos dorados simbolizando
lo divino.
Vivos colores y los únicos
elementos paisajísticos son
para ayudar a la composición y
no como representación de la
realidad.
El hombre no aparece como
individuo concreto salvo
cuando hablamos de los
emperadores.
Los principios de proporción
obedecen a un simbolismo
trascendente (reflejo de la
perfección divina)
5. La decoración musivaria
El mosaico se usó como revestimiento mural
combinando teselas multicolores de pasta vítrea,
piezas laminadas de oro, plata y nácar que dan como
resultado una obra multicolor que refleja la luz.
Fijaron una iconografía
oficial y un espacio
determinado en el
templo.
El Cosmocrátor (Cristo
en Majestad con ángeles
y santos).
Cosmocrátor, San Vital, Rávena
6.
Cristo aparece con el modelo occidental (joven y
sin barba) y oriental (más adulto, con barba en
bucles, melena y ojos expresivos). El modelo que
perdurará es el Pantocrátor con la mandorla
mística, el libro en una mano y la otra en actitud
de bendecir. A menudo aparece entre alfa y
omega.
Iglesia San Apolinar
Santa Sofía
7.
Tras el Concilio de
Éfeso (431) donde se
condenó a los herejes
que negaron que la
Virgen era la madre de
Dios, se empezó a
representar en la
cabecera a la
Theotokos (María
sentada con el Niño en
brazos sirviéndole de
Trono). En Iglesias
como San Apolinar
hacia ellos se dirigen
una comitiva de santos
y los laterales suelen
tener escenas del A y
N Testamento
enfrentadas.
SANTA SOFÍA
9.
La cúpula se reserva
para Cristo que a
menudo aparecen con los
profetas y en las
pechinas, los serafines.
El testero de los pies se
ocupa a menudo con
escenas del Juicio Final.
Los mosaicos más
importantes se
conservan en las iglesias
de Rávena : San Apolinar
el Nuevo, San Vital y
San Apolinar in Classe.
24.
Los emperadores isáuricos empezaron una lucha contra las
imágenes y sus adoradores. La crisis iconoclasta la inicia
León III con un decreto de prohibición y destrucción de
los iconos argumentando que su culto provocaba
superstición y logrando quitar el poder del monacato
(donde las peregrinaciones por los iconos milagrosos
dejaban mucho dinero) y desamortizar sus propiedades.
25.
La primera crisis iconoclasta fue desde el 726 -787 y
se restauró el culto a las imágenes gracias a la
emperatriz Irene.
La segunda crisis duró desde 814 a 842 y la inició
León V.
De nuevo será otra emperatriz, Teodora la que
anatemizó a los iconoclastas y restauró el culto.
Por esto, se habían destruido todas las imágenes de
la 1º edad de oro y durante casi un siglo, la única
iconografía que se representó fue la cruz desnuda, el
trono vacío sobre el que descansaba el libro de las
escrituras o los atributos de la Pasión, campos de
flores y pájaros.
26.
Con los emperadores macedónicos y comnenos la
decoración musivaria tendrá un renacimiento (la 2ª
edad de oro). Se ve en el retrato del emperador
Miguel IV (S. XI), adorando al Pantocrátor.
SANTA SOFÍA,
S. XI
27.
Tras esta restauración, los temas iconográficos se
renuevan, su localización en el templo varía y las
figuras pierden hieratismo, se alargan y ganan en
gesticulación. No obstante, siguen con rigidez,
frontalidad y anulación de los cuerpos para que la
atención sea en lo trascendente.
Vemos una corriente piadosa donde triunfan los
valores afectivos. El Pantocrátor, pasa a ocupar la
cúpula, mientras la Virgen se mantiene en la
concha del ábside, pero ya no es la Theotokos
sedente con el Hijo en el regazo como Trono sino
la Hodegetria, de pie, esbozando una tierna
sonrisa hacia el Niño que se mueve en sus brazos.
34.
Los programas se enriquecen con la Deesis (la
plegaria de María y el Bautista a Cristo) y la
Anástasis (descenso de Jesús al limbo, que en
Bizancio se instrumentalizó como la
Resurrección).
Los fondos dorados y azules y estos modelos
influirán mucho en el Gótico y Románico.
51. Escultura
Mantiene el gusto
tardorromano sobre
todo en las estatuas de
los emperadores y en
los relieves la
frontalidad y la rigidez.
Los capiteles (con
cimacio) reflejan el uso
del trépano y la talla a
bisel en los vegetales o
troncocónicos de planos
relieves geométricos.
52.
Dípticos o trípticos consulares
(placas de marfil labradas que
Cátedra Maximiano
cuentan los hechos del
nombramiento de los cónsules y
otros grandes cargos).
También hay artes suntuarias para
los rituales imperiales o litúrgicos
como en la orfebrería.