El retrato muestra al rey Luis XIV de Francia vestido con los atributos reales de su coronación - manto real bordado con flores de lis, corona, cetro y trono - para proyectar la majestad y poder absoluto de su monarquía. Se pinta a sí mismo como el ejemplo definitivo de un monarca absoluto, conocido como el "Rey Sol", que gobernó a fines del siglo XVII y principios del XVIII.