La Guerra de Sucesión Española (1702-1713) surgió debido a un conflicto sucesorio sobre quién heredaría el trono de España tras la muerte de Carlos II. Francia apoyó a Felipe de Anjou mientras que el Sacro Imperio Romano Germánico y Gran Bretaña apoyaron al archiduque Carlos de Austria. Los tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714) pusieron fin a la guerra estableciendo un nuevo equilibrio de poder en Europa, con España y Francia cediendo territorios