Este capítulo discute las formas de representación como dispositivos usados para hacer públicas concepciones privadas, aunque siempre omiten cualidades del mundo. Explica los modos mimético, expresivo y convencional de representación, siendo el mimético una réplica estructural, el expresivo la estructura profunda del objeto y el convencional usa convenciones culturales de forma arbitraria. Finalmente, señala que las artes fomentan la expresión personal y la creatividad.