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The ProjectGutenbergEBookof Cartas de mi molino,byAlphonse Daudet
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almostno restrictionswhatsoever. Youmaycopy it,give itaway or
re-use itunderthe termsof the Project GutenbergLicense included
withthiseBookor online atwww.gutenberg.net
Title:Cartasde mi molino
Author:Alphonse Daudet
Translator:F. Cabañas
Release Date:August16,2009 [EBook#29706]
Language:Spanish
Character setencoding:ISO-8859-1
*** START OF THIS PROJECTGUTENBERG EBOOK CARTASDE MI MOLINO ***
ProducedbyChuckGreif and the Online Distributed
ProofreadingTeamathttp://www.pgdp.net
BIBLIOTECA DE «LA NACIÓN»
ALFONSODAUDET
CARTASDE MI MOLINO
TRADUCCIÓN DE F. CABAÑAS
BUENOS AIRES
1911
Reservadoslosderechosde traducción.
Imp.de LA NACIÓN.--BuenosAires
INDICE
Acta notarial
Cartas de mi molino.--Instalación
La Diligenciade Beaucaire
La Muladel Papa
El Faro de las Sanguinarias
La Agoníade la goleta_Ligera_
Los Aduaneros
Los Viejos
El Subprefectoenel campo
El PoetaMistral
Las Naranjas
En Milianah.--Notasde viaje
La Langosta
En Camargue:
I.--LaPartida
II.--LaCabaña
III.--¡A laespera!
IV.--Rojoyblanco
V.--El Vaccarés
Nostalgiade cuartel
Las Emocionesde unperdigónrojo
El Emperadorciegoo viaje aBavaria para buscar unatragediajaponesa:
I.-- El Señorcoronel de Sieboldt
II.--LaAlemaniadel Sur
III.--En«Droschke»
IV.--El Paísde loazul
V.--Paseosobre el Starnberg
VI.--LaBavaria
VII.--El Emperadorciego
ACTA NOTARIAL
«Comparecióante mí,HonoratoGrapazi, notarioresidenteen
Pamperigouste:
»El señorGaspar Mitifio,esposode Vivette Cornille,avecindadoy
residente enel lugardenominadoLosCigarrales;
»Quien,porlapresente escritura,vende ytransfierecontodaslas
garantías de hechoy de derecho,ylibre completamentede deudas,
privilegiose hipotecas,
»Al señorAlfonsoDaudet,poeta,que resideen París,aquí presente y
aceptante,
»Un molinoharinerode viento,situadoenel valledel Ródano,enla
Provenza,sobre unaladerapobladade pinosycarrascas; cuyo molino
estáabandonadodesde hace másde veinte añose inservible parala
moliendaacausa de lasvidessilvestres,musgos,romerosyotras
hierbasparásitasque asciendenporél hastalasaspas.
»Sinembargo,apesar de su estadoruinoso,consugran rueda rota,y la
plataformallenade hierbanacidaentre losladrillos,el señorAlfonso
Daudetdeclaraconvenirle el citadomolinoy,encontrándoloaptopara
servirensustrabajos de poesía,lotoma por su cuentay riesgo,ysin
reclamarnada contra el vendedorporcausade lasreformasque
necesitaráintroducirenél.
»La ventase hace al contadoy mediante el precioconvenido,que el
señorDaudet,poeta,hamostradoy colocadosobre la mesaendinero
contante y sonante,cuyopreciohasidocobrado y guardadopor el señor
Mitifio;todoelloavistadel notarioytestigosque suscriben,de lo
cual se extiendecartade pago con reserva.
»ContratoelevadoenPamperigouste,enel estudiode Honorato,estando
presentesFrancetMamaï,tañedorde pífano,y Luiset,aliasel _Quique_,
portadorde lacruz de lospenitentesblancos.
»Loscualesfirmancon laspartesy el notario,previalectura...»
CARTASDE MI MOLINO
INSTALACIÓN
¡Valientesustoleshe dadoalos conejos!Acostumbradosaverdurante
tanto tiempocerradalapuertadel molino,lasparedesylaplataforma
invadidasporlahierba, creíanya extinguidalarazade los molineros,
y encontrandobuenalaplaza,habíanlaconvertidoenunaespecie de
cuartel general,uncentrode operacionesestratégicas,el molinode
Jemmapesde losconejos.Sinexageración,lomenosveinte vi sentados
alrededorde laplataforma,calentándose laspatasdelanterasenunrayo
de luna,la noche enque llegué al molino.Al abrirunaventana,¡zas!
todoel vivac sale de estampíaa esconderse enlaespesura,enseñando
lasblancas posaderasyrabo al aire.Supongoque volverán.
Otro que tambiénse sorprende muchoal verme,esel vecinodelpiso
primero,unviejobúho,de siniestracatadurayrostro de pensador,el
cual reside enel molinohace yamásde veinte años.Loencontré enla
cámara del sobradillo,inmóvilyerguidoencimadel árbol de cama,en
mediodel cascote ylas tejasque se han desprendido.Susredondosojos
me miraronun instante,asombrados,y,después,despavoridoal no
conocerme,echóa correr chillando.¡Hu,hu!ysacudiótrabajosamente
lasalas, grisesde polvo;¡qué diablode pensadores,nose cepillan
jamás!No importa,tal como es,con suparpadeode ojosy su cara
enfurruñada,ese inquilinosilenciosome agradamásque cualquieraotro,
y no me corre prisadesahuciarlo.Conserva,comoantesde habitarioyo,
toda laparte altadel molinoconuna entradapor el tejado;yome
reservolaplantabaja,una piececitaenjalbegadaconcal,con la bóveda
rebajadacomoel refectoriode unconvento.
* * * * *
Desde ellaescriboconlapuertaabiertade par en par,y un sol
espléndido.
Un hermosobosque de pinos,chispeante de luces,se extiendeante mí
hasta el pie del repecho.Enel horizonte destácanse lasagudas
cresteríasde los Alpilles.Nose percibe el ruidomás insignificante.A
losumo,de tarde entarde,el sonidode un pífanoentre losespliegos,
un collarónde mulasenel camino.Todoese magníficopaisaje provenzal
sólovive porla luz.
Y actualmente,¿cómohe de echar de menosese Parísruidosoy obscuro?
¡Estoytan bienenmi molino!Este esel rinconcitoque yoanhelaba,un
rinconcitoperfumadoycálido,amil leguasde losperiódicos,de los
cochesde alquiler,de laniebla.¡Ycuántaslindascosasme rodean!No
hace másde unasemanaque me he instalado aquí,y tengollenayala
cabezade impresionesyrecuerdos.Ayertarde,pornoir más lejos,
presencié el regresode losrebañosauna_masía_ situadaal pie de la
cuesta,y lesjuroque no cambiaría ese espectáculoportodoslos
estrenosque hayantenidoustedesenestasemanaenParís.Y si no,
juzguen.
Sabrán que enProvenzase acostumbraenviarel ganadoa losAlpescuando
lleganloscalores.Brutosypersonaspermanecenallíarribadurante
cinco o seismeses,alojadosal sereno,conhierbahastala alturadel
vientre;después,cuandoel otoñoempiezaarefrescarlaatmósfera,
vuelvenabajara la _masía_, y vueltaarumiar burguesmente losgrises
altozanosperfumadosporel romero.Quedábamosenque ayertarde
regresabanlosrebaños.Desde porlamañanaesperabael zaguán,de par
enpar abierto,y el suelode losapriscoshabíasidoalfombradode paja
fresca.De horaen hora exclamabalagente:«AhoraestánenEyguières,
ahora enel Paradón.» Luego,repentinamente,alacaída de latarde,un
gritogeneral de ¡ahí están!y alláabajo,enlontananza,veíamos
avanzar el rebañoenvueltoenunaespesanube de polvo.Todoel camino
parece andar con él.Los viejosmoruecosvienenavanguardia,conlos
cuernoshaciaadelante yaspectomontaraz;sigue a éstos el gruesode
loscarneros,las ovejasalgofatigadasyloscorderosentre laspatas
de sus madres,lasmulascon perendenguesrojos,llevandoenseroneslos
lechalesde undía,meciéndolosal andar;enúltimotérmino,losperros,
sudorososycon la lengua colgante hastael suelo,ydosrabadanes,
grandísimostunos,envueltosenmantasencarnadas,que lescaenamodo
de capas hasta lospies.
Desfilaeste cortejoante nosotrosalegrementeyse precipitaenel
zaguán,pateandocon unruidode chaparrón.Es dignode ver el
movimientode asombroque se produce entodala casa. Los grandespavos
realesde colorverde yoro, de cresta de tul,encaramadosensus
perchashan conocidoa losque lleganylosrecibenconuna estridente
trompetería.Las avesde corral, reciéndormidas,se despiertan
sobresaltadas.Todoel mundoestáenpie:palomas,patos,pavos,
pintadas.El corral anda revuelto:lasgallinashablande pasarenvela
la noche.Diríase que cada carnero ha traído entre lalana,juntamente
con un silvestrearomade losAlpes,unpocode ese aire vivode las
montañasque embriagayhace bailar.
En mediode esaalgarabía, el rebañopenetraensuyacija.Nadatan
hechicerocomoesainstalación.Losborregosviejosenternécenseal
contemplarde nuevosuspesebres.Loscorderos,loslechales,losque
nacierondurante el viaje ynuncahan vistolagranja, miranenderredor
con extrañeza.
Peroesmucho más enternecedorel verlosperros,esosvalientesperros
de pastor, atareadísimostrasde sus bestiasysinatendera otra cosa
más que a ellasenla_masía_. Aunque el perrode guardalosllamadesde
el fondode su nicho,ypor más que el cubo del pozo,rebosandode agua
fresca,leshace señas,ellosse nieganaverni a oír nada, mientrasel
ganadono esté recogido,pasadalatranca tras de la puertecillacon
postigo,ylospastoressentadosalrededorde lamesaenla salabaja.
Sóloentoncesconsientenenirse alaperrera,y allí,mientraslamensu
cazuelade sopa,refierenasuscompañerosde la granjalo que hanhecho
enlo altode la montaña:un paisaje tétricodonde haylobosygrandes
plantasdigitalespurpúreascoronadasde frescorocíohasta el borde de
sus corolas.
LA DILIGENCIA DE BEAUCAIRE
En el mismodía de mi llegadaaquí,había tomadola diligenciade
Beaucaire,unagran carraca viejaydestartaladaque nonecesita
recorrermucho caminopara regresara casa, peroque se paseacon
lentitudatodololargo de la carreterapara hacerse,porla noche,la
ilusiónde que vienede muylejos.Íbamoscincoenlabaca,ademásdel
conductor.
Un guarda de Camargue,hombrecillorechonchoyvelludo,que trascendíaa
montaraz,con ojossaltonesinyectadosde sangre yconaretesde plata
enlas orejas;despuésdosboquereuses,untahoneroysuyerno,los dos
muyrojos,con mucho jadeo,perode magníficosperfiles,dosmedallas
romanascon la efigie de Vitelio.Finalmente,enladelanterayjuntoal
conductor,un hombre,opor decirmejor,ungorro, unenorme gorro de
piel de conejo,quiennodecíanadade particularymiraba el caminocon
aspectode tristeza.
Todosaquellosviajerosse conocíanunosa otros, y hablabande sus
asuntosenvoz alta,con mucha libertad.El camarguésreferíaque
regresabade Nimes,citadoporel juezde instrucciónconmotivode un
garrotazo que había dadoa unpastor. En Camargue tienensangre viva.
¿Puesyen Beaucaire?¿Nopretendíandegollarsenuestrosdosboquereuses
a propósitode laVirgenSantísima?Parece serque el tahoneroerade
una parroquiadedicadade muchotiempo atrása NuestraSeñora,a la que
losprovenzalesconocenporel piadosonombre de laBuenaMadre y que
llevaenbrazosal NiñoJesús;el yerno,porel contrario,cantaba ante
el facistol de unaiglesiareciénconstruidayconsagradaa la
InmaculadaConcepción,esahermosaimagenrisueñaque se representacon
losbrazos colgantesydespidiendorayosde luzlasmanos.De ahí
procedíala inquina.Merecíaverse cómose trataban esosdos buenos
católicosy cómoponían a sus patronascelestiales.
--¡Estábuenatu Inmaculada!
--¡Puesmiraque tuSanta Madre!
--¡Buenaslascorriólatuya enPalestina!
--¡Yla tuya,tan horrorosa!¿Quiénsabe loque habrá hecho?Que lodiga
si no San José.
Para creerse enel puertode Nápoles,nofaltabamásque verrelucirlas
navajas,y a fe mía, creo que efectivamentelateológicadisputahubiera
parado eneso,si el conductor nohubieraintervenido.
--Déjennosenpazconsus vírgenes--dijoriéndose alos
boquereuses;--todoesosonchismesde mujeres,yenlosque los hombres
no debenintervenir.
Cuandoconcluyóhizorestallarlatrallacon unmohín escépticoque
afilióasu opiniónatodoslosviajeros.
* * * * *
La discusiónestabaterminada,pero,disparadoyael tahonero,
necesitabadesahogarseconalguien,ydirigiéndoseal infelizdel
gorro, silenciosoytriste enunrincón,preguntole conaire picaresco.
--Amolador,¿ytumujer?¿Porqué parroquiaestá?
Es necesariocreerque estafrase tendríauna intenciónmuycómica,
puestoque enla baca todoel mundose rió a carcajadas. El amoladorno
se reía. Al ver esto,el tahonerodirigiose amí.
--¿Noconoce usted,caballero,alamujerdel amolador?¡Vayaconla
picaruelade lafeligresa!EnBeaucaire noexistendoscomoella.
Redobláronse lasrisas.El amoladornose movió,limitándoseadeciren
vozbaja, sinalzar lacabeza:
--Cállate, tahonero.
Peroal demoniodel tahoneronole acomodabael callarse,yprosiguió
acentuandolaburla:
--¡Cáspita!Nopuede quejarse el camarada de tenerunamujerasí. Nohay
mediode aburrirse conellauninstante.¡Figúrese usted!Unahermosa
que se hace robar cada seismeses,siempre tendráalgoque referir
cuandovuelve.Puesesigual.¡Bonitohogardoméstico!Imagínese usted,
señor,que todavíano hacía un añoque estabancasados cuando¡paf!va
la mujeryse largaa España conun vendedorde chocolate.El esposose
quedasolitoenlacasa gimoteandoybebiendo.Estabacomoloco.Después
de algúntiemporegresóal país la hermosa,vestidade española,conuna
panderetade sonajas.Todosle decíamos:
--Ocúltate,porque te vaa matar.
Que si quieres,¡matar!Volvieronaunirse muytranquilos,yellale ha
enseñadoatocar la pandereta.
Hubo unanuevaexplosiónde risas.Sinlevantarlacabeza, murmuróde
nuevoel amoladordesde surincón:
--Cállate, tahonero.
Peroéste nohizocaso, y continuó:
--¿Pensaráusted,señor,que sindudaal volverde Españapermaneció
quietalahermosa?¡Quia!¡Que si quieres!¡Sumaridohabíatomado
aquellocontantacalma! Eso la animópara volveralas andadas.Después
del español,hubounoficial,aéste siguióunmarinerodel Ródano,más
tarde un músico,después,¡qué sé yo!Ylomás notable del casoesque
a cada escapatoriase representabalamismacomediay con igual aparato.
La mujerse marcha,el maridolloraque se laspela,vuelve ella,
consuélase él.Ysiempre se lallevan,ysiempre larecobra.¡Yave
ustedsi necesitatenerpacienciaese marido!Debe tambiéndecirseque
la amoladoraesextraordinariamente guapa...unverdaderobocadode
cardenal,pizpireta,muymona,bienformadayademástiene lapiel muy
blancay losojos de colorde avellanaque siempre miranaloshombres
riéndose.¡Si porcasualidad,queridoparisiense,llegaustedalgunavez
a pasar por Beaucaire!...
--¡Oh,calla,tahonero,te losuplico!--volvióaexclamarel pobre
amoladorcon vozdesgarradora.
En ese instante se paróla diligencia.Estábamosenlamasía de los
Anglores.Allíse apearonlosdosboquereuses,yjuroa ustedesque no
hice nada por retenerlos.¡Tahonerofarsante!Estabayadentrodel patio
del cortijo,ytodavía se oían sus carcajadas.
* * * * *
Al salirla gente,parecióquedarse vacíalabaca. El camarguéshabíase
apeadoenArlés, el conductormarchabaa pie porla carretera,juntoa
loscaballos.El amoladory yo,cada unoensu rincónrespectivo,nos
quedamossolosalláarriba,sinchistar.Hacía calor, el cuerode la
baca echaba chispas.Pormomentossentícerrárseme losojosy que la
cabezase me ponía pesada,perome fue imposibledormir.Continuabasin
cesar zumbándome enlosoídosaquel «cállate,te losuplico»,tan
melancólicoytandulce.Tampocodormía el infeliz.Situadoyodetrásde
él,veíale estremecersesuscuadrados hombros,ysumano (unamano
paliduchayvasta) temblarsobre el respaldode labanqueta,comosi
fuerala manode unviejo.Lloraba.
--Hallegadoustedasu casa, señorparisiense--me gritóde repente el
conductorde ladiligencia,yconlafusta apuntabaa mi verde colina,
con el molinoclavadoenlacúspide comouna mariposagigantesca.
Bajé del vehículoapresuradamente.De pasojuntoal amolador,intenté
mirar másabajo de su gorro,hubiese queridoverloantesde marcharme.
Comosi hubieracomprendido mi intención,el infelizlevantóbruscamente
la cabeza,y clavandolavistaenmis ojos,me dijoconvoz sorda:
--Míreme bien,amigo,ysi oye usteddeciralgúndía que ha ocurridouna
desgraciaenBeaucaire,podráustedafirmarque conoce al autorde ella.
Su rostroestabaapagado y triste,conojospequeñosymustios.
Si en losojostenía lágrimas,enaquellavozhabíaodio.El odioesla
cólerade los pusilánimes.Enel caso de la amoladora,nolastendría yo
todasconmigo.
LA MULA DEL PAPA
Entre losinnumerablesdichosgraciosos,proverbiosoadagiosconque
adornansus discursosnuestroscampesinosde Provenza,noconozco
ningunomáspintoresconi extrañoque éste.Juntoami molinoyquince
leguasenredondo,cuandose hablade un hombre rencorosoyvengativo,
suele decirse:
«¡Note fíes de ese hombre,porque escomolamuladel Papa,que te
guarda la coz siete años!»
Durante mucho tiempohe estadoinvestigandoel origende esteproverbio,
qué quería deciraquellode lamulapontificiay esacoz guardadasiete
años.Nadie hapodidoinformarme aquíacerca del particular,ni siquiera
FrancetMamaï, mi tañedorde pífano,quienconoce de pe a pa las
leyendasprovenzales.Francetpiensa,lomismoque yo,que debe de ser
reminiscenciade algunaantiguacrónicadel paísde Aviñón,peronohe
oído hablarjamásde ella,sinotansóloporel proverbio.
--Sóloenlabibliotecade lasCigarraspuede ustedencontraralgún
antecedente--me dijoel ancianopífano,riendo.
No me pareciólaideacompletamentedisparatada,ycomolabibliotecade
lasCigarras estácerca de mi puerta,fui a encerrarme ochodías en
ella.
Es una bibliotecamaravillosa,admirablemente organizada,abierta
constantemente paralospoetas,yservidaporpequeñosbibliotecarios
con címbalosque no cesande dar música.Allípasé algunosdías
deliciosos,ydespuésde unasemanade investigaciones(hechasde
espaldasal suelo),descubrí,al fin,loque deseaba,esdecir,la
historiade mi mulay de esa famosacoz guardada siete años.El cuento
esbonito,aunque peque de inocente,yvoyatratar de narrarlo comolo
leíayer mañanaen unmanuscritode color del tiempo,que olíamuybien
a alhucemasecay cuyos registroseranlargoshilosde laVirgen.
* * * * *
No habiendovistoAviñónentiempode losPapas,nose ha vistonada.
Jamás existióciudadalgunatanalegre,vivayanimadacomoella,enel
ardor por losfestejos.Desdelamañanaa la noche,todoeran
procesionesyperegrinaciones,conlascallesalfombradasde flores,
empavesadascontapices,llegadasde cardenalesporel Ródano,ondeando
al vientolosestandartes,flameantesde gallardeteslasgaleras,los
soldadosdel Papaentonandoporlascallescánticosenlatín,
acompañadosde lasmatracas de losfrailesmendicantes;después,de
arriba abajode las casas que se apiñabanzumbandoalrededordel gran
palaciopapal como abejasentornode su colmena,percibíase tambiénel
tic tac de losbolillosque hacíanrandas,el vaivénde laslanzaderas
que confeccionabanlostisúesde oroparalas casullas,losmartillitos
de loscinceladoresde vinajeras,lastablasde armoníaajustadasenlos
talleresde guitarrero,lascancionesde lasurdidoras,ysobresaliendo
entre todosestosruidosel tañidode lascampanasy algunossempiternos
tamborilesque roncabanalláabajo,haciael puente.Porque entre
nosotros,cuandoel puebloestácontento,necesitaestarsiempre
bailando,ycomopor aquellostiemposlascallesde laciudaderan
excesivamenteestrechasparalafarándula,pífanosy tamboriles
situábanse enel puente de Aviñón,al vientofrescodel Ródano,ydíay
noche se estabaallí bailaque bailarás.¡Ah,qué dichosostiempos,qué
ciudadtan feliz!Alabardasque nocortaban,prisionesde Estadodonde
se ponía a refrescarel vino.Jamáshambre,nuncaguerra.He aquí cómo
gobernabana supueblolosPapasdel Condado.¡Tal esla causa de que
loseche tanto de menosel pueblo!
* * * * *
Entre todoslosPapas,merece citarse conespecialidadunoque eraun
buenviejo,llamadoBonifacio...¡Oh,qué muertemáslloradalasuya!
¡Era un príncipe tan amable,tangracioso!¡Se reía tan biendesde lo
altode sumula!Y cuandoalgunopasaba cerca de él,así fuese un
pobrete hilanderode _rubia_o el gran Vegnerde laciudad,¡le dabasu
bendicióncontantacortesía! Un verdadero«Papade Ivetot»,perode un
Ivetotde Provenza,conalgode picarescoenla risa,un tallode
mejoranaenla birreta,ysinel más insignificantetrapicheo...La
únicaJuanotaque siempre se le conocióaeste santopadre era su viña,
una viñitaplantadaporél mismoa tresleguasde Aviñón,entre los
mirtosde Château-Neuf.
Todoslos domingos,concluidaslasvísperas,el justovarónibaa
requebrarla,ycuandoestabaallíarriba sentadoal grato sol,con su
mulacerca, y enrededorsuyosuscardenalestendidosala bartola,al
pie de lascepas,entoncesmandabadestaparunfrasco de vinode su
cosecha(ese hermosovino,de colorde rubí,conocidodesde entoncesacá
por el nombre de _Château-Neufde losPapas_),ylosaboreabaa
sorbitos,mirandoenternecidoasu viña.Consumidoel frasco,al caerde
la tarde volvíase alegremente alaciudad,seguidode todasucorte,y
al atravesarel puente de Aviñón,enmediode lostamborilesyde las
farándulas,sumula,espoleadaporlamúsica,emprendíauntrotecillo
saltarín mientrasque él mismomarcabael pasode la danza con la
birreta,locual eramotivode escándaloparalos cardenales,perohacía
exclamara todoel pueblo:«¡Ah,qué granpríncipe!¡Ah,valiente Papa!»
Despuésde suviñade Château-Neuf,loque másestimabaenel mundoel
Papa erasu mula.El benditoseñorse pirrabaporaquel cuadrúpedo.
Todas lasnoches,antesde irse a la cama, ibaa ver si estaba cerrada
la cuadra,si tenía llenoel pesebre,yjamásabandonabalamesasin
hacer prepararensu presenciaungran ponche de vinoa la francesa,con
muchoazúcar y aromas,que él mismollevabaasumula,a despechode las
observacionesde loscardenales...Esnecesariodecirtambiénque la
bestiavalíala pena.Era una hermosamulanegrasalpicadade alazán,
firme de piernas,de pelolustroso,grupaanchay redonda,que llevaba
erguidalaenjutacabecitaguarnecidatodaellade perendengues,lazos,
cascabelesde plata,borlillas;ademásde estasbuenascualidades,
reunía otrasque el Papa no apreciabamenos:eradulce comoun ángel,
de cándidomirar y con unpar de orejaslargasen constante bamboleo,
que le daban aspectobonachón...TodoAviñónlarespetaba,ycuando
pasaba porlas callesnohabía agasajosque no se le hiciesen,pues
todossabían que ése era el mejormediode serbienquistoenlacorte,
y que con su aire inocente,lamuladel Papahabíaconducidoa más de
unoa la fortuna.Pruebade elloTistetVédène ysumaravillosa
aventura.
Era al principioeste TistetVédèneundescaradogranuja,aquiensu
padre Guy Védène,el escultorenoro,se había vistoenlanecesidadde
arrojar de su casa, porque ademásde que no queríatrabajar, maleabaa
losaprendices.Durante seismesesviósele arrastrarsusayo portodos
losarroyos de lascallesde Aviñón,peroprincipalmente hacialaparte
próximaal palaciopapal;porque el pícaro tenía desde muchotiempo
antessus ideasrespectoalamula del Papa,y vana verque no iba
descaminado...Undía que SuSantidadse paseabaa solasbajo las
murallasconsu bestia,se le acerca de buenasa primerasmi Tistety
le dice,juntandolasmanoscon ademánde asombro:
--¡Ah,Diosmío,gran Padre Santo,hermosamula tiene!...Permítame
VuestraSantidadque lacontemple unpoco...¡Ah,Papamío,qué mulatan
maravillosa!...El emperadorde Alemanianotiene otratal.
Y la acariciaba,y le decía dulcemente comoauna señorita:
--Venacá,alhaja,tesoro,mi perlafina...
Y el buenodel Papa,enternecido,decíaparasus adentros:
--¡Qué guapomozo!...¡Qué cariñosoestáconmi mula!
¿Y sabenustedesloque ocurrióal siguiente día?TistetVédène cambió
su viejotabardoamarilloporunapreciosaalbade encajes,unacapa de
coro de seda violeta,unoszapatosconhebillas,e ingresóenla
escolaníadel Papa,donde antesde él nohabían podidoingresarmásque
loshijosde noblesysobrinosde cardenales...¡He ahílo que esla
intriga!...PeroTistetnoparóahí.
Protegidoyapor el Papay al serviciode éste,el bribonzuelocontinuó
la farsaque tan bienle había salido.Insolente contodoel mundo,
sólotenía atencionesymiramientosconlamula,ysiempre andabapor
lospatiosdel palacioconun puñadode avenao una gavillade zulla,
cuyosrosadosracimos sacudía graciosamente mirandoal balcóndel Padre
Santo,como quiendice:«¡Jem!...¿Paraquiénesesto?»
Tantas cosas hizo,que a lapostre el buenodel Papa,que se sentía
envejecer,le confióel cuidadode vigilarlacuadray llevarala mula
su ponche de vinoa la francesa;locual movíaya a risaa los
cardenales.
* * * * *
Tampoco eraestocosa de risapara lamula.Por entonces,alahora de
su vino,llegabansiemprejuntoaellacincoo seisniñosde coro,que
se metían prontoentre lapaja con su capa de color de violetaysualba
de encajes;después,al cabode unmomento,unbuenolorcaliente de
carameloy de aromas perfumabalacuadra,y aparecía TistetVédène
llevandoconprecauciónel ponche de vinoalafrancesa.Allícomenzaba
el martiriodel pobre animal.
Aquel vinoaromosoque tantole agradaba,que le daba calor,que le
ponía alas,cometíanla crueldadde traérseloallí,asu pesebre,y
hacérselorespirar;después,cuandoteníaimpregnadasenel olorlas
narices,¡me alegrode verte bueno!¡El hermosolicorde sonrosadallama
era engullidocompletamente poraquellosgranujas!...Ysi nohubieran
cometidomáscrimenque robarle el vino...Pero,todosesosseiseran
unosdiablos,encuantobebían...Unole tiraba de lasorejas,otro del
rabo; Quiquetse le encaramabaenel lomo,Bélugnetle poníasubirrete,
y ni uno solode aquellospícarospensabaque de unacorvetao de una
sarta de coces el buenodel animal hubierapodidoenviarlosatodosa
lasnubesy aunque fuese máslejos...¡Pero,no!Poralgose esla mula
del Papa,la mulade las bendicionesyde lasindulgencias...Pormuchas
travesurasque hicieranlosmuchachos,ellanose enfadaba,ysóloa
TistetVédène guardabaojeriza.Y,esclaro,cuandosentía a éste detrás
de sí, le daba comezónenloscascos, y no le faltabarazónpara ello.
¡Ese granujillade Tistethacíale unasjugarretastanfeas!¡Eran tan
cruelessusinvencionesdespuésde beber!...
¿A que noimaginanustedesloque se le ocurrióciertodía? ¡Hacerla
subircon él al campanil de laescolanía,alláarriba,arribota,a lo
más altode palacio!Y nocrean que esmentiraloque cuento;doscientos
mil provenzaleslohanvisto.Figúrenseel terrorde aquellainfortunada
mula,cuandodespuésde darvueltasunahora a ciegaspor una escalera
de caracol y habersubidono sé cuántospeldaños,encontrosede pronto
enuna plataformadeslumbrantede luz,ya mil piesdebajode ella
contemplótodounAviñónfantástico:lasbarracasdel mercadotan
pequeñascomoavellanas,lossoldadosdelPapadelante de sucuartel
como hormigasrojas,yallá abajo,sobre unhilillode plata,un
minúsculopuentecito,donde habíabailesymásbailes...¡Ah,pobre
bestia!¡Qué susto!Del gritoque soltó,retemblarontodaslasvidrieras
del palacio.
--¿Qué ocurre?¿Qué sucede?--exclamóel Papa,asomándoseal balcón
precipitadamente.
TistetVédène estabayaenel patio,fingiendoque llorabaymesándose
loscabellos:
--¡Ah, granPadre Santo,qué pasa! Puespasaque la mulade Su
Santidad...¡Diosmío!¿Qué seráde mí?... Puespasaque la mulade Su
Santidad...¡se haencaramadoal campanario!...
--Pero,¿ellasola?
--Sí,señor,excelsoPadre Santo,ellasola...¡Mire, mire,allá
arriba!...¿Ve SuBeatitudlapuntade lasorejasasomando?...Parecen
dos golondrinas...
--¡Misericordia!--exclamóel pobre Papaalzandolosojos.--¿Esque se ha
vueltoloca?¡Pero,si se va a matar! ¿Quieresbajarte,desventurada?...
¡Cáspita!Lo que esellanohubieradeseadootracosa sinobajarse...
Pero,¿pordónde?Porla escalera,nohabía ni qué pensarlo:aesas
alturasse sube,peroenlabajada haypeligrode perniquebrarse cien
veces...Yla pobre muladesconsolábase,ydandovueltasporla
plataformaconlos ojazospresadel vértigo,pensabaenTistet
Védène...
--¡Ah,miserable,si de éstaescapo...menudacozte sueltomañana
tempranito!
Con este propósitode lacoz,hacía de tripascorazón; sineso,no
hubierapodidomantenerse enpie...Al finpudoconseguirsebajarlade
alláarriba,pero nocostó poco que digamos.Fue necesariodescolgarla
enunas angarillas,concuerdasy ungato. Ya comprenderánqué
humillaciónparalamulade un Papaesode sersuspendidade aquella
altura, moviendolaspatasenel aire,comoun abejorroal cabo de un
hilo.¡Ytodo Aviñónque lamiraba!
A la infelizbestianole fue posibledormirentodalanoche.Parecíale
que daba vueltasconstantementeporaquellamalditaplataforma,siendo
el hazmerreírde toda la ciudadcongregadaabajo;luego,pensabaenese
infame TistetVédène yenlabonitacozcon que iba a obsequiarle al día
siguiente porlamañana.¡Oh,amigosmíos,vaya unacoz! Desde
Pamperigousteteníaque verse el humo...Puesbien,mientras enla
cuadra le preparabaneste magníficorecibimiento,¿sabenloque hacía
TistetVédène?Deslizábaseporel Ródanocantandoenuna galera
pontificiayse ibaa la corte de Nápolesconlacompañía de jóvenes
noblesque laciudadmandabatodoslosaños juntoa la reinaJuanapara
ejercitarse enladiplomaciayenlas buenasmaneras.Tistetnoera
noble;peroel Papadeseabaatoda costa recompensarloporloscuidados
que había tenidoconsu bestia,yespecialmenteporlaactividadque
acababa de desplegardurante laempresade salvamento.
¡Valientechascose llevólamulaal día siguiente!
--¡Ah,bandido;algose haolidoél!--pensaba,mientrassacudíacon
furiasus cascabeles.--Pero,eslomismo,¡anda,pillo!¡Cuandovuelvas
te encontraráscontu coz... te la guardo!...
Y se la guardó.
Despuésde lamarcha de Tistet,lamula del Paparecobrósu vida
sosegadaysus airesde otros tiempos.NomásQuiquetni Bélugnetenla
cuadra. Llegaronde nuevolosfelicesdíasdel vinoala francesa,y con
ellosel buenhumor,laslargassiestas,yel pasitode gavotaal cruzar
el puente de Aviñón.Sinembargo,desde suaventuradábanlemuestras
constantesde frialdadenlaciudad;losviejosmovíanlacabeza,los
niñosse reían señalandoal campanario.El buenodel Papamismono
confiabaya tantoen suamiga,y cuando se dejaballevaral extremode
echar unsueñecillosobre loslomosde ella,el domingoasuregresode
la viña,ocurríasele siempreestaconsideración:«¡Si fuesea
despertarme alláarriba,enla plataforma!» Veíaestolamula,ysufría
sinchistar;solamente cuandoenpresenciade ellase pronunciabael
nombre de TistetVédène,erguíanse suslargasorejas,yafilabaconuna
risitael hierrode suscascos en el pavimento...
Pasaronsiete años,al cabo de los cuales,TistetVédène,regresóde la
corte de Nápoles.Nohabíaconcluidotodavíael tiempode suempeñoen
ella;perohabía sabidoque el archipámpanode Sevillahabíamuerto
repentinamenteenAviñón,ycomoel cargo parecíale bueno,había
regresadomuya prisapara gestionarque se le otorgara.
Cuandoese intrigante de Védène entróenel salóndel palacio,costole
trabajoel conocerloal Santo Padre:tanto eralo que había crecidoy
engruesado.Precisoestambiéndecirque,porsuparte,el Papase
había hechoviejoyno veíabiensinantiparras.
Tistetnose acobardó.
--¡Cómo!ExcelsoPadre Santo,¿yanome conoce Su Beatitud?...Soyyo,
¡TistetVédène!
--¿Védène?...
--Sí,ya sabe...el que servíael vinofrancésa lamula.
--¡Ah!Sí... sí...ya recuerdo...¡Guapomozo,ese TistetVédène!...Y
ahora, ¿qué pretendes?
--¡Oh!Pocacosa, ExcelsoPadre Santo...Veníaasuplicarle...Ya
propósito,¿conservatodavíaSuBeatitudaquellamula?¿Yestábuena?...
¡Ah!¡Cuántome alegro!...Pues bien,veníaa solicitarlaplazadel
archipámpanode Sevilla,quienacabade morir.
--¡Archipámpanode Sevillatú!...Perosi eresmuyjoven.Pues,¿cuántos
años tienes?
--Veinteañosydosmeses,ilustre Pontífice;cincoañosjustosmásque
la mulade Su Santidad...¡Ah,benditade Dioslavaliente bestia!...
¡Si supiese SuBeatitudcuántoamabayo a aquellamula!¡Ycon qué
sentimientome acordabade ellaenItalia!...¿Me permitiráSuSantidad
que la visite?
--Sí,hijomío, lavisitarás--dijoel bueno del Papa,emocionado.--Y
puestoque tantoamas a aquel benditoanimal,nopermitoque vivaslejos
de él.Desde este díaquedasafectoa mi personaencalidadde
archipámpano...Miscardenalesgritarán,pero,¡peorparaellos!ya
estoyacostumbrado...Vuelvemañana,al salirde vísperas,yNoste
impondremoslasinsigniasde tubeneficiodelante de Nuestrocabildo,y
luego...te acompañaré aver lamula,y vendrása la viñacon nosotros
dos...¿Eh?¡Ja, ja! ¡Anda,vete!...
No esnecesariodecirlosatisfechoque iríaTistetVédène al salirdel
salóndel Solio,yconqué impacienciaaguardólaceremoniadel
siguiente día;peromuchomássatisfechae impaciente que el bribón
estabala mula.Desde el regresode Védène hastalasvísperasdel
siguiente día,lavengativabestianocesóde atiborrarse de avenay
cocear la paredcon loscascos de atrás. Tambiénel animal hacía sus
preparativosparala ceremonia...
Al día siguiente,despuésde haberse cantadovísperas,TistetVédène
hizosu entradaenel patiodel palaciopapal.En él estabantodoel
altoclero,loscardenalesconsus togasrojas,el «abogadodel diablo»
de terciopelonegro,losabadesde conventosconsuspequeñasmitras,
losmayordomosde fábricade San Agrico,lassotanas violetasde la
escolaníasinque faltarannumerososindividuosdel bajoclero,los
soldadosdel Papade gran uniforme de gala,losermitañosdel monte
Ventosoconsuscaras ferocesyel monacilloque lossigue tocandola
campanilla,loshermanosdisciplinantesdesnudosde pechoy espalda,los
floridossacristanescontogade jueces;todos,toditos,hastalosque
hacenlas aspersionesde aguabendita,yel que enciendeyel que apaga
loscirios...nadie faltabaal solemneacto...¡Ah!¡Erauna hermosa
ordenación!Campanas,petardos,sol,música,ysiempre esossonoros
tamborilesque guiabanladanzaalláabajo,enel puente de Aviñón...
Al presentarse Védèneenmediode laasamblea,suempaqueysubuen
talante produjeronunmurmullode admiración.Eraunmagnífico
provenzal,rubio,conlargoscabellosde puntasrizadasyunabarbita
corta y primerizaque parecíaformadapor vedijasde metal fino
desprendidasporel buril de supadre,el escultorenoro.Circularon
rumoresde que losdedosde la reinaJuanahabían jugadoalgunasveces
con aquellarubiabarba,y efectivamente el señorde Védèneteníael
gloriosoaspectoyel mirar abstraídode losgalanesamadospor
reinas...Aquel día,parahonrar a su nación,había sustituidosu
vestidonapolitanoporuncapisayobordadode rosas,a la provenzala,y
sobre su capillotemblabaunagranplumade ibisde Camargue.
Al entrar el archipámpano,saludógalantemente alaconcurrencia,y
dirigiose alaelevadaescalinata,donde le aguardabaSuSantidadpara
imponerle lasinsigniasde sugrado: la cuchara de boj amarilloyla
sotanade colorde azafrán.Juntoa la escaleraestabalamula,
enjaezadaydispuestaapartirpara la viña...Al pasarcerca de ella,
sonriose satisfechoTistetVédène yse detuvoparadarle doso tres
golpecitoscariñosos enlagrupa,mirandoconel rabillodel ojosi el
Papa loobservaba.La ocasiónerapropicia...Lamula tomóimpulso...
--¡Toma,alláte va, bandido!¡Sieteañoshacía que te la guardaba!
Y le soltóuna coz tan terrible,tancertera,que desde Pamperigouste se
vioel humo,una humaredade polvorubioenlaque revoloteóunapluma
de ibis...¡Esofue todoloque quedódel infortunadoTistetVédène!...
Pocas vecessonlascoces de mulatan fulminantes.Peroaquéllaerauna
mulapapal.Y además,¡figúrense ustedes!...¡Hacíanada menosque siete
años que se la guardaba!...Nohayejemplode odioseclesiásticos
semejante al mencionado.
EL FARODE LAS SANGUINARIAS
No me fue posible,pormuchosesfuerzosque hice,pegarlosojosaquella
noche.El mistral estabafurioso,yel estrépitode susgrandessilbidos
me desvelóhastael amanecer.El molinoenterocrujía,balanceando
pesadamente susaspasmutiladas,que resonabanconel cierzolomismo
que el aparejode un buque.Volabanlastejasde sudestruida techumbre.
En lontananza,lospinosapretadosque cubríanlacolinase agitaban
zumbandoentre sombras.Creyérase que erael altamar...
Esto trajo a mi memoriael recuerdode misgratosinsomniosde hace tres
años,cuando yovivía enel faro de lasSanguinarias,alláabajo,enla
costa de Córcega,a laentrada del golfode Ajaccio,otrohermosorincón
que encontré para meditaryestara solas.
Imagínense ustedesunaislarojizade aspectosalvaje,el faroenuna
punta,y enla otra una antiguatorre genovesa,donde enmi tiempo
habitabaun águila.Abajo,enlaorilladel agua,lasruinasde un
lazareto,invadidocompletamente porlashierbas;luegobarrancos,
malezas,rocasenormes,algunascabrasmontaraces,caballejoscorsos
triscandocon lascrinesal viento;finalmente,alláarriba,enla
altura,entre un torbellinode avesmarinas,lacasadel faro,con su
plataformade mamposteríablanca,donde paseabanlostorrerosde unlado
a otro, la verde puertaojival,latorrecillade hierrofundido,y
encimalagran linterna,cuyasfacetasbrillanal sol ydespidenluzaun
enmediodel día...He aquí laislade las Sanguinarias,tal comola
volvía ver enmi imaginaciónesanoche,al oír roncar mis pinos.Antes
de poseerunmolino,aquellaislaencantadaeradonde ibayoa retirarme
siempre que necesitabaaire libre ysoledad.
--¿Qué hacía allí?
Lo mismoque ahora aquí, quizámenos.Cuandosoplabanel mistral ola
tramontanacon extremadaviolencia,situábame entre dospeñascosal
borde del agua,en mediode lasgoletas,de losmirlos,de las
golondrinas,yallípermanecíatodoel día, enesa especie de estupory
deliciosoanonadamientoque lacontemplacióndelmarproduce.¿Verdad
que conocenustedesesagrataembriaguezdel alma?Nose piensa,ni se
sueña.Todoel ser se escapa,vuela,se evapora.Se eslagaviotaque se
zambulle,el polvode espumaque sobrenadaal sol entre dosolas,el
blancohumode aquel vapor-correoque desaparece enlalejanía,esa
pequeñabarcade rojovelamendedicadaala pescade corales,aquella
perlade agua, ese jirónde bruma,todo,menosunomismo...¡Oh,qué
deliciosashorasde semisueñoyde divagacioneslasque pasé enmi
isla!...
Cuandoel vientosoplabaconfuerzaimpidiéndomeestaraorillasdel
agua, me encerrabaenel patiodel lazareto,unpatiopequeñoy
melancólico,todoél perfumadoporel aromadel romeroydel ajenjo
silvestres,yallí,juntoal lienzode lasvetustasparedes,dejábame
invadirporel vago olorde abandonoy de tristezaque envueltoenlos
rayos del sol flotabaentre losaposentosde piedra,abiertosportodas
partescomo tumbasantiguas.Un portazoo un saltoligeroentre la
hierbainterrumpíade vezencuandoel silenciomonótonoque reinabaen
aquel solitariolugar:eraunacabra, que acudía a rumiaral resguardo
del viento.Al verme se deteníaabsorta,yquedábase plantadaante mí,
con aire vivaracho,loscuernosenalto,contemplándome conojos
juveniles...
El portavozde lostorrerosme llamabapara comera las cinco,y a esa
hora, porun senderitoescarpadoapicoentre losmatorrales,suspenso
encimadel mar,encaminábame lentamente al faro,volviendoacada
momentolavistahacia aquel inmensohorizontede aguay de luz,que
parecía ensancharse conforme ascendíayo.
* * * * *
El espectáculoeraencantadordesde lacima.Creoaúnveraquel
magníficocomedor,de anchaslosas,paramentosde encina,lasopade
peceshumeante enmedio,lapuertacompletamenteabiertaal blanco
terrado,y los resplandoresdel Poniente que loinundabande luz...
Allíme aguardaban siempre,parasentarse alamesa,lostorreros.Eran
tres:uno de Marsellay dosde Córcega;lostres pequeños,barbudos,con
igual rostrocurtidoy resquebrajado,e idénticogabánde pelode cabra,
perode aspectoyhumor completamente distintosyauncontrarios.
De lamanera de vivirde aquellasgentes,deducíaseal puntola
diferenciade ambasrazas.El marsellés,industriosoyvivo,siempre
atareado,enconstante movimiento,recorríalaisladesde lamañanaa la
noche,cultivando,pescando,recogiendohuevosde avesmarinas,
ocultándose entre losmatorralesparaordeñarunacabra al paso,y
siempre dispuestoahacerun alioli oa guisaralgunasopade peces.
Los corsos nose ocupabanabsolutamentenadamásque de su servicio;
considerábanse comofuncionarios,ypasabantodoel día en lacocina
jugandosiempre largaspartidasde _scopa_,sininterrumpirlasmásque
para volvera encenderlaspipasconaire grave,y para picar enla
palmade lasmanosgrandeshojasde tabaco verde con lastijeras...
Sinembargo,marsellésycorsoserantresbuenaspersonas,sencillos,
bonachones,ymuyconsideradosparacon suhuésped,aunque enel fondo
locreyeranun señormuyextraordinario.
No lesfaltabanmotivosparaopinarasí,¡porque esode encerrarse enel
faro!...¡Y ellos,que encuentrantanlargoslosdías, yson tan felices
cuandolesllegael turnode bajar a tierra!...En labuenaestación,
gozande gran venturatodoslosmeses.Diez díasde tierrafirme por
treintade faro: así loprescribe el reglamento.Peroenel inviernoy
durante losgrandestemporales,nohayreglamentosque valgan.Arrecia
el vendaval,subenlasolas,laespumablanquealasSanguinarias,ylos
torrerosde serviciopermanecenbloqueadosdosotresmeses
consecutivos,ynopocasveceshasta con circunstanciasaterradoras.
--Oigausted,señor,loque me ocurrióhace cincoaños--me referíaen
una ocasiónel viejoBartoli,mientrascomíamos;--elcasome sucedióen
estamismamesadonde estamos,unatarde de invierno,comoahora.
Aquellatarde sóloestábamosdosenel faro:uncompañerollamado
Tchéco y yo...Losdemásestabanentierra,enfermos,conlicencia,no
recuerdobien...Habíamosconcluidode comer,muytranquilos...De
repente mi camaradadejade comer, me miraun momentoconunosojos
pícaros, y ¡cataplum!se cae encimade lamesa,con losbrazos adelante.
Me acerco a él,lomuevo,lollamo:«¡Oh,Tché!...¡Oh,Tché!...» Nada:
¡estabamuerto!...¡Imagíneseustedqué susto!Másde una hora estuve
estupefactoytemblorosoante aquelcadáver;después,de pronto,me
acuerdodel faro.No tuve tiempomásque de subira la farolay
encender.Lanoche estabaya encima...¡Qué noche,caballero!El mary
el vientono teníansus vocesnaturales.Continuamente parecíame que
alguienme llamabaenlaescalera...Yademás,¡unafiebre,unased!
Nadie hubierasidocapazde hacerque yo bajara...¡Me daba tantomiedo
el difunto!Sinembargo,haciael albame animé unpoco.Llevé a mi
compañeroa su cama, le eché lasábana encima,recé algunasoracionesy
enseguidafui a hacerseñalesde alarma.
Desgraciadamente habíamargruesay de fondo:por más que llamé y
llamé,nadie acudió...Yyo a solasenel faro con mi pobre Tchéco,
¡sabe Dioshasta cuándo!Yo confiabapodertenerloconmigohastala
llegadadel barco;peroa lostres días era aún completamente
imposible...¿Cómoarreglármelas?¿Llevarlefuera?¿Enterrarlo?Laroca
era sumamente dura;yhay tantoscuervosenla isla!Me apenabael tener
que abandonarlesaquel cristiano.Entoncespensé enbajarloaunode los
departamentosdel lazareto...Todaunatarde empleé enaquellatriste
faena,yle respondoa ustedde que necesité valor...¡Mire usted,
caballero!Hoytodavía,cuando bajoa esta parte de la islaenuna tarde
de ventarrón,me parece llevaracuestasel cadáver...
¡Pobre viejoBartoli!Sudabasóloacordándose de ello.
Así pasábamoslashoras de la comida,charlandolargoy tendido:el
faro,el mar, narracionesde naufragios,historiasde bandidoscorsos...
Luego,al obscurecer,el torrerodel primercuartoencendíasu
candileja,tomabalapipa,lacalabaza,un gruesoPlutarcode cantos
rojos,únicovolumenque constituíalabibliotecade lasSanguinarias,
y desaparecíapor el fondo.Un momentodespuésoíase entodoel faroun
estrépitode cadenas,de poleas,de grandespesasde reloj alascuales
se daba cuerda.
Yo me sentabafuera,enlaterraza,durante ese tiempo.El sol,muybajo
ya, descendíacadavezcon más rapidezhaciael agua, llevándose trasde
sí todo el horizonte.Refrescabael viento,laislateñíase de color
violáceo.Porel espaciopasabajuntoamí con perezosovueloungran
pajarraco: erael águilaque acudía a guarecerse ala torre...Las
brumasdel mar subían poco a poco.Bienprontoveíase tan sóloel blanco
festónde laespumaalrededorde laisla...De pronto,porencimade mi
cabeza,surgía una gran oleadade plácidaluz.Estabaencendidoel faro.
Dejandoensombrastodala isla,el luminosohazde rayosibaa caer a
lolejosenaltamar, y allí estabayorodeadode tinieblas,bajo
aquellasgrandesondaslumínicasque apenasme salpicabanal paso...
Peroel vientoseguíarefrescando.Eranecesariorecogerse.A tientas
cerraba el grueso portóny corría lasbarras de hierro;después,y
siempre atientas,subíauna escalerillade fundición,que retemblabay
sonabacon mispasos y llegabaala cúspide del faro.Porsupuesto,allá
sí que había luz.
Imagínense ustedesunagigantescalámparaCárcel,de seisfilasde
mecheros,entornode la cual giran lentamentelasparedesde la
linterna,unascerradasporenorme lente de cristal,otrasabiertasa
una gran vidrierafijaque preservadel vientoala llama...Al entrar
me deslumbraba.Esoscobres,esosestaños,esosreflectoresde metal
blanco,esasparedesde cristal abombadoque volteabancongrandes
círculos azulados,todoese espejeo,todaesabalumbade luces,me
producían vértigosporuninstante.
A pesarde todo,mi vistase acostumbraba poco a poco a ello,
concluyendoyoporsentarme al pie mismode lalámpara,juntoal torrero
que leíasu Plutarcoenalta voz,por temora dormirse.
Alláfuera,laobscuridad,el abismo.Enel balconcilloque circundaa
la vidriera,el vientocorre aullandocomounloco.Cruje el faro,la
mar brama. En el extremode laisla,enlasrompientes,lasolas
simulanque disparancañonazos.A veces,undedoinvisible tocaenlos
vidrios:algúnave nocturnaatraída por la luz,y que se estrellala
cabezacontra el cristal.Dentrode lalinternacentelleante ycálida,
nada más que el constante chisporroteode lallama,el ruidodel aceite
cayendogota a gota,y el de lacadena que va desenrollándose,yunavoz
monótona,que salmodialavidade Demetriode Falerea.
* * * * *
Mediadala noche,levantábaseel torrero,examinabaporúltimavezsus
mechas,y bajábamos.Enla escaleranostropezábamosconel colegadel
segundocuarto,quiensubíarestregándose losojos;se le entregabala
calabaza yel Plutarco.Después,cuandonosíbamosa acostar,entrábamos
un momentoenlahabitacióndel fondo,hechaunrevoltijode cadenas,
grandespesas,depósitosde estaño,calabrotes,yallí,a la luzdel
candilejo,el torreroescribíaenel granlibrodel faro,abierto
constantemente.
_Media noche.Buque ala vistapor el horizonte.Margruesa.
Tempestad._
LA AGONIA DE LA GOLETA «LIGERA»
Puestoque el mistral noslanzólaotra noche a lacosta de Córcega,
permítanme ustedesque lesrefierauna triste historiamarítimade que
hablancon frecuencialospescadoresde poralládurante lavelada,y
acerca de lacual me ha suministradolacasualidaddatosmuy
interesantes.
Hace doso tresañosque ocurrió.
Bogaba por el mar de Cerdeña,acompañadode siete uochocarabinerosde
mar. ¡Penosoviaje paraunnovicio!Entodoel mesde marzono habíamos
disfrutadode unsolodía bueno.El vientodel Este noshabía combatido
con fierezayel mar no abonanzaba.
Una tarde, que capeábamosel temporal,nuestrabarcase refugióala
entradadel estrechode Bonifacio,enmediode unarchipiélagode
islillas.Suaspectoeratranquilizador:grandesrocaspeladas,pobladas
de aves,algunasmatas de ajenjo,espesurasde lentiscos,yacáy acullá
entre el fangoalgunosmaderosque empezabanapudrirse;pero,afe mía,
para pasar la noche eranpreferiblesesasrocassiniestrasal camarote
de una viejabarca a mediocubrir,donde entrabael oleaje comoPedro
por su casa, y con ellatuvimosque conformarnos.
Tan pronto como desembarcamosymientraslosmarinerosencendíanlumbre
para guisarla sopa de peces,me llamóel patrón,ymostrándome una
pequeñacercade piedrablanca,perdidaentre lasbrumasenel extremo
de la isla,me dijo:
--¿Quiere ustedveniral cementerio?
--¡Uncementerio,patrónLionetti!Pues,¿dónde nosencontramos?
--Enlas islasLavezzi,señor.Aquífueronenterradoslosseiscientos
hombresde lafragata _Ligera_, enel lugarmismoenque se perdióhace
diezaños...¡Pobre gente!Nosonmuy visitadosymenosmal que llegamos
nosotrospara decirlesbuenosdías,puestoque yaestamosenél...
--Conmuchogustopor mi parte,patrón.
* * * * *
¡Cuántatristezarespirael cementeriode la_Ligera_!...Loveo
todavía,con su bajotapial,su puertade hierrooxidadaydifícil de
abrir,con centenaresde crucesnegrasocultaspor la hierba.¡Ni una
corona de siemprevivas,ni unrecuerdo,nada!...¡Ah,infelicesmuertos
abandonados,cuántofríodebensentirensutumba casual!
Un momentoestuvimosallíarrodillados.El patrónrezabaenvoz alta.
Enormesgoletas,únicosguardianesdel cementerio,revoloteabansobre
nuestrascabezasconfundiendosusroncosgritosconloslamentosdel
mar.
Cuandoconcluimosde rezar,regresamostristementehaciael rincóndonde
había sidoamarrada la barca. Noperdieronel tiempolosmarineros
durante nuestraausencia.Encontramosunagran hoguerallameante
resguardadapor unpeñascoy la marmitaque humeaba.Nossentamosen
corro, con lospiesjuntosala lumbre,ybienprontotuvocada cual
sobre susrodillas,dentrode unacazuelade barro colorado,dos
rebanadasde pan morenoconmucho caldo.Nadie hablódurante lacomida:
estábamosmojados,teníamoshambre,yademáslaproximidaddel
cementerio...A pesarde tododesocupamoslascazuelas,encendimoslas
pipasy empezamosacharlarun poco. Comoesnatural,el temade nuestra
conversaciónfue la_Ligera_.
--Pero,dígame,¿cómoocurriólacatástrofe?--preguntéal patrón,quien
con la cabezaapoyadaen lasmanos,mirabala lumbre conaire pensativo.
--¿Que cómoocurrióla catástrofe?--respondiomeel buenode Lionetti,
suspirandoconamargura.--¡Ah!señor,nadiedel mundopudieradecirlo.
Todo loque sabemosesque la _Ligera_,llenade tropaspara Crimea,
había zarpado de Tolónla vísperapor latarde, conmal tiempo.De noche
todavía,empezóa arreciarel temporal.Viento,lluvia,maralborotado
como nunca.Por la mañanaamainóun pocoel viento,peroel mar
continuabatanfiero;y a todoesto,una malditabrumadel demonio,que
no permitíadistinguirunfanal a cuatro pasos.Nopuede ustedformarse
idea,señor,de lotraidorasque sonesasbrumas. Esonada importa;
nadie me quitade la cabezaque la _Ligera_ debióperderel timónde
madrugada;porque,pormuy densaque fueralabruma, sinunaavería, el
capitánno hubiese venidoaestrellarse aquí.Eraun expertomarino,a
quientodosconocíamos.Había mandadola estaciónnaval de Córcega
durante tresaños y conocía la costa tan biencomo yo,que no conozco
otra cosa.
--¿Ya qué hora se supone que se estrellóla_Ligera_?
--Debióseramediodía;sí, señor,enplenomediodía...Pero,¡cáspita!
con la brumade mar,ese plenomediodíanoeramás claro que unanoche
obscura comoboca de lobo...Unaduanerode la costa me refirióque
aquel día, habiendosalidode sucasetapara sujetarlospostigos,
próximamentealasonce y media,unaracha de vientole llevólagorra,
y exponiéndose aserllevadoél mismoporlaresaca,empezóacorrer
tras de aquéllaa cuatro patas,a lo largode laplaya.Comprenderá
ustedque a loscarabinerosnolessobra laplata y una gorra cuesta
cara. Puesbien,parece serque al levantarunmomentolacabeza nuestro
hombre,vio,muycerca de él,entre labruma,un buque de altobordoque
huía a palo seco,sotaventeandolasislasLavezzi.Este buque marchaba
con tanta velocidad,que el aduaneroapenastuvotiempode verlobien.
Sinembargo,todohace suponerque seríala _Ligera_,puestoque media
hora más tarde el pastor de lasislasoyóen estasrocas...Pero
justamente viene aquíel pastorde que le habloa usted;él mismopodrá
contarle el suceso...¡Buenosdías,Palombo!...Venacalentarte un
poco; notemas,hombre.
Acercose a nosotrostímidamente unhombre encapuchado,aquienveíayo
desde pocoantesrondar alrededorde nuestrahoguera,yal cual había
tomadopor uno de lostripulantes,puesnosabíaque hubiese pastor
algunoenla isla.
Era unviejoleproso,casi completamente idiota,atacadoporno sé qué
enfermedadescorbúticaque convertíasuslabiosenungran morro, que
no podía mirarse sinrepugnancia.Costógrantrabajohacerle entenderde
qué se trataba. Entonces,levantándose conundedoel labioenfermo,el
viejonoscontóque,enefecto,desde suchozaoyóaquel día, alrededor
de las doce,unhorrible crujidoenlaspeñas.Comotodala islaestaba
cubiertapor el agua,no había podidosalir,ysóloal siguientedíafue
cuando,al abrirla puerta,pudoverla costa llenade restosy
cadáveresarrastradoshasta allípor el mar. Espantado,huyóa toda
prisahacia su barca, para ir a Bonifacioabuscar gente.
Tomó asientoel pastor,rendidode haberhabladotanto,yel patrón
reanudósudiscurso:
--Sí,señor;este pobre viejofue quiennosavisó.Estaba casi locode
miedo,ydesde entoncestiene lacabezaapájaros.Lo ciertoes que
había motivopara ello...Figúreseustedseiscientoscadáveres
amontonadossobre laarena,revueltosconastillasde maderayjirones
de lona...¡Pobre _Ligera_!...El mar la había molidode golpe yhecho
trizasen tal forma,que el pastor Palomboapenashapodidoencontrar
entre todossusresiduosconqué hacer una empalizadaparasuchoza...
En cuanto a loshombres,desfiguradoscasi todos,espantosamente
mutilados...inspirabacompasiónel verlosasidosunosaotros,en
racimos...Allíestabanel capitánconuniforme de gala,el capelláncon
la estolaal cuello;enunrincón,entre dospeñascos,ungrumete con
losojosabiertos...parecíavivotodavía;¡pero,no!Era cosa decidida
que nadie se librara...
Al llegara este punto,el patrónse interrumpió,gritando:
--¡Tencuidado,Nardi,que se apagalalumbre!
Nardi arrojó enel braserodoso trespedazosde tablonesembreados,que
se inflamaron,yLionetti prosiguió:
--Lomás triste de estahistoriaesesto:Tres semanasantesde la
catástrofe,unapequeñacorbeta,que ibaa Crimea,lomismoque la
_Ligera_,naufragó del mismomodoycasi enel mismositio;sóloque
aquellavezpudimossalvarlatripulaciónyveinte soldadosde
ingenierosque ibanabordo...¡Esclaro,esospobrestiralíneasno
estabanensu elemento!Se lescondujoaBonifacioypermanecierondos
días con nosotrosenla _marina_...Despuésque se secaronbienyse
pusieronenpie,¡buenasnoches,buena suerte!¡RegresaronaTolón,
donde volvieronaserembarcadospara Crimea!...¿A que ustednoadivina
enqué buque?...¡Enla_Ligera_, señor!...Losvimosa todosveinte,
tumbadosentre losmuertos,enel sitiodonde nosencontramosahora...
Yo mismoconocí a un lindosargentode finosbigotes,unpisaverdede
París, a quienhabíahospedadoenmi casa y que nos había hechoreír
todoel tiempoconsus historias...Al encontrarloallí,se me partióel
corazón...¡Ah,SantaMadre!...
Y, al deciresto,el honradoLionetti sacudió,conmovido,lacenizade
su pipay se arrebujóensu capotón,dándome lasbuenasnoches...
Durante algúntiempo,continuaronhablandoamediavozlosmarineros...
Después,unatrasotra, se apagaronlas pipas...Nose pronuncióuna
palabramás...Marchose el pastorviejo...Yyo me quedé solosoñando
despierto,enmediode latripulacióndormida.
* * * * *
Impresionadoporel lúgubre relatoque acababade oír,intenté
reconstruirconla imaginaciónel pobre buque difuntoylahistoriade
estaagonía cuyos únicostestigosfueronlasavesgoletas.Algunos
detallesque me llamaronlaatención,el capitánconuniforme de gala,
la estoladel capellán,losveintesoldadosde ingenieros,ayudáronme a
adivinartodoslosdetallesdeldrama...Veíazarparde Tolónla
fragata,al obscurecer...Sale del puerto.Haymarde fondoy un viento
huracanado;peroel capitán esun valiente marino,ytodoel mundoestá
tranquiloabordo...
A la madrugada,se levantalabruma de mar. Comienzantodosa
inquietarse.Todalatripulaciónestásobre cubierta.El capitánno
abandonala toldilla...Enel entrepuente,donde vanmetidoslos
soldados,laobscuridadescompleta;laatmósferaestácalurosa.Algunos
estánenfermos,tendidossobre suspetates.El buque cabecea
horriblemente;nose puede permanecerde pie.Hablansentadosen
corrillosenel suelo,abrazándosealosbancos;es necesariogritar
para oírse.Algunosempiezanaatemorizarse...¡Noesparamenosel
caso! Sonfrecuenteslosnaufragiosenestosparajes;si no,que lo
diganlos«tiralíneas»,yloque éstosrefierenesparaasustara
cualquiera.
Especialmente,susargentoprimero,unparisiense que siempreestáde
broma,pone la carne de gallinaconsuschanzonetas.
--¡Unnaufragio!...Pues,si eslacosamás divertidaunnaufragio.
Salimosdel pasoconun bañofrío, y despuésnosconducenaBonifacio,a
comermirlosencasa del patrón Lionetti.
Y los «tiralíneas» ríe que te reirás...
De repente se oye uncrujido... ¿Qué eseso?¿Qué pasa?...
--El timónse ha ido--dice unmarinerocaladode agua,el cual cruza
corriendoel entrepuente.
--¡Buenviaje!--gritaese locode sargento;peroestoyanohace excitar
la risa.
Gran barullosobre el puente.Labrumaimpide verse.Losmarinerosvan
de un ladopara el otro horrorizados,atientas...¡Yano hay timón!No
se puede maniobrar...La_Ligera_,perdidoel rumbo,corre con tanta
velocidadcomoel viento...Entoncesescuandolave pasar el aduanero;
son lasonce y media.A proa de la fragata suenauncañonazo...¡Las
rompientes,lasrompientes!...Todoconcluyó:nohaymásesperanza,va
derechaa la costa...El capitándesciende asucamarote...Al cabode
un momento,ocupanuevamente supuestoenlatoldillaconuniforme de
gala...Ha queridoengalanarse paramorir.
En el entrepuentese contemplanansiososlossoldados,sinrechistar...
Los enfermospretendenlevantarse...el sargentitoyanose ríe...
Entoncesse abre lapuertay aparece en el umbral el capelláncon su
estola,diciendo:
--¡De rodillas,hijosmíos!
Todosobedecen.Convozatronadora,el sacerdote comienzalasprecespor
losagonizantes.
Sobrevienede prontounchoque formidable,ungrito,unosolo,una
griteríainmensa,brazostendidos,manosque se entrelazan,ojos
extraviadosenlosque se reflejaconlarapidezdel relámpagola
trágica visiónde lamuerte...
¡Misericordia!
Toda la noche lapasé lo mismo:soñando,evocando,alosdiezañosdel
suceso,el almadel pobre buque cuyosrestosme circundaban.A lolejos,
enel estrecho,rugía latempestad,latempestad;lallamade lahoguera
inclinábase aunoy otrolado con lasrachas de viento,yoía danzara
nuestrabarca juntoa las rocas, haciendocrujirlasamarras.
LOS ADUANEROS
Una viejaembarcaciónde laAduana,semicubierta,erala_Emilia_,de
Porto-Vecchio,abordode la cual hice aquel viaje lúgubrealasislas
Lavezzi.Pararesguardarse enelladel viento,de lasolasyde la
lluvia,sólohabíaunpequeñopabellónembreado,losuficientemente
amplioparacontenerescasamente unamesaydosliteras.Contan pobres
recursos,merecíanverse nuestrosmarinerosconel mal cariz del tiempo.
Chorreabanlosrostros,lasblusascaladasde agua humeabancomoropa
blancapuestaa secar enestufa,y enplenoinviernolosinfelices
pasabanasí días enteros,hastalasnochesinclusive,acurrucadosensus
mojadosasientos,tiritandoentre aquellahumedadmalsana,porque nose
podía encenderfuegoabordo,ymuchas veceseradifícil ganarla
costa...Puesbien,ni unode aquelloshombresse quejaba.Enlosmás
reciostemporales,siemprelosvi conidénticaplacidez,del mismobuen
humor.Y, no obstante,¡qué triste vidalade esoscarabinerosde mar!
Casadoscasi todosellos,conesposae hijosentierra,permanecenmeses
enterosseparadosde sufamiliadandobordadasporaquellastan
peligrosascostas,alimentándose solamente de panenmohecidoycebollas
silvestres.¡Jamásbebenvino,nuncacomencarne,porque lacarne y el
vinocuestancaros,y su sueldoessóloquinientosfrancosal año!
¡Figúrense ustedessi habráobscuridadenlachozade alláabajo,enla
_marina_, y si losniñosiránbiencalzados!...¡Nole hace!Todasesas
gentesparecencontentasconsusuerte.A popa,delante del camarote,
había un gran balde llenode aguallovida,dondelatripulacióncalmaba
la sed,yrecuerdoque,apuradoel últimobuche,cadaunode esospobres
diablossacudíasu escudillaconun¡ah!de satisfacción,unaexpresión
de bienestartancómicacomo enternecedora.
El que mostrabamás alegríay satisfacciónentre todoseraun natural de
Bonifacio,tostado,pequeñoyrechoncho,aquienllamabanPalombo.Este
pasábase el tiempocantandoaunenmediode losmayorestemporales.
Cuandoel oleaje tomabael colordel plomo,cuandoel cieloobscuropor
la cerrazónllenábase de menudogranizoyventeabantodoslaborrasca
que ibaa venir,entonces,entre el silencioabsolutoylaansiedadde a
bordo,comenzabaa canturrearla voz reposadade Palombo:
No,señor,
Es gran honor.
Es honrada Lisetay nofe...a:
Se quedaenlaalde...a...
Y por muchas que fueranlasrachas que hacían crujir el velamen,
zarandeandoe inundandolabarca,no dejabade oírse lacanción del
aduanero,balanceadacual unagaviota enla cresta de las olas.El
vientoacompañabaenocasionescondemasiadafuerza,ynose oían las
palabras;perodespuésde cadagolpe de mar, entre el murmullodel agua
que chorreaba,oíase constantemente el estribillode lacanción:
Es honrada Lisetay nofe...a:
Se quedaenlaalde...a...
Perollegóundía de vientoylluviamuyfuertes,enque yanolo oí.
Era tan extraordinarioel caso,que saqué del camarote lacabeza:
--¡Eh,Palombo!¿Nocantashoy?
Palombonorespondió.Estabainmóvil,tendidoensubanco.Me acerqué a
él.Castañeteábanle losdientes;lafiebre hacíatemblartodosucuerpo.
--Tiene una_puntura_--me dijeronafligidossuscamaradas.
Ellosllaman_puntura_a una punzadade costado,unapleuresía.Aquella
gran cerrazónplomiza,aquellabarcachorreandoagua,aquel pobre
febricitante arrebujadoenunviejocapote de cauchoque relucíabajola
lluviacomounapiel de foca:jamás he presenciadonadamáslúgubre.El
frío, el vientoyel vaivénde lasolasno tardaron enagravar en su
enfermedadal pobre aduanero.Loacometióel delirioyfue necesario
atracar.
Despuésde muchotiempoynopequeñosesfuerzos,entramosal obscurecer
enuna ensenaditaáridaysilenciosa,animadasolamenteporel vuelo
circularde algunasaves.Encuanto de la playaalcanzabala vista,
erguíanse altasrocas escarpadas,intrincadoslaberintosde arbustos
verdes,de unverde obscuroyhojasperennes.Abajo,juntoal agua,una
casita blanca,con postigosgrises,erael puestode la Aduana.Enmedio
de ese desierto,aquel edificiodel Estado,concifrascomouna gorra de
uniforme,producíaunaimpresióndesagradablede indecible malestar.El
pobre Palombofue desembarcadoallí.¡Triste asiloparaunenfermo!
Encontramosal aduanerodisponiéndose acomeral amor de la lumbre,en
compañía de su mujery sushijos.Todasaquellasgentesteníancaras
pálidas,amarillentas,grandesojossombreadosporlafiebre.Lamadre,
joventodavía,con unniñode pechosen losbrazos,estremecíase de frío
cuandohablabacon nosotros.
--Esun puestomortífero--medijoenvozbajael inspector.--Nosvemos
enla necesidadde relevaranuestrosaduaneroscadados años.La fiebre
de las marismaslosmata.
Sinembargo,se pretendíaira buscarun módico.Para encontraral más
próximoeraprecisoirhasta Sartène,esdecir,aseisu ocho leguasde
allí.¿Cómoarreglárselas?Nuestrosmarinerosestabancompletamente
extenuadosde cansancio,ynose podía enviara unode los niñostan
lejos.Entonceslamujer,inclinándose fuera,llamó:
--¡Cecco!...¡Cecco!
Y entró unmocetónmuyfornido,verdaderotipode cazadorenvedadoode
_bandito_,con su gorrode lanaparda y su gabán de pelode cabra. Al
desembarcaryame había fijadoenél,al verle sentadoalapuerta,con
su piparoja entre losdientesyunfusil entre laspiernas,pero,
ignoropor qué,había huidoal aproximarnos.Tal vezcreyóque iban
gendarmesconnosotros.Cuandoentró,ruborizose unpocolaaduanera.
--Esmi primo--nosdijo.--Nohaytemorde que éste se pierdaentre la
espesura.
Díjole despuésalgunaspalabrasenvozbaja,señalándoleel enfermo.
Inclinose el hombre sinreplicar,silbóasuperro y saliócorriendoa
todoescape,escopetaal hombro,saltandode peñaenpeñaa grandes
zancadas.
Durante,ese tiempo,losniños,que parecíanaterradosporlapresencia
del inspector,concluyeronprontode comerlascastañasy el queso
blanco.¡Y siempre agua,sóloaguaenla mesa!Sinembargo,¡hubiera
venidotanbienuntrago de vinoa los pequeños!¡Ah,miseria!Al fin,
la madre subióa acostarlos;el padre,encendiendoel farol,fuesea
inspeccionarlacosta,y nosotroscontinuamosvelandoanuestroenfermo,
que se revolvíaensu camastro cual si aun estuviese enaltamar,
zarandeadoporel oleaje.Paracalmarun poco su _puntura_,calentamos
guijarrosy ladrillos,poniéndoselosenel costado.Unao dos veces,al
acercarme a sulecho,el infelizme conoció,ypara darme lasgracias me
tendiótrabajosamentelamano,unamanazarasposa y tan ardiente como
unode aquellosladrillossacadosdel fuego.
¡Triste velada!Fuerahabíase recrudecidoel temporal al expirarel día,
y era aquellounestrépito,unadescargacerrada,unsurgiderode
espumarajos,labatallaentre lospeñascosylasaguas.Un golpe de
vientode altamar penetrabade vezencuandoen lacaleta y envolvía
nuestracasa. Conocíase por el repentinoaumentode lasllamas,que
iluminabande prontolosmohínosrostrosde losmarineros,agrupadosen
derredorde lachimeneacontemplandoel fuegoconesaplácidaexpresión
que da el hábitode las hermosasperspectivasyde loshorizontes
inmensos.También,aveces,quejábase Palombocondulzura.Entonces
volvíantodoslosojoshacia el rincónobscuro,donde el pobre compañero
estabaenel trance de la muerte,lejosde lossuyosysinayuda,y,
acongojadoslospechos,oíanse grandessuspiros.Esoestodocuanto
inspirabaaaquellostrabajadoresdel mar,pacientesydulces,el
sentimientode supropioinfortunio.Nadade sublevacionesni de
huelgas.
¡Solamente unsuspiro!Sinembargo,me equivoco.Al pasarunode ellos
por delante de mípara arrojar un haz de leñaal fuego,me dijoconvoz
baja y conmovida:
--¡Yave usted,señor,que ennuestrooficiose sufrenavecesmuchas
penas!
LOS VIEJOS
--¿Qué eseso,tíoAzam? ¿Una carta?
--Sí,señor...unacarta que viene de París.
¡Y poco orgullosoestabael buentíoAzamcon que la carta viniese de
París! Yo no. Algome decía que aquellaparisiensede lacalle de Juan
Jacobo,al caer enmi mesa tan repentinamente ytantemprano,ibaa
hacerme perdertodala mañana.Nome había equivocado,comopueden
juzgarustedesmismos.Decíaasí:
* * * * *
«Amigomío:Necesitoque me hagasunfavor.Cierrapor un día tu molino,
y ve en seguidaaEyguières,que esunlugarónque distatreso cuatro
leguasde tu residencia,unpaseo,comoquiendice.Cuandollegues,
preguntapor el conventode lashuérfanas.Pasadoel convento,verásuna
casa de unsolopiso,contiene postigosgrisesyunjardinillodetrás.
Entra sinllamar,la puertaestásiempre abierta,ycuandoentresda
muchasvocea:--¡Buenosdías,buenagente!Soyamigode
Mauricio.--Entoncesverásados viejecitos,¡oh!peroviejos,reviejos,
archiviejos,tendertelosbrazos desde el fondode susgrandessillones,
y losabrazas enmi nombre,de todocorazón,como si fuesencosatuya.
Despuéshablaránustedes;elloste preguntaránpormí,y yo seré el
únicotemade suconversación;te contaránmil chocheces,que debes
escucharsinreírte. ¿Note reirás,eh?Son misabuelos,dosserespara
quienesyosoytodasu vida,yque no me hanvistodesde hace diezaños.
¡Mira tú que diezañostienendías!Pero,¿qué quieres?Parísme ha
hechoprisionerocomoaelloslaedadavanzada.Son tan viejos,que si
viniesenaverme,se quedaríanenel camino.Afortunadamente,mi querido
molinero,andastúporahí abajo,y al abrazarte, lospobrescreeránen
ciertomodoque soy yoa quienabrazan.¡Leshe habladotantasvecesde
nosotrosy de la buenaamistadque nosune!»
* * * * *
¡Llévese el diablolabuenaamistad!Justamente aquellamañanahacía un
tiempohermoso,peropocoadecuadopararodar por loscaminos,demasiado
mistral y excesivosol,unverdaderodía de Provenza.Cuandorecibí
aquellamalditacartahabía ya elegidomi abrigoentre dosrocas,y
soñabacon pasar allí todoel día como un lagarto,inundándome de luzy
oyendocantarlos pinos.Enfin,¿qué vamosa hacerle?Cerré el molino
gruñendoycoloqué lallave debajode lagatera.Tomé el garrote y la
pipa,y eché a andar.
Llegué aEyguièrespróximamentealasdos.El villorrioestabadesierto,
todoel mundoen el campo.En losolmos,juntoa la acequia,blancosde
polvo,cantabanlascigarras como en plenoCrau.En la plazade la
Alcaldía,tomandoel sol,unasno,y enla fuente de laiglesiauna
bandadade palomas,peroni unalma a quienpreguntarporel conventode
lashuérfanas.Afortunadamente,aparecióseme de prontounahadavieja,
hilandoencuclillasarrimadaal quiciode supuerta,le expuse mi
deseo,ycomoaquellahadaera muypoderosa,nonecesitómásque
levantarlarueca,y alzose al punto ante mí, como porarte de magia,
el conventode lashuérfanas.Eraun caseróndestartaladoyobscuro,muy
satisfechode lucirsobre supórticoojival unavetustacruzde arenisca
roja,con una inscripciónlatina.Juntoaaquellacasa,vi otra más
pequeñaconpostigosgrises,yel jardíndetrás.
La conocí enseguidayentré sinllamar.
Durante toda mi vidarecordaré aquel largocorredor frescoytranquilo,
la paredpintadade colorde rosa,el jardinilloque se entreveíaenel
fondoa travésde una cortina de color,y entodoslos tablerosfloresy
violinesdescoloridos.Prodújomelamismaimpresiónque hubiera
experimentadoal entrarenlacasa de algún antiguobailíode los
tiemposde Maricastaña.Al findel pasillo,alaizquierda,poruna
puertaentornadaoíase el tic tac de unenorme reloj yuna vozinfantil,
perode niñode laescuela,que leía deteniéndose encadasílaba:
En...ton...ces...San...I...re...ne...o...ex...cla...mó:...Yo...
soy...el...tri...godel...Se...ñor...Es...ne...ce...sa...rio...
que...me...tri...tu...ren...las...mue...las...de...es...tos...
a...ni...ma...les... Acerquemeconprecauciónaaquellapuertaymiré.
Entre lacalma y la medialuzde uncuartito,un buenancianode pómulos
rojos,arrugadohasta la puntade losdedos,dormíaembutidoenun
sillón,conlaboca abiertay lasmanosen lasrodillas.A suspies,una
niñitacontraje azul,esclavinagrande ycapillopequeño,el traje de
lashuérfanas,leíala_Vidade San Ireneo_enunlibromás grande que
ella.Estalecturamilagrosahabía ejercidonotableinfluenciasobre
toda lacasa. El viejodormíaensu sillón,lasmoscasenel cieloraso
y lospájarosen susjaulas,alláabajo,enla ventana.El gran reloj
repetíacon insistenciamonótonasuacompasadotictac, tic tac. En toda
la estancianoestabadespiertonadamásque un gran haz de luzque se
filtrabaderechoyblancopor entre lospostigoscerrados,llenode
chispasvivientesyde valsesmicroscópicos.Enmediode aquel general
adormecimiento,laniñaproseguíasulecturaconaire grave:En...
se...gui...da...dos...le...o...nes...se...lan...za...ron...
so...bre...él...y...lo...de...vo...ra...ron...Enese momentoentré
yo.Los leonesde SanIreneo,entrandoprecipitadamente enlaestancia,
no hubieranproducidoallímásasombrodel que yoproduje.¡Unverdadero
efectoteatral!La pequeñaexhalaungrito,cáese el librote,
espabílanse loscanariosylasmoscas,el viejose yergue sobresaltado,
despavoridoyturbadoyomismounpoco, me paro enel umbral diciendoa
voces:
--¡Buenosdías,buenasgentes,soyamigode Mauricio!
¡Oh!Entonces,si ustedeshubieranvistoal pobre viejo,si le hubiesen
vistoprecipitarse amí,con losbrazos extendidos,abrazarme,apretarme
lasmanos,correr trastornadopor la habitación,repitiendo:
--¡Diosmío,Diosmío!
Reíansele todaslasarrugasdel rostro.Estaba rojo.Tartamudeaba.
--¡Ah,caballero!¡Ah,caballero!
Ibase despuésal fondo,llamando:
--¡Mamette!
Se abre una puerta,yse oye enel pasillountrotecitode ratón.Era
Mamette.Nadatan conmovedorcomoaquellaviejecitaconsugorro de
casco, su hábitocarmelitayel pañuelobordado,que porhonrarme tenía
enla mano,conforme a la usanzaantigua.¡Cosaenternecedora:se
parecían! Conpapalinaycosas amarillastambiénél hubierapodido
llamarse Mamette.PerolaverdaderaMamette habíadebidollorarmucho
durante su vida,yestabaaún más arrugada que la otra.También,comola
otra, teníajuntoa sí una niñadel asilode huérfanas,guardianitacon
esclavinaazul que nuncalaabandonaba,y el veresosviejosamparados
por esashuérfanas,eralomás conmovedorque puede concebirse.
Mamette,al entrar, había comenzadoporhacerme unagran reverencia;
peroel viejolaparalizóconcuatro palabras:
--Esamigode Mauricio.
Y he aquí que,al punto,tiembla,llora,pierde el pañuelo,se pone
encarnada, muyroja, aúnmás roja que él.¡Esosviejos!Laúnicagota de
sangre que tienenenlasvenas,se lessube ala cara a la máspequeña
emoción.
--¡Pronto,pronto,unasilla!--gritalaviejaasuniña.
--¡Abre lospostigos!--diceel viejoalasuya.
Y agarrándome cada cual por una mano,lleváronme de untrote ala
ventana,abiertade par enpar, para contemplarme mejor.Acercanlos
sillones,me instaloentreambosenunasillade tijera,colócanse
detrásde nosotroslas dosniñasde azul,y comienzael interrogatorio.
--¿Cómoestá?¿Qué hace?¿Porqué no ha venidoavernos?¿Estácontento?
Y patatín, y patatán.Todo estodurante doshoras.
Contesté del mejormodoposible atodaslaspreguntas,diciendoacerca
de mi amigolosdetallesque conocía,inventandodescaradamentelosque
ignoraba,y guardándome,sobre todo,de confesarque jamáshabía
reparadoensi cerrabanbiensusventanas,ode qué colorera el papel
de su cuarto.
--¡El papel de sucuarto! Es azul,señora,azul pálidoconguirnaldas.
--¿Verdad?--exclamabaconmovidalapobre vieja.
Y dirigiéndoseasumarido,agregaba:
--¡Estan buenmuchacho!...
--¡Oh,sí,es unbuenmuchacho!--repetíael otrollenode entusiasmo.
Y mientrasque yohablabahabía entre ellosmovimientosde cabeza,
sonrisitasmaliciosas,guiñosde ojos,airesde valorentendido.Obien,
el viejoque se aproximabaamí diciéndome:
--Hable ustedmásfuerte.Esunpoco sorda.
Y ellapor suparte:
--Le suplicoque hable algomásalto.Es un pocoteniente.
Yo alzabaentonceslavoz,y dábanme losdoslas gracias con una
sonrisa,yentre esaslánguidassonrisasconque se inclinabanhaciamí,
pretendiendoverenel cristal de misojoslaimagende suMauricio,
conmovíame el encontraryomismoaquellaimagen,vaga,velada,casi
imperceptible,cual si viese ami amigosonreírseme,entreunabruma,en
laslejanías.
* * * * *
El viejoyérguese repentinamenteenel sillón.
--¿A que noadivinasenqué estoypensando,Mamette?¡Quizánohabrá
almorzado!
Y Mamette,trastornada,levantandolosojosal cielo,exclama:
--¡Sinalmorzar!¡SantoDios!
Pensé que hablabantodavíade Mauricio,e iba a responderque ese buen
muchachojamás se ponía a la mesadespuésdel mediodía.Perono,eraa
mí a quiense referían.Yeran de verlas idasy venidascuandoconfesé
que todavía no me había desayunado.
--¡Enseguida,el cubierto,niñas!Lamesaenmediodel cuarto,el
mantel del domingo,losplatosde flores.Nose ríantanto, haganel
favor,y vamosde prisita.
Creoque,efectivamente,se apresuraron.Apenasenel tiemponecesario
para rompertres platos,encontrose servidoel almuerzo.
--¡Unbuenalmuercito!--me decíaMamette al conducirme alamesa;--pero
essólopara usted,porque nosotrosyacomimosestamañana.
A cualquierhoraque se visite aesospobresviejos,siempre hancomido
por la mañana.
El buenalmuercitode Mamette componíase de dosdedosde leche,unos
dátilesyuna_barquette_,una cosa parecidaa unpestiño,algoconque
alimentarse ellaysuscanarioslomenosdurante ochodías. ¡Y decirque
yo sólome engullítodasaquellasprovisiones!Así,pues,¡qué
indignaciónalrededorde lamesa!¡Cómocuchicheabanlasniñasvestidas
de azul,dándose conel codo! Y alláabajo,dentrode sus jaulas,cómo
parecían decirse loscanarios:¡Oh!¿Puesnose come ese señorde una
sentadatodoel pestiño?
Efectivamente,me locomítodo y casi sindarme cuenta de ello,
distraídocomo estabamirandoa mi alrededoraquellahabitaciónclaray
apacible,donde flotabacomounolora cosas antiguas.Loque más me
llamabalaatenciónerandos camitasde las cualesnopodía separarlos
ojos.Figurábame esoslechos,casi comodoscunas,a la hora del alba,
cuandoestánaún ocultospor susgrandescortinajesde cenefas.Danlas
tresde lamadrugada.A esa hora suelendespertarsetodoslosviejos.
El pregunta:
--¿Duermes,Mamette?
--No,querido.
--¿Verdadque Mauricioesunbuenmuchacho?
--¡Oh,sí!Es unbuenmuchacho.
Y así poco máso menos,imaginábame yo unacharlacompleta,sólocon
habervistoesasdos camitasde viejo,colocadasunajuntoa otra.
Durante este tiempoal extremoopuestode lahabitacióndesarrollábase
un drama terrible delante del armario.Tratábase de alcanzarallá
arriba,en laúltimatabla,ciertofrascode cerezasenaguardiente que
hacía diezañosque aguardabaa Mauricio,y con cuya aperturaquisieron
obsequiarme.A pesarde losruegosde Mamette,el viejose había
empeñadoenira buscar él mismolascerezas,yencaramadosobre una
silla,congran espantode sumujer,pretendíaalcanzarlo.Figúrense el
cuadro: el viejotemblaba,yempinábase;lasniñasvestidasde azul,
agarradas a la sillade éste,detrásde él Mamette,jadeante,conlos
brazostiesos,ydominandotodoestounleve aromade bergamotaque
despedíangrandespilasde ropablancaamarillentaamontonadaenel
armarioabierto.Era encantador.
Despuésde esfuerzosinauditos,consiguiose,porfin,sacardel armario
el famosofrascoy con él un antiguovasitode platacompletamente
abollado,el vasoque Mauriciousabacuandoera pequeño.Me lollenaron
de cerezashasta el borde,¡le agradabantantoa Mauriciolas cerezas!Y
al servirme el viejome murmurabaal oídocon aire golosón:
--¡Esustedmuydichosopudiendocomerlas!Mi mujeresquienlasha
preparado.Vausteda probar cosa rica.
Su mujer,¡ah!lashabía preparadoperose le había olvidadoponerlesel
azúcar. ¿Qué quieren?Lavejezvuelve aunodistraído.¡Pobre Mamette
mía! sus cerezaseranmalísimas,apesar de locual yo me lascomí todas
sinpestañear,nodejandode ellasni losrabos.
* * * * *
Cuandoconcluí de almorzar,me levanté paradespedirmede mishuéspedes.
Ellos,porsu gusto,me hubieranretenidotodavíaunrato,para hablar
de Mauricio,pero ibaatardeciendo,estabalejosel molino,yera
necesarioemprenderlamarcha.
El viejose habíapuestode pie al mismotiempoque yo.
--Mamette,trae mi sobretodo.Voyaacompañarlohastala plaza.
Mamette ensu fuero internopensabaindudablementeenque hacíaya un
poco frescopara acompañarme hastala plaza,perotuvola prudenciade
no exponersuopinión.Unicamente,mientrasle ayudabaameterse las
mangasdel sobretodo,unbonitosobretodode colorrapé conbotonesde
nácar, oí a la buenaseñoraque le decíadulcemente:
--Noregresarásmuytarde,¿verdad?
A loque él respondió,conaire picaresco:
--¡Jem!¡Jem!Nolosé.Pudieraocurrir.
Despuéscontempláronseriendo,ylasniñitasvestidasde azul,de verlos
reír, reían,y en surincón reíanse tambiénasu manera,loscanarios.
Dichosea entre nosotros,creoque el olorde las cerezaslashabía
embriagadoatodosuna miajita.
Cuandosalimosel abueloyyo,caía la tarde.La niñadel vestidoazul
nos seguíade lejos,paraacompañarloa la vuelta,peroél nolaveía,
se enorgullecíade marcharde mi brazo como unhombre.Mamette,
radiante,observabatodoestodesde el quiciode lapuerta,yal
contemplarnos,movíagraciosamentelacabezacomosi nos dijese:
«Todavíapuede andarmi marido,a pesarde los añosque tiene.»
EL SUBPREFECTOEN EL CAMPO
El señorsubprefectohasalidode expedición.Conel cocherodelante y
el lacayodetrás,el coche de la subprefecturale conduce
majestuosamente alaExposición regional de La-Combe-aux-Fées.El señor
subprefectose pusoenese díamemorable lahermosacasacabordada, el
sombreritoapuntado,el pantalónestrechogaloneadode plataylaespada
de gala con empuñadurade nácar.Descansa sobre susrodillasunagran
cartera de piel de zapa con relieves,ylacontemplaentristecido.
El señorsubprefectocontemplaentristecidosucarterade zapa estampada
enhueco;piensaenel famosodiscursoque enbreve hade pronunciar
delante del vecindariode La-Combe-aux-Fées.
--Señoresyqueridosadministrados.
Pero,aunque se atusacon insistencialasrubiasysedosaspatillas,y
repite veinte vecesconsecutivas:Señoresyqueridosadministrados,no
aciertaa continuarel discurso.
No aciertaa continuarel discurso...¡Estantoel calor que hace dentro
de aquel coche!...Hastaque se pierde enlontananza,el caminode
La-Combe-aux-Féesestállenode polvo,bajoel sol de mediodía.El aire
abrasa...y especialmentelosolmosde orillasdel camino,cubiertospor
completode blancopolvo,millaresde cigarraspasande unoa otro
árbol.El señorsubprefectose estremece repentinamente.Alláabajo,
juntoa una ladera,divisaunverde robledalque parece hacerle señas.
El bosquecillode carrascasparece hacerle señas:
--Vengaustedaquí,subprefecto;al pie de misárbolesestaráusted
perfectamenteypodrácomponersudiscurso.
El señorsubprefectoquedaseducido,apéase delcoche ydice a sus
gentesque le esperenmientrasél vaacomponersu discursoenel
pequeñorobledal.
En el bosquecillode verdescarrascashaypájaros,floresyfuentes
bajola finahierba...Al veral señorsubprefectoconsuslindos
pantalonesysucartera de zapa estampada,lasavesse atemorizany
enmudecen;lasfuentesnose atrevenameterruidoylas flores
ocúltanse entre el césped.Todaesagentecillamenudajamáshavistoa
un subprefecto,e interrógase envozbajaquiénseráese granseñorque
se paseacon pantalónde plata.
Bajo el follaje interrógaselagentecillamenudaenvozbajaquiénes
ese señorcon pantalónde plata.Mientrastantoel señorsubprefecto,
encantadocon el silencioylafrescuradel bosque,se levantalos
faldonesde lacasaca, colocasobre la hierbael sombreroapuntadoyse
sientaenel musgojuntoa una encinajoven.Luegoabre enlasrodillas
la gran cartera de piel de zapacon relievesyextrae de ellaunancho
pliegode papel ministro.
--¡Esun artista!--dicelacurruca.
--No--responde unpajarillo,--noesunartista,porque llevapantalónde
plata;peropuede serun príncipe.
--Puede serunpríncipe--repite otropajarito.
--Ni unartista,ni un príncipe--interrumpe unviejoruiseñor,que había
cantado durante unaprimaveraenlosjardinesde lasubprefectura.--Yo
loconozco: es...¡unsubprefecto!
Y por todo el bosquecillorepítese sincesar:
--¡Esun subprefecto!¡Unsubprefecto!
--¡Estámuycalvo!--observaunaalondramuymoñuda.
Las florespreguntan:
--¿Esmalapersona?
--¿Esmalapersona?--preguntanlasflores.
El viejoruiseñorcontesta:
--¡Noescompletamente malo!
Y con esta seguridad,lospájarosreanudansucanto,lasfuentesvuelven
a correr y las floresaembalsamarel aire,comosi aquel señorno
estuvieseallí.Impasibleenmediode todaaquellaagradable algarabía,
el subprefectoinvocaensu corazóna la Musa de loscomiciosagrícolas,
y lápizenristre,declamaconvoz de ceremonia:
--Señoresyqueridosadministrados...
--Señoresyqueridosadministrados--declamael subprefecto,consuvoz
ceremoniosa.
Interrumpidoporunacarcajada, vuelve lacabezayno ve más que un gran
picoverde que lomirariéndose,de patasenel sombreroapuntado.El
subprefectose encoge de hombrose intentareanudarsudiscurso;peroel
picoverde lointerrumpe,gritándoledesdelejos:
--¿Paraqué sirve eso?
--¡Cómo!¿Paraqué sirve eso?--dice el subprefecto,enrojeciendoy,
echandocon unademána aquel pájaroinsolente,prosigue amásy mejor:
--Señoresyqueridosadministrados--prosigueamás y mejorel
subprefecto.
Y he aquí que enaquel momentose yerguen haciaél lasfloresdesdela
puntade sustallos,yle dicencon dulzura:
--Señorsubprefecto,¿noadvierte ustedel gratísimoperfume que
exhalamos?
Y las fuentesle obsequianbajoel musgoconunamúsicadivina,yentre
lasramas, sobre su cabeza, bandadasde currucas le gorjeansusnotas
más sonoras,y todoel bosquecilloconspiraparaimpedirle la
composiciónde sudiscurso.
Todo el bosquecilloconspiraparaimpedirlelacomposiciónde su
discurso.
El señorsubprefecto,embriagadode aromas,ebriode música,pretende
inútilmente resistirel nuevoencantoque le invade.Colócase de codos
sobre la hierba,se desabrochalahermosacasaca,y farfullaotrasdos o
tresveces:
--Señoresyqueridosadministrados.Señoresyqueridosadminis...
Señoresy queridos...
Manda despuésapaseoa los administrados,ylaMusa de loscomicios
agrícolas vese obligadaacubrirse el rostro.
Cúbrete el rostro,¡oh,Musa de los comiciosagrícolas!Cuando,
transcurridauna hora,las gentesde lasubprefactura,intranquilospor
su señor,entranenel bosquecillo,contemplanhorrorizadosun
espectáculoque leshace retroceder.El señorsubprefecto,despechugado
como unbohemio,estabaechadobocaabajosobre la hierba.Habíase
quitadolacasaca, y mascando flores,el señorsubprefectocomponía
versos.
EL POETA MISTRAL
Al despertarme el domingoúltimoe incorporarme enel lecho,creí,por
un instante,que estabaenlacalle del Faubourg-Montmartre.Llovía;el
cieloestabagris;el molinotriste.Me espantólaideade pasaren casa
aquel día de lluvia,ysentíme al puntoansiosode ira calentarme un
poco a la de FedericoMistral,ese granpoetaque reside enMaillane,
villorrioque distatresleguasde mispinos.
Dichoy hecho:una estaca de ramo de mirto,mi Montaigne,unamanta, ¡y
al camino!
No había unalma enloscampos...NuestrahermosaProvenzacatólica
otorga losdomingosdescansoalatierra...Los perrossolosenlos
hogares,lasgranjascerradas...De vezencuando,una galerade
«ordinario» conel toldochorreando;unavieja,cubiertalacabezacon
su mantónde color de hojaseca; mulasengalanadasconguarniciónde
espartoazul y blanco,madroñosrojos,cascabelesde plata,tirandode
una carreta enlas que lasgentesde lasmasías van a misa;después,
alláabajo,por entre losjironesde labruma,una barca enel río y un
pescadorde pie,lanzandosuesparavel.
Imposible de todopuntoleerenel caminoaquel día.Llovíaa torrentes,
y la tramontanaarrojabael agua a cubosal rostro...Hice la caminata
de un tirón,y despuésde andartreshoras,percibía lapostre ante mí
lostres cipresitosenmediode loscualesguarécese delvientola
comarca de Maillane.
No andabani un gato por lascallesde la aldea;todoel mundoestabaen
misamayor.Al pasar yo delante de laiglesia,zumbabael piporro,yvi
relucirlosciriosa travésde las policromasvidrieras.
El poetahabitaal final del términomunicipal;enlapostreracasa a la
izquierda,enel caminode Saint-Remy,unacasitade unsolopiso,con
un jardíndelante...Entromuydespacio...¡Nohaynadie!Lapuertadel
salónestácerrada, perooigoque detrásde ellaandany hablanenalta
voz...Conozcomuchísimoese pasoyesa voz...Me detengouninstante en
el corredorcitoenjalbegadoconcal,puesta lamano enel pestillode la
puerta,muyemocionado.El corazónme palpita.¡Qué impresión!
Ahí está.Trabaja...¿Esperaré que termine laestrofa?¡A fe mía,tanto
peor!¡Adentro!
* * * * *
¡Ah,parisienses!Cuandoel poetade Maillane fueavisitara ustedes
para enseñara París su _Mireya_,y vierona ese Chactascon traje de
ciudad,con cuellorectoysombreroalto,que le molestabatantocomosu
gloria,creyeronque ése eraMistral...No;noera él.En todoel mundo
no haynada más que un Mistral,el que sorprendíyoel domingoúltimoen
su lugarejo,conel sombrerode fieltrode alasanchasenlaoreja,sin
chaleco,de chaquetón,consu rojafaja catalanaoprimiéndole los
riñones,brillanteslosojos,conel fuegode la inspiraciónenlas
mejillas,hermosoconsudulce sonrisa,elegante comounpastorgriego,
y caminandoligero,conlasmanosenlosbolsilloscomponiendoversos.
--¡Hola!¿Túaquí?--gritóMistral,arrojándosemede unsaltoal
cuello.--¡Québuenaideahas tenidode venir!...Justamente,hoyesla
fiestade Maillane.Tenemoslamúsicade Aviñón,toros,procesión,
farándula;estoserámagnífico...Mi madre volveráprontode misa,
almorzaremosy,después,avercómobailanlasmuchachasbonitas.
Mientrasme hablaba,miré emocionadoese saloncitode papel claro,que
hacía muchotiempoque nohabía vistoy donde he pasadoya tan hermosas
horas.Todo estabaigual.Siempre el mismosofáde cuadrosamarillos,
losdos sillonesde paja,laVenusde Milo,yla Venus de Arlésenla
chimenea,el retratodel poetaporHébert,sufotografíapor Esteban
Carjat,y en unrincón,cerca de laventana,el escritorio,unahumilde
mesitade oficial del registro,completamente atestadade librotes
viejosyde diccionarios.Enmediode esamesade despacho,habíaun
gran cuadernoabierto...Era_Calendal_,el nuevopoemade Federico
Mistral,que verála luzpúblicaeste añoel día de Navidad.Hacía siete
años que Mistral trabajabaen ese poema,ycerca de seismesesque
escribióel últimoverso;sinembargo,todavíanose decide asepararse
de él.Es claro, siempre hayunaestrofaque concluir,unarimamás
sonoraque encontrar...Aunque Mistral escribe enprovenzal,pulesus
versoscomosi todospudieranleerlosenese idiomaytenerle encuenta
sus esfuerzosde buenobrero...¡Oh,valiente poeta!De Mistral hubiera
podidotambiéndecirMontaigne:Acuérdense de aquél aquien,comole
preguntasenporqué se tomabatanto trabajoen unarte que sólopodía
llegara conocimientode reducidonúmerode personas,respondió:«Pocas
necesito.Me bastauna. Tengosuficienteconninguna.»
* * * * *
Tenía yo enlasmanos el cuadernode _Calendal_,yhojeábalo
profundamenteemocionado...Unabandade pífanos y tamborilesresonóde
repente enlacalle delante de laventana,yhe aquí Mistral que corre
al armario,saca de él vasos y botellas,colocalamesaenmediodel
salón,y abre la puertaa losmúsicos,diciéndome:
--Nodebesreírte...Vienenadarme laalborada...Soyconcejal.
La gente invadióel saloncillo.Pusieronlostamborilessobre las
sillas,laviejabanderaenunrincón,ycirculóel vinotrasañejo.
Despuésde consumiralgunasbotellasalasaludde don Federico,de
conversargravemente acercade lafiesta,de si la farándulaserátan
bonitacomo el añoanterior,de si serán bravoslostoros,vanse los
músicosa dar la alboradaa casa de losdemásregidores.Enese momento
llegalamadre de Mistral.
En un momentoponenlamesa;unhermosomantel blancoydoscubiertos.
Yo conozco lacostumbre de la casa: sé que,cuando Mistral tiene
convidados,sumadre nose sientaala mesa...La pobre ancianano habla
más que el provenzal,ypasaríagrandesangustiassi tuvieraque
conversarcon franceses...Por otraparte,hace falta enla cocina.
¡SantoDios,con qué comidamás suculentame obsequiaronaquellamañana!
Un trozo de cabrito asado,quesode monte,mostillo,higos,uvas
moscateles;todoellorociadoconese exquisito_Château-neuf de los
Papas_,de uncolor rojotan preciosoenlosvasos...
A lospostres,voya buscar el cuadernodel poemaylopongo enla mesa
delante de Mistral.
--Habíamosconvenidoensalir--dijosonriéndoseel poeta.
--¡No,no!_¡Calendal!¡Calendal!_
Mistral transige y con suvoz musical ydulce,llevandoel compásde los
versoscon lamano,empiezalalecturadel primercanto:
De una zagalaloca de amor,
Ahora que ha dichola desventura,
Cantaré,Diosmediante,unhijode Cassis,
Un desgraciadopescadorde anchoas...
Fueraoíase el tañidode lascampanas tocandoa vísperas,estallabanlos
cohetesenlaplaza,pasabany volvíana pasarpífanos y tamborilespor
lascalles.Mugían lostoros de Camargue,conducidosparala lidia.
Acodadoenel mantel,conlágrimasenlosojos,escuché lahistoriadel
pescadorcilloprovenzal.
* * * * *
Calendal essólounpescador;el amorlo transformaenhéroe...Para
conquistarel corazónde suamada, lahermosaEstérelle,acomete
empresasmilagrosas,ylosdoce trabajosde Hérculessonnadasi se
comparan con lossuyos.
Una vez,como se le ocurrierahacerse rico,inventaformidablesartesde
pescay arrastra al puertotodoslos pescadosdel mar.Otra vez,vaa
retar ensu propionidode águilasa unterrible bandidode las
gargantas de Ollionles,el conde Severan,entre susmatonesysus
rufianes...¡Valientemozomástempladoesese mocitoCalendal!Undía
tropiezaenSainte-Beaume condospartidasde artesanosque habíanido
allía ventilarsusdisputasagrandesgolpesde compás,sobre el
sepulcrodel maestroYago,unprovenzal que construyólaarmaduradel
templode Salomón,si ustedesnose enojan.Calendalse lanzaenmedio
de la carnicería y pone paza loscompañerossóloconhablarles...
¡Empresassobrehumanas!...Alláarriba,enlaspeñasde Lure,existíaun
bosque de cedrosinaccesibles,dondejamásleñadoralgunose había
atrevidoasubir.
Va Calendal ypermanece allítreintadíascompletamente solo.Durante
treintadías,óyese el ruidode su hacha,que resuenaal hundirse enlos
troncos.
Ruge la selva;unotras otro caenlosviejosárbolesgigantescosy
ruedanal fondode losabismos,ycuandoCalendal desciende,yanoqueda
ni un cedro enla montaña...
Despuésde todoy comopremiode taleshazañas,el pescadorde anchoas
obtiene el amorde Estérelle,yesnombradocónsul porloshabitantesde
Cassis.Tal es lahistoriade Calendal.Pero,¿qué importaCalendal?Lo
que vive,sobre todo,enel poema,eslaProvenza,laProvenzadel mar,
la Provenzade lamontaña,con su historia,suscostumbres,sus
tradiciones,suspaisajes,todounpueblocandorosoylibre que ha
encontradosugran poetaantesde perecer...
Y ahora, ¡tracencaminosde hierros,plantenpostestelegráficos,
expulsen lalenguaprovenzalde lasescuelas!
¡Provenzahade vivireternamenteen_Mireya_y en_Calendal_!
* * * * *
--¡Bastade poesía!--dijoMistral,cerrandosucuaderno.--Esprecisover
la fiesta.
Salimos.Todoel puebloestabaenlascalles;unramalazode cierzo
había disipadolasnubesdel cielo,que brillabaalegremente sobre las
rojastechumbres,mojadasporlalluvia.Llegamosatiempode presenciar
la procesiónque regresaba.Durante unahorafue aquellouninterminable
desfile de penitentesconcapirotes,penitentesblancos,penitentes
azules,penitentesgrises,cofradíasde mozascon velo,estandartes
rojoscon floresde oro,grandesimágenes,unasde maderadesdoradasy
conducidasencuatro hombros,yotras de loza coloridascomoídoloscon
grandesramosen la mano,capas de coro, incensarios,doselesde
terciopeloverde,crucifijosrodeadosde sedablanca;todoesto
flameandoal viento,entrelaluzde losciriosy ladel sol,enmedio
de salmos,de letaníasy de lascampanas, que nocesabande tocar a
rebato.
Terminadalaprocesiónycolocadosnuevamentelossantosensus
capillas,fuimosaverlostoros,más tarde losjuegosenla era,las
luchasde hombres,lostressaltos,el ahorcagato,el juegodel odre y
todoel divertidoaparatode lasfiestasprovenzales...Caíalanoche
cuandoregresamosa Maillane.Enlaplaza,frente al cafetín donde
Mistral pasa las veladasjugandosupartidaconsu amigoZidore,habían
encendidounahermosahoguera...Organizábasela farándula.Farolesde
papel recortadobrillabanportodaspartesentre laobscuridad;la
juventudtomabapuesto,yenseguida,aunredoble de lostamboriles,
comenzóalrededorde lasllamasuncorro desenfrenado,estrepitoso,que
no había de cesar entoda la noche.
* * * * *
Despuésde cenar,sumamente rendidosde cansancioparacorrerde nuevo,
subimosala alcobade Mistral.Es un modestodormitoriode campesino,
con dosgrandescamas. Las paredesnoestánempapeladas;vense
descubiertaslasvigasdel techo...Hace cuatroaños,cuandola Academia
concedióal autor de _Mireya_ el premiode tresmil francos,ocurriósele
a la señoraMistral una idea.
--¿Note parece que empapelemostualcobayle pongamoscielo
raso?--preguntóasuhijo.
--¡No,no!--repusoMistral.--Estoesel dinerode lospoetas;nose le
puede tocar.
Y el dormitoriovolvióaquedardesnudo.Peromientrasque duróel
dinerode lospoetas,losque hanacudidoa Mistral hanencontrado
abiertasu bolsa...
Me había yo llevadoala alcobael manuscritode _Calendal_,e instele
para que me leyeraotropasaje antesde dormirme.Mistral eligióel
episodiode laloza.Enpocas palabrasesel siguiente:
Celebrábase unagrancomida,nosé dónde.Ponenenlamesa una hermosa
vajillade lozade Moustiers.Enel fondode cada platohay un asunto
provenzal,dibujadoenazul sobre el vidriado;allíestácontenidatoda
la historiaregional.
Es dignode ver el hermosoamorcon que estádescritaesahermosa
vajillade loza;unaestrofapara cada plato,otrostantos pequeños
poemasde un trabajosencilloyerudito,acabadoscomounadescripción
de Teócrito.
Cuandome recitabaMistral susversosenaquellahermosalengua
provenzal,latinaenmásde sustrescuartas partes, hablada
antiguamente porlasreinasyque hoysólocomprendenlosfrailes,
admirabayo enmi fuerointernoa ese hombre.Yal pensarenel estado
ruinosoenque hallósulenguamaternay enloque con ellaha hecho,
imaginábame unode esosvetustospalaciosde lospríncipesde Baux que
se venen losAlpilles:sintecho,sinbalaustradasenlasescalinatas,
sinvidriosenlasventanas,quebradoel trébol de lasojivas,corroído
por el mohoel escudode las puertas;gallinaspicoteandoenel patiode
honor, cerdoshozandobajolas esbeltascolumnillasde lasgalerías,el
asno paciendodentrode lacapilla,donde crece lahierba,laspalomas
bebiendoenlasgrandespilasde aguabendita,rebosantesde aguade
lluvia,yfinalmente,entre esosescombrosdosotresfamiliasde
labriegosque hanconstruidochozasalrededordel vetustopalacio.
Y despuésllegaundíaen que el hijode unode esoscampesinosse
enamorade esasgrandesruinasy se indignaal verlasprofanadasde ese
modo;a toda prisaarroja el ganado fueradel patiode honor,y viniendo
ensu ayuda lashadas,por sí soloreedificalamonumental escalera,
vuelve aponertablerosenlasparedesyvidrierasenlosventanajes,
reconstruye lastorres,vuelveadorar la saladel tronoy pone enpie
el extensopalaciode otrostiempos,donde encontraronhospedaje papasy
emperatrices.
Ese palaciorestauradoeslalenguaprovenzal.
Mistral es ese hijodel campesino.
LAS NARANJAS
Las naranjastiene enParís el triste aspectode frutascaídas, que se
tomanjuntoa losárboles.Cuandollegan,enplenoinviernolluviosoy
frío, subrillante cortezaysu excesivoaroma,enestospaísesde
saboresmoderados,lesdanunaire extraño,algobohemio.Durante las
nochesde niebla,vantristemente costeandolasaceras,amontonadasen
sus carritosambulantes,al mezquinofulgorde unfarolillode papel
rojo.Un gritomonótonoydébil,perdidoentreel rodarde loscochesy
el barullode losómnibus,lessirve de escolta.
--¡A veinte céntimosnaranjasde Valencia!
Para las trescuartas partesde los parisienses,esefrutotraídode muy
lejos,de vulgarredondez,donde el árbol nohadejadonadamás que un
insignificantepedúnculoverde,participade lagolosina,de la
confitería.El papel de sedaenque está envuelto,lasfestividadesa
que acompaña,contribuyenadichaimpresión.Cuandoenerose aproxima,
sobre todo,losmillaresde naranjasesparcidasporlascalles,todas
esascáscaras arrojadasenel barro del arroyo,hacen pensarenalgún
gigantescoárbol de Navidadque sacudiesesobre Paríssusramas cuajadas
de frutas artificiales.Nohayrincónalgunodonde nose vean.Tras los
limpioscristalesde unescaparate,elegidasyadornadas;ala puertade
prisionesyasilos,entre paquetesde bizcochosypequeñosmontonesde
manzanas;delante de losperistilosde losbailesyteatroslos
domingos.Ysu exquisitoaromase confunde conel olordel gas,el
chirridode lasmamparas, el polvode lasbanquetasdel paraíso.Hasta
se olvidaque hacenfaltanaranjospara producirlasnaranjas; pues,
mientrasque lafruta nosla envíandirectamente delMediodíametidaen
cajones,el árbol de la estufadonde pasael invierno,cortado,
transformado,disfrazado,sólounavezaparece,ydurante breve tiempo,
al aire libre en lospaseospúblicos.
Para conocerbienlasnaranjases necesarioverlasenlospaísesque las
producen:enlasislasBaleares,enCerdeña,enCórcega,enArgelia,
entre el aire azul dorado,enla tibiaatmósferadel Mediterráneo.Jamás
olvidaré unbosquecillode naranjosque vi alaspuertasde Blidah.
¡Allísí que estabanhermosas!Entre el follaje obscuro,brillante,
barnizado,lasfrutasteníanel lustre de vasosde color,y dorabanel
aire que las circundabacon esaaureolade esplendorque rodeaalas
floresde tonosvivos.Algunosclarospermitíanveratravésde las
ramas lasmurallasde la reducidaciudad,el minarete de unamezquita,
la cúpulade un marabut,y enlo altola enorme masadel Atlas,verde en
su base,nevadaenlacima, comocubierta de blancaspieles,con
cabrilleos,conlablancurade copos caídos.
Estandoyo allí,una noche,porno sé qué fenómenodesconocidodesde
treintaañosatrás, aquellazonade escarchasinvernalesagitose sobre
la ciudaddormida,yBlidahse despertó transformada,empolvadade
blanco.En aquel aire argelino,tantenue ytanpuro,semejabalanieve
polvode nácar, con reflejosde plumasde pavoreal.Lomáshermosoera
el bosque de naranjos.Lasverdeshojasconservabanlanieve intactay
enhiestacomo sorbetesencimade platillosde laca,ytodoslosfrutos
espolvoreadosde escarchaofrecíanunaentonaciónsuave yespléndida,
una irradiacióndiscreta,comoel oroveladoportransparentestelas
blancas.Aquelloproducíalavagaimpresiónde unafiestade iglesia,de
sotanasrojas bajoalbasde encajes,de doradosde altaresrodeadosde
randas de hilo...
Sinembargo,mismás gratosrecuerdosenmateriade naranjasprocedende
Barbicaglia,ungran jardín juntoa Ajaccio,donde pasabayola siesta
durante lashoras de calor. Los naranjos,másaltosy espaciadosallí
que enBlidah,llegabanhastael camino,solamente separadodel huerto
por un setovivoyuna zanja.El mar, el inmensomarazul,extendíasu
vasta planicie inmediatamentedespuésdel huerto.¡Qué buenashorashe
pasadoen ese jardín!Por cimade mi cabeza,losnaranjosflorecidosy
con frutoquemabanlosaromasde susesencias.Unanaranjamadura
desprendíase del árbol,de vezencuando,cayendojuntoamí,como
aletargadapor el calor,con un ruidomate y sineco enla tierra
apelmazada.Paraapoderarme de ella,me bastabaextenderlamano.Eran
soberbiasfrutas,de unrojopurpúreoensu interior.Parecíanme
exquisitas,ydespués¡eratanhermosoel horizonte!Porentre lashojas
percibíase el mar,enespaciosazulesdeslumbradorescomotrozosde
vidriorotoque espejearanentre lasbrumasdel aire.Al mismotiempo
que eso,el movimientodel oleaje conmoviendolaatmósferaagrandes
distancias,ese acompasadomurmulloque nosmece comoenuna barca
invisible,el calor,el olorde lasnaranjas...¡Ah,qué biense podía
dormirenel huertode Barbicaglia!
No obstante,enocasiones,enel momentomásgratode la siesta,
despertábanme sobresaltadoredoblesde tambor.Eraninfelicesmúsicos
militaresque ensayabanalláabajo,enel camino.A travésde losclaros
del setobrillabael cobre de lostamboresyveía yolos grandes
mandilesblancosencimadel pantalónencarnado.Paraguarecerse unpoco
de la cegadoraluz que el polvodel caminolesenviabade reflejo
despiadadamente,situábanse lospobresdiablosjuntoal jardín,enla
breve sombradel seto.¡Yvaliente barulloel que armaban,yasfixiante
calor el que sufrían!Entonces,saliendoporfuerzade mi hipnotismo,me
entreteníaarrojándolesalgunosde esoshermososfrutosde ororojoque
pendíanal alcance de mi mano. El tambora quienapuntabase detenía.Un
minutode vacilación,unamiradaentornopara averiguarde dónde
vendríala soberbianaranjaque rodabahasta él por lazanja; recogíala
despuésconligerezaymordíaa boca llena,sinmondarlasiquiera.
Recuerdoademásque cercade Barbicaglia,yseparadosolamente poruna
tapiabaja, había un jardinillobastante extraño,que dominabayodesde
la alturaen que estaba.Era un rincónde tierra,de vulgardiseño.Sus
calles,de brillante arena,encintadasde verdísimoboj,losdos
cipresesde supuertade entrada,dábanle aparienciade unacasa de
campo marsellesa.Ni unalíneade sombra.En el fondo,unblanco
edificiode piedra,conventanas de sótanoal ras del suelo.Al pronto
creí que era una quinta;pero,despuésde mirarconmás detenimiento,la
cruz que la rematabay una inscripcióngrabadaenlapiedra,ycuyo
Cartas de mi molino - ALFONSO DAUDET
Cartas de mi molino - ALFONSO DAUDET
Cartas de mi molino - ALFONSO DAUDET
Cartas de mi molino - ALFONSO DAUDET
Cartas de mi molino - ALFONSO DAUDET
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Cartas de mi molino - ALFONSO DAUDET

  • 1. The ProjectGutenbergEBookof Cartas de mi molino,byAlphonse Daudet ThiseBookisfor the use of anyone anywhere atnocost and with almostno restrictionswhatsoever. Youmaycopy it,give itaway or re-use itunderthe termsof the Project GutenbergLicense included withthiseBookor online atwww.gutenberg.net Title:Cartasde mi molino Author:Alphonse Daudet Translator:F. Cabañas Release Date:August16,2009 [EBook#29706] Language:Spanish Character setencoding:ISO-8859-1 *** START OF THIS PROJECTGUTENBERG EBOOK CARTASDE MI MOLINO *** ProducedbyChuckGreif and the Online Distributed ProofreadingTeamathttp://www.pgdp.net
  • 2. BIBLIOTECA DE «LA NACIÓN» ALFONSODAUDET CARTASDE MI MOLINO TRADUCCIÓN DE F. CABAÑAS BUENOS AIRES 1911 Reservadoslosderechosde traducción. Imp.de LA NACIÓN.--BuenosAires
  • 3. INDICE Acta notarial Cartas de mi molino.--Instalación La Diligenciade Beaucaire La Muladel Papa El Faro de las Sanguinarias La Agoníade la goleta_Ligera_ Los Aduaneros Los Viejos El Subprefectoenel campo El PoetaMistral Las Naranjas En Milianah.--Notasde viaje La Langosta
  • 4. En Camargue: I.--LaPartida II.--LaCabaña III.--¡A laespera! IV.--Rojoyblanco V.--El Vaccarés Nostalgiade cuartel Las Emocionesde unperdigónrojo El Emperadorciegoo viaje aBavaria para buscar unatragediajaponesa: I.-- El Señorcoronel de Sieboldt II.--LaAlemaniadel Sur III.--En«Droschke» IV.--El Paísde loazul V.--Paseosobre el Starnberg VI.--LaBavaria
  • 5. VII.--El Emperadorciego ACTA NOTARIAL «Comparecióante mí,HonoratoGrapazi, notarioresidenteen Pamperigouste: »El señorGaspar Mitifio,esposode Vivette Cornille,avecindadoy residente enel lugardenominadoLosCigarrales; »Quien,porlapresente escritura,vende ytransfierecontodaslas garantías de hechoy de derecho,ylibre completamentede deudas, privilegiose hipotecas, »Al señorAlfonsoDaudet,poeta,que resideen París,aquí presente y aceptante, »Un molinoharinerode viento,situadoenel valledel Ródano,enla Provenza,sobre unaladerapobladade pinosycarrascas; cuyo molino estáabandonadodesde hace másde veinte añose inservible parala moliendaacausa de lasvidessilvestres,musgos,romerosyotras hierbasparásitasque asciendenporél hastalasaspas. »Sinembargo,apesar de su estadoruinoso,consugran rueda rota,y la
  • 6. plataformallenade hierbanacidaentre losladrillos,el señorAlfonso Daudetdeclaraconvenirle el citadomolinoy,encontrándoloaptopara servirensustrabajos de poesía,lotoma por su cuentay riesgo,ysin reclamarnada contra el vendedorporcausade lasreformasque necesitaráintroducirenél. »La ventase hace al contadoy mediante el precioconvenido,que el señorDaudet,poeta,hamostradoy colocadosobre la mesaendinero contante y sonante,cuyopreciohasidocobrado y guardadopor el señor Mitifio;todoelloavistadel notarioytestigosque suscriben,de lo cual se extiendecartade pago con reserva. »ContratoelevadoenPamperigouste,enel estudiode Honorato,estando presentesFrancetMamaï,tañedorde pífano,y Luiset,aliasel _Quique_, portadorde lacruz de lospenitentesblancos. »Loscualesfirmancon laspartesy el notario,previalectura...» CARTASDE MI MOLINO INSTALACIÓN ¡Valientesustoleshe dadoalos conejos!Acostumbradosaverdurante tanto tiempocerradalapuertadel molino,lasparedesylaplataforma invadidasporlahierba, creíanya extinguidalarazade los molineros,
  • 7. y encontrandobuenalaplaza,habíanlaconvertidoenunaespecie de cuartel general,uncentrode operacionesestratégicas,el molinode Jemmapesde losconejos.Sinexageración,lomenosveinte vi sentados alrededorde laplataforma,calentándose laspatasdelanterasenunrayo de luna,la noche enque llegué al molino.Al abrirunaventana,¡zas! todoel vivac sale de estampíaa esconderse enlaespesura,enseñando lasblancas posaderasyrabo al aire.Supongoque volverán. Otro que tambiénse sorprende muchoal verme,esel vecinodelpiso primero,unviejobúho,de siniestracatadurayrostro de pensador,el cual reside enel molinohace yamásde veinte años.Loencontré enla cámara del sobradillo,inmóvilyerguidoencimadel árbol de cama,en mediodel cascote ylas tejasque se han desprendido.Susredondosojos me miraronun instante,asombrados,y,después,despavoridoal no conocerme,echóa correr chillando.¡Hu,hu!ysacudiótrabajosamente lasalas, grisesde polvo;¡qué diablode pensadores,nose cepillan jamás!No importa,tal como es,con suparpadeode ojosy su cara enfurruñada,ese inquilinosilenciosome agradamásque cualquieraotro, y no me corre prisadesahuciarlo.Conserva,comoantesde habitarioyo, toda laparte altadel molinoconuna entradapor el tejado;yome reservolaplantabaja,una piececitaenjalbegadaconcal,con la bóveda rebajadacomoel refectoriode unconvento. * * * * * Desde ellaescriboconlapuertaabiertade par en par,y un sol espléndido. Un hermosobosque de pinos,chispeante de luces,se extiendeante mí
  • 8. hasta el pie del repecho.Enel horizonte destácanse lasagudas cresteríasde los Alpilles.Nose percibe el ruidomás insignificante.A losumo,de tarde entarde,el sonidode un pífanoentre losespliegos, un collarónde mulasenel camino.Todoese magníficopaisaje provenzal sólovive porla luz. Y actualmente,¿cómohe de echar de menosese Parísruidosoy obscuro? ¡Estoytan bienenmi molino!Este esel rinconcitoque yoanhelaba,un rinconcitoperfumadoycálido,amil leguasde losperiódicos,de los cochesde alquiler,de laniebla.¡Ycuántaslindascosasme rodean!No hace másde unasemanaque me he instalado aquí,y tengollenayala cabezade impresionesyrecuerdos.Ayertarde,pornoir más lejos, presencié el regresode losrebañosauna_masía_ situadaal pie de la cuesta,y lesjuroque no cambiaría ese espectáculoportodoslos estrenosque hayantenidoustedesenestasemanaenParís.Y si no, juzguen. Sabrán que enProvenzase acostumbraenviarel ganadoa losAlpescuando lleganloscalores.Brutosypersonaspermanecenallíarribadurante cinco o seismeses,alojadosal sereno,conhierbahastala alturadel vientre;después,cuandoel otoñoempiezaarefrescarlaatmósfera, vuelvenabajara la _masía_, y vueltaarumiar burguesmente losgrises altozanosperfumadosporel romero.Quedábamosenque ayertarde regresabanlosrebaños.Desde porlamañanaesperabael zaguán,de par enpar abierto,y el suelode losapriscoshabíasidoalfombradode paja fresca.De horaen hora exclamabalagente:«AhoraestánenEyguières, ahora enel Paradón.» Luego,repentinamente,alacaída de latarde,un gritogeneral de ¡ahí están!y alláabajo,enlontananza,veíamos avanzar el rebañoenvueltoenunaespesanube de polvo.Todoel camino
  • 9. parece andar con él.Los viejosmoruecosvienenavanguardia,conlos cuernoshaciaadelante yaspectomontaraz;sigue a éstos el gruesode loscarneros,las ovejasalgofatigadasyloscorderosentre laspatas de sus madres,lasmulascon perendenguesrojos,llevandoenseroneslos lechalesde undía,meciéndolosal andar;enúltimotérmino,losperros, sudorososycon la lengua colgante hastael suelo,ydosrabadanes, grandísimostunos,envueltosenmantasencarnadas,que lescaenamodo de capas hasta lospies. Desfilaeste cortejoante nosotrosalegrementeyse precipitaenel zaguán,pateandocon unruidode chaparrón.Es dignode ver el movimientode asombroque se produce entodala casa. Los grandespavos realesde colorverde yoro, de cresta de tul,encaramadosensus perchashan conocidoa losque lleganylosrecibenconuna estridente trompetería.Las avesde corral, reciéndormidas,se despiertan sobresaltadas.Todoel mundoestáenpie:palomas,patos,pavos, pintadas.El corral anda revuelto:lasgallinashablande pasarenvela la noche.Diríase que cada carnero ha traído entre lalana,juntamente con un silvestrearomade losAlpes,unpocode ese aire vivode las montañasque embriagayhace bailar. En mediode esaalgarabía, el rebañopenetraensuyacija.Nadatan hechicerocomoesainstalación.Losborregosviejosenternécenseal contemplarde nuevosuspesebres.Loscorderos,loslechales,losque nacierondurante el viaje ynuncahan vistolagranja, miranenderredor con extrañeza. Peroesmucho más enternecedorel verlosperros,esosvalientesperros de pastor, atareadísimostrasde sus bestiasysinatendera otra cosa
  • 10. más que a ellasenla_masía_. Aunque el perrode guardalosllamadesde el fondode su nicho,ypor más que el cubo del pozo,rebosandode agua fresca,leshace señas,ellosse nieganaverni a oír nada, mientrasel ganadono esté recogido,pasadalatranca tras de la puertecillacon postigo,ylospastoressentadosalrededorde lamesaenla salabaja. Sóloentoncesconsientenenirse alaperrera,y allí,mientraslamensu cazuelade sopa,refierenasuscompañerosde la granjalo que hanhecho enlo altode la montaña:un paisaje tétricodonde haylobosygrandes plantasdigitalespurpúreascoronadasde frescorocíohasta el borde de sus corolas. LA DILIGENCIA DE BEAUCAIRE En el mismodía de mi llegadaaquí,había tomadola diligenciade Beaucaire,unagran carraca viejaydestartaladaque nonecesita recorrermucho caminopara regresara casa, peroque se paseacon lentitudatodololargo de la carreterapara hacerse,porla noche,la ilusiónde que vienede muylejos.Íbamoscincoenlabaca,ademásdel conductor. Un guarda de Camargue,hombrecillorechonchoyvelludo,que trascendíaa montaraz,con ojossaltonesinyectadosde sangre yconaretesde plata enlas orejas;despuésdosboquereuses,untahoneroysuyerno,los dos muyrojos,con mucho jadeo,perode magníficosperfiles,dosmedallas romanascon la efigie de Vitelio.Finalmente,enladelanterayjuntoal
  • 11. conductor,un hombre,opor decirmejor,ungorro, unenorme gorro de piel de conejo,quiennodecíanadade particularymiraba el caminocon aspectode tristeza. Todosaquellosviajerosse conocíanunosa otros, y hablabande sus asuntosenvoz alta,con mucha libertad.El camarguésreferíaque regresabade Nimes,citadoporel juezde instrucciónconmotivode un garrotazo que había dadoa unpastor. En Camargue tienensangre viva. ¿Puesyen Beaucaire?¿Nopretendíandegollarsenuestrosdosboquereuses a propósitode laVirgenSantísima?Parece serque el tahoneroerade una parroquiadedicadade muchotiempo atrása NuestraSeñora,a la que losprovenzalesconocenporel piadosonombre de laBuenaMadre y que llevaenbrazosal NiñoJesús;el yerno,porel contrario,cantaba ante el facistol de unaiglesiareciénconstruidayconsagradaa la InmaculadaConcepción,esahermosaimagenrisueñaque se representacon losbrazos colgantesydespidiendorayosde luzlasmanos.De ahí procedíala inquina.Merecíaverse cómose trataban esosdos buenos católicosy cómoponían a sus patronascelestiales. --¡Estábuenatu Inmaculada! --¡Puesmiraque tuSanta Madre! --¡Buenaslascorriólatuya enPalestina! --¡Yla tuya,tan horrorosa!¿Quiénsabe loque habrá hecho?Que lodiga si no San José. Para creerse enel puertode Nápoles,nofaltabamásque verrelucirlas
  • 12. navajas,y a fe mía, creo que efectivamentelateológicadisputahubiera parado eneso,si el conductor nohubieraintervenido. --Déjennosenpazconsus vírgenes--dijoriéndose alos boquereuses;--todoesosonchismesde mujeres,yenlosque los hombres no debenintervenir. Cuandoconcluyóhizorestallarlatrallacon unmohín escépticoque afilióasu opiniónatodoslosviajeros. * * * * * La discusiónestabaterminada,pero,disparadoyael tahonero, necesitabadesahogarseconalguien,ydirigiéndoseal infelizdel gorro, silenciosoytriste enunrincón,preguntole conaire picaresco. --Amolador,¿ytumujer?¿Porqué parroquiaestá? Es necesariocreerque estafrase tendríauna intenciónmuycómica, puestoque enla baca todoel mundose rió a carcajadas. El amoladorno se reía. Al ver esto,el tahonerodirigiose amí. --¿Noconoce usted,caballero,alamujerdel amolador?¡Vayaconla picaruelade lafeligresa!EnBeaucaire noexistendoscomoella. Redobláronse lasrisas.El amoladornose movió,limitándoseadeciren vozbaja, sinalzar lacabeza: --Cállate, tahonero.
  • 13. Peroal demoniodel tahoneronole acomodabael callarse,yprosiguió acentuandolaburla: --¡Cáspita!Nopuede quejarse el camarada de tenerunamujerasí. Nohay mediode aburrirse conellauninstante.¡Figúrese usted!Unahermosa que se hace robar cada seismeses,siempre tendráalgoque referir cuandovuelve.Puesesigual.¡Bonitohogardoméstico!Imagínese usted, señor,que todavíano hacía un añoque estabancasados cuando¡paf!va la mujeryse largaa España conun vendedorde chocolate.El esposose quedasolitoenlacasa gimoteandoybebiendo.Estabacomoloco.Después de algúntiemporegresóal país la hermosa,vestidade española,conuna panderetade sonajas.Todosle decíamos: --Ocúltate,porque te vaa matar. Que si quieres,¡matar!Volvieronaunirse muytranquilos,yellale ha enseñadoatocar la pandereta. Hubo unanuevaexplosiónde risas.Sinlevantarlacabeza, murmuróde nuevoel amoladordesde surincón: --Cállate, tahonero. Peroéste nohizocaso, y continuó: --¿Pensaráusted,señor,que sindudaal volverde Españapermaneció quietalahermosa?¡Quia!¡Que si quieres!¡Sumaridohabíatomado aquellocontantacalma! Eso la animópara volveralas andadas.Después
  • 14. del español,hubounoficial,aéste siguióunmarinerodel Ródano,más tarde un músico,después,¡qué sé yo!Ylomás notable del casoesque a cada escapatoriase representabalamismacomediay con igual aparato. La mujerse marcha,el maridolloraque se laspela,vuelve ella, consuélase él.Ysiempre se lallevan,ysiempre larecobra.¡Yave ustedsi necesitatenerpacienciaese marido!Debe tambiéndecirseque la amoladoraesextraordinariamente guapa...unverdaderobocadode cardenal,pizpireta,muymona,bienformadayademástiene lapiel muy blancay losojos de colorde avellanaque siempre miranaloshombres riéndose.¡Si porcasualidad,queridoparisiense,llegaustedalgunavez a pasar por Beaucaire!... --¡Oh,calla,tahonero,te losuplico!--volvióaexclamarel pobre amoladorcon vozdesgarradora. En ese instante se paróla diligencia.Estábamosenlamasía de los Anglores.Allíse apearonlosdosboquereuses,yjuroa ustedesque no hice nada por retenerlos.¡Tahonerofarsante!Estabayadentrodel patio del cortijo,ytodavía se oían sus carcajadas. * * * * * Al salirla gente,parecióquedarse vacíalabaca. El camarguéshabíase apeadoenArlés, el conductormarchabaa pie porla carretera,juntoa loscaballos.El amoladory yo,cada unoensu rincónrespectivo,nos quedamossolosalláarriba,sinchistar.Hacía calor, el cuerode la baca echaba chispas.Pormomentossentícerrárseme losojosy que la cabezase me ponía pesada,perome fue imposibledormir.Continuabasin cesar zumbándome enlosoídosaquel «cállate,te losuplico»,tan
  • 15. melancólicoytandulce.Tampocodormía el infeliz.Situadoyodetrásde él,veíale estremecersesuscuadrados hombros,ysumano (unamano paliduchayvasta) temblarsobre el respaldode labanqueta,comosi fuerala manode unviejo.Lloraba. --Hallegadoustedasu casa, señorparisiense--me gritóde repente el conductorde ladiligencia,yconlafusta apuntabaa mi verde colina, con el molinoclavadoenlacúspide comouna mariposagigantesca. Bajé del vehículoapresuradamente.De pasojuntoal amolador,intenté mirar másabajo de su gorro,hubiese queridoverloantesde marcharme. Comosi hubieracomprendido mi intención,el infelizlevantóbruscamente la cabeza,y clavandolavistaenmis ojos,me dijoconvoz sorda: --Míreme bien,amigo,ysi oye usteddeciralgúndía que ha ocurridouna desgraciaenBeaucaire,podráustedafirmarque conoce al autorde ella. Su rostroestabaapagado y triste,conojospequeñosymustios. Si en losojostenía lágrimas,enaquellavozhabíaodio.El odioesla cólerade los pusilánimes.Enel caso de la amoladora,nolastendría yo todasconmigo. LA MULA DEL PAPA
  • 16. Entre losinnumerablesdichosgraciosos,proverbiosoadagiosconque adornansus discursosnuestroscampesinosde Provenza,noconozco ningunomáspintoresconi extrañoque éste.Juntoami molinoyquince leguasenredondo,cuandose hablade un hombre rencorosoyvengativo, suele decirse: «¡Note fíes de ese hombre,porque escomolamuladel Papa,que te guarda la coz siete años!» Durante mucho tiempohe estadoinvestigandoel origende esteproverbio, qué quería deciraquellode lamulapontificiay esacoz guardadasiete años.Nadie hapodidoinformarme aquíacerca del particular,ni siquiera FrancetMamaï, mi tañedorde pífano,quienconoce de pe a pa las leyendasprovenzales.Francetpiensa,lomismoque yo,que debe de ser reminiscenciade algunaantiguacrónicadel paísde Aviñón,peronohe oído hablarjamásde ella,sinotansóloporel proverbio. --Sóloenlabibliotecade lasCigarraspuede ustedencontraralgún antecedente--me dijoel ancianopífano,riendo. No me pareciólaideacompletamentedisparatada,ycomolabibliotecade lasCigarras estácerca de mi puerta,fui a encerrarme ochodías en ella. Es una bibliotecamaravillosa,admirablemente organizada,abierta constantemente paralospoetas,yservidaporpequeñosbibliotecarios con címbalosque no cesande dar música.Allípasé algunosdías deliciosos,ydespuésde unasemanade investigaciones(hechasde espaldasal suelo),descubrí,al fin,loque deseaba,esdecir,la
  • 17. historiade mi mulay de esa famosacoz guardada siete años.El cuento esbonito,aunque peque de inocente,yvoyatratar de narrarlo comolo leíayer mañanaen unmanuscritode color del tiempo,que olíamuybien a alhucemasecay cuyos registroseranlargoshilosde laVirgen. * * * * * No habiendovistoAviñónentiempode losPapas,nose ha vistonada. Jamás existióciudadalgunatanalegre,vivayanimadacomoella,enel ardor por losfestejos.Desdelamañanaa la noche,todoeran procesionesyperegrinaciones,conlascallesalfombradasde flores, empavesadascontapices,llegadasde cardenalesporel Ródano,ondeando al vientolosestandartes,flameantesde gallardeteslasgaleras,los soldadosdel Papaentonandoporlascallescánticosenlatín, acompañadosde lasmatracas de losfrailesmendicantes;después,de arriba abajode las casas que se apiñabanzumbandoalrededordel gran palaciopapal como abejasentornode su colmena,percibíase tambiénel tic tac de losbolillosque hacíanrandas,el vaivénde laslanzaderas que confeccionabanlostisúesde oroparalas casullas,losmartillitos de loscinceladoresde vinajeras,lastablasde armoníaajustadasenlos talleresde guitarrero,lascancionesde lasurdidoras,ysobresaliendo entre todosestosruidosel tañidode lascampanasy algunossempiternos tamborilesque roncabanalláabajo,haciael puente.Porque entre nosotros,cuandoel puebloestácontento,necesitaestarsiempre bailando,ycomopor aquellostiemposlascallesde laciudaderan excesivamenteestrechasparalafarándula,pífanosy tamboriles situábanse enel puente de Aviñón,al vientofrescodel Ródano,ydíay noche se estabaallí bailaque bailarás.¡Ah,qué dichosostiempos,qué ciudadtan feliz!Alabardasque nocortaban,prisionesde Estadodonde
  • 18. se ponía a refrescarel vino.Jamáshambre,nuncaguerra.He aquí cómo gobernabana supueblolosPapasdel Condado.¡Tal esla causa de que loseche tanto de menosel pueblo! * * * * * Entre todoslosPapas,merece citarse conespecialidadunoque eraun buenviejo,llamadoBonifacio...¡Oh,qué muertemáslloradalasuya! ¡Era un príncipe tan amable,tangracioso!¡Se reía tan biendesde lo altode sumula!Y cuandoalgunopasaba cerca de él,así fuese un pobrete hilanderode _rubia_o el gran Vegnerde laciudad,¡le dabasu bendicióncontantacortesía! Un verdadero«Papade Ivetot»,perode un Ivetotde Provenza,conalgode picarescoenla risa,un tallode mejoranaenla birreta,ysinel más insignificantetrapicheo...La únicaJuanotaque siempre se le conocióaeste santopadre era su viña, una viñitaplantadaporél mismoa tresleguasde Aviñón,entre los mirtosde Château-Neuf. Todoslos domingos,concluidaslasvísperas,el justovarónibaa requebrarla,ycuandoestabaallíarriba sentadoal grato sol,con su mulacerca, y enrededorsuyosuscardenalestendidosala bartola,al pie de lascepas,entoncesmandabadestaparunfrasco de vinode su cosecha(ese hermosovino,de colorde rubí,conocidodesde entoncesacá por el nombre de _Château-Neufde losPapas_),ylosaboreabaa sorbitos,mirandoenternecidoasu viña.Consumidoel frasco,al caerde la tarde volvíase alegremente alaciudad,seguidode todasucorte,y al atravesarel puente de Aviñón,enmediode lostamborilesyde las farándulas,sumula,espoleadaporlamúsica,emprendíauntrotecillo saltarín mientrasque él mismomarcabael pasode la danza con la
  • 19. birreta,locual eramotivode escándaloparalos cardenales,perohacía exclamara todoel pueblo:«¡Ah,qué granpríncipe!¡Ah,valiente Papa!» Despuésde suviñade Château-Neuf,loque másestimabaenel mundoel Papa erasu mula.El benditoseñorse pirrabaporaquel cuadrúpedo. Todas lasnoches,antesde irse a la cama, ibaa ver si estaba cerrada la cuadra,si tenía llenoel pesebre,yjamásabandonabalamesasin hacer prepararensu presenciaungran ponche de vinoa la francesa,con muchoazúcar y aromas,que él mismollevabaasumula,a despechode las observacionesde loscardenales...Esnecesariodecirtambiénque la bestiavalíala pena.Era una hermosamulanegrasalpicadade alazán, firme de piernas,de pelolustroso,grupaanchay redonda,que llevaba erguidalaenjutacabecitaguarnecidatodaellade perendengues,lazos, cascabelesde plata,borlillas;ademásde estasbuenascualidades, reunía otrasque el Papa no apreciabamenos:eradulce comoun ángel, de cándidomirar y con unpar de orejaslargasen constante bamboleo, que le daban aspectobonachón...TodoAviñónlarespetaba,ycuando pasaba porlas callesnohabía agasajosque no se le hiciesen,pues todossabían que ése era el mejormediode serbienquistoenlacorte, y que con su aire inocente,lamuladel Papahabíaconducidoa más de unoa la fortuna.Pruebade elloTistetVédène ysumaravillosa aventura. Era al principioeste TistetVédèneundescaradogranuja,aquiensu padre Guy Védène,el escultorenoro,se había vistoenlanecesidadde arrojar de su casa, porque ademásde que no queríatrabajar, maleabaa losaprendices.Durante seismesesviósele arrastrarsusayo portodos losarroyos de lascallesde Aviñón,peroprincipalmente hacialaparte próximaal palaciopapal;porque el pícaro tenía desde muchotiempo antessus ideasrespectoalamula del Papa,y vana verque no iba
  • 20. descaminado...Undía que SuSantidadse paseabaa solasbajo las murallasconsu bestia,se le acerca de buenasa primerasmi Tistety le dice,juntandolasmanoscon ademánde asombro: --¡Ah,Diosmío,gran Padre Santo,hermosamula tiene!...Permítame VuestraSantidadque lacontemple unpoco...¡Ah,Papamío,qué mulatan maravillosa!...El emperadorde Alemanianotiene otratal. Y la acariciaba,y le decía dulcemente comoauna señorita: --Venacá,alhaja,tesoro,mi perlafina... Y el buenodel Papa,enternecido,decíaparasus adentros: --¡Qué guapomozo!...¡Qué cariñosoestáconmi mula! ¿Y sabenustedesloque ocurrióal siguiente día?TistetVédène cambió su viejotabardoamarilloporunapreciosaalbade encajes,unacapa de coro de seda violeta,unoszapatosconhebillas,e ingresóenla escolaníadel Papa,donde antesde él nohabían podidoingresarmásque loshijosde noblesysobrinosde cardenales...¡He ahílo que esla intriga!...PeroTistetnoparóahí. Protegidoyapor el Papay al serviciode éste,el bribonzuelocontinuó la farsaque tan bienle había salido.Insolente contodoel mundo, sólotenía atencionesymiramientosconlamula,ysiempre andabapor lospatiosdel palacioconun puñadode avenao una gavillade zulla, cuyosrosadosracimos sacudía graciosamente mirandoal balcóndel Padre Santo,como quiendice:«¡Jem!...¿Paraquiénesesto?»
  • 21. Tantas cosas hizo,que a lapostre el buenodel Papa,que se sentía envejecer,le confióel cuidadode vigilarlacuadray llevarala mula su ponche de vinoa la francesa;locual movíaya a risaa los cardenales. * * * * * Tampoco eraestocosa de risapara lamula.Por entonces,alahora de su vino,llegabansiemprejuntoaellacincoo seisniñosde coro,que se metían prontoentre lapaja con su capa de color de violetaysualba de encajes;después,al cabode unmomento,unbuenolorcaliente de carameloy de aromas perfumabalacuadra,y aparecía TistetVédène llevandoconprecauciónel ponche de vinoalafrancesa.Allícomenzaba el martiriodel pobre animal. Aquel vinoaromosoque tantole agradaba,que le daba calor,que le ponía alas,cometíanla crueldadde traérseloallí,asu pesebre,y hacérselorespirar;después,cuandoteníaimpregnadasenel olorlas narices,¡me alegrode verte bueno!¡El hermosolicorde sonrosadallama era engullidocompletamente poraquellosgranujas!...Ysi nohubieran cometidomáscrimenque robarle el vino...Pero,todosesosseiseran unosdiablos,encuantobebían...Unole tiraba de lasorejas,otro del rabo; Quiquetse le encaramabaenel lomo,Bélugnetle poníasubirrete, y ni uno solode aquellospícarospensabaque de unacorvetao de una sarta de coces el buenodel animal hubierapodidoenviarlosatodosa lasnubesy aunque fuese máslejos...¡Pero,no!Poralgose esla mula del Papa,la mulade las bendicionesyde lasindulgencias...Pormuchas travesurasque hicieranlosmuchachos,ellanose enfadaba,ysóloa
  • 22. TistetVédène guardabaojeriza.Y,esclaro,cuandosentía a éste detrás de sí, le daba comezónenloscascos, y no le faltabarazónpara ello. ¡Ese granujillade Tistethacíale unasjugarretastanfeas!¡Eran tan cruelessusinvencionesdespuésde beber!... ¿A que noimaginanustedesloque se le ocurrióciertodía? ¡Hacerla subircon él al campanil de laescolanía,alláarriba,arribota,a lo más altode palacio!Y nocrean que esmentiraloque cuento;doscientos mil provenzaleslohanvisto.Figúrenseel terrorde aquellainfortunada mula,cuandodespuésde darvueltasunahora a ciegaspor una escalera de caracol y habersubidono sé cuántospeldaños,encontrosede pronto enuna plataformadeslumbrantede luz,ya mil piesdebajode ella contemplótodounAviñónfantástico:lasbarracasdel mercadotan pequeñascomoavellanas,lossoldadosdelPapadelante de sucuartel como hormigasrojas,yallá abajo,sobre unhilillode plata,un minúsculopuentecito,donde habíabailesymásbailes...¡Ah,pobre bestia!¡Qué susto!Del gritoque soltó,retemblarontodaslasvidrieras del palacio. --¿Qué ocurre?¿Qué sucede?--exclamóel Papa,asomándoseal balcón precipitadamente. TistetVédène estabayaenel patio,fingiendoque llorabaymesándose loscabellos: --¡Ah, granPadre Santo,qué pasa! Puespasaque la mulade Su Santidad...¡Diosmío!¿Qué seráde mí?... Puespasaque la mulade Su Santidad...¡se haencaramadoal campanario!...
  • 23. --Pero,¿ellasola? --Sí,señor,excelsoPadre Santo,ellasola...¡Mire, mire,allá arriba!...¿Ve SuBeatitudlapuntade lasorejasasomando?...Parecen dos golondrinas... --¡Misericordia!--exclamóel pobre Papaalzandolosojos.--¿Esque se ha vueltoloca?¡Pero,si se va a matar! ¿Quieresbajarte,desventurada?... ¡Cáspita!Lo que esellanohubieradeseadootracosa sinobajarse... Pero,¿pordónde?Porla escalera,nohabía ni qué pensarlo:aesas alturasse sube,peroenlabajada haypeligrode perniquebrarse cien veces...Yla pobre muladesconsolábase,ydandovueltasporla plataformaconlos ojazospresadel vértigo,pensabaenTistet Védène... --¡Ah,miserable,si de éstaescapo...menudacozte sueltomañana tempranito! Con este propósitode lacoz,hacía de tripascorazón; sineso,no hubierapodidomantenerse enpie...Al finpudoconseguirsebajarlade alláarriba,pero nocostó poco que digamos.Fue necesariodescolgarla enunas angarillas,concuerdasy ungato. Ya comprenderánqué humillaciónparalamulade un Papaesode sersuspendidade aquella altura, moviendolaspatasenel aire,comoun abejorroal cabo de un hilo.¡Ytodo Aviñónque lamiraba! A la infelizbestianole fue posibledormirentodalanoche.Parecíale que daba vueltasconstantementeporaquellamalditaplataforma,siendo
  • 24. el hazmerreírde toda la ciudadcongregadaabajo;luego,pensabaenese infame TistetVédène yenlabonitacozcon que iba a obsequiarle al día siguiente porlamañana.¡Oh,amigosmíos,vaya unacoz! Desde Pamperigousteteníaque verse el humo...Puesbien,mientras enla cuadra le preparabaneste magníficorecibimiento,¿sabenloque hacía TistetVédène?Deslizábaseporel Ródanocantandoenuna galera pontificiayse ibaa la corte de Nápolesconlacompañía de jóvenes noblesque laciudadmandabatodoslosaños juntoa la reinaJuanapara ejercitarse enladiplomaciayenlas buenasmaneras.Tistetnoera noble;peroel Papadeseabaatoda costa recompensarloporloscuidados que había tenidoconsu bestia,yespecialmenteporlaactividadque acababa de desplegardurante laempresade salvamento. ¡Valientechascose llevólamulaal día siguiente! --¡Ah,bandido;algose haolidoél!--pensaba,mientrassacudíacon furiasus cascabeles.--Pero,eslomismo,¡anda,pillo!¡Cuandovuelvas te encontraráscontu coz... te la guardo!... Y se la guardó. Despuésde lamarcha de Tistet,lamula del Paparecobrósu vida sosegadaysus airesde otros tiempos.NomásQuiquetni Bélugnetenla cuadra. Llegaronde nuevolosfelicesdíasdel vinoala francesa,y con ellosel buenhumor,laslargassiestas,yel pasitode gavotaal cruzar el puente de Aviñón.Sinembargo,desde suaventuradábanlemuestras constantesde frialdadenlaciudad;losviejosmovíanlacabeza,los niñosse reían señalandoal campanario.El buenodel Papamismono confiabaya tantoen suamiga,y cuando se dejaballevaral extremode
  • 25. echar unsueñecillosobre loslomosde ella,el domingoasuregresode la viña,ocurríasele siempreestaconsideración:«¡Si fuesea despertarme alláarriba,enla plataforma!» Veíaestolamula,ysufría sinchistar;solamente cuandoenpresenciade ellase pronunciabael nombre de TistetVédène,erguíanse suslargasorejas,yafilabaconuna risitael hierrode suscascos en el pavimento... Pasaronsiete años,al cabo de los cuales,TistetVédène,regresóde la corte de Nápoles.Nohabíaconcluidotodavíael tiempode suempeñoen ella;perohabía sabidoque el archipámpanode Sevillahabíamuerto repentinamenteenAviñón,ycomoel cargo parecíale bueno,había regresadomuya prisapara gestionarque se le otorgara. Cuandoese intrigante de Védène entróenel salóndel palacio,costole trabajoel conocerloal Santo Padre:tanto eralo que había crecidoy engruesado.Precisoestambiéndecirque,porsuparte,el Papase había hechoviejoyno veíabiensinantiparras. Tistetnose acobardó. --¡Cómo!ExcelsoPadre Santo,¿yanome conoce Su Beatitud?...Soyyo, ¡TistetVédène! --¿Védène?... --Sí,ya sabe...el que servíael vinofrancésa lamula. --¡Ah!Sí... sí...ya recuerdo...¡Guapomozo,ese TistetVédène!...Y ahora, ¿qué pretendes?
  • 26. --¡Oh!Pocacosa, ExcelsoPadre Santo...Veníaasuplicarle...Ya propósito,¿conservatodavíaSuBeatitudaquellamula?¿Yestábuena?... ¡Ah!¡Cuántome alegro!...Pues bien,veníaa solicitarlaplazadel archipámpanode Sevilla,quienacabade morir. --¡Archipámpanode Sevillatú!...Perosi eresmuyjoven.Pues,¿cuántos años tienes? --Veinteañosydosmeses,ilustre Pontífice;cincoañosjustosmásque la mulade Su Santidad...¡Ah,benditade Dioslavaliente bestia!... ¡Si supiese SuBeatitudcuántoamabayo a aquellamula!¡Ycon qué sentimientome acordabade ellaenItalia!...¿Me permitiráSuSantidad que la visite? --Sí,hijomío, lavisitarás--dijoel bueno del Papa,emocionado.--Y puestoque tantoamas a aquel benditoanimal,nopermitoque vivaslejos de él.Desde este díaquedasafectoa mi personaencalidadde archipámpano...Miscardenalesgritarán,pero,¡peorparaellos!ya estoyacostumbrado...Vuelvemañana,al salirde vísperas,yNoste impondremoslasinsigniasde tubeneficiodelante de Nuestrocabildo,y luego...te acompañaré aver lamula,y vendrása la viñacon nosotros dos...¿Eh?¡Ja, ja! ¡Anda,vete!... No esnecesariodecirlosatisfechoque iríaTistetVédène al salirdel salóndel Solio,yconqué impacienciaaguardólaceremoniadel siguiente día;peromuchomássatisfechae impaciente que el bribón estabala mula.Desde el regresode Védène hastalasvísperasdel siguiente día,lavengativabestianocesóde atiborrarse de avenay
  • 27. cocear la paredcon loscascos de atrás. Tambiénel animal hacía sus preparativosparala ceremonia... Al día siguiente,despuésde haberse cantadovísperas,TistetVédène hizosu entradaenel patiodel palaciopapal.En él estabantodoel altoclero,loscardenalesconsus togasrojas,el «abogadodel diablo» de terciopelonegro,losabadesde conventosconsuspequeñasmitras, losmayordomosde fábricade San Agrico,lassotanas violetasde la escolaníasinque faltarannumerososindividuosdel bajoclero,los soldadosdel Papade gran uniforme de gala,losermitañosdel monte Ventosoconsuscaras ferocesyel monacilloque lossigue tocandola campanilla,loshermanosdisciplinantesdesnudosde pechoy espalda,los floridossacristanescontogade jueces;todos,toditos,hastalosque hacenlas aspersionesde aguabendita,yel que enciendeyel que apaga loscirios...nadie faltabaal solemneacto...¡Ah!¡Erauna hermosa ordenación!Campanas,petardos,sol,música,ysiempre esossonoros tamborilesque guiabanladanzaalláabajo,enel puente de Aviñón... Al presentarse Védèneenmediode laasamblea,suempaqueysubuen talante produjeronunmurmullode admiración.Eraunmagnífico provenzal,rubio,conlargoscabellosde puntasrizadasyunabarbita corta y primerizaque parecíaformadapor vedijasde metal fino desprendidasporel buril de supadre,el escultorenoro.Circularon rumoresde que losdedosde la reinaJuanahabían jugadoalgunasveces con aquellarubiabarba,y efectivamente el señorde Védèneteníael gloriosoaspectoyel mirar abstraídode losgalanesamadospor reinas...Aquel día,parahonrar a su nación,había sustituidosu vestidonapolitanoporuncapisayobordadode rosas,a la provenzala,y sobre su capillotemblabaunagranplumade ibisde Camargue.
  • 28. Al entrar el archipámpano,saludógalantemente alaconcurrencia,y dirigiose alaelevadaescalinata,donde le aguardabaSuSantidadpara imponerle lasinsigniasde sugrado: la cuchara de boj amarilloyla sotanade colorde azafrán.Juntoa la escaleraestabalamula, enjaezadaydispuestaapartirpara la viña...Al pasarcerca de ella, sonriose satisfechoTistetVédène yse detuvoparadarle doso tres golpecitoscariñosos enlagrupa,mirandoconel rabillodel ojosi el Papa loobservaba.La ocasiónerapropicia...Lamula tomóimpulso... --¡Toma,alláte va, bandido!¡Sieteañoshacía que te la guardaba! Y le soltóuna coz tan terrible,tancertera,que desde Pamperigouste se vioel humo,una humaredade polvorubioenlaque revoloteóunapluma de ibis...¡Esofue todoloque quedódel infortunadoTistetVédène!... Pocas vecessonlascoces de mulatan fulminantes.Peroaquéllaerauna mulapapal.Y además,¡figúrense ustedes!...¡Hacíanada menosque siete años que se la guardaba!...Nohayejemplode odioseclesiásticos semejante al mencionado. EL FARODE LAS SANGUINARIAS No me fue posible,pormuchosesfuerzosque hice,pegarlosojosaquella noche.El mistral estabafurioso,yel estrépitode susgrandessilbidos
  • 29. me desvelóhastael amanecer.El molinoenterocrujía,balanceando pesadamente susaspasmutiladas,que resonabanconel cierzolomismo que el aparejode un buque.Volabanlastejasde sudestruida techumbre. En lontananza,lospinosapretadosque cubríanlacolinase agitaban zumbandoentre sombras.Creyérase que erael altamar... Esto trajo a mi memoriael recuerdode misgratosinsomniosde hace tres años,cuando yovivía enel faro de lasSanguinarias,alláabajo,enla costa de Córcega,a laentrada del golfode Ajaccio,otrohermosorincón que encontré para meditaryestara solas. Imagínense ustedesunaislarojizade aspectosalvaje,el faroenuna punta,y enla otra una antiguatorre genovesa,donde enmi tiempo habitabaun águila.Abajo,enlaorilladel agua,lasruinasde un lazareto,invadidocompletamente porlashierbas;luegobarrancos, malezas,rocasenormes,algunascabrasmontaraces,caballejoscorsos triscandocon lascrinesal viento;finalmente,alláarriba,enla altura,entre un torbellinode avesmarinas,lacasadel faro,con su plataformade mamposteríablanca,donde paseabanlostorrerosde unlado a otro, la verde puertaojival,latorrecillade hierrofundido,y encimalagran linterna,cuyasfacetasbrillanal sol ydespidenluzaun enmediodel día...He aquí laislade las Sanguinarias,tal comola volvía ver enmi imaginaciónesanoche,al oír roncar mis pinos.Antes de poseerunmolino,aquellaislaencantadaeradonde ibayoa retirarme siempre que necesitabaaire libre ysoledad. --¿Qué hacía allí? Lo mismoque ahora aquí, quizámenos.Cuandosoplabanel mistral ola
  • 30. tramontanacon extremadaviolencia,situábame entre dospeñascosal borde del agua,en mediode lasgoletas,de losmirlos,de las golondrinas,yallípermanecíatodoel día, enesa especie de estupory deliciosoanonadamientoque lacontemplacióndelmarproduce.¿Verdad que conocenustedesesagrataembriaguezdel alma?Nose piensa,ni se sueña.Todoel ser se escapa,vuela,se evapora.Se eslagaviotaque se zambulle,el polvode espumaque sobrenadaal sol entre dosolas,el blancohumode aquel vapor-correoque desaparece enlalejanía,esa pequeñabarcade rojovelamendedicadaala pescade corales,aquella perlade agua, ese jirónde bruma,todo,menosunomismo...¡Oh,qué deliciosashorasde semisueñoyde divagacioneslasque pasé enmi isla!... Cuandoel vientosoplabaconfuerzaimpidiéndomeestaraorillasdel agua, me encerrabaenel patiodel lazareto,unpatiopequeñoy melancólico,todoél perfumadoporel aromadel romeroydel ajenjo silvestres,yallí,juntoal lienzode lasvetustasparedes,dejábame invadirporel vago olorde abandonoy de tristezaque envueltoenlos rayos del sol flotabaentre losaposentosde piedra,abiertosportodas partescomo tumbasantiguas.Un portazoo un saltoligeroentre la hierbainterrumpíade vezencuandoel silenciomonótonoque reinabaen aquel solitariolugar:eraunacabra, que acudía a rumiaral resguardo del viento.Al verme se deteníaabsorta,yquedábase plantadaante mí, con aire vivaracho,loscuernosenalto,contemplándome conojos juveniles... El portavozde lostorrerosme llamabapara comera las cinco,y a esa hora, porun senderitoescarpadoapicoentre losmatorrales,suspenso encimadel mar,encaminábame lentamente al faro,volviendoacada
  • 31. momentolavistahacia aquel inmensohorizontede aguay de luz,que parecía ensancharse conforme ascendíayo. * * * * * El espectáculoeraencantadordesde lacima.Creoaúnveraquel magníficocomedor,de anchaslosas,paramentosde encina,lasopade peceshumeante enmedio,lapuertacompletamenteabiertaal blanco terrado,y los resplandoresdel Poniente que loinundabande luz... Allíme aguardaban siempre,parasentarse alamesa,lostorreros.Eran tres:uno de Marsellay dosde Córcega;lostres pequeños,barbudos,con igual rostrocurtidoy resquebrajado,e idénticogabánde pelode cabra, perode aspectoyhumor completamente distintosyauncontrarios. De lamanera de vivirde aquellasgentes,deducíaseal puntola diferenciade ambasrazas.El marsellés,industriosoyvivo,siempre atareado,enconstante movimiento,recorríalaisladesde lamañanaa la noche,cultivando,pescando,recogiendohuevosde avesmarinas, ocultándose entre losmatorralesparaordeñarunacabra al paso,y siempre dispuestoahacerun alioli oa guisaralgunasopade peces. Los corsos nose ocupabanabsolutamentenadamásque de su servicio; considerábanse comofuncionarios,ypasabantodoel día en lacocina jugandosiempre largaspartidasde _scopa_,sininterrumpirlasmásque para volvera encenderlaspipasconaire grave,y para picar enla palmade lasmanosgrandeshojasde tabaco verde con lastijeras... Sinembargo,marsellésycorsoserantresbuenaspersonas,sencillos, bonachones,ymuyconsideradosparacon suhuésped,aunque enel fondo
  • 32. locreyeranun señormuyextraordinario. No lesfaltabanmotivosparaopinarasí,¡porque esode encerrarse enel faro!...¡Y ellos,que encuentrantanlargoslosdías, yson tan felices cuandolesllegael turnode bajar a tierra!...En labuenaestación, gozande gran venturatodoslosmeses.Diez díasde tierrafirme por treintade faro: así loprescribe el reglamento.Peroenel inviernoy durante losgrandestemporales,nohayreglamentosque valgan.Arrecia el vendaval,subenlasolas,laespumablanquealasSanguinarias,ylos torrerosde serviciopermanecenbloqueadosdosotresmeses consecutivos,ynopocasveceshasta con circunstanciasaterradoras. --Oigausted,señor,loque me ocurrióhace cincoaños--me referíaen una ocasiónel viejoBartoli,mientrascomíamos;--elcasome sucedióen estamismamesadonde estamos,unatarde de invierno,comoahora. Aquellatarde sóloestábamosdosenel faro:uncompañerollamado Tchéco y yo...Losdemásestabanentierra,enfermos,conlicencia,no recuerdobien...Habíamosconcluidode comer,muytranquilos...De repente mi camaradadejade comer, me miraun momentoconunosojos pícaros, y ¡cataplum!se cae encimade lamesa,con losbrazos adelante. Me acerco a él,lomuevo,lollamo:«¡Oh,Tché!...¡Oh,Tché!...» Nada: ¡estabamuerto!...¡Imagíneseustedqué susto!Másde una hora estuve estupefactoytemblorosoante aquelcadáver;después,de pronto,me acuerdodel faro.No tuve tiempomásque de subira la farolay encender.Lanoche estabaya encima...¡Qué noche,caballero!El mary el vientono teníansus vocesnaturales.Continuamente parecíame que alguienme llamabaenlaescalera...Yademás,¡unafiebre,unased! Nadie hubierasidocapazde hacerque yo bajara...¡Me daba tantomiedo el difunto!Sinembargo,haciael albame animé unpoco.Llevé a mi
  • 33. compañeroa su cama, le eché lasábana encima,recé algunasoracionesy enseguidafui a hacerseñalesde alarma. Desgraciadamente habíamargruesay de fondo:por más que llamé y llamé,nadie acudió...Yyo a solasenel faro con mi pobre Tchéco, ¡sabe Dioshasta cuándo!Yo confiabapodertenerloconmigohastala llegadadel barco;peroa lostres días era aún completamente imposible...¿Cómoarreglármelas?¿Llevarlefuera?¿Enterrarlo?Laroca era sumamente dura;yhay tantoscuervosenla isla!Me apenabael tener que abandonarlesaquel cristiano.Entoncespensé enbajarloaunode los departamentosdel lazareto...Todaunatarde empleé enaquellatriste faena,yle respondoa ustedde que necesité valor...¡Mire usted, caballero!Hoytodavía,cuando bajoa esta parte de la islaenuna tarde de ventarrón,me parece llevaracuestasel cadáver... ¡Pobre viejoBartoli!Sudabasóloacordándose de ello. Así pasábamoslashoras de la comida,charlandolargoy tendido:el faro,el mar, narracionesde naufragios,historiasde bandidoscorsos... Luego,al obscurecer,el torrerodel primercuartoencendíasu candileja,tomabalapipa,lacalabaza,un gruesoPlutarcode cantos rojos,únicovolumenque constituíalabibliotecade lasSanguinarias, y desaparecíapor el fondo.Un momentodespuésoíase entodoel faroun estrépitode cadenas,de poleas,de grandespesasde reloj alascuales se daba cuerda. Yo me sentabafuera,enlaterraza,durante ese tiempo.El sol,muybajo ya, descendíacadavezcon más rapidezhaciael agua, llevándose trasde sí todo el horizonte.Refrescabael viento,laislateñíase de color
  • 34. violáceo.Porel espaciopasabajuntoamí con perezosovueloungran pajarraco: erael águilaque acudía a guarecerse ala torre...Las brumasdel mar subían poco a poco.Bienprontoveíase tan sóloel blanco festónde laespumaalrededorde laisla...De pronto,porencimade mi cabeza,surgía una gran oleadade plácidaluz.Estabaencendidoel faro. Dejandoensombrastodala isla,el luminosohazde rayosibaa caer a lolejosenaltamar, y allí estabayorodeadode tinieblas,bajo aquellasgrandesondaslumínicasque apenasme salpicabanal paso... Peroel vientoseguíarefrescando.Eranecesariorecogerse.A tientas cerraba el grueso portóny corría lasbarras de hierro;después,y siempre atientas,subíauna escalerillade fundición,que retemblabay sonabacon mispasos y llegabaala cúspide del faro.Porsupuesto,allá sí que había luz. Imagínense ustedesunagigantescalámparaCárcel,de seisfilasde mecheros,entornode la cual giran lentamentelasparedesde la linterna,unascerradasporenorme lente de cristal,otrasabiertasa una gran vidrierafijaque preservadel vientoala llama...Al entrar me deslumbraba.Esoscobres,esosestaños,esosreflectoresde metal blanco,esasparedesde cristal abombadoque volteabancongrandes círculos azulados,todoese espejeo,todaesabalumbade luces,me producían vértigosporuninstante. A pesarde todo,mi vistase acostumbraba poco a poco a ello, concluyendoyoporsentarme al pie mismode lalámpara,juntoal torrero que leíasu Plutarcoenalta voz,por temora dormirse. Alláfuera,laobscuridad,el abismo.Enel balconcilloque circundaa la vidriera,el vientocorre aullandocomounloco.Cruje el faro,la
  • 35. mar brama. En el extremode laisla,enlasrompientes,lasolas simulanque disparancañonazos.A veces,undedoinvisible tocaenlos vidrios:algúnave nocturnaatraída por la luz,y que se estrellala cabezacontra el cristal.Dentrode lalinternacentelleante ycálida, nada más que el constante chisporroteode lallama,el ruidodel aceite cayendogota a gota,y el de lacadena que va desenrollándose,yunavoz monótona,que salmodialavidade Demetriode Falerea. * * * * * Mediadala noche,levantábaseel torrero,examinabaporúltimavezsus mechas,y bajábamos.Enla escaleranostropezábamosconel colegadel segundocuarto,quiensubíarestregándose losojos;se le entregabala calabaza yel Plutarco.Después,cuandonosíbamosa acostar,entrábamos un momentoenlahabitacióndel fondo,hechaunrevoltijode cadenas, grandespesas,depósitosde estaño,calabrotes,yallí,a la luzdel candilejo,el torreroescribíaenel granlibrodel faro,abierto constantemente. _Media noche.Buque ala vistapor el horizonte.Margruesa. Tempestad._ LA AGONIA DE LA GOLETA «LIGERA» Puestoque el mistral noslanzólaotra noche a lacosta de Córcega,
  • 36. permítanme ustedesque lesrefierauna triste historiamarítimade que hablancon frecuencialospescadoresde poralládurante lavelada,y acerca de lacual me ha suministradolacasualidaddatosmuy interesantes. Hace doso tresañosque ocurrió. Bogaba por el mar de Cerdeña,acompañadode siete uochocarabinerosde mar. ¡Penosoviaje paraunnovicio!Entodoel mesde marzono habíamos disfrutadode unsolodía bueno.El vientodel Este noshabía combatido con fierezayel mar no abonanzaba. Una tarde, que capeábamosel temporal,nuestrabarcase refugióala entradadel estrechode Bonifacio,enmediode unarchipiélagode islillas.Suaspectoeratranquilizador:grandesrocaspeladas,pobladas de aves,algunasmatas de ajenjo,espesurasde lentiscos,yacáy acullá entre el fangoalgunosmaderosque empezabanapudrirse;pero,afe mía, para pasar la noche eranpreferiblesesasrocassiniestrasal camarote de una viejabarca a mediocubrir,donde entrabael oleaje comoPedro por su casa, y con ellatuvimosque conformarnos. Tan pronto como desembarcamosymientraslosmarinerosencendíanlumbre para guisarla sopa de peces,me llamóel patrón,ymostrándome una pequeñacercade piedrablanca,perdidaentre lasbrumasenel extremo de la isla,me dijo: --¿Quiere ustedveniral cementerio? --¡Uncementerio,patrónLionetti!Pues,¿dónde nosencontramos?
  • 37. --Enlas islasLavezzi,señor.Aquífueronenterradoslosseiscientos hombresde lafragata _Ligera_, enel lugarmismoenque se perdióhace diezaños...¡Pobre gente!Nosonmuy visitadosymenosmal que llegamos nosotrospara decirlesbuenosdías,puestoque yaestamosenél... --Conmuchogustopor mi parte,patrón. * * * * * ¡Cuántatristezarespirael cementeriode la_Ligera_!...Loveo todavía,con su bajotapial,su puertade hierrooxidadaydifícil de abrir,con centenaresde crucesnegrasocultaspor la hierba.¡Ni una corona de siemprevivas,ni unrecuerdo,nada!...¡Ah,infelicesmuertos abandonados,cuántofríodebensentirensutumba casual! Un momentoestuvimosallíarrodillados.El patrónrezabaenvoz alta. Enormesgoletas,únicosguardianesdel cementerio,revoloteabansobre nuestrascabezasconfundiendosusroncosgritosconloslamentosdel mar. Cuandoconcluimosde rezar,regresamostristementehaciael rincóndonde había sidoamarrada la barca. Noperdieronel tiempolosmarineros durante nuestraausencia.Encontramosunagran hoguerallameante resguardadapor unpeñascoy la marmitaque humeaba.Nossentamosen corro, con lospiesjuntosala lumbre,ybienprontotuvocada cual sobre susrodillas,dentrode unacazuelade barro colorado,dos rebanadasde pan morenoconmucho caldo.Nadie hablódurante lacomida: estábamosmojados,teníamoshambre,yademáslaproximidaddel
  • 38. cementerio...A pesarde tododesocupamoslascazuelas,encendimoslas pipasy empezamosacharlarun poco. Comoesnatural,el temade nuestra conversaciónfue la_Ligera_. --Pero,dígame,¿cómoocurriólacatástrofe?--preguntéal patrón,quien con la cabezaapoyadaen lasmanos,mirabala lumbre conaire pensativo. --¿Que cómoocurrióla catástrofe?--respondiomeel buenode Lionetti, suspirandoconamargura.--¡Ah!señor,nadiedel mundopudieradecirlo. Todo loque sabemosesque la _Ligera_,llenade tropaspara Crimea, había zarpado de Tolónla vísperapor latarde, conmal tiempo.De noche todavía,empezóa arreciarel temporal.Viento,lluvia,maralborotado como nunca.Por la mañanaamainóun pocoel viento,peroel mar continuabatanfiero;y a todoesto,una malditabrumadel demonio,que no permitíadistinguirunfanal a cuatro pasos.Nopuede ustedformarse idea,señor,de lotraidorasque sonesasbrumas. Esonada importa; nadie me quitade la cabezaque la _Ligera_ debióperderel timónde madrugada;porque,pormuy densaque fueralabruma, sinunaavería, el capitánno hubiese venidoaestrellarse aquí.Eraun expertomarino,a quientodosconocíamos.Había mandadola estaciónnaval de Córcega durante tresaños y conocía la costa tan biencomo yo,que no conozco otra cosa. --¿Ya qué hora se supone que se estrellóla_Ligera_? --Debióseramediodía;sí, señor,enplenomediodía...Pero,¡cáspita! con la brumade mar,ese plenomediodíanoeramás claro que unanoche obscura comoboca de lobo...Unaduanerode la costa me refirióque aquel día, habiendosalidode sucasetapara sujetarlospostigos,
  • 39. próximamentealasonce y media,unaracha de vientole llevólagorra, y exponiéndose aserllevadoél mismoporlaresaca,empezóacorrer tras de aquéllaa cuatro patas,a lo largode laplaya.Comprenderá ustedque a loscarabinerosnolessobra laplata y una gorra cuesta cara. Puesbien,parece serque al levantarunmomentolacabeza nuestro hombre,vio,muycerca de él,entre labruma,un buque de altobordoque huía a palo seco,sotaventeandolasislasLavezzi.Este buque marchaba con tanta velocidad,que el aduaneroapenastuvotiempode verlobien. Sinembargo,todohace suponerque seríala _Ligera_,puestoque media hora más tarde el pastor de lasislasoyóen estasrocas...Pero justamente viene aquíel pastorde que le habloa usted;él mismopodrá contarle el suceso...¡Buenosdías,Palombo!...Venacalentarte un poco; notemas,hombre. Acercose a nosotrostímidamente unhombre encapuchado,aquienveíayo desde pocoantesrondar alrededorde nuestrahoguera,yal cual había tomadopor uno de lostripulantes,puesnosabíaque hubiese pastor algunoenla isla. Era unviejoleproso,casi completamente idiota,atacadoporno sé qué enfermedadescorbúticaque convertíasuslabiosenungran morro, que no podía mirarse sinrepugnancia.Costógrantrabajohacerle entenderde qué se trataba. Entonces,levantándose conundedoel labioenfermo,el viejonoscontóque,enefecto,desde suchozaoyóaquel día, alrededor de las doce,unhorrible crujidoenlaspeñas.Comotodala islaestaba cubiertapor el agua,no había podidosalir,ysóloal siguientedíafue cuando,al abrirla puerta,pudoverla costa llenade restosy cadáveresarrastradoshasta allípor el mar. Espantado,huyóa toda prisahacia su barca, para ir a Bonifacioabuscar gente.
  • 40. Tomó asientoel pastor,rendidode haberhabladotanto,yel patrón reanudósudiscurso: --Sí,señor;este pobre viejofue quiennosavisó.Estaba casi locode miedo,ydesde entoncestiene lacabezaapájaros.Lo ciertoes que había motivopara ello...Figúreseustedseiscientoscadáveres amontonadossobre laarena,revueltosconastillasde maderayjirones de lona...¡Pobre _Ligera_!...El mar la había molidode golpe yhecho trizasen tal forma,que el pastor Palomboapenashapodidoencontrar entre todossusresiduosconqué hacer una empalizadaparasuchoza... En cuanto a loshombres,desfiguradoscasi todos,espantosamente mutilados...inspirabacompasiónel verlosasidosunosaotros,en racimos...Allíestabanel capitánconuniforme de gala,el capelláncon la estolaal cuello;enunrincón,entre dospeñascos,ungrumete con losojosabiertos...parecíavivotodavía;¡pero,no!Era cosa decidida que nadie se librara... Al llegara este punto,el patrónse interrumpió,gritando: --¡Tencuidado,Nardi,que se apagalalumbre! Nardi arrojó enel braserodoso trespedazosde tablonesembreados,que se inflamaron,yLionetti prosiguió: --Lomás triste de estahistoriaesesto:Tres semanasantesde la catástrofe,unapequeñacorbeta,que ibaa Crimea,lomismoque la _Ligera_,naufragó del mismomodoycasi enel mismositio;sóloque aquellavezpudimossalvarlatripulaciónyveinte soldadosde
  • 41. ingenierosque ibanabordo...¡Esclaro,esospobrestiralíneasno estabanensu elemento!Se lescondujoaBonifacioypermanecierondos días con nosotrosenla _marina_...Despuésque se secaronbienyse pusieronenpie,¡buenasnoches,buena suerte!¡RegresaronaTolón, donde volvieronaserembarcadospara Crimea!...¿A que ustednoadivina enqué buque?...¡Enla_Ligera_, señor!...Losvimosa todosveinte, tumbadosentre losmuertos,enel sitiodonde nosencontramosahora... Yo mismoconocí a un lindosargentode finosbigotes,unpisaverdede París, a quienhabíahospedadoenmi casa y que nos había hechoreír todoel tiempoconsus historias...Al encontrarloallí,se me partióel corazón...¡Ah,SantaMadre!... Y, al deciresto,el honradoLionetti sacudió,conmovido,lacenizade su pipay se arrebujóensu capotón,dándome lasbuenasnoches... Durante algúntiempo,continuaronhablandoamediavozlosmarineros... Después,unatrasotra, se apagaronlas pipas...Nose pronuncióuna palabramás...Marchose el pastorviejo...Yyo me quedé solosoñando despierto,enmediode latripulacióndormida. * * * * * Impresionadoporel lúgubre relatoque acababade oír,intenté reconstruirconla imaginaciónel pobre buque difuntoylahistoriade estaagonía cuyos únicostestigosfueronlasavesgoletas.Algunos detallesque me llamaronlaatención,el capitánconuniforme de gala, la estoladel capellán,losveintesoldadosde ingenieros,ayudáronme a adivinartodoslosdetallesdeldrama...Veíazarparde Tolónla fragata,al obscurecer...Sale del puerto.Haymarde fondoy un viento huracanado;peroel capitán esun valiente marino,ytodoel mundoestá
  • 42. tranquiloabordo... A la madrugada,se levantalabruma de mar. Comienzantodosa inquietarse.Todalatripulaciónestásobre cubierta.El capitánno abandonala toldilla...Enel entrepuente,donde vanmetidoslos soldados,laobscuridadescompleta;laatmósferaestácalurosa.Algunos estánenfermos,tendidossobre suspetates.El buque cabecea horriblemente;nose puede permanecerde pie.Hablansentadosen corrillosenel suelo,abrazándosealosbancos;es necesariogritar para oírse.Algunosempiezanaatemorizarse...¡Noesparamenosel caso! Sonfrecuenteslosnaufragiosenestosparajes;si no,que lo diganlos«tiralíneas»,yloque éstosrefierenesparaasustara cualquiera. Especialmente,susargentoprimero,unparisiense que siempreestáde broma,pone la carne de gallinaconsuschanzonetas. --¡Unnaufragio!...Pues,si eslacosamás divertidaunnaufragio. Salimosdel pasoconun bañofrío, y despuésnosconducenaBonifacio,a comermirlosencasa del patrón Lionetti. Y los «tiralíneas» ríe que te reirás... De repente se oye uncrujido... ¿Qué eseso?¿Qué pasa?... --El timónse ha ido--dice unmarinerocaladode agua,el cual cruza corriendoel entrepuente. --¡Buenviaje!--gritaese locode sargento;peroestoyanohace excitar
  • 43. la risa. Gran barullosobre el puente.Labrumaimpide verse.Losmarinerosvan de un ladopara el otro horrorizados,atientas...¡Yano hay timón!No se puede maniobrar...La_Ligera_,perdidoel rumbo,corre con tanta velocidadcomoel viento...Entoncesescuandolave pasar el aduanero; son lasonce y media.A proa de la fragata suenauncañonazo...¡Las rompientes,lasrompientes!...Todoconcluyó:nohaymásesperanza,va derechaa la costa...El capitándesciende asucamarote...Al cabode un momento,ocupanuevamente supuestoenlatoldillaconuniforme de gala...Ha queridoengalanarse paramorir. En el entrepuentese contemplanansiososlossoldados,sinrechistar... Los enfermospretendenlevantarse...el sargentitoyanose ríe... Entoncesse abre lapuertay aparece en el umbral el capelláncon su estola,diciendo: --¡De rodillas,hijosmíos! Todosobedecen.Convozatronadora,el sacerdote comienzalasprecespor losagonizantes. Sobrevienede prontounchoque formidable,ungrito,unosolo,una griteríainmensa,brazostendidos,manosque se entrelazan,ojos extraviadosenlosque se reflejaconlarapidezdel relámpagola trágica visiónde lamuerte... ¡Misericordia!
  • 44. Toda la noche lapasé lo mismo:soñando,evocando,alosdiezañosdel suceso,el almadel pobre buque cuyosrestosme circundaban.A lolejos, enel estrecho,rugía latempestad,latempestad;lallamade lahoguera inclinábase aunoy otrolado con lasrachas de viento,yoía danzara nuestrabarca juntoa las rocas, haciendocrujirlasamarras. LOS ADUANEROS Una viejaembarcaciónde laAduana,semicubierta,erala_Emilia_,de Porto-Vecchio,abordode la cual hice aquel viaje lúgubrealasislas Lavezzi.Pararesguardarse enelladel viento,de lasolasyde la lluvia,sólohabíaunpequeñopabellónembreado,losuficientemente amplioparacontenerescasamente unamesaydosliteras.Contan pobres recursos,merecíanverse nuestrosmarinerosconel mal cariz del tiempo. Chorreabanlosrostros,lasblusascaladasde agua humeabancomoropa blancapuestaa secar enestufa,y enplenoinviernolosinfelices pasabanasí días enteros,hastalasnochesinclusive,acurrucadosensus mojadosasientos,tiritandoentre aquellahumedadmalsana,porque nose podía encenderfuegoabordo,ymuchas veceseradifícil ganarla costa...Puesbien,ni unode aquelloshombresse quejaba.Enlosmás reciostemporales,siemprelosvi conidénticaplacidez,del mismobuen humor.Y, no obstante,¡qué triste vidalade esoscarabinerosde mar! Casadoscasi todosellos,conesposae hijosentierra,permanecenmeses
  • 45. enterosseparadosde sufamiliadandobordadasporaquellastan peligrosascostas,alimentándose solamente de panenmohecidoycebollas silvestres.¡Jamásbebenvino,nuncacomencarne,porque lacarne y el vinocuestancaros,y su sueldoessóloquinientosfrancosal año! ¡Figúrense ustedessi habráobscuridadenlachozade alláabajo,enla _marina_, y si losniñosiránbiencalzados!...¡Nole hace!Todasesas gentesparecencontentasconsusuerte.A popa,delante del camarote, había un gran balde llenode aguallovida,dondelatripulacióncalmaba la sed,yrecuerdoque,apuradoel últimobuche,cadaunode esospobres diablossacudíasu escudillaconun¡ah!de satisfacción,unaexpresión de bienestartancómicacomo enternecedora. El que mostrabamás alegríay satisfacciónentre todoseraun natural de Bonifacio,tostado,pequeñoyrechoncho,aquienllamabanPalombo.Este pasábase el tiempocantandoaunenmediode losmayorestemporales. Cuandoel oleaje tomabael colordel plomo,cuandoel cieloobscuropor la cerrazónllenábase de menudogranizoyventeabantodoslaborrasca que ibaa venir,entonces,entre el silencioabsolutoylaansiedadde a bordo,comenzabaa canturrearla voz reposadade Palombo: No,señor, Es gran honor. Es honrada Lisetay nofe...a: Se quedaenlaalde...a... Y por muchas que fueranlasrachas que hacían crujir el velamen, zarandeandoe inundandolabarca,no dejabade oírse lacanción del aduanero,balanceadacual unagaviota enla cresta de las olas.El vientoacompañabaenocasionescondemasiadafuerza,ynose oían las
  • 46. palabras;perodespuésde cadagolpe de mar, entre el murmullodel agua que chorreaba,oíase constantemente el estribillode lacanción: Es honrada Lisetay nofe...a: Se quedaenlaalde...a... Perollegóundía de vientoylluviamuyfuertes,enque yanolo oí. Era tan extraordinarioel caso,que saqué del camarote lacabeza: --¡Eh,Palombo!¿Nocantashoy? Palombonorespondió.Estabainmóvil,tendidoensubanco.Me acerqué a él.Castañeteábanle losdientes;lafiebre hacíatemblartodosucuerpo. --Tiene una_puntura_--me dijeronafligidossuscamaradas. Ellosllaman_puntura_a una punzadade costado,unapleuresía.Aquella gran cerrazónplomiza,aquellabarcachorreandoagua,aquel pobre febricitante arrebujadoenunviejocapote de cauchoque relucíabajola lluviacomounapiel de foca:jamás he presenciadonadamáslúgubre.El frío, el vientoyel vaivénde lasolasno tardaron enagravar en su enfermedadal pobre aduanero.Loacometióel delirioyfue necesario atracar. Despuésde muchotiempoynopequeñosesfuerzos,entramosal obscurecer enuna ensenaditaáridaysilenciosa,animadasolamenteporel vuelo circularde algunasaves.Encuanto de la playaalcanzabala vista, erguíanse altasrocas escarpadas,intrincadoslaberintosde arbustos verdes,de unverde obscuroyhojasperennes.Abajo,juntoal agua,una
  • 47. casita blanca,con postigosgrises,erael puestode la Aduana.Enmedio de ese desierto,aquel edificiodel Estado,concifrascomouna gorra de uniforme,producíaunaimpresióndesagradablede indecible malestar.El pobre Palombofue desembarcadoallí.¡Triste asiloparaunenfermo! Encontramosal aduanerodisponiéndose acomeral amor de la lumbre,en compañía de su mujery sushijos.Todasaquellasgentesteníancaras pálidas,amarillentas,grandesojossombreadosporlafiebre.Lamadre, joventodavía,con unniñode pechosen losbrazos,estremecíase de frío cuandohablabacon nosotros. --Esun puestomortífero--medijoenvozbajael inspector.--Nosvemos enla necesidadde relevaranuestrosaduaneroscadados años.La fiebre de las marismaslosmata. Sinembargo,se pretendíaira buscarun módico.Para encontraral más próximoeraprecisoirhasta Sartène,esdecir,aseisu ocho leguasde allí.¿Cómoarreglárselas?Nuestrosmarinerosestabancompletamente extenuadosde cansancio,ynose podía enviara unode los niñostan lejos.Entonceslamujer,inclinándose fuera,llamó: --¡Cecco!...¡Cecco! Y entró unmocetónmuyfornido,verdaderotipode cazadorenvedadoode _bandito_,con su gorrode lanaparda y su gabán de pelode cabra. Al desembarcaryame había fijadoenél,al verle sentadoalapuerta,con su piparoja entre losdientesyunfusil entre laspiernas,pero, ignoropor qué,había huidoal aproximarnos.Tal vezcreyóque iban gendarmesconnosotros.Cuandoentró,ruborizose unpocolaaduanera.
  • 48. --Esmi primo--nosdijo.--Nohaytemorde que éste se pierdaentre la espesura. Díjole despuésalgunaspalabrasenvozbaja,señalándoleel enfermo. Inclinose el hombre sinreplicar,silbóasuperro y saliócorriendoa todoescape,escopetaal hombro,saltandode peñaenpeñaa grandes zancadas. Durante,ese tiempo,losniños,que parecíanaterradosporlapresencia del inspector,concluyeronprontode comerlascastañasy el queso blanco.¡Y siempre agua,sóloaguaenla mesa!Sinembargo,¡hubiera venidotanbienuntrago de vinoa los pequeños!¡Ah,miseria!Al fin, la madre subióa acostarlos;el padre,encendiendoel farol,fuesea inspeccionarlacosta,y nosotroscontinuamosvelandoanuestroenfermo, que se revolvíaensu camastro cual si aun estuviese enaltamar, zarandeadoporel oleaje.Paracalmarun poco su _puntura_,calentamos guijarrosy ladrillos,poniéndoselosenel costado.Unao dos veces,al acercarme a sulecho,el infelizme conoció,ypara darme lasgracias me tendiótrabajosamentelamano,unamanazarasposa y tan ardiente como unode aquellosladrillossacadosdel fuego. ¡Triste velada!Fuerahabíase recrudecidoel temporal al expirarel día, y era aquellounestrépito,unadescargacerrada,unsurgiderode espumarajos,labatallaentre lospeñascosylasaguas.Un golpe de vientode altamar penetrabade vezencuandoen lacaleta y envolvía nuestracasa. Conocíase por el repentinoaumentode lasllamas,que iluminabande prontolosmohínosrostrosde losmarineros,agrupadosen derredorde lachimeneacontemplandoel fuegoconesaplácidaexpresión que da el hábitode las hermosasperspectivasyde loshorizontes
  • 49. inmensos.También,aveces,quejábase Palombocondulzura.Entonces volvíantodoslosojoshacia el rincónobscuro,donde el pobre compañero estabaenel trance de la muerte,lejosde lossuyosysinayuda,y, acongojadoslospechos,oíanse grandessuspiros.Esoestodocuanto inspirabaaaquellostrabajadoresdel mar,pacientesydulces,el sentimientode supropioinfortunio.Nadade sublevacionesni de huelgas. ¡Solamente unsuspiro!Sinembargo,me equivoco.Al pasarunode ellos por delante de mípara arrojar un haz de leñaal fuego,me dijoconvoz baja y conmovida: --¡Yave usted,señor,que ennuestrooficiose sufrenavecesmuchas penas! LOS VIEJOS --¿Qué eseso,tíoAzam? ¿Una carta? --Sí,señor...unacarta que viene de París. ¡Y poco orgullosoestabael buentíoAzamcon que la carta viniese de París! Yo no. Algome decía que aquellaparisiensede lacalle de Juan Jacobo,al caer enmi mesa tan repentinamente ytantemprano,ibaa hacerme perdertodala mañana.Nome había equivocado,comopueden
  • 50. juzgarustedesmismos.Decíaasí: * * * * * «Amigomío:Necesitoque me hagasunfavor.Cierrapor un día tu molino, y ve en seguidaaEyguières,que esunlugarónque distatreso cuatro leguasde tu residencia,unpaseo,comoquiendice.Cuandollegues, preguntapor el conventode lashuérfanas.Pasadoel convento,verásuna casa de unsolopiso,contiene postigosgrisesyunjardinillodetrás. Entra sinllamar,la puertaestásiempre abierta,ycuandoentresda muchasvocea:--¡Buenosdías,buenagente!Soyamigode Mauricio.--Entoncesverásados viejecitos,¡oh!peroviejos,reviejos, archiviejos,tendertelosbrazos desde el fondode susgrandessillones, y losabrazas enmi nombre,de todocorazón,como si fuesencosatuya. Despuéshablaránustedes;elloste preguntaránpormí,y yo seré el únicotemade suconversación;te contaránmil chocheces,que debes escucharsinreírte. ¿Note reirás,eh?Son misabuelos,dosserespara quienesyosoytodasu vida,yque no me hanvistodesde hace diezaños. ¡Mira tú que diezañostienendías!Pero,¿qué quieres?Parísme ha hechoprisionerocomoaelloslaedadavanzada.Son tan viejos,que si viniesenaverme,se quedaríanenel camino.Afortunadamente,mi querido molinero,andastúporahí abajo,y al abrazarte, lospobrescreeránen ciertomodoque soy yoa quienabrazan.¡Leshe habladotantasvecesde nosotrosy de la buenaamistadque nosune!» * * * * * ¡Llévese el diablolabuenaamistad!Justamente aquellamañanahacía un tiempohermoso,peropocoadecuadopararodar por loscaminos,demasiado
  • 51. mistral y excesivosol,unverdaderodía de Provenza.Cuandorecibí aquellamalditacartahabía ya elegidomi abrigoentre dosrocas,y soñabacon pasar allí todoel día como un lagarto,inundándome de luzy oyendocantarlos pinos.Enfin,¿qué vamosa hacerle?Cerré el molino gruñendoycoloqué lallave debajode lagatera.Tomé el garrote y la pipa,y eché a andar. Llegué aEyguièrespróximamentealasdos.El villorrioestabadesierto, todoel mundoen el campo.En losolmos,juntoa la acequia,blancosde polvo,cantabanlascigarras como en plenoCrau.En la plazade la Alcaldía,tomandoel sol,unasno,y enla fuente de laiglesiauna bandadade palomas,peroni unalma a quienpreguntarporel conventode lashuérfanas.Afortunadamente,aparecióseme de prontounahadavieja, hilandoencuclillasarrimadaal quiciode supuerta,le expuse mi deseo,ycomoaquellahadaera muypoderosa,nonecesitómásque levantarlarueca,y alzose al punto ante mí, como porarte de magia, el conventode lashuérfanas.Eraun caseróndestartaladoyobscuro,muy satisfechode lucirsobre supórticoojival unavetustacruzde arenisca roja,con una inscripciónlatina.Juntoaaquellacasa,vi otra más pequeñaconpostigosgrises,yel jardíndetrás. La conocí enseguidayentré sinllamar. Durante toda mi vidarecordaré aquel largocorredor frescoytranquilo, la paredpintadade colorde rosa,el jardinilloque se entreveíaenel fondoa travésde una cortina de color,y entodoslos tablerosfloresy violinesdescoloridos.Prodújomelamismaimpresiónque hubiera experimentadoal entrarenlacasa de algún antiguobailíode los tiemposde Maricastaña.Al findel pasillo,alaizquierda,poruna
  • 52. puertaentornadaoíase el tic tac de unenorme reloj yuna vozinfantil, perode niñode laescuela,que leía deteniéndose encadasílaba: En...ton...ces...San...I...re...ne...o...ex...cla...mó:...Yo... soy...el...tri...godel...Se...ñor...Es...ne...ce...sa...rio... que...me...tri...tu...ren...las...mue...las...de...es...tos... a...ni...ma...les... Acerquemeconprecauciónaaquellapuertaymiré. Entre lacalma y la medialuzde uncuartito,un buenancianode pómulos rojos,arrugadohasta la puntade losdedos,dormíaembutidoenun sillón,conlaboca abiertay lasmanosen lasrodillas.A suspies,una niñitacontraje azul,esclavinagrande ycapillopequeño,el traje de lashuérfanas,leíala_Vidade San Ireneo_enunlibromás grande que ella.Estalecturamilagrosahabía ejercidonotableinfluenciasobre toda lacasa. El viejodormíaensu sillón,lasmoscasenel cieloraso y lospájarosen susjaulas,alláabajo,enla ventana.El gran reloj repetíacon insistenciamonótonasuacompasadotictac, tic tac. En toda la estancianoestabadespiertonadamásque un gran haz de luzque se filtrabaderechoyblancopor entre lospostigoscerrados,llenode chispasvivientesyde valsesmicroscópicos.Enmediode aquel general adormecimiento,laniñaproseguíasulecturaconaire grave:En... se...gui...da...dos...le...o...nes...se...lan...za...ron... so...bre...él...y...lo...de...vo...ra...ron...Enese momentoentré yo.Los leonesde SanIreneo,entrandoprecipitadamente enlaestancia, no hubieranproducidoallímásasombrodel que yoproduje.¡Unverdadero efectoteatral!La pequeñaexhalaungrito,cáese el librote, espabílanse loscanariosylasmoscas,el viejose yergue sobresaltado, despavoridoyturbadoyomismounpoco, me paro enel umbral diciendoa voces:
  • 53. --¡Buenosdías,buenasgentes,soyamigode Mauricio! ¡Oh!Entonces,si ustedeshubieranvistoal pobre viejo,si le hubiesen vistoprecipitarse amí,con losbrazos extendidos,abrazarme,apretarme lasmanos,correr trastornadopor la habitación,repitiendo: --¡Diosmío,Diosmío! Reíansele todaslasarrugasdel rostro.Estaba rojo.Tartamudeaba. --¡Ah,caballero!¡Ah,caballero! Ibase despuésal fondo,llamando: --¡Mamette! Se abre una puerta,yse oye enel pasillountrotecitode ratón.Era Mamette.Nadatan conmovedorcomoaquellaviejecitaconsugorro de casco, su hábitocarmelitayel pañuelobordado,que porhonrarme tenía enla mano,conforme a la usanzaantigua.¡Cosaenternecedora:se parecían! Conpapalinaycosas amarillastambiénél hubierapodido llamarse Mamette.PerolaverdaderaMamette habíadebidollorarmucho durante su vida,yestabaaún más arrugada que la otra.También,comola otra, teníajuntoa sí una niñadel asilode huérfanas,guardianitacon esclavinaazul que nuncalaabandonaba,y el veresosviejosamparados por esashuérfanas,eralomás conmovedorque puede concebirse. Mamette,al entrar, había comenzadoporhacerme unagran reverencia; peroel viejolaparalizóconcuatro palabras:
  • 54. --Esamigode Mauricio. Y he aquí que,al punto,tiembla,llora,pierde el pañuelo,se pone encarnada, muyroja, aúnmás roja que él.¡Esosviejos!Laúnicagota de sangre que tienenenlasvenas,se lessube ala cara a la máspequeña emoción. --¡Pronto,pronto,unasilla!--gritalaviejaasuniña. --¡Abre lospostigos!--diceel viejoalasuya. Y agarrándome cada cual por una mano,lleváronme de untrote ala ventana,abiertade par enpar, para contemplarme mejor.Acercanlos sillones,me instaloentreambosenunasillade tijera,colócanse detrásde nosotroslas dosniñasde azul,y comienzael interrogatorio. --¿Cómoestá?¿Qué hace?¿Porqué no ha venidoavernos?¿Estácontento? Y patatín, y patatán.Todo estodurante doshoras. Contesté del mejormodoposible atodaslaspreguntas,diciendoacerca de mi amigolosdetallesque conocía,inventandodescaradamentelosque ignoraba,y guardándome,sobre todo,de confesarque jamáshabía reparadoensi cerrabanbiensusventanas,ode qué colorera el papel de su cuarto. --¡El papel de sucuarto! Es azul,señora,azul pálidoconguirnaldas.
  • 55. --¿Verdad?--exclamabaconmovidalapobre vieja. Y dirigiéndoseasumarido,agregaba: --¡Estan buenmuchacho!... --¡Oh,sí,es unbuenmuchacho!--repetíael otrollenode entusiasmo. Y mientrasque yohablabahabía entre ellosmovimientosde cabeza, sonrisitasmaliciosas,guiñosde ojos,airesde valorentendido.Obien, el viejoque se aproximabaamí diciéndome: --Hable ustedmásfuerte.Esunpoco sorda. Y ellapor suparte: --Le suplicoque hable algomásalto.Es un pocoteniente. Yo alzabaentonceslavoz,y dábanme losdoslas gracias con una sonrisa,yentre esaslánguidassonrisasconque se inclinabanhaciamí, pretendiendoverenel cristal de misojoslaimagende suMauricio, conmovíame el encontraryomismoaquellaimagen,vaga,velada,casi imperceptible,cual si viese ami amigosonreírseme,entreunabruma,en laslejanías. * * * * * El viejoyérguese repentinamenteenel sillón.
  • 56. --¿A que noadivinasenqué estoypensando,Mamette?¡Quizánohabrá almorzado! Y Mamette,trastornada,levantandolosojosal cielo,exclama: --¡Sinalmorzar!¡SantoDios! Pensé que hablabantodavíade Mauricio,e iba a responderque ese buen muchachojamás se ponía a la mesadespuésdel mediodía.Perono,eraa mí a quiense referían.Yeran de verlas idasy venidascuandoconfesé que todavía no me había desayunado. --¡Enseguida,el cubierto,niñas!Lamesaenmediodel cuarto,el mantel del domingo,losplatosde flores.Nose ríantanto, haganel favor,y vamosde prisita. Creoque,efectivamente,se apresuraron.Apenasenel tiemponecesario para rompertres platos,encontrose servidoel almuerzo. --¡Unbuenalmuercito!--me decíaMamette al conducirme alamesa;--pero essólopara usted,porque nosotrosyacomimosestamañana. A cualquierhoraque se visite aesospobresviejos,siempre hancomido por la mañana. El buenalmuercitode Mamette componíase de dosdedosde leche,unos dátilesyuna_barquette_,una cosa parecidaa unpestiño,algoconque alimentarse ellaysuscanarioslomenosdurante ochodías. ¡Y decirque yo sólome engullítodasaquellasprovisiones!Así,pues,¡qué
  • 57. indignaciónalrededorde lamesa!¡Cómocuchicheabanlasniñasvestidas de azul,dándose conel codo! Y alláabajo,dentrode sus jaulas,cómo parecían decirse loscanarios:¡Oh!¿Puesnose come ese señorde una sentadatodoel pestiño? Efectivamente,me locomítodo y casi sindarme cuenta de ello, distraídocomo estabamirandoa mi alrededoraquellahabitaciónclaray apacible,donde flotabacomounolora cosas antiguas.Loque más me llamabalaatenciónerandos camitasde las cualesnopodía separarlos ojos.Figurábame esoslechos,casi comodoscunas,a la hora del alba, cuandoestánaún ocultospor susgrandescortinajesde cenefas.Danlas tresde lamadrugada.A esa hora suelendespertarsetodoslosviejos. El pregunta: --¿Duermes,Mamette? --No,querido. --¿Verdadque Mauricioesunbuenmuchacho? --¡Oh,sí!Es unbuenmuchacho. Y así poco máso menos,imaginábame yo unacharlacompleta,sólocon habervistoesasdos camitasde viejo,colocadasunajuntoa otra. Durante este tiempoal extremoopuestode lahabitacióndesarrollábase un drama terrible delante del armario.Tratábase de alcanzarallá arriba,en laúltimatabla,ciertofrascode cerezasenaguardiente que
  • 58. hacía diezañosque aguardabaa Mauricio,y con cuya aperturaquisieron obsequiarme.A pesarde losruegosde Mamette,el viejose había empeñadoenira buscar él mismolascerezas,yencaramadosobre una silla,congran espantode sumujer,pretendíaalcanzarlo.Figúrense el cuadro: el viejotemblaba,yempinábase;lasniñasvestidasde azul, agarradas a la sillade éste,detrásde él Mamette,jadeante,conlos brazostiesos,ydominandotodoestounleve aromade bergamotaque despedíangrandespilasde ropablancaamarillentaamontonadaenel armarioabierto.Era encantador. Despuésde esfuerzosinauditos,consiguiose,porfin,sacardel armario el famosofrascoy con él un antiguovasitode platacompletamente abollado,el vasoque Mauriciousabacuandoera pequeño.Me lollenaron de cerezashasta el borde,¡le agradabantantoa Mauriciolas cerezas!Y al servirme el viejome murmurabaal oídocon aire golosón: --¡Esustedmuydichosopudiendocomerlas!Mi mujeresquienlasha preparado.Vausteda probar cosa rica. Su mujer,¡ah!lashabía preparadoperose le había olvidadoponerlesel azúcar. ¿Qué quieren?Lavejezvuelve aunodistraído.¡Pobre Mamette mía! sus cerezaseranmalísimas,apesar de locual yo me lascomí todas sinpestañear,nodejandode ellasni losrabos. * * * * * Cuandoconcluí de almorzar,me levanté paradespedirmede mishuéspedes. Ellos,porsu gusto,me hubieranretenidotodavíaunrato,para hablar de Mauricio,pero ibaatardeciendo,estabalejosel molino,yera
  • 59. necesarioemprenderlamarcha. El viejose habíapuestode pie al mismotiempoque yo. --Mamette,trae mi sobretodo.Voyaacompañarlohastala plaza. Mamette ensu fuero internopensabaindudablementeenque hacíaya un poco frescopara acompañarme hastala plaza,perotuvola prudenciade no exponersuopinión.Unicamente,mientrasle ayudabaameterse las mangasdel sobretodo,unbonitosobretodode colorrapé conbotonesde nácar, oí a la buenaseñoraque le decíadulcemente: --Noregresarásmuytarde,¿verdad? A loque él respondió,conaire picaresco: --¡Jem!¡Jem!Nolosé.Pudieraocurrir. Despuéscontempláronseriendo,ylasniñitasvestidasde azul,de verlos reír, reían,y en surincón reíanse tambiénasu manera,loscanarios. Dichosea entre nosotros,creoque el olorde las cerezaslashabía embriagadoatodosuna miajita. Cuandosalimosel abueloyyo,caía la tarde.La niñadel vestidoazul nos seguíade lejos,paraacompañarloa la vuelta,peroél nolaveía, se enorgullecíade marcharde mi brazo como unhombre.Mamette, radiante,observabatodoestodesde el quiciode lapuerta,yal contemplarnos,movíagraciosamentelacabezacomosi nos dijese: «Todavíapuede andarmi marido,a pesarde los añosque tiene.»
  • 60. EL SUBPREFECTOEN EL CAMPO El señorsubprefectohasalidode expedición.Conel cocherodelante y el lacayodetrás,el coche de la subprefecturale conduce majestuosamente alaExposición regional de La-Combe-aux-Fées.El señor subprefectose pusoenese díamemorable lahermosacasacabordada, el sombreritoapuntado,el pantalónestrechogaloneadode plataylaespada de gala con empuñadurade nácar.Descansa sobre susrodillasunagran cartera de piel de zapa con relieves,ylacontemplaentristecido. El señorsubprefectocontemplaentristecidosucarterade zapa estampada enhueco;piensaenel famosodiscursoque enbreve hade pronunciar delante del vecindariode La-Combe-aux-Fées. --Señoresyqueridosadministrados. Pero,aunque se atusacon insistencialasrubiasysedosaspatillas,y repite veinte vecesconsecutivas:Señoresyqueridosadministrados,no aciertaa continuarel discurso. No aciertaa continuarel discurso...¡Estantoel calor que hace dentro de aquel coche!...Hastaque se pierde enlontananza,el caminode La-Combe-aux-Féesestállenode polvo,bajoel sol de mediodía.El aire abrasa...y especialmentelosolmosde orillasdel camino,cubiertospor
  • 61. completode blancopolvo,millaresde cigarraspasande unoa otro árbol.El señorsubprefectose estremece repentinamente.Alláabajo, juntoa una ladera,divisaunverde robledalque parece hacerle señas. El bosquecillode carrascasparece hacerle señas: --Vengaustedaquí,subprefecto;al pie de misárbolesestaráusted perfectamenteypodrácomponersudiscurso. El señorsubprefectoquedaseducido,apéase delcoche ydice a sus gentesque le esperenmientrasél vaacomponersu discursoenel pequeñorobledal. En el bosquecillode verdescarrascashaypájaros,floresyfuentes bajola finahierba...Al veral señorsubprefectoconsuslindos pantalonesysucartera de zapa estampada,lasavesse atemorizany enmudecen;lasfuentesnose atrevenameterruidoylas flores ocúltanse entre el césped.Todaesagentecillamenudajamáshavistoa un subprefecto,e interrógase envozbajaquiénseráese granseñorque se paseacon pantalónde plata. Bajo el follaje interrógaselagentecillamenudaenvozbajaquiénes ese señorcon pantalónde plata.Mientrastantoel señorsubprefecto, encantadocon el silencioylafrescuradel bosque,se levantalos faldonesde lacasaca, colocasobre la hierbael sombreroapuntadoyse sientaenel musgojuntoa una encinajoven.Luegoabre enlasrodillas la gran cartera de piel de zapacon relievesyextrae de ellaunancho pliegode papel ministro.
  • 62. --¡Esun artista!--dicelacurruca. --No--responde unpajarillo,--noesunartista,porque llevapantalónde plata;peropuede serun príncipe. --Puede serunpríncipe--repite otropajarito. --Ni unartista,ni un príncipe--interrumpe unviejoruiseñor,que había cantado durante unaprimaveraenlosjardinesde lasubprefectura.--Yo loconozco: es...¡unsubprefecto! Y por todo el bosquecillorepítese sincesar: --¡Esun subprefecto!¡Unsubprefecto! --¡Estámuycalvo!--observaunaalondramuymoñuda. Las florespreguntan: --¿Esmalapersona? --¿Esmalapersona?--preguntanlasflores. El viejoruiseñorcontesta: --¡Noescompletamente malo! Y con esta seguridad,lospájarosreanudansucanto,lasfuentesvuelven a correr y las floresaembalsamarel aire,comosi aquel señorno
  • 63. estuvieseallí.Impasibleenmediode todaaquellaagradable algarabía, el subprefectoinvocaensu corazóna la Musa de loscomiciosagrícolas, y lápizenristre,declamaconvoz de ceremonia: --Señoresyqueridosadministrados... --Señoresyqueridosadministrados--declamael subprefecto,consuvoz ceremoniosa. Interrumpidoporunacarcajada, vuelve lacabezayno ve más que un gran picoverde que lomirariéndose,de patasenel sombreroapuntado.El subprefectose encoge de hombrose intentareanudarsudiscurso;peroel picoverde lointerrumpe,gritándoledesdelejos: --¿Paraqué sirve eso? --¡Cómo!¿Paraqué sirve eso?--dice el subprefecto,enrojeciendoy, echandocon unademána aquel pájaroinsolente,prosigue amásy mejor: --Señoresyqueridosadministrados--prosigueamás y mejorel subprefecto. Y he aquí que enaquel momentose yerguen haciaél lasfloresdesdela puntade sustallos,yle dicencon dulzura: --Señorsubprefecto,¿noadvierte ustedel gratísimoperfume que exhalamos? Y las fuentesle obsequianbajoel musgoconunamúsicadivina,yentre
  • 64. lasramas, sobre su cabeza, bandadasde currucas le gorjeansusnotas más sonoras,y todoel bosquecilloconspiraparaimpedirle la composiciónde sudiscurso. Todo el bosquecilloconspiraparaimpedirlelacomposiciónde su discurso. El señorsubprefecto,embriagadode aromas,ebriode música,pretende inútilmente resistirel nuevoencantoque le invade.Colócase de codos sobre la hierba,se desabrochalahermosacasaca,y farfullaotrasdos o tresveces: --Señoresyqueridosadministrados.Señoresyqueridosadminis... Señoresy queridos... Manda despuésapaseoa los administrados,ylaMusa de loscomicios agrícolas vese obligadaacubrirse el rostro. Cúbrete el rostro,¡oh,Musa de los comiciosagrícolas!Cuando, transcurridauna hora,las gentesde lasubprefactura,intranquilospor su señor,entranenel bosquecillo,contemplanhorrorizadosun espectáculoque leshace retroceder.El señorsubprefecto,despechugado como unbohemio,estabaechadobocaabajosobre la hierba.Habíase quitadolacasaca, y mascando flores,el señorsubprefectocomponía versos.
  • 65. EL POETA MISTRAL Al despertarme el domingoúltimoe incorporarme enel lecho,creí,por un instante,que estabaenlacalle del Faubourg-Montmartre.Llovía;el cieloestabagris;el molinotriste.Me espantólaideade pasaren casa aquel día de lluvia,ysentíme al puntoansiosode ira calentarme un poco a la de FedericoMistral,ese granpoetaque reside enMaillane, villorrioque distatresleguasde mispinos. Dichoy hecho:una estaca de ramo de mirto,mi Montaigne,unamanta, ¡y al camino! No había unalma enloscampos...NuestrahermosaProvenzacatólica otorga losdomingosdescansoalatierra...Los perrossolosenlos hogares,lasgranjascerradas...De vezencuando,una galerade «ordinario» conel toldochorreando;unavieja,cubiertalacabezacon su mantónde color de hojaseca; mulasengalanadasconguarniciónde espartoazul y blanco,madroñosrojos,cascabelesde plata,tirandode una carreta enlas que lasgentesde lasmasías van a misa;después, alláabajo,por entre losjironesde labruma,una barca enel río y un pescadorde pie,lanzandosuesparavel. Imposible de todopuntoleerenel caminoaquel día.Llovíaa torrentes, y la tramontanaarrojabael agua a cubosal rostro...Hice la caminata de un tirón,y despuésde andartreshoras,percibía lapostre ante mí lostres cipresitosenmediode loscualesguarécese delvientola comarca de Maillane.
  • 66. No andabani un gato por lascallesde la aldea;todoel mundoestabaen misamayor.Al pasar yo delante de laiglesia,zumbabael piporro,yvi relucirlosciriosa travésde las policromasvidrieras. El poetahabitaal final del términomunicipal;enlapostreracasa a la izquierda,enel caminode Saint-Remy,unacasitade unsolopiso,con un jardíndelante...Entromuydespacio...¡Nohaynadie!Lapuertadel salónestácerrada, perooigoque detrásde ellaandany hablanenalta voz...Conozcomuchísimoese pasoyesa voz...Me detengouninstante en el corredorcitoenjalbegadoconcal,puesta lamano enel pestillode la puerta,muyemocionado.El corazónme palpita.¡Qué impresión! Ahí está.Trabaja...¿Esperaré que termine laestrofa?¡A fe mía,tanto peor!¡Adentro! * * * * * ¡Ah,parisienses!Cuandoel poetade Maillane fueavisitara ustedes para enseñara París su _Mireya_,y vierona ese Chactascon traje de ciudad,con cuellorectoysombreroalto,que le molestabatantocomosu gloria,creyeronque ése eraMistral...No;noera él.En todoel mundo no haynada más que un Mistral,el que sorprendíyoel domingoúltimoen su lugarejo,conel sombrerode fieltrode alasanchasenlaoreja,sin chaleco,de chaquetón,consu rojafaja catalanaoprimiéndole los riñones,brillanteslosojos,conel fuegode la inspiraciónenlas mejillas,hermosoconsudulce sonrisa,elegante comounpastorgriego, y caminandoligero,conlasmanosenlosbolsilloscomponiendoversos. --¡Hola!¿Túaquí?--gritóMistral,arrojándosemede unsaltoal
  • 67. cuello.--¡Québuenaideahas tenidode venir!...Justamente,hoyesla fiestade Maillane.Tenemoslamúsicade Aviñón,toros,procesión, farándula;estoserámagnífico...Mi madre volveráprontode misa, almorzaremosy,después,avercómobailanlasmuchachasbonitas. Mientrasme hablaba,miré emocionadoese saloncitode papel claro,que hacía muchotiempoque nohabía vistoy donde he pasadoya tan hermosas horas.Todo estabaigual.Siempre el mismosofáde cuadrosamarillos, losdos sillonesde paja,laVenusde Milo,yla Venus de Arlésenla chimenea,el retratodel poetaporHébert,sufotografíapor Esteban Carjat,y en unrincón,cerca de laventana,el escritorio,unahumilde mesitade oficial del registro,completamente atestadade librotes viejosyde diccionarios.Enmediode esamesade despacho,habíaun gran cuadernoabierto...Era_Calendal_,el nuevopoemade Federico Mistral,que verála luzpúblicaeste añoel día de Navidad.Hacía siete años que Mistral trabajabaen ese poema,ycerca de seismesesque escribióel últimoverso;sinembargo,todavíanose decide asepararse de él.Es claro, siempre hayunaestrofaque concluir,unarimamás sonoraque encontrar...Aunque Mistral escribe enprovenzal,pulesus versoscomosi todospudieranleerlosenese idiomaytenerle encuenta sus esfuerzosde buenobrero...¡Oh,valiente poeta!De Mistral hubiera podidotambiéndecirMontaigne:Acuérdense de aquél aquien,comole preguntasenporqué se tomabatanto trabajoen unarte que sólopodía llegara conocimientode reducidonúmerode personas,respondió:«Pocas necesito.Me bastauna. Tengosuficienteconninguna.» * * * * * Tenía yo enlasmanos el cuadernode _Calendal_,yhojeábalo
  • 68. profundamenteemocionado...Unabandade pífanos y tamborilesresonóde repente enlacalle delante de laventana,yhe aquí Mistral que corre al armario,saca de él vasos y botellas,colocalamesaenmediodel salón,y abre la puertaa losmúsicos,diciéndome: --Nodebesreírte...Vienenadarme laalborada...Soyconcejal. La gente invadióel saloncillo.Pusieronlostamborilessobre las sillas,laviejabanderaenunrincón,ycirculóel vinotrasañejo. Despuésde consumiralgunasbotellasalasaludde don Federico,de conversargravemente acercade lafiesta,de si la farándulaserátan bonitacomo el añoanterior,de si serán bravoslostoros,vanse los músicosa dar la alboradaa casa de losdemásregidores.Enese momento llegalamadre de Mistral. En un momentoponenlamesa;unhermosomantel blancoydoscubiertos. Yo conozco lacostumbre de la casa: sé que,cuando Mistral tiene convidados,sumadre nose sientaala mesa...La pobre ancianano habla más que el provenzal,ypasaríagrandesangustiassi tuvieraque conversarcon franceses...Por otraparte,hace falta enla cocina. ¡SantoDios,con qué comidamás suculentame obsequiaronaquellamañana! Un trozo de cabrito asado,quesode monte,mostillo,higos,uvas moscateles;todoellorociadoconese exquisito_Château-neuf de los Papas_,de uncolor rojotan preciosoenlosvasos... A lospostres,voya buscar el cuadernodel poemaylopongo enla mesa delante de Mistral.
  • 69. --Habíamosconvenidoensalir--dijosonriéndoseel poeta. --¡No,no!_¡Calendal!¡Calendal!_ Mistral transige y con suvoz musical ydulce,llevandoel compásde los versoscon lamano,empiezalalecturadel primercanto: De una zagalaloca de amor, Ahora que ha dichola desventura, Cantaré,Diosmediante,unhijode Cassis, Un desgraciadopescadorde anchoas... Fueraoíase el tañidode lascampanas tocandoa vísperas,estallabanlos cohetesenlaplaza,pasabany volvíana pasarpífanos y tamborilespor lascalles.Mugían lostoros de Camargue,conducidosparala lidia. Acodadoenel mantel,conlágrimasenlosojos,escuché lahistoriadel pescadorcilloprovenzal. * * * * * Calendal essólounpescador;el amorlo transformaenhéroe...Para conquistarel corazónde suamada, lahermosaEstérelle,acomete empresasmilagrosas,ylosdoce trabajosde Hérculessonnadasi se comparan con lossuyos. Una vez,como se le ocurrierahacerse rico,inventaformidablesartesde pescay arrastra al puertotodoslos pescadosdel mar.Otra vez,vaa retar ensu propionidode águilasa unterrible bandidode las
  • 70. gargantas de Ollionles,el conde Severan,entre susmatonesysus rufianes...¡Valientemozomástempladoesese mocitoCalendal!Undía tropiezaenSainte-Beaume condospartidasde artesanosque habíanido allía ventilarsusdisputasagrandesgolpesde compás,sobre el sepulcrodel maestroYago,unprovenzal que construyólaarmaduradel templode Salomón,si ustedesnose enojan.Calendalse lanzaenmedio de la carnicería y pone paza loscompañerossóloconhablarles... ¡Empresassobrehumanas!...Alláarriba,enlaspeñasde Lure,existíaun bosque de cedrosinaccesibles,dondejamásleñadoralgunose había atrevidoasubir. Va Calendal ypermanece allítreintadíascompletamente solo.Durante treintadías,óyese el ruidode su hacha,que resuenaal hundirse enlos troncos. Ruge la selva;unotras otro caenlosviejosárbolesgigantescosy ruedanal fondode losabismos,ycuandoCalendal desciende,yanoqueda ni un cedro enla montaña... Despuésde todoy comopremiode taleshazañas,el pescadorde anchoas obtiene el amorde Estérelle,yesnombradocónsul porloshabitantesde Cassis.Tal es lahistoriade Calendal.Pero,¿qué importaCalendal?Lo que vive,sobre todo,enel poema,eslaProvenza,laProvenzadel mar, la Provenzade lamontaña,con su historia,suscostumbres,sus tradiciones,suspaisajes,todounpueblocandorosoylibre que ha encontradosugran poetaantesde perecer... Y ahora, ¡tracencaminosde hierros,plantenpostestelegráficos,
  • 71. expulsen lalenguaprovenzalde lasescuelas! ¡Provenzahade vivireternamenteen_Mireya_y en_Calendal_! * * * * * --¡Bastade poesía!--dijoMistral,cerrandosucuaderno.--Esprecisover la fiesta. Salimos.Todoel puebloestabaenlascalles;unramalazode cierzo había disipadolasnubesdel cielo,que brillabaalegremente sobre las rojastechumbres,mojadasporlalluvia.Llegamosatiempode presenciar la procesiónque regresaba.Durante unahorafue aquellouninterminable desfile de penitentesconcapirotes,penitentesblancos,penitentes azules,penitentesgrises,cofradíasde mozascon velo,estandartes rojoscon floresde oro,grandesimágenes,unasde maderadesdoradasy conducidasencuatro hombros,yotras de loza coloridascomoídoloscon grandesramosen la mano,capas de coro, incensarios,doselesde terciopeloverde,crucifijosrodeadosde sedablanca;todoesto flameandoal viento,entrelaluzde losciriosy ladel sol,enmedio de salmos,de letaníasy de lascampanas, que nocesabande tocar a rebato. Terminadalaprocesiónycolocadosnuevamentelossantosensus capillas,fuimosaverlostoros,más tarde losjuegosenla era,las luchasde hombres,lostressaltos,el ahorcagato,el juegodel odre y todoel divertidoaparatode lasfiestasprovenzales...Caíalanoche cuandoregresamosa Maillane.Enlaplaza,frente al cafetín donde Mistral pasa las veladasjugandosupartidaconsu amigoZidore,habían
  • 72. encendidounahermosahoguera...Organizábasela farándula.Farolesde papel recortadobrillabanportodaspartesentre laobscuridad;la juventudtomabapuesto,yenseguida,aunredoble de lostamboriles, comenzóalrededorde lasllamasuncorro desenfrenado,estrepitoso,que no había de cesar entoda la noche. * * * * * Despuésde cenar,sumamente rendidosde cansancioparacorrerde nuevo, subimosala alcobade Mistral.Es un modestodormitoriode campesino, con dosgrandescamas. Las paredesnoestánempapeladas;vense descubiertaslasvigasdel techo...Hace cuatroaños,cuandola Academia concedióal autor de _Mireya_ el premiode tresmil francos,ocurriósele a la señoraMistral una idea. --¿Note parece que empapelemostualcobayle pongamoscielo raso?--preguntóasuhijo. --¡No,no!--repusoMistral.--Estoesel dinerode lospoetas;nose le puede tocar. Y el dormitoriovolvióaquedardesnudo.Peromientrasque duróel dinerode lospoetas,losque hanacudidoa Mistral hanencontrado abiertasu bolsa... Me había yo llevadoala alcobael manuscritode _Calendal_,e instele para que me leyeraotropasaje antesde dormirme.Mistral eligióel episodiode laloza.Enpocas palabrasesel siguiente:
  • 73. Celebrábase unagrancomida,nosé dónde.Ponenenlamesa una hermosa vajillade lozade Moustiers.Enel fondode cada platohay un asunto provenzal,dibujadoenazul sobre el vidriado;allíestácontenidatoda la historiaregional. Es dignode ver el hermosoamorcon que estádescritaesahermosa vajillade loza;unaestrofapara cada plato,otrostantos pequeños poemasde un trabajosencilloyerudito,acabadoscomounadescripción de Teócrito. Cuandome recitabaMistral susversosenaquellahermosalengua provenzal,latinaenmásde sustrescuartas partes, hablada antiguamente porlasreinasyque hoysólocomprendenlosfrailes, admirabayo enmi fuerointernoa ese hombre.Yal pensarenel estado ruinosoenque hallósulenguamaternay enloque con ellaha hecho, imaginábame unode esosvetustospalaciosde lospríncipesde Baux que se venen losAlpilles:sintecho,sinbalaustradasenlasescalinatas, sinvidriosenlasventanas,quebradoel trébol de lasojivas,corroído por el mohoel escudode las puertas;gallinaspicoteandoenel patiode honor, cerdoshozandobajolas esbeltascolumnillasde lasgalerías,el asno paciendodentrode lacapilla,donde crece lahierba,laspalomas bebiendoenlasgrandespilasde aguabendita,rebosantesde aguade lluvia,yfinalmente,entre esosescombrosdosotresfamiliasde labriegosque hanconstruidochozasalrededordel vetustopalacio. Y despuésllegaundíaen que el hijode unode esoscampesinosse enamorade esasgrandesruinasy se indignaal verlasprofanadasde ese modo;a toda prisaarroja el ganado fueradel patiode honor,y viniendo ensu ayuda lashadas,por sí soloreedificalamonumental escalera,
  • 74. vuelve aponertablerosenlasparedesyvidrierasenlosventanajes, reconstruye lastorres,vuelveadorar la saladel tronoy pone enpie el extensopalaciode otrostiempos,donde encontraronhospedaje papasy emperatrices. Ese palaciorestauradoeslalenguaprovenzal. Mistral es ese hijodel campesino. LAS NARANJAS Las naranjastiene enParís el triste aspectode frutascaídas, que se tomanjuntoa losárboles.Cuandollegan,enplenoinviernolluviosoy frío, subrillante cortezaysu excesivoaroma,enestospaísesde saboresmoderados,lesdanunaire extraño,algobohemio.Durante las nochesde niebla,vantristemente costeandolasaceras,amontonadasen sus carritosambulantes,al mezquinofulgorde unfarolillode papel rojo.Un gritomonótonoydébil,perdidoentreel rodarde loscochesy el barullode losómnibus,lessirve de escolta. --¡A veinte céntimosnaranjasde Valencia! Para las trescuartas partesde los parisienses,esefrutotraídode muy lejos,de vulgarredondez,donde el árbol nohadejadonadamás que un insignificantepedúnculoverde,participade lagolosina,de la
  • 75. confitería.El papel de sedaenque está envuelto,lasfestividadesa que acompaña,contribuyenadichaimpresión.Cuandoenerose aproxima, sobre todo,losmillaresde naranjasesparcidasporlascalles,todas esascáscaras arrojadasenel barro del arroyo,hacen pensarenalgún gigantescoárbol de Navidadque sacudiesesobre Paríssusramas cuajadas de frutas artificiales.Nohayrincónalgunodonde nose vean.Tras los limpioscristalesde unescaparate,elegidasyadornadas;ala puertade prisionesyasilos,entre paquetesde bizcochosypequeñosmontonesde manzanas;delante de losperistilosde losbailesyteatroslos domingos.Ysu exquisitoaromase confunde conel olordel gas,el chirridode lasmamparas, el polvode lasbanquetasdel paraíso.Hasta se olvidaque hacenfaltanaranjospara producirlasnaranjas; pues, mientrasque lafruta nosla envíandirectamente delMediodíametidaen cajones,el árbol de la estufadonde pasael invierno,cortado, transformado,disfrazado,sólounavezaparece,ydurante breve tiempo, al aire libre en lospaseospúblicos. Para conocerbienlasnaranjases necesarioverlasenlospaísesque las producen:enlasislasBaleares,enCerdeña,enCórcega,enArgelia, entre el aire azul dorado,enla tibiaatmósferadel Mediterráneo.Jamás olvidaré unbosquecillode naranjosque vi alaspuertasde Blidah. ¡Allísí que estabanhermosas!Entre el follaje obscuro,brillante, barnizado,lasfrutasteníanel lustre de vasosde color,y dorabanel aire que las circundabacon esaaureolade esplendorque rodeaalas floresde tonosvivos.Algunosclarospermitíanveratravésde las ramas lasmurallasde la reducidaciudad,el minarete de unamezquita, la cúpulade un marabut,y enlo altola enorme masadel Atlas,verde en su base,nevadaenlacima, comocubierta de blancaspieles,con cabrilleos,conlablancurade copos caídos.
  • 76. Estandoyo allí,una noche,porno sé qué fenómenodesconocidodesde treintaañosatrás, aquellazonade escarchasinvernalesagitose sobre la ciudaddormida,yBlidahse despertó transformada,empolvadade blanco.En aquel aire argelino,tantenue ytanpuro,semejabalanieve polvode nácar, con reflejosde plumasde pavoreal.Lomáshermosoera el bosque de naranjos.Lasverdeshojasconservabanlanieve intactay enhiestacomo sorbetesencimade platillosde laca,ytodoslosfrutos espolvoreadosde escarchaofrecíanunaentonaciónsuave yespléndida, una irradiacióndiscreta,comoel oroveladoportransparentestelas blancas.Aquelloproducíalavagaimpresiónde unafiestade iglesia,de sotanasrojas bajoalbasde encajes,de doradosde altaresrodeadosde randas de hilo... Sinembargo,mismás gratosrecuerdosenmateriade naranjasprocedende Barbicaglia,ungran jardín juntoa Ajaccio,donde pasabayola siesta durante lashoras de calor. Los naranjos,másaltosy espaciadosallí que enBlidah,llegabanhastael camino,solamente separadodel huerto por un setovivoyuna zanja.El mar, el inmensomarazul,extendíasu vasta planicie inmediatamentedespuésdel huerto.¡Qué buenashorashe pasadoen ese jardín!Por cimade mi cabeza,losnaranjosflorecidosy con frutoquemabanlosaromasde susesencias.Unanaranjamadura desprendíase del árbol,de vezencuando,cayendojuntoamí,como aletargadapor el calor,con un ruidomate y sineco enla tierra apelmazada.Paraapoderarme de ella,me bastabaextenderlamano.Eran soberbiasfrutas,de unrojopurpúreoensu interior.Parecíanme exquisitas,ydespués¡eratanhermosoel horizonte!Porentre lashojas percibíase el mar,enespaciosazulesdeslumbradorescomotrozosde vidriorotoque espejearanentre lasbrumasdel aire.Al mismotiempo
  • 77. que eso,el movimientodel oleaje conmoviendolaatmósferaagrandes distancias,ese acompasadomurmulloque nosmece comoenuna barca invisible,el calor,el olorde lasnaranjas...¡Ah,qué biense podía dormirenel huertode Barbicaglia! No obstante,enocasiones,enel momentomásgratode la siesta, despertábanme sobresaltadoredoblesde tambor.Eraninfelicesmúsicos militaresque ensayabanalláabajo,enel camino.A travésde losclaros del setobrillabael cobre de lostamboresyveía yolos grandes mandilesblancosencimadel pantalónencarnado.Paraguarecerse unpoco de la cegadoraluz que el polvodel caminolesenviabade reflejo despiadadamente,situábanse lospobresdiablosjuntoal jardín,enla breve sombradel seto.¡Yvaliente barulloel que armaban,yasfixiante calor el que sufrían!Entonces,saliendoporfuerzade mi hipnotismo,me entreteníaarrojándolesalgunosde esoshermososfrutosde ororojoque pendíanal alcance de mi mano. El tambora quienapuntabase detenía.Un minutode vacilación,unamiradaentornopara averiguarde dónde vendríala soberbianaranjaque rodabahasta él por lazanja; recogíala despuésconligerezaymordíaa boca llena,sinmondarlasiquiera. Recuerdoademásque cercade Barbicaglia,yseparadosolamente poruna tapiabaja, había un jardinillobastante extraño,que dominabayodesde la alturaen que estaba.Era un rincónde tierra,de vulgardiseño.Sus calles,de brillante arena,encintadasde verdísimoboj,losdos cipresesde supuertade entrada,dábanle aparienciade unacasa de campo marsellesa.Ni unalíneade sombra.En el fondo,unblanco edificiode piedra,conventanas de sótanoal ras del suelo.Al pronto creí que era una quinta;pero,despuésde mirarconmás detenimiento,la cruz que la rematabay una inscripcióngrabadaenlapiedra,ycuyo