Blandiendo espadas (relato de la batalla de Navas de Tolosa)
1. CERTAMEN LITERARIO<br />Blandiendo espadas<br />(Relato de la batalla de Navas de Tolosa)<br />Envainó su espada, salió fuera de su tienda con la luz del sol mañanero, se sentía ya victorioso aunque lo peor no hubiese pasado.<br />Era un día, no me acuerdo del mes, en el año 1212. No era un día cualquiera, sino que entre esos días Sancho el Fuerte esperaba poner paz a aquella batalla interminable.<br />Los soldados del ejército castellano ya estaban preparados para recibir las órdenes de su general.<br />Al ver acercarse a Sancho el Fuerte, los soldados, en un abrir y cerrar de ojos, pusieron su espalda rígida y su pecho en alto. Su general al ver a sus soldados dispuestos a morir por su patria dijo:<br />-Soldados- empezó - Hemos de hacer frente a los almorávides para finalizar esta guerra. Dividiremos el ejército en dos: los primeros atacaremos mañana al amanecer y los segundos saldrán de inmediato, rodeando el campamento enemigo y mañana a las doce, tras haber rezado a Nuestra Santa y siempre Virgen María, saldrán para ayudarnos a aplastar a los almorávides.<br />Después me llamó a mí y me dijo:<br />-Comandarás al segundo ejército para la batalla.<br />Dije: como quieras, sea la voluntad del Señor nuestro salvador y redentor.<br />Después de una hora de preparamiento yo y quinientos hombres salimos para rodear el campamento enemigo. Conocía al pie de la letra las instrucciones y tras haber andado cinco kilómetros miré atrás, vi el campamento en la profunda lejanía y sentí que el final de mis tiempos estaba cerca.<br />Mientras en el campamento dieron órdenes de avanzar para preparar el ataque que intentaban que fuese lo más discreto posible. Pero como siempre había avanzadillas almorávides que avisaban a su general y si no era buena esa información los hacía decapitar. Era el gran Miramamolín.<br />Transcurrió así el primer día y cuando en el campamento se iban a despertar los primeros soldados escucharon un gran estruendo. Eran las tropas enemigas que se les habían adelantado.<br />Rápidamente los soldados españoles se prepararon para resistir la abatida enemiga, pero los más lentos de las tiendas más cercanas al exterior murieron sin poder resistirse.<br />Los que habían conseguido prepararse frenaban el ataque almorávide, que arrasaba todo cuanto hallaba a su paso. Se calcularon unos mil enemigos y había mil quinientos castellanos. Solo quedaron la mitad. En la batalla se podían escuchar el resonar de los choques de las espadas, el dolor de los soldados heridos y la pena de las muertes. Sancho se dio cuenta de que eran ya las doce y media, por la posición del Sol. Pensó que los otros soldados ya deberían haber entrado en combate. Él reunió a su ejército y mandó atacar el campamento almorávide.<br />Mientras en mi grupo reinaba la confusión porque los otros soldados no habían atacado. Solo quedábamos cien soldados cuando vimos a Sancho acercarse con sus tropas, esto nos dio esperanzas.<br />Alcanzamos el centro del campamento. La tienda de Miramamolín estaba rodeada por esclavos atados con cadenas. Sancho con dos espadazos rompió las cadenas entró en la tienda y con un gran mandoble decapitó al general enemigo, se pudo oír en toda España porque significaba la victoria.<br />Envainó su espada, salió fuera de la tienda con la luz del sol tardío, era victorioso y lo peor había pasado.<br />