Este documento describe la utilización de vías venosas periféricas en el servicio de urgencias hospitalarias. Explica que las canalizaciones innecesarias generan riesgos, molestias y costes. El objetivo del estudio fue determinar la adecuación de las vías venosas en su servicio de urgencias, analizando 3,205 pacientes. Los resultados mostraron que el 30.7% recibieron una vía venosa pero el 28.25% no cumplían los criterios de adecuación.
1. CANALIZACIÓN DE VÍAS PERIFÉRICAS EN URGENCIAS.
INDICADOR DE CALIDAD
Autores: Nieto Galeano J., Moreno Cano S.,Vicente Paños E., Fernández Bejarano
J.A., García Moreno A., Rodríguez Almodóvar A.I.,Sánchez Fernández T., Serrano
Amores L., García Alcaide M.G.
1. RESUMEN:
La canalización de vías venosas es una de las técnicas realizadas por el personal de
enfermería que mayor incidencia presenta sobre los pacientes. Entre las distintas
unidades, es con toda probabilidad, el SUH, donde se realizan un mayor número de
canalizaciones.
La adecuación de la utilidad de las vías venosas en urgencias, es uno de los
indicadores que el SESCAM introduce dentro de los objetivos de calidad de los
hospitales para monitorizar debido a que las canalizaciones innecesarias, generan
riesgos iatrogénicos, cargas de trabajo, molestias a los pacientes y costes económicos.
El objetivo de nuestro estudio consiste en determinar la adecuación de la utilización
de las vías venosas en nuestro SUH. Para ello, realizamos un estudio descriptivo
transversal en función de los pacientes atendidos (3.205) entre el 3 y 30 de junio de
2003.
El porcentaje de pacientes a los que se les canaliza una CVP (30,7%) de ellas no
cumplen criterios de adecuación (28,25%). De las que cumplen lo hacen en el 100%
cuando la prescribe un especialista y un 72% en el resto de facultativos.
De las prescripciones indicadas y que no cumplen criterios de inclusión, la
enfermera/o toma la decisión de no realizarla en el 22,7% de las ocasiones. Siendo la
decisión adecuada en un porcentaje muy elevado (79,4%).
De igual forma hay que considerar que no actuar con criterios de calidad supone un
coste económico añadido, que en el periodo de nuestro estudio asciende a 1.204 €.
Palabras claves: Canalización, vías periféricas, urgencias, calidad, costes.
2. INTRODUCCIÓN:
La canalización de vías venosas es una de las técnicas realizadas por el personal de
enfermería que mayor incidencia presenta sobre los pacientes, especialmente en ámbitos
hospitalarios. Con toda probabilidad, de las distintas unidades asistenciales, es en el
servicio de urgencias donde se realizan un mayor número de canalizaciones. Ello es
debido a la necesidad de obtener un rápido y eficaz acceso para la administración de
medicamentos, aprovechándose en numerosas ocasiones la necesidad de realizar una
extracción sanguínea para dejar canalizado un catéter y evitar así nuevas molestias y
punciones al paciente. (Oliva, 2002)
Dependiendo de la agresividad y la duración del tratamiento se utilizará
(Carrero, 2002):
La canalización de una vía mediante Catéter Venoso Periférico (CVP).
Catéter Venoso Central (CVC) en cada una de sus variantes.
o CVC de corta duración: Son los más apropiados para aportar
grandes volúmenes y hacer mediciones hemodinámicas.
o CVC de larga duración: Son los apropiados para mantener
terapias agresivas en el tiempo, ya que pueden estar implantados
durante largos periodos.
2.1. UTILIZACIÓN DE LOS ACCESOS VENOSOS EN LA HISTORIA.
Si revisamos la utilización de los accesos venosos en la historia observamos que han
sido empleados desde hace varias décadas, aunque el conocimiento del sistema venoso
y sanguíneo es muy anterior. La utilización de estas vías de administración de fármacos
ha dependido no tanto del conocimiento anatómico, sino sobre todo de la disponibilidad
de material adecuado tanto para la punción venosa como para la perfusión de líquidos y
fármacos, siendo también importante, por supuesto, la viabilidad y compatibilidad con
la sangre de las propias sustancias a prefundir. (Carrero, 2002)
De todas las fechas destacadas en el camino hacia la utilización de las vías venosas
nosotros destacaríamos :
2. En 1628 William Harvey descubre la circulación de la sangre.
En 1656 Sir Christopher Wewn inyecta opio en un perro con una pluma
de ave.
En 1662 J. D. Mayor llevó a cabo con éxito la primera inyección en un
hombre.
En 1665 se transfunde sangre de un animal a otro.
En 1667, el científico francés Juan Bautista Denys efectuó la primera
transfusión al hombre, con sangre de carnero a un niño de 15 años, El
paciente muere.
En 1923 se administra por primera vez una sustancia por vía parenteral.
En 1945 se canaliza la primera vía central.
2.2. CATETER VENOSO PERIFÉRICO (CVP)
Con el CVP se pretende la instalación de una cánula endovenosa ya sea una cánula
corta o una palomilla, para administrar terapia intravenosa, cuando esta no tiene
agresividad excesiva ni duración en el tiempo, al paciente y aplicar tratamiento con las
menores consecuencias iatrogénicas para éste, tanto a nivel nosocomial como
hemodinámico.
Al insertar una vía venosa periférica, necesitamos una palomilla o una cánula
venosa periférica, siendo estas últimas las que más habitualmente se suelen utilizar. A la
hora de decidir el grosor que vamos a emplear, tendremos siempre en cuenta que a
menor grosor vamos a producir menos daño en el íntima venosa y, por tanto, habrá
menos riesgos potenciales de producción de flebitis mecánica, resultando en
consecuencia más soportable para el paciente.
La experiencia y el estudio de este tema nos ha demostrado que no influye tanto el
grosor del catéter en un mejor rendimiento y un mayor potencial, ya que a menor grosor
tendremos menor longitud del mismo y menor zona de resistencia, tanto para entradas
como para retrocesos de sangre, es decir, siempre que tengamos canalizada una vena
gruesa tendremos buenos resultados. En consecuencia a menor grosor del catéter se
puede prever más tiempo de permanencia de dicho catéter y menor riesgo de
extravasación.
En definitiva, diremos que a mayor grosor menor biocompatibilidad, por el lumen
del catéter, que ocupará en mayor medida el diámetro de la vena. Además, a más grosor,
mayor dureza del material y más longitud de ocupación del sistema vascular, con más
riesgo de lesión de la íntima y por consiguiente de aparición de flebitis mecánica.
2.3. CRITERIOS DE UTILIDAD
La utilización de CVP está recomendada en tratamientos cortos y poco agresivos. El
juicio de la enfermera/o será imprescindible, valorando al enfermo en cuanto a los
patrones de: seguridad, actividad, estado emocional, necesidad de hidrataciónalimentación,
etc. (Carrero, 2002)
2.4. PROCEDIMIENTO DE COLOCACIÓN (Marín-Mateo, 1997)
La primera tarea será la elección de la vena, la cual va a depender de varios factores,
como el calibre de la aguja, características de líquido a infundir, el estado de las venas...
Pero en general se utilizarán en primer lugar las venas más distales, dejando las más
gruesas para situaciones de urgencias o en aquellas personas cuyos vasos pequeños sean
inaccesibles.
Las venas del dorso de la mano, de la cara radial de la muñeca, las del antebrazo y
las de la flexura del codo, son las más indicadas para la venopunción de catéteres cortos.
Las venas de las extremidades inferiores, las del dorso del pie, femoral, y las del cuello,
también estás indicadas cuando el acceso a las venas del brazo no sea posible. Es
conveniente la canalización del catéter en el miembro no dominante del paciente.
MATERIAL NECESARIO (Carrero, 2002): Povidona yodada, clorhexidina, etc..
Algodón o gasas. Compresor. Esparadrapo o apósito estéril. Guantes (no es necesario
que sean estériles). Cánula de canalización, palomilla. Sistema de infusión y solución a
infundir, si vamos a dejar una perfusión continua. Obturador o tapón luer-lock y
3. solución de heparina si la vía se va a utilizar intermitentemente.
INFORMACIÓN DEL PACIENTE (Marín-Mateo, 1997): Informar al paciente de la
técnica que se le realizará y pedir su colaboración, sobre todo en el momento de la
punción, para evitar complicaciones. Colocar al paciente en la posición más adecuada
según el lugar de la punción. Intentar ofrecer al paciente un ambiente de intimidad y de
seguridad, colocando biombo o cortina y evitando que haya muchas personas alrededor
de la cama.
2.5. SERVICIO DE URGENCIAS HOSPITALARIAS
El presente estudio está referido al Servicio de Urgencias Hospitalarias (SUH) del
Hospital Santa Bárbara de Puertollano, hospital de referencia del Área de Salud de
Puertollano con 180 camas, que abarca 17 poblaciones y atiende a una población de
80.273 habitantes. (Ballestero et al, 2003)
El servicio consta de 6 boxes de consultas, (uno de ellos para pediatrías), un box de
reanimación o vital, una sala de yesos, un área de pacientes en observación, zona de
camas de observación, constituida por 6 camas, dos de ellas ubicadas en habitaciones
individuales.
Atiende las siguientes especialidades: traumatología, urología, cirugía general, medicina
interna, pediatría, oftalmología, otorrinolaringología.
El personal sanitario que atiende a los pacientes que acuden a nuestra unidad esta
formado por: nueve Facultativos de plantilla, Facultativos de refuerzo, el número
depende de las necesidades, Residentes de Familia en sus tres fases ( R 1, R 2 y R 3). 14
Enfermeras/os. 8 Auxiliares de enfermería.
El tiempo medio de antigüedad de los Facultativos de plantilla es de 8 años, el de los
Enfermeros/as 10 años y el de las Auxiliares de enfermería 12 años.
2.6. INDICADORES DE CALIDAD
La adecuación de la utilidad de las vías venosas en urgencias , es uno de los
indicadores que el SESCAM introduce dentro de los objetivos de calidad de los
hospitales para monitorizar; debido a que canalizaciones venosas innecesarias , generan
riesgos iatrogénicos, cargas de trabajo, molestias a los pacientes y costes económicos .
Dentro de la metodología para la evaluación de dicho indicador, establece como
criterios de adecuación, que presenten al menos uno de los siguientes criterios:
o Paciente sometido a TTº intravenoso en el SUH.
o Paciente ingresado en hospitalización tras recibir la atención en urgencias.
o Paciente al que se le ha practicado más de dos extracciones sanguíneas
secuenciadas durante su permanencia en el SUH.