1. 09/03/2016
TALLER DE NARRATIVA Y POESÍA Página 1
LA LAGUNA DE PONTE
(Cuento)
Era una noche oscura, sin luna, tan oscura como el café que Ortencia se negó a tomar
en el velorio de Fernando, su único hijo; pero ella no lloraba, ya no le quedaban
lágrimas para hacerlo.
Habían pasado ya tres días desde que su primogénito había desaparecido, pues no
fue hasta la tarde de hoy que tocaron la puerta de la desconsolada viuda para
comunicarle el hallazgo del cuerpo en el fondo de la laguna de ponte.
Esta noticia infligió la estocada final en la esperanza que a duras penas sostenía
Ortencia de que su hijo podría encontrarse en otro lugar, sin embargo esta idea no
tenía un sólido asidero; era una quimera creada en la mente de la mujer, impulsada y
alimentada por el deseo de no perder a su hijo; aunque lo último que se supo de él es
que a algún vecino le pareció ver que un niño se aventuraba en la laguna, pero que
tiempo después no lo había visto salir. Esto había pasado por la mañana, mientras
Ortencia preparaba el almuerzo y tejía un chuyo para Fernando, pues estaba próximo
el invierno, el cual era muy crudo en el pueblo de ponte, un pueblo de la serranía de
Cajamarca. Mientras esto sucedía, Fernando había salido a jugar con los vecinos de
su edad, como hacía la mayor parte de los días; pero en un trágico momento divisó la
laguna a pocos metros y observó sobre ella a algunos patos, fue entonces que se
apartó del grupo de infantes, sin que ellos se percataran de Fernando, luego llegó
hasta la orilla y mientras observaba a los patos flotar recordaba que su padre solía
indicarle sobre el curioso movimiento que éstos hacían son sus patas sumergidas en
el agua, luego vio hacia el centro de la laguna y observó la “Champa”, nombre con el
cual conocía a una curiosa formación a modo de islote que flotaba en el centro de la
laguna, la que estaba cubierta de hierbas , totoras y maleza ; a la cual Fernando
siempre había tenido la curiosidad de acercársele , pero tal curiosidad la reprimía su
padre, cuando estaba vivo, le daba consejos, le decía que nadie se atreve a ir al
centro de la laguna y tocar la “Champa”, pues este hecho molestaba a la laguna, la
que no dejaría regresar al que osara hacerlo.
Pero demás está decir que la curiosidad en los niños es irremediable y Fernando al
verse solo decidió adentrarse hacía el centro de la laguna, tocar la “Champa” y
regresar, sin decirle a ningún adulto lo que haría, pues esta hazaña solo la presumiría
con sus amigos.
Fue de esta manera que el pequeño Fernando se quitó el polo, zapatos y medias, los
guareció en una pequeña hondonada, tapándolos con una piedra entre plantas de
retama. Luego se sumergió, avanzando ágilmente a nado, dejando a los patos que se
mantenían en la orilla, pronto llegó al centro y se aferró a la “Champa”, estaba feliz, lo
había logrado, estaba sujeto a las totoras de ese islote, permaneció allí un par de
minutos ,luego de los cuales , satisfecho, se dispuso a regresar, soltándose de las
totoras, emprendió el nado de regreso, pero súbitamente se formó un remolino cerca
de él, el cual atraía el cuerpecillo de Fernando a su centro; Fernando nado
impetuosamente para alejarse de aquella siniestra fuerza, nadó tan ágilmente como
su púber cuerpo se lo permitía, de pronto el pequeño remolino empezó a perder
fuerza, con lo cual Fernando pudo alejarse de su alcance, sucedido esto, Fernando se
inclinó horizontalmente para continuar nadando hacia la orilla, y mientras lo hacía
2. 09/03/2016
TALLER DE NARRATIVA Y POESÍA Página 2
sintió que le costaba trabajo manejar sus piernas, luego las sintió pesadas como si
alguien se las estuviera jalando y ya no las podía levantar, se le habían hundido y se
encontraba chapoteando en el agua tratando de no hundirse por completo, entre las
ondas de agua giratorias que observó a su alrededor.
Ortencia habiendo terminado ya de cocinar, notó que Fernando no había regresado,
salió a llamarlo y observo que el grupo de infantes ya no estaba, miró a todos lados y
no lo divisaba, fue entonces que sintió una inexplicable sensación de temor y angustia,
que le apretó la garganta y a medida que empezó a tocar las puertas de sus vecinos
preguntando por el hijo, y estos le respondían que no lo habían visto, sintió que una
gota helada descendía por su pecho; siguió tocando puertas, de las que en poco
tiempo ya no disponía. En poco tiempo, Ortencia había reunido prácticamente a todo
el vecindario, pues este pueblo es realmente pequeño y poca gente lo habita, de tal
modo que los pobladores, tan solo mirándose unos a otros, concluyeron que el único
que les faltaba era el niño Fernando, al que buscaron sin suerte. Posteriormente al
escuchar que a algún vecino le había parecido ver a un niño adentrarse en la laguna,
los pobladores rodearon aquel cúmulo de agua y algunos de ellos se sumergieron
aunque solo a unos metros de la orilla, pues nadie se atrevía a adentrarse más; siendo
infructuosa la búsqueda se organizó un grupo que debía ir y pedir apoyo a la autoridad
municipal. En este grupo fue Ortencia y cuando llegó a la municipalidad fue reconocida
de inmediato por muchos funcionarios que ahí trabajaban, pues su esposo había
trabajado en dicha municipalidad, llegando a ser un confiable y generoso amigo para
muchos de los que aún trabajan allí, y más aún con el alcalde, quien dispuso todo lo
necesario para ayudar a la mujer en cuyo rostro veía la desesperación y debilidad de
toda la raza humana, al no poder cambiar nuestro destino.
Al siguiente día por la mañana se empezó a retirar el islote de la laguna con ayuda de
maquinaria pesada y succionaron toda el agua con motobombas, las que solo dejaron
lodo en el fondo de la laguna, pero al remover una y otra vez el lodo en el fondo, no
encontraron el cuerpo de Fernando. Ortencia estaba en su casa con alguna vecina
quien la acompañaba a rezar por el niño, ambas se pasaron la noche sin dormir,
Ortencia no quería presenciar si hallaban el cuerpo en la laguna, ella se encontraba en
un estado de negación y esperaba que don Pascual, el presidente de la ronda, quien
había salido a buscar a Fernando muy de madrugada con sus ronderos, regresara con
alguna noticia de su hijo.
Mientras tanto, en la laguna, todos se encontraban confundidos, pues si Fernando no
estaba ahí, ¿en dónde estaba?, se preguntaban. En este momento vieron que se
aproximaba don Pascual con sus ronderos hacia la laguna, todos lo esperaban
impacientes por saber si tenía alguna noticia sobre en niño, llegó a la orilla, descendió
de su caballo, empezó a caminar y levantando la cabeza como para dirigir alguna
palabra, se detuvo, dirigiendo la mirada hacia unas plantas de retama, en donde le
pareció ver algo, se acercó y vio que había una piedra en medio, la cual aplastaba a
algunas ramas, hiriéndolas, esto le causó extrañeza, levanto la piedra y encontró los
zapatos, medias y polo de un niño, cogió las prendas en una de sus manos y
levantándolas las mostró a todos. Los demás pobladores reconocieron que tales
prendas eran del niño que buscaban; este descubrimiento los confundió aún más, y
mientras la mayoría trataba de encontrar una salida lógica a tal circunstancia, la voz
3. 09/03/2016
TALLER DE NARRATIVA Y POESÍA Página 3
de un niño empezó a escucharse, esta voz decía: miren! Algo se mueve en el fondo!
Miren!!!...
Entonces vieron salir de las paredes de la laguna una grotesca formación de lodo, que
resbalaba, mientras caía hacia el fondo y a medida que el lodo se desprendía, se
formaron pequeños brazos y piernas, para finalmente esculpir un cuerpo humano, el
cuerpo de Fernando.
Luego de haber sacado el cuerpo, lo condujeron a una vivienda para lavarlo, entre
tanto, don Pascual se dispuso a llevar la noticia a oídos de Ortencia; caminó hasta la
casa de Ortencia, tocó la puerta, tras la cual apareció de inmediato Ortencia, quien
fijando su mirada en los ojos de Don Pascual de dijo:
-Dígame don pascual… ¿han encontrado a mi hijo?
-sí, pero tiene que ser fuerte Ortencia…
-¿fuerte?, entonces ¿usted no encontró?
-todos lo hemos encontrado…
-no me diga más, replicó la mujer, ¿fue la laguna?
Don pascual asintiendo con la cabeza le entrego la ropa que llevaba en la mano; la
mujer las tomó entre las suyas y descargo toda su desolación sobre estos.