1. Keith Lerma
Monocultura Disney
En casi todos los rincones del planeta se manejan las mismas informaciones, se
ven las mismas películas, se conducen los mismos automóviles, se imponen las
mismas modas, se escuchan las mismas canciones y se soportan los mismos
anuncios publicitarios.
La televisión, el cine, los videojuegos e internet hacen que los gustos de
adolescentes ed clase media sean los mismos en todas partes del mundo.
Constituyen un escenario cercano que rodea el desarrollo y crecimiento de las
personas y condiciona con fuerza y perseverancia la formación de la opinión
pública.
Se impone así una monocultura global regida por los intereses económicos de las
grandes corporaciones mediáticas del norte. Buscan ya no informar sino
entretener a audiencias cautivas por los brillos efímeros de personajes famosos
que guían los deseos y esperanzas en este nuevo paraíso electrónico.
El control imperial de la monocultura global
La imposición de las formas culturales propias de quienes detentan el poder ha
gestado una supuesta cultura global detrás de la cual se esconden las pautas
culturales occidentales, impregnadas de una visión etnocéntrica poderosa.
Hollywood proporciona el combustible esencial. Las canciones de Madonna y
Michael Jackson son el muecín del nuevo orden mundial. Sus imágenes dominan
los sueños, y los sueños determinan las acciones. Esta neocolonización Disney de
la cultura global contemporánea puebla nuestros sueños con una legión de héroes
y heroínas mediáticos que conforman nuestros deseos y aspiraciones.
En la era de la información no es sólo el control de los medios de producción lo
que importa, sino el control de los medios de comunicación. La verdadera arma de
quien gobierna es el control de la información: decidir lo que se puede decir y lo
que no se puede decir.
El proceso de privatización de los medios de comunicación ha conseguido
simplemente que los monopolios sustituyeran a los monopolios públicos de
antaño, transformando toda huella de interés público y de servicio a la ciudadanía
que podrían tener los primeros, por el interés privado y el servicio a las
corporaciones transnacionales a las que sirven, de los segundos.
2. Keith Lerma
Las estrategias mediáticas de dominación
La influencia de los medios de comunicación no es un problema marginal ni
periférico con respecto al problema de la globalización neoliberal. Es capital
porque la información fue un recurso de la ciudadanía frente a los abusos del
poder.
Los medios de comunicación siempre consideraron como un deber denunciar
atropellos, discriminaciones y abusos que cometiera el poder.
La fragmentación y banalización del mensaje
Se busca des-problematizar lo real fragmentando las informaciones, cubriendo la
información de imágenes y de grandes titulares, siguiendo las modas más
efímeras y los aspectos más vacuos e intrascendentes de la vida social,
concentrándose en los deportes y en actividades culturales anecdóticas carentes
de finalidad política.