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BIOGRAFIA Y OBRAS DE ELOY ALFARO
COLEGIO MILITAR “ELOY
ALFARO”
KDT: Camila González Ochoa
Curso: 1ro BGU “G”
José Eloy Alfaro Delgado (Montecristi, Ecuador, 25 de junio de 1842 -
Quito, Ecuador, 28 de enero de 1912) fue Presidente de la República del Ecuador
en dos ocasiones en períodos que comprenden entre 1897 a 1901 y 1906 a 1911,
general de División del Ejército del Ecuador desde 1895 y líder de la revolución
liberal ecuatoriana (1895 - 1924). Por su rol central en las batallas de la revolución
y por haber combatido al conservadorismo por casi 30 años, es conocido como
el Viejo Luchador.
Alfaro inició su lucha contra los conservadores católicos desde los años 60 del
siglo XIX, la fuerzas revolucionarias lo nombraron Jefe Supremo de las provincias
de Manabí y Esmeraldas, durante su rebelión en febrero de 1883, rebelión que
terminó el 11 de octubre del mismo año cuando fue organizado un gobierno
provisional que restauró el conservadurismo en el poder.
El 5 de junio de 1895, el pueblo de Guayaquil se pronuncia en contra del
presidente interino Vicente Lucio Salazar y lo nombra Jefe Supremo, por lo que
Eloy Alfaro vuelve al país desde el destierro en Panamá y se da inicio a la
Revolución liberal y a una corta guerra civil con la que conquista el poder.
BIOGRAFÍA DE ELOY ALFARO
El 17 de enero de 1897 es nombrado Presidente Constitucional hasta el 1 de
septiembre de 1901, con lo cual entre sus principales logros estuvo
la separación entre iglesia y Estado. Después de su primer gobierno, apoyó a
su sucesor, Leónidas Plaza Gutiérrez, pero poco tiempo después surgieron
diferencias entre ambos. Se opuso contra el gobierno de Lizardo García el 1
de enero de 1906 y a pocos días, el 17 de enero, se proclama Jefe Supremo y
gobernó hasta el 12 de agosto de 1911. En el segundo período de gobierno de
Alfaro se realizaron varios cambios, entre los cuales consta la legalización
del divorcio, la construcción de numerosas escuelas públicas, se instauró
la libertad de expresión, se instituyó el laicismo, el derecho a la educación
gratuita, así como el matrimonio civil. Sin embargo, se considera como el
mayor logro de este período el haber finalizado la construcción del Ferrocarril
Transandino que unió las ciudades de Guayaquil y Quito. Esto ayudó a la
creación de la empresa ferrocarrilera dirigida por el empresario quiteño Marco
Antonio Benavides; que se convirtió, años después, en la mano derecha de
Eloy Alfaro.
Después del cese de sus funciones, durante el gobierno de Emilio Estrada
Carmona, Alfaro cuestionó severamente la administración del Presidente y
pronto los coidearios de Alfaro, empezaron a organizar una serie de
sublevaciones militares. Alfaro fue desterrado a Panamá durante el gobierno
interino de Carlos Freile Zaldumbide. El 4 de enero de 1912 volvió al país y
pronto se propuso dialogar con el Gobierno, sin embargo, el general Leónidas
Plaza lo encarceló. El 28 de enero de 1912, un tumulto de personas
en Quito ingresaron a la cárcel donde estaban detenidos Alfaro, sus familiares,
y amigos, y después de un linchamiento, arrastraron los cuerpos de los líderes
liberales por las calles de Quito hasta el parque El Ejido donde finalmente los
incineraron.
Se considera que su legado más importante fue la defensa de los valores
democráticos, la unidad nacional, la integridad territorial del Ecuador, el
laicismo, la modernización de la sociedad ecuatoriana, la educación el sistemas
de transporte y comunicación.
La Escuela Superior Militar del Ejército ecuatoriano lleva su nombre, el buque
insignia de la Escuadra Naval, múltiples avenidas, instituciones educativas
militares (colegios, escuelas y academias), parques y plazas en todo el Ecuador.
Alfaro es considerado en la historia del Ecuador como uno de los caudillos
más sobresalientes y con mayor impacto en la vida del Ecuador.
LA REVOLUCIÓN
José Eloy recibió su instrucción primaria en su lugar natal y al concluir esos
estudios, se dedicó a ayudar a su padre en los negocios. Durante su juventud se
identificó con el liberalismo anticlerical, doctrina que se conoció posteriormente
como el liberalismo radical ecuatoriano. Al enterarse el joven Eloy Alfaro de que
Gabriel García Moreno había pedido el protectorado a Francia, se unió a las filas
liberales. A los 22 años de edad empuñó las armas contra García Moreno, pero
tuvo que salir del Ecuador porque la conspiración urdida por el general Tomás
Maldonado había sido sofocada. Corría 1864. Al año siguiente regresó para
combatir junto al general José María Urvina en Jambelí.
Derrotado y perseguido, Alfaro ancló en Panamá, departamento de Colombia
todavía, en donde con su trabajo se labró una fortuna y contrajo matrimonio con
Ana Paredes y Arosemena, panameña de 16 años de edad, a la que amó fielmente a
lo largo de la vida, y con quien tuvo nueve hijos. Sin la fortaleza de su esposa que
sobrellevó con entereza las separaciones y sobresaltos ocasionados por la
interminable lucha militar y política del esposo, Alfaro no habría podido sembrar
lo que sembró. En Panamá conoció a Juan Montalvo, a quien protegió y financió
la edición de algunos de los inmortales ensayos. Muerto García Moreno en 1875,
Alfaro regresó a Ecuador, luchó por la abolición de la octava carta política
conocida como "Carta Negra" y por la convocatoria de una Convención.
Se unió a Veintimilla y se distinguió en Galte, la batalla que consolidó la
jefatura suprema de ese general. Pronto se decepcionó de él, volvió a Panamá
y retornó a Guayaquil en abril de 1878 para combatirlo. En noviembre de ese
año fue apresado y cargado de grillos hasta marzo de 1879. Gracias a la
valiente defensa de Montalvo fue puesto en libertad y expulsado a Panamá.
Como su fortuna material había venido a menos, pues con ella financiaba su
activismo libertario y porque Panamá había entrado en crisis económica,
Alfaro cayó en la pobreza. Trabajó como periodista, pero volvió a la carga en
1882 al proclamarse Veintimilla nuevamente dictador. Cuando Alfaro contó a
su madre que se aproximaba la guerra civil, recibió de ella esta bendición:
'Bien está. Vaya usted a cumplir sus deberes con la patria'.
Se embarcó para Esmeraldas y asumió la dirección del movimiento armado,
pero fue vencido y tras un escape prodigioso y lleno de sufrimientos a través
de los Andes y la selva llegó a Panamá. Allí le nació una hija a la que puso el
nombre de Esmeralda. Y volvió otra vez a combatir en la campaña de la
Restauración, lo que le valió ser nombrado jefe supremo de Manabí y
Esmeraldas. Los opositores le echaron en cara el decreto del 2 de julio de
1883, en el que ordenaba que los "sindicados sean juzgados sumaria y
verbalmente sin apelación" y que "los bienes de todos estos criminales se les
confisquen mientras dure la guerra y para emplearlos en sostener la guerra".
Sus tropas fueron las primeras en cercar a Guayaquil. Combatió en la batalla del 9
de julio de 1883 y entró triunfante en la ciudad amada. Convocada la Convención
de 1884, renunció a la jefatura suprema de Manabí, recibió la confirmación de su
grado de general y se desterró del Ecuador. Poco después, volvió para combatir a
Caamaño y liderar a los montoneros. Su nombre se iba tornando legendario. Pero
asimismo se le acusó de haber hecho la guerra a Caamaño "apenas éste fue elegido
y sin el más leve pretexto para una sublevación". En diciembre de 1884 perdió el
combate naval de Jaramijó en el vapor "Pichincha", antes "Alajuela", contra la
flotilla del presidente Caamaño, comandada por el general Reinaldo Flores. Para
no rendirse, encalló la nave y la incendió. Escapó a Panamá atravesando Colombia
en una odisea plagada de dificultades de la que salió nimbado con la aureola de
héroe mítico siempre derrotado pero jamás definitivamente vencido. "General de
las Derrotas" lo llamaban entre despectivos y asombrados sus grandes enemigos
conservadores. Luchó contra los presidentes García Moreno, Borrero, Veintemilla
y Caamaño, por lo que la tradición lo conoce como el "Viejo Luchador" o "el
General de las Derrotas". Eloy Alfaro pasó por muchas y serias dificultades en las
diversas campañas que emprendió, tendientes a combatir la tiranía, en estos
combates gastó su fortuna adquirida en Panamá con la ayuda de su esposa de esa
nacionalidad Ana Paredes Arosemena, de ese matrimonio nacieron nueve hijos:
Bolívar, Esmeraldas, Colombia, Colón, Bolívar (2), Ana María, América, Olmedo y
Colón Eloy; Rafael nació fuera del matrimonio.
Alfaro ejerció la jefatura suprema hasta el 17 de enero de 1897. En este año y
medio, la revolución cabalgó sobre un potro de tormentos nacidos del espíritu
conciliador y de la prudencia reformista de Alfaro, de las exigencias de cambios
drásticos pedidos por la impaciencia de los radicales, de la subversión de los
conservadores, de la violencia del clero y de la represión y ambiciones de los
propios alfaristas.
La primera medida fue exonerar a los indios del pago de la contribución territorial
y del trabajo subsidiario, y gobernar con todos los sectores del liberalismo. La
segunda, aplacar a la Iglesia: escribió al papa León XIII para presentarse y le pidió
que canonizara a la quiteña Mariana de Jesús Paredes y Flores. El Papa le contestó
con paternal bondad, pero la Iglesia local no estaba dispuesta a la paz. "Rechace el
Señor a los espíritus infernales (del liberalismo)", arengaba el huido obispo de
Manabí, que dirigió una invasión desde Colombia, mientras el desterrado obispo
de Loja lo hacía desde el Perú. Los conservadores se sublevaban en el norte, en el
centro y en el sur de la Sierra. Los predicadores incitaban a la guerra santa. Hubo
abusos y desmanes: el coronel Manuel Antonio Franco, el hombre duro de Alfaro,
expulsó a los capuchinos de Ibarra. Las tropas liberales asaltaron el Palacio
Arzobispal de Quito, quemaron la biblioteca y el archivo, injuriaron al arzobispo
González y Calisto, paladín de la cruzada antiliberal, e hicieron la parodia de
fusilarlo si no gritaba "!Viva Alfaro!".
PRIMER GOBIERNO: DESDE EL 5 DE
JUNIO DE 1895 AL 31 DE AGOSTO DE
1901
El arzobispo respondió dulcemente que "¡Viva hasta que muera!". Se persiguió a los
hermanos de la Salle, a los padres salesianos y redentoristas y se apresó a algunos sacerdotes
y religiosos, sobre todo, a los dominicos. Y expulsó de la misión del Napo a los jesuitas,
"destruyendo con un sólo mandato sacrificios, beneficio y costos sostenidos durante
muchas décadas, interrumpiendo así... la defensa del territorio oriental", como señala el
historiador Luis Robalino Dávila. El coronel Antonio Vega Muñoz al mando de fuerzas
conservadoras tomó Cuenca el 5 de julio. Cuenca estaba sicológica y militarmente preparada
para resistir. Por las noches, indios, sirvientes, patrones y sacerdotes salían en procesión de
antorchas cantando la letanía: "Del indio Alfaro, líbranos, Señor". El propio Alfáro tuvo que
tomar la ciudad al mando de un poderoso ejército. La campaña duró dos meses. Se peleó
calle por calle y casa por casa. Cuenca se defendió hasta con agua y aceite hirviendo. El 23
de agosto, la ciudad se rindió. Hubo 1.250 muertos.
En Quito, la represión a los conservadores fue durísima: la Universidad y sus profesores
fueron ultrajados y los periódicos, clausurados. En el cementerio de San Diego, el periodista
Víctor León Vivar daba el adiós a los restos mortales de Pablo Herrera, académico de la
Lengua y prominente político conservador. Cuando abandonaba el cementerio, fue cazado
entre las tumbas por soldados alfaristas y acribillado a balazos. Pese a esta guerra religiosa y
regionalista, el Gobierno gobernó: canalizó Guayaquil, construyó el mercado de Quito,
reformó los aranceles, suspendió el pago de la deuda externa, apoyó la independencia de
Cuba ante la reina de España, María Cristina, convocó un Congreso Internacional
Americano en México para fomentar la unión latinoamericana, que no tuvo éxito, y llamó a
elecciones para Asamblea Constituyente. Casi todos los elegidos fueron liberales y
gobiernistas.
La Asamblea se reunió en Guayaquil el 9 de octubre de 1896. Cuatro días antes, un tercio de
Guayaquil había sido pasto de las llamas. Las pérdidas llegaron a 18 millones de sucres. La
Asamblea trasladada a Quito por el incendio eligió a Alfaro presidente constitucional por 51
votos, más 12 votos en blanco, y promulgó la undécima Constitución el 14 de enero de
1897. Ésta consagró la libertad de cultos, abolió la pena de muerte, estableció la igualdad de
los ciudadanos ante la Ley y quitó el privilegio de fuero para los delitos comunes.
Cuatro cuidados principales ocuparon la atención de Alfaro en este período: las relaciones
con la Iglesia, el ferrocarril, la obra pública, la paz interna y externa. La libertad de cultos
violaba el concordato con la Santa Sede. Alfaro intentó renegociarlo de modo que Roma
aceptara la separación entre la Iglesia y el Estado. La Santa Sede se mostró más flexible que
la Iglesia local, pero no se llegó a un acuerdo. El Congreso Extraordinario de 1899 resucitó
el Patronato colonial, que sometía la Iglesia al Estado. Lo hizo para impedir que el clero
participara en la política partidista y para "inducirlo a vivir nuestra vida republicana, ...
mediante el ejercicio sublime, pero exclusivo, de su ministerio", como dijo Alfaro.
Los obispos y los conservadores obedecieron a medias. En 1900, se estableció el Registro
Civil con lo que se arrebató a la Iglesia un instrumento de información y control ciudadano.
Los cementerios pasaron a ser administrados por el Estado. Entonces el delegado
apostólico de la Santa Sede para América del Sur, monseñor Pietro Gasparri, negoció con el
canciller José Peralta, cabeza ideológica del radicalismo. Conferenciaron en Santa Elena,
Guayas, y firmaron protocolos de reconciliación, que, al tiempo de ser ejecutados por el
nuncio apostólico Bavona, fueron descono-cidos por Peralta. El secretario de Estado de la
Santa Sede protestó. Y quedó consumada la ruptura con la Iglesia. En 1897, Alfaro celebró
un contrato con el empresario estadounidense Archer Harman, de confesión protestante,
para la terminación del ferrocarril Guayaquil-Quito. Desde Durán había construidos 70
kilómetros de línea estrecha.
Todo el mundo se le opuso: los comerciantes y banqueros porque había
contratado con una compañía extranjera, y había que renegociar la deuda
externa y gravar con impuestos el comercio exterior. Los latifundistas de la
Sierra, por la deuda externa y los trastornos que el ferrocarril acarrearía al
mercado interno; la Iglesia, porque el contratista no era católico y porque con
el ferrocarril llegaría la disolución de las costumbres. Alfaro se mantuvo firme:
"Don Miedo nunca fue buen consejero. El decoro nacional no consiente un
paso atrás", telegrafió a Luis Felipe Carbo, su ministro en Washington. La obra
pública fue inteligente: sancionó la Ley de Instrucción de 1897, que reservaba
al Estado el control de todo el ciclo de enseñanza, incluida la universitaria; la
educación debía ser laica y gratuita, y la primaria obligatoria; inauguró los
primeros colegios normales para preparar maestros de primaria, fundó el
Colegio Nacional Mejía, entregó la recaudación de impuestos en la Costa a una
compañía privada, la Sociedad de Crédito Público; adoptó el patrón oro como
base del sistema cambiario y norma referencial para el comercio exterior;
reorganizó las Fuerzas Armadas, abrió la administración pública a la clase
media, y las oficinas del Estado a la mujer trabajadora.
En 1900, Ecuador concurrió con éxito a la Exposición Mundial de París; se
trasladaron solemnemente a la catedral metropolitana los restos mortales del
Mariscal Antonio José de Sucre, descubiertos en el subsuelo del Carmen Bajo de
Quito. La paz interna fue perturbada por sucesivos levantamientos de los
conservadores. Primero en Riobamba, en 1897, lo que dio pie a excesos en el
colegio San Felipe: El padre Emilio Moscoso, superior del colegio, fue asesinado
por las tropas alfaristas, que profanaron las hostias consagradas. Al año siguiente,
se levantó en Cuenca el coronel Antonio Muñoz y fue derrotado por el coronel
Ullauri, liberal. En 1898, la lucha fue en Taya y Guangoloma, Cotopaxi. Se
mutilaron las orejas de los prisioneros reincidentes, vencidos en Taya. En 1899, fue
derrotado en Sanacajas, Chimborazo, el general conservador José María Sarasti.
Los desterrados al Perú atacaron Loja. Las mutuas intromisiones de liberales
ecuatorianos apoyados por Alfaro en Colombia y de conservadores colombianos
en Ecuador causaron tres batallas entre 1898 y 1900, que aunque localizadas y sin
consecuencias internacionales, fueron sangrientas. En la de Tulcán, el 22 de mayo
de 1900, murieron 800 combatientes, en su mayoría colombianos. Destacó en este
conflicto la doctrina del obispo de Ibarra, Federico González Suárez, que se opuso
a los invasores conservadores de la llamada "Restauración Católica", aduciendo
que no era moral sacrificar los intereses del Ecuador por querer salvar los de la
Religión.
El golpe militar de Eloy Alfaro contra el presidente Lizardo García influyó para que los dos
primeros años de la segunda presidencia del Viejo Luchador fueran perturbados por la oposición
de los liberales placistas y de los conservadores. Lo más notable de este segundo período fue la
consolidación del laicismo, la llegada del ferrocarril a Quito y la unión nacional en torno al
conflicto bélico con el Perú. El 9 de diciembre de 1906, el general conservador Antonio Vega
Muñoz levantó a Cuenca contra Alfaro. Vega esperaba refuerzos conservadores de otras
provincias de la Sierra. Fue derrotado por el general liberal Ulpiano Páez en Ayancay, entre Azuay
y Cañar. Vega murió de un balazo cuando entraba a pie en Cuenca como prisionero de las tropas
alfaristas. Los gobiernistas dieron la versión de que Vega se había suicidado; pero lo más probable
es que fue asesinado.
Este hecho aumentó la impopularidad de Alfaro. Vega era un ciudadano distinguido y respetado
en Ecuador. La impopularidad creció cuando en el mismo mes de diciembre el batallón "Vargas
Torres" saqueó la ciudad de Loja con la connivencia de las autoridades alfaristas locales, y cuando
el desmán quedó impune. Muchos liberales radicales se pasaron a la oposición. Había descontento
contra los abusos del Ejército, cuyo liderazgo iba escurriéndose de las manos de Alfaro, quien,
débil y achacoso, permitía que el Poder se repartiera entre los favoritos y sus familias. Consultado
el nuevo arzobispo de Quito, Federico González Suárez, sobre qué hacer contra estos y otros
abusos, aconsejó votar por personas capaces y patriotas. En Quito se constituyó un Club Político
Universitario para luchar por la libertad de sufragio en las elecciones del próximo Congreso.
Como se preparaba el fraude electoral, el pueblo se levantó para apoyar a los universitarios. El 25
de abril de 1907 se dio un choque sangriento. Alfaro perdió el apoyo de un sector de los
intelectuales. Un poco más tarde, el 19 de julio, se intentó asesinar a Alfaro en la gobernación de
Guayaquil. Al defenderlo, murieron ocho oficiales, y se fusiló a ocho de los 16 complotados que
habían sido reducidos a prisión.
SEGUNDA ADMINISTRACIÓN:16 DE
ENERO DE 1906 A 11 DE AGOSTO DE 1911
En la segunda administración del General Alfaro, se realizaron las siguientes obras: el 25 de
junio de 1908 se inauguró el ferrocarril del Sur que unía Quito con Guayaquil; se dio
1’700.000 sucres para la construcción del sistema de agua potable de Quito, dotó a
Guayaquil de canalización para este mismo servicio básico, se construyó, por el centenario
del primer grito de la Independencia, un monumento conmemorativo en la Plaza Grande de
Quito, y se realizó una Exposición Universal. Para sede de esa exposición se construyó
el Palacio de la Exposición, actual sede del Ministerio de Defensa del Ecuador. Hizo
levantar planos de nuestra frontera y proporcionó adecuados edificios a diversas
instituciones militares. En 1910, ante una posible guerra con el Perú por el
centenario conflicto territorial, se trasladó a la frontera sur para organizar la defensa de la
República, y adquirió armamento moderno. En 1906 se promulgó la Constitución liberal,
que consagró el Estado laico, poniendo fin a la injerencia de la Iglesia Católica en la política.
Un dato interesante es que desde el gobierno de Eloy Alfaro se le dio oportunidad a las
mujeres de estudiar y ser parte de la sociedad.
Hallazgo de los restos mortales del Gral. Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre los
mismos que fueron llevados a la catedral metropolitana donde se los guarda, se los conserva
y se los venera muy respetuosamente. Reorganizó el desaparecido conservatorio de música
Desapareció privilegios militares y eclesiásticos. Hizo levantar un monumento al insigne
escritor y amigo Don Juan Montalvo en su ciudad natal. En 1901, se establece locales para
el funcionamiento de los Colegios Normales Juan Montalvo y Manuela Cañizares, El
edificio del Colegio Vicente Rocafuerte de Guayaquil. Construyó el ferrocarril del sur, se
dio 1’700.000 sucres para el Agua Potable de Quito, dotó a Guayaquil de canalización, se
inauguró en la Recoleta el local que hoy ocupa el Ministerio de Defensa, proveyó al Ecuador
de un armamento moderno.
OBRAS DE ELOY ALFARO
Varias obras de Alfaro.
- Constructor ejecutivo del ferrocarril de sur.
- Hallazgo de los restos mortales del Gral. Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre los mismos que
fueron llevados a la catedral metropolitana donde se los guarda, se los conserva y se los venera muy
respetuosamente.
- Mejoro la recaudación fiscal
- Abolición de algunas contribuciones del pueblo indígena.
- Propuso el mejoramiento y protección de la raza indígena.
- Incorporo a la mujer a la vida publica
- Implanto el Laicismo
- Organizo mejor la enseñanza universitaria
- Fundo el colegio nacional Mejía.
- Fundo escuelas normales
- Fundo escuelas nocturnas y diurnas
- Mejoro al ejercito
- Fundo el hoy Colegio militar Eloy Alfaro
- Creó la escuela de clases
- Reorganizo el desaparecido conservatorio de música
- Desapareció privilegios militares y eclesiásticos
- Fundo el colegio Manuela Cañizarez
- Fundo el normal Juan Montalvo
- Finalizo si primer periodo presidencial cuando el Ecuador era un amplio camino hacia el progreso.
- Hizo levantar un monumento al insigne escritor y amigo Don Juan Montalvo en su ciudad natal.
-Colegio Militar Eloy Alfaro
El domingo 28 de enero de 1912, Quito se convirtió en escenario del crimen que una turba fanática consumó
contra el general Eloy Alfaro Delgado, líder del liberalismo ecuatoriano, su hermano Medardo, su sobrino
Flavio, el periodista Luciano Coral y los militares Manuel Serrano Renda y Ulpiano Páez.
En la consumación del martirologio influyeron aquellos antecedentes incubados por la ambición y deslealtad
de jefes liberales y fuerzas políticas y económicas contrarias a los afanes transformadores alfaristas.
Desde el derrocamiento de Alfaro en agosto de 1911, la división del liberalismo agudizó y esa situación la
aprovecharon terceros para captar posiciones. Por la muerte del presidente Emilio Estrada en diciembre de
1911, a pocos meses de ejercer su mandato, asumió como encargado del poder Carlos Freile Zaldumbide.
Este último tuvo el respaldo de los generales Leonidas Plaza y Julio Andrade, pero no de Pedro J. Montero,
quien pidió el regreso de Eloy Alfaro, que en efecto arribó el 4 de enero. La tarea pacificadora del ex
presidente resultó infructuosa, pues ocurrieron feroces combates entre las fuerzas simpatizantes del
gobernante interino y los liberales radicales.
En Huigra, Naranjito y Yaguachi, los leales a Eloy Alfaro llevaron la peor parte. La guerra civil cesó por la
suscripción del Tratado de Durán (22 de enero de 1912), que daba garantías a los dirigentes rebeldes hecho
prisioneros, aunque resultaron falsas.
Pedro J. Montero murió asesinado el 25 de enero en Guayaquil por el ataque de un soldado y de la turba que lo
mutiló, arrastró y le prendió fuego en la plaza de San Francisco. El grupo que encabezaba Eloy Alfaro
salió por tren a Quito en la madrugada del 26. Cerca del mediodía del domingo 28, la máquina entró en la
ciudad.
Los prisioneros fueron llevados al Panóptico, en medio de actitudes sospechosas del populacho. Sin dar
tiempo a algún leal auxilio, la displicente masa de hombres y mujeres asaltó los calabozos, gracias al
comportamiento cómplice de autoridades y guardias de turno.
El grupo inició la masacre y asesinó, ofendió cadáveres, los arrastró y solo culminó su orgía de sangre cuando
en la pira del parque El Ejido ardió el cuerpo del líder manabita. El escritor Alfredo Pareja Diezcanseco
denominó 'La hoguera bárbara' al repudiable episodio.
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  • 1. BIOGRAFIA Y OBRAS DE ELOY ALFARO COLEGIO MILITAR “ELOY ALFARO” KDT: Camila González Ochoa Curso: 1ro BGU “G”
  • 2. José Eloy Alfaro Delgado (Montecristi, Ecuador, 25 de junio de 1842 - Quito, Ecuador, 28 de enero de 1912) fue Presidente de la República del Ecuador en dos ocasiones en períodos que comprenden entre 1897 a 1901 y 1906 a 1911, general de División del Ejército del Ecuador desde 1895 y líder de la revolución liberal ecuatoriana (1895 - 1924). Por su rol central en las batallas de la revolución y por haber combatido al conservadorismo por casi 30 años, es conocido como el Viejo Luchador. Alfaro inició su lucha contra los conservadores católicos desde los años 60 del siglo XIX, la fuerzas revolucionarias lo nombraron Jefe Supremo de las provincias de Manabí y Esmeraldas, durante su rebelión en febrero de 1883, rebelión que terminó el 11 de octubre del mismo año cuando fue organizado un gobierno provisional que restauró el conservadurismo en el poder. El 5 de junio de 1895, el pueblo de Guayaquil se pronuncia en contra del presidente interino Vicente Lucio Salazar y lo nombra Jefe Supremo, por lo que Eloy Alfaro vuelve al país desde el destierro en Panamá y se da inicio a la Revolución liberal y a una corta guerra civil con la que conquista el poder. BIOGRAFÍA DE ELOY ALFARO
  • 3. El 17 de enero de 1897 es nombrado Presidente Constitucional hasta el 1 de septiembre de 1901, con lo cual entre sus principales logros estuvo la separación entre iglesia y Estado. Después de su primer gobierno, apoyó a su sucesor, Leónidas Plaza Gutiérrez, pero poco tiempo después surgieron diferencias entre ambos. Se opuso contra el gobierno de Lizardo García el 1 de enero de 1906 y a pocos días, el 17 de enero, se proclama Jefe Supremo y gobernó hasta el 12 de agosto de 1911. En el segundo período de gobierno de Alfaro se realizaron varios cambios, entre los cuales consta la legalización del divorcio, la construcción de numerosas escuelas públicas, se instauró la libertad de expresión, se instituyó el laicismo, el derecho a la educación gratuita, así como el matrimonio civil. Sin embargo, se considera como el mayor logro de este período el haber finalizado la construcción del Ferrocarril Transandino que unió las ciudades de Guayaquil y Quito. Esto ayudó a la creación de la empresa ferrocarrilera dirigida por el empresario quiteño Marco Antonio Benavides; que se convirtió, años después, en la mano derecha de Eloy Alfaro.
  • 4. Después del cese de sus funciones, durante el gobierno de Emilio Estrada Carmona, Alfaro cuestionó severamente la administración del Presidente y pronto los coidearios de Alfaro, empezaron a organizar una serie de sublevaciones militares. Alfaro fue desterrado a Panamá durante el gobierno interino de Carlos Freile Zaldumbide. El 4 de enero de 1912 volvió al país y pronto se propuso dialogar con el Gobierno, sin embargo, el general Leónidas Plaza lo encarceló. El 28 de enero de 1912, un tumulto de personas en Quito ingresaron a la cárcel donde estaban detenidos Alfaro, sus familiares, y amigos, y después de un linchamiento, arrastraron los cuerpos de los líderes liberales por las calles de Quito hasta el parque El Ejido donde finalmente los incineraron. Se considera que su legado más importante fue la defensa de los valores democráticos, la unidad nacional, la integridad territorial del Ecuador, el laicismo, la modernización de la sociedad ecuatoriana, la educación el sistemas de transporte y comunicación. La Escuela Superior Militar del Ejército ecuatoriano lleva su nombre, el buque insignia de la Escuadra Naval, múltiples avenidas, instituciones educativas militares (colegios, escuelas y academias), parques y plazas en todo el Ecuador. Alfaro es considerado en la historia del Ecuador como uno de los caudillos más sobresalientes y con mayor impacto en la vida del Ecuador.
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  • 6. LA REVOLUCIÓN José Eloy recibió su instrucción primaria en su lugar natal y al concluir esos estudios, se dedicó a ayudar a su padre en los negocios. Durante su juventud se identificó con el liberalismo anticlerical, doctrina que se conoció posteriormente como el liberalismo radical ecuatoriano. Al enterarse el joven Eloy Alfaro de que Gabriel García Moreno había pedido el protectorado a Francia, se unió a las filas liberales. A los 22 años de edad empuñó las armas contra García Moreno, pero tuvo que salir del Ecuador porque la conspiración urdida por el general Tomás Maldonado había sido sofocada. Corría 1864. Al año siguiente regresó para combatir junto al general José María Urvina en Jambelí. Derrotado y perseguido, Alfaro ancló en Panamá, departamento de Colombia todavía, en donde con su trabajo se labró una fortuna y contrajo matrimonio con Ana Paredes y Arosemena, panameña de 16 años de edad, a la que amó fielmente a lo largo de la vida, y con quien tuvo nueve hijos. Sin la fortaleza de su esposa que sobrellevó con entereza las separaciones y sobresaltos ocasionados por la interminable lucha militar y política del esposo, Alfaro no habría podido sembrar lo que sembró. En Panamá conoció a Juan Montalvo, a quien protegió y financió la edición de algunos de los inmortales ensayos. Muerto García Moreno en 1875, Alfaro regresó a Ecuador, luchó por la abolición de la octava carta política conocida como "Carta Negra" y por la convocatoria de una Convención.
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  • 8. Se unió a Veintimilla y se distinguió en Galte, la batalla que consolidó la jefatura suprema de ese general. Pronto se decepcionó de él, volvió a Panamá y retornó a Guayaquil en abril de 1878 para combatirlo. En noviembre de ese año fue apresado y cargado de grillos hasta marzo de 1879. Gracias a la valiente defensa de Montalvo fue puesto en libertad y expulsado a Panamá. Como su fortuna material había venido a menos, pues con ella financiaba su activismo libertario y porque Panamá había entrado en crisis económica, Alfaro cayó en la pobreza. Trabajó como periodista, pero volvió a la carga en 1882 al proclamarse Veintimilla nuevamente dictador. Cuando Alfaro contó a su madre que se aproximaba la guerra civil, recibió de ella esta bendición: 'Bien está. Vaya usted a cumplir sus deberes con la patria'. Se embarcó para Esmeraldas y asumió la dirección del movimiento armado, pero fue vencido y tras un escape prodigioso y lleno de sufrimientos a través de los Andes y la selva llegó a Panamá. Allí le nació una hija a la que puso el nombre de Esmeralda. Y volvió otra vez a combatir en la campaña de la Restauración, lo que le valió ser nombrado jefe supremo de Manabí y Esmeraldas. Los opositores le echaron en cara el decreto del 2 de julio de 1883, en el que ordenaba que los "sindicados sean juzgados sumaria y verbalmente sin apelación" y que "los bienes de todos estos criminales se les confisquen mientras dure la guerra y para emplearlos en sostener la guerra".
  • 9. Sus tropas fueron las primeras en cercar a Guayaquil. Combatió en la batalla del 9 de julio de 1883 y entró triunfante en la ciudad amada. Convocada la Convención de 1884, renunció a la jefatura suprema de Manabí, recibió la confirmación de su grado de general y se desterró del Ecuador. Poco después, volvió para combatir a Caamaño y liderar a los montoneros. Su nombre se iba tornando legendario. Pero asimismo se le acusó de haber hecho la guerra a Caamaño "apenas éste fue elegido y sin el más leve pretexto para una sublevación". En diciembre de 1884 perdió el combate naval de Jaramijó en el vapor "Pichincha", antes "Alajuela", contra la flotilla del presidente Caamaño, comandada por el general Reinaldo Flores. Para no rendirse, encalló la nave y la incendió. Escapó a Panamá atravesando Colombia en una odisea plagada de dificultades de la que salió nimbado con la aureola de héroe mítico siempre derrotado pero jamás definitivamente vencido. "General de las Derrotas" lo llamaban entre despectivos y asombrados sus grandes enemigos conservadores. Luchó contra los presidentes García Moreno, Borrero, Veintemilla y Caamaño, por lo que la tradición lo conoce como el "Viejo Luchador" o "el General de las Derrotas". Eloy Alfaro pasó por muchas y serias dificultades en las diversas campañas que emprendió, tendientes a combatir la tiranía, en estos combates gastó su fortuna adquirida en Panamá con la ayuda de su esposa de esa nacionalidad Ana Paredes Arosemena, de ese matrimonio nacieron nueve hijos: Bolívar, Esmeraldas, Colombia, Colón, Bolívar (2), Ana María, América, Olmedo y Colón Eloy; Rafael nació fuera del matrimonio.
  • 10. Alfaro ejerció la jefatura suprema hasta el 17 de enero de 1897. En este año y medio, la revolución cabalgó sobre un potro de tormentos nacidos del espíritu conciliador y de la prudencia reformista de Alfaro, de las exigencias de cambios drásticos pedidos por la impaciencia de los radicales, de la subversión de los conservadores, de la violencia del clero y de la represión y ambiciones de los propios alfaristas. La primera medida fue exonerar a los indios del pago de la contribución territorial y del trabajo subsidiario, y gobernar con todos los sectores del liberalismo. La segunda, aplacar a la Iglesia: escribió al papa León XIII para presentarse y le pidió que canonizara a la quiteña Mariana de Jesús Paredes y Flores. El Papa le contestó con paternal bondad, pero la Iglesia local no estaba dispuesta a la paz. "Rechace el Señor a los espíritus infernales (del liberalismo)", arengaba el huido obispo de Manabí, que dirigió una invasión desde Colombia, mientras el desterrado obispo de Loja lo hacía desde el Perú. Los conservadores se sublevaban en el norte, en el centro y en el sur de la Sierra. Los predicadores incitaban a la guerra santa. Hubo abusos y desmanes: el coronel Manuel Antonio Franco, el hombre duro de Alfaro, expulsó a los capuchinos de Ibarra. Las tropas liberales asaltaron el Palacio Arzobispal de Quito, quemaron la biblioteca y el archivo, injuriaron al arzobispo González y Calisto, paladín de la cruzada antiliberal, e hicieron la parodia de fusilarlo si no gritaba "!Viva Alfaro!". PRIMER GOBIERNO: DESDE EL 5 DE JUNIO DE 1895 AL 31 DE AGOSTO DE 1901
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  • 12. El arzobispo respondió dulcemente que "¡Viva hasta que muera!". Se persiguió a los hermanos de la Salle, a los padres salesianos y redentoristas y se apresó a algunos sacerdotes y religiosos, sobre todo, a los dominicos. Y expulsó de la misión del Napo a los jesuitas, "destruyendo con un sólo mandato sacrificios, beneficio y costos sostenidos durante muchas décadas, interrumpiendo así... la defensa del territorio oriental", como señala el historiador Luis Robalino Dávila. El coronel Antonio Vega Muñoz al mando de fuerzas conservadoras tomó Cuenca el 5 de julio. Cuenca estaba sicológica y militarmente preparada para resistir. Por las noches, indios, sirvientes, patrones y sacerdotes salían en procesión de antorchas cantando la letanía: "Del indio Alfaro, líbranos, Señor". El propio Alfáro tuvo que tomar la ciudad al mando de un poderoso ejército. La campaña duró dos meses. Se peleó calle por calle y casa por casa. Cuenca se defendió hasta con agua y aceite hirviendo. El 23 de agosto, la ciudad se rindió. Hubo 1.250 muertos. En Quito, la represión a los conservadores fue durísima: la Universidad y sus profesores fueron ultrajados y los periódicos, clausurados. En el cementerio de San Diego, el periodista Víctor León Vivar daba el adiós a los restos mortales de Pablo Herrera, académico de la Lengua y prominente político conservador. Cuando abandonaba el cementerio, fue cazado entre las tumbas por soldados alfaristas y acribillado a balazos. Pese a esta guerra religiosa y regionalista, el Gobierno gobernó: canalizó Guayaquil, construyó el mercado de Quito, reformó los aranceles, suspendió el pago de la deuda externa, apoyó la independencia de Cuba ante la reina de España, María Cristina, convocó un Congreso Internacional Americano en México para fomentar la unión latinoamericana, que no tuvo éxito, y llamó a elecciones para Asamblea Constituyente. Casi todos los elegidos fueron liberales y gobiernistas.
  • 13. La Asamblea se reunió en Guayaquil el 9 de octubre de 1896. Cuatro días antes, un tercio de Guayaquil había sido pasto de las llamas. Las pérdidas llegaron a 18 millones de sucres. La Asamblea trasladada a Quito por el incendio eligió a Alfaro presidente constitucional por 51 votos, más 12 votos en blanco, y promulgó la undécima Constitución el 14 de enero de 1897. Ésta consagró la libertad de cultos, abolió la pena de muerte, estableció la igualdad de los ciudadanos ante la Ley y quitó el privilegio de fuero para los delitos comunes. Cuatro cuidados principales ocuparon la atención de Alfaro en este período: las relaciones con la Iglesia, el ferrocarril, la obra pública, la paz interna y externa. La libertad de cultos violaba el concordato con la Santa Sede. Alfaro intentó renegociarlo de modo que Roma aceptara la separación entre la Iglesia y el Estado. La Santa Sede se mostró más flexible que la Iglesia local, pero no se llegó a un acuerdo. El Congreso Extraordinario de 1899 resucitó el Patronato colonial, que sometía la Iglesia al Estado. Lo hizo para impedir que el clero participara en la política partidista y para "inducirlo a vivir nuestra vida republicana, ... mediante el ejercicio sublime, pero exclusivo, de su ministerio", como dijo Alfaro. Los obispos y los conservadores obedecieron a medias. En 1900, se estableció el Registro Civil con lo que se arrebató a la Iglesia un instrumento de información y control ciudadano. Los cementerios pasaron a ser administrados por el Estado. Entonces el delegado apostólico de la Santa Sede para América del Sur, monseñor Pietro Gasparri, negoció con el canciller José Peralta, cabeza ideológica del radicalismo. Conferenciaron en Santa Elena, Guayas, y firmaron protocolos de reconciliación, que, al tiempo de ser ejecutados por el nuncio apostólico Bavona, fueron descono-cidos por Peralta. El secretario de Estado de la Santa Sede protestó. Y quedó consumada la ruptura con la Iglesia. En 1897, Alfaro celebró un contrato con el empresario estadounidense Archer Harman, de confesión protestante, para la terminación del ferrocarril Guayaquil-Quito. Desde Durán había construidos 70 kilómetros de línea estrecha.
  • 14. Todo el mundo se le opuso: los comerciantes y banqueros porque había contratado con una compañía extranjera, y había que renegociar la deuda externa y gravar con impuestos el comercio exterior. Los latifundistas de la Sierra, por la deuda externa y los trastornos que el ferrocarril acarrearía al mercado interno; la Iglesia, porque el contratista no era católico y porque con el ferrocarril llegaría la disolución de las costumbres. Alfaro se mantuvo firme: "Don Miedo nunca fue buen consejero. El decoro nacional no consiente un paso atrás", telegrafió a Luis Felipe Carbo, su ministro en Washington. La obra pública fue inteligente: sancionó la Ley de Instrucción de 1897, que reservaba al Estado el control de todo el ciclo de enseñanza, incluida la universitaria; la educación debía ser laica y gratuita, y la primaria obligatoria; inauguró los primeros colegios normales para preparar maestros de primaria, fundó el Colegio Nacional Mejía, entregó la recaudación de impuestos en la Costa a una compañía privada, la Sociedad de Crédito Público; adoptó el patrón oro como base del sistema cambiario y norma referencial para el comercio exterior; reorganizó las Fuerzas Armadas, abrió la administración pública a la clase media, y las oficinas del Estado a la mujer trabajadora.
  • 15. En 1900, Ecuador concurrió con éxito a la Exposición Mundial de París; se trasladaron solemnemente a la catedral metropolitana los restos mortales del Mariscal Antonio José de Sucre, descubiertos en el subsuelo del Carmen Bajo de Quito. La paz interna fue perturbada por sucesivos levantamientos de los conservadores. Primero en Riobamba, en 1897, lo que dio pie a excesos en el colegio San Felipe: El padre Emilio Moscoso, superior del colegio, fue asesinado por las tropas alfaristas, que profanaron las hostias consagradas. Al año siguiente, se levantó en Cuenca el coronel Antonio Muñoz y fue derrotado por el coronel Ullauri, liberal. En 1898, la lucha fue en Taya y Guangoloma, Cotopaxi. Se mutilaron las orejas de los prisioneros reincidentes, vencidos en Taya. En 1899, fue derrotado en Sanacajas, Chimborazo, el general conservador José María Sarasti. Los desterrados al Perú atacaron Loja. Las mutuas intromisiones de liberales ecuatorianos apoyados por Alfaro en Colombia y de conservadores colombianos en Ecuador causaron tres batallas entre 1898 y 1900, que aunque localizadas y sin consecuencias internacionales, fueron sangrientas. En la de Tulcán, el 22 de mayo de 1900, murieron 800 combatientes, en su mayoría colombianos. Destacó en este conflicto la doctrina del obispo de Ibarra, Federico González Suárez, que se opuso a los invasores conservadores de la llamada "Restauración Católica", aduciendo que no era moral sacrificar los intereses del Ecuador por querer salvar los de la Religión.
  • 16. El golpe militar de Eloy Alfaro contra el presidente Lizardo García influyó para que los dos primeros años de la segunda presidencia del Viejo Luchador fueran perturbados por la oposición de los liberales placistas y de los conservadores. Lo más notable de este segundo período fue la consolidación del laicismo, la llegada del ferrocarril a Quito y la unión nacional en torno al conflicto bélico con el Perú. El 9 de diciembre de 1906, el general conservador Antonio Vega Muñoz levantó a Cuenca contra Alfaro. Vega esperaba refuerzos conservadores de otras provincias de la Sierra. Fue derrotado por el general liberal Ulpiano Páez en Ayancay, entre Azuay y Cañar. Vega murió de un balazo cuando entraba a pie en Cuenca como prisionero de las tropas alfaristas. Los gobiernistas dieron la versión de que Vega se había suicidado; pero lo más probable es que fue asesinado. Este hecho aumentó la impopularidad de Alfaro. Vega era un ciudadano distinguido y respetado en Ecuador. La impopularidad creció cuando en el mismo mes de diciembre el batallón "Vargas Torres" saqueó la ciudad de Loja con la connivencia de las autoridades alfaristas locales, y cuando el desmán quedó impune. Muchos liberales radicales se pasaron a la oposición. Había descontento contra los abusos del Ejército, cuyo liderazgo iba escurriéndose de las manos de Alfaro, quien, débil y achacoso, permitía que el Poder se repartiera entre los favoritos y sus familias. Consultado el nuevo arzobispo de Quito, Federico González Suárez, sobre qué hacer contra estos y otros abusos, aconsejó votar por personas capaces y patriotas. En Quito se constituyó un Club Político Universitario para luchar por la libertad de sufragio en las elecciones del próximo Congreso. Como se preparaba el fraude electoral, el pueblo se levantó para apoyar a los universitarios. El 25 de abril de 1907 se dio un choque sangriento. Alfaro perdió el apoyo de un sector de los intelectuales. Un poco más tarde, el 19 de julio, se intentó asesinar a Alfaro en la gobernación de Guayaquil. Al defenderlo, murieron ocho oficiales, y se fusiló a ocho de los 16 complotados que habían sido reducidos a prisión. SEGUNDA ADMINISTRACIÓN:16 DE ENERO DE 1906 A 11 DE AGOSTO DE 1911
  • 17. En la segunda administración del General Alfaro, se realizaron las siguientes obras: el 25 de junio de 1908 se inauguró el ferrocarril del Sur que unía Quito con Guayaquil; se dio 1’700.000 sucres para la construcción del sistema de agua potable de Quito, dotó a Guayaquil de canalización para este mismo servicio básico, se construyó, por el centenario del primer grito de la Independencia, un monumento conmemorativo en la Plaza Grande de Quito, y se realizó una Exposición Universal. Para sede de esa exposición se construyó el Palacio de la Exposición, actual sede del Ministerio de Defensa del Ecuador. Hizo levantar planos de nuestra frontera y proporcionó adecuados edificios a diversas instituciones militares. En 1910, ante una posible guerra con el Perú por el centenario conflicto territorial, se trasladó a la frontera sur para organizar la defensa de la República, y adquirió armamento moderno. En 1906 se promulgó la Constitución liberal, que consagró el Estado laico, poniendo fin a la injerencia de la Iglesia Católica en la política. Un dato interesante es que desde el gobierno de Eloy Alfaro se le dio oportunidad a las mujeres de estudiar y ser parte de la sociedad. Hallazgo de los restos mortales del Gral. Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre los mismos que fueron llevados a la catedral metropolitana donde se los guarda, se los conserva y se los venera muy respetuosamente. Reorganizó el desaparecido conservatorio de música Desapareció privilegios militares y eclesiásticos. Hizo levantar un monumento al insigne escritor y amigo Don Juan Montalvo en su ciudad natal. En 1901, se establece locales para el funcionamiento de los Colegios Normales Juan Montalvo y Manuela Cañizares, El edificio del Colegio Vicente Rocafuerte de Guayaquil. Construyó el ferrocarril del sur, se dio 1’700.000 sucres para el Agua Potable de Quito, dotó a Guayaquil de canalización, se inauguró en la Recoleta el local que hoy ocupa el Ministerio de Defensa, proveyó al Ecuador de un armamento moderno.
  • 18. OBRAS DE ELOY ALFARO Varias obras de Alfaro. - Constructor ejecutivo del ferrocarril de sur. - Hallazgo de los restos mortales del Gral. Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre los mismos que fueron llevados a la catedral metropolitana donde se los guarda, se los conserva y se los venera muy respetuosamente. - Mejoro la recaudación fiscal - Abolición de algunas contribuciones del pueblo indígena. - Propuso el mejoramiento y protección de la raza indígena. - Incorporo a la mujer a la vida publica - Implanto el Laicismo - Organizo mejor la enseñanza universitaria - Fundo el colegio nacional Mejía. - Fundo escuelas normales - Fundo escuelas nocturnas y diurnas - Mejoro al ejercito - Fundo el hoy Colegio militar Eloy Alfaro - Creó la escuela de clases - Reorganizo el desaparecido conservatorio de música - Desapareció privilegios militares y eclesiásticos - Fundo el colegio Manuela Cañizarez - Fundo el normal Juan Montalvo - Finalizo si primer periodo presidencial cuando el Ecuador era un amplio camino hacia el progreso. - Hizo levantar un monumento al insigne escritor y amigo Don Juan Montalvo en su ciudad natal. -Colegio Militar Eloy Alfaro
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  • 20. El domingo 28 de enero de 1912, Quito se convirtió en escenario del crimen que una turba fanática consumó contra el general Eloy Alfaro Delgado, líder del liberalismo ecuatoriano, su hermano Medardo, su sobrino Flavio, el periodista Luciano Coral y los militares Manuel Serrano Renda y Ulpiano Páez. En la consumación del martirologio influyeron aquellos antecedentes incubados por la ambición y deslealtad de jefes liberales y fuerzas políticas y económicas contrarias a los afanes transformadores alfaristas. Desde el derrocamiento de Alfaro en agosto de 1911, la división del liberalismo agudizó y esa situación la aprovecharon terceros para captar posiciones. Por la muerte del presidente Emilio Estrada en diciembre de 1911, a pocos meses de ejercer su mandato, asumió como encargado del poder Carlos Freile Zaldumbide. Este último tuvo el respaldo de los generales Leonidas Plaza y Julio Andrade, pero no de Pedro J. Montero, quien pidió el regreso de Eloy Alfaro, que en efecto arribó el 4 de enero. La tarea pacificadora del ex presidente resultó infructuosa, pues ocurrieron feroces combates entre las fuerzas simpatizantes del gobernante interino y los liberales radicales. En Huigra, Naranjito y Yaguachi, los leales a Eloy Alfaro llevaron la peor parte. La guerra civil cesó por la suscripción del Tratado de Durán (22 de enero de 1912), que daba garantías a los dirigentes rebeldes hecho prisioneros, aunque resultaron falsas. Pedro J. Montero murió asesinado el 25 de enero en Guayaquil por el ataque de un soldado y de la turba que lo mutiló, arrastró y le prendió fuego en la plaza de San Francisco. El grupo que encabezaba Eloy Alfaro salió por tren a Quito en la madrugada del 26. Cerca del mediodía del domingo 28, la máquina entró en la ciudad. Los prisioneros fueron llevados al Panóptico, en medio de actitudes sospechosas del populacho. Sin dar tiempo a algún leal auxilio, la displicente masa de hombres y mujeres asaltó los calabozos, gracias al comportamiento cómplice de autoridades y guardias de turno. El grupo inició la masacre y asesinó, ofendió cadáveres, los arrastró y solo culminó su orgía de sangre cuando en la pira del parque El Ejido ardió el cuerpo del líder manabita. El escritor Alfredo Pareja Diezcanseco denominó 'La hoguera bárbara' al repudiable episodio. MUERTE DE ELOY ALFARO