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Miguel Ángel Auladell Pérez
                                                                                                            Profesor Titular E.U. de literatu-
                                                                                                            ra española de la Universidad de
                                                                                                            Alicante. Su actividad docente e
                                                                                                            investigadora se ha centrado prin-
                                                                                                            cipalmente en el siglo XVII y en
                                                                                                            la época Fin de Siglo. Ha formado
                                                                                                            parte de varios proyectos de in-
                                                                                                            vestigación, tanto de financiación
                                                                                                            pública como privada. Ha parti-
                                                                                                            cipado en congresos nacionales e

  LOS ARAUCANOS COMO PERSONAJES                                                                             internacionales de su especialidad
                                                                                                            y ha publicado artículos sobre di-
                                                                                                            versos escritores: Lucas Fernández,

            LITERARIOS                                                                                      Antonio Liñán y Verdugo, Lope
                                                                                                            de Vega, Ruiz de Alarcón, Vicente
                                                                                                            García de la Huerta, José Zorri-
                            MIGUEL ÁNGEL AULADELL PÉREZ                                                     lla, Emilio Castelar, José Martí,
                                                                                                            Rubén Darío, Azorín, José Ortega
                                                                                                            y Gasset, Juan Gil-Albert, Miguel
                                                                                                            Hernández, José Sanchis Sinisterra.
                                                                                                            Es autor de la monografía titulada
                                                                                                            La ʻGuía y avisos de forasteros
                                                                                                            que vienen a la Corteʼ del Ldo.
                                                                                                            Antonio Liñán y Verdugo en su con-
                                                                                                            texto literario y editor del Ensayo
    Uno de los aspectos más inéditos en el               maneras, es de notar la existencia de otro tipo    bio-bibliográfico de escritores de
                                                                                                            Alicante y su provincia de Manuel
análisis del hecho literario es el de la creación        de documentos que también aluden al episo-         Rico García. Actualmente, dirige la
de personajes. Resulta un tanto oscuro y des-            dio antedicho y que, en general, dan cuenta,       edición digital de la obra de Lope
conocido el funcionamiento de los resortes               más o menos fidedignamente, de los hechos          de Vega en la Biblioteca Virtual
                                                                                                            Cervantes.
que conforman ese ser misterioso que es el               históricos que acontecieron en los primeros
personaje literario capaz de hacer remem-                lustros de la conquista del territorio que ac-
brar al lector visiones de la realidad o de su           tualmente ocupa Chile.
imaginación. Las enormes posibilidades de                    El episodio en cuestión se incardina en la     1
                                                                                                            «De Caupolicán a Rubén Darío»,
acercamiento al estudio del personaje litera-            sucesión de acontecimientos ocurridos hacia        en Carmen Alemany y Eva Vale-
rio tienen un tratamiento singular cuando se             mediados del siglo XVI en plena expansión de       ro (coords.), Recuperaciones del
                                                                                                            mundo precolombino y colonial.
aborda la traslación que la autoría individual           las fundaciones españolas que dependientes         América sin nombre, 5-6 (dic.
o colectiva ha realizado desde la mitología, la          del virreinato del Perú se llevaban a cabo por     2004), pp. 12-21.
leyenda o la Historia. Alrededor de ello que-            la región andina y que contó con enormes
                                                                                                            2
remos andar y escogemos el pueblo araucano               dificultades de sometimiento al llegar a la zo-    Véase José Carlos Rovira, José
y a su héroe Caupolicán, aquél que «anduvo»              na del río Bío Bío. Vivían tras esa verdadera      Toribio Medina y su fundación li-
                                                                                                            teraria y bibliográfica del mundo
tan cargado y que ha quedado configurado                 línea fronteriza unos pueblos caracterizados       colonial americano, Santiago de
como un indudable personaje de peso, tanto               por su gran fiereza. Fueron concretamente          Chile, DIBAM/Centro de Inves-
                                                                                                            tigaciones Diego Barros Arana,
en la historia de todo un pueblo hasta hoy               los mapuches los que atacaron inmediata-           2002.
mismo, como en la rica tradición literaria a             mente a los invasores europeos y destruyeron
la que ha dado lugar. De este asunto ya me               la ciudad de Santiago, dando comienzo a las        3
                                                                                                            Patricio Lerzundi, Arauco en el
ocupé en otro artículo1 que entiendo como                llamadas como guerras de Arauco. El territo-       teatro del Siglo de Oro, Valen-
complementario y, por tanto, juzgo necesario             rio mapuche no ha llegado a ser integrado en       cia, Albatros Hispanófila, 1996,
                                                                                                            p. 10.
retomar algunas consideraciones y ampliar                Chile hasta el mismo siglo XX y no sin pasar
algo de lo apuntado allí.                                por dolorosos capítulos que han hecho derra-
    El soneto «Caupolicán» de Rubén Darío                mar mucha sangre. Afirma Patricio Lerzundi
es, sin duda, uno de los textos literarios que           que «Los araucanos –que fue el nombre que
más ha contribuido al conocimiento del héroe             les dieron los españoles a los mapuches por
araucano en nuestra época. No obstante, me               cuanto vivían en la región de Arauco–, eran
refería en ese artículo a la extensa relación            los más belicosos de los grupos indígenas.
de obras que acogían a Caupolicán como                   Su lengua era el mapuche; desconocían [...] la
personaje destacado o incluso con carácter               escritura [...] y su cultura distaba mucho de la
protagonista.                                            alcanzada por sus vecinos incas». Entre ellos
    Hay que reiterar aquí el hecho de que                «existía la poligamia, generalmente se reunían
la historia de Caupolicán nos ha llegado a               para tratar asuntos especiales, como la guerra,
partir de una relativamente extensa tradición            bajo el control del toqui, o jefe supremo, que
textual detallada por el gran polígrafo José             era elegido por una asamblea de grupos de            Los araucanos como personajes
                                                                                                                        literarios
Toribio Medina2 y que tiene su comienzo en               familia, o cahuines»3.
                                                                                                             MIGUEL ÁNGEL AULADELL
La Araucana de Alonso de Ercilla. De todas                                                                           PÉREZ




                                                    21
Con tales características los aguerridos                      en cinco las etapas de evolución del personaje
                                    araucanos serían, tal vez, como ningunos                          de Caupolicán y sus correspondientes repre-
                                    otros aborígenes del Nuevo Mundo, los que                         sentaciones5: 1ª) Unidad dual. Fuerza corporal
                                    infligirían mayores bajas en las fuerzas de                       e inteligencia al servicio de su pueblo. Vence-
                                    conquista y acabarían con grandes símbolos                        dor, famoso y en equidad de roles con Carlos
                                    de los invasores. La tremenda rivalidad de                        V. 2ª) desintegración de su imagen. Unidad
                                    que hicieron gala los contendientes aseguró                       dual de fuerza e inteligencia al servicio de sí
                                    una pléyade de testimonios literarios que por                     mismo. Pérdidas bélicas, pérdida de prestigio
                                    uno u otro motivo quisieron hacerse eco de                        y de fama. 3ª) Restablecimiento parcial de su
                                    aquel acontecer histórico. Nombres como                           imagen a través de la elocuencia y sagacidad.
                                    Lautaro, Caupolicán, Galbarino, Colo Colo                         4ª) Desintegración total de su imagen en la
                                    –por los mapuches–; y como Pedro de Val-                          persecución y apresamiento. 5ª) Recuperación
                                    divia, Francisco de Villagra, García Hurtado                      de su integridad a través del bautizo6 y la
Portada de la Tercera Parte de La   de Mendoza o el mismo Alonso de Ercilla                           muerte. Valiente, temido y digno, es ejecutado
Araucana de Ercilla (1589).
                                    –por los españoles–, configuran un elenco de                      con el atributo cristiano del que carecía.
                                    personajes que van a ser leídos y reconocidos                          Es tremendamente significativo que toda
                                    en el sentido categórico que atribuye Roland                      re-escritura de la historia de Caupolicán recoge
                                    Barthes a ese tipo de tradición literaria que en                  una, dos o más de estas etapas. Eso sí, en algu-
                                    cada reescritura va transformando el motivo,                      nos casos se incluyen motivos nuevos que van
                                    el tema, el mito. En resumen, un conjunto de                      enriqueciendo el tema; en otros son el tono o el
                                    dramatis personae que son uña y carne de la                       recipiente genérico los que aportan una pecu-
                                    re-creación a lo largo del tiempo y que, sobre                    liaridad sobresaliente y genuina a determinada
                                    todo, tuvo durante el siglo XVII su mejor tras-                   obra. Rubén Darío llevó a cabo, según defendí
                                    lación precisamente al género teatral. También                    en su momento, la síntesis de una de esas etapas
                                    algunos lugares van a conformar la geografía                      de desarrollo del personaje plasmado por Erci-
                                    de toda esa estela intertextual: Santiago, La                     lla, concretamente en el Canto II de la primera
                                    Serena, Tucapel, Pilmaiquén, Cañete, el Fuer-                     parte de La Araucana (1569).
Araucanos (grabado).
                                    te Purén. Por consiguiente, es preciso resaltar                        Todos los géneros se han rendido ante
                                    una vez más cómo la creación artística, en                        Caupolicán. La importancia intrínseca del
                                    esta ocasión la literatura, contribuye a edificar                 personaje y del hombre ha motivado la aten-
4                                   culturalmente un nuevo mundo, pero simul-                         ción al mismo en la correspondencia de sus
Alonso de Ercilla, La Araucana,
ed. Isaías Lerner, Madrid, Cáte-    táneamente éste abastece de extraordinarios e                     rivales, los conquistadores españoles, y así te-
dra, 2002, p. 19.                   insólitos recursos el canon retórico del huma-                    nemos como uno de los primeros testimonios
5
                                    nismo y posteriormente de otras estéticas que                     relativos al formidable guerrero las cartas de
Claudio Cifuentes Aldunate,         van emergiendo en Europa.                                         Pedro de Valdivia. Enseguida, han de señalar-
«Caupolicán: creación y re-             Fue Alonso de Ercilla el que, a través                        se las crónicas que aparte de su carácter do-
creaciones de un mito», Noter
og kommentarer fra Romansk          de La Araucana, permitió con su grandioso                         cumental encierran, en muchos de los casos,
Institut, Odense Universitet, 53    poema épico apreciar hasta qué punto queda-                       valiosos ejercicios estilísticos que adquieren
(1982), p. 64.
                                    ban marcadas muchas de las posibilidades de                       una categoría literaria. Se trata de: Crónica y
6                                   recreación de los acontecimientos vividos. El                     relación copiosa y verdadera de los reinos de
Sobre los bautizos de caciques
puede verse Tzvetan Todorov,
                                    motivo –como venimos comentando– de ma-                           Chile, de Jerónimo de Vivar; Historia de Chi-
La Conquista de América. El         yor fortuna entre todos los devenidos de los                      le desde su descubrimiento hasta el año 1575,
problema del otro, México, Siglo    episodios recreados es, sin duda, el que tiene                    de Alonso de Góngora Marmolejo; Crónica
XXI, 200112 (1ª ed. en francés:
1982), p. 183.                      como personaje central a Caupolicán. Isaías                       del reino de Chile, de Pedro Mariño de Lo-
                                    Lerner afirma que:                                                bera y Bartolomé de Escobar; Hechos de don
                                                                                                      García Hurtado de Mendoza, cuarto marqués
                                       Los elementos de la trama que componen la narra-               de Cañete, de Cristóbal Suárez de Figueroa.
                                       ción de la historia no son materia comprobable, pero           Entre los textos de carácter literario destacan
                                       las referencias geográficas y culturales de Chile y sus        dos obras: la ya mencionada de Alonso de
                                       habitantes, los hechos bélicos, fueron tenidos por             Ercilla –La Araucana (1569)–, y Arauco do-
                                       auténticos desde muy temprano y durante mucho                  mado (1596), de Pedro de Oña; estas obras
                                       tiempo, puesto que las fuentes del propio Ercilla para         siguen el patrón del género épico en práctica
                                       los hechos en los que no participó personalmente no            durante el Renacimiento y están directamente
                                       nos son completamente conocidos4.                              relacionadas por cuanto la segunda es pieza
  Los araucanos como personajes                                                                       de encargo para tratar de corregir parte de
            literarios
                                        Claudio Cifuentes Aldunate en un ilustra-                     los extremos que, según algunos, contenía
 MIGUEL ÁNGEL AULADELL
         PÉREZ                      tivo artículo de enfoque semiótico llega a fijar                  el poema de Ercilla y también por razón de


                                                                                                 22
que Arauco domado comienza su andadura a                   En nuestros días, todavía
partir de un momento recogido en la primera            Caupolicán sigue re-escribiéndo-
de las tres partes de La Araucana. Ya en el            se. Cuando el problema mapuche
siglo XVII, el tema de Caupolicán y todos los          está aún lejos de quedar resuelto,
motivos que lleva anejos se constituye como            pueden visitarse a través de in-
elección predilecta para el género dramático.          ternet varios lugares en donde el
Y así tenemos: La bellígera española (1616)            guerrero sigue irguiendo su «alta
de Ricardo del Turia; Algunas hazañas de las           frente» porque siguen escribién-
muchas de don García Hurtado de Mendoza,               dose poemas que tienen como
Marqués de Cañete (1622) de Luis de Bel-               referente ese imaginario cultural
monte Bermúdez y colaboradores; Arauco                 que en la época de Fin de Siglo
domado (Parte XX, 1625) de Lope de Vega;               contribuyó a universalizar el poe-
El gobernador prudente (1663), de Gaspar de            ta de Nicaragua y de América.
Ávila; Los españoles en Chile (1665) de Fran-              La cuestión que se plantea
cisco González de Bustos; y el auto sacra-             aquí es la de acercarse a cómo to-
mental La Araucana (principios del s. XVII),           da esta epopeya y mitología que
también de Lope de Vega.                               encierra un importante compo-
                                                                                            García Hurtado de Mendoza.
    Otros textos literarios inspirados directa         nente histórico ha gozado de una
o indirectamente por el tema de Arauco son             adaptación literaria tan exitosa.
los siguientes: Quince romances anónimos               La razón fundamental reside en la conversión           7
basados en La Araucana (1589-1593); Cuar-              del personaje histórico en personaje literario.        Robert Abirache, La crisis del
                                                                                                              personaje en el teatro moder-
ta y Quinta parte de La Araucana, poema                Además, ese personaje literario representa             no, Madrid, Publicaciones de
épico de Diego de Santisteban de Osorio                el tipo de protagonista trágico de raigambre           la Asociación de Directores de
                                                                                                              Escena de España (Serie: Teo-
(1598); Historia Tragicómica de don Enrique            aristotélica. La traslación al Viejo Mundo             ría y práctica del teatro, nº 8),
de Castro, novela de caballerías de Francisco          de las hazañas emprendidas por los héroes              1994, p. 34.
de Loubayssin de la Marca (París, 1617);               del Nuevo es casi obra de la geometría. Las
Las guerras de Chile, poema épico de Juan              palabras de Robert Abirache cuando trata
de Mendoza Monteagudo; Purén indómito,                 de caracterizar la identidad y la función del
crónica rimada de Hernando Álvarez de To-              personaje en su libro fundamental La crisis
ledo; El cautiverio feliz, memorias en verso de        del personaje en el teatro moderno, resultan
Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán; Res-             que ni pintiparadas para lo que nos estamos
tauración de la Imperial y conversión de almas         refiriendo:
infieles, novela de Fray Juan de Barrenechea y
Alvis (ca. 1693).                                         En la tragedia, el nombre del personaje se toma
    Una vez que, tras el paréntesis ilustrado y           prestado a la historia o a la leyenda: casi siempre está
romántico, es recuperado el gusto por la mi-              situado en la cumbre de la jerarquía social, heciendo
tología, la estética modernista posibilita que            inútil e innecesaria de antemano cualquier cuestión
nuestro tema vuelva a re-escribirse. Y he aquí            sobre el origen de su fortuna, sobre su vida doméstica
otra muestra recreadora del mito distinta de              o sobre su relación con la sociedad. Pirro, Tamerlán,
la de Darío: el «Caupolicán» de José Santos               Ricardo II, el Cid, Otelo, Jerjes, Prometeo, Edipo,
Chocano, primero de los sonetos incluidos                 Sertorio, son reyes o príncipes, héroes guerreros o
en el «Tríptico heroico» de Alma Améri-                   semidioses legendarios, figuras sagradas o forjadores
ca (1906). Asimismo, es imposible dejar de                de la historia. Su nombre indica su condición e im-
mencionar alguna muestra posterior a Darío                plícitamente nos informa sobre los acontecimientos
como mejor modo de corroborar el éxito del                más notorios de su existencia; nos confía de golpe
motivo y la atención que le han dispensado                su nacionalidad, su situación familiar y, a veces, la
creadores tan diversos. El caso más excelso               pasión que les domina [...] Si se precisa su físico, es
es, sin duda, el de Pablo Neruda. Entre sus               con una palabra muy general que señala edad, belle-
muchos escritos de preocupación directa por               za, rasgo dominante [...] Cada uno es libre de soñar
el mundo indígena, destacan dos poemas                    el individuo que pueden ser, dentro de los límites
–«Toqui Caupolicán» (V) y «El empalado»                   impuestos por algunas afirmaciones que bastan para
(VII)– pertenecientes a la serie titulada «Los            atestiguar su inserción en lo real7.
Libertadores», incluida en el Canto general
(1950). Además de todo lo relacionado, debe-               Dejando a un lado la potencialidad de los
mos aludir también a la importante presencia           personajes históricos españoles que muestran                  Los araucanos como personajes
                                                                                                                               literarios
del tema en otros ámbitos artísticos como la           un singular atractivo por su simple pertenen-
                                                                                                                     MIGUEL ÁNGEL AULADELL
plástica o la música.                                  cia al conjunto de los conquistadores, resulta                        PÉREZ




                                                  23
enormemente destacado el abanico de posibi-                     mapuches enfrentándose a los conquistadores
                                    lidades retratísticas y figurales de los famosos                españoles existe algo más permanente que la
                                    rebeldes araucanos. En La Araucana, por                         propia peripecia narrada, existen unos nom-
                                    ejemplo, según Isaías Lerner:                                   bres concretos que van habitando las diversas
                                                                                                    obras en las que se da cobijo a la historia de
                                       El heroísmo [...] continúa manteniendo las dimen-            los mapuches. Para calibrar en su justa medida
                                       siones que exige el imaginario épico y se reparte            el rendimiento que la creación de personajes
                                       igualmente entre ambos campos, aunque algunos                ha de presentar de cara al lector, téngase en
                                       actos individuales permiten una caracterización mul-         cuenta esta otra afirmación de Muñoz Molina
                                       tidimensional, como en el caso de Tucapel y Rengo,           cuando dice que:
Busto de Lautaro en la plaza de        en los que la rivalidad proverbial servirá para dar
Cañete, provincia de Arauco.           extraordinario brillo y suspenso de corte ariostesco            Después de leer una novela lo primero que olvida-
                                       al Canto final de la Segunda parte. En la derrota, el           mos es el argumento. Lo segundo –al menos en mi
                                       valor araucano adquiere dimensiones hiperbólicas y              caso– es el estilo. Por lo que permanecen las novelas
                                       la represión española multiplica desmesuradamente               en nuestra memoria es por alguno de sus personajes.
                                       la crueldad8.                                                   Nuestro oficio se parece al del rabino de Praga que
                                                                                                       hizo un Golem, una figura de barro a la que le infun-
                                        Asistimos aquí a una especie de impulso                        dió vida y movimiento trazando en su frente unas
                                    colectivo, o unánime en sagaz expresión de                         palabras mágicas11.
                                    Romains, como el experimentado por Va-
                                    lle-Inclán cuando el narrador de personajes                         Caupolicán, elegido toqui por los arauca-
                                    inconfundibles de sus primeras obras, expe-                     nos para encabezar el levantamiento contra
                                    rimenta ese impulso en la visita que en 1916                    los españoles, nos ha quedado caracterizado
                                    realiza al frente durante la Gran Guerra en                     casi mágicamente. Por una parte, un coloso de
Pedro de Oña (grabado).             Francia. Valle-Inclán, arquitecto de persona-                   fuerza descomunal que es capaz de devolver la
                                    jes muy caracterizados en la primera parte de                   dignidad a su pueblo amenazado en su identi-
                                    su producción, transforma su patrón al com-                     dad. Por otra, un ejemplo de valor y de vigor
8
                                    poner su reportaje como corresponsal en La                      al cumplimentar o completar el sacrificio que
Ercilla, La Araucana, ed. cit.,     media noche. Visión estelar de un momento de                    supone una prueba física tan penosa como
p. 39.                              guerra (1917), en donde se queja de que la hu-                  cargar con un pesado tronco.
9                                   mana limitación que impide estar a la vez en                        La simbología del personaje que instituye
Darío Villanueva, «La recupera-     varios lugares hace prácticamente imposible                     su naturaleza de héroe épico nacional nos
ción del personaje», en Marina
Mayoral (ed.), El personaje no-     el relato de un hecho tan radicalmente colec-                   remite a una especie de salvador, en definitiva
velesco, Madrid, Cátedra/Minis-     tivo como es una guerra moderna. Se declara                     un nuevo Cristo que puede concebirse como
terio de Cultura, 1990, p. 26.
                                    fracasado de antemano y apunta como palia-                      redentor. En un reciente y documentadísimo
10                                  tivo el recoger las narraciones individuales de                 trabajo, Miguel Zugasti12 ha tratado de la
Antonio Muñoz Molina, «La in-       cada uno de los soldados supervivientes. Esos                   presentación que las diversas versiones (tres
vención del personaje», en ibid.,
p. 89.                              «cientos de miles de relatos, expresión de otras                autores del siglo XVI: Herrera, Vivar y Erci-
                                    tantas visiones», se amalgamarán «para crear                    lla) nos han hecho de la hazaña del toqui con
11
Ibid., pp. 89-90.                   la visión colectiva, la visión de todo el pueblo                el madero como algo real. Efectivamente,
                                    que estuvo en la guerra y vio a la vez desde                    Zugasti afirma que «el certamen del tronco
12
«El toqui Caupolicán y la prueba
                                    todos los parajes todos los sucesos»9. Esa                      fue real y, en su esencia, rigurosamente his-
del tronco a la luzde un nuevo      misma actitud de don Ramón María pervive                        tórico, probablemente aplicación no ya tanto
texto. Entre etnohistoria y lite-   tanto en Tirano Banderas como en El Ruedo                       del ingenio ocasional de un anciano cuanto
ratura», Colonial Latin America
Review, 15:1 (2006), pp. 3-28.      Ibérico. Pero en nuestro caso conservamos                       de una práctica habitual entre los aborígenes
                                    aún un protagonista individual en el que no                     araucanos»13. Para sustentar su tesis con ma-
13
Ibid., p. 14.                       advertimos la disgregación del héroe. Por el                    yor apoyo esgrime un nuevo texto, el de las
                                    contrario, el relato que comienza Ercilla con-                  hazañas de Pedro Ordóñez de Ceballos con-
14
Ibid., p. 18.
                                    figura unos personajes que devienen en mitos                    tadas por Bartolomé Jiménez Patón. Zugasti
                                    al andarse el camino desde los hechos (Histo-                   lo presenta como un texto paralelo y anota
                                    ria) hasta la palabra (Literatura). Y las prime-                las semejanzas y diferencias con el relato de
                                    ras palabras son los propios nombres de los                     Ercilla o el de Vivar. La coincidencia más
                                    distintos caracteres. Antonio Muñoz Molina                      destacable es «el inequívoco triunfo de los
                                    se muestra convencido de que la única cara de                   candidatos, que son aclamados por el resto;
  Los araucanos como personajes     un personaje literario es su nombre10. En la                    a saber: Caupolicán (o Teopolicán) para los
            literarios
                                    literaturización de los hechos históricos que                   araucanos y Capi (o Capite) para los tairo-
 MIGUEL ÁNGEL AULADELL
         PÉREZ                      protagonizan Caupolicán y los otros héroes                      nas»14. Estos últimos habitaban una zona


                                                                                               24
tan alejada de Chile como Urabá y Caribana                       transmite muy plásticamente el
(Caribe colombiano). Constata, pues, Zugasti                     fenomenal esfuerzo que realizaría
que: «A la luz de este nuevo texto [...] gana                    Caupolicán alcanzando su propio
entidad la idea de que, al menos entre los                       calvario.
indios taironas y los araucanos (tan distantes                       La condición que alcanza Cau-
unos de otros), existía el método del madero                     policán como personaje literario
como proceso selectivo de un jefe o cacique                      arrebatado a la historia, al igual
guerrero»15. El hecho de que por tratarse de                     que ocurre con los otros com-
un autor culto, Jiménez Patón conociera la                       ponentes del elenco que nutren
obra de Ercilla no resta, según Miguel Zugas-                    las obras que recogen el asunto,
ti, credibilidad a su relato:                                    es equiparable a la que nos pre-
                                                                 sentan los personajes novelescos,
   En conclusión, la relectura de este pasaje sobre los          los modernos héroes de la épica
   taironas refuerza la tesis de que la prueba del tronco        y también a la de las dramatis
   descrita en La Araucana es auténtica; reflejo veraz,          personae, puesto que no hay que
   de tono etnográfico, de una práctica común entre los          olvidar que fue en el teatro donde
   indios araucanos, taironas y quizás otros de quienes          la historia de los araucanos tuvo
   no han sobrevivido noticias (y, allende las fronteras         un mayor desarrollo.
   americanas, de los turcos de Constantinopla, como                 Durante mucho tiempo se ha
   bien lo testimonia Diego Galán). El que los antro-            afrontado el estudio de los per- Valdivia, Villagrá y Alderete, según Ovalle.
   pólogos no hayan detectado su uso en las tribus o             sonajes con criterios tomados de
   pueblos aborígenes en los tiempos modernos (siglos            la psicología, la historia, la sociología o la
   XIX-XXI), no invalida la vigencia de dicho proce-             filosofía. Don Quijote, la Celestina, Don
   dimiento en el siglo XVI, tal y como lo atestiguan            Juan o Emma Bovary se han estudiado como              15
                                                                                                                       Id.
   Vivar, Herrera, Ercilla y Ordóñez de Ceballos-Ji-             casos psicológicos, símbolos de las posturas
   ménez Patón16.                                                del hombre ante la vida o productos de unas           16
                                                                                                                       Id.
                                                                 circunstancias sociales determinadas. Más
     Aunque sólo sea desde una perspectiva an-                   adelante se ha estudiado el personaje como
tropológica, es curioso también el paralelismo                   un elemento más de la estructura literaria de
que tiene en otros territorios americanos esa                    la obra: como una función o un actante. Pero
antigua tradición de los caciques mapuches                       la pregunta sigue estando presente: ¿Cómo se
de superar duras pruebas para «cargar» con                       construye un personaje? En el caso de un per-
el elevado cometido de acaudillar a su pueblo.                   sonaje que se basa en un referente histórico no
Concretamente, en México existe una fiesta en                    una creación totalmente ficcional por parte
honor de la Virgen de Guadalupe en la que se                     del autor literario, pero sí que existe el empleo
nos remite al período de la conquista por parte                  de unos recursos caracterizadores que son los
de Cortés que, por cierto, sale como figura en                   propios de la construcción general del perso-
paso procesional junto a una mascarada en la                     naje. Si como pensaba Pirandello, el drama es
que se dramatiza el enfrentamiento entre los                     la razón de ser del personaje, su función vital,
indígenas y los españoles. S.M. Eisenstein en                    necesaria para existir, en el caso de Caupolicán
su filme ¡Qué viva México! rodó toda una                         estaríamos principalmente ante un tipo de
estremecedora secuencia, en la que se recogen                    personaje-drama que como apuntaba Julián
dichos festejos y su culminación que sucede                      Marías, al tratar de Unamuno, consiste en ir
cuando todo el pueblo peregrina al templo que                    siendo, es decir, en hacer consustancial la peri-
ocupa lo alto de una antigua pirámide azteca o                   pecia del personaje con el propio relato.
tolteca. Van todos subiendo de rodillas dejando                      En Arauco domado, Lope de Vega nos pre-
un pasillo por el que caminan unos penitentes,                   senta una especie de Laurencia (la protagonista
que como una especie de crucificados intentan                    de Fuente Ovejuna) en la figura de la araucana
reproducir los sufrimientos de Cristo y llevan                   Fresia. Se trata de un personaje indomado. En
atadas a los hombros unas cruces hechas con                      Fresia, esposa de Caupolicán, Lope concentra
tallos rectos de cactus. Tardan varias horas en                  los momentos de mejor poesía dramática. El
alcanzar la cima. A lo largo del camino, diver-                  personaje femenino se va transformando a
sas mujeres les dan de beber y al fin, el director               medida que la acción pasa de la victoria de
nos muestra un plano en el que se ve encima de                   Caupolicán a la derrota, de la derrota a la
la cúpula –a guisa de Calvario– a tres de estos                  tentación del compromiso, de la tentación del           Los araucanos como personajes
                                                                                                                                   literarios
esforzados disciplinantes. La iconografía de                     compromiso al vencimiento y a la destrucción.
                                                                                                                         MIGUEL ÁNGEL AULADELL
esta secuencia de la película de Eisenstein nos                  Es ese proceso el que transforma a Fresia                          PÉREZ




                                                            25
en personaje portador o perso-             quistador de mujeres y puede por lo mismo
                                               naje símbolo del tema central del          llegar a ser un «lindo don Diego». Aun con
                                               drama: la libertad. He aquí dos            todas estas limitaciones, es posible encontrar
                                               imágenes dramáticas de ese proce-          ciertos ecos del Arauco domado de Lope,
                                               so de metamorfosis simbólica del           de Algunas hazañas de las muchas de Don
                                               personaje: En la Segunda Jornada,          García Hurtado de Mendoza, Marqués de
                                               la noticia de la primera derrota de        Cañete, obra dramática de Luis de Belmonte
                                               los araucanos la trae Engol, hijo          Bermúdez y otros, y por último de El Gober-
                                               (todavía niño) de Caupolicán y             nador prudente, de Gaspar de Ávila.
                                               Fresia; y en la última, Caupolicán             La historia de Caupolicán sigue viva hoy.
                                               ha sido hecho prisionero y está            No sólo contamos con los monumentos lite-
                                               atado a un palo. La escena final           rarios que le han convertido en un personaje
                                               presenta dos apariencias. En la            literario de gran recorrido cronológico y ge-
                                               primera, Caupolicán, amarrado              nérico, sino que existe por toda la geografía de
                                               al madero, confiesa su conversión          la Araucania y de Chile en general una conti-
                                               al cristianismo. En la segunda,            nuada representación iconográfica del héroe,
                                               una estatua de Felipe II, a la que         así como de otros compañeros de rebeldía, en
Pedro de Valdivia.                             rinden homenaje los que están              especial Lautaro. Ellos y los conquistadores
                                               encima del tablado, ocupa el lugar         españoles con los que lucharon componen
                                 de Caupolicán. Entre ellas resaltan las voces            conjuntos escultóricos y recreaciones plásti-
                                 de Fresia y de Engol jurando venganza. Es                cas que contribuyen a mantener viva el alma
                                 este anuncio de venganza, y no la apoteosis              del pueblo mapuche. Aún hoy parece que se
                                 de la efigie de Felipe II, la que domina y               re-escriben nuestros personajes. Una noticia
                                 cierra dramáticamente la tragedia del indio              publicada en prensa hace pocos meses (El
                                 vencido. Este mismo indio vencido aparecerá              Mundo, domingo, 7 de enero de 2007) nos
                                 en La Araucana ‘auto’ como figura de Cristo              ofrecía el siguiente titular: «El español que
                                 redentor. Afirma Francisco Ruiz Ramón que                ‘robó el alma’ a un mapuche. Los indígenas
                                 si a D. Marcelino Menéndez y Pelayo tal iden-            chilenos culpan a un turista por el suicidio de
                                 tificación le levantaba ampollas, a los lectores         un miembro de su comunidad». La crónica
                                 y espectadores actuales puede parecerles signi-          del corresponsal comenzaba así: «El médico
                                 ficativa y fascinante la asociación del personaje        forense determinó que Germán Catrilaf se
                                 Caupolicán con la figura de Cristo.                      quitó la vida, posiblemente a causa de una
                                     Otro ejemplo significativo en la adap-               depresión. Pero los indígenas mapuches del
                                 tación de la materia histórica a la literatura           sur de Chile tienen la certeza de que se ahorcó
                                 dramática es Los españoles en Chile, la obra             porque un turista español le robó el alma. ‘Los
                                 más tardía sobre las guerras de Arauco. Patri-           huincas (españoles, o por extensión, hombres
                                 cio Lerzundi ha subrayado el hecho de que se             blancos) no se conforman con habernos in-
                                 hace prácticamente imposible determinar de               vadido y despojado de nuestras tierras, aguas
                                 dónde obtuvo el autor, Francisco González                y bosques. Ahora quieren quitarnos la vida’,
                                 de Bustos, el marco histórico para organizar             sentenció Lautaro Catrilaf, hermano del di-
                                 la trama de su comedia. En 1665, fecha de                funto». La única guinda que añadiría a lo
                                 edición de la pieza, había pasado más de un              dicho es renombrar al fallecido: Caupolicán
                                 siglo con relación a los acontecimientos histó-          debiera ser para redondear la historia.
                                 ricos que conforman el asunto. Se constata un                Falta una novela histórica, género tan en
                                 error cronológico, puesto que se pone a don              boga actualmente, o una adaptación cinema-
                                 Diego de Almagro, fallecido en 1538, junto a             tográfica de fuste para nuestro asunto, motivo
                                 don García Hurtado de Mendoza, llegado a                 y mito. Caupolicán y los otros personajes
                                 Chile en 1557. Se deduce que el autor apro-              araucanos y españoles pueden hoy interesar a
                                 vechó crónicas, historias, obras dramáticas,             un público amplio que anda rendido ante los
                                 todo lo que sobre el tema de Arauco le pudo              superhéroes del cómic o del cine de costosos
                                 servir de alguna manera. Diego de Almagro, el            efectos especiales. Habría que dar la necesaria
                                 hombre histórico de carne y hueso le sirve en            réplica a la reciente Apocalypto, última cinta
                                 el sentido de que efectivamente fue el primer            de Mel Gibson, polémica como casi todas las
                                 conquistador de Chile; por otra parte, desde             suyas, que recrea la decadencia del imperio
 Los araucanos como personajes   el punto de vista de protagonista literario, le          maya y sus sangrientos rituales y que está
           literarios
                                 da la pauta para usarlo como símbolo del con-            rodada en yucateco.
 MIGUEL ÁNGEL AULADELL
         PÉREZ




                                                                                     26

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Los araucanos como personajes literarios

  • 1. Miguel Ángel Auladell Pérez Profesor Titular E.U. de literatu- ra española de la Universidad de Alicante. Su actividad docente e investigadora se ha centrado prin- cipalmente en el siglo XVII y en la época Fin de Siglo. Ha formado parte de varios proyectos de in- vestigación, tanto de financiación pública como privada. Ha parti- cipado en congresos nacionales e LOS ARAUCANOS COMO PERSONAJES internacionales de su especialidad y ha publicado artículos sobre di- versos escritores: Lucas Fernández, LITERARIOS Antonio Liñán y Verdugo, Lope de Vega, Ruiz de Alarcón, Vicente García de la Huerta, José Zorri- MIGUEL ÁNGEL AULADELL PÉREZ lla, Emilio Castelar, José Martí, Rubén Darío, Azorín, José Ortega y Gasset, Juan Gil-Albert, Miguel Hernández, José Sanchis Sinisterra. Es autor de la monografía titulada La ʻGuía y avisos de forasteros que vienen a la Corteʼ del Ldo. Antonio Liñán y Verdugo en su con- texto literario y editor del Ensayo Uno de los aspectos más inéditos en el maneras, es de notar la existencia de otro tipo bio-bibliográfico de escritores de Alicante y su provincia de Manuel análisis del hecho literario es el de la creación de documentos que también aluden al episo- Rico García. Actualmente, dirige la de personajes. Resulta un tanto oscuro y des- dio antedicho y que, en general, dan cuenta, edición digital de la obra de Lope conocido el funcionamiento de los resortes más o menos fidedignamente, de los hechos de Vega en la Biblioteca Virtual Cervantes. que conforman ese ser misterioso que es el históricos que acontecieron en los primeros personaje literario capaz de hacer remem- lustros de la conquista del territorio que ac- brar al lector visiones de la realidad o de su tualmente ocupa Chile. imaginación. Las enormes posibilidades de El episodio en cuestión se incardina en la 1 «De Caupolicán a Rubén Darío», acercamiento al estudio del personaje litera- sucesión de acontecimientos ocurridos hacia en Carmen Alemany y Eva Vale- rio tienen un tratamiento singular cuando se mediados del siglo XVI en plena expansión de ro (coords.), Recuperaciones del mundo precolombino y colonial. aborda la traslación que la autoría individual las fundaciones españolas que dependientes América sin nombre, 5-6 (dic. o colectiva ha realizado desde la mitología, la del virreinato del Perú se llevaban a cabo por 2004), pp. 12-21. leyenda o la Historia. Alrededor de ello que- la región andina y que contó con enormes 2 remos andar y escogemos el pueblo araucano dificultades de sometimiento al llegar a la zo- Véase José Carlos Rovira, José y a su héroe Caupolicán, aquél que «anduvo» na del río Bío Bío. Vivían tras esa verdadera Toribio Medina y su fundación li- teraria y bibliográfica del mundo tan cargado y que ha quedado configurado línea fronteriza unos pueblos caracterizados colonial americano, Santiago de como un indudable personaje de peso, tanto por su gran fiereza. Fueron concretamente Chile, DIBAM/Centro de Inves- tigaciones Diego Barros Arana, en la historia de todo un pueblo hasta hoy los mapuches los que atacaron inmediata- 2002. mismo, como en la rica tradición literaria a mente a los invasores europeos y destruyeron la que ha dado lugar. De este asunto ya me la ciudad de Santiago, dando comienzo a las 3 Patricio Lerzundi, Arauco en el ocupé en otro artículo1 que entiendo como llamadas como guerras de Arauco. El territo- teatro del Siglo de Oro, Valen- complementario y, por tanto, juzgo necesario rio mapuche no ha llegado a ser integrado en cia, Albatros Hispanófila, 1996, p. 10. retomar algunas consideraciones y ampliar Chile hasta el mismo siglo XX y no sin pasar algo de lo apuntado allí. por dolorosos capítulos que han hecho derra- El soneto «Caupolicán» de Rubén Darío mar mucha sangre. Afirma Patricio Lerzundi es, sin duda, uno de los textos literarios que que «Los araucanos –que fue el nombre que más ha contribuido al conocimiento del héroe les dieron los españoles a los mapuches por araucano en nuestra época. No obstante, me cuanto vivían en la región de Arauco–, eran refería en ese artículo a la extensa relación los más belicosos de los grupos indígenas. de obras que acogían a Caupolicán como Su lengua era el mapuche; desconocían [...] la personaje destacado o incluso con carácter escritura [...] y su cultura distaba mucho de la protagonista. alcanzada por sus vecinos incas». Entre ellos Hay que reiterar aquí el hecho de que «existía la poligamia, generalmente se reunían la historia de Caupolicán nos ha llegado a para tratar asuntos especiales, como la guerra, partir de una relativamente extensa tradición bajo el control del toqui, o jefe supremo, que textual detallada por el gran polígrafo José era elegido por una asamblea de grupos de Los araucanos como personajes literarios Toribio Medina2 y que tiene su comienzo en familia, o cahuines»3. MIGUEL ÁNGEL AULADELL La Araucana de Alonso de Ercilla. De todas PÉREZ 21
  • 2. Con tales características los aguerridos en cinco las etapas de evolución del personaje araucanos serían, tal vez, como ningunos de Caupolicán y sus correspondientes repre- otros aborígenes del Nuevo Mundo, los que sentaciones5: 1ª) Unidad dual. Fuerza corporal infligirían mayores bajas en las fuerzas de e inteligencia al servicio de su pueblo. Vence- conquista y acabarían con grandes símbolos dor, famoso y en equidad de roles con Carlos de los invasores. La tremenda rivalidad de V. 2ª) desintegración de su imagen. Unidad que hicieron gala los contendientes aseguró dual de fuerza e inteligencia al servicio de sí una pléyade de testimonios literarios que por mismo. Pérdidas bélicas, pérdida de prestigio uno u otro motivo quisieron hacerse eco de y de fama. 3ª) Restablecimiento parcial de su aquel acontecer histórico. Nombres como imagen a través de la elocuencia y sagacidad. Lautaro, Caupolicán, Galbarino, Colo Colo 4ª) Desintegración total de su imagen en la –por los mapuches–; y como Pedro de Val- persecución y apresamiento. 5ª) Recuperación divia, Francisco de Villagra, García Hurtado de su integridad a través del bautizo6 y la Portada de la Tercera Parte de La de Mendoza o el mismo Alonso de Ercilla muerte. Valiente, temido y digno, es ejecutado Araucana de Ercilla (1589). –por los españoles–, configuran un elenco de con el atributo cristiano del que carecía. personajes que van a ser leídos y reconocidos Es tremendamente significativo que toda en el sentido categórico que atribuye Roland re-escritura de la historia de Caupolicán recoge Barthes a ese tipo de tradición literaria que en una, dos o más de estas etapas. Eso sí, en algu- cada reescritura va transformando el motivo, nos casos se incluyen motivos nuevos que van el tema, el mito. En resumen, un conjunto de enriqueciendo el tema; en otros son el tono o el dramatis personae que son uña y carne de la recipiente genérico los que aportan una pecu- re-creación a lo largo del tiempo y que, sobre liaridad sobresaliente y genuina a determinada todo, tuvo durante el siglo XVII su mejor tras- obra. Rubén Darío llevó a cabo, según defendí lación precisamente al género teatral. También en su momento, la síntesis de una de esas etapas algunos lugares van a conformar la geografía de desarrollo del personaje plasmado por Erci- de toda esa estela intertextual: Santiago, La lla, concretamente en el Canto II de la primera Serena, Tucapel, Pilmaiquén, Cañete, el Fuer- parte de La Araucana (1569). Araucanos (grabado). te Purén. Por consiguiente, es preciso resaltar Todos los géneros se han rendido ante una vez más cómo la creación artística, en Caupolicán. La importancia intrínseca del esta ocasión la literatura, contribuye a edificar personaje y del hombre ha motivado la aten- 4 culturalmente un nuevo mundo, pero simul- ción al mismo en la correspondencia de sus Alonso de Ercilla, La Araucana, ed. Isaías Lerner, Madrid, Cáte- táneamente éste abastece de extraordinarios e rivales, los conquistadores españoles, y así te- dra, 2002, p. 19. insólitos recursos el canon retórico del huma- nemos como uno de los primeros testimonios 5 nismo y posteriormente de otras estéticas que relativos al formidable guerrero las cartas de Claudio Cifuentes Aldunate, van emergiendo en Europa. Pedro de Valdivia. Enseguida, han de señalar- «Caupolicán: creación y re- Fue Alonso de Ercilla el que, a través se las crónicas que aparte de su carácter do- creaciones de un mito», Noter og kommentarer fra Romansk de La Araucana, permitió con su grandioso cumental encierran, en muchos de los casos, Institut, Odense Universitet, 53 poema épico apreciar hasta qué punto queda- valiosos ejercicios estilísticos que adquieren (1982), p. 64. ban marcadas muchas de las posibilidades de una categoría literaria. Se trata de: Crónica y 6 recreación de los acontecimientos vividos. El relación copiosa y verdadera de los reinos de Sobre los bautizos de caciques puede verse Tzvetan Todorov, motivo –como venimos comentando– de ma- Chile, de Jerónimo de Vivar; Historia de Chi- La Conquista de América. El yor fortuna entre todos los devenidos de los le desde su descubrimiento hasta el año 1575, problema del otro, México, Siglo episodios recreados es, sin duda, el que tiene de Alonso de Góngora Marmolejo; Crónica XXI, 200112 (1ª ed. en francés: 1982), p. 183. como personaje central a Caupolicán. Isaías del reino de Chile, de Pedro Mariño de Lo- Lerner afirma que: bera y Bartolomé de Escobar; Hechos de don García Hurtado de Mendoza, cuarto marqués Los elementos de la trama que componen la narra- de Cañete, de Cristóbal Suárez de Figueroa. ción de la historia no son materia comprobable, pero Entre los textos de carácter literario destacan las referencias geográficas y culturales de Chile y sus dos obras: la ya mencionada de Alonso de habitantes, los hechos bélicos, fueron tenidos por Ercilla –La Araucana (1569)–, y Arauco do- auténticos desde muy temprano y durante mucho mado (1596), de Pedro de Oña; estas obras tiempo, puesto que las fuentes del propio Ercilla para siguen el patrón del género épico en práctica los hechos en los que no participó personalmente no durante el Renacimiento y están directamente nos son completamente conocidos4. relacionadas por cuanto la segunda es pieza Los araucanos como personajes de encargo para tratar de corregir parte de literarios Claudio Cifuentes Aldunate en un ilustra- los extremos que, según algunos, contenía MIGUEL ÁNGEL AULADELL PÉREZ tivo artículo de enfoque semiótico llega a fijar el poema de Ercilla y también por razón de 22
  • 3. que Arauco domado comienza su andadura a En nuestros días, todavía partir de un momento recogido en la primera Caupolicán sigue re-escribiéndo- de las tres partes de La Araucana. Ya en el se. Cuando el problema mapuche siglo XVII, el tema de Caupolicán y todos los está aún lejos de quedar resuelto, motivos que lleva anejos se constituye como pueden visitarse a través de in- elección predilecta para el género dramático. ternet varios lugares en donde el Y así tenemos: La bellígera española (1616) guerrero sigue irguiendo su «alta de Ricardo del Turia; Algunas hazañas de las frente» porque siguen escribién- muchas de don García Hurtado de Mendoza, dose poemas que tienen como Marqués de Cañete (1622) de Luis de Bel- referente ese imaginario cultural monte Bermúdez y colaboradores; Arauco que en la época de Fin de Siglo domado (Parte XX, 1625) de Lope de Vega; contribuyó a universalizar el poe- El gobernador prudente (1663), de Gaspar de ta de Nicaragua y de América. Ávila; Los españoles en Chile (1665) de Fran- La cuestión que se plantea cisco González de Bustos; y el auto sacra- aquí es la de acercarse a cómo to- mental La Araucana (principios del s. XVII), da esta epopeya y mitología que también de Lope de Vega. encierra un importante compo- García Hurtado de Mendoza. Otros textos literarios inspirados directa nente histórico ha gozado de una o indirectamente por el tema de Arauco son adaptación literaria tan exitosa. los siguientes: Quince romances anónimos La razón fundamental reside en la conversión 7 basados en La Araucana (1589-1593); Cuar- del personaje histórico en personaje literario. Robert Abirache, La crisis del personaje en el teatro moder- ta y Quinta parte de La Araucana, poema Además, ese personaje literario representa no, Madrid, Publicaciones de épico de Diego de Santisteban de Osorio el tipo de protagonista trágico de raigambre la Asociación de Directores de Escena de España (Serie: Teo- (1598); Historia Tragicómica de don Enrique aristotélica. La traslación al Viejo Mundo ría y práctica del teatro, nº 8), de Castro, novela de caballerías de Francisco de las hazañas emprendidas por los héroes 1994, p. 34. de Loubayssin de la Marca (París, 1617); del Nuevo es casi obra de la geometría. Las Las guerras de Chile, poema épico de Juan palabras de Robert Abirache cuando trata de Mendoza Monteagudo; Purén indómito, de caracterizar la identidad y la función del crónica rimada de Hernando Álvarez de To- personaje en su libro fundamental La crisis ledo; El cautiverio feliz, memorias en verso de del personaje en el teatro moderno, resultan Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán; Res- que ni pintiparadas para lo que nos estamos tauración de la Imperial y conversión de almas refiriendo: infieles, novela de Fray Juan de Barrenechea y Alvis (ca. 1693). En la tragedia, el nombre del personaje se toma Una vez que, tras el paréntesis ilustrado y prestado a la historia o a la leyenda: casi siempre está romántico, es recuperado el gusto por la mi- situado en la cumbre de la jerarquía social, heciendo tología, la estética modernista posibilita que inútil e innecesaria de antemano cualquier cuestión nuestro tema vuelva a re-escribirse. Y he aquí sobre el origen de su fortuna, sobre su vida doméstica otra muestra recreadora del mito distinta de o sobre su relación con la sociedad. Pirro, Tamerlán, la de Darío: el «Caupolicán» de José Santos Ricardo II, el Cid, Otelo, Jerjes, Prometeo, Edipo, Chocano, primero de los sonetos incluidos Sertorio, son reyes o príncipes, héroes guerreros o en el «Tríptico heroico» de Alma Améri- semidioses legendarios, figuras sagradas o forjadores ca (1906). Asimismo, es imposible dejar de de la historia. Su nombre indica su condición e im- mencionar alguna muestra posterior a Darío plícitamente nos informa sobre los acontecimientos como mejor modo de corroborar el éxito del más notorios de su existencia; nos confía de golpe motivo y la atención que le han dispensado su nacionalidad, su situación familiar y, a veces, la creadores tan diversos. El caso más excelso pasión que les domina [...] Si se precisa su físico, es es, sin duda, el de Pablo Neruda. Entre sus con una palabra muy general que señala edad, belle- muchos escritos de preocupación directa por za, rasgo dominante [...] Cada uno es libre de soñar el mundo indígena, destacan dos poemas el individuo que pueden ser, dentro de los límites –«Toqui Caupolicán» (V) y «El empalado» impuestos por algunas afirmaciones que bastan para (VII)– pertenecientes a la serie titulada «Los atestiguar su inserción en lo real7. Libertadores», incluida en el Canto general (1950). Además de todo lo relacionado, debe- Dejando a un lado la potencialidad de los mos aludir también a la importante presencia personajes históricos españoles que muestran Los araucanos como personajes literarios del tema en otros ámbitos artísticos como la un singular atractivo por su simple pertenen- MIGUEL ÁNGEL AULADELL plástica o la música. cia al conjunto de los conquistadores, resulta PÉREZ 23
  • 4. enormemente destacado el abanico de posibi- mapuches enfrentándose a los conquistadores lidades retratísticas y figurales de los famosos españoles existe algo más permanente que la rebeldes araucanos. En La Araucana, por propia peripecia narrada, existen unos nom- ejemplo, según Isaías Lerner: bres concretos que van habitando las diversas obras en las que se da cobijo a la historia de El heroísmo [...] continúa manteniendo las dimen- los mapuches. Para calibrar en su justa medida siones que exige el imaginario épico y se reparte el rendimiento que la creación de personajes igualmente entre ambos campos, aunque algunos ha de presentar de cara al lector, téngase en actos individuales permiten una caracterización mul- cuenta esta otra afirmación de Muñoz Molina tidimensional, como en el caso de Tucapel y Rengo, cuando dice que: Busto de Lautaro en la plaza de en los que la rivalidad proverbial servirá para dar Cañete, provincia de Arauco. extraordinario brillo y suspenso de corte ariostesco Después de leer una novela lo primero que olvida- al Canto final de la Segunda parte. En la derrota, el mos es el argumento. Lo segundo –al menos en mi valor araucano adquiere dimensiones hiperbólicas y caso– es el estilo. Por lo que permanecen las novelas la represión española multiplica desmesuradamente en nuestra memoria es por alguno de sus personajes. la crueldad8. Nuestro oficio se parece al del rabino de Praga que hizo un Golem, una figura de barro a la que le infun- Asistimos aquí a una especie de impulso dió vida y movimiento trazando en su frente unas colectivo, o unánime en sagaz expresión de palabras mágicas11. Romains, como el experimentado por Va- lle-Inclán cuando el narrador de personajes Caupolicán, elegido toqui por los arauca- inconfundibles de sus primeras obras, expe- nos para encabezar el levantamiento contra rimenta ese impulso en la visita que en 1916 los españoles, nos ha quedado caracterizado realiza al frente durante la Gran Guerra en casi mágicamente. Por una parte, un coloso de Pedro de Oña (grabado). Francia. Valle-Inclán, arquitecto de persona- fuerza descomunal que es capaz de devolver la jes muy caracterizados en la primera parte de dignidad a su pueblo amenazado en su identi- su producción, transforma su patrón al com- dad. Por otra, un ejemplo de valor y de vigor 8 poner su reportaje como corresponsal en La al cumplimentar o completar el sacrificio que Ercilla, La Araucana, ed. cit., media noche. Visión estelar de un momento de supone una prueba física tan penosa como p. 39. guerra (1917), en donde se queja de que la hu- cargar con un pesado tronco. 9 mana limitación que impide estar a la vez en La simbología del personaje que instituye Darío Villanueva, «La recupera- varios lugares hace prácticamente imposible su naturaleza de héroe épico nacional nos ción del personaje», en Marina Mayoral (ed.), El personaje no- el relato de un hecho tan radicalmente colec- remite a una especie de salvador, en definitiva velesco, Madrid, Cátedra/Minis- tivo como es una guerra moderna. Se declara un nuevo Cristo que puede concebirse como terio de Cultura, 1990, p. 26. fracasado de antemano y apunta como palia- redentor. En un reciente y documentadísimo 10 tivo el recoger las narraciones individuales de trabajo, Miguel Zugasti12 ha tratado de la Antonio Muñoz Molina, «La in- cada uno de los soldados supervivientes. Esos presentación que las diversas versiones (tres vención del personaje», en ibid., p. 89. «cientos de miles de relatos, expresión de otras autores del siglo XVI: Herrera, Vivar y Erci- tantas visiones», se amalgamarán «para crear lla) nos han hecho de la hazaña del toqui con 11 Ibid., pp. 89-90. la visión colectiva, la visión de todo el pueblo el madero como algo real. Efectivamente, que estuvo en la guerra y vio a la vez desde Zugasti afirma que «el certamen del tronco 12 «El toqui Caupolicán y la prueba todos los parajes todos los sucesos»9. Esa fue real y, en su esencia, rigurosamente his- del tronco a la luzde un nuevo misma actitud de don Ramón María pervive tórico, probablemente aplicación no ya tanto texto. Entre etnohistoria y lite- tanto en Tirano Banderas como en El Ruedo del ingenio ocasional de un anciano cuanto ratura», Colonial Latin America Review, 15:1 (2006), pp. 3-28. Ibérico. Pero en nuestro caso conservamos de una práctica habitual entre los aborígenes aún un protagonista individual en el que no araucanos»13. Para sustentar su tesis con ma- 13 Ibid., p. 14. advertimos la disgregación del héroe. Por el yor apoyo esgrime un nuevo texto, el de las contrario, el relato que comienza Ercilla con- hazañas de Pedro Ordóñez de Ceballos con- 14 Ibid., p. 18. figura unos personajes que devienen en mitos tadas por Bartolomé Jiménez Patón. Zugasti al andarse el camino desde los hechos (Histo- lo presenta como un texto paralelo y anota ria) hasta la palabra (Literatura). Y las prime- las semejanzas y diferencias con el relato de ras palabras son los propios nombres de los Ercilla o el de Vivar. La coincidencia más distintos caracteres. Antonio Muñoz Molina destacable es «el inequívoco triunfo de los se muestra convencido de que la única cara de candidatos, que son aclamados por el resto; Los araucanos como personajes un personaje literario es su nombre10. En la a saber: Caupolicán (o Teopolicán) para los literarios literaturización de los hechos históricos que araucanos y Capi (o Capite) para los tairo- MIGUEL ÁNGEL AULADELL PÉREZ protagonizan Caupolicán y los otros héroes nas»14. Estos últimos habitaban una zona 24
  • 5. tan alejada de Chile como Urabá y Caribana transmite muy plásticamente el (Caribe colombiano). Constata, pues, Zugasti fenomenal esfuerzo que realizaría que: «A la luz de este nuevo texto [...] gana Caupolicán alcanzando su propio entidad la idea de que, al menos entre los calvario. indios taironas y los araucanos (tan distantes La condición que alcanza Cau- unos de otros), existía el método del madero policán como personaje literario como proceso selectivo de un jefe o cacique arrebatado a la historia, al igual guerrero»15. El hecho de que por tratarse de que ocurre con los otros com- un autor culto, Jiménez Patón conociera la ponentes del elenco que nutren obra de Ercilla no resta, según Miguel Zugas- las obras que recogen el asunto, ti, credibilidad a su relato: es equiparable a la que nos pre- sentan los personajes novelescos, En conclusión, la relectura de este pasaje sobre los los modernos héroes de la épica taironas refuerza la tesis de que la prueba del tronco y también a la de las dramatis descrita en La Araucana es auténtica; reflejo veraz, personae, puesto que no hay que de tono etnográfico, de una práctica común entre los olvidar que fue en el teatro donde indios araucanos, taironas y quizás otros de quienes la historia de los araucanos tuvo no han sobrevivido noticias (y, allende las fronteras un mayor desarrollo. americanas, de los turcos de Constantinopla, como Durante mucho tiempo se ha bien lo testimonia Diego Galán). El que los antro- afrontado el estudio de los per- Valdivia, Villagrá y Alderete, según Ovalle. pólogos no hayan detectado su uso en las tribus o sonajes con criterios tomados de pueblos aborígenes en los tiempos modernos (siglos la psicología, la historia, la sociología o la XIX-XXI), no invalida la vigencia de dicho proce- filosofía. Don Quijote, la Celestina, Don dimiento en el siglo XVI, tal y como lo atestiguan Juan o Emma Bovary se han estudiado como 15 Id. Vivar, Herrera, Ercilla y Ordóñez de Ceballos-Ji- casos psicológicos, símbolos de las posturas ménez Patón16. del hombre ante la vida o productos de unas 16 Id. circunstancias sociales determinadas. Más Aunque sólo sea desde una perspectiva an- adelante se ha estudiado el personaje como tropológica, es curioso también el paralelismo un elemento más de la estructura literaria de que tiene en otros territorios americanos esa la obra: como una función o un actante. Pero antigua tradición de los caciques mapuches la pregunta sigue estando presente: ¿Cómo se de superar duras pruebas para «cargar» con construye un personaje? En el caso de un per- el elevado cometido de acaudillar a su pueblo. sonaje que se basa en un referente histórico no Concretamente, en México existe una fiesta en una creación totalmente ficcional por parte honor de la Virgen de Guadalupe en la que se del autor literario, pero sí que existe el empleo nos remite al período de la conquista por parte de unos recursos caracterizadores que son los de Cortés que, por cierto, sale como figura en propios de la construcción general del perso- paso procesional junto a una mascarada en la naje. Si como pensaba Pirandello, el drama es que se dramatiza el enfrentamiento entre los la razón de ser del personaje, su función vital, indígenas y los españoles. S.M. Eisenstein en necesaria para existir, en el caso de Caupolicán su filme ¡Qué viva México! rodó toda una estaríamos principalmente ante un tipo de estremecedora secuencia, en la que se recogen personaje-drama que como apuntaba Julián dichos festejos y su culminación que sucede Marías, al tratar de Unamuno, consiste en ir cuando todo el pueblo peregrina al templo que siendo, es decir, en hacer consustancial la peri- ocupa lo alto de una antigua pirámide azteca o pecia del personaje con el propio relato. tolteca. Van todos subiendo de rodillas dejando En Arauco domado, Lope de Vega nos pre- un pasillo por el que caminan unos penitentes, senta una especie de Laurencia (la protagonista que como una especie de crucificados intentan de Fuente Ovejuna) en la figura de la araucana reproducir los sufrimientos de Cristo y llevan Fresia. Se trata de un personaje indomado. En atadas a los hombros unas cruces hechas con Fresia, esposa de Caupolicán, Lope concentra tallos rectos de cactus. Tardan varias horas en los momentos de mejor poesía dramática. El alcanzar la cima. A lo largo del camino, diver- personaje femenino se va transformando a sas mujeres les dan de beber y al fin, el director medida que la acción pasa de la victoria de nos muestra un plano en el que se ve encima de Caupolicán a la derrota, de la derrota a la la cúpula –a guisa de Calvario– a tres de estos tentación del compromiso, de la tentación del Los araucanos como personajes literarios esforzados disciplinantes. La iconografía de compromiso al vencimiento y a la destrucción. MIGUEL ÁNGEL AULADELL esta secuencia de la película de Eisenstein nos Es ese proceso el que transforma a Fresia PÉREZ 25
  • 6. en personaje portador o perso- quistador de mujeres y puede por lo mismo naje símbolo del tema central del llegar a ser un «lindo don Diego». Aun con drama: la libertad. He aquí dos todas estas limitaciones, es posible encontrar imágenes dramáticas de ese proce- ciertos ecos del Arauco domado de Lope, so de metamorfosis simbólica del de Algunas hazañas de las muchas de Don personaje: En la Segunda Jornada, García Hurtado de Mendoza, Marqués de la noticia de la primera derrota de Cañete, obra dramática de Luis de Belmonte los araucanos la trae Engol, hijo Bermúdez y otros, y por último de El Gober- (todavía niño) de Caupolicán y nador prudente, de Gaspar de Ávila. Fresia; y en la última, Caupolicán La historia de Caupolicán sigue viva hoy. ha sido hecho prisionero y está No sólo contamos con los monumentos lite- atado a un palo. La escena final rarios que le han convertido en un personaje presenta dos apariencias. En la literario de gran recorrido cronológico y ge- primera, Caupolicán, amarrado nérico, sino que existe por toda la geografía de al madero, confiesa su conversión la Araucania y de Chile en general una conti- al cristianismo. En la segunda, nuada representación iconográfica del héroe, una estatua de Felipe II, a la que así como de otros compañeros de rebeldía, en Pedro de Valdivia. rinden homenaje los que están especial Lautaro. Ellos y los conquistadores encima del tablado, ocupa el lugar españoles con los que lucharon componen de Caupolicán. Entre ellas resaltan las voces conjuntos escultóricos y recreaciones plásti- de Fresia y de Engol jurando venganza. Es cas que contribuyen a mantener viva el alma este anuncio de venganza, y no la apoteosis del pueblo mapuche. Aún hoy parece que se de la efigie de Felipe II, la que domina y re-escriben nuestros personajes. Una noticia cierra dramáticamente la tragedia del indio publicada en prensa hace pocos meses (El vencido. Este mismo indio vencido aparecerá Mundo, domingo, 7 de enero de 2007) nos en La Araucana ‘auto’ como figura de Cristo ofrecía el siguiente titular: «El español que redentor. Afirma Francisco Ruiz Ramón que ‘robó el alma’ a un mapuche. Los indígenas si a D. Marcelino Menéndez y Pelayo tal iden- chilenos culpan a un turista por el suicidio de tificación le levantaba ampollas, a los lectores un miembro de su comunidad». La crónica y espectadores actuales puede parecerles signi- del corresponsal comenzaba así: «El médico ficativa y fascinante la asociación del personaje forense determinó que Germán Catrilaf se Caupolicán con la figura de Cristo. quitó la vida, posiblemente a causa de una Otro ejemplo significativo en la adap- depresión. Pero los indígenas mapuches del tación de la materia histórica a la literatura sur de Chile tienen la certeza de que se ahorcó dramática es Los españoles en Chile, la obra porque un turista español le robó el alma. ‘Los más tardía sobre las guerras de Arauco. Patri- huincas (españoles, o por extensión, hombres cio Lerzundi ha subrayado el hecho de que se blancos) no se conforman con habernos in- hace prácticamente imposible determinar de vadido y despojado de nuestras tierras, aguas dónde obtuvo el autor, Francisco González y bosques. Ahora quieren quitarnos la vida’, de Bustos, el marco histórico para organizar sentenció Lautaro Catrilaf, hermano del di- la trama de su comedia. En 1665, fecha de funto». La única guinda que añadiría a lo edición de la pieza, había pasado más de un dicho es renombrar al fallecido: Caupolicán siglo con relación a los acontecimientos histó- debiera ser para redondear la historia. ricos que conforman el asunto. Se constata un Falta una novela histórica, género tan en error cronológico, puesto que se pone a don boga actualmente, o una adaptación cinema- Diego de Almagro, fallecido en 1538, junto a tográfica de fuste para nuestro asunto, motivo don García Hurtado de Mendoza, llegado a y mito. Caupolicán y los otros personajes Chile en 1557. Se deduce que el autor apro- araucanos y españoles pueden hoy interesar a vechó crónicas, historias, obras dramáticas, un público amplio que anda rendido ante los todo lo que sobre el tema de Arauco le pudo superhéroes del cómic o del cine de costosos servir de alguna manera. Diego de Almagro, el efectos especiales. Habría que dar la necesaria hombre histórico de carne y hueso le sirve en réplica a la reciente Apocalypto, última cinta el sentido de que efectivamente fue el primer de Mel Gibson, polémica como casi todas las conquistador de Chile; por otra parte, desde suyas, que recrea la decadencia del imperio Los araucanos como personajes el punto de vista de protagonista literario, le maya y sus sangrientos rituales y que está literarios da la pauta para usarlo como símbolo del con- rodada en yucateco. MIGUEL ÁNGEL AULADELL PÉREZ 26