Cuando algo cambia en nuestras vidas, el mayor de los frenos que nos encontramos es el miedo. Los seres humanos tendemos a quedarnos en nuestra zona de confort, es decir, en aquel lugar que, aunque no sea bueno para nosotros, conocemos y, por tanto, en el que nos sentimos seguros. El miedo es el mayor freno, no solo ante un cambio cultural, sino ante cualquier reto al que debamos enfrentarnos, tanto en la vida personal como en la profesional. Pero este no es el único freno. Tenemos que tener un cuenta una serie de variables cualitativas: -Las creencias que cada persona tiene, sus vivencias y su modo de interpretar lo que está pasando. - El entorno actual - La impaciencia. Los cambios requieren años, ya que llevan implícitos adaptaciones de creencias y hábitos