1. III
3.1.- Asistencialista
Por Ezequiel Ander Egg, en el Diccionario del Trabajo Social:
“Asistencialismo es una forma de asistencia o de ayuda al necesitado,
caracterizada por dar respuestas inmediatas a situaciones carenciales, sin tener
en cuenta las causas que las generan. Este tipo de asistencia lejos de eliminar los
problemas que trata, contribuye a su mantenimiento y reproducción.
Históricamente fue una de las primeras formas organizadas de ayuda al
necesitado. En ella subyace una concepción de la sociedad basada en la
inexistencia de contradicciones y por ende considera los estados de carencia
como disfunciones que hay que corregir y que son atribuibles al individuo y a sus
circunstancias"
El Trabajo Social, desde sus inicios ha intentado dar respuestas a los problemas
que surgen en la sociedad. Aunque los conflictos que se generan actualmente
bajo un sistema neoliberal son muy parecidos a los que se originaban hace 100
años atrás, el escenario se ha complejizado, agudizándose aquellos conflictos de
antaño.
Generalmente, las personas que deciden estudiar una carrera como esta, lo hacen
con el anhelo de mejorar este medio en que vivimos, llegando muchas a acariciar
el idealismo de lograr construir una sociedad en igualdad, en donde prime el
bienestar común. Pero al avanzar en conocimientos, nos encontramos con un
elemento que muchas veces lo clasificamos como una especie de “fantasma”,
frente al cual no sabemos si huir incansablemente o solo aceptar que vive en
medio de nosotros, y resignarnos. Este es el asistencialismo.
El asistencialismo, tal como lo señala el autor, deriva del paradigma
epistemológico funcional. Esta concepción es muy criticada usualmente por el
paradigma marxista (entre otros), ya que este último considera a la sociedad como
el producto de las contradicciones de clase que se originan dentro de ella.
2. III
Por lo tanto, rechaza definitivamente la labor asistencial, ya que este modo de
intervenir a los más necesitados sería un “instrumento de dominación”. En
palabras de Roberto Alayon: “Asistencialismo es una de las actividades sociales
que históricamente han implementado las clases dominantes para paliar
mínimamente la miseria que generan y para perpetuar el sistema de explotación”.
Es decir, al intervenir de este modo, la profesión se convertiría en una herramienta
de dominación de masas, que solo pretende mantener aquel orden necesario para
seguir creciendo económicamente y así, mantener una estructura de desigualdad.
De esta manera, predican que el eje principal del trabajo social debe ser la
concientización y el llamado hacia las personas de luchar por las reivindicaciones
de la clase trabajadora, causando una revolución total, en donde se logre
transformar la estructura de la sociedad.
Por otro lado, aquellos trabajadores sociales que en su momento llevan a cabo el
tipo de práctica asistencialista, no lo hacen con el razonamiento que describíamos
anteriormente. Es decir, teniendo como objetivo acrecentar las desigualdades,
porque en ese caso, ya no podríamos hablar de que se realiza un trabajo social
propiamente tal, ya que nuestra profesión, al igual que las demás contiene
principios que son la base fundamental de su accionar, como por ejemplo la
justicia social, dignidad, etc.
Por lo tanto, de estas dos posiciones, surgen dos preguntas que resultan
fundamentales para llegar a una conclusión: ¿Es el asistencialismo un elemento
que mantiene las desigualdades sociales, acrecentando la pobreza de los más
necesitados?, ó ¿significa una solución a las carencias que presenta cierto
volumen de la población, redistribuyendo la riqueza?
Para abarcar estos cuestionamientos, Roberto Alayon nos entrega un componente
fundamental a nuestro análisis, y es el impacto que genera la ayuda asistencial en
las personas que reciben cierto beneficio, porque a la mayoría de los necesitados
no piensan en cambiar la estructura social para vivir en una sociedad más justa,
3. III
sino que se preocupan de cómo satisfacer aquella carencia que atormenta a su
familia. Y esto lo podemos observar en artículos, ponencias, etc. en donde al tratar
el tema de asistencialismo, se mira solo desde la perspectiva del trabajador social
y la forma de intervenir en la sociedad, pero no se toma en cuenta el punto de
vista de los individuos afectados con este problema, pasando a llevar un principio
fundamental del trabajo social como lo es la autonomía. Esta dice relación con
respetar las decisiones de las personas a las cuales estamos ayudando, ya que
ellos son sujetos creativos, capaces de decidir cómo quieren ser ayudados.
Nosotros solo les proporcionamos herramientas suficientes para guiar de la mejor
manera su proceso.
Entonces, al intentar responder a las dos preguntas anteriores, podemos concluir
que el asistencialismo no lo podemos considerar como aquel pasado oscuro que
queremos borrar a como dé lugar, sino como un componente que en nuestra
profesión que se vuelve indispensable, ya que no podemos ir con ideas a aquel
que tiene hambre y necesita de un elemento tangible como lo es la comida, ya que
de esta manera estaríamos siendo inconsecuentes con nuestros principios. Ni
tampoco podemos ser profesionales carentes racionalidad y prestar solo ayuda
asistencial a las personas, ya que de este modo no estaríamos contribuyendo al
desarrollo integral de los individuos, limitando nuestro accionar a lo mero técnico,
privando a las personas de su derecho a acceder a una mejor calidad de vida a
través de sus propias acciones.
Por lo tanto, como futuros trabajadores sociales debemos aprender a conjugar
estas áreas creativamente, tomando decisiones que conlleven a forjar un trabajo
social que sea funcional a las necesidades de las personas y de la comunidad,
actitudes que contribuyan a un bienestar social, basado en la igualdad, la
dignidad, la autonomía y la justicia social, manteniéndonos firmes en nuestros
principios, como sujetos ético- moral.