DE LAS OLIMPIADAS GRIEGAS A LAS DEL MUNDO MODERNO.ppt
Tecadpub tema 6.3 complementaria
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6.3. Fomento de la competitividad y capacidad de lección.
Definiciones de Competitividad
Conquistar, mantener y ampliar la participación en los mercados (G. Müller,
1995).
Conjunto de habilidades y condiciones requeridas para el ejercicio de la
competencia, entendida esta última como la rivalidad entre los grupos de
vendedores y como parte de la lucha económica.
Capacidad de un país, un sector o una empresa particular, de participar en
los mercados extremos (R. Feenstra, 1989).
Habilidad sostenible de obtener ganancias y mantener la participación en el
mercado (R. Tamanes, 1988).
Esferas de Acción para la Competitividad
En el mercado internacional compiten no sólo empresas. Se confrontan también
sistemas productivos, esquemas institucionales y organizaciones sociales, en los
que la empresa constituye un elemento importante, pero integrado en una red de
vinculaciones con el sistema educativo, la infraestructura tecnológica, las
relaciones gerencial-laborales, el aparato institucional público y privado, el sistema
financiero, entre otros (F. Fajnzylber, 1988).
En el mundo actual los productos no sólo compiten, sino que en ellos se
manifiesta la competencia de los sistemas productivos, tecnológicos y
educacionales (O. Rosales, 1990).
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La competitividad no es sencillamente un fenómeno económico ni un fenómeno
impulsado por el mercado. La eficiencia pasiva no es la experiencia de países
como Corea, que ha tenido un buen desempeño en la economía mundial. Leyes,
costumbres, lenguaje, hábitos en los negocios y otras peculiaridades nacionales
desempeñan un papel importante en la determinación de la competitividad y del
Comercio. Es necesario tener una perspectiva amplia y globalizadora de la
sociedad (C. Bradford, 1991).
La competitividad aparece como una mezcla de: i) una visión del mundo
contemporáneo, sumergido en valores sociales, que acepta diversas
combinaciones de organización y mercado; ii) conceptos de distintas vertientes
teóricas que, al reunirse, sobrepasan el alcance de otros conceptos utilizados en
teorías como la del comercio internacional; iii) vida práctica, donde se lucha
ferozmente por mercados y donde no hay regulaciones internacionales tan
civilizadas que permitan a los agentes experimentar los valores sociales
propuestos por el modelo (G. Müller, 1995).
La competitividad industrial es el producto de la interacción compleja y dinámica
entre cuatro niveles económicos y sociales de un sistema nacional, que son los
siguientes:
El nivel micro, de las empresas, las que buscan simultáneamente eficiencia,
calidad, flexibilidad y rapidez de reacción, estando muchas de ellas articuladas en
redes de colaboración mutua; el nivel meso correspondiente al Estado y los
actores sociales, que desarrollan políticas de apoyo específico, fomentan la
formación de estructuras y articulan los procesos de aprendizaje a nivel de la
sociedad;
el nivel macro, que ejerce presiones sobre las empresas mediante exigencias de
desempeño; y, por último, el que se llama nivel meta, que se estructura con
sólidos patrones básicos de organización jurídica, política y económica, suficiente
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capacidad social de organización e integración y capacidad de los actores para la
integración estratégica. Al respecto, la competitividad de una empresa se basa en
el patrón organizativo de la sociedad en su conjunto y por tanto es sistémica (K.
Esser, et al, 1996).
La competitividad se constituye en un objetivo empresarial de primer orden en la
actualidad. De la capacidad de la empresa de adaptarse a las exigencias del
mercado con producciones cada vez con mayor valor incorporado, sea en función
de la diferenciación o el costo, depende que aquella se mantenga y crezca su
participación en el entorno en que actúa.
La cadena de valor y el mapeo de procesos son dos enfoques de análisis
gerenciales que se complementan y enriquecen mutuamente. Tanto el uno como
el otro facilitan la visión y perspectiva de una organización o un producto y las
interrelaciones que existen o deben existir en función de solucionar un problema o
mejorar los resultados del funcionamiento interno con una visión externa.
CONSOLIDACIÓN DE LA COMPETENCIA ECONÓMICA Y LA MEJORA
REGULATORIA PARA LA COMPETITIVIDAD EN MÉXICO
Políticas para la competitividad e incentivos al sector privado
Políticas para el desarrollo empresarial La política para el desarrollo empresarial
de la actual administración está plasmada en la Ley de Fomento a la
Competitividad y Desarrollo Económico para el Estado, 30 la cual establece una
serie de estímulos estatales fiscales y no fiscales para atraer inversiones.
Esta normatividad plantea una asignación objetiva de los estímulos, dejando de
lado la discrecionalidad para la designación de los beneficiarios. Prueba de lo
anterior, es el sistema de puntaje para obtener estímulos fiscales dando prioridad
a cierto tipo de empresas. Si una empresa genera más empleos, más puntos
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obtiene; lo mismo ocurre si en la empresa laboran estudiantes de carreras
técnicas, personas adultas mayores y personas con capacidades diferentes.
De igual forma, se le da una mayor puntuación si el monto de la inversión es
elevado, y en caso que la inversión sea 100% local se obtendrían más puntos que
si fuese 100% extranjera. Además, esta ley provee una continuidad en la
asignación de los estímulos ya que no se debe renovar año tras año, como lo es el
caso de los Decretos. 30 Dicha Ley se publicó el 10 de junio de 2005. Página 33
de 39 En la Ley de Fomento se puede apreciar que el Estado busca aumentar la
intervención de MIPYMEs en mercados externos, a través de los siguientes
mecanismos:
1. “Apoyar mediante asistencia técnica a las empresas que cuenten con potencial
exportador;
2. Apoyar la participación de empresas en ferias y eventos nacionales e
internacionales para promocionar productos, y
3. Establecer programas específicos por sectores y grupos de empresas para
promover exportaciones”.
Mientras que en el pasado la SEDECO orientaba sus esfuerzos básicamente a la
atracción de capital extranjero, para la nueva administración esta actividad se
complementa con un mayor impulso al sector privado local, con especial énfasis
en las micro, pequeñas y medianas empresas.
Implicaciones de un buen ambiente de negocios La política económica para la
competitividad y el empleo y el programa PROTEGE contemplan apoyos a las
MIPYMEs. Para promoverlas, PROTEGE se planteó como meta el incrementar a
85% las compras del gobierno estatal a proveedores MIPYMES regionales.
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También existe el Fondo Emprende, que ha destinado 4.4 millones de pesos a 91
MIPYMEs del sector industrial, agroindustrial, comercial y de servicios, con lo que
se generaron 346 empleos. Por último, se tiene el FOPRODE que es un fondo
mixto, en el cual por cada peso que pone el gobierno estatal, la federación pone
otro.
Los montos son de 150 a 500 mil pesos para Página 36 de 39 micros, de 500 mil a
un millón de pesos para pequeñas y para medianas de un millón hasta 1.5
millones de pesos. El plazo del crédito es de hasta 48 meses con una tasa de
interés anual del 6%. Dichos créditos van enfocados a los sectores industrial,
agroindustrial, comercio y servicios. Para el combate a la informalidad, el gobierno
estatal arrancó en febrero de 2009 el “Programa de Capacitación y Asistencia para
el Desarrollo Microempresarial”, que tiene como objetivo brindar asistencia a
microempresarios de base social, para incluirlos a la formalidad y una vez que
estén operando legalmente, se les apoya económicamente a través de
financiamientos que van desde los 4,000 hasta los 20,000 pesos.
Dichos recursos económicos provienen de un fondo que se llama “Fondo para la
Asistencia y Desarrollo Empresarial”, que está compuesto de aportaciones de la
Secretaría de Economía, Gobierno del Estado y del sector empresarial. En el 2009
se logró brindar asistencia a 2,611 microempresas, de las cuales se formalizaron
1,721 y todas estas han recibido apoyos económicos.
Maximizando ganancias de ventajas competitivas El gobierno del Estado de Baja
California posee una Política de Desarrollo Empresarial, la cual es impulsada por
la SEDECO del Estado. Dicha política busca el desarrollo de clústers a través de
vocaciones productivas, que son aquéllas que han crecido en su nivel de empleo
por arriba de la media nacional.