Este documento invita a la reflexión sobre nuestras conversaciones y cómo podemos mejorarlas. Pregunta si prestamos atención a la perspectiva del otro, si validamos sus puntos de vista, y si somos flexibles en lugar de aferrarnos a nuestra propia posición. También sugiere que analicemos cómo nuestros estados de ánimo y experiencias pasadas pueden afectar nuestras conversaciones y busquemos formas de tener diálogos más constructivos.
1. REVISANDO NUESTRAS CONVERSACIONES: ASOCIACIÓN LIBRE ENTRE NUESTRAS
CONVERSACIONES CON LA SEÑALIZACIÓN QUE ENCONTRAMOS EN SUBTES DE BUENOS
AIRES
¿CÓMO SON NUESTRAS CONVERSACIONES? ¿REFLEXIONAMOS PARA SABERLO?
TE INVITAMOS A LEER LO QUE SIGUE
Cuántas veces en mis conversaciones
me pongo a un costado de lo que pienso
y doy lugar al otro?
En el escuchar y en el hablar, cuido solo
mis pertenencias? O resguardo las del
otro también?
nuestras conversaciones nos ponemos a
Cuando la conversación se torna
“lluviosa”, puedo detectarlo o solo me
escucho a mí mismo?
Tomo de la mano a mis hijos para
cuidarlos en nuestras “conversaciones
cruciales”?
Soy prudente al conversar? Percibo al
otro para “levantar los pies” cuando hay
que hacerlo?
Separo los residuos en el cesto
correspondiente hablando de lo que hay
que hablar?
Doy espacio al otro antes de ocuparlo
yo? Escucho, o solo deseo que me
escuchen?
Percibo los indicadores sobre cómo se
siente el otro? Presto atención a las
alarmas que evidencian el flujo de la
conversación?
Doy al otro el lugar que debería tener en
la conversación, validándolo como otro
observador de la realidad?
Presto atención a mi corporalidad, mi
lenguaje y emocionalidad para estar en
sintonía con el otro?
Analizo las expresiones de no retorno (en
riesgos y consecuencias) antes de
lanzarlas en una conversación; o me lleva
la emoción con poca razón?
Corro cuando el otro camina por el solo
hecho de cumplir mi objetivo; o me
ponemos a la par, considerando los
objetivos del otro también?
Sé esperar mi momento, dando al otro
el tiempo adecuado o necesario con mi
escucha “activa”?
Cuántas veces, por el solo hecho de
imponer mi verdad, circulo por una
conversación que no me conduce a nada
o que me daña y daña al otro?
Cuántas veces, desde la soberbia y la no
escucha genero conversaciones de no
posibilidad?
Respeto el espacio vital del otro o me
muevo desde la comodidad de mi
distancia “segura”?
Veo mi realidad como “la realidad”
impidiendo conversaciones para abrir
posibilidades y de “ganar-ganar”?
Cuántas veces me quedo apoyado sobre
mis creencias y juicios sin fundamentos,
sin permitir al otro que valide o desafíe
mi posición?
Cuántas veces pongo en riesgo mi
objetivo y el del otro por el solo hecho
de “tener la razón” o “tener la verdad”?
Soy consciente de que en muchas
oportunidades mi conversación con otra
persona es afectada por las cosas que
quiero decir y no digo, y por lo que me
dicen otros y que no puedo probar?
Cómo trabajo la brecha entre mis
“conversaciones privadas” (lo que
pienso) y mis “conversaciones públicas”
(lo que digo); para generar confianza?
Reparo en la “mochila” que cargo y que
puede cargar el otro a la hora de
planificar, pensar y participar en una
conversación.
Cómo soy cuando no puedo prevalecer
en una conversación y no llego a mi
objetivo, o cuando no puedo cambiar lo
que me es dado? Cómo es mi flexibilidad
en estos casos?
Con todo lo que lees y reflexionas
aquí, cómo puedes plantear
conversaciones que te resulten más
conducentes y ecológicas?