1. Habilidades de la Ciudadanía
Evaluación y participación en una sociedad plural
Existe una diversidad de corrientes, las cuales tienen como base principios modernos que se van acomodando a la realidad de la
sociedad existente. No obstante, en ella también conviven aquellas que se oponen a un cambio y a vivir en un mundo sin discriminación
social.
Crítica: La participación no es como la que se quisiera, debido a que al existir un sistema en donde el pueblo no tiene oportunidad de
diálogo directo con la autoridad, en suma a que dicha autoridad no se preocupa, ni mucho menos se interesa genuinamente de los
verdaderos problemas que afectan a la sociedad, por consiguiente nace de lo anterior un descontento tanto del sistema, como de sus
representantes. Lamentablemente, esta molestia, este descontento no se hace sentir en las oportunidades que democráticamente
existen, en este caso, en las elecciones.
Dado a que los dirigentes poseen poder, se desconectan de la órbita del pueblo (realidad), intentan gobernar desde otra totalmente
ajena y lejana, lo cual implica que no vean con la misma óptica las problemáticas, necesidades y carencias reales que sufren los
miembros de nuestra sociedad.
Infiero en el hecho de que si considerásemos a la evaluación y participación como principios fundamentales de una sociedad
democrática, en la que cuyos actores sociales quienes la conforman adheriesen a su repertorio y adscribiesen estos conceptos
elementales a su discurso, se generarían las instancias para primeramente hacerse escuchar y dar voz a sus problemáticas, necesidades
y carencias de las diferentes índoles, así como también de sus opiniones respecto a cómo repercuten los lineamientos y dictámenes de
quienes concentran, tienen y ejercen el poder, los cuales son responsables de vida cotidiana es este sistema social. Ya generando lo
anterior, en suma a consideraciones de alianza, respeto, un único discurso y búsqueda genuina del bien común, podrían propici arse y
fomentarse cambios, esto a través de la capacidad de organizarse y estructurarse, como también, de la generación de un clima y cultura
organizacional de los actores sociales involucrados.
Comprensión de la información y los procesos sociales
Dentro del pacto social existen un sinfín de interpretaciones de la información que se genera y que son distribuidas en los diferentes
medios de comunicación. Esta información, está en discusión en los diversos grupos, sectores o niveles sociales, la cual es susceptible a
ser interpretada libremente, según su tendencia política, su repertorio sociocultural, el significado de sus mandatos socioculturales, sus
pautas políticas transgeneracionales, interés y criterio propio, entre otras.
Crítica: Desde hace algunos años, los cambios y repercusiones sociales han marcado profundamente la agenda social política del país.
Al sentir que estamos inmersos en un sistema rígido y sin oportunidad de ser escuchados, es que a través de manifestaciones,
insistencias y otros, se ha logrado lo expuesto anteriormente. En esta vía, podemos hacer una crítica al poder legislativo, al no ir a la
vanguardia del dinamismo y de los cambios sociales, tornándose un poder legislativo que actúa luego de ocurridos los hechos, los
sucesos y las disrupciones que la sociedad y sus miembros experimentan.
Cuando una sociedad es inculta tiene menos poder. Su ser inculto radica en el miedo al cambio, producto de que nunca se les formó, ni
mucho menos se les enseñó el significado de la pérdida. Estamos insertos en una sociedad conservadora y no abierta al cambio, a la
desinformación, sujetas a errores perceptuales y concepciones cristalizadas de situarse, ver y comprender el mundo, significando este
último de manera superficial, simplista y reduccionista, lo que les facilita las cosas a los políticos para efectos de moldear y manipular a
su antojo a este sistema, que se torna viciado y contaminado, el cual beneficia a este sector reducido de la sociedad. Por el contrario,
una sociedad culta e informada, con opinión y criterio formado, tiene más poder, exige más, lo que hace que el gobernar sea más
complicado y requiera más trabajo e inversión, pero que trae de por sí, un avance más nivelado y balanceado para los diferentes
sectores sociales y sus miembros.
2. Comunicación y valoración de los derechos y deberes ciudadanos
Conjunto que se tiene por el solo hecho de ser persona, en donde el Estado los reconoce y ampara en su carta fundamental
(Constitución Política de la República).
Critica: Claramente estamos insertos en una sociedad que se sitúa más alerta y activa al momento de exigir sus derechos.
Lamentablemente, esto no ocurre cuando debemos ejercer las obligaciones y deberes que nos corresponden, ya que velamos por
nuestro bienestar y beneficio individual y no por el bien social. Lo anterior se ve reflejado en los últimos escándalos que afectan y van
en desmedro de la clase política, producto del interés personal, descaro y desfachatez de ciertos representantes políticos.
Otro gran problema, es que el Estado no brinda una solución oportuna en cuanto a la vulneración de los derechos de los ciudadanos
hacemos referencia, ya que para denunciar no importa el hecho, se debe de seguir una serie de conductos regulares y burocráticos que
retardan y entorpecen el poder ser tomado en cuenta, en donde los ciudadanos afectados pasan por muchas situaciones, lo que se
considera una aceptación y naturalización tácita de los abusos.
Es normal y aceptado por las diferentes corrientes políticas hablar de los deberes, pero cuando los actores sociales comienzan a exigir
sus derechos, inmediatamente se les tilda de comunistas, de revolucionarios y de desconformes. Prácticamente se les obliga a no exigir
sus derechos, y estos ceden, se retractan con el fin de evitar la etiqueta, el prejuicio y la proyección. Por el contrario, cuando exigen el
cumplimiento de los deberes, se repite el patrón, asignando la etiqueta de fascista, de autoritario y de totalitarista.
Para que la democracia madure y realmente sea una democracia (evolucione), los miembros involucrados en la sociedad, deben de
encontrar un equilibrio y llegar a un consenso respecto de los tópicos e ideales elementales comunes a la base del bien común y en pro
a la sociedad y quienes la conforman, eliminando las discrepancias y el sesgo social cultural y político cristalizado y arcaico, que impera
hasta nuestros días, pudiendo así hacer surgir el bien nacional, por sobre el bien particular.