Messaggio della Consigliera per le Missioni_14 noviembre 2020 esp
1. Roma, 14 noviembre 2020
Queridas hermanas,
Después de haber vivido el mes de Octubre
con tanto entusiasmo y pasión misionera, no obstante
los sufrimientos del mundo subiendo su Calvario a
causa de la pandemia, aquí estamos para nuestra
acostumbrada cita. Las saludo con tanto afecto,
augurándoles mucha serenidad, confianza en el futuro y
una mirada siempre más amplia para ver la voluntad de
Dios en cada acontecimiento y Su presencia en los
hermanos y hermanas necesitados de vivienda, trabajo, salud,
dignidad. Este es el tiempo propicio para vivir aún más
intensamente la consigna «A ti te las confío».
Como Consejo General, hemos vivido el Plenum del 21
septiembre al 30 octubre, dedicando mucho tiempo a la preparación del
Capítulo General XXIV, con la esperanza de poderlo realizar en la fecha prevista de abril-
mayo 2021. Cada Inspectoría ha recibido ya la clave de lectura del Instrumento de Trabajo implicando así toda
la Inspectoría, también laicos y jóvenes. Las resonancias que llegan a la Madre son muy positivas. Esperamos
sea un momento fuerte de formación para todos.
Algunas noticias del Ámbito: están con nosotras 5 de las 12 neo-misioneras del año 2020-2021. Las
hermanas que llegaron son: dos de Korea, una de Polonia, más dos del Vietnam que hace un año estaban ya en
Roma para aprender el idioma. El 26 de octubre, las 5 neo-misioneras han comenzado el Curso intensivo de
italiano con la profesora Silvia Casale, enseñante en la Pontificia Universidad Gregoriana. Las otras neo-
misioneras que aún deben llegar vienen de estas naciones: Filipinas, Vietnam, India, Colombia y Timor. Por
causa de la pandemia llegarán en tiempos distintos porque tienen necesidad de la Visa y de otros documentos y
no todas las Oficinas adecuadas están en funcionamiento regular. Como pueden ver, no podemos aún prever la
organización como hacíamos antes. La realidad nos pide adaptarnos a las sorpresas y a la “nueva normalidad”.
Entonces: de las 12 neo-misioneras, dos han recibido ya de la Madre su destinación. En anexo encuentran la lista
completa, con los nombres y la Inspectoría de procedencia de las hermanas.
Con respecto a las neo-misioneras del año pasado, las noticias son éstas: dos de ellas están aún en la
Casa generalicia en espera de los documentos para obtener la Visa. Cuatro hermanas se encuentran en su
Inspectoría de origen para preparar la documentación, pero aún no han podido partir para su destino. Dos del
grupo lograron llegar a Londres y están aprendiendo la lengua inglesa. Una única hermana ha podido obtener la
Visa y ha partido para su destino.
Tenemos todavía tres hermanas del año 2018-2019 bloqueadas en los Estados Unidos y en Francia,
donde habían ido para aprender la lengua, y una que se encuentra en su Inspectoría de origen para obtener la
Visa. Esta es la realidad que estamos viviendo. Creo que en todas las cosas hay siempre un “por qué” de Dios.
Estamos invitadas a escucharlo en su Palabra que se manifiesta precisamente en la realidad.
Queridas hermanas, propiamente en un día como hoy, el 14 de noviembre del lejano 1877, partía de
Génova la primera Expedición Misionera con seis emprendedoras jóvenes FMA, misioneras ad gentes. Del cielo
nos obtengan la gracia de mantener vivo en el Instituto el impulso misionero del “Da mihi animas” y de la
consigna “A ti te las confío”, para que podamos vivir este ‘respiro misionero de los orígenes’ y ser signo de
esperanza para las nuevas generaciones.
En el camino que nos hemos propuesto para este 2020, es decir, el encuentro con Madre Mazzarello a
través de sus cartas a las misioneras, quisiera invitarlas a releer la Carta 26, escrita desde Nizza, el 11 de
septiembre de 1879, a las hermanas de la casa de Montevideo-Villa Colón.
Seguramente se han dado cuenta de que la relectura y profundización de las cartas de Madre Mazzarello
no han seguido un orden cronológico. Me he dejado guiar no solamente de las coincidencias de las fechas o de
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2. los acontecimientos de nuestro tiempo, pero sobre todo por la palabra inspiradora de Madre Mazzarello que se
hace “Palabra de Dios” para todas nosotras.
En la Carta 26, Madre Mazzarello agradece las noticias recibidas, explica en qué consiste el verdadero
espíritu religioso y da noticias de la comunidad.
Con gran maternidad, Madre Mazzarello inicia la carta con un único deseo: consolar y animar a las
hermanas lejanas. Como le es imposible escribirle a cada una como hubiera querido, manifiesta la intensidad de
su afecto con la expresión: «Contentaos con que os diga dos palabras propiamente de corazón».
Sí, las palabras de la Madre vienen del corazón… un corazón que piensa en las hijas lejanas, y no
solamente eso, sino que ora y hace orar por ellas: «Nosotros hemos hecho los Santos Ejercicios […] ¡Pobrecitas!
Cuántas veces os hemos recordado y hemos rezado por vosotras […]».
La Cronhistoria cuenta que el 3 de septiembre, al terminar los Ejercicios espirituales, las hermanas
habían recibido de don Cagliero las Reglas impresas (cf. Volumen III 77-78). Por esto Madre Mazzarello afirma el
tener «una firme voluntad de hacernos santas». Y agrega: «pero no solamente nosotras, sino también vosotras
tengáis esta voluntad, como yo espero». E indica la meta, como hace en tantas de sus cartas: «así un día podamos
encontrarnos todas unidas en el Paraíso».
Entonces, «mis queridas, ánimo. Todo pasa ¿verdad? ... pero los méritos no pasarán jamás».
En esta carta la Madre habla también de caridad, de obediencia, de estar «apegadas a la S. Regla». Y
revela que su corazón «continuamente pide bendiciones para todas vosotras, que podáis revestiros del Espíritu
de nuestro buen Jesús».
Y ella misma se pregunta: «Sí, pero ¿cómo era el Espíritu del Señor?...». Y de su sabiduría brota la
respuesta: un «espíritu humilde, paciente, lleno de caridad, pero de esa caridad propia de Jesús, que nunca se
saciaba de sufrir por nosotros». La invitación que la Madre hace a las hermanas misioneras en aquel 1879 llega
con gran actualidad hasta nuestros días: «Imitemos a nuestro Señor Jesucristo en todo, pero especialmente en la
humildad y en la caridad, pero de verdad...».
“Revestirse del Espíritu de Jesús” es tener los mismos sentimientos de Jesús que, según el Papa
Francisco, «significa pensar como Él, querer como Él, mirar como Él, caminar como Él. Significa hacer lo que
hizo Él y con sus mismos sentimientos, con los sentimientos de su Corazón» (Homilía, 3 enero 2014).
Para Madre Mazzarello, “revestirse del Espíritu de Jesús” es vivir como Él, pensar como Él, amar
como Él, hacerse prójimo del prójimo siempre y en cualquier parte: «En cuanto adviertas que alguna necesita un
consuelo, dáselo y consolaos y ayudaos recíprocamente».
Queridas hermanas, auguro que todas nosotras podamos vivir nuestra consagración “revestidas del
Espíritu de Jesús”, sobre todo en este tiempo particular de la historia que nos ha hecho entender que la vida
puede cambiar de un momento a otro, que somos pequeñas, débiles e impreparadas frente a las adversidades de
la vida. Un tiempo que ha cambiado nuestras programaciones y nos ha hecho tocar con mano nuestra fragilidad y
la de los demás.
Me gustaría terminar este mensaje aún con las palabra de Madre Mazzarello: «Ánimo pues, mis
queridísimas en Jesús, pensemos siempre que todo pasa, por esto, nada nos turbe, porque todo nos sirve para
adquirir la verdadera felicidad». «Nosotras aquí tenemos una hermosa estatua de la M. Inmaculada y con
frecuencia voy a sus pies para pedirle gracias para todas vosotras». Especialmente para las misioneras ad gentes
que se encuentran en las periferias geográficas y existenciales, o sea en realidades duramente probadas por la
guerra, por la pobreza, por la pandemia del Covid-19.
En preparación al CG XXIV oremos juntas: María, hija del Hijo, llena nuestras tinajas con el vino de la
humildad y de la caridad recíproca para que podamos habitar el corazón de la contemporaneidad con los
mismos sentimientos de Jesús.
Un fuerte abrazo a cada una y permanezcamos siempre en comunión fraterna y en la oración recíproca.
Consejera para las Misiones
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