14 junio 2020 esp_Messaggio della Consigliera per le Missioni
1. Medellín, 14 junio 2020.
Queridas hermanas,
Desde Colombia mi fraterno saludo
y los mejores augurios! Como pueden ver,
todavía estoy en la Inspectoría “María
Auxiliadora” (CMA), ya que la
pandemia del Covid-19 nos ha
puesto en una cuarentena
prolongada. Aun así, buscamos
encontrar las hermanas de esta
Inspectoría para tejer un diálogo
fraterno con todas y también para
mantener viva la esperanza, de
manera que ninguna se sienta sola.
En este tiempo de permanencia en
Medellín he podido encontrarme en
reuniones online, también con las Colaboradoras del Ámbito que se encuentran en Roma. En modo
virtual, he realizado también el acompañamiento a las Neo-Misioneras: encuentros de grupo y coloquio.
Es bello que también he podido continuar encontrándome con ustedes, cada mes, a través del mensaje
del día 14. ¡Estoy muy contenta!
Por otra parte, veamos que el Covid-19 extiende sus raíces por todas las partes del mundo, y en
tantas Naciones ya duramente golpeadas, dicen que aún no ha llegado el pico del contagio. Vivimos
estos acontecimientos con la mirada puesta en aquello que el Señor nos quiere decir, de manera que
podamos ser verdaderamente generadoras de vida y de esperanza en el corazón de la contemporaneidad.
Pensando en el tiempo que estamos viviendo y en el mes de junio, dedicado al Sagrado
Corazón de Jesús, quisiera proponerles la Carta n. 68, que Madre Mazzarello escribe desde Nizza
Monferrato, el 10 de abril de 1881 a las hermanas de Carmen de Patagones (Argentina). Por la fecha
pueden ver que es una de las últimas cartas de Madre Mazzarello a las misioneras. ¡Es muy breve! Es la
respuesta a una carta recibida y contiene un breve intercambio de noticias, junto a consejos y
recomendaciones esenciales.
Retomando el epistolario de Madre Mazzarello nos damos cuenta de que con frecuencia ella
hace sus recomendaciones haciendo referencia a la palabra “corazón”. Podemos decir que Madre
Mazzarello habla con el corazón y al corazón de las hijas, sobre todo de aquellas que, en sentido
geográfico, se encuentran distantes, lejanas, o sea a las misioneras.
Además, las cartas de Madre Mazzarello nos dejan entrever cuán grande y concreta es su
devoción al “Corazón de Jesús”. Comparto con ustedes algunas de sus expresiones dirigidas a las
misioneras. Otras las pueden subrayar ustedes mismas retomando sus cartas.
“[…] cuando queráis venir a hacerme una visita, no vayáis a Mornés sino aquí a Nizza. Pobres hijas,
estamos muy lejos para hacer esto. Es mejor que vayamos al Corazón de Jesús y allí podemos
decírnoslo todo. Os aseguro que todas las mañanas os hablo en este adorable Corazón”. (C 27).
“¡Con qué gusto iría a haceros una visita! Aunque estemos lejos, podemos encontrarnos cada día en el
Corazón de Jesús y allí dentro pedir una por otra […]”. (C 42)
“[…] rogad por mí, entrad a menudo en el Corazón de Jesús, que yo también entraré y allí podremos
encontrarnos y decirnos muchas cosas. […] Os dejo en el Corazón de Jesús y le pido que os bendiga y
os haga todas suyas y os conserve siempre unidas y alegres”. (C 17)
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2. “Confía en Jesús, pon todas tus preocupaciones en su Corazón, déjale hacer que Él lo arreglará todo.
Está siempre alegre, siempre de buen humor”. (C 25)
“Está siempre alegre y cuando tengas penas, mételas todas en el corazón de Jesús”. (C 47)
“Ánimo, cuando estés cansada y afligida, ve a depositar tus preocupaciones en el Corazón de Jesús y
allí encontrarás alivio y consuelo”. (C 65)
“Te dejo en el corazón de Jesús”. (C 41)
Me parece que este tiempo nuestro es verdaderamente un tiempo favorable no solo para entrar
en el Corazón de Jesús, sino para quedarnos allí dentro, diciéndole todo aquello que la humanidad
afligida está viviendo a causa de la pandemia, sufriendo por la crisis económica, por la falta de trabajo,
de salud, de paz... necesitada de encontrar la serenidad, de sanar las propias heridas, de dejarse encontrar
por la Misericordia de Dios.
También Madre Mazzarello, al inicio de la Carta 68, revela su molestia personal con relación a
la salud: “He recibido con alegría vuestras noticias y he tardado en contestaros esperando
restablecerme de la enfermedad que he sufrido y poder escribiros por mí misma como deseáis, pero
viendo que continuaré estando débil por mucho tiempo aún, os escribo por mano ajena, y vosotras os
contentaréis, ¿verdad?”.
Inmediatamente sigue hablando aún de salud y enfermedad. Se refiere a la situación de sor
Caterina Fina, también ella enferma. Madre Mazzarello recuerda que es necesario resignarse a la
voluntad de Dios, sufrir con paciencia y resignación. Sus palabras son un espiral de esperanza: “Yo creo
se curará pronto: sois muy pocas para dejarla marchar al Paraíso; además aún no ha trabajado
bastante, así es que tiene que curarse, hacerse una gran santa y ganar muchas almas para el Señor”.
Hacia el final, Madre Mazzarello pide a las hermanas de Carmen de Patagones, orar “en modo
especial por las enfermas, entre las cuales está la M.[adre] Ecónoma, sor Catt.[erina] Massa y sor
Tersilla”. Recomienda a todas la humildad y la caridad: “[…] si practicáis estas virtudes el Señor os
bendecirá a vosotras y a vuestras obras, de manera que podréis hacer un gran bien”. Y concluye
diciendo: “[…] os dejo en el Sacratísimo Corazón de Jesús, en el cual seré siempre vuestra afectísima
Madre”.
Queridas hermanas,
Quisiera enviar en esta ocasión un saludo particular a las hermanas que, en este 2020, viven en
Carmen de Patagones. Ustedes saben que en este año el Instituto recuerda los 140 años de la llegada de
las FMA a esta ciudad, o sea los 140 años del ingreso de las FMA en la Patagonia, tierra soñada y
amada por Don Bosco. Imagino que, a causa de la pandemia, las hermanas que se encuentran allí han
debido celebrar el aniversario de manera diversa a cómo lo habían planeado. Lo importante es que con
su vida y misión continúen alabando a Dios con la presencia y fecundidad del carisma salesiano en la
Patagonia. Les aseguro mi cercanía y oración y les auguro que vivan – con la misma intensidad de las
primeras misioneras – el don de su vocación y consagración.
A todas ustedes, queridas hermanas, agradezco su vida y todo lo que hacen en favor de las
vocaciones misioneras. ¡BUENA FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS! El próximo 19
junio nos encontraremos allí, en Su Corazón, y allí nos diremos tantas cosas! Allí aprenderemos a hacer
aquello que Él nos dirá en la realidad en la cual nos encontramos.
Un abrazo grande en comunión fraterna y en la oración recíproca.
Consejera para las Misiones
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