La fundación de las Hijas de la Caridad comenzó cuando Margarita Naseau se ofreció a Vicente de Paúl para dedicar su vida al servicio de los pobres. Vicente confió la formación de estas jóvenes a Luisa de Marillac, quienes en 1633 comenzaron a vivir su ideal de servicio a los necesitados en comunidad. Las Hijas de la Caridad se dedicaban al cuidado de enfermos, ancianos y cualquier persona con necesidad en hospitales, escuelas, casas y calles de París.