El documento habla sobre la necesidad de un Dios trino en lugar de un Dios imaginario o de conveniencia. Explica que solo en Dios se puede descubrir el rostro del otro, el corazón humano y nuestro auténtico destino. También menciona que existen indicios de deterioro en el mundo y la iglesia que llevaron al Papa a proponer el Año de la Fe, con el objetivo de celebrar adecuadamente la fe y dar testimonio creíble que inspire a otros a abrirse a Dios.