PIAR v 015. 2024 Plan Individual de ajustes razonables
Ensayo
1. Corporación Universitaria Minuto de Dios
Facultad de ciencias humanas y sociales
Departamento de Filosofía
María Alejandra Quiñones Quiñones
Los rituales del poder
Mi televisor está programado para que se encienda a las 4:50 am, cada día difiere del canal según
como se haya apagado la noche anterior. Antes de estar consciente del día, lugar y fecha, antes de
abrir los ojos, mi televisor ya está disparándome sonidos e imágenes, y entre la conmoción y el
ruido, mis pies tocan el piso frio. Hace unos días, mientras el aparato cumplía su labor de
despertador, un comercial irrumpía la pantalla y entre el sueño y la vigilia lograba interpretar que
estaba pasando, una mujer hermosa chasqueaba los dedos y obtenía de la nada lo que quería, la
música era movida, los planos eran dinámicos y yo me encontraba aturdida ante tal información
¿Cómo era posible? A parte del fuerte deseo de ir corriendo a comprar el perfume que se
anunciaba, me sentí inconforme con mi vida, a que venía todo esto, no era yo la que hablaba, era la
propaganda que hablaba por mí. Cuán aterrador es pensar que esa clase de información se mete en
la cabeza y provoca pensamientos y actitudes que llevan a seguir ciertos prototipos que se tienen
que cumplir en la vida; pero, quien está detrás de las imágenes que se exhiben, quien ha tejido el
discurso que se nos muestra y que nosotros repetimos mansamente. Detrás de la fachada de la
verdad que tomamos como realidad, se encuentra la voluntad del poder, y esa verdad no es más que
una justificación para sujetar, dominar, exigir obediencia. El poder impone su verdad, por medio de
distintos mecanismos que guardan un objetivo: moldear conciencias; la estrategia que tome el
poder puede llevarlo a triunfar sobre el individuo, ya sea que a este se le encierre o se le libere en un
mundo donde será siempre vigilado, ahora, ¿qué mecanismo prevalece en cuanto la eficacia de
convertir a un humano en un sujeto sujetado por el poder?
Los mecanismos de poder que sobre los individuos escupen discurso han variado a través de la
historia, siendo en un principio la teatralidad de los castigos corporales frente a las masas, luego, el
encierro como castigo: instituciones de asistencia con fines organizativos de la sociedad, y por
último el espejismo de la libertad con sus muros transparentes, su vigilancia constante y su
bombardeo de imágenes por medio de instrumentos tecnológicos; todo esto hace parte del show
que llamamos realidad, del cual somos espectadores. El encierro como forma de adoctrinamiento
ha cumplido su tarea y a formado generaciones, estas han palpado los muros de ladrillos
levantados alrededor como delimitadores, han podido tomar como suyo valores tradicionales de la
familia y han construido una vida de acuerdo con la verdad que se les han enseñado, estos
individuos ya en la vejez, logran atisbar el nuevo ritmo con el que se mueve el mundo, y no
solamente los sujetos que han sido moldeados, si no las mismas instancias de poder, perciben como
perros el olor de la crisis: las instituciones tradicionales tienen sus días contados, es necesario
buscar nuevas armas para que el avance organizacional de sociedad pueda seguir en su proceso.
Los individuos ya no pueden encerrarse ya que han aumentado su número, los mecanismos de
adoctrinamiento deben ir a la par con los avances científicos y tecnológicos, no es posible que se
utilicen técnicas tan rudimentarias con sujetos que ya no caben dentro de la casa de la disciplina, sus
2. brazos se salen por la ventana y sus piernas por la puerta, es necesario lanzarlos afuera, para así
hacerles creer que son libres y empezar una nueva era de adoctrinamiento.
El discurso que acompaña esta nueva fase tiene sus raíces en la historia heredada, entre el arado y el
tractor, la fábrica y la empresa, la horca y el encierro, se encuentra el hombre sumergido en su
propia historia, la cual lo ha determinado, pero que no resulta siendo tan propia de este, ya que se le
ha impuesto, muchas cosas que se aceptan como verdades absolutas son construcciones del pasado,
y este no puede confirmarse a menos que se tengan pruebas, y estas pruebas como hemos visto en
nuestra época actual resultan ser relatos construidos por mecanismos de control, entonces ¿Cómo
saber que lo que creemos es verdad y no es un artificio creado por aquello que tiene el poder? La
red configurada de la verdad ya está instalada en nuestro cerebro, durante toda nuestra vida ha sido
adherida, y si antes en las generaciones pasadas se instalaba como un paracito en la cabeza, ahora
ese paracito tiene más posibilidades de propagarse a través de los medios de comunicación.
Los avances tecnológicos implican al mismo tiempo el desarrollo de diversos mecanismos de
eficiencia en la disciplina y el control social, han salvado a las instituciones disciplinarias, de hecho
han sido parte de la mutación de estas, la vigilancia no solo se limita a un salón de clase, hospital,
reclusorio, esta se ha extendido en todos los ámbitos de la vida de las personas, el vigilante que se
paseaba por el pasillo haciendo ruido con sus botas, ahora parece ser un tipo de ente sobrenatural
que no se ve y no se escucha, pero que causa horror, como un voyerista que vigila siempre, pero
nunca es visto, este ojo que todo lo ve, se encuentra en las múltiples cámaras de vigilancia
instaladas en las ciudades, en las computadoras que utilizamos diariamente, buscadores de internet
como google, redes sociales, rastreos GPS y demás instrumentos de vigilancia, toda la información
recopilada es almacenada y clasificada por el poder para así anticiparse a las acciones de los sujetos
estudiados, aun así, aunque seamos advertidos de todo esto, compartimos información como si
nuestra vida dependiera de ello. Somos conscientes de la vigilancia, creo que hasta nos causa placer
el hecho de ser observados siempre, de alguna manera esto nos garantiza que las normas que
asimilamos las cumplamos a la perfección, y al final, si es que tenemos suerte obtendremos un
premio por el buen comportamiento. Pero, y si no obedecemos, el ojo del cielo no es solo un
pervertido que le gusta mirar, está allí para cerciorarse de que todas las verdades impuestas por el
poder sean tomadas como ciertas, está ahí para que ningún individuo se salga de la margen
establecida, y si este, llega a escapar de las garras de la dominación, tendrá que ser normalizado ya
sea en alguna institución de encierro o con la humillación pública, al mostrarlo incapaz de encajar
en la sociedad.
Ante tal panorama, como llegar a imaginar un mundo distinto, es difícil que un individuo logre
atisbar las grietas dentro del sistema, logre dudar de aquello que le han dicho, logre atravesar los
muros invisibles que acorralan su libertad; es difícil en el sentido de revelarse ante aquello que su
madre le instruyo tiernamente de pequeño, ante los años en la escuela con sus reconocimientos y
buenas calificaciones, ante la cuenta bancaria y ante toda una supuesta vida exitosa, es difícil que
este sujeto le declare la guerra a un enemigo que se ha disfrazado, que utiliza máscaras. Si
quisiéramos quebrar esta red de verdad, no bastaría solo con un sujeto emancipado, tendrían que
despertar un ejército dispuesto a hacer de esa grieta del sistema una puerta hacia la verdadera
libertad. ¿Será posible imaginar al hombre saliendo de la gran prisión del control?
3. La verdad es producida y transmitida, el poder tiene la capacidad de imponer la verdad mediante
diferentes mecanismos de dominación, este discurso que ha sido construido convenientemente
como base para la opresión de individuos tiene raíces muy fuertes que son difíciles de cortar, para
llegar al fondo de esto es necesario analizar aquellas estrategias de adoctrinamiento que han
sometido al hombre durante la historia. El poder muta constantemente, cambia su apariencia, su
forma de imponerse de acuerdo a las variaciones de los individuos dentro de la sociedad, si en un
principio se mostraba como la máxima autoridad ante los hombres, con una imagen enaltecida que
se ponía en frente de los sujetos dominados, ahora esa imagen se ha tornado difusa, es difícil
reconocerla gracias a la adaptabilidad que ha desarrollado para inmiscuirse en todos los aspectos del
individuo sin ser detectado. La táctica que utiliza para imponer la verdad ha variado, está ya no solo
se inyecta en instituciones de encierro como la escuela, la fábrica o los reclusorios, ahora tiene
diferentes medios de propagación donde el sujeto no puede librarse de la influencia, este es
constantemente bombardeado por información con el fin de moldear su conciencia para que siga
patrones, el individuo es un receptor de la maquinaria mediática, es un consumidor de imágenes.
La eficacia del control se encuentra en la inocencia del sujeto en creer que posee libertad, en creer
que puede elegir, en creer que puede ser lo quiere ser, el poder no discute con esto, de hecho ha
implantado esa idea de libertad en el individuo para hacerlo manejable y así convertirlo un sujeto
sujetado.