1. Corporación Universitaria Minuto de Dios
Facultad de ciencias humanas y sociales
Departamento de Filosofía
María Alejandra Quiñones Quiñones
NRC: 5882
Habitamos el mundo que nos ha tocado, afrontamos los acontecimientos que se nos
imponen, tomamos decisiones, soportamos la angustia, la incertidumbre, sobrevivimos el
día a día. Esta es la época que vivimos, es esta y no es otra, es una época en donde el
hombre se siente cansado, en donde la historia le cae en la espalda, en donde vive en un
permanente sin sentido que lo lleva a transitar por su vida escépticamente, la única manera
de sobrevivir a la angustia que produce el existir es la búsqueda de caminos que procuren
mitigar el sufrimiento, estos pueden ser de índole religioso o materiales, material en el
sentido de la búsqueda de la felicidad por medio de la entrega de las placeres mundanos y
transitorios. Es posible que ninguno de estos caminos conduzca a la felicidad, si esto es así
no queda más que el hombre se entregue a la desidia, que se abandone como acto de
renuncia a la posibilidad de luchar contra la angustia, ahora, la filosofía como ejercicio
espiritual, como practica en la vida misma, como modo para aprender a vivir mejor, como
conversión interna desligada de la religión, ¿podría salvarlo, erradicar su angustia
permanentemente o solo sería un placebo, una gota de tranquilidad que se difuminaría
cuando este se diera cuenta que no tiene salvación? ¿Qué sentido tiene la práctica vital
(ejercicio espiritual) como salvación hoy en día?
Las cosas no vienen cargadas de sentido propio, el hombre tiene que dar sentido a
su vida, a su existencia, en esta época, en este siglo XXI se ha hecho más difícil el
poder significar la vida gracias a la mutación de valores antiguos hoy casi obsoletos,
el progreso tecnológico que ha puesto al mismo hombre y a su vida en segundo
plano, la velocidad con la que se vive hoy, la fugacidad de emociones, la frialdad de
lo material sobre la cara espiritual del hombre.
La búsqueda insaciable del sentido, la búsqueda de la tranquilidad que lleva al
hombre a socorrerse en doctrinas religiosas, en dioses que le prometen un cielo,
dioses que tiene en sus manos la felicidad de este hombre que espera que le sea
concedida.
La búsqueda insaciable del sentido, la búsqueda de la tranquilidad que lleva al
hombre a socorrerse en lo que se muestra ante sus ojos, en el regocijo que le puede
dar actividades y comportamientos que cumplen la función de placebos, la entrega a
los excesos y placeres del cuerpo.
2. La búsqueda insaciable del sentido, la búsqueda de la tranquilidad que lleva al
hombre a socorrerse en la razón, no hablo de una razón netamente discursiva alejada
de la vida, sino una razón práctica. La filosofía como camino a la salvación por
medio de la práctica externa de esta.
La filosofía como camino a la salvación por medio de la práctica externa de esta, la
posible desaparición de la angustia existencial por medio de la práctica vital
(ejercicio espiritual). La filosofía y el ejercicio espiritual en contra de la infelicidad
y sus posibles resultados positivos.
El sentido de la lucha contra la angustia, el camino de la filosofía y ejercicio
espiritual como practica hoy, como practica en esta época de despotismo y
escepticismo. El trabajo del hombre de hoy para vencer la angustia por medio del
ejercicio espiritual.
La incertidumbre espiritual que tortura al hombre, la angustia a que se ve sometido,
constituye su motor para la creación de un porvenir, constituye la fuerza que le permite
decidir seguir viviendo.
Conclusión
Es imposible pensarnos libres de angustia y sufrimiento, ya que la vida misma está
constituida por sufrimiento y por situaciones que no entendemos. Existen múltiples caminos
que pueden ser abordados para buscar la felicidad y tranquilidad, cada uno de los hombres
se quedara con aquel que le proporcione lo que quiere, pero este tiene que preguntarse si
ese camino es lo necesariamente sincero, si este le da lo que quiere o lo que en realidad
necesita; la filosofía, el ejercicio espiritual como camino para la salvación, en donde el
hombre no depende de un ser divino que lo haga feliz o de una sustancia o actividad sino
que este hombre tiene en sus manos su propia salvación, este camino de práctica de la
filosofía como ejercicio espiritual es difícil y mas hoy, en esta época en la que vivimos
regidos por la frialdad de la misma. Lo que atormenta al hombre es el motor de la vida
misma y hasta que no entienda que el sufrimiento y la angustia no se pueden evitar y que
por lo tanto es necesario que lo acepte y lo reciba de la mejor forma por medio de la
filosofía, del ejercicio espiritual como camino para aprender a vivir mejor. El ejercicio
espiritual puede llevar al hombre a encontrar la tranquilidad dentro de una vida que no le da
tregua.