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Trabajo Sirenas
1. SIRENAS
Las sirenas, ¿han existido alguna vez?
Unas leyendas las signan como seductoras hijas de dioses marinos; otras como terribles
criaturas dotadas de malignos y sobrenaturales poderes.
Según la mitología griega, las sirenas eran hijas del dios marino Forcis, nacieron con
cabeza y rostro de mujer, tenían cuerpo de ave y estaban dotadas de una maravillosa y
seductora voz. Se les describe asomándose a la superficie del agua, o sentadas en una roca,
peinándose el largo y rubio cabello, como seres inalcanzables, hermosos.
Sin embargo, otra versión que se conoce es completamente contradictoria: eran criaturas
terribles, adivinaban el futuro, otorgaban poderes sobrenaturales a las personas, con sus
cantos hacían que los hombres se enamoraran de ellas y los arrastraban al fondo del mar
para devorarlos o transformarlos en sus amantes bajo el agua.
La típica imagen de la sirena que viene a la mente
instantáneamente: un ser mítico con cuerpo de
mujer y cola de pez, pero la leyenda registra que
primero eran medio aves y no peces
Hay diferentes explicaciones de cómo pasaron de ser medio aves a medio peces; se dice
que fue un castigo de Deméter (en la mitología griega, diosa de la tierra y de la agricultura)
por no haber protegido a su hija Perséfone (hija de Zeus, padre de los dioses). Otros
plantean que fueron ellas mismas las que pidieron la mutación para mantenerse siempre
vírgenes.
Las sirenas son las tres ninfas del mar: una de ellas toca la lira, la otra la flauta y la tercera
canta. Eran conocidas como Parténope (el antiguo nombre de la ciudad de Nápoles),
Leucosia (la blanca) y Ligia (la de la voz clara). La leyenda menos benévola narra que con
la lira, la flauta y el canto, y utilizando seductoras palabras, inteligentes y tramposas,
persuadían a los marineros que pasaban por allí para que se acercaran a ellas y destruirlos.
2. Residían en pequeñas islas muy verdes junto a la península de Sorrento, en un archipiélago
que actualmente se denomina Los Galos, en el golfo de Salermo Según el mito, las islas en
que vivían están llenas de los huesos de aquellos que cayeron en su trampa.
En la Odisea (uno de los poemas más antiguos y fascinantes que se haya escrito), de
Homero, unas sirenas intentan seducir con sus cantos hechiceros a Ulises y su tripulación
cuando navegaban de regreso de la guerra de Troya. Para protegerse del canto de las
sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar al mástil de la nave. En su libro
La República, el filósofo griego Platón, sitúa a ocho sirenas en las esferas que separan al
mundo de los espacios celestes.
La leyenda de las sirenas se inició probablemente en los relatos de los marineros que
tomaron como tales a mamíferos marinos, como manatíes, vacas marinas y focas. En la
civilización occidental, se continuaron registrando reportes de su presencia hasta el siglo
XVIII, cuando el racionalismo empezó a echar abajo la superstición y la fantasía.
Se había predicho, según el mito, que las
sirenas desaparecerían cuando un mortal
pudiese resistir el embrujo de sus
canciones
Su mito es tan popular que muchos han pensado: "Algo de verdad tiene que haber en él".
Sin embargo, todas las pruebas para descubrirlas han resultado negativas. ¡Es una pena!
Porque a muchos les hubiera gustado conocer a la bella Sirenita del cuento homónimo de
Hans Christian Ardersen o a la simpática Ariel de la película infantil que ha fascinado a
millones de niños.