Cómo ha cambiado el festejo del Día de Muertos a través del tiempo
1. Mariana Guerrero Martínez
Ensayo
DIA DE MUERTOS
¿Como ha cambiado el festejo del día de muertos?
UNIVERSIDAD POLITECNICA DE SAN LUIS POTOSI A-10 ISTI
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DIA DE MUERTOS
Por: Mariana Guerrero Martínez.
¿Como ha cambiado el festejo del día de muertos antes – ahora?
En México una de las celebraciones mas sobresalientes es el día de muertos,
que se lleva a cabo el día 1 y 2 de noviembre; El Día de Muertos abarca una gama
tal de actividades interrelacionadas
Que en el habla coloquial ha llegado a denotar no solamente al 2 de noviembre,
sino también,
Más comúnmente, a todo el periodo que se inicia el 31 de octubre y acaba el 2 de
noviembre. En realidad,
Constituye una secuencia de días por lo cual ocasionalmente se habla de ―Días de
Muertos‖ o ―Días de los Muertos‖.
Quizá no exista tradición más mexicana que la celebración de Día de Muertos. Su
origen prehispánico que ha sobrevivido hasta nuestros días, honra a nuestros
muertos los días 1 y 2 de noviembre. Ensayos literarios, estudios históricos y
antropológicos descartan que las celebraciones dedicadas a los muertos no sólo
comparten una antigua práctica ceremonial donde conviven la tradición católica y
la común , sino también manifestaciones que se sustentan en la convivencia
étnica y cultural del país.
Esta duda me lleva a preguntarme como es el origen de esta celebración y como
ah ido cambiando a lo largo de los años.
El propósito de este ensayo es descubrir y aportar elementos que nos expliquen
cual es el origen de esta celebración y que nos digan de que manera el festejo de
esta celebración ah ido cambiando, aportar que cambios ha presentado esta
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celebración y como se celebraba antes y como se celebra actualmente a nivel
cultural- social-político-personal y sobre todo en la convivencia
El Día de Muertos abarca una gama tal de actividades interrelacionadas que en el
habla coloquial ha llegado a denotar No solamente al 2 de noviembre, sino
también, más comúnmente, a todo el periodo que se inicia el 31 De octubre y
acaba el 2 de noviembre. En realidad, constituye una secuencia de días por lo cual
ocasionalmente Se habla de ―Días de Muertos‖ o ―Días de los Muertos‖
Las reflexiones académicas y literarias acerca del carácter nacional mexicano
Incluyen los retratos profundos e influyentes de Samuel Ramos (1962), Octavio
Paz (1961) y Roger Bartra (1987), entre otros.
Además, este asunto ha recibido recientemente un anexo de contenido en los
escritos de ―Matthew Gutmann (1993)‖, quien demuestra que las ideas acerca de
la supuesta singularidad del mexicano, Se han transformado a lo largo de varias
generaciones en virtud de la enorme diversidad cultural del País.
Afirma:
Los analistas de un supuesto ―carácter nacional‖ (o cultura) mexicana
frecuentemente recurren a mitos de Origen, a ocultar las divisiones de clase,
género y etnia dentro de los límites geográficos del Estado-nación, además
Descartan que nuevos e importantes rasgos culturales han brotado desde la
Revolución y la Independencia‖
El Estado mexicano no sólo ha tenido que hacer frente a una necesidad que
muchos otros estados han Confrontado, o sea, la de forjar una conciencia y una
unidad nacional entre una multitud de regiones y Pueblos diversos. También ha
intentado — o al menos ha Considerado necesario; crear un sentido de
distinción nacional opuesta a las dos potencias que lo han subyugado
En el transcurso de los siglos: España y Estados Unidos.
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Respecto a España, a México se le dificulta Sobremanera crear un sentido de
singularidad.‖ Alfeñique y días de muertos / Gobierno del Estado de México --
México: El Gobierno, 1995. [v. p.]. -- (Fiestas y tradiciones). Publicación mensual
del Gobierno del Estado de México, año III, no.2, nov., 1995‖
El Día de Muertos es un símbolo de México. Pero la dimensión nacionalista se
Remonta a tiempos relativamente recientes, acaso nomás allá del siglo XX. Casi
con seguridad, desde la Conquista española en 1521 los mexicanos celebraban el
Día de Todos los Santos y el Día de las Ánimas, festividades obligatorias para los
católicos.
Existen también fuertes evidencias (Brandes, 1988: 88-109) de que durante la
Conquista, en España y en Europa se visitaban las tumbas, ofreciéndoles flores,
velas y alimento a los parientes difuntos, con solicitudes y súplicas rituales.
El Día de Muertos siempre representó una amenaza para el sistema político
Y religioso oficial.
De aquí que durante la era colonial los gobernantes españoles intentaran
menguar,
Cuando no suprimir, la fiesta popular de Todos los Santos y de las Ánimas.
Comenta el historiador (Villela F Samuel. – México: México en el tiempo, 1996.
Pp. 44-51: En: México en el tiempo, No. 13, junio-julio 1996)
La visita nocturna que los aldeanos, hombres, mujeres y niños, hacen a los
cementerios, las festividades y la embriaguez
Que allí ocurría, sólo podían escandalizar y, sobre todo, aterrar a las élites
ilustradas, las cuales aspiraban a Expulsar a la muerte de la vida social. Esta
fiesta, que deslindaba a los vivos de los muertos e invertía parcialmente
Sus papeles, mostraba la presencia de la muerte en medio de la vida en una era
en la cual la élite de la Nueva España... Intentaba olvidar su existencia
(Villela F, 1996, Pp. 58-67)
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El festejo de la muerte no puede mostrarse razonablemente como evidencia de un
origen indígena del Día de Muertos. Sin embargo, dicha festividad se presenta en
Todo México como definitivamente indígena. Su supuesto carácter indígena la
asocia automáticamente con México
Y lo disocia correspondientemente de Europa y Estados Unidos.
A través de varios mecanismos, ello se reconoce y afirma públicamente. Entre los
que más destacan se
Encuentra la creencia popular de que existe un número limitado de comunidades
—todas ellas indígenas
Donde el Día de Muertos se celebra de modo sofisticado y auténtico. Estos
pueblos abarcan la isla purépecha
De Janitzio en Michoacán, la aldea náhuatl de Mixquic en el Estado de México, y
el pueblo zapoteca
De Xococotlán en Oaxaca. Tales pueblos, y otros similares, comparten un rasgo
importante: fama nacional e internacional por sus celebraciones del Día de
Muertos, de modo que atraen grandes contingentes turísticos dentro y fuera de
México. (González Esperón -- La celebración de muertos en Oaxaca- México:
Instituto Oaxaqueño de las Culturas, 1997, Pp. 48-29)
Aparentemente el Día de Muertos siempre ha incorporado un grado de
comercialismo. Incluso la parte Más sagrada de la festividad, las misas especiales
en honor de las almas de los difuntos, originalmente tenían
Un componente económico durante la Colonia.
Por ejemplo, era costumbre ceder parte de la ofrenda de alimentos al cura en
pago por las misas (Carmichael Y Sayer México: México Indígena, 1985. pp. 3-79)
Aun así, este aspecto de las festividades, el cual ha pasado inadvertido a lo largo
del tiempo y permanece Hasta nuestros días, sigue siendo relativamente
desconocido para las mentes colectivas de los nacionalistas
Culturales mexicanos. Éstos se comparan con los folcloristas que,
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―como dice (Daniel Ben Amos, 1984: Pp-107)
Identifican y buscan limpiar a los enemigos de lo que estiman tradicional. Para los
nacionalistas culturales, En contraste con el Día de Muertos, el Halloween es un
festejo bastante comercializado y profano. Consideran
Que la introducción de elementos extranjeros a un rito antiguo y sagrado
contamina también al Día de Muertos.
Otras culturas
En las culturas antiguas como la China y egipcia el culto a los muertos es un
símbolo de unidad familiar. Les rendían culto construyendo templos y pirámides.
En la cultura China por ejemplo, en los aniversarios, se quemaba incienso, se
encendían candelas y colocaban ofrendas de alimentos sobre un altar. Eran los
días en los que se recordaban las grandes deudas que se tenían con los
antepasados.
Los antiguos egipcios creían que el individuo tenía dos espíritus. Cuando fallece,
uno va al más allá y el segundo queda vagando en el espacio, por lo que tiene
necesidad de comer. Consideraban que este espíritu vivía en el cuerpo que ellos
cuidadosamente habían embalsamado, de esta manera el espíritu podía seguir
existiendo. Este espíritu era quien recibía las ofrendas.
La fiesta de muertos está vinculada con el calendario agrícola prehispánico,
porque es la única fiesta que se celebraba cuando iniciaba la recolección o
cosecha. Es decir, es el primer gran banquete después de la temporada de
escasez de los meses anteriores y que se compartía hasta con los muertos. Los
aztecas ofrecían sacrificios a sus dioses y, en justa retribución, éstos derramaban
sobre la humanidad la luz o el día y la lluvia para hacer crecer la vida.
El culto a la muerte es uno delos elementos básicos de la religión de los antiguos
mexicanos. Creían que la muerte y la vida constituyen una unidad. Para los
pueblos prehispánicos la muerte no es el fin de la existencia, es un camino de
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transición hacia algo mejor. Esto salta a la vista en los símbolos que encontramos
en su arquitectura, escultura y cerámicas, así como en los cantos poéticos donde
se evidencia el dolor y la angustia que provoca el paso a la muerte, al Mictlán,
lugar de los muertos o descarnados que esperan como destino más benigno los
paraísos delTlalocan.
El sacrificio de muerte no es un propósito personal; la muerte se justifica en el bien
colectivo, la continuidad de la creación; importar la salud del mundo y no entraña
la salvación individual. Los muertos desaparecen para volver al mundo de las
sombras, para fundirse al aire, al fuego y a la tierra; regresa a la esencia que
anima el universo. Los sacrificios humanos se consideran como el tributo que los
pueblos vencedores pagaban a sus dioses, y ellos a su vez alimentaban la vida
del universo y a su sociedad. Por otro lado, cuando alguien moría, organizaban
fiestas para ayudar al espíritu en su camino. Como en la antigua cultura egipcia,
los antiguos mexicanos enterraban a sus muertos envueltos en un "petate", les
ponían comida para cuando sintieran hambre, ya que su viaje por el
Chignahuapan (del náhuatl: nueva a pan, en el río; o "sobre los nueve ríos"),
parecido al purgatorio, era muy difícil de transitar porque encontrarían lugares fríos
y calurosos. (Ochoa Zazueta –―religión y culto a los muertos‖ México: México
Indígena, 1979. Suplemento pp. 4-8: En México Indígena No. 32, noviembre 1
El Festejo en la actualidad
A lo largo de la historia y del tiempo ha tenido varios cambios la celebración del
de muertos, como vimos en párrafos anteriores sobre el origen y la celebración en
diferentes culturas, notamos que antes era una celebración demasiado religiosa y
católica se hacia menor tributo el sentimiento de estas fechas lo expresaban mas
en asistir a misa y hacer algo mas religioso, a continuación daremos a conocer
algo sobre como es la celebración del día de muertos en la actualidad.
La fecha sigue siendo la misma la celebración de día de muertos en la actualidad
es el 2 de noviembre, pero empieza desde el día 31 de octubre y termina el 2 de
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noviembre – 31 de noviembre es festejarse a los angelitos (niños pequeños
muertos) el día 1 de noviembre es para festejar a los difuntos adultos y el día 2 de
noviembre es para festejar a todas las animas en general (este es el día de todos
los muertos en general).
Esta celebración se manifiesta de manera muy emotiva en las personas
principalmente presentando la ofrenda a sus difuntos (altar de muertos)
El altar de muertos es la más arraigada de las tradiciones es aquella que consiste
en instalar altares domésticos dónde son honrados los muertos de la familia,
recreando sus gustos y placeres disfrutados en vida.
La característica que hace única a esta tradición es la certeza de que los muertos
realmente regresan a este mundo a convivir con sus deudos durante un día,
departiendo con ellos, consolándolos y confortándolos por su pérdida.
Los familiares participan con alegría en este evento es notable como en varios
hogares realizan esta ofrenda. Otro punto importante sobre este festejo y uno de
los mas sobresalientes y que hasta la fecha no ha cambiado es la visita a los
difuntos a sus tumbas, la gente asiste a panteones a visitar las tumbas de sus
difuntos, les limpia la tumba les lleva ofrendas que a ellos solían gustarles, les
llevan flores, muchas personas les llevan música que a ellos les gustaba, les
adornan sus tumbas, les hacen una oración pidiendo por ellos,
Los familiares de los difuntos sobre sus altares encienden velas de cera, queman
incienso en bracerillos de barro cocido, colocan imágenes cristianas: un crucifijo y
la virgen de Guadalupe. Ponen retratos de sus seres fallecidos. En platos de barro
cocido se colocan los alimentos, estos son productos que generalmente ahí se
consumen, platillos propios de la región. Bebidas embriagantes o vasos con agua,
jugos de frutas, panes de muerto, adornados con azúcar roja que simula la sangre.
Galletas, frutas de horno y dulces hechos con calabaza.
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Pero desafortunadamente uno de los cambios que esta celebración ha tenido es la
ausencia de las personas a misa, muchas personas pierden el interés de ir a misa
a hacer oración por los difuntos.
Otro aspecto relevante es la participación de los menores al llamado ―hallowen‖
(de origen estadounidense) que es algo que ya lleva varios años pero en otras
culturas y hace muchos años aun no se presentaba.
En el México contemporáneo tenemos un sentimiento especial ante el fenómeno
natural que es la muerte y el dolor que nos produce. Las muertes como un espejo
que refleja la forma en que hemos vivido y nuestro arrepentimiento. Cuando la
muerte llega, nos ilumina la vida. Si nuestra muerte carece de sentido, tampoco lo
tuvo la vida, "dime como mueres y te diré como eres".
Haciendo una confrontación de los cultos prehispánicos y la religión cristiana, se
sostiene que la muerte no es el fin natural de la vida, sino fase de un ciclo infinito.
Vida, muerte y resurrección son los estadios del proceso que nos enseña la
religión Cristiana. De acuerdo con el concepto prehispánico de lamerte, el
sacrificio de la muerte -el acto de morir- es el acceder al proceso creador que da la
vida. El cuerpo muere y el espíritu es entregado a Dios (a los dioses) como la
deuda contraída por habernos dado la vida.
Bibliografía:
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Oaxaqueño de las Culturas, 1997. 48-59 pág.
Ochoa Zazueta (1979) ―religión y culto a los muertos” México: México Indígena, 1.
Suplemento pp. 4-8: En México Indígena No. 32, noviembre 1