El documento describe una experiencia fallida de promoción turística en el Valle del Almanzora. Se presentó un plan para posicionar la marca del valle enfocada en turismo activo, pero la realidad fue diferente, con miles de personas comprando viviendas ilegales sin infraestructura, lo que generó problemas. Dos entidades desarrollaron identidades visuales diferentes que compitieron, y finalmente se cambió el posicionamiento de la marca a "un valle para vivir", con consecuencias negativas.