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La observación como técnica de evaluación
en la etapa de educación infantil
Isabel TORROBA ARROYO
Grupo Evalinst.
Madrid
La Ley Orgánica del Sistema Educativo, mediante el mecanismo legal
está introduciendo una reforma educativa de amplias dimensiones como lo
fueron, en su momento, la Ley Moyano y la Ley General de Educacion.
Pero a diferencia de estas últimas, los cambios actuales constituyen profun-
das innovaciones: a nivel macro como consecuencia de la descentralización,
y a nivel micro, por la configuración en el aula de adaptaciones curriculares
individuales de acuerdo con las necesidades del alumnado y con los princi-
pios psicopedagógicos establecidos en la LOGSE. Así, las indicaciones me-
todológicas para impartir el currículum constituyen un capítulo de grandes
contrastes: en la Educación Primaria y Secundaria, cada autonomía marcará
sus mínimos prescriptivos, mientras que en la Educación Infantil, los míni-
mos metodológicos, para todo el Estado, están prescritos en los Reales De-
cretos [330/1991 y 1333/1991, del 6 de septiembre (BOE del 9).
ENFOQUES METODOLOGICOS Y NECESIDADES FORMATIVAS
Toda la cadena de innovaciones recogidas en la LOGSE están marcadas
y condicionadas por un nexo común: la metodología educativa. El reto que
este nexo plantea no es tanto conocer y comprender la teoría psicopedagó-
gica como plasmarla en un diseño que se pueda ejecutar y evaluar. Posible-
mente de la asimilación y de la adaptación de este nexo dependa que la
LOGSE no se convierta en la moda de una década, ya que la cuestión me-
todológica es muy compleja y no puede solucionarse con unas simples tn-
dicaciones, y mucho menos, con recetas generales, por la misma razón de
que cada situación es en sí misma objeto de investigación independiente,
teniendo en cuenta la descentralización y las adaptaciones curriculares mdi-
Revista Co~nplutense de Educación, Vol. 2 (2) - 297-308. Edit. Liniv. Complutense. Madrid, 1991
298 Isabel lorroba Arroyo
viduales para cada sujeto y en cada contexto. La nueva configuración exigi-
rá al profesorado esfuerzo y tiempo, sobre todo cuando no existe tradición
en cuanto a planificación metodológica, aunque en este sentido, debemos
hacer dos distinciones: la formación psicopedagógica del profesorado de
EGB (cuyo plan de estudios programa un espacio dedicado a la psicología
evolutiva de las personas, y otro a la didáctica para adecuar los contenidos
a la población que los recibe), y la formación en otras ciencias del profe-
sorado de EE.MM., que generalmente accede a la docencia desde la facultad
o desde el mundo empresarial y su formación didáctica queda en manos de
la experiencia, ya que los cursos ofertados por la Administración en esta
disciplina, han sido escasos y no han cubierto todas las áreas. Por otra parte,
el acceso a ellos, siempre ha estado limitado por el número de plazas y las
necesidades de los centros para otorgar permisos.
En esta páginas abordamos la metodología enfocada a la evaluación, y
siendo más concretos todavía, a la evaluación en Educación Infantil como
la plantea la LOGSE. Para esta Etapa, los principios metodológicos desarro-
lIados en los Reales Decretos mencionados prescriben dos metodologías, una
didáctica de los aprendizajes y otra para evaluarlos. Sin embargo, ambas
metodologías no pueden dicotomizarse, están íntimamente relacionadas, ya
que si se adopta una didáctica orientada hacia la construcción de aprendi-
zajes significativos, su evaluación no puede tomar otro referente que éstos.
Si la construcción de aprendizajes significativos le exige al nifio establecer
relaciones entre sus experiencias previas y los nuevos aprendizajes, la eva-
luación ha de sistematizarse de acuerdo con este principio, y por tanto, re-
sulta obvio plantearse los dos momentos clave de la misma: evaluación ini-
cia! e individual sobre lo que el sujeto conoce, y evaluación del desarrollo
de su aprendizaje, que indicará el nivel alcanzado en los diferentes momen-
tos y en las diferentes áreas. La evaluación cuando, es concebida desde el
punto de vista de marcar el nivel alcanzado, etiqueta a la persona con un
«apto» o «no apto». Sin embargo en educación, y sobre todo en las prime-
ras etapas, debe tener un carácter más profundo, la información que propor-
cione ha de ser suficiente para explicar el qué no sabe y el por qué de lo
que no sabe el sujeto (como consecuencias circunstanciales del contexto o
de la propia persona).
En Educación Infantil, el proceso se coinplica un poquito más, ya que
en el Real Decreto l333/199l se prescribe la metodología evaluativa: «glo-
bal continua y formativa, teniendo en cuenta las características del medio
en el que el niño vive, de los centros de donde el niño proviene y de las
familias». Este planteamiento para llevarlo a efecto según las Normas de
Evaluación (Joint Comittée, 198 1), no puede quedarse en una transcripción
de datos, exige que el profesorado tenga una formación en metodología
evaluativa y que disponga de medios temporales, humanos y tecnológicos,
U~ d,l,servad,on co,no rd?cnid.a de evaluad.idni... 299
ya que, de otra forma, puede convertirse en una moda del lenguaje (criterial,
formativa, sumativa inicial, etc.), sin mayores pretensiones de desarrollo
práctico. Por ejemplo, cuando la información se obtiene a través de las en-
trevistas con los familiares, ya que a diferencia de otras técnicas estandari-
zadas para la recogida de información, la entrevista exige una dedicación
previa de planificación, de acuerdo con las diferentes situaciones familiares
que condicionan su individualidad.
Lo expuesto hasta ahora justifica la necesidad de ofrecer cursos prácticos
de fortnación sobre temas tan amplios como son la evaluación del contexto,
las técnicas de la entrevista, la creación de una base de datos, el análisis,
la síntesis y el informe de los datos, etc. Por el contrario, el tema de la
observación considerada como metodología para obtener información de uti-
lidad a la evaluación (tratado en las páginas siguientes), exigiría un módulo
formativo tan amplio como el conjunto de los temas mencionados. La pre-
tensión de estas páginas no es tan ambiciosa, se limixa a destacar los puntos
clave de dicha técnica, por el hecho de ser considerada como la más ade-
cuada a la evaluación en el mencionado Real Decreto: «la observacton
directa y sistemática del niño por parle del profesorado, quien deberá
t>bjetivar al máximo los criterios en los que se basan. sus valoraciones».
Cada palabra de esta frase representa el punto clave que convendría
analizar, pero por razones de espacio las hemos agrupado en tres campos
semánticos: planteamiento teórico, criterios y diseño operativo.
a) La observación directa y sistemática del niño por parte del projésor
(Planteamiento teórico).
b) Quien deberá objetivar al máximo los criterios en los que se basan
sus valoraciones (Criterios y diseño operativo).
PLANTEAMIENTO TEORICO
La observación sistemática no debe de identificarse con el hecho de mi-
rar y ver lo que ocurre a nuestro alrededor. La información obtenida por
esta vía, carece de consistencia para formular juicios de causa-efecto, por
el contrario, la observación como vía de investigación sólo puede ser siste-
mática. Ha de estar planificada y estructurada formalmente de acuerdo con
la situación que será objeto de estudio, concretando en un diseño lo
especifico de esa situación, la naturaleza del objeto de la observación, y el
proceso metodológico de las acetones.
En este orden de cosas, y al igual que cualquier otro plan estratégico,
la observación deberá configurarse de acuerdo con unos planteamientos teó-
ricos, basados en principios epistemológicos (teoría de la percepción), filo-
sóficos y psicosociales que justifiquen la necesidad de utilizar esta técnica
y a su vez, expongan sus limitaciones. En este planteamiento teórico debe
300 Isabel Torroha Arroyo
fundamentarse el proceso metodológico. En él se identifica al grupo o indi-
viduo al que está dirigida la observación, se justifican las áreas,, escenarios,
actividades, personas y objetos que serán foco de observación así como las
fuentes para obtener dicha información. Es esta fase teórica se expone la
metodología prevista, ajustada a un calendario dc actuación, y se describen
las características de los instrumentos que se pretende utilizar, justificando
su diseño. Por ejemplo: se pretende observar que los objetivos generales
planteados en la Etapa de Educación Infantil para las tres áreas (de identi-
dad y autonomía personal, del medio físico y social y de comunicación y
representación) se están adquiriendo progresivamente de la forma prevista.
El procedimiento sistemático exige que se diseñen instrumentos específicos
en los que se categoricen las conductas que indican el nivel evolutivo de los
siguientes factores: eognosciti vos, afectivos, psicomotores, ambientales, de
relación social y de capacitación verbal.
El criterio para seleccionar unas conductas y no otras, deberá justificarse
tomando como referente las teorías psicológicas del desarrollo, principalmnen-
te en esta edad temprana y de acuerdo con las diferencias individuales, ya
que los aprendizajes no se producen en todos los sujetos ~ mismo ritmo.
CRITERIOS PARA RECOGER, MEDIR Y TRANSMITIR
LA INFORMACION
La LOGSE indica el marco de actuación, y los Reales Decretos desarro-
llan el Cuadro de regulaciones. Sin embargo. se deja libertad al docente para
que establezca los criterios dc valoración dc los aprendizajes, y por tanto,
se le permite justificarlos «de forma objetiva». En este orden de cosas po-
dríamos cuestionarnos ¿hasta qué punto una persona puede justificar «obje-
tivamente» las acciones y los criterios para valorar tales acciones, sin un
entrenamiento que le permita desprenderse de sus principios y valores, cuan-
do éstos no son compartidos por el resto de la comunidad educativa? Un
ejemplo lo encontramos en las diferencias entre los estilos humanistas y los
vigilantes que dificultan los acuerdos y las interrelaciones.
El humanista se distingue por la cooperación, la interdependencia, la
actitud científica hacia el aprendizaje, el desarrollo de las redes de comuni-
cación y la importancia individual de cada sujeto. Por su parte, el vigilante
se preocupa por el control sobre las personas, por etiquetar a los sujetos,
destacando en este estilo la red de comunicación unilateral, la rigidez y la
autocracia.
Estas y otras muchas influencias externas van a condicionar posturas que
no siempre serán compartidas por otros profesores. Las aportaciones positi-
vas para elevar el nivel de objetividad, habría que buscarlo en la tradición
del trabajo en equipo para diseñar evaluaciones, pero sobre todo, para esta-
blecer y consensuar los criterios de evaluación, sea mediante una metodo-
La observación como técnica de evaluacion... 30!
logia observacional o a través de otro tipo de pruebas. Sin embargo. la com-
plejidad de la metodología observacional impide establecer a priori una si-
tuación prototípica, sobre todo, cuando se observan conductas, ya que no
existe un modelo estándar de replicación de ocurrencia (Anguera, 1991).
La estrategia para alcanzar un óptimo grado de objetividad estriba, como
decíamos antes, en la ejecución de un proyecto de observación realizado por
el grupo de profesores de la etapa o del nivel, estableciendo reglas para rea-
lizar la observación e incluyendo modelo de registro, de medida de los da-
tos, de la interpretación de los mismos y del tipo de informe que se emita.
En estas lineas incluimos un resumen del modelo para establecer crite-
rios de observación como técnica sistemática y procesual para evaluar en
Educación Infantil. Este modelo se ha basado en aportaciones de autores
como Lafourcade y Anguera, pero principalmente en la experiencia directa
del grupo Evalinst en centros de Educación Especial en edades tempranas.
El modelo ofrece la siguiente estructura: Se establecen tres bloques de
criterios (fase A, fase E y fase C), cada uno de los cuales delimita y analiza
una fase concreta del proceso sistemático observacional.
Fase A: criterios para la recogida de información
A. 1. Criterios para seleccionar el tipo de información necesaria que
permita realizar una evaluación formativa, es decir autocorrectora,
para el docente (tal vez le exija un cambio de metodología) y para
el alumno (en cuanto a tiempo que necesita para ejecutar las ac-
etones, extensión de algunas actividades de relación o de otra ín-
dole en el ámbito familiar, etc.).
A.2. Criterios taxonómicos, que permitan un lenguaje homogéneo de
los observadores, no olvidemos que uno de los sesgos en la infor-
mación se produce como consecuencia de las descripciones de las
conductas que se han observado (Anguera, 1991).
A.3. Criterios para seleccionar las conductas de base física y social que
definen el factor a evaluar (cognoscitivo, de interacción, etc.).
A.4. Criterios para seleccionar y categorizar las características que mm-
den una conducta. Estos criterios deben establecerse mediante el
control de variables como: los sonidos (ruidos externos, internos
provocados, etc.), las conversaciones (emociones que provocan,
tema de las mismas, etc.) y aspectos funcionales (movimientos).
AS. Criterios para elegir las actividades que provocan las conductas
que se desea observar.
A.6. Criterios para seleccionar los momentos de la observación y su
duración temporal (corto, medio, o largo plazo).
A.7. Criterios para delimitar la ubicación espacial del objeto, persona,
302 Isabel lorroba Aíro vr,
actividad o situación que se desea observar, y la ubicación del ob-
servador.
AS. Criterios para seleccionar las personas que serán observadas, de
acuerdo con el momento temporal, espacial de las actividades y
de las conductas seleccionadas.
A.9. Criterios para considerar y definir los costos que produce la ampli-
tud del estudio, el nivel de elaboración y la posibilidad de gene-
ralización y de transferencia.
Fase 8: Criterios para la medida de la información
B. 1. Criterios para medir la información en una fase inicial. En esta
fase es en la que sc ponen a prueba los instrumentos (registros
confeccionados) y los procedimientos. Esta experiencia preliminar
resulta imprescindible para comprobar su fiabilidad y validez.
B.2. Criterios para la fase de exploración. Deberán explicitarse los cri-
terios para valorar el contexto (grupos. subgrupos, valores, clima.
redes de comunicación), grupal del aula o de un estudio individual.
Para ambas fases ha de establecerse qué enlbque de medida de datos se
desea adoptar: análisis de frecuencias por unidad de tiempo, o pruebas de
contenido de la información en función de la perdida del error. En cualquier
caso debe exponerse las características dc la fiabilidad y de la validez de los
instrumentos diseñados de acuerdo con los datos obtenidos en la fase inicial.
Asimismo, deben establecerse criterios que justifiquen y expliquen las
buenas medidas que cada característica observada debería alcanzar, según la
conducta y el factor en que se encuadre. En estos casos, es imprescindible
partir de una evaluación inicial e individual del sujeto, ya que la media del
grupo no es válida porque las situaciones no siempre se repiten y porque
estamos tratando con un proceso madurativo, que no sigue el misirmo ritmo
en todas las personas. Por tanto, es preciso especificar los parámetros esta-
blecidos de frecuencias pata cada conducta observada en cada sujeto, las
evidencias estimadas como suficientes para representar esa conducta que per-
muiten valorarle como estable o inestable, las variables que se han previsto
medir, el cómo dc esa medición y los acuerdos sobre los puntajes de los as-
pectos registrados en una unidad de tiempo y de observación.
Fase C: Criterios para transmitir la información
Según a quien vaya dirigido el informe deberá plantearse un modelo es-
pecial. Por ejemplo, el informe transmitido a los demás observadores exige
especificar el nivel de discrepancia entre lo acordado (modelo de observa-
ción) y [o observado, es decir los modos comportamentales que revelan la
La observación como tecnicdl de ev¿íluacion.,. 303
exactitud del diseño teórico. El ajuste entre las categorías estipuladas y las
categorías observadas.
Por el contrario, si el informe está dirigido a los padres, éste no puede
incluir datos técnicos de los registros, más bien, debe ofrecer una visión
global detallada de las conductas destacadas, en las que todos los detalles
tienen igual importancia, por ejemplo, del aislamiento o la participación en
actividades sociales, etcétera.
Los criterios del cómo informar deben estar en consonancia con a quién
informar, considerando, no obstante qué fines tendrá la infórmación transmi-
tida. La utilidad de la observación, lo será en la medida que sus informes
permitan una interpretación fácil y clara de las circunstancias observadas, y
del grado de ajuste entre los informes y la realidad.
DISEÑO OPERATIVO
El siguiente paso es el diseño operativo. Constituye el soporte tecnoló-
gico para confeccionar los instrumentos que guiarán la observación y que
estarán diseñados de acuerdo con una previa catalogación de signos atribui-
dos a cada conducta, expresada a su vez, por múltiples características. El
diseño de instrumentos precisos y concretos reducen considerablemente el
bagaje informativo, pero tiene sus ventajas, ya que, por una parte, permite
seleccionar sólo la información que se considera útil al objeto de la evalua-
ción, y, por otra parte. limita el influjo externo producido por los prejuicios
personales, las imágenes distorsionadas de la realidad, los valores, la escasa
formación es esta disciplina, etc. El hecho de estructurar al detalle el foco
de atención permite un mayor nivel de objetividad. El diseño operativo po-
dna iniciarse tras haber dado respuestas a estos interrogantes: ¿qué obser-
var?, ¿cuándo?, ¿cómo? y ¿dónde?
El qué observar forma parte del planteamiento teórico, ya que no se
puede observar todo al mismo tiempo (máxime tratándose de los movimien-
tos y actividades infantiles que se desan~ollan a un ritmo bastante acelerado),
es necesario seleccionar la unidad de observación, y las características que
la definen así como registrarlas por escrito para que la memoria no juegue
malas pasadas. El registro ha de ser tan breve y ágil (codificación de pala-
bras o eventos con signos), como rápidos son los cambios dc actitudes y
conductas de las personas.
El cuando observar, está condicionado por las propias limitaciones na-
turales. Cada proceso (diez o quince minutos> coníleva Un esluerzo mental
que exige períodos de descanso. Por otra parte, las limitaciones temporales
también están marcadas por las actividades observadas, pues éstas no siem-
pre se realizan cuando lo exige la necesidad temporal o cuando interesa
para la evaluación. Incluso las actividades programadas se interrumpen por
304 lsdlbeí Torrobd~ Arroyo
eventos no esperados como pueden ser una enfermedad del profesor o del
alumno, etcétera.
El cómo observar constituye el soporte metodológico de la observación,
que como es lógico, está en estrecha dependencia con la naturaleza del ob-
jeto observado (personas, escenarios, actividades u objetos). Así, el plan-
teamiento metodológico es diferente si se pretende observar las caracterís-
ticas del aula (como trabajan los alumnos a nivel grupal o individual) o, por
el contrario, si se trata de la interacción docente-discente (diferentes tipos
de tareas, motivación, relaciones afectivas, etc.). En este sentido, indudable-
mente el propio profesor no puede diseñar ni ejecutar el proceso de la ob-
servación, ya que no puede ser al mismo tiempo observador y observado
en una situación natural. En estos casos se hace necesario designar otro ob-
servador, que bien podría ser un profesor del centro, y por tanto, no ajeno
totalmente al contexto, o un evaluador externo. Ambas figuras plantean si-
tuaciones de rechazo diferentes, y aunque se admite con mayor facilidad la
figura de un profesor del centro, esta circunstancia no le exime de ser una
persona ajena a la dinámica de ese aula.
Por otra parte, la presencia de un extraño propicia siempre la modifi-
cación de conducta, hecho que debe de considerarse especialmente en obser-
vaciones puntuales y no duraderas, pues en las que exigen prolongadas in-
ti-omisiones, la presencia del observador llega a considerarse como algo
habitual y al poco tiempo, las conductas suelen ser las auténticas.
El dónde se concretará describiendo los escenarios donde se realicen las
observaciones y la ubicación en ese escenario de las personas observadas;
por ejemplo, la situación que ocupa el niño en el aula durante la actividad
de juego por rincones, en la que habría que describir su ubicación espacial,
los lugares que elige por sí mismo, etc. Puede comprenderse la dificultad
que encierra el plantear la observación de forma simultánea para un grupo
de alumnos, aun cuando se haya confeccionado un exhaustivo mareo refe-
rencial y detalladas hojas de registro. El ejercicio para una observación
grupal, exige mayor espacio temporal que el designado a una situación in-
dividual.
Como conclusión de este artículo, incluimos unos cuadros que podrían
servir de «primeros pasos» para confeccionar hojas de registro e irse ini-
ciando en esta metodología que sin duda tendrá bastante eco en los próxi-
mos años.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
ANGUERA, Mt Teresa (1983): Manual de prácticas de observacion. Trillas,
México.
ANGUERA, M.” Teresa, y otros (1991): Metodología observauonal en• la investi-
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La observc,ción comc, técnica de evc,luc,ción... 305
COMEN, Louis, y MANION, Lawrence (1990): Métodos de investigación educati-
va. La Muralla, Madrid.
GAGE, N. L. ([963): Mandbood of research on teaching. Raud McNally. Chicago.
LAFOURCADE, Pedro (1982): La evaluacion en organizaciones educativas centca-
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POSTIC, M. (1978): Observación y jórmación de los profesores. Morata, Madrid.
QUINN PATTON, Michael (1989): Utilization-Focused evaluation. Sage, London.
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SACKETT, Gene ([978): Obsert’ing Behavior. University Park Press. Baltimore.
WALKER, Rob. y ADELMAN, Clem ([975): A guide to classroom observation.
Routledge, London.
WITTROCK, Merlin (1989). La investigación de la enseñanza, 11? Paidós/MEC,
Barcelona.
RESUMEN
La reforma del. Sistema Educativo en España plantea profundas innovaciones a
nivel macro producidas por la descentralización y a nivel micro como consecuencia
de la ctníiguración en el aula de adaptaciones curriculares. Este articulo destaca las
implicaciones que ambos niveles tienen en la formación del profesorado, especial-
mente en la metodología observacional propuesta por la LOGSE para evaluar la
Educación Infantil. Desde este enfoque evaluativo, y a raíz de experiencias del gru-
po Evalinst en evaluación de contextos, se plantean propuestas metodológicas para
establecer criterios para la recogida, la medida y la transmisión de la información
obtenida por observación, así como indicaciones para confeccionar instrumentos de
registros.
SUMMARY
From the results obtained by the Evalinst Group we can validate the observa-
tional technique for the recopilation of survey data. This data can later be used for
evalutarion of social programs. l-lowever for this tecnique to be useful, it must be
supported by:
Epistemological support (to perceive with objectivity the world’s reality in
relation with the profesional past experience of the observers and training
in the observational technique).
Technique support (to configure the ttscrvation’s focus, to plan the obser-
vation’ s characteristics).
Methodology support (information gathering and data analysis).
306 Isabel Torroba Arroyo
Ejemplo para clasificar conductas según factores, y para seleccionar
características que definan esa conducta.
Factores
(ejemplos>
Conductas
(ejemplos)
Características
<elemplos)
Paicomotor Manipulativas
Cirienlación espacio lemporal
Latoralizaci~i
Espacial molora
Trazar lineas, modelar, pun
zar, recodar, pegar elc. figuras
reconocibles.
caminar, subir, bajar, correr,
saltar lentamente.
Dominancia lateral en movi
mientos posturales etc.
Caminar torpemente.
cognoscinvo Atención
Memoria
Simbolización
Discriminación perceptiva:
Ordenación
Clasificación
Asociación
Comparación---
completa las parles quefal
tana una ilustración.
Repito caneknesy poesias.
buja y ~e saiaeiones de
símbolos, construye tiguras
reconocibles,
Tamaños, colores, grosores,
longhudes.
conjuntos, tormas.
Longitud, grosor, torma.
Grosores, lormas, etc.
Ambientales Interrelaciones en el aula
en el jardín
Va a zonas ocupadas por
niños.
Se aisla, juega solo, etc.
capacitación Verbal
Adaptación
Expresión
comprensión
Pronunciación
Estado emocional
Autocontrol
Relación
Impulsividad
Mensaje coherente, mensaje
comprensivo.
Ejecuta las actividadessegún
las explicaciones, realiza más
de tres acciones.
Fonemasalterados.omitidos.
sustituidos.
Indiferencia ante estimules
contento, triste, aislado, asus
tado, nerVoso, etc.
No se inmuta, se inhibe, es
sumiso, etc.
Busca compañía. conversa,
comparte ob~tos, rechaza.
Actúa precipitadamente, ex
citadosin nutivoaparente, etc.
Laobservacióncornotécnicadeevaluación,..307
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La observación como técnica clave de evaluación en Educación Infantil

  • 1. La observación como técnica de evaluación en la etapa de educación infantil Isabel TORROBA ARROYO Grupo Evalinst. Madrid La Ley Orgánica del Sistema Educativo, mediante el mecanismo legal está introduciendo una reforma educativa de amplias dimensiones como lo fueron, en su momento, la Ley Moyano y la Ley General de Educacion. Pero a diferencia de estas últimas, los cambios actuales constituyen profun- das innovaciones: a nivel macro como consecuencia de la descentralización, y a nivel micro, por la configuración en el aula de adaptaciones curriculares individuales de acuerdo con las necesidades del alumnado y con los princi- pios psicopedagógicos establecidos en la LOGSE. Así, las indicaciones me- todológicas para impartir el currículum constituyen un capítulo de grandes contrastes: en la Educación Primaria y Secundaria, cada autonomía marcará sus mínimos prescriptivos, mientras que en la Educación Infantil, los míni- mos metodológicos, para todo el Estado, están prescritos en los Reales De- cretos [330/1991 y 1333/1991, del 6 de septiembre (BOE del 9). ENFOQUES METODOLOGICOS Y NECESIDADES FORMATIVAS Toda la cadena de innovaciones recogidas en la LOGSE están marcadas y condicionadas por un nexo común: la metodología educativa. El reto que este nexo plantea no es tanto conocer y comprender la teoría psicopedagó- gica como plasmarla en un diseño que se pueda ejecutar y evaluar. Posible- mente de la asimilación y de la adaptación de este nexo dependa que la LOGSE no se convierta en la moda de una década, ya que la cuestión me- todológica es muy compleja y no puede solucionarse con unas simples tn- dicaciones, y mucho menos, con recetas generales, por la misma razón de que cada situación es en sí misma objeto de investigación independiente, teniendo en cuenta la descentralización y las adaptaciones curriculares mdi- Revista Co~nplutense de Educación, Vol. 2 (2) - 297-308. Edit. Liniv. Complutense. Madrid, 1991
  • 2. 298 Isabel lorroba Arroyo viduales para cada sujeto y en cada contexto. La nueva configuración exigi- rá al profesorado esfuerzo y tiempo, sobre todo cuando no existe tradición en cuanto a planificación metodológica, aunque en este sentido, debemos hacer dos distinciones: la formación psicopedagógica del profesorado de EGB (cuyo plan de estudios programa un espacio dedicado a la psicología evolutiva de las personas, y otro a la didáctica para adecuar los contenidos a la población que los recibe), y la formación en otras ciencias del profe- sorado de EE.MM., que generalmente accede a la docencia desde la facultad o desde el mundo empresarial y su formación didáctica queda en manos de la experiencia, ya que los cursos ofertados por la Administración en esta disciplina, han sido escasos y no han cubierto todas las áreas. Por otra parte, el acceso a ellos, siempre ha estado limitado por el número de plazas y las necesidades de los centros para otorgar permisos. En esta páginas abordamos la metodología enfocada a la evaluación, y siendo más concretos todavía, a la evaluación en Educación Infantil como la plantea la LOGSE. Para esta Etapa, los principios metodológicos desarro- lIados en los Reales Decretos mencionados prescriben dos metodologías, una didáctica de los aprendizajes y otra para evaluarlos. Sin embargo, ambas metodologías no pueden dicotomizarse, están íntimamente relacionadas, ya que si se adopta una didáctica orientada hacia la construcción de aprendi- zajes significativos, su evaluación no puede tomar otro referente que éstos. Si la construcción de aprendizajes significativos le exige al nifio establecer relaciones entre sus experiencias previas y los nuevos aprendizajes, la eva- luación ha de sistematizarse de acuerdo con este principio, y por tanto, re- sulta obvio plantearse los dos momentos clave de la misma: evaluación ini- cia! e individual sobre lo que el sujeto conoce, y evaluación del desarrollo de su aprendizaje, que indicará el nivel alcanzado en los diferentes momen- tos y en las diferentes áreas. La evaluación cuando, es concebida desde el punto de vista de marcar el nivel alcanzado, etiqueta a la persona con un «apto» o «no apto». Sin embargo en educación, y sobre todo en las prime- ras etapas, debe tener un carácter más profundo, la información que propor- cione ha de ser suficiente para explicar el qué no sabe y el por qué de lo que no sabe el sujeto (como consecuencias circunstanciales del contexto o de la propia persona). En Educación Infantil, el proceso se coinplica un poquito más, ya que en el Real Decreto l333/199l se prescribe la metodología evaluativa: «glo- bal continua y formativa, teniendo en cuenta las características del medio en el que el niño vive, de los centros de donde el niño proviene y de las familias». Este planteamiento para llevarlo a efecto según las Normas de Evaluación (Joint Comittée, 198 1), no puede quedarse en una transcripción de datos, exige que el profesorado tenga una formación en metodología evaluativa y que disponga de medios temporales, humanos y tecnológicos,
  • 3. U~ d,l,servad,on co,no rd?cnid.a de evaluad.idni... 299 ya que, de otra forma, puede convertirse en una moda del lenguaje (criterial, formativa, sumativa inicial, etc.), sin mayores pretensiones de desarrollo práctico. Por ejemplo, cuando la información se obtiene a través de las en- trevistas con los familiares, ya que a diferencia de otras técnicas estandari- zadas para la recogida de información, la entrevista exige una dedicación previa de planificación, de acuerdo con las diferentes situaciones familiares que condicionan su individualidad. Lo expuesto hasta ahora justifica la necesidad de ofrecer cursos prácticos de fortnación sobre temas tan amplios como son la evaluación del contexto, las técnicas de la entrevista, la creación de una base de datos, el análisis, la síntesis y el informe de los datos, etc. Por el contrario, el tema de la observación considerada como metodología para obtener información de uti- lidad a la evaluación (tratado en las páginas siguientes), exigiría un módulo formativo tan amplio como el conjunto de los temas mencionados. La pre- tensión de estas páginas no es tan ambiciosa, se limixa a destacar los puntos clave de dicha técnica, por el hecho de ser considerada como la más ade- cuada a la evaluación en el mencionado Real Decreto: «la observacton directa y sistemática del niño por parle del profesorado, quien deberá t>bjetivar al máximo los criterios en los que se basan. sus valoraciones». Cada palabra de esta frase representa el punto clave que convendría analizar, pero por razones de espacio las hemos agrupado en tres campos semánticos: planteamiento teórico, criterios y diseño operativo. a) La observación directa y sistemática del niño por parte del projésor (Planteamiento teórico). b) Quien deberá objetivar al máximo los criterios en los que se basan sus valoraciones (Criterios y diseño operativo). PLANTEAMIENTO TEORICO La observación sistemática no debe de identificarse con el hecho de mi- rar y ver lo que ocurre a nuestro alrededor. La información obtenida por esta vía, carece de consistencia para formular juicios de causa-efecto, por el contrario, la observación como vía de investigación sólo puede ser siste- mática. Ha de estar planificada y estructurada formalmente de acuerdo con la situación que será objeto de estudio, concretando en un diseño lo especifico de esa situación, la naturaleza del objeto de la observación, y el proceso metodológico de las acetones. En este orden de cosas, y al igual que cualquier otro plan estratégico, la observación deberá configurarse de acuerdo con unos planteamientos teó- ricos, basados en principios epistemológicos (teoría de la percepción), filo- sóficos y psicosociales que justifiquen la necesidad de utilizar esta técnica y a su vez, expongan sus limitaciones. En este planteamiento teórico debe
  • 4. 300 Isabel Torroha Arroyo fundamentarse el proceso metodológico. En él se identifica al grupo o indi- viduo al que está dirigida la observación, se justifican las áreas,, escenarios, actividades, personas y objetos que serán foco de observación así como las fuentes para obtener dicha información. Es esta fase teórica se expone la metodología prevista, ajustada a un calendario dc actuación, y se describen las características de los instrumentos que se pretende utilizar, justificando su diseño. Por ejemplo: se pretende observar que los objetivos generales planteados en la Etapa de Educación Infantil para las tres áreas (de identi- dad y autonomía personal, del medio físico y social y de comunicación y representación) se están adquiriendo progresivamente de la forma prevista. El procedimiento sistemático exige que se diseñen instrumentos específicos en los que se categoricen las conductas que indican el nivel evolutivo de los siguientes factores: eognosciti vos, afectivos, psicomotores, ambientales, de relación social y de capacitación verbal. El criterio para seleccionar unas conductas y no otras, deberá justificarse tomando como referente las teorías psicológicas del desarrollo, principalmnen- te en esta edad temprana y de acuerdo con las diferencias individuales, ya que los aprendizajes no se producen en todos los sujetos ~ mismo ritmo. CRITERIOS PARA RECOGER, MEDIR Y TRANSMITIR LA INFORMACION La LOGSE indica el marco de actuación, y los Reales Decretos desarro- llan el Cuadro de regulaciones. Sin embargo. se deja libertad al docente para que establezca los criterios dc valoración dc los aprendizajes, y por tanto, se le permite justificarlos «de forma objetiva». En este orden de cosas po- dríamos cuestionarnos ¿hasta qué punto una persona puede justificar «obje- tivamente» las acciones y los criterios para valorar tales acciones, sin un entrenamiento que le permita desprenderse de sus principios y valores, cuan- do éstos no son compartidos por el resto de la comunidad educativa? Un ejemplo lo encontramos en las diferencias entre los estilos humanistas y los vigilantes que dificultan los acuerdos y las interrelaciones. El humanista se distingue por la cooperación, la interdependencia, la actitud científica hacia el aprendizaje, el desarrollo de las redes de comuni- cación y la importancia individual de cada sujeto. Por su parte, el vigilante se preocupa por el control sobre las personas, por etiquetar a los sujetos, destacando en este estilo la red de comunicación unilateral, la rigidez y la autocracia. Estas y otras muchas influencias externas van a condicionar posturas que no siempre serán compartidas por otros profesores. Las aportaciones positi- vas para elevar el nivel de objetividad, habría que buscarlo en la tradición del trabajo en equipo para diseñar evaluaciones, pero sobre todo, para esta- blecer y consensuar los criterios de evaluación, sea mediante una metodo-
  • 5. La observación como técnica de evaluacion... 30! logia observacional o a través de otro tipo de pruebas. Sin embargo. la com- plejidad de la metodología observacional impide establecer a priori una si- tuación prototípica, sobre todo, cuando se observan conductas, ya que no existe un modelo estándar de replicación de ocurrencia (Anguera, 1991). La estrategia para alcanzar un óptimo grado de objetividad estriba, como decíamos antes, en la ejecución de un proyecto de observación realizado por el grupo de profesores de la etapa o del nivel, estableciendo reglas para rea- lizar la observación e incluyendo modelo de registro, de medida de los da- tos, de la interpretación de los mismos y del tipo de informe que se emita. En estas lineas incluimos un resumen del modelo para establecer crite- rios de observación como técnica sistemática y procesual para evaluar en Educación Infantil. Este modelo se ha basado en aportaciones de autores como Lafourcade y Anguera, pero principalmente en la experiencia directa del grupo Evalinst en centros de Educación Especial en edades tempranas. El modelo ofrece la siguiente estructura: Se establecen tres bloques de criterios (fase A, fase E y fase C), cada uno de los cuales delimita y analiza una fase concreta del proceso sistemático observacional. Fase A: criterios para la recogida de información A. 1. Criterios para seleccionar el tipo de información necesaria que permita realizar una evaluación formativa, es decir autocorrectora, para el docente (tal vez le exija un cambio de metodología) y para el alumno (en cuanto a tiempo que necesita para ejecutar las ac- etones, extensión de algunas actividades de relación o de otra ín- dole en el ámbito familiar, etc.). A.2. Criterios taxonómicos, que permitan un lenguaje homogéneo de los observadores, no olvidemos que uno de los sesgos en la infor- mación se produce como consecuencia de las descripciones de las conductas que se han observado (Anguera, 1991). A.3. Criterios para seleccionar las conductas de base física y social que definen el factor a evaluar (cognoscitivo, de interacción, etc.). A.4. Criterios para seleccionar y categorizar las características que mm- den una conducta. Estos criterios deben establecerse mediante el control de variables como: los sonidos (ruidos externos, internos provocados, etc.), las conversaciones (emociones que provocan, tema de las mismas, etc.) y aspectos funcionales (movimientos). AS. Criterios para elegir las actividades que provocan las conductas que se desea observar. A.6. Criterios para seleccionar los momentos de la observación y su duración temporal (corto, medio, o largo plazo). A.7. Criterios para delimitar la ubicación espacial del objeto, persona,
  • 6. 302 Isabel lorroba Aíro vr, actividad o situación que se desea observar, y la ubicación del ob- servador. AS. Criterios para seleccionar las personas que serán observadas, de acuerdo con el momento temporal, espacial de las actividades y de las conductas seleccionadas. A.9. Criterios para considerar y definir los costos que produce la ampli- tud del estudio, el nivel de elaboración y la posibilidad de gene- ralización y de transferencia. Fase 8: Criterios para la medida de la información B. 1. Criterios para medir la información en una fase inicial. En esta fase es en la que sc ponen a prueba los instrumentos (registros confeccionados) y los procedimientos. Esta experiencia preliminar resulta imprescindible para comprobar su fiabilidad y validez. B.2. Criterios para la fase de exploración. Deberán explicitarse los cri- terios para valorar el contexto (grupos. subgrupos, valores, clima. redes de comunicación), grupal del aula o de un estudio individual. Para ambas fases ha de establecerse qué enlbque de medida de datos se desea adoptar: análisis de frecuencias por unidad de tiempo, o pruebas de contenido de la información en función de la perdida del error. En cualquier caso debe exponerse las características dc la fiabilidad y de la validez de los instrumentos diseñados de acuerdo con los datos obtenidos en la fase inicial. Asimismo, deben establecerse criterios que justifiquen y expliquen las buenas medidas que cada característica observada debería alcanzar, según la conducta y el factor en que se encuadre. En estos casos, es imprescindible partir de una evaluación inicial e individual del sujeto, ya que la media del grupo no es válida porque las situaciones no siempre se repiten y porque estamos tratando con un proceso madurativo, que no sigue el misirmo ritmo en todas las personas. Por tanto, es preciso especificar los parámetros esta- blecidos de frecuencias pata cada conducta observada en cada sujeto, las evidencias estimadas como suficientes para representar esa conducta que per- muiten valorarle como estable o inestable, las variables que se han previsto medir, el cómo dc esa medición y los acuerdos sobre los puntajes de los as- pectos registrados en una unidad de tiempo y de observación. Fase C: Criterios para transmitir la información Según a quien vaya dirigido el informe deberá plantearse un modelo es- pecial. Por ejemplo, el informe transmitido a los demás observadores exige especificar el nivel de discrepancia entre lo acordado (modelo de observa- ción) y [o observado, es decir los modos comportamentales que revelan la
  • 7. La observación como tecnicdl de ev¿íluacion.,. 303 exactitud del diseño teórico. El ajuste entre las categorías estipuladas y las categorías observadas. Por el contrario, si el informe está dirigido a los padres, éste no puede incluir datos técnicos de los registros, más bien, debe ofrecer una visión global detallada de las conductas destacadas, en las que todos los detalles tienen igual importancia, por ejemplo, del aislamiento o la participación en actividades sociales, etcétera. Los criterios del cómo informar deben estar en consonancia con a quién informar, considerando, no obstante qué fines tendrá la infórmación transmi- tida. La utilidad de la observación, lo será en la medida que sus informes permitan una interpretación fácil y clara de las circunstancias observadas, y del grado de ajuste entre los informes y la realidad. DISEÑO OPERATIVO El siguiente paso es el diseño operativo. Constituye el soporte tecnoló- gico para confeccionar los instrumentos que guiarán la observación y que estarán diseñados de acuerdo con una previa catalogación de signos atribui- dos a cada conducta, expresada a su vez, por múltiples características. El diseño de instrumentos precisos y concretos reducen considerablemente el bagaje informativo, pero tiene sus ventajas, ya que, por una parte, permite seleccionar sólo la información que se considera útil al objeto de la evalua- ción, y, por otra parte. limita el influjo externo producido por los prejuicios personales, las imágenes distorsionadas de la realidad, los valores, la escasa formación es esta disciplina, etc. El hecho de estructurar al detalle el foco de atención permite un mayor nivel de objetividad. El diseño operativo po- dna iniciarse tras haber dado respuestas a estos interrogantes: ¿qué obser- var?, ¿cuándo?, ¿cómo? y ¿dónde? El qué observar forma parte del planteamiento teórico, ya que no se puede observar todo al mismo tiempo (máxime tratándose de los movimien- tos y actividades infantiles que se desan~ollan a un ritmo bastante acelerado), es necesario seleccionar la unidad de observación, y las características que la definen así como registrarlas por escrito para que la memoria no juegue malas pasadas. El registro ha de ser tan breve y ágil (codificación de pala- bras o eventos con signos), como rápidos son los cambios dc actitudes y conductas de las personas. El cuando observar, está condicionado por las propias limitaciones na- turales. Cada proceso (diez o quince minutos> coníleva Un esluerzo mental que exige períodos de descanso. Por otra parte, las limitaciones temporales también están marcadas por las actividades observadas, pues éstas no siem- pre se realizan cuando lo exige la necesidad temporal o cuando interesa para la evaluación. Incluso las actividades programadas se interrumpen por
  • 8. 304 lsdlbeí Torrobd~ Arroyo eventos no esperados como pueden ser una enfermedad del profesor o del alumno, etcétera. El cómo observar constituye el soporte metodológico de la observación, que como es lógico, está en estrecha dependencia con la naturaleza del ob- jeto observado (personas, escenarios, actividades u objetos). Así, el plan- teamiento metodológico es diferente si se pretende observar las caracterís- ticas del aula (como trabajan los alumnos a nivel grupal o individual) o, por el contrario, si se trata de la interacción docente-discente (diferentes tipos de tareas, motivación, relaciones afectivas, etc.). En este sentido, indudable- mente el propio profesor no puede diseñar ni ejecutar el proceso de la ob- servación, ya que no puede ser al mismo tiempo observador y observado en una situación natural. En estos casos se hace necesario designar otro ob- servador, que bien podría ser un profesor del centro, y por tanto, no ajeno totalmente al contexto, o un evaluador externo. Ambas figuras plantean si- tuaciones de rechazo diferentes, y aunque se admite con mayor facilidad la figura de un profesor del centro, esta circunstancia no le exime de ser una persona ajena a la dinámica de ese aula. Por otra parte, la presencia de un extraño propicia siempre la modifi- cación de conducta, hecho que debe de considerarse especialmente en obser- vaciones puntuales y no duraderas, pues en las que exigen prolongadas in- ti-omisiones, la presencia del observador llega a considerarse como algo habitual y al poco tiempo, las conductas suelen ser las auténticas. El dónde se concretará describiendo los escenarios donde se realicen las observaciones y la ubicación en ese escenario de las personas observadas; por ejemplo, la situación que ocupa el niño en el aula durante la actividad de juego por rincones, en la que habría que describir su ubicación espacial, los lugares que elige por sí mismo, etc. Puede comprenderse la dificultad que encierra el plantear la observación de forma simultánea para un grupo de alumnos, aun cuando se haya confeccionado un exhaustivo mareo refe- rencial y detalladas hojas de registro. El ejercicio para una observación grupal, exige mayor espacio temporal que el designado a una situación in- dividual. Como conclusión de este artículo, incluimos unos cuadros que podrían servir de «primeros pasos» para confeccionar hojas de registro e irse ini- ciando en esta metodología que sin duda tendrá bastante eco en los próxi- mos años. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS ANGUERA, Mt Teresa (1983): Manual de prácticas de observacion. Trillas, México. ANGUERA, M.” Teresa, y otros (1991): Metodología observauonal en• la investi- gación psicologid.a (vol. 1). PPU. Barcelona.
  • 9. La observc,ción comc, técnica de evc,luc,ción... 305 COMEN, Louis, y MANION, Lawrence (1990): Métodos de investigación educati- va. La Muralla, Madrid. GAGE, N. L. ([963): Mandbood of research on teaching. Raud McNally. Chicago. LAFOURCADE, Pedro (1982): La evaluacion en organizaciones educativas centca- das en logos. Trillas, México. LOGSE (BOE 4 de octubre de [990) y Documentos del MEC. Libro Blanco, Diseño Curricular Base. POSTIC, M. (1978): Observación y jórmación de los profesores. Morata, Madrid. QUINN PATTON, Michael (1989): Utilization-Focused evaluation. Sage, London. Reales Decretos 1330 y 1333/1991, de 6 de septiembre (ROE 7 y 9 de septiem- bre). SACKETT, Gene ([978): Obsert’ing Behavior. University Park Press. Baltimore. WALKER, Rob. y ADELMAN, Clem ([975): A guide to classroom observation. Routledge, London. WITTROCK, Merlin (1989). La investigación de la enseñanza, 11? Paidós/MEC, Barcelona. RESUMEN La reforma del. Sistema Educativo en España plantea profundas innovaciones a nivel macro producidas por la descentralización y a nivel micro como consecuencia de la ctníiguración en el aula de adaptaciones curriculares. Este articulo destaca las implicaciones que ambos niveles tienen en la formación del profesorado, especial- mente en la metodología observacional propuesta por la LOGSE para evaluar la Educación Infantil. Desde este enfoque evaluativo, y a raíz de experiencias del gru- po Evalinst en evaluación de contextos, se plantean propuestas metodológicas para establecer criterios para la recogida, la medida y la transmisión de la información obtenida por observación, así como indicaciones para confeccionar instrumentos de registros. SUMMARY From the results obtained by the Evalinst Group we can validate the observa- tional technique for the recopilation of survey data. This data can later be used for evalutarion of social programs. l-lowever for this tecnique to be useful, it must be supported by: Epistemological support (to perceive with objectivity the world’s reality in relation with the profesional past experience of the observers and training in the observational technique). Technique support (to configure the ttscrvation’s focus, to plan the obser- vation’ s characteristics). Methodology support (information gathering and data analysis).
  • 10. 306 Isabel Torroba Arroyo Ejemplo para clasificar conductas según factores, y para seleccionar características que definan esa conducta. Factores (ejemplos> Conductas (ejemplos) Características <elemplos) Paicomotor Manipulativas Cirienlación espacio lemporal Latoralizaci~i Espacial molora Trazar lineas, modelar, pun zar, recodar, pegar elc. figuras reconocibles. caminar, subir, bajar, correr, saltar lentamente. Dominancia lateral en movi mientos posturales etc. Caminar torpemente. cognoscinvo Atención Memoria Simbolización Discriminación perceptiva: Ordenación Clasificación Asociación Comparación--- completa las parles quefal tana una ilustración. Repito caneknesy poesias. buja y ~e saiaeiones de símbolos, construye tiguras reconocibles, Tamaños, colores, grosores, longhudes. conjuntos, tormas. Longitud, grosor, torma. Grosores, lormas, etc. Ambientales Interrelaciones en el aula en el jardín Va a zonas ocupadas por niños. Se aisla, juega solo, etc. capacitación Verbal Adaptación Expresión comprensión Pronunciación Estado emocional Autocontrol Relación Impulsividad Mensaje coherente, mensaje comprensivo. Ejecuta las actividadessegún las explicaciones, realiza más de tres acciones. Fonemasalterados.omitidos. sustituidos. Indiferencia ante estimules contento, triste, aislado, asus tado, nerVoso, etc. No se inmuta, se inhibe, es sumiso, etc. Busca compañía. conversa, comparte ob~tos, rechaza. Actúa precipitadamente, ex citadosin nutivoaparente, etc.
  • 11. Laobservacióncornotécnicadeevaluación,..307 ao —0. REo Od ) -.0 a—Co 05 e oF-a ZuJ CotU Lot--_________________ .9e oa -ge a Co(O Coce eoÉt~ aoO aoCO DeoO a—a soE~oO e.~UJDaa a 0eCo eZ.j0rE....o <LuNN0(00ao.ae~-.0>0.e ‘O0-—Oeae...so-~aaE aUd o.o 5oE aO ~E<D.~cio—oo CoeUde?—ra—o—~O,oaaa-40N.9aNPC~Oaobo aaaQNat=Ct~at=~-oa Ee3CeOCajOO~O00 5CX5I>.Ei>Sr>.9QEo 5~a<aO OO~-—a—r a•aOm’- eaaCo ~e>Cjeae a~~OeCo o—e ee‘~anrea 9a oe~4,9eaE oee~ma~mQ~ao~JcorOaeo~0Co eeSa-o,o eeCoaO~Oe ua0~eCoo~aa(O aUdOJ—aOCo 2h--aciae —ea4NoaNOa Udr‘JO= ~ee—.90O~—e—O-6oaa‘oe— o---________—.N_ e:,oCo5—I-a a—<CO—le o0—ee —OO roDaao.=E~ao.9E eO5<~~ re Éd.aaE‘~<~oa a000.0e aC000~ee e.00~Ea..ooO0<reoclCoCo ECoaU-‘oC)..0oo eCo——— DeaCaaa eeaCo-—_______________________________ ‘oe eaa O4e05z ________________111110~e~OO0009oatemCoO~awoso,aUdoaOtoO
  • 12. aSnenenen 0-ococrooOc o-o 0>0¿0a 0> C5~~ aEEóa.-óOaEd>8 ~35a~S~a OoF->0¿r>0o~-a,0tta, n0¿nen “oc00-0-0000 0-~0-~>0.CS OEEo~ 0•aEcóO—ó¡ F5agna,a,n~O7n&~ Q0I—>OLLa,OoF—a,Ou->¡ --1 a— Oc4.0en 0-QoDc000Oc 0>0.~O O¡SEoO...oOEEÓO(..á E~ao5~On5a~5~- 001—>OL,,,.O0k->0Le> e e e C o C 0. o e o ** Oc =0 Co e o e C -,Oc 0=5 u- * o-«o IsabelTorrobaA‘roso308 2 o e) 4 Ud (ji m o 4 -J Ud o -d o 2 o e) -J Ud 4 -‘5 o- o-J -J 4 L0 Ud anen roo00 0>0. Oa~oO>.-d OOF-aOLt aa-oen -09000 2~0.?~ ~1¿ a-oen roo002a0.~ o(o,EÓO—d Cok->OLe e o o oO o¿ne-o ~On000 OEESe 35a5n~X Oo~Z>0w> aO ¿nen O-~o00 ~o0~ 2~o.~ 0aEg~z¿ ~ Oc-o4.0 -roo00 -Es-~-oaa, oo~>Ou. e 040 0. z --00 <00 D~ C enen 0-oo00 o-~ oro E068 0o~>0w> ¿oe-o -~o00 CE ooF->0w> OCnen -r»000 4doa~~ a~O.Co 00080-á 35~~ 0OF>0w> EO e .0 oC ‘o00 20Co (000WCa Coeo o 2 e ci o