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UNLP-FBA
Historia de las Artes Visuales I



                                 Arte paleolítico1
                                                                  Wilfried Van Damme
                                                    Leiden University/Ghent University
                                                       Traducción: Mercedes Zubiaurre


Abstract: A la luz de los recientes descubrimientos arqueológicos en África,
cada vez mayor número de académicos, está reviviendo el interés por el arte
paleolítico (de la Edad de Piedra). La dirección de sus debates es,
fundamentalmente, en cuestiones relativas a la historia del mundo. Incluye
los orígenes de la creación artística, las condiciones físicas, mentales,
sociales y culturales que lo hicieron posible; y el hecho de que esa práctica
no sólo ha perdurado, sino que, también es parte integral de nuestra
existencia.

       Los humanos, practicaron las artes visuales en todos los lugares del
mundo que habitaron. Por ello, y en el contexto de la historia mundial, las
tempranas manifestaciones del arte paleolítico, merecen nuestra atención.
Las preguntas básicas de cuándo o cómo las artes visuales llegaron a tener
tanto interés entre los estudiosos de la historia del arte, la arqueología y la
antropología comienzan en las primeras décadas del 1900. Pero, durante
casi todo el siglo XX, las discusiones acerca de las tempranas formas de
arte fueron relegadas a los márgenes de los estudios académicos, en parte,
debido al alto grado de especulación de varias de las teorías que lo
abordaban. Hoy, las preguntas concernientes al arte paleolítico se
convierten nuevamente en tópico, aunque siguen apareciendo rasgos
especulativos. El ímpetu por rejuvenecer el campo, fue a partir de los
descubrimientos arqueológicos, recientemente hechos en África. Esos
descubrimientos nos llevaron a reconsiderar completamente el temprano
comportamiento artístico en términos de tiempo y lugar. Varias de las
nuevas teorías, intentan explicar la emergencia de la creación artística,
para añadirle emoción al campo disciplinar. Este artículo introduce
algunos de los nuevos avances en el estudio del arte Paleolítico.



1
    Título original: Art – Paleolithic, En: Encyclopedia of World History, ed. W. McNeill et al.,
                  I: 239-47 Great Barrington, MA: Berkshire Publishing, 2010.


                                                                                                1
El comienzo de la Estética y su significado

       El Paleolítico, o la Edad de Piedra, comenzó cuando los humanos
construyeron herramientas de piedra, hace cerca de 2.5 millones de años.
El historiador del arte David Summers, ha sugerido provocativamente que
la historia del arte, también, comenzó en ese momento. Sea lo que sea,
teoriza, el arte se refiere a algo que fue hecho, y es un ejemplo de lo que él,
llama “factura”. Por rudimentarias que pudieran ser las primeras
herramientas de piedra del este de África, ese primer material no presenta
evidencia de una capacidad humana para transformar el medio, sino que
en este caso, se trabajaban las piedras percutiéndolas con otras para
darles forma. Emplear el calificativo arte, generalmente, implica
características adicionales, sean estéticas o significativas, y a menudo,
ambas.
       Para que un objeto se considere “estético”, debe tener un aspecto
cautivador. El comportamiento visual artístico entonces, se refiere a
aquellas actividades de modificación de cuerpos u objetos con el fin de
darles un mayor interés visual mediante la forma, el color o la línea.
Cuando se enfatiza en el “significado”, requerimos en el objeto artístico un
contenido referencial (que puede ser cautivador en sí mismo). El
comportamiento artístico, entonces, se refiere a actividades como el dibujo,
la pintura, la escultura o a creaciones visuales que estimulen la evocación
perceptual y/o referencias semánticas –un pájaro, una deidad, el concepto
de “decena” y así podríamos seguir- en el espectador humano. Claramente,
los límites entre estos dos conjuntos analíticos de actividades son difíciles,
si no imposibles de establecer, como cuando la modificación de la
apariencia del cuerpo humano implica efectos tanto estéticos como
simbólicos del estatus social, o cuando la representación visual de una
deidad la hace parecer tanto más bella o más temible como sea posible.
       Desde hace 1.4 millones de años, los tempranos humanos
comenzaron a producir un nuevo tipo de herramienta de piedra, las
llamadas hachas de mano. Y alrededor de 500000 o 400000 AP2., algunos
de esos artefactos con forma de pera, comenzaron a ser hechos con una
sorprendente simetría, tanto en su cara frontal como en sus perfiles. A
pesar de que dicha simetría en los objetos permitió que fueran manejados

2 N. T.: La sigla AP define un tipo de cronología que hace referencia a la datación con
respecto al presente: AP es Antes del presente, como AC es Antes de Cristo. En cualquier
caso, la diferencia entre las dos fórmulas de datación es la cantidad de años de nuestra
era.



                                                                                           2
de manera más cómoda, algunos estudiosos argumentan, que el diseño
simétrico va más allá de los requerimientos utilitarios e introdujeron el
elemento estético. Además, el material con que fueron hechos, parece
haber sido cuidadosamente elegido, en parte por su efecto visual
(frecuentemente con piedras brillantes y con agregados de fósiles en el
centro de los productos terminados. A pesar de que nunca estaremos
seguros del impacto que estos objetos tuvieron en sus espectadores
contemporáneos, las hachas de mano simétricas son las primeras
evidencias de la tendencia humana a crear objetos que estimularan la
atención a las cualidades visuales.
       Estas hachas de mano, sin embargo, ya estaban desapareciendo del
registro arqueológico cuando los “anatómicamente humanos modernos”
surgieron en África cerca de 200.000 AP. La creación y uso del arte, está
especialmente asociado a esta nueva especie, el Homo sapiens. Aunque,
recientes investigaciones sugieran que, solamente unos 30.000 años atrás,
los humanos modernos desarrollaron la “ornamentación y el arte personal”
luego de arribar a Europa, nueva evidencia, cuestiona esta hipótesis.

Hallazgos en la Cueva de Blombos

      Los hallazgos realizados en la Cueva de Blombos, un sitio costero en
la franja meridional del continente africano, son centrales para las
discusiones presentes sobre el comportamiento artístico. Las excavaciones
hechas por Christopher Henshilwood dieron, entre otras cosas, con una
pieza de ocre aplanado con marcas de líneas incisas. Cuando el
descubrimiento fue anunciado en el 2011 –la pieza grabada de Blombos
data de alrededor de 75000 AP.- los arqueólogos consideraron que ello era
un ejemplo incuestionable de los primeros patrones geométricos realizados
por el hombre. Este descubrimiento, llamó la atención en la prensa
popular: los titulares de los diarios aclamaron el ocre de Blombos como “el
objeto de arte más antiguo del mundo”, y afirmaron eso porque el hallazgo
fue un gran hito para la historia del arte –una afirmación que hace
referencia a las figuraciones pintadas en la Cueva de Chauvet, en el sur de
Francia, que se estima que fueron hechas hace 32.000 años. Mientras
tanto, en 2009, fueron publicados otros hallazgos en Blombos de piezas de
ocre grabadas, que datarían de alrededor de 100.000 AP.
      No podemos saber si los patrones geométricos de Blombos fueron
creados para “agradar” al ojo. Los estudiosos observan, sin embargo, que
con el fin de darle sentido a su entorno visual, los humanos desarrollaron
una sensibilidad hacia las líneas rectas y los patrones repetitivos.
Versiones purificadas sobre estas características geométricas pudieron
híper-estimular el cerebro e incrementar el placer que sigue a la detección
visual de la regularidad. La respuesta innata del cerebro a los patrones
visuales puede entonces aclarar el por qué los humanos empezaron a crear

                                                                          3
diseños geométricos, una vez que las capacidades motoras y mentales
fueron desarrolladas.
       Algunos eruditos, sin embargo, ven los patrones geométricos de
Blombos predominantemente en términos de simbolismo, como una forma
intencional de referenciación visual que pudo representar un mayor paso
en la evolución cognitiva, especialmente si las relaciones entre significante
y significado fue establecida de manera convencional o con bases
arbitrarias (eso es, cuando es “puramente simbólica”). Si bien aquello a los
que los diseños quisieron referir permanece poco claro, el simbolismo
puede demostrar que la gente de Blombos era capaz de “pensamientos
abstractos”, y que ellos podían almacenar, como también recuperar,
información fuera de su cerebro. Las capacidades mentales evolucionaron
en ellos de tal manera que podemos presuponer la existencia de un
lenguaje sintáctico, no tanto porque es simbólicamente similar, sino
porque el lenguaje pudo ser un requerimiento para establecer vínculos
entre lo grabado y su significado.
       Quienes adhieren a la lectura simbólica de los ocres de Blombos,
también ponen atención en otros hallazgos de la cueva: unas cuarenta
conchas de estuario deliberadamente perforadas (Nassarius kraussianus)
que muestran signos de haber sido insertadas y usadas como colgantes.
Los arqueólogos, inspirados por estudios de la etnografía, consideran casi
universalmente, esos colgantes como símbolos y elementos de énfasis de
roles sociales e identidades tanto individuales como colectivas. Los
colgantes pudieron ser un signo de reconocimiento etario, grupos
familiares o estado marital, es decir, como marca visual de diferenciación
social.
       Cuando se anunció el descubrimiento de las conchas de Blombos,
en 2.004, fue considerado de tal importancia como lo fue el hallazgo de los
ocres, ya que en general, las conchas fueron datadas en unos 75.000 AP.,
lo que les otorga el doble de edad que la producción humana genérica de
colgantes. Esto, llevó a cuestionamientos acerca de si los colgantes de
Blombos eran una anomalía como para llegar a conclusiones significativas
sobre el comportamiento humano durante el período que nos concierne.
Mientras tanto, las conchas deliberadamente perforadas, algunas de las
cuales fueron coloreadas en color ocre, han sido descubiertas en una
cueva de Taforalt, Marruecos, y han sido datadas en 82.000 AP. Las
excavaciones en la cueva continúan encontrando colgantes de conchas de
unos 86.000 AP. Algunas otras conchas perforadas del norte de África
pueden incluso ser más antiguas. Algo más interesante es que todos estos
colgantes fueron hechos con conchas de Nassarius, como los de Blombos,
al sur de África, y fueron halladas a una distancia de más de 200 Km. del
mar, lo que implica su transporte y probablemente un intercambio o
“comercio”.
       Si bien, los arqueólogos consideran los colgantes como elementos
simbólicos, en las descripciones de los collares, probablemente usan los
                                                                            4
términos “ornamento” o “decoración”, lo que implica que el uso de
colgantes también tuvo un efecto estético. En efecto, las conchas usadas
en el contexto paleolítico, muestran cualidades visuales tales como el color
y la luminosidad. Un patrón repetitivo emerge cuando las cuentas de
tamaño similar se insertan juntas; la alteración del color puede dar otro
patrón también. Las funciones estéticas y simbólicas no se excluyen entre
sí, al contrario, puede fortalecerse mutuamente. Los individuos que
lograron obtener determinados tipos de conchas y eran diestros como para
convertirlas en perlas mediante su perforación, pudieron haber usado esas
posesiones preciosas ellos mismos, como una forma de demostración
visual de autoconciencia. También pudieron presentar esos trabajos ante
otros, por ejemplo en el contexto de un cortejo; ya que esos colgantes
pudieron haber sido instrumento de creación y mantenimiento de
contactos entre grupos. A juzgar por las prácticas del mundo de hoy, vestir
conchas u otros colgantes pudo ser una temprana fórmula de la función
protectora, o servir de talismán para atraer la buena suerte.
       Como algunas de las más antiguas conchas perforadas, cuatro de
las cuentas de Blombos muestran rastros de ocre rojo, un posible
resultado de la coloración deliberada o, tal vez se deba a que se usaron
cohesionados con los cuerpos. El ocre ha sido encontrado en gran
cantidad de sitios arqueológicos africanos, asociado con los humanos
anatómicamente modernos, aunque su uso es anterior a la llegada del
Homo sapiens en al menos unas decenas de miles de años. Algunas piezas
de ocre claramente han sido frotadas contra alguna superficie. Las
investigaciones sugieren que el ocre puede haber sido usado para preparar
el cuero, para cuestiones medicinales, o como un adhesivo. Muchos
arqueólogos realizan una interpretación más “popular” sin embargo,
asumiendo que el ocre fue aplicado especialmente sobre cuerpos humanos
en el contexto de un ritual. Aunque esta interpretación se basa
principalmente en los paralelos con los actuales cazadores-recolectores, es
muy probable que el ocre haya tenido algún tipo de significancia para los
primeros humanos modernos, ya que fue usado en enterramientos, por
ejemplo, atestiguado desde hace 100.000 años.

Representación icónica

      La aplicación de ocre a las superficies pudo también en algún
momento dar lugar a imágenes geométricas y figurativas. La imaginería
figurativa nos muestra lo que puede ser llamado “representación icónica”:
dos o tres representaciones de humanos y animales o, para ser más
precisos, la representación de cosas parecidas (o imaginarias) del mundo
exterior, especialmente fauna, pero también flora, características
topográficas, entornos construidos, y otros objetos realizados por los
humanos.

                                                                           5
Los especialistas parecen estar de acuerdo en que la producción y
percepción tridimensional de imágenes figurativas exige menos habilidad
cognitiva que crear, hacer y percibir imágenes bidimensionales. Para
entender tal fenómeno, debe considerarse nuestro conocimiento presente
acerca de las primeras creaciones humanas de figuraciones o imágenes
icónicas: hasta el momento, no existe evidencia clara de que los primeros
humanos      modernos     en    África   hayan    producido    figuraciones
tridimensionales, a pesar de que hay unos pocos indicadores que avalan
las especulaciones de que tal vez se hayan usado en su construcción
materiales perecederos, sin haberse recuperado, pero de fácil modificación,
como barro, materiales vegetales o incluso madera. De manera similar
para este período, nos falta información de cualquier forma efímera de
modificación de la apariencia del cuerpo, que se pudiera hacer con flores,
plumas o fibras trenzadas, como también peinados o prácticas
relacionadas con el dibujo en (y también posible) con arena.
       Dos controversiales objetos de piedra modificada sirven como
ejemplo de la representación icónica, los dos datan, de hecho, de antes de
la llegada de los anatómicamente humanos modernos que concebimos
actualmente. El primero es un objeto descubierto cerca de la ciudad
marroquí de Tan Tan, hallado en las capas que provisionalmente datan de
entre los 500.000 y 300.000 AP. La llamada “figura de Tan Tan” es una
pequeña piedra que por su forma natural recuerda a la del ser humano.
Algunos de los surcos naturales de esa piedra, son los responsables de su
aspecto antropomórfico (por ejemplo, un surco separa las “piernas”), y
además, parece tener una acentuación artificial, lo que se interpreta como
un intento de mejorar su apariencia humana. De manera interesante,
aparece un pigmento rojo que ha sido aplicado en la superficie del objeto.
El otro hallazgo, la “figura Berekhat Ram” se encontró hace muy poco
tiempo en Israel, en un sitio arqueológico que data de unos 23.3000 AP., y
presenta un caso similar, pero aún más polémico de la actividad semi-o
proto-escultórica.
       Por excepcionales y controversiales que estos objetos pudieran ser,
indican que los homínidos fueron capaces de reconocer características
humanas en objetos naturales. El espécimen más antiguo, es una piedra
erosionada que recuerda la cara de un homínido de unos 3 millones de
años, en un sitio de ocupación en Makapansgat, al sur de África, que
probablemente haya sido traído desde un lugar cercano al cauce de un río.
Dado el desarrollo de la sensibilidad humana hacia la apariencia visual del
cuerpo humano, particularmente en la elección de una pareja, no es de
sorprender que ellos aumentaran la capacidad de modificar los materiales
lo que eventualmente llevó a una mayor elaboración de objetos con
apariencia más humana. La tardía evolución de los homínidos en este tipo
de comportamiento, sin embargo, nos advierte que no debemos pensar
demasiado a la ligera la implicancia de capacidades combinadas.

                                                                          6
Los objetos naturales que sugieren y esbozan formas animales, como
las paredes de las cuevas, parecen haber tenido una atracción similar.
Además de las cuevas pintadas de Europa, tenemos hoy3, evidencia
confiable acerca de una gran pieza de roca hallada en una cueva en
Tsodilo Hills, Botswana, que nos recuerda la forma del cuerpo y la cabeza
de una pitón. La superficie de la roca, muestra cientos de muescas
artificiales que pudieron haber sido hechas para evocar las escamas de la
serpiente. Las muescas parecen haber sido hechas con herramientas de
piedra que también fueron encontradas en la cueva, y que
provisionalmente datan de alrededor de 70.000 AP.

“Fuera de África”

      En algún momento, tal vez, entre los 80.000 y los 60.000 AP., los
humanos modernos dejaron África para colonizar el resto del mundo
(donde pudieron, lentamente, reemplazar a los tempranos humanos, como
al Homo neanderthalensis en Europa y a los descendientes del Homo
erectus en Asia). Siguiendo una trayectoria costera, es probable que en su
migración, los grupos humanos hayan tomado lo que se conoce
actualmente como península arábiga, vía India hasta el sudeste de Asia y
seguir hasta Australia (continente que es muy probable que no hubiera
sido poblado por homínidos). Otros migrantes, con rumbo norte, pudieron
colonizar Eurasia, siguiendo primero, los cursos de los ríos.
      En Australia, donde los humanos modernos arribaron cerca de
50.000 AP., se continuó con el uso de colgantes de concha, que incluyen el
ejemplar encontrado más antiguo, conchas perforadas con dataciones que
van más allá de los 30.000 años atrás. De un tiempo aproximado a esas
últimas dataciones, también se han hallado enterramientos que contienen
huesos humanos cubiertos con ocre. El ocre rojo fue usado también para
lo que se conoce como la evidencia más antigua de pintura en piedra del
mundo: una pieza de roca coloreada en ocre, encontrada en Kimberley, al
noroeste de Australia, región famosa por sus pinturas en piedra, que datan
de cerca de los 40.000 años atrás.
      ¿Esto es ciertamente la primera evidencia que se tiene de humanos
pintando rocas? Si fuera así ¿Pudo esta actividad desarrollarse sólo
después de que los humanos modernos dejaran África? Las pinturas
africanas más antiguas fueron encontradas en una cueva de Namibia,
donde las imágenes de animales aparecen en losas de piedra. Esas
pinturas han sido datadas en aproximadamente 28.000 AP. Los estudios
más recientes sugieren, sin embargo, que las imágenes pueden, en efecto,
tener unos 60.000 años de antigüedad.            Si esto fuera cierto, se
incrementarían las posibilidades de que África fuera el lugar de nacimiento

3
    En 2006.

                                                                          7
de la imaginería figurativa en dos dimensiones. Esto sugiere a la vez, que
la habilidad de producir esa imaginería pudo haber sido parte del
repertorio neurocognitivo de los humanos modernos que se iban yendo de
África (aunque no necesariamente de su comportamiento).
       Para encontrar los ejemplos indiscutibles de imaginería en
tridimensión descubiertos hasta el día de hoy, debemos ir hasta el oeste de
Eurasia. Recientes excavaciones en los niveles más tempranos del sitio
Kostenki, sobre el río Don de la actual Rusia, sugiere que los primeros
humanos modernos que arribaron a esta parte del mundo, lo hicieron hace
45.000 AP. En las excavaciones se encontraron colgantes de conchas y
piezas trabajadas en marfil de mamut que pueden representar cabezas
humanas. Menos ambiguos son los hallazgos recientes de Vogelherd, en el
sudoeste de Alemania, que incluyen una pequeña figura de un mamut
peludo hecha en marfil, y un animal que se interpreta como un león. Estas
figuras datan de entre los 38.000 y los 32.000 AP. De aproximadamente el
mismo período son las figuras descubiertas unos años atrás en la cueva
Hohle Fels, también en el sudoeste alemán. Aquí los arqueólogos
desenterraron tres pequeñas tallas de marfil: las representaciones más
antiguas conocidas de un pájaro, lo que parece ser la cabeza de un
caballo, y una escultura que se interpreta como un teriántropo
(combinación de rasgos felinos y humanos), que es comparado con una
figura de aproximación contemporánea, pero mucho mayor, conocida con
el nombre de “León humano” hallada en 1939 en Hohlenstein Stadel.
       Hasta hace muy poco, las conocidas como figuras Venus del
Paleolítico Superior europeo (representaciones típicas de mujeres
corpulentas u obesas) se pensaban como un fenómeno relativamente
reciente, como su ejemplo más famoso, encontrado en Willendorf en 1908,
y datada en alrededor de 25.000 AP; esta figura de caliza, que entra en la
palma de la mano, está cubierta con ocre rojo. En 2009, sin embargo, los
arqueólogos anunciaron el hallazgo de una figura de marfil que representa
una mujer sin cabeza y de grandes pechos y nalgas, que fue hecha al
menos 35.000 años atrás, y que de hecho, podría ser incluso unos
milenios más antigua. Esta figura, del nivel más antiguo de la cueva Hohle
Fels, es considerada como la más temprana e incuestionable
representación del cuerpo humano conocida. La función y significado de
las figurillas de Venus permanece desconocido, con especulaciones que
van desde ser símbolo de fertilidad hasta tempranas formas de
pornografía.
       Como sus parientes que migraron a Australia, los recién llegados
humanos modernos en Europa no sólo hicieron colgantes de conchas
(como también otros tipos de colgantes y collares) sino que, sus
actividades incluyeron el grabado y la pintura de imágenes en piedra.
Representaciones de animales y diseños geométricos encontradas en la
cueva Chauvet, al sur de Francia, de las que se presume que las más
tempranas son de hace 32.000 años (lo que las hace el doble de antiguas
                                                                          8
que los famosos ejemplos de Lascaux y Altamira), dan testimonio de ello,
como también otros hallazgos. Hasta los primeros años del siglo XX,
Europa era considerada la cuna del comportamiento artístico humano, con
términos usados por los estudiosos como “explosión creativa” para explicar
la aparición de la fabricación de collares, las pinturas y las esculturas en
la región hace 30.000 años.
       Más lejos, en el sitio Mal’ta, al oeste del lago Baikal en Siberia, los
arqueólogos hallaron esculturas de marfil representando formas humanas
y de pájaros, que se estima que son de hace 23.000 años. La mayoría de
las figuras antropomórficas, parecen representar mujeres, algunas usando
ropa. La mayor parte de las esculturas de aves representan pájaros en
vuelo (se interpretan como cisnes, gansos y patos). Como algunas de las
figuras humanas están perforadas, por analogía con las prácticas de los
cazadores-recolectores siberianos de los siglos XIX y XX, las esculturas
perforadas son interpretadas como “ayudantes espirituales”, que se usan
con la vestimenta del chamán.

Interpretación del Arte Paleolítico

       Otras formas de arte paleolítico, también son interpretadas en el
contexto del chamanismo, con especial referencia a la interesante teoría
del comienzo de la producción de imágenes de David Lewis-Williams. La
investigación publicada en su libro La Mente en la caverna. La conciencia y
los orígenes del arte4, sugiere que las imágenes características del arte
paleolítico, a saber, animales y diseños geométricos, encuentran su origen
en alucinaciones o “estados alterados de conciencia”, especialmente de las
experiencias de los “chamanes” en estado de trance (inducidos por
rituales, depravaciones sensoriales, o drogas psicotrópicas), así que las
imágenes humanas primero fueron creadas para "arreglar" las experiencias
alucinatorias chamánicas.
       Al proponer su teoría, Lewis-Williams se basa en las prácticas
chamánicas que se realizan hoy en día en las sociedades de cazadores-
recolectores en todo el mundo. Él, argumenta que los humanos de hoy
tenemos básicamente el mismo cerebro que nuestros antepasados
paleolíticos. Ahora bien, cuando percibimos el mundo, es el cerebro quien
registra las imágenes que experimentamos. El cerebro, puede de hecho,
producir imágenes incluso en ausencia de estímulos visuales externos,
como en las visualizaciones mentales o tal vez más vívidamente en los
sueños u otros estados de conciencia alterados (pero también, por ejemplo,
cuando uno empuja ligeramente el globo ocular, resultando en una
experiencia visual de varias formas geométricas o abstractas de diferentes


4
    Título original: The Mind in the Cave: Consciousness and the Origins of Art (2002)

                                                                                         9
colores, a veces también, experiencias más intensas se observan en gente
que sufre migrañas).
       Las investigaciones también sugieren que las imágenes,
específicamente las de animales, que genera y experimenta el cerebro en
condición de trance, pueden ser interpretadas como correspondientes a un
fenómeno de existencia en otros planos, destellos o visiones en los que se
alcanzan “realidades alternativas” del ser. Ciertamente, Lewis-Williams
argumenta que el cerebro de los humanos modernos no es sólo capaz de
generar por sí mismo las imágenes, sino que también puede recordarlas,
compartirlas y discutirlas con otros, a través del lenguaje verbal, y que las
imágenes visuales sirven de recuerdo de las poderosas experiencias del
chamán cuando “reside en otros reinos”.
       Los rituales chamánicos pueden involucrar no sólo la experiencia
espiritual en forma de animales, sino también, la transformación del
chamán en un ser sólo espiritual. Esto podría arrojar luz sobre la
existencia de imágenes teriantrópicas del arte paleolítico. Algunos
investigadores objetan esta teoría diciendo que no todos los artefactos
interpretados como teriántropos representan la mezcla entre humanos y
animales: el llamado León humano de Hohlenstein Stadel, por ejemplo,
pudo también ser una representación de un oso parado sobre dos patas.
Además, algunas de estas imágenes, que en realidad son bastante raras,
pudieron ser representaciones de humanos disfrazados, pretendiendo ser
un animal en el contexto de caza. Además los estudiosos también arguyen
que la literatura científica sobre alucinaciones no acompaña la teoría
neuropsicológica de Lewis-Williams.
       R. Dale Guthrie, un especialista en biología del Ártico, presenta una
explicación alternativa del arte del Paleolítico Superior aunque no puede
explicar el origen o las precondiciones de la producción humana de
imágenes. Guthrie se centra en la Era de Hielo europea, y propone que las
imágenes de animales en las paredes de las cuevas, y también otros
objetos muebles, son el resultado de la fascinación de sus creadores por la
vida salvaje local. En lucha contra el imperante “paradigma mágico-
religioso” en las investigaciones sobre el arte prehistórico, Guthrie postula
que muchas de las imágenes pueden, de hecho, haber sido creadas por
hombres adolescentes que se inspiraban en lo que él llama “momentos de
testosterona”, como la excitación de la caza o la confrontación con grandes
predadores. Esta perspectiva profana acerca de la producción del arte
paleolítico es también implementada para explicar la imaginería sexual
encontrada frecuentemente en las pinturas de las cuevas, grabados de
piedra y otras expresiones artísticas. Con todo, estos “graffiti” prehistóricos
pueden representar, a través de las imágenes de mujeres y órganos
sexuales femeninos, las fantasías o experiencias de los jóvenes hombres.
La visión de Guthrie comparte elementos con la interpretación
desarrollada por John Onians, quien basa su análisis en recientes
hallazgos neurocientíficos.
                                                                            10
El arte paleolítico siempre ha sido y continúa siendo un campo
fascinante de teorías interpretativas. Un tópico que se debate de manera
recurrente es la pregunta sobre si las tempranas formas de arte tuvieron
una “función adaptativa”, y si el significado del comportamiento artístico
contribuyó con la supervivencia y reproducción de aquellos que la
practicaron. Entre los que defienden la perspectiva adaptacionista del arte,
una distinción puede ser hecha entre aquellas que están a favor de la
explicación del rol del arte en la competición entre individuos
(específicamente por parejas, en cuyo caso el arte pudo servir como medio
de mostrar habilidades y creatividad) y aquellas que argumentan los
beneficios sociales de la presencia de arte, como el efecto en la solidaridad
grupal, cooperación y transmisión intergeneracional de conocimientos (por
ejemplo, realizando mensajes memorables). Los estudiosos que niegan que
el arte pudo tener un valor de adaptación sugieren que su desarrollo es un
subproducto de las capacidades y tendencias desarrolladas en su posible
adaptación, como la habilidad de crear y manipular herramientas y la
innata respuesta positiva a ciertos colores, líneas, formas y temas como la
ayuda a otros para sobrevivir y reproducirse.

El futuro de los estudios del arte paleolítico

      Luego de décadas de relativa negligencia, el arte paleolítico y los
problemas concomitantes sobre sus orígenes, todavía son arduamente
debatidos por especialistas de un número cada vez mayor de disciplinas,
incluyendo la arqueología, la historia del arte y la antropología, como
también la biología evolucionista y las neurociencias. Mientras los nuevos
descubrimientos arqueológicos son publicados a una velocidad creciente,
los grupos interdisciplinares de estudiosos están aportando nuevas
herramientas conceptuales, marcos interpretativos y métodos de
investigación que influyen en un conjunto fundamental de
cuestionamientos para la historia mundial: ¿Cuándo y dónde los seres
humanos comenzaron a crear y usar las artes visuales? ¿Qué condiciones
hicieron posible ese comportamiento (físico, mental, social y cultural)?
¿Por qué este comportamiento artístico fue mantenido por la historia
humana? ¿Cómo el arte se convirtió en parte integral de nuestra
existencia?


Referencias (en original)

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       and implications for the dispersal of modern humans. Science, 315(5819),
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  • 1. UNLP-FBA Historia de las Artes Visuales I Arte paleolítico1 Wilfried Van Damme Leiden University/Ghent University Traducción: Mercedes Zubiaurre Abstract: A la luz de los recientes descubrimientos arqueológicos en África, cada vez mayor número de académicos, está reviviendo el interés por el arte paleolítico (de la Edad de Piedra). La dirección de sus debates es, fundamentalmente, en cuestiones relativas a la historia del mundo. Incluye los orígenes de la creación artística, las condiciones físicas, mentales, sociales y culturales que lo hicieron posible; y el hecho de que esa práctica no sólo ha perdurado, sino que, también es parte integral de nuestra existencia. Los humanos, practicaron las artes visuales en todos los lugares del mundo que habitaron. Por ello, y en el contexto de la historia mundial, las tempranas manifestaciones del arte paleolítico, merecen nuestra atención. Las preguntas básicas de cuándo o cómo las artes visuales llegaron a tener tanto interés entre los estudiosos de la historia del arte, la arqueología y la antropología comienzan en las primeras décadas del 1900. Pero, durante casi todo el siglo XX, las discusiones acerca de las tempranas formas de arte fueron relegadas a los márgenes de los estudios académicos, en parte, debido al alto grado de especulación de varias de las teorías que lo abordaban. Hoy, las preguntas concernientes al arte paleolítico se convierten nuevamente en tópico, aunque siguen apareciendo rasgos especulativos. El ímpetu por rejuvenecer el campo, fue a partir de los descubrimientos arqueológicos, recientemente hechos en África. Esos descubrimientos nos llevaron a reconsiderar completamente el temprano comportamiento artístico en términos de tiempo y lugar. Varias de las nuevas teorías, intentan explicar la emergencia de la creación artística, para añadirle emoción al campo disciplinar. Este artículo introduce algunos de los nuevos avances en el estudio del arte Paleolítico. 1 Título original: Art – Paleolithic, En: Encyclopedia of World History, ed. W. McNeill et al., I: 239-47 Great Barrington, MA: Berkshire Publishing, 2010. 1
  • 2. El comienzo de la Estética y su significado El Paleolítico, o la Edad de Piedra, comenzó cuando los humanos construyeron herramientas de piedra, hace cerca de 2.5 millones de años. El historiador del arte David Summers, ha sugerido provocativamente que la historia del arte, también, comenzó en ese momento. Sea lo que sea, teoriza, el arte se refiere a algo que fue hecho, y es un ejemplo de lo que él, llama “factura”. Por rudimentarias que pudieran ser las primeras herramientas de piedra del este de África, ese primer material no presenta evidencia de una capacidad humana para transformar el medio, sino que en este caso, se trabajaban las piedras percutiéndolas con otras para darles forma. Emplear el calificativo arte, generalmente, implica características adicionales, sean estéticas o significativas, y a menudo, ambas. Para que un objeto se considere “estético”, debe tener un aspecto cautivador. El comportamiento visual artístico entonces, se refiere a aquellas actividades de modificación de cuerpos u objetos con el fin de darles un mayor interés visual mediante la forma, el color o la línea. Cuando se enfatiza en el “significado”, requerimos en el objeto artístico un contenido referencial (que puede ser cautivador en sí mismo). El comportamiento artístico, entonces, se refiere a actividades como el dibujo, la pintura, la escultura o a creaciones visuales que estimulen la evocación perceptual y/o referencias semánticas –un pájaro, una deidad, el concepto de “decena” y así podríamos seguir- en el espectador humano. Claramente, los límites entre estos dos conjuntos analíticos de actividades son difíciles, si no imposibles de establecer, como cuando la modificación de la apariencia del cuerpo humano implica efectos tanto estéticos como simbólicos del estatus social, o cuando la representación visual de una deidad la hace parecer tanto más bella o más temible como sea posible. Desde hace 1.4 millones de años, los tempranos humanos comenzaron a producir un nuevo tipo de herramienta de piedra, las llamadas hachas de mano. Y alrededor de 500000 o 400000 AP2., algunos de esos artefactos con forma de pera, comenzaron a ser hechos con una sorprendente simetría, tanto en su cara frontal como en sus perfiles. A pesar de que dicha simetría en los objetos permitió que fueran manejados 2 N. T.: La sigla AP define un tipo de cronología que hace referencia a la datación con respecto al presente: AP es Antes del presente, como AC es Antes de Cristo. En cualquier caso, la diferencia entre las dos fórmulas de datación es la cantidad de años de nuestra era. 2
  • 3. de manera más cómoda, algunos estudiosos argumentan, que el diseño simétrico va más allá de los requerimientos utilitarios e introdujeron el elemento estético. Además, el material con que fueron hechos, parece haber sido cuidadosamente elegido, en parte por su efecto visual (frecuentemente con piedras brillantes y con agregados de fósiles en el centro de los productos terminados. A pesar de que nunca estaremos seguros del impacto que estos objetos tuvieron en sus espectadores contemporáneos, las hachas de mano simétricas son las primeras evidencias de la tendencia humana a crear objetos que estimularan la atención a las cualidades visuales. Estas hachas de mano, sin embargo, ya estaban desapareciendo del registro arqueológico cuando los “anatómicamente humanos modernos” surgieron en África cerca de 200.000 AP. La creación y uso del arte, está especialmente asociado a esta nueva especie, el Homo sapiens. Aunque, recientes investigaciones sugieran que, solamente unos 30.000 años atrás, los humanos modernos desarrollaron la “ornamentación y el arte personal” luego de arribar a Europa, nueva evidencia, cuestiona esta hipótesis. Hallazgos en la Cueva de Blombos Los hallazgos realizados en la Cueva de Blombos, un sitio costero en la franja meridional del continente africano, son centrales para las discusiones presentes sobre el comportamiento artístico. Las excavaciones hechas por Christopher Henshilwood dieron, entre otras cosas, con una pieza de ocre aplanado con marcas de líneas incisas. Cuando el descubrimiento fue anunciado en el 2011 –la pieza grabada de Blombos data de alrededor de 75000 AP.- los arqueólogos consideraron que ello era un ejemplo incuestionable de los primeros patrones geométricos realizados por el hombre. Este descubrimiento, llamó la atención en la prensa popular: los titulares de los diarios aclamaron el ocre de Blombos como “el objeto de arte más antiguo del mundo”, y afirmaron eso porque el hallazgo fue un gran hito para la historia del arte –una afirmación que hace referencia a las figuraciones pintadas en la Cueva de Chauvet, en el sur de Francia, que se estima que fueron hechas hace 32.000 años. Mientras tanto, en 2009, fueron publicados otros hallazgos en Blombos de piezas de ocre grabadas, que datarían de alrededor de 100.000 AP. No podemos saber si los patrones geométricos de Blombos fueron creados para “agradar” al ojo. Los estudiosos observan, sin embargo, que con el fin de darle sentido a su entorno visual, los humanos desarrollaron una sensibilidad hacia las líneas rectas y los patrones repetitivos. Versiones purificadas sobre estas características geométricas pudieron híper-estimular el cerebro e incrementar el placer que sigue a la detección visual de la regularidad. La respuesta innata del cerebro a los patrones visuales puede entonces aclarar el por qué los humanos empezaron a crear 3
  • 4. diseños geométricos, una vez que las capacidades motoras y mentales fueron desarrolladas. Algunos eruditos, sin embargo, ven los patrones geométricos de Blombos predominantemente en términos de simbolismo, como una forma intencional de referenciación visual que pudo representar un mayor paso en la evolución cognitiva, especialmente si las relaciones entre significante y significado fue establecida de manera convencional o con bases arbitrarias (eso es, cuando es “puramente simbólica”). Si bien aquello a los que los diseños quisieron referir permanece poco claro, el simbolismo puede demostrar que la gente de Blombos era capaz de “pensamientos abstractos”, y que ellos podían almacenar, como también recuperar, información fuera de su cerebro. Las capacidades mentales evolucionaron en ellos de tal manera que podemos presuponer la existencia de un lenguaje sintáctico, no tanto porque es simbólicamente similar, sino porque el lenguaje pudo ser un requerimiento para establecer vínculos entre lo grabado y su significado. Quienes adhieren a la lectura simbólica de los ocres de Blombos, también ponen atención en otros hallazgos de la cueva: unas cuarenta conchas de estuario deliberadamente perforadas (Nassarius kraussianus) que muestran signos de haber sido insertadas y usadas como colgantes. Los arqueólogos, inspirados por estudios de la etnografía, consideran casi universalmente, esos colgantes como símbolos y elementos de énfasis de roles sociales e identidades tanto individuales como colectivas. Los colgantes pudieron ser un signo de reconocimiento etario, grupos familiares o estado marital, es decir, como marca visual de diferenciación social. Cuando se anunció el descubrimiento de las conchas de Blombos, en 2.004, fue considerado de tal importancia como lo fue el hallazgo de los ocres, ya que en general, las conchas fueron datadas en unos 75.000 AP., lo que les otorga el doble de edad que la producción humana genérica de colgantes. Esto, llevó a cuestionamientos acerca de si los colgantes de Blombos eran una anomalía como para llegar a conclusiones significativas sobre el comportamiento humano durante el período que nos concierne. Mientras tanto, las conchas deliberadamente perforadas, algunas de las cuales fueron coloreadas en color ocre, han sido descubiertas en una cueva de Taforalt, Marruecos, y han sido datadas en 82.000 AP. Las excavaciones en la cueva continúan encontrando colgantes de conchas de unos 86.000 AP. Algunas otras conchas perforadas del norte de África pueden incluso ser más antiguas. Algo más interesante es que todos estos colgantes fueron hechos con conchas de Nassarius, como los de Blombos, al sur de África, y fueron halladas a una distancia de más de 200 Km. del mar, lo que implica su transporte y probablemente un intercambio o “comercio”. Si bien, los arqueólogos consideran los colgantes como elementos simbólicos, en las descripciones de los collares, probablemente usan los 4
  • 5. términos “ornamento” o “decoración”, lo que implica que el uso de colgantes también tuvo un efecto estético. En efecto, las conchas usadas en el contexto paleolítico, muestran cualidades visuales tales como el color y la luminosidad. Un patrón repetitivo emerge cuando las cuentas de tamaño similar se insertan juntas; la alteración del color puede dar otro patrón también. Las funciones estéticas y simbólicas no se excluyen entre sí, al contrario, puede fortalecerse mutuamente. Los individuos que lograron obtener determinados tipos de conchas y eran diestros como para convertirlas en perlas mediante su perforación, pudieron haber usado esas posesiones preciosas ellos mismos, como una forma de demostración visual de autoconciencia. También pudieron presentar esos trabajos ante otros, por ejemplo en el contexto de un cortejo; ya que esos colgantes pudieron haber sido instrumento de creación y mantenimiento de contactos entre grupos. A juzgar por las prácticas del mundo de hoy, vestir conchas u otros colgantes pudo ser una temprana fórmula de la función protectora, o servir de talismán para atraer la buena suerte. Como algunas de las más antiguas conchas perforadas, cuatro de las cuentas de Blombos muestran rastros de ocre rojo, un posible resultado de la coloración deliberada o, tal vez se deba a que se usaron cohesionados con los cuerpos. El ocre ha sido encontrado en gran cantidad de sitios arqueológicos africanos, asociado con los humanos anatómicamente modernos, aunque su uso es anterior a la llegada del Homo sapiens en al menos unas decenas de miles de años. Algunas piezas de ocre claramente han sido frotadas contra alguna superficie. Las investigaciones sugieren que el ocre puede haber sido usado para preparar el cuero, para cuestiones medicinales, o como un adhesivo. Muchos arqueólogos realizan una interpretación más “popular” sin embargo, asumiendo que el ocre fue aplicado especialmente sobre cuerpos humanos en el contexto de un ritual. Aunque esta interpretación se basa principalmente en los paralelos con los actuales cazadores-recolectores, es muy probable que el ocre haya tenido algún tipo de significancia para los primeros humanos modernos, ya que fue usado en enterramientos, por ejemplo, atestiguado desde hace 100.000 años. Representación icónica La aplicación de ocre a las superficies pudo también en algún momento dar lugar a imágenes geométricas y figurativas. La imaginería figurativa nos muestra lo que puede ser llamado “representación icónica”: dos o tres representaciones de humanos y animales o, para ser más precisos, la representación de cosas parecidas (o imaginarias) del mundo exterior, especialmente fauna, pero también flora, características topográficas, entornos construidos, y otros objetos realizados por los humanos. 5
  • 6. Los especialistas parecen estar de acuerdo en que la producción y percepción tridimensional de imágenes figurativas exige menos habilidad cognitiva que crear, hacer y percibir imágenes bidimensionales. Para entender tal fenómeno, debe considerarse nuestro conocimiento presente acerca de las primeras creaciones humanas de figuraciones o imágenes icónicas: hasta el momento, no existe evidencia clara de que los primeros humanos modernos en África hayan producido figuraciones tridimensionales, a pesar de que hay unos pocos indicadores que avalan las especulaciones de que tal vez se hayan usado en su construcción materiales perecederos, sin haberse recuperado, pero de fácil modificación, como barro, materiales vegetales o incluso madera. De manera similar para este período, nos falta información de cualquier forma efímera de modificación de la apariencia del cuerpo, que se pudiera hacer con flores, plumas o fibras trenzadas, como también peinados o prácticas relacionadas con el dibujo en (y también posible) con arena. Dos controversiales objetos de piedra modificada sirven como ejemplo de la representación icónica, los dos datan, de hecho, de antes de la llegada de los anatómicamente humanos modernos que concebimos actualmente. El primero es un objeto descubierto cerca de la ciudad marroquí de Tan Tan, hallado en las capas que provisionalmente datan de entre los 500.000 y 300.000 AP. La llamada “figura de Tan Tan” es una pequeña piedra que por su forma natural recuerda a la del ser humano. Algunos de los surcos naturales de esa piedra, son los responsables de su aspecto antropomórfico (por ejemplo, un surco separa las “piernas”), y además, parece tener una acentuación artificial, lo que se interpreta como un intento de mejorar su apariencia humana. De manera interesante, aparece un pigmento rojo que ha sido aplicado en la superficie del objeto. El otro hallazgo, la “figura Berekhat Ram” se encontró hace muy poco tiempo en Israel, en un sitio arqueológico que data de unos 23.3000 AP., y presenta un caso similar, pero aún más polémico de la actividad semi-o proto-escultórica. Por excepcionales y controversiales que estos objetos pudieran ser, indican que los homínidos fueron capaces de reconocer características humanas en objetos naturales. El espécimen más antiguo, es una piedra erosionada que recuerda la cara de un homínido de unos 3 millones de años, en un sitio de ocupación en Makapansgat, al sur de África, que probablemente haya sido traído desde un lugar cercano al cauce de un río. Dado el desarrollo de la sensibilidad humana hacia la apariencia visual del cuerpo humano, particularmente en la elección de una pareja, no es de sorprender que ellos aumentaran la capacidad de modificar los materiales lo que eventualmente llevó a una mayor elaboración de objetos con apariencia más humana. La tardía evolución de los homínidos en este tipo de comportamiento, sin embargo, nos advierte que no debemos pensar demasiado a la ligera la implicancia de capacidades combinadas. 6
  • 7. Los objetos naturales que sugieren y esbozan formas animales, como las paredes de las cuevas, parecen haber tenido una atracción similar. Además de las cuevas pintadas de Europa, tenemos hoy3, evidencia confiable acerca de una gran pieza de roca hallada en una cueva en Tsodilo Hills, Botswana, que nos recuerda la forma del cuerpo y la cabeza de una pitón. La superficie de la roca, muestra cientos de muescas artificiales que pudieron haber sido hechas para evocar las escamas de la serpiente. Las muescas parecen haber sido hechas con herramientas de piedra que también fueron encontradas en la cueva, y que provisionalmente datan de alrededor de 70.000 AP. “Fuera de África” En algún momento, tal vez, entre los 80.000 y los 60.000 AP., los humanos modernos dejaron África para colonizar el resto del mundo (donde pudieron, lentamente, reemplazar a los tempranos humanos, como al Homo neanderthalensis en Europa y a los descendientes del Homo erectus en Asia). Siguiendo una trayectoria costera, es probable que en su migración, los grupos humanos hayan tomado lo que se conoce actualmente como península arábiga, vía India hasta el sudeste de Asia y seguir hasta Australia (continente que es muy probable que no hubiera sido poblado por homínidos). Otros migrantes, con rumbo norte, pudieron colonizar Eurasia, siguiendo primero, los cursos de los ríos. En Australia, donde los humanos modernos arribaron cerca de 50.000 AP., se continuó con el uso de colgantes de concha, que incluyen el ejemplar encontrado más antiguo, conchas perforadas con dataciones que van más allá de los 30.000 años atrás. De un tiempo aproximado a esas últimas dataciones, también se han hallado enterramientos que contienen huesos humanos cubiertos con ocre. El ocre rojo fue usado también para lo que se conoce como la evidencia más antigua de pintura en piedra del mundo: una pieza de roca coloreada en ocre, encontrada en Kimberley, al noroeste de Australia, región famosa por sus pinturas en piedra, que datan de cerca de los 40.000 años atrás. ¿Esto es ciertamente la primera evidencia que se tiene de humanos pintando rocas? Si fuera así ¿Pudo esta actividad desarrollarse sólo después de que los humanos modernos dejaran África? Las pinturas africanas más antiguas fueron encontradas en una cueva de Namibia, donde las imágenes de animales aparecen en losas de piedra. Esas pinturas han sido datadas en aproximadamente 28.000 AP. Los estudios más recientes sugieren, sin embargo, que las imágenes pueden, en efecto, tener unos 60.000 años de antigüedad. Si esto fuera cierto, se incrementarían las posibilidades de que África fuera el lugar de nacimiento 3 En 2006. 7
  • 8. de la imaginería figurativa en dos dimensiones. Esto sugiere a la vez, que la habilidad de producir esa imaginería pudo haber sido parte del repertorio neurocognitivo de los humanos modernos que se iban yendo de África (aunque no necesariamente de su comportamiento). Para encontrar los ejemplos indiscutibles de imaginería en tridimensión descubiertos hasta el día de hoy, debemos ir hasta el oeste de Eurasia. Recientes excavaciones en los niveles más tempranos del sitio Kostenki, sobre el río Don de la actual Rusia, sugiere que los primeros humanos modernos que arribaron a esta parte del mundo, lo hicieron hace 45.000 AP. En las excavaciones se encontraron colgantes de conchas y piezas trabajadas en marfil de mamut que pueden representar cabezas humanas. Menos ambiguos son los hallazgos recientes de Vogelherd, en el sudoeste de Alemania, que incluyen una pequeña figura de un mamut peludo hecha en marfil, y un animal que se interpreta como un león. Estas figuras datan de entre los 38.000 y los 32.000 AP. De aproximadamente el mismo período son las figuras descubiertas unos años atrás en la cueva Hohle Fels, también en el sudoeste alemán. Aquí los arqueólogos desenterraron tres pequeñas tallas de marfil: las representaciones más antiguas conocidas de un pájaro, lo que parece ser la cabeza de un caballo, y una escultura que se interpreta como un teriántropo (combinación de rasgos felinos y humanos), que es comparado con una figura de aproximación contemporánea, pero mucho mayor, conocida con el nombre de “León humano” hallada en 1939 en Hohlenstein Stadel. Hasta hace muy poco, las conocidas como figuras Venus del Paleolítico Superior europeo (representaciones típicas de mujeres corpulentas u obesas) se pensaban como un fenómeno relativamente reciente, como su ejemplo más famoso, encontrado en Willendorf en 1908, y datada en alrededor de 25.000 AP; esta figura de caliza, que entra en la palma de la mano, está cubierta con ocre rojo. En 2009, sin embargo, los arqueólogos anunciaron el hallazgo de una figura de marfil que representa una mujer sin cabeza y de grandes pechos y nalgas, que fue hecha al menos 35.000 años atrás, y que de hecho, podría ser incluso unos milenios más antigua. Esta figura, del nivel más antiguo de la cueva Hohle Fels, es considerada como la más temprana e incuestionable representación del cuerpo humano conocida. La función y significado de las figurillas de Venus permanece desconocido, con especulaciones que van desde ser símbolo de fertilidad hasta tempranas formas de pornografía. Como sus parientes que migraron a Australia, los recién llegados humanos modernos en Europa no sólo hicieron colgantes de conchas (como también otros tipos de colgantes y collares) sino que, sus actividades incluyeron el grabado y la pintura de imágenes en piedra. Representaciones de animales y diseños geométricos encontradas en la cueva Chauvet, al sur de Francia, de las que se presume que las más tempranas son de hace 32.000 años (lo que las hace el doble de antiguas 8
  • 9. que los famosos ejemplos de Lascaux y Altamira), dan testimonio de ello, como también otros hallazgos. Hasta los primeros años del siglo XX, Europa era considerada la cuna del comportamiento artístico humano, con términos usados por los estudiosos como “explosión creativa” para explicar la aparición de la fabricación de collares, las pinturas y las esculturas en la región hace 30.000 años. Más lejos, en el sitio Mal’ta, al oeste del lago Baikal en Siberia, los arqueólogos hallaron esculturas de marfil representando formas humanas y de pájaros, que se estima que son de hace 23.000 años. La mayoría de las figuras antropomórficas, parecen representar mujeres, algunas usando ropa. La mayor parte de las esculturas de aves representan pájaros en vuelo (se interpretan como cisnes, gansos y patos). Como algunas de las figuras humanas están perforadas, por analogía con las prácticas de los cazadores-recolectores siberianos de los siglos XIX y XX, las esculturas perforadas son interpretadas como “ayudantes espirituales”, que se usan con la vestimenta del chamán. Interpretación del Arte Paleolítico Otras formas de arte paleolítico, también son interpretadas en el contexto del chamanismo, con especial referencia a la interesante teoría del comienzo de la producción de imágenes de David Lewis-Williams. La investigación publicada en su libro La Mente en la caverna. La conciencia y los orígenes del arte4, sugiere que las imágenes características del arte paleolítico, a saber, animales y diseños geométricos, encuentran su origen en alucinaciones o “estados alterados de conciencia”, especialmente de las experiencias de los “chamanes” en estado de trance (inducidos por rituales, depravaciones sensoriales, o drogas psicotrópicas), así que las imágenes humanas primero fueron creadas para "arreglar" las experiencias alucinatorias chamánicas. Al proponer su teoría, Lewis-Williams se basa en las prácticas chamánicas que se realizan hoy en día en las sociedades de cazadores- recolectores en todo el mundo. Él, argumenta que los humanos de hoy tenemos básicamente el mismo cerebro que nuestros antepasados paleolíticos. Ahora bien, cuando percibimos el mundo, es el cerebro quien registra las imágenes que experimentamos. El cerebro, puede de hecho, producir imágenes incluso en ausencia de estímulos visuales externos, como en las visualizaciones mentales o tal vez más vívidamente en los sueños u otros estados de conciencia alterados (pero también, por ejemplo, cuando uno empuja ligeramente el globo ocular, resultando en una experiencia visual de varias formas geométricas o abstractas de diferentes 4 Título original: The Mind in the Cave: Consciousness and the Origins of Art (2002) 9
  • 10. colores, a veces también, experiencias más intensas se observan en gente que sufre migrañas). Las investigaciones también sugieren que las imágenes, específicamente las de animales, que genera y experimenta el cerebro en condición de trance, pueden ser interpretadas como correspondientes a un fenómeno de existencia en otros planos, destellos o visiones en los que se alcanzan “realidades alternativas” del ser. Ciertamente, Lewis-Williams argumenta que el cerebro de los humanos modernos no es sólo capaz de generar por sí mismo las imágenes, sino que también puede recordarlas, compartirlas y discutirlas con otros, a través del lenguaje verbal, y que las imágenes visuales sirven de recuerdo de las poderosas experiencias del chamán cuando “reside en otros reinos”. Los rituales chamánicos pueden involucrar no sólo la experiencia espiritual en forma de animales, sino también, la transformación del chamán en un ser sólo espiritual. Esto podría arrojar luz sobre la existencia de imágenes teriantrópicas del arte paleolítico. Algunos investigadores objetan esta teoría diciendo que no todos los artefactos interpretados como teriántropos representan la mezcla entre humanos y animales: el llamado León humano de Hohlenstein Stadel, por ejemplo, pudo también ser una representación de un oso parado sobre dos patas. Además, algunas de estas imágenes, que en realidad son bastante raras, pudieron ser representaciones de humanos disfrazados, pretendiendo ser un animal en el contexto de caza. Además los estudiosos también arguyen que la literatura científica sobre alucinaciones no acompaña la teoría neuropsicológica de Lewis-Williams. R. Dale Guthrie, un especialista en biología del Ártico, presenta una explicación alternativa del arte del Paleolítico Superior aunque no puede explicar el origen o las precondiciones de la producción humana de imágenes. Guthrie se centra en la Era de Hielo europea, y propone que las imágenes de animales en las paredes de las cuevas, y también otros objetos muebles, son el resultado de la fascinación de sus creadores por la vida salvaje local. En lucha contra el imperante “paradigma mágico- religioso” en las investigaciones sobre el arte prehistórico, Guthrie postula que muchas de las imágenes pueden, de hecho, haber sido creadas por hombres adolescentes que se inspiraban en lo que él llama “momentos de testosterona”, como la excitación de la caza o la confrontación con grandes predadores. Esta perspectiva profana acerca de la producción del arte paleolítico es también implementada para explicar la imaginería sexual encontrada frecuentemente en las pinturas de las cuevas, grabados de piedra y otras expresiones artísticas. Con todo, estos “graffiti” prehistóricos pueden representar, a través de las imágenes de mujeres y órganos sexuales femeninos, las fantasías o experiencias de los jóvenes hombres. La visión de Guthrie comparte elementos con la interpretación desarrollada por John Onians, quien basa su análisis en recientes hallazgos neurocientíficos. 10
  • 11. El arte paleolítico siempre ha sido y continúa siendo un campo fascinante de teorías interpretativas. Un tópico que se debate de manera recurrente es la pregunta sobre si las tempranas formas de arte tuvieron una “función adaptativa”, y si el significado del comportamiento artístico contribuyó con la supervivencia y reproducción de aquellos que la practicaron. Entre los que defienden la perspectiva adaptacionista del arte, una distinción puede ser hecha entre aquellas que están a favor de la explicación del rol del arte en la competición entre individuos (específicamente por parejas, en cuyo caso el arte pudo servir como medio de mostrar habilidades y creatividad) y aquellas que argumentan los beneficios sociales de la presencia de arte, como el efecto en la solidaridad grupal, cooperación y transmisión intergeneracional de conocimientos (por ejemplo, realizando mensajes memorables). Los estudiosos que niegan que el arte pudo tener un valor de adaptación sugieren que su desarrollo es un subproducto de las capacidades y tendencias desarrolladas en su posible adaptación, como la habilidad de crear y manipular herramientas y la innata respuesta positiva a ciertos colores, líneas, formas y temas como la ayuda a otros para sobrevivir y reproducirse. El futuro de los estudios del arte paleolítico Luego de décadas de relativa negligencia, el arte paleolítico y los problemas concomitantes sobre sus orígenes, todavía son arduamente debatidos por especialistas de un número cada vez mayor de disciplinas, incluyendo la arqueología, la historia del arte y la antropología, como también la biología evolucionista y las neurociencias. Mientras los nuevos descubrimientos arqueológicos son publicados a una velocidad creciente, los grupos interdisciplinares de estudiosos están aportando nuevas herramientas conceptuales, marcos interpretativos y métodos de investigación que influyen en un conjunto fundamental de cuestionamientos para la historia mundial: ¿Cuándo y dónde los seres humanos comenzaron a crear y usar las artes visuales? ¿Qué condiciones hicieron posible ese comportamiento (físico, mental, social y cultural)? ¿Por qué este comportamiento artístico fue mantenido por la historia humana? ¿Cómo el arte se convirtió en parte integral de nuestra existencia? Referencias (en original)  Anikovich, M.V., et al. (2007). Early upper Paleolithic in Eastern Europe and implications for the dispersal of modern humans. Science, 315(5819), 223–226.  Bahn, P. G., & Vertut, J. (2001). Journey through the Ice Age. Los Angeles: University of California Press. 11
  • 12. Balme, J. & Morse, K. (2006). Shell beads and social behaviour in Pleistocene Australia. Antiquity, 80, 799–811.  Bednarik, R. G. (2003). A figurine from the African Acheulian. Current Anthropology, 44(3), 405–413.  Bouzouggar, A., et al. (2007). 82,000-year-old beads from North Africa and the implications for the origins of modern human behavior. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 104, 9964–9969.  Clottes, J. (2003). Return to Chauvet Cave: Excavating the birthplace of art. London: Thames and Hudson.  Conard, N. J. (2003). Palaeolithic ivory sculptures from south-western Germany and the origins of figurative art. Nature, 426(6965), 830–832.  Conard, N. J. (2009). A female figurine from the basal Aurignacian of Hohle Fels Cave in southwestern Germany. Nature 459(7244), 248–252.  Dart, Raymond A. (1974). The waterworn pebble of many faces from Makapansgat. South African Journal of Science, 70(6), 167–169.  d’Errico, F.; Henshilwood, C. S.; & Nilssen, P. (2005). Nassarius kraussianus shell beads from Blombos Cave: Evidence for symbolic behavior in the Middle Stone Age. Journal of Human Evolution, 48(1), 3–24.  Dissanayake, E. (2008). The arts after Darwin: Does art have an origin and adaptive function? In K. Zijlmans and W.  van Damme (Eds.), World art studies: Exploring concepts and approaches (pp. 241–263). Amsterdam: Valiz.  Guthrie, R. D. (2005). The nature of Paleolithic art. Chicago: University of Chicago Press.  Henshilwood, C. S., et al. (2002). Emergence of modern human behaviour: Middle Stone Age engravings from South Africa. Science, 295(5558), 1278– 1280.  Henshilwood, C. S.; d’Errico, F.; & Watts, I. (2009). Engraved ochres from the Middle Stone Age levels at Blombos Cave, South Africa. Journal of Human Evolution, 57(1), 27–47.  Hodgson, D. (2006a). Understanding the origins of paleoart: The neurovisual resonance theory and brain functioning. PaleoAnthropology 2006, 54–67.  Hodgson, D. (2006b). Altered states of consciousness and palaeoart: An alternative neurovisual explanation. Cambridge Archaeological Journal, 16(1), 27–37.  Lewis-Williams, D. (2002). The mind in the cave: Consciousness and the origins of art. London: Thames and Hudson.  McBrearthy, S. and Brooks, A. S. (2000). The revolution that wasn’t: A new interpretation of the origin of modern human behavior. Journal of Human Evolution, 39(5): 453–563.  Mithen, S. (2003). Handaxes: The first aesthetic artifacts. In E. Voland and K. Grammer (Eds.), Evolutionary Aesthetics (pp. 261–275). Berlin: Springer.  Morwood, M. J. (2002). Visions of the past: The archaeology of Australian Aboriginal art. London: Allen and Unwin. 12
  • 13. Onians, J. (2008). Neuroarthistory: Making more sense of art. In K. Zijlmans and W. van Damme (Eds.), World Art Studies: Exploring concepts and approaches (pp. 265–286). Amsterdam: Valiz.  Schlesier, K. H. (2001). More on the “Venus” figurines. Current Anthropology, 42(3), 410–412.  Summers, D. (2003). Real spaces: World art history and the rise of Western modernism. London: Phaidon.  White, R. (2003). Prehistoric art: The symbolic journey of humankind. New York: Harry N. Abrams. 13