1. Ítalo Calvino. Cómo escribo
27 Escribo a mano y hago muchas, muchas correcciones. Diría que tacho Minicuento 1
más de lo que escribo. Tengo que buscar cada palabra cuando hablo, y
¿Qué significa existir en una forma? experimento la misma dificultad cuando escribo. Después hago una cantidad de
Tenía miedo a
(Damos vueltas y vueltas, todos adiciones, interpolaciones, con una caligrafía diminuta.
Me gustaría trabajar todos los días. Pero a la mañana invento todo tipo morir, pero
/nosotros, para volver siempre
al mismo sitio.)
de excusas para no trabajar: tengo que salir, hacer alguna compra, comprar los verlos arder
periódicos. Por lo general, me las arreglo para desperdiciar la mañana, así que
junto a él, aquí
termino escribiendo de tarde. Soy un escritor diurno, pero como desperdicio la
Si nada se desarrollara más allá que mañana, me he convertido en un escritor vespertino. Podría escribir de noche, en el infierno, es
/la almeja en su concha pero cuando lo hago no duermo. Así que trato de evitarlo. el mejor de los
dura, ya bastaría. Siempre tengo una cantidad de proyectos. Tengo una lista de alrededor
cielos que jamás
Mi ser no es una concha dura. de veinte libros que me gustarían escribir, pero después llega el momento de
Poseo instantáneos conductores por decidir que voy a escribir ese libro. le hubieran
/todo mi cuerpo, que Cuando escribo un libro que es pura invención, siento un anhelo de prometido.
reaccionan cuando me muevo o escribir de un modo que trate directamente la vida cotidiana, mis actividades e
ideas. En ese momento, el libro que me gustaría escribir no es el que estoy
/reposo. Carmen Romero
escribiendo. Por otra parte, cuando estoy escribiendo algo muy autobiográfico,
ligado a las particularidades de la vida cotidiana, mi deseo va en dirección
Se apoderan de cada objeto y lo opuesta. El libro se convierte en uno de invención, sin relación aparente conmigo
/llevan inofensivamente por mismo y, tal vez por esa misma razón, más sincero.
todo mi ser.
Poema de dos letras
Me basta con agitar, presionar y
/palpar con los dedos para ser Siento que te pierdes en páginas sensibles
feliz. Y te encuentro en la aspereza del grisáceo del carboncillo que pinta tu silueta
Tocar un cuerpo ajeno con el mío es Obstruida por la combinación tónica, naufrago perdiendo en la inamovilidad tropical
/casi lo más que soy capaz Entonces me quedo inerte, ante el deseo inherente de no querer olvidarte
de resistir. Te olvido en un sitio, pero de la nada me apareces en cualquier parte
Y perdido en tu ausencia, me regocijo en la pluma de tu vista pueril
tu rostro de seda y sonrisa de muñeca
Hojas de Hierba
Walt Whitman
como siempre…te vas y me dejas
me deja el orgullo 11/2009 REFUGIO DE
Texto leído en el recital poético del 28 de
me espera aún la esperanza
después de ti LUZ
desenfrenado hostigamiento se consume el último suspiro de la rememorada clase invernal que congela las razones cardiacas de cada minuto
octubre: “Versos Brujos” por los
participantes del seminario “La voz del
cuerpo poético”
y termino siempre engarbullado entre las sabanas de huida, en medio de la tormenta que a diario me golpea
en la realidad mojada de mi rostro ONCE
Juan Carlos Aguilera Diraidi Rondón
2. LOGRAMOS SALVAR A TODOS ESPÍRITUS DE LOS MUERTOS
II II
Julia tiene veinte años, una cicatriz en la cadera y ocho mil bolívares en Sé silencioso en esa soledad
el bolsillo trasero de su jean. Sus bolsillos delanteros siempre van cargados de Que no es tristeza de aislamiento, porque
papelitos que Julia aprieta en sus manos y guarda cuando consigue uno nuevo y /entonces
mejor. La cicatriz le quedó hace 4 años, cuando se cayó intentando patinar de Los espíritus de los muertos que estuvieron
nuevo. Julia tiene, además, dos ojos negros enormes a los que sabe dar matices /en la vida antes que tú, están otra vez
púrpura y hacer de ellos sus muñecos de ventriloquia. En la muerte alrededor de ti; y su voluntad
Sus decisiones son firmes siempre, y grandes. Para las cosas pequeñas, es Te eclipsará: quédate quieto.
indecisa, voluble y volátil. No tiene muy buena memoria y no funciona bien bajo
presión. Julia suele caminar en la misma dirección hasta que encuentra alguna EDGAR ALLAN POE
cuerda, cinta o hilo que se le enrede en los pies, entonces en seguida toma el
camino contrario.
Un día, su amiga Carmen, le colocó un cordón de zapatos a media pantorrilla para que se tropezara. Julia, por supuesto,
tropezó, se cayó y cuando se levantó, se volteó y caminó hacia otro lado. Seis minutos después, conoció a Miguel.
Cuando son las cuatro y media de una de muchas tardes de la ciudad, Julia sale por la ventana del cuarto de Miguel. Se
dirige a la universidad. Cada vez que Julia sale de ese cuarto, el mundo vuelve a temblar y el tráfico se mueve otra vez en cámara
rápida.
Esta vez, Julia camina hacia la universidad para buscar su reporte de calificaciones. Se tarda más o menos media hora en
llegar de casa de Miguel a la uni. Cuando va entrando a las oficinas, repica su celular. No le da tiempo contestarlo. El número es un
conjunto de números impares desconocidos para ella. Lo marca para llamar y saber quién era. En ese momento, advierte que hay un
chico sentado en una banca increíblemente húmeda por la lluvia. Cree reconocer al chico de algún sitio. El número era equivocado.
Se enternece con el perro.
María Ocando Finol. 2do Premio de Cuento. La Grapa Literaria. Escuela de Letras
MÁS ALLÁ
Más allá de tu nombre y de mi nombre,
qué será este esperar sin esperanza…
Novela: es un espejo que paseamos a lo largo de un
Día, s. Período de veinticuatro horas en su mayor parte desperdiciado. camino. SAINT-REAL.
Dulce María Loynaz (Poeta cubana)
Se divide en el día propiamente dicho y la noche o día impropiamente
dicho; el primero se consagra a los pecados financieros y la segunda a
los otros pecados. Estas dos clases de actividad social se
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complementan.
Diccionario del Diablo. Ambrose Gwinet Bierce
3. Alejo Carpentier. El adjetivo y sus arrugas
LA LUNA ASOMA Los adjetivos son las arrugas del estilo. Cuando se inscriben en la poesía, en la prosa, de modo natural,
sin acudir al llamado de una costumbre, regresan a su universal depósito sin haber dejado mayores huellas en
Cuando sale la luna una página. Pero cuando se les hace volver a menudo, cuando se les confiere una importancia particular, cuando
se les otorga dignidades y categorías, se hacen arrugas, arrugas que se ahondan cada vez más, hasta hacerse
se pierden las campanas
surcos anunciadores de decrepitud, para el estilo que los carga. Porque las ideas nunca envejecen, cuando son
y aparecen las sendas ideas verdaderas. Tampoco los sustantivos. Cuando el Dios del Génesis luego de poner luminarias en la haz del
impenetrables. abismo, procede a la división de las aguas, este acto de dividir las aguas se hace imagen grandiosa mediante
palabras concretas, que conservan todo su potencial poético desde que fueran pronunciadas por vez primera.
Cuando sale la luna, Cuando Jeremías dice que ni puede el etíope mudar de piel, ni perder sus manchas el leopardo, acuña una de
el mar cubre la tierra esas expresiones poético-proverbiales destinadas a viajar a través del tiempo, conservando la elocuencia de una
y el corazón se siente idea concreta, servida por palabras concretas. Así el refrán, frase que expone una esencia de sabiduría popular
de experiencia colectiva, elimina casi siempre el adjetivo de sus cláusulas: "Dime con quién andas...", " Tanto va
isla en el infinito.
el cántaro a la fuente...", " El muerto al hoyo...", etc. Y es que, por instinto, quienes elaboran una materia verbal
destinada a perdurar, desconfían del adjetivo, porque cada época tiene sus adjetivos perecederos, como tiene
Nadie come naranjas sus modas, sus faldas largas o cortas, sus chistes o leontinas.
bajo la luna llena. El romanticismo, cuyos poetas amaban la desesperación -sincera o fingida- tuvo un riquísimo arsenal de
Es preciso comer adjetivos sugerentes, de cuanto fuera lúgubre, melancólico, sollozante, tormentoso, ululante, desolado, sombrío,
fruta verde y helada. medieval, crepuscular y funerario. Los simbolistas reunieron adjetivos evanescentes, grisáceos, aneblados,
difusos, remotos, opalescentes, en tanto que los modernistas latinoamericanos los tuvieron helénicos,
marmóreos, versallescos, ebúrneos, panidas, faunescos, samaritanos, pausados en sus giros, sollozantes en sus
Cuando sale la luna
violonchelos, áureos en sus albas: de color absintio cuando de nepentes se trataba, mientras leve y aleve se
de cien rostros iguales mostraba el ala del leve abanico. Al principio de este siglo, cuando el ocultismo se puso de moda en París, Sar
la moneda de plata Paladán llenaba sus novelas de adjetivos que sugirieran lo mágico, lo caldeo, lo estelar y astral. Anatole France,
solloza en el bolsillo. en sus vidas de santos, usaba muy hábilmente la adjetivación de Jacobo de la Vorágine para darse "un tono de
época". Los surrealistas fueron geniales en hallar y remozar cuanto adjetivo pudiera prestarse a especulaciones
Federico García Lorca Sé, poéticas sobre lo fantasmal, alucinante, misterioso, delirante, fortuito, convulsivo y onírico. En cuanto a los
nunca mientes existencialistas de segunda mano, prefieren los purulentos e irritantes.
pero sigue cruzando Así, los adjetivos se transforman, al cabo de muy poco tiempo, en el academismo de una tendencia
Texto leído en el recital poético tus dedos literaria, de una generación. Tras de los inventores reales de una expresión, aparecen los que sólo captaron de
del 28 de octubre: “Versos ella las técnicas de matizar, colorear y sugerir: la tintorería del oficio. Y cuando hoy decimos que el estilo de tal
Brujos” por los participantes del autor de ayer nos resulta insoportable, no nos referimos al fondo, sino a los oropeles, lutos, amaneramientos y
Milka García
seminario “La voz del cuerpo
orfebrerías, de la adjetivación.
poético”
Y la verdad es que todos los grandes estilos se caracterizan por una suma parquedad en el uso del
adjetivo. Y cuando se valen de él, usan los adjetivos más concretos, simples, directos, definidores de calidad,
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consistencia, estado, materia y ánimo, tan preferidos por quienes redactaron la Biblia, como por quien escribió el
O ENVÍA UN PAR DE TUS TEXTOS A: REFUGIO_DE_LUZ_2009@HOTMAIL.COM. Quijote.
4. LOGRAMOS SALVAR A TODOS Incluso la vida
Incluso la muerte
11/2009 Todo incluso.
III
Nada se escapa,
huyes en vano amigo mío,
La Sra. Magdalena tiene 43 años y una sola gran historia que contar. Se incluso tú y yo.
enamoró de Diego, un escritor margariteño. Se casó con Joaquín, un publicista Nada excepcional.
caraqueño. ¿Qué pasó en el medio? Abuelos, padres y prestigio social. Al fin y al ¿De qué te sorprendes?
cabo no es ni siquiera una buena historia, pero es su historia.
MAYLI QUINTERO
De día, es profesora de literatura en un colegio católico privado del nor-
oeste. Sus alumnos creen en sus reversiones del Mío Cid como en la Divina
Palabra. A la hora del recreo, se sienta en la plazoleta a leer y casi nunca habla Resbalé en la luz de la luna buscando el alma de tu beso
con los demás profesores. trastorno tu paladar marchito de vientre de cuna
De noche, Magdalena es un almacén de quejas. Recibe principalmente, por el rincón de tu mirada paseo sin ser visto.
las quejas del señor Joaquín, quien se queja porque la comida no estuvo lista a
tiempo, por los programas que hay en la tele, de la situación económica, y del Pobre corazón que se desvela a desdeña del suelo
tráfico de la ciudad. Siempre, o casi siempre, el señor Joaquín concluye su fructífero alivio del poeta sin venas
soliloquio con una expresión cualquiera que pone de manifiesto su fugitivo repitiendo constantemente tu nombre.
interior.
Aquí me tienes, en el soplo de tu mano
María Ocando Finol. 2do Premio de Cuento. La Grapa Literaria. Escuela dispuesto a tu cintura colmada de versos
de Letras imponente calificativo para tu resplandor profundo.
ESPÍRITUS DE LOS MUERTOS Por el recodo de la vida deslumbro mi pobreza
soy el molino del Quijote
III Sacerdote de malditas palabras.
La noche, aunque clara, arrugará la frente, Ahora tirito al saber amar
Y las estrellas no mirarán hacia abajo, Amar de tanta ponzoña
Desde sus altos tronos en el cielo, Ahora tiemblo por tu caridad.
Con luz como la Esperanza dada a los mortales, UNA PALABRA
Pero sus ojos rojos, sin rayo, No cuelgo la hebilla del pasado
Una palabra, sólo una palabra:
Para tu fatiga parecerán algo impuro no me permite
Como una quemazón y una fiebre Y de pronto la vida se me llenó de luz… me detengo antes de velar tus ojos.
Que se pegaría a ti para siempre. Sueños que me invaden en un minuto plano.
EDGAR ALLAN POE Jhoedy González
Dulce María Loynaz (Poeta cubana)