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El explorador de África (1)
David Livingstone nació en 1813 en Escocia. Ya que su familia era pobre,
tuvo que trabajar desde sus diez años en una fábrica de telas. Trabajaba
14 horas cada día y después del trabajo iba dos horas al colegio. En
las noches le encantaba leer; sobre todo la geografía le fascinaba.
Soñaba con viajar y descubrir territorios no conocidos.
Una decisión importante
De adolescente, David conoció al misionero pionero Roberto
Moffat. Éste le enseñó un mapa de África y le mostró una región
desconocida. Le dijo:
– Allí jamás ha llegado un misionero. Este será tu campo de acción.
Después de este encuentro, David entregó su vida completamente
al Señor Jesucristo. Le dijo que estaría dispuesto a ir a África por Él.
Preparativos
David trabajó duro en la fábrica. Después de varios años le ascendieron a
otro puesto donde ganaba un poco más de dinero. Esto le permitió inscribirse en la universidad. Quería estudiar medicina, pues no sólo quería predicar a la gente sino también brindarles ayuda práctica.
Además estudiaba varios idiomas.
Salida al lugar de su vocación
Por fin estuvo listo para salir hacia África. Su
viaje fue en barco de vela. David aprovechó bien el tiempo, predicándoles a los
marineros. Después de tres meses llegó
a la costa africana de donde siguió su
viaje directamente al interior.
David Livingstone era joven, pero estaba
decidido servir a Dios. En la próxima edición te contaremos de las aventuras que
experimentó en África.
Narrado por Hartmut
Decide tú
también entregar tu
vida completamente a
Dios.
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Solución de la sopa de letras
del N° 41: HONRA
Con cariño,
Choclito
Versículo
para memorizar:
Oí la voz del Señor,
que decía: ¿A quién
enviaré, y quién irá
por nosotros? Entonces respondí yo:
Heme aquí, evíame
Isaías 6:8
a mí.
4. Habla Señor,
porque tu
siervo oye
¿Sabías que para servir a Dios no
existe una edad determinada? Lo
que significa que tú también puedes
servir a Dios. Veamos la historia de
un niño, que fue llamado a trabajar
para el Señor y para llevar su palabra:
Este niño se llamaba Samuel. Él ministraba y acompañaba al sacerdote Elí
en el templo del Señor.
“Samuel, Samuel”
Un día Samuel dormía en el templo, y
algo lo despertó: una voz lo llamaba:
– Samuel, Samuel.
Pero él no sabía quién era. Pensó que
era Elí y corrió a su habitación para
ver qué necesitaba:
– Aquí estoy, ¿para que me llamaste?
Imagínense la cara de Elí, él no había
llamado a Samuel; estaba durmiendo
y no había escuchado ninguna voz.
Por eso le dijo a Samuel:
– Hijo mío, yo no te he llamado.
Vuelve a dormir.
Samuel, obedeció y volvió a su cama.
Sin embargo, no pudo dormir mucho.
Nuevamente oyó:
– Samuel, Samuel.
Pensando que Elí lo necesitaba, corrió hacia él preguntando:
– Aquí estoy, ¿para qué me llamaste?
Elí volvió a decirle que no lo había
llamado, que volviera a acostarse…
Si Elí no llamaba a Samuel ¿quién lo
hacía?
5. ia
or
st
hi
a
ic
bl
bí
Por tercera vez, oyó su
nombre:
– Samuel, Samuel.
Nuevamente corrió a Elí,
pero él no era quien lo llamaba… Entonces Elí comprendió: Dios era quién llamaba a Samuel. Sólo que Samuel
era un niño y nunca había oído
la voz de Dios. En su corazón,
Samuel quería trabajar para el
Señor, y a pesar que lo hacía en el
templo, Dios tenía otro plan para él.
Por eso, Elí le dijo al niño:
– La próxima vez que te llamare,
contesta: “Habla Señor, porque tu
siervo oye”.
¡Qué bellas palabras! Pero, ¿qué habrá hecho Samuel? ¿Sabía lo que significaban?
Un corazón obediente
Cuando volvió a escuchar su nombre,
Samuel contestó:
– Habla Señor, porque tu siervo oye.
¡Esas eran las palabras que Dios
quería escuchar! Samuel estaba dispuesto a oír a Dios y hacer lo que Él
le pidiese. Por ello, el Señor le reveló
su misión: debía contar el plan de
Dios. Cuando
se hizo de día,
el sacerdote
le pidió a
5
Samuel que le revelara lo que Dios
le había dicho. Al principio, Samuel
temió contárselo. Sin embargo, y a
pesar de su temor, el pequeño Samuel contó a Elí lo que Dios le había
dicho. Desde ese entonces, Samuel,
aún siendo un niño, se convirtió en
Mensajero de Dios y guió al pueblo de Israel toda su vida, haciendo
siempre la voluntad de Dios.
Una bella misión
A veces tenemos temor de contar
el maravilloso mensaje de salvación.
Sin embargo, Dios nos da la seguridad de que va a estar con nosotros,
como estuvo con Samuel. Confía en
el Señor, habla con él por medio de
la oración, escucha lo que te dice a
través de la Biblia y compártelo con
tus amigos y papás. Di como Samuel:
“Habla Señor, porque tu siervo oye”.
Historia bíblica basada en
1 Samuel 3, por Damaris
Dios no
solamente necesita a
la gente adulta.
7. n
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ac
lic
ap
7
Un propósito para tu vida
¡Cuántas cosas hemos aprendido en esta edición! Dios
tenía un propósito para Samuel. Él debía contarles a
todos lo que Dios le había dicho. Pero… ¿no era demasiado pequeño Samuel para esto? Acaso ¿no había
personas adultas que pudieran realizar esta tarea? Claro que había
personas mayores que él, pero ninguna tenía el corazón de aquel
pequeño. El corazón de Samuel estaba lleno de ganas de seguir
a Dios y obedecerle.Y debido a esto Dios le enseñó y lo ayudó
en todo, para que pudiera cumplir su propósito.
Como ya habrás visto, no importa la edad que tengas, siempre
puedes servir a Dios.Y así como Él tenía un propósito para la
vida de Samuel también tiene uno para tu vida. Samuel fue
un gran siervo y comunicó a otros las palabras de Dios. Tú
también puedes llegar a ser una persona muy útil para Él.
En el futuro tal vez seas misionero, pastor, evangelista
y lleves el mensaje de Dios a muchos lugares. Así
podrás lograr que muchas personas conozcan
el mensaje de Dios a través de ti. O te quiere
usar como gran profesional para su gloria. Por
eso debes estar dispuesto, prepararte y tener
muchas ganas de servir a Dios.
Mónica
plan
vida
Dios
tu
tiene
un
para
?
La frase:
1
2
3
4
5
Une las herramientas con los
profesionales correspondientes y ordena las
palabras encima de cada herramienta de acuerdo a
los números de los profesionales.
6
7
8. Pequeñas misiones
Dejar de jugar un rato y
ayudar en casa, tal vez no
sea de lo más divertido.
Sin embargo, resulta un
gran entrenamiento para nuestra vida.
Y de seguro será una gran ayuda para
nuestra familia. Imagínate lo feliz que
se pondría mamá cuando nos levantamos y ordenamos nuestro cuarto.
Recuerda siempre que ella es una
sola, y además de trabajar debe atender a toda la familia.
Por eso no dudemos
nunca en darle una
mano.
Ofrecernos
para secar los platos,
o barrer el patio resulta de gran ayuda
para ella y nuestra
familia. No nos hará
daño, más bien nos
hace fuertes.
Si alguien nos necesita y pide nuestra colaboración, vayamos de prisa
y sin rezongar. Eso nos ayudará a ser
diligentes, ordenados y trabajadores.
Gente que es así alcanza mucho en
la vida. ¡Que gran entrenamiento! Si
podemos ser fieles en estas pequeñas
cosas, Dios no tardará en darnos misiones más grandes en el futuro.
Mónica
Redacción «Rescatados» • Mensaje de Paz
Casilla 139 • La Paz - Bolivia
Publicación bimestral dedicada a los niños.
email: rescatados@mensajedepaz.org
Para adultos y jóvenes recomendamos el
periódico mensual Mensaje de Paz.
www.mensajedepaz.org
Al que es
fiel en lo pequeño, Dios
le encargará cosas más
grandes.
¡Envíanos tu foto para que la publiquemos en este espacio!
ed sec
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