2. La esperanza del hombre en Dios.
Defenderse de la mentira.
Aferrarse a la esperanza.
La esperanza consumada.
La esperanza divina para el hombre.
Comienzo del plan de salvación.
Desarrollo del plan de salvación.
Aunque no tenía la Palabra de Dios escrita tal como la conocemos hoy, Job tenía
suficientes indicios del plan de salvación divino como para aferrarse a la
esperanza de un Salvador.
3. “Porque ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira;
sois todos vosotros médicos nulos. Ojalá callarais por
completo, porque esto os fuera sabiduría” (Job 13:4-5)
Tras los discursos de sus amigos, Job llega a la conclusión de que ellos mienten
acerca de dos puntos principales:
1. Mienten acerca de Job. Razonan que Job sufre por un pecado oculto. Pero Job
ya conoce ese razonamiento (Job 13:2) y sabe que no es cierto en su caso.
Sus amigos pensaban que
estaban defendiendo a Dios, sin
embargo hubiera sido mejor no
hablar que equivocarse al
hacerlo (Proverbios 17:28)
2. Mienten acerca de Dios.
“¿Hablaréis iniquidad por
Dios? ¿Hablaréis por él
engaño?” (Job 13:7). Dios
mismo declaró sobre
ellos: “no habéis hablado
de mí lo recto” (Job 42:7).
4. “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré; No obstante,
defenderé delante de él mis caminos” (Job 13:15)
Aunque pensaba que Dios lo estaba tratando
injustamente, Job retuvo su esperanza en Él.
Aunque Dios mismo permitiese o provocase las
circunstancias que le llevaran a la tumba, seguiría
esperando en Él.
¿Qué esperaba Job? ¿En qué tenía puesta su
esperanza?
Evidentemente, no en esta tierra. Él esperaba un
encuentro con Dios más allá de la tumba (Job 19:26).
Al ver cómo se condujo Job en los momentos
buenos y en los malos, bien puede decirse de él lo
que se dijo de Abraham: “¿No ves que la fe actuó
juntamente con sus obras, y que la fe se
perfeccionó por las obras? Y se cumplió la
Escritura que dice: Abraham [Job] creyó a Dios, y
le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de
Dios” (Santiago 2:22-23).
5. “Y él mismo será mi salvación, porque no entrará en
su presencia el impío” (Job 13:16)
Siguiendo el discurso de Job, observamos que su esperanza se centraba en la
salvación que Dios le ofrece. Ésta, según él, se verá consumada en el momento en
que entre en la presencia divina.
Siglos más tarde, Pablo explicó cuál
era nuestra seguridad de que esta
esperanza fuese consumada: la
resurrección de Cristo (1Co. 15:12-22).
La resurrección de Jesús nos asegura
nuestra propia resurrección. En la
Segunda Venida, todos los que
hayamos puesto nuestra esperanza
en Cristo –desde Adán hasta Job y
hasta los que vivamos entonces–
podremos ver cara a cara al Salvador,
“y así estaremos siempre con el
Señor” (1Ts. 4:17).
6. “La vida en Cristo es una vida de reposo. Tal vez no haya
éxtasis de los sentimientos, pero debe haber una
confianza continua y apacible. Tu esperanza no se cifra
en ti mismo, sino en Cristo. Tu debilidad está unida a su
fuerza, tu ignorancia a su sabiduría, tu fragilidad a su
eterno poder. Así que no has de mirar a ti mismo ni
depender de ti, sino mirar a Cristo. Piensa en su amor,
en la belleza y perfección de su carácter. Cristo en su
abnegación, Cristo en su humillación, Cristo en su
pureza y santidad, Cristo en su incomparable amor: tal
es el tema que debe contemplar el alma. Amándole,
imitándole, dependiendo enteramente de Él, es como
serás transformado a su semejanza” E.G.W. (El camino a Cristo, pg. 70)
7. “Nuestra esperanza es la vida eterna, la cual Dios, que no
miente, ya había prometido antes de la creación” (Tito 1:2 NVI)
“Si el hombre peca, Yo lo salvaré”,
este es el compromiso que Dios
hizo con sigo mismo. Ésa es
nuestra esperanza.
¡Y esto ocurrió antes de que el
hombre fuese creado! Nuestra
salvación se fraguó cuando ni
siquiera existíamos, cuando la
caída era solo una remota
posibilidad.
En su presciencia, Dios sabía, aun
antes de la creación del mundo,
que la humanidad caería en el
pecado y preparó un plan de
salvación. Una esperanza para la
raza humana caída.
8. Desde el momento en que Adán y Eva pecaron, el plan de salvación entró en
acción. En la Biblia, Dios fue mostrando paulatinamente su plan. Ahora nosotros,
“a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1Co. 10:11) podemos ver ese
plan desarrollado desde la promesa hasta su consumación final.
9.
10.
11.
12. “Tomad tiempo para estudiar la Biblia, el Libro de los
libros. Nunca hubo un tiempo más importante que
ahora para que los seguidores de Cristo estudien la
Biblia. En todas partes hay influencias engañosas, y es
esencial buscar consejo en Jesús, el mejor amigo. El
viajero puede encontrar el camino de la vida mediante
la fe y la obediencia, bajo el sol de la justicia de Cristo.
Pero, ¿cómo entenderemos lo que esto significa si no
entendemos la Biblia? Es en la Palabra de Dios donde el
deber es expuesto claramente y todo lo relacionado con
la vida religiosa es presentado en forma definida. El
plan de salvación entero es delineado, y la ayuda para el
alma es señalada. La forma en que el creyente puede
llegar a la plenitud en Cristo está plenamente revelada”
E.G.W. (Hijas de Dios, pg. 75)